Abro este hilo desde la indignación y esperando que me contéis si habéis vivido situaciones de este tipo y como habéis respondido.
Hoy una señora en el parque se ha acercado con su nieto a mi hijo de un año. Mi hijo estaba comiéndose un plátano tan felíz y la señora salta y le dice a su nieto “mira el bebé como se come un plátano, por eso está tan gordito”. Ahí ya se me ha levantado la ceja mirando a la señora, pero no he dicho nada.
Seguía hablándome y me pregunta cuanto tiempo
tiene mi hijo, le respondo que un año y me contesta, “pero un año y cuanto?”, a lo que yo le he respondido “un año y nada más, los cumplió hace 5 días”. Su respuesta ha sido “madre mía pues sí que está gordo para tener un año, debe comer mucho”.
Me he cabreado mucho y aún no entiendo por qué no le he contestado con una de las mías, igual porque era muy temprano y no tenía ganas de discutir, pero llevo todo el día dándole vueltas.
Con a penas un año he tenido que escuchar mil veces lo gordo que está mi hijo, tanto de personas cercanas como de desconocidos. Estoy harta de que la gente opine sobre el físico de los demás y aunque mi hijo aún ni lo entiende, llegará un momento en que sí lo hará. Así que he decidido que a partir de ahora pienso responder a todo el que se tome la libertad de opinar sobre su físico. No conseguiré reeducar a estas personas, pero al menos creo que enseñaré a mi hijo como debe de actuar.
No dejo de leer y escuchar que estamos criando una generación de cristal o “intocables” y esto viene sobretodo de personas más mayores que entiendo que han recibido otra clase de educación. Pero es que luego nos preguntamos por qué hay tantos casos de bullying, de trastornos de la alimentación, etc. Si los hijos y nietos de estas personas crecen normalizando que se puede opinar sobre físico ajeno, los que nos esforzamos en criar lo contrario, no conseguiremos nada.
Me toca la moral especialmente este tema porque yo he sufrido trastorno de la alimentación y dismorfia corporal toda mi vida y le echo gran parte de culpa a las opiniones de los demás sobre mi cuerpo.
Hoy una señora en el parque se ha acercado con su nieto a mi hijo de un año. Mi hijo estaba comiéndose un plátano tan felíz y la señora salta y le dice a su nieto “mira el bebé como se come un plátano, por eso está tan gordito”. Ahí ya se me ha levantado la ceja mirando a la señora, pero no he dicho nada.
Seguía hablándome y me pregunta cuanto tiempo
tiene mi hijo, le respondo que un año y me contesta, “pero un año y cuanto?”, a lo que yo le he respondido “un año y nada más, los cumplió hace 5 días”. Su respuesta ha sido “madre mía pues sí que está gordo para tener un año, debe comer mucho”.
Me he cabreado mucho y aún no entiendo por qué no le he contestado con una de las mías, igual porque era muy temprano y no tenía ganas de discutir, pero llevo todo el día dándole vueltas.
Con a penas un año he tenido que escuchar mil veces lo gordo que está mi hijo, tanto de personas cercanas como de desconocidos. Estoy harta de que la gente opine sobre el físico de los demás y aunque mi hijo aún ni lo entiende, llegará un momento en que sí lo hará. Así que he decidido que a partir de ahora pienso responder a todo el que se tome la libertad de opinar sobre su físico. No conseguiré reeducar a estas personas, pero al menos creo que enseñaré a mi hijo como debe de actuar.
No dejo de leer y escuchar que estamos criando una generación de cristal o “intocables” y esto viene sobretodo de personas más mayores que entiendo que han recibido otra clase de educación. Pero es que luego nos preguntamos por qué hay tantos casos de bullying, de trastornos de la alimentación, etc. Si los hijos y nietos de estas personas crecen normalizando que se puede opinar sobre físico ajeno, los que nos esforzamos en criar lo contrario, no conseguiremos nada.
Me toca la moral especialmente este tema porque yo he sufrido trastorno de la alimentación y dismorfia corporal toda mi vida y le echo gran parte de culpa a las opiniones de los demás sobre mi cuerpo.