Gente tacaña y agarrada, anécdotas

Pues una cosa en la que pensamos después fue que nosotros fuimos los primeros en irnos, así que en realidad no sabemos si los demás pagaron ese dinero. Porque sé que el hermano olvidadizo y su mujer poder podían pagar esa cantidad, pero los alcohólicos no. Pero vamos, es que estoy segura de que no tenían ese dinero, especialmente a final de mes, ni de coña. Así que es muy posible que los demás pagasen mucho menos. Evidentemente, era todo una forma de sacarle dinero a mi padrastro, lo que no sé es si la señora consiguió sacarles el mismo dinero a sus otros hermanos.

madre mia, como esta el patio! Al final eso de dejar que uno se encargue y luego reparta lo que ha costado nunca sale bien. Aunque me da a mi que lo que hizo esa mujer fue dividir el total de la compra solo entre vosotros 4 y los demás comian de gratis.

Sino no se donde compro porque si erais la mujer con sus dos hijas, 2 hermanos mas con sus respectivas parejas y más el otro niño y vosotros sale a 1260, os tendría que haber puesto una cena que ni los reyes.
 
Primas, a petición popular ahí va mi relato de la semana del infierno en casa de la tacaña más grande que he tenido la desgracia de conocer. Intentaré resumirlo todo lo que pueda.
Antes de nada, para poneros en situación, yo por aquel entonces tenía unos 11 años y era una niña muy delgadita que comía muy poco. Osea, que era bastante difícil que yo pasase hambre en cualquier sitio, menos en esa horrible casa, claro.
Esta mujer (llamémosla Sara) vino a recogerme al salir del trabajo para empezar lo que en principio iban a ser dos semanas de vacaciones en su casa para que yo estuviese con su hija, que por aquel entonces era muy amiga mía (y una tacaña igual que su madre). Cuando llegamos ya era la hora de la cena, por lo que Sara dijo que iba a preparar una tortilla de patatas. Cuando nos sentamos a cenar (Sara, su marido, su hija, su hijo y yo) veo que la tortilla era enana, tenía un tamaño ridículo para 5 personas. Cortan la tortilla y sirven un cachito minúsculo para cada uno. Yo me voy a la cama con hambre. Al día siguiente Sara nos llama a desayunar, ella ya ha desayunado con su marido porque éste se tenía que ir a trabajar, por lo que solo nos sentamos a la mesa mi amiga, su hermano y yo. Sara nos sirve un vaso de leche con colacao, y ya. Pregunto si hay galletas, cereales o algo y me dice que no, que ellos solo desayunan leche. A la hora de la comida había sopa, nada más. Por la tarde Sara se lleva al niño a no sé donde y nos quedamos mi amiga y yo solas en casa. Como estaba muerta de hambre le pregunto si podemos merendar ya, a lo que me dice que en su casa nunca meriendan. Yo le digo a mi amiga que por favor comamos algo, que tengo mucha hambre, y mi amiga me dice que no, que no se puede coger nada sin permiso de su madre, a mí eso me pareció surrealista y como ya no podía más abrí la nevera y cogí un yogur. Mi