A ver, yo te voy a detallar a grosso modo lo que es un embarazo/parto/lactancia estándar de madre primeriza.Claro, eso lo sé, pero por ejemplo, leí que cuando das a luz tienen que ponerte puntos ahí abajo y cosas así que quizás tú puedes decir, es lógico mujer, pues yo no lo sabía y me shockeo.
Otra chica leí su mala experiencia con la lactancia etc... A esas cosas me refiero que no es en sí el tema del bebé si no las "consecuencias" de tu cuerpo tras eso.
O madres que dan a luz y no tienen esa conexión, son cosas que pueden pasar o no, pero me gusta estar prevenida y saber que puede pasar.
Te quedas embarazada, al principio normalmente te da por leerte medio internet, obsesionarte con la alimentación y los cuidados y tener mucho acojone de hacer cualquier cosa que pueda perjudicar el embarazo. Luego ves que la cosa sigue como si nada y se te pasa un poco la neura.
Al principio puedes tener una etapa de bastantes náuseas. Normalmente al segundo trimestre más o menos se te van pasando y empiezas a tener más hambre que el perro del Lazarillo. El ginecólogo cada vez que vas y te pesa pone cara de circunstancias. Tu momento top de cada trimestre es ir a ver la ecografía de tu hijo, que en la imagen en realidad podría ser un niño o una masa de pizza, pero tu suegra dirá que ya le ve parecido con tu marido.
El cuerpo te empieza a cambiar poco a poco y te da mucha curiosidad. Te pones potingues en la barriga porque te dicen que si no, te quedarán estrías. Te entra un subidón hormonal donde te ves más guapa, con más pelo y mejor piel, o todo lo contrario. Te entran ganas de chingar las 24 horas del día, o todo lo contrario.
Por más o menos ese periodo (creo) te harán la curva de la glucosa, que es para determinar si tienes diabetes gestacional o no. Lo más frecuente es no tenerla, pero no quita que no te pueda tocar. En cuyo caso no podrás comer cual gorrina y acabarás el embarazo con un tipín que ni Pilar Rubio recién parida.
El segundo trimestre se te empieza a notar bastante y descubres varios superpoderes de la barriga de embarazada, a saber: conseguir que te cedan sitio en las colas o en el bus, que te traten como un delicado y precioso objeto de cristal y que hasta tu suegra está más simpática contigo, ahora que eres el receptáculo de su precioso heredero. Las náuseas ya se te han quitado y no tienes grandes molestias físicas, este suele ser el trimestre mejor de todos.
Al tercero empieza a costarte coger postura para dormir y puede que te entre ciática y dolor de espalda. Te dirán que aproveches el tiempo que tienes ahora, porque luego no lo vas a tener y pasarás las tardes tumbada en el sofá viéndote medio Netflix y viendo como tu futuro hijo da saltitos en tu barriga.
Los dos últimos meses: te entran los acojones de cara al parto. Te lees foros donde no paras de encontrarte gente contando experiencias a cada cual más creepy. Te entra agobio existencial pensando que todas ellas te van a pasar a ti. Por esta parte, te vas pensando en qué hospital vas a parir. Si tienes uno cerca de casa, normalmente será ése.
Armas el cuarto del bebé, compras más cosas de las que vas a necesitar en toda tu vida (y la suya) y lo reorganizas 250 veces.
A medida que se acerca el día del parto, te van dando contracciones. Sí, se tienen contracciones sin necesidad que sean de parto. No son dolorosas. Vas al hospital 15 veces y te dicen que no vuelvas hasta que tengas contracciones de parto, que son distintas que las otras. Todo esto con un suspiro en plan "ya estamos con la primeriza de turno...". Entretanto, tendrás que ir alguna vez a monitores. Esto quiere decir que en el tercer trimestre tienes una cita médica en el hospital para que te monitoreen el barrigón y vean las constantes vitales y esas cosas. Suena aterrador, pero es totalmente rutinario.
Un día te vienen las contracciones de parto y como ya has ido 15 veces antes y te han explicado que son distintas que las otras, ya las identificas. Ya empieza a doler un poco, pero nada intolerable. Si rompes aguas notarás como si se hubiera desparramado un globo de agua caliente entre tus piernas y puede que a partir de ahí notes dolores más fuertes. Pero igual rompes aguas en el hospital y ya estás epiduralizada y ni te enteres.
La epidural: es un pinchazo en la base de la espalda. Si ya tienes dolores de parto en ese momento, pasará sin pena ni gloria, porque comparado con eso, no es nada.
Los dolores de parto: según cada cual, pero suelen ser intensitos. A partir de que te ponen la epidural (si has optado por ponértela) te quedas medio insensible de cintura para abajo. Si no se complica y es parto natural, te dirán que empujes y te dirán cómo y cuándo. Si se complica, te meterán en cesárea rápido. Si el bebé sale con algún problema, lo pasan a incubadora y tú descansas. Si sale bien, te lo plantan en la barriga para que hagas piel con piel y salvo que seas una madre del tipo "Virgen María", lo normal es que más que conexión mística, te entre agobio existencial por la responsabilidad que te ha caído. Eso sí, tu agobio no será incompatible con maravillarte de lo bien hecho que está tu hijo, lo pequeñitos que tiene los dedos y lo lindo que es, aunque objetivamente parezca más un monito que una persona. Este es un síntoma previo de la bipolaridad que marcará tu vida a partir de ahora y empezarás a entender cómo es posible querer a tu hijo con todo tu corazón en unas ocasiones y estar deseando darlo en adopción en otras ocasiones. No te preocupes: es normal.
