Totalmente de acuerdo contigo en el segundo párrafo. Viena me encantó, pero Budapest me pareció que tenía “ese aquel” que me gustó más.Amberes. Quizás porque justo antes había ido a Ámsterdam y después a Gante, pero me la podría haber ahorrado sin problema. Es una ciudad grande sin más chicha ni limoná que cualquier otra ciudad grande europea.
Me pasó un poco con Viena. Es preciosa, sí, pero es tan grande que no tiene el encanto de Praga o Budapest, a las que también fui justo antes y después.
Edito para añadir que con Nueva York me pasó algo curioso: mientras estaba allí la disfruté pero también hubo cierto punto de decepción. Sin embargo, con el paso del tiempo la recuerdo con cierto cariño y ganas de volver.