amiga me dice que allá yo, pero que cuando venga su madre se va a dar cuenta y se va a enfadar. Me como el yogur y nos vamos a su habitación a jugar, al rato escuchamos que Sara vuelve a casa, nosotras seguimos en la habitación jugando cuando de repente escuchamos a Sara gritar "quien se ha comido un yogur??!!" Vamos a la cocina y mi amiga se apresura a decir que fui yo. Yo le digo que tenía mucha hambre y que cuando mi amiga viene a mi casa siempre coge lo que quiere para comer y que pensaba que yo podía hacer lo mismo, me dice que no pasa nada, pero que la próxima vez pida permiso. Los siguientes días transcurren igual, desayunando leche con colacao, y comiendo y cenando raciones absurdas. Un día al acabar de comer Sara me ofreció un plátano de postre y yo casi lloro de felicidad ?. El sábado por la mañana, mientras tomábamos nuestro maravilloso colacao, llega el marido de Sara diciendo "he traído croissants para desayunar!". Yo estaba más feliz que una perdiz, hasta que abren la bolsa y sacan dos croissants. Dos croissants para 5 personas!! Los cortan en cachitos y nos dan un cachito a cada uno. Por la tarde nos vamos todos de paseo, y al rato nos sentamos en una terraza a tomar algo. Sara y su marido se piden unas bebidas y a nosotros nos piden un vaso de agua del grifo que tenemos que compartir entre los tres. Al día siguiente, por la mañana, vamos a visitar a la abuela paterna de mi amiga, que era una señora adorable, la cual nos dio dos euros a cada una para comprar chuches. Por la tarde la misma historia del día anterior, paseo y paradita en una terraza, solo que esta vez, cuando el camarero viene a tomar nota, yo, que estaba hasta los huevos de pasar hambre, cometo la desfachatez de decirle al camarero que quiero un zumo y una napolitana. A Sara casi le da un ataque allí mismo. Cuando me trajeron el zumo y la napolitana Sara lo repartió todo entre los tres (mi amiga, su hermano y yo). Estuvo mosqueada todo el día, pero no me dijo nada. Al día siguiente, a media mañana, le pregunto a Sara si puedo bajar a la tienda de chucherías a comprar algunas chuches para mi amiga y para mí con los dos euros que nos había dado la abuela, me dice que sí y yo aprovecho para ir a una cabina cercana a la tienda para llamar a mi madre y decirle por favor que pusiese cualquier excusa para que Sara me llevase a casa, que lo estaba pasando fatal. Supongo que como la llamé desde una cabina y aún por encima estaba llorando mi madre se asustó muchísimo. Compré unas pocas gominolas con el dinero que me sobró de la llamada y volví a la casa. Cuando llegué Sara me dijo que recogiese mis cosas, que mi madre acababa de llamar pidiéndole que me llevase a casa porque mi hermano pequeño me echaba mucho de menos y no paraba de llorar. No sé si Sara se lo llegó a creer o no, pero bueno, ni hizo preguntas ni dijo nada. Recuerdo el momento de volver a mi casa como de los más felices de mi vida.
 