En el hospital tendrás varios días de visitas familiares (si lo queréis así) que te traerán regalos y lanzarán opiniones, por lo general impertinentes. Estarás relativamente a gusto porque te traen la comida hecha tres veces al día y si te entra un ataque de pánico maternal, puedes pulsar un botón y vienen a ayudarte.
Te costará ir al baño por primera vez para hacer kk ,porque ahí abajo notas que tienes un pifostio y te da inseguridad. Te dicen además que les avises cuando vayas al baño para comprobar que tu aparatamen sigue funcionando óptimamente. El mío estaba todo OK, así que no sé que pasaría en el caso de que no fuera así, supongo que te hacen alguna componenda. Los primeros días llevarás unos compresones tremendos porque el cuerpo se va autolimpiando de restos y durante un tiempo mancharás. No tendrás ningún glamour, pero vamos, que en esos momentos el glamour te va a dar igual.
Ah, los puntos en el xixi: a veces los ponen, otras veces no. Yo parí por abajo y no tuve puntos de ningún tipo.
Recibes el alta en el hospital y te enfrentas al momento de la verdad: llegas a casa con un crío con el que ni tú ni tu marido tienen repajolera idea de cómo atender. ¡Empieza la fiesta!
Lactancia: si todo va bien, el bebé se va retrepando hacia tu pecho y se engancha solo, va en el instinto. Los primeros días tendrás molestias en los pezones y te dirán que te eches lanolina o cremas. En esta etapa como estarás mucho tiempo tirada por un sofá con un niño en los brazos, aprovecharás para leer todo tipo de cosas sobre lactancia. Si no consigues darle bien el pecho por el motivo que sea, te sentirás culpable, pero vete acostumbrándote lo de la culpa va muy en el pack de la maternidad.
Los primeros días puede venirte un bajón hormonal (recuerda, todo lo que sube, baja). Te pones a llorar como si tu vida se hubiera acabado y sientes un drama tremendo sin saber porqué. ¿No se supone que debería estar feliz? te preguntarás. Pues va a ser que no, va a ser que estás reventada, mal dormida, cambias pañales 25 veces al día y la mitad de las veces que tu hijo llora no sabes porqué. La gente te dará consejos contradictorios que te volverán loca y te sentirás culpable por todo, hasta que empieces a darte cuenta de que la gente tiene más bien poca idea y aprendas a que todo te resbale y hacer lo que tú (y tu pareja) consideres, porque lo que le vale a vuestro hijo, sólo lo sabréis vosotros.
En los primeros tres meses, habrás ido a urgencias 15000 veces por causas irrelevantes, pero ¿y lo tranquila que te quedas?
Y no nos olvidemos de la cuestión del dormir: si te toca la lotería y tu bebé es un dormilón, esa suerte que has tenido. Si tienes un niño normal y corriente, al principio duermen de día más que de noche y de forma interrumpida y aún encima a las 5 de la mañana es más que posible que tengan una hora de llorera inconsolable por los famosos cólicos. No hablemos de si tienes el típico bebé que no soporta ni la cuna, ni el cochecito. Tu visión idílica de tu tierno bebé dormitando pacíficamente al lado de tu cama o dejándose pasear tranquilo se dinamitará en mil pedazos. Acabarás descubriendo que en el único sitio donde el bebé está de p...madre es en tus brazos o en los de su padre. Esto significa que tu bebé tiene un instinto de supervivencia magníficamente afinado, pero nada compatible con la vida cotidiana normal. Te desesperarás viendo que la casa está cada vez más descuidada y que conseguir separarte de tu niño tres minutos para darte una ducha es misión casi imposible. Te olvidarás de lo que es una manicura, una pedicura o simplemente un corte de pelo. Tu vida parece ser una sucesión de cambiar pañales, dar teta, calentar y dar biberones y calmar lloros.
Te dirán que acoples tus horas de sueño a las del bebé y te descubrirás durmiendo en cualquier esquina.
No todo es tan catastrófico como parece.
Tendrás ratos inolvidables.
Cuando tu bebé te sonría por primera vez, se te caerá la baba al suelo.
Cuando te diga mamá, ni te cuento.
Tendrás momentos de pecho o biberón con el bebé mirándote como si fueras la cosa más grandiosa del mundo (y para él lo eres, en ese momento).
Puede que al principio no sientas ni amor incondicional, ni conexión mística, pero tras meses de tenerlo en los brazos, darle de comer, cambiarle los pañales, bañarle en su bañerita, acariciarle, besarle, admirar lo lindo que es, oír sus ruidillos y verle evolucionar, te aseguro que indiferente, como mínimo, no te será.
Y mil millones de cosas más.
Obviamente no siempre es todo así, he querido dar una visión general sin tener en cuenta variables más imprevisibles, simplemente para que te hagas una idea y evitando romantizar o idealizar. Lo que cuento son situaciones reales y sentimientos reales. Espero que te sirva!
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