No es nada sorprendente. Hace más de cuarenta años que comenzaron a realizarse estudios sobre la problemática que surge en las parejas luego del nacimiento del primer hijo. Y lo que tan livianamente se define como "celos" de sus hijos por parte de los padres, es más profundo que eso. A diferencia de la madre, que "vive" el desarrollo del hijo en su cuerpo, el padre no pasa por esa experiencia. Se encuentra además con que su pareja cambia (todas conocemos los efectos de las alteraciones hormonales en especial durante el embarazo), tiene que cambiar su identidad de solo esposo por la identidad de esposo + padre. Y si sumamos que pocas veces la vida con un bebé recién nacido es tan idílica como se suponía, y que es probable que madre y padre tengan expectativas diferentes no sólo sobre esa nueva vida sino sobre el uno del otro, pues claro que es una receta para el conflicto.
Dicho esto, casi seguro que el que era boludo antes del nacimiento del niño/s, lo seguirá siendo después. Y obviamente hay otros factores que influyen y que vienen de las vivencias personales de cada uno. Cada pareja tiene sus propias peculiaridades y gestionará a su manera (y superará o no) las crisis que se presenten (problemas de salud, pérdida de familiares, dificultades económicas o falta de trabajo). Algunas pueden construir una relación más firme y fuerte, otras no.
Edito: un par de estudios de hace décadas sobre la paternidad. Hace ya tiempo que se percibieron los desequilibrios que se generan tras el nacimiento de un hijo:
Colman & Colman, "The Father: Mythology and Changing Roles", sobre los cambios en el rol del padre en la familia de la época y el impacto de la paternidad en la vida del hombre.
P. A. Cowan, "Changes in marriage during the transition to parenthood: Must we blame the baby?" refiere a las adaptaciones que la pareja debe hacer al recibir su primer hijo, tanto en su relación como en su estilo de vida.
Ambos estudios son de los años '80, más o menos la generación de los padres de las amigas de 30 o 40 años que menciona la OP. Nada nuevo bajo el sol.
Dicho esto, casi seguro que el que era boludo antes del nacimiento del niño/s, lo seguirá siendo después. Y obviamente hay otros factores que influyen y que vienen de las vivencias personales de cada uno. Cada pareja tiene sus propias peculiaridades y gestionará a su manera (y superará o no) las crisis que se presenten (problemas de salud, pérdida de familiares, dificultades económicas o falta de trabajo). Algunas pueden construir una relación más firme y fuerte, otras no.
Edito: un par de estudios de hace décadas sobre la paternidad. Hace ya tiempo que se percibieron los desequilibrios que se generan tras el nacimiento de un hijo:
Colman & Colman, "The Father: Mythology and Changing Roles", sobre los cambios en el rol del padre en la familia de la época y el impacto de la paternidad en la vida del hombre.
P. A. Cowan, "Changes in marriage during the transition to parenthood: Must we blame the baby?" refiere a las adaptaciones que la pareja debe hacer al recibir su primer hijo, tanto en su relación como en su estilo de vida.
Ambos estudios son de los años '80, más o menos la generación de los padres de las amigas de 30 o 40 años que menciona la OP. Nada nuevo bajo el sol.
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