madre mia, como esta el patio! Al final eso de dejar que uno se encargue y luego reparta lo que ha costado nunca sale bien. Aunque me da a mi que lo que hizo esa mujer fue dividir el total de la compra solo entre vosotros 4 y los demás comian de gratis.

Sino no se donde compro porque si erais la mujer con sus dos hijas, 2 hermanos mas con sus respectivas parejas y más el otro niño y vosotros sale a 1020, os tendría que haber puesto una cena que ni los reyes.

Conociendo a la mujer, que tenía sus propios problemas económicos, no creo que los demás comiesen de gratis, pero estoy segura de que les pidió muchísimo menos dinero. Si consigue sacarles "solo" 10 o 20 € por cabeza, pues eso que han ganado. Pero está claro que la idea era ganar dinero con su merlucita sosa. En mi casa hemos hecho Navidades de 10 y 12 personas con mucha más cantidad de comida y nunca nos hemos acercado a gastar 1000 € en comida.
 
Primas, a petición popular ahí va mi relato de la semana del infierno en casa de la tacaña más grande que he tenido la desgracia de conocer. Intentaré resumirlo todo lo que pueda.
Antes de nada, para poneros en situación, yo por aquel entonces tenía unos 11 años y era una niña muy delgadita que comía muy poco. Osea, que era bastante difícil que yo pasase hambre en cualquier sitio, menos en esa horrible casa, claro.
Esta mujer (llamémosla Sara) vino a recogerme al salir del trabajo para empezar lo que en principio iban a ser dos semanas de vacaciones en su casa para que yo estuviese con su hija, que por aquel entonces era muy amiga mía (y una tacaña igual que su madre). Cuando llegamos ya era la hora de la cena, por lo que Sara dijo que iba a preparar una tortilla de patatas. Cuando nos sentamos a cenar (Sara, su marido, su hija, su hijo y yo) veo que la tortilla era enana, tenía un tamaño ridículo para 5 personas. Cortan la tortilla y sirven un cachito minúsculo para cada uno. Yo me voy a la cama con hambre. Al día siguiente Sara nos llama a desayunar, ella ya ha desayunado con su marido porque éste se tenía que ir a trabajar, por lo que solo nos sentamos a la mesa mi amiga, su hermano y yo. Sara nos sirve un vaso de leche con colacao, y ya. Pregunto si hay galletas, cereales o algo y me dice que no, que ellos solo desayunan leche. A la hora de la comida había sopa, nada más. Por la tarde Sara se lleva al niño a no sé donde y nos quedamos mi amiga y yo solas en casa. Como estaba muerta de hambre le pregunto si podemos merendar ya, a lo que me dice que en su casa nunca meriendan. Yo le digo a mi amiga que por favor comamos algo, que tengo mucha hambre, y mi amiga me dice que no, que no se puede coger nada sin permiso de su madre, a mí eso me pareció surrealista y como ya no podía más abrí la nevera y cogí un yogur. Mi amiga me dice que allá yo, pero que cuando venga su madre se va a dar cuenta y se va a enfadar. Me como el yogur y nos vamos a su habitación a jugar, al rato escuchamos que Sara vuelve a casa, nosotras seguimos en la habitación jugando cuando de repente escuchamos a Sara gritar "quien se ha comido un yogur??!!" Vamos a la cocina y mi amiga se apresura a decir que fui yo. Yo le digo que tenía mucha hambre y que cuando mi amiga viene a mi casa siempre coge lo que quiere para comer y que pensaba que yo podía hacer lo mismo, me dice que no pasa nada, pero que la próxima vez pida permiso. Los siguientes días transcurren igual, desayunando leche con colacao, y comiendo y cenando raciones absurdas. Un día al acabar de comer Sara me ofreció un plátano de postre y yo casi lloro de felicidad ?. El sábado por la mañana, mientras tomábamos nuestro maravilloso colacao, llega el marido de Sara diciendo "he traído croissants para desayunar!". Yo estaba más feliz que una perdiz, hasta que abren la bolsa y sacan dos croissants. Dos croissants para 5 personas!! Los cortan en cachitos y nos dan un cachito a cada uno. Por la tarde nos vamos todos de paseo, y al rato nos sentamos en una terraza a tomar algo. Sara y su marido se piden unas bebidas y a nosotros nos piden un vaso de agua del grifo que tenemos que compartir entre los tres. Al día siguiente, por la mañana, vamos a visitar a la abuela paterna de mi amiga, que era una señora adorable, la cual nos dio dos euros a cada una para comprar chuches. Por la tarde la misma historia del día anterior, paseo y paradita en una terraza, solo que esta vez, cuando el camarero viene a tomar nota, yo, que estaba hasta los huevos de pasar hambre, cometo la desfachatez de decirle al camarero que quiero un zumo y una napolitana. A Sara casi le da un ataque allí mismo. Cuando me trajeron el zumo y la napolitana Sara lo repartió todo entre los tres (mi amiga, su hermano y yo). Estuvo mosqueada todo el día, pero no me dijo nada. Al día siguiente, a media mañana, le pregunto a Sara si puedo bajar a la tienda de chucherías a comprar algunas chuches para mi amiga y para mí con los dos euros que nos había dado la abuela, me dice que sí y yo aprovecho para ir a una cabina cercana a la tienda para llamar a mi madre y decirle por favor que pusiese cualquier excusa para que Sara me llevase a casa, que lo estaba pasando fatal. Supongo que como la llamé desde una cabina y aún por encima estaba llorando mi madre se asustó muchísimo. Compré unas pocas gominolas con el dinero que me sobró de la llamada y volví a la casa. Cuando llegué Sara me dijo que recogiese mis cosas, que mi madre acababa de llamar pidiéndole que me llevase a casa porque mi hermano pequeño me echaba mucho de menos y no paraba de llorar. No sé si Sara se lo llegó a creer o no, pero bueno, ni hizo preguntas ni dijo nada. Recuerdo el momento de volver a mi casa como de los más felices de mi vida.
Lo de la empanada ya me sentó mal nada más de pensarlo, esto que has contado me ha matado.
Sara no conocía la vergüenza.
 
Primas, a petición popular ahí va mi relato de la semana del infierno en casa de la tacaña más grande que he tenido la desgracia de conocer. Intentaré resumirlo todo lo que pueda.
Antes de nada, para poneros en situación, yo por aquel entonces tenía unos 11 años y era una niña muy delgadita que comía muy poco. Osea, que era bastante difícil que yo pasase hambre en cualquier sitio, menos en esa horrible casa, claro.
Esta mujer (llamémosla Sara) vino a recogerme al salir del trabajo para empezar lo que en principio iban a ser dos semanas de vacaciones en su casa para que yo estuviese con su hija, que por aquel entonces era muy amiga mía (y una tacaña igual que su madre). Cuando llegamos ya era la hora de la cena, por lo que Sara dijo que iba a preparar una tortilla de patatas. Cuando nos sentamos a cenar (Sara, su marido, su hija, su hijo y yo) veo que la tortilla era enana, tenía un tamaño ridículo para 5 personas. Cortan la tortilla y sirven un cachito minúsculo para cada uno. Yo me voy a la cama con hambre. Al día siguiente Sara nos llama a desayunar, ella ya ha desayunado con su marido porque éste se tenía que ir a trabajar, por lo que solo nos sentamos a la mesa mi amiga, su hermano y yo. Sara nos sirve un vaso de leche con colacao, y ya. Pregunto si hay galletas, cereales o algo y me dice que no, que ellos solo desayunan leche. A la hora de la comida había sopa, nada más. Por la tarde Sara se lleva al niño a no sé donde y nos quedamos mi amiga y yo solas en casa. Como estaba muerta de hambre le pregunto si podemos merendar ya, a lo que me dice que en su casa nunca meriendan. Yo le digo a mi amiga que por favor comamos algo, que tengo mucha hambre, y mi amiga me dice que no, que no se puede coger nada sin permiso de su madre, a mí eso me pareció surrealista y como ya no podía más abrí la nevera y cogí un yogur. Mi amiga me dice que allá yo, pero que cuando venga su madre se va a dar cuenta y se va a enfadar. Me como el yogur y nos vamos a su habitación a jugar, al rato escuchamos que Sara vuelve a casa, nosotras seguimos en la habitación jugando cuando de repente escuchamos a Sara gritar "quien se ha comido un yogur??!!" Vamos a la cocina y mi amiga se apresura a decir que fui yo. Yo le digo que tenía mucha hambre y que cuando mi amiga viene a mi casa siempre coge lo que quiere para comer y que pensaba que yo podía hacer lo mismo, me dice que no pasa nada, pero que la próxima vez pida permiso. Los siguientes días transcurren igual, desayunando leche con colacao, y comiendo y cenando raciones absurdas. Un día al acabar de comer Sara me ofreció un plátano de postre y yo casi lloro de felicidad ?. El sábado por la mañana, mientras tomábamos nuestro maravilloso colacao, llega el marido de Sara diciendo "he traído croissants para desayunar!". Yo estaba más feliz que una perdiz, hasta que abren la bolsa y sacan dos croissants. Dos croissants para 5 personas!! Los cortan en cachitos y nos dan un cachito a cada uno. Por la tarde nos vamos todos de paseo, y al rato nos sentamos en una terraza a tomar algo. Sara y su marido se piden unas bebidas y a nosotros nos piden un vaso de agua del grifo que tenemos que compartir entre los tres. Al día siguiente, por la mañana, vamos a visitar a la abuela paterna de mi amiga, que era una señora adorable, la cual nos dio dos euros a cada una para comprar chuches. Por la tarde la misma historia del día anterior, paseo y paradita en una terraza, solo que esta vez, cuando el camarero viene a tomar nota, yo, que estaba hasta los huevos de pasar hambre, cometo la desfachatez de decirle al camarero que quiero un zumo y una napolitana. A Sara casi le da un ataque allí mismo. Cuando me trajeron el zumo y la napolitana Sara lo repartió todo entre los tres (mi amiga, su hermano y yo). Estuvo mosqueada todo el día, pero no me dijo nada. Al día siguiente, a media mañana, le pregunto a Sara si puedo bajar a la tienda de chucherías a comprar algunas chuches para mi amiga y para mí con los dos euros que nos había dado la abuela, me dice que sí y yo aprovecho para ir a una cabina cercana a la tienda para llamar a mi madre y decirle por favor que pusiese cualquier excusa para que Sara me llevase a casa, que lo estaba pasando fatal. Supongo que como la llamé desde una cabina y aún por encima estaba llorando mi madre se asustó muchísimo. Compré unas pocas gominolas con el dinero que me sobró de la llamada y volví a la casa. Cuando llegué Sara me dijo que recogiese mis cosas, que mi madre acababa de llamar pidiéndole que me llevase a casa porque mi hermano pequeño me echaba mucho de menos y no paraba de llorar. No sé si Sara se lo llegó a creer o no, pero bueno, ni hizo preguntas ni dijo nada. Recuerdo el momento de volver a mi casa como de los más felices de mi vida.
No me entra en la cabeza. No lo entiendo.
¿Volvió a venir tu casa?
 
Primas, a petición popular ahí va mi relato de la semana del infierno en casa de la tacaña más grande que he tenido la desgracia de conocer. Intentaré resumirlo todo lo que pueda.
Antes de nada, para poneros en situación, yo por aquel entonces tenía unos 11 años y era una niña muy delgadita que comía muy poco. Osea, que era bastante difícil que yo pasase hambre en cualquier sitio, menos en esa horrible casa, claro.
Esta mujer (llamémosla Sara) vino a recogerme al salir del trabajo para empezar lo que en principio iban a ser dos semanas de vacaciones en su casa para que yo estuviese con su hija, que por aquel entonces era muy amiga mía (y una tacaña igual que su madre). Cuando llegamos ya era la hora de la cena, por lo que Sara dijo que iba a preparar una tortilla de patatas. Cuando nos sentamos a cenar (Sara, su marido, su hija, su hijo y yo) veo que la tortilla era enana, tenía un tamaño ridículo para 5 personas. Cortan la tortilla y sirven un cachito minúsculo para cada uno. Yo me voy a la cama con hambre. Al día siguiente Sara nos llama a desayunar, ella ya ha desayunado con su marido porque éste se tenía que ir a trabajar, por lo que solo nos sentamos a la mesa mi amiga, su hermano y yo. Sara nos sirve un vaso de leche con colacao, y ya. Pregunto si hay galletas, cereales o algo y me dice que no, que ellos solo desayunan leche. A la hora de la comida había sopa, nada más. Por la tarde Sara se lleva al niño a no sé donde y nos quedamos mi amiga y yo solas en casa. Como estaba muerta de hambre le pregunto si podemos merendar ya, a lo que me dice que en su casa nunca meriendan. Yo le digo a mi amiga que por favor comamos algo, que tengo mucha hambre, y mi amiga me dice que no, que no se puede coger nada sin permiso de su madre, a mí eso me pareció surrealista y como ya no podía más abrí la nevera y cogí un yogur. Mi amiga me dice que allá yo, pero que cuando venga su madre se va a dar cuenta y se va a enfadar. Me como el yogur y nos vamos a su habitación a jugar, al rato escuchamos que Sara vuelve a casa, nosotras seguimos en la habitación jugando cuando de repente escuchamos a Sara gritar "quien se ha comido un yogur??!!" Vamos a la cocina y mi amiga se apresura a decir que fui yo. Yo le digo que tenía mucha hambre y que cuando mi amiga viene a mi casa siempre coge lo que quiere para comer y que pensaba que yo podía hacer lo mismo, me dice que no pasa nada, pero que la próxima vez pida permiso. Los siguientes días transcurren igual, desayunando leche con colacao, y comiendo y cenando raciones absurdas. Un día al acabar de comer Sara me ofreció un plátano de postre y yo casi lloro de felicidad ?. El sábado por la mañana, mientras tomábamos nuestro maravilloso colacao, llega el marido de Sara diciendo "he traído croissants para desayunar!". Yo estaba más feliz que una perdiz, hasta que abren la bolsa y sacan dos croissants. Dos croissants para 5 personas!! Los cortan en cachitos y nos dan un cachito a cada uno. Por la tarde nos vamos todos de paseo, y al rato nos sentamos en una terraza a tomar algo. Sara y su marido se piden unas bebidas y a nosotros nos piden un vaso de agua del grifo que tenemos que compartir entre los tres. Al día siguiente, por la mañana, vamos a visitar a la abuela paterna de mi amiga, que era una señora adorable, la cual nos dio dos euros a cada una para comprar chuches. Por la tarde la misma historia del día anterior, paseo y paradita en una terraza, solo que esta vez, cuando el camarero viene a tomar nota, yo, que estaba hasta los huevos de pasar hambre, cometo la desfachatez de decirle al camarero que quiero un zumo y una napolitana. A Sara casi le da un ataque allí mismo. Cuando me trajeron el zumo y la napolitana Sara lo repartió todo entre los tres (mi amiga, su hermano y yo). Estuvo mosqueada todo el día, pero no me dijo nada. Al día siguiente, a media mañana, le pregunto a Sara si puedo bajar a la tienda de chucherías a comprar algunas chuches para mi amiga y para mí con los dos euros que nos había dado la abuela, me dice que sí y yo aprovecho para ir a una cabina cercana a la tienda para llamar a mi madre y decirle por favor que pusiese cualquier excusa para que Sara me llevase a casa, que lo estaba pasando fatal. Supongo que como la llamé desde una cabina y aún por encima estaba llorando mi madre se asustó muchísimo. Compré unas pocas gominolas con el dinero que me sobró de la llamada y volví a la casa. Cuando llegué Sara me dijo que recogiese mis cosas, que mi madre acababa de llamar pidiéndole que me llevase a casa porque mi hermano pequeño me echaba mucho de menos y no paraba de llorar. No sé si Sara se lo llegó a creer o no, pero bueno, ni hizo preguntas ni dijo nada. Recuerdo el momento de volver a mi casa como de los más felices de mi vida.
¿Se puede ser más miserable? Y perdona que me descojone porque lo tuviste que pasar mal, pero es que me imagino el momento zumo y napolitana y a Sara se le tuvieron que abrir 3 ulceras a la vez. Me la imagino pensando "será hdp la niña". Y porque en el otro mensaje que pusiste sobre esta señora se vio que tu madre de buena es tonta como se suele decir, pero me viene mi hija a decirme que ha pasado hambre en la casa de la gorrona que viene a mi casa a comer todos los días, y la invito pero para ponerle la comida de sombrero.
 
¿Se puede ser más miserable? Y perdona que me descojone porque lo tuviste que pasar mal, pero es que me imagino el momento zumo y napolitana y a Sara se le tuvieron que abrir 3 ulceras a la vez. Me la imagino pensando "será hdp la niña". Y porque en el otro mensaje que pusiste sobre esta señora se vio que tu madre de buena es tonta como se suele decir, pero me viene mi hija a decirme que ha pasado hambre en la casa de la gorrona que viene a mi casa a comer todos los días, y la invito pero para ponerle la comida de sombrero.
Sara cuando la prima se pidió el zumo y el dulce.
A7029C66-9C6C-4250-B179-7E217A13549D.gif
 
He recordado una anécdota!! Una ex compañera de trabajo nos invita a comer a mi amigo y a mi. ( trabajamos juntos un verano) Nos dice que va al super y luego nos pasa cuenta. Para empezar, si invitas a comer a casa porque me pasas cuenta. Irá apuradilla de dinero , no digas nada prima.

Nos dice que son 8 euros por persona. Vaya pues se lo habrá currado....
El menú era ( tengo la foto aún guardada porque la presentación era cuca)
- Calabacín con un poco de lentejas y queso gratinado al horno
- Ensalada de bolsa 4 estaciones con un aguacate.
- Pote humus y pote de guacamole con palitos de zanahoria.
- patatas fritas.

de postre fruta variada cortada. ( plátano, manzana, naranja)

Como he dicho, la decoración era cuca, había preparación, pero todo era comida económica. La macedonia no tenía ni kiwi, ni mango, ni frutos rojos que "justifiquen el precio"

Mi amigo lo calculó y a ojo eran 10 € en total de comida. Y tirando a lo alto.

Vamos, que se gastó 24 euros en la compra semanal del super.
Yo tardé en hacerle el ingreso, ella me lo exigía por whatsapp a través de mi amigo ( se lleva mejor con él) y le ingresé con un concepto a lo "Negocios"

Meses más tarde, mi amigo propuso volvernos a ver, a lo que accedí pero con la condición de comer de menú algun día entre semana. Ella dijo que en su casa podíamos repetir, que subiríamos a la terracita a disfrutar del solete.
Mi amigo ha ido alguna vez, yo no he repetido. Que no me tomen el pelo, que lo tengo fino y se me cae :mad:
Pues comer por ocho euros yo lo veo un milagro.

Luego lo que veo que se va confundiendo es el significado de invitar. Si yo invito no voy a cobrar nada. Si me invitan no voy a pagar nada.
Ya he comentado antes: si me invitan llevaré un detalle: una botella de vino, unos pasteles, unas flores.... pero que jamás me pidan dinero-
 
Pues comer por ocho euros yo lo veo un milagro.

Luego lo que veo que se va confundiendo es el significado de invitar. Si yo invito no voy a cobrar nada. Si me invitan no voy a pagar nada.
Ya he comentado antes: si me invitan llevaré un detalle: una botella de vino, unos pasteles, unas flores.... pero que jamás me pidan dinero-
Pienso igual que con lo de invitar, si yo invito a alguien esa persona ni paga ni pone nada (evidentemente siempre vienen con algún detalle, pero si no lo trajeran tampoco pasa nada).
Lo de invitar pagando cada uno lo suyo... ni es invitación ni es na.
 
Pues comer por ocho euros yo lo veo un milagro.

Luego lo que veo que se va confundiendo es el significado de invitar. Si yo invito no voy a cobrar nada. Si me invitan no voy a pagar nada.
Ya he comentado antes: si me invitan llevaré un detalle: una botella de vino, unos pasteles, unas flores.... pero que jamás me pidan dinero-

con 24 euros que pagamos en total, un poco de proteína podría entrar. No unos tristes entrantes vegetales y una macedonia de fruta de temporada...
y coincido con lo de invitar.
 
He recordado una anécdota!! Una ex compañera de trabajo nos invita a comer a mi amigo y a mi. ( trabajamos juntos un verano) Nos dice que va al super y luego nos pasa cuenta. Para empezar, si invitas a comer a casa porque me pasas cuenta. Irá apuradilla de dinero , no digas nada prima.

Nos dice que son 8 euros por persona. Vaya pues se lo habrá currado....
El menú era ( tengo la foto aún guardada porque la presentación era cuca)
- Calabacín con un poco de lentejas y queso gratinado al horno
- Ensalada de bolsa 4 estaciones con un aguacate.
- Pote humus y pote de guacamole con palitos de zanahoria.
- patatas fritas.

de postre fruta variada cortada. ( plátano, manzana, naranja)

Como he dicho, la decoración era cuca, había preparación, pero todo era comida económica. La macedonia no tenía ni kiwi, ni mango, ni frutos rojos que "justifiquen el precio"

Mi amigo lo calculó y a ojo eran 10 € en total de comida. Y tirando a lo alto.

Vamos, que se gastó 24 euros en la compra semanal del super.
Yo tardé en hacerle el ingreso, ella me lo exigía por whatsapp a través de mi amigo ( se lleva mejor con él) y le ingresé con un concepto a lo "Negocios"

Meses más tarde, mi amigo propuso volvernos a ver, a lo que accedí pero con la condición de comer de menú algun día entre semana. Ella dijo que en su casa podíamos repetir, que subiríamos a la terracita a disfrutar del solete.
Mi amigo ha ido alguna vez, yo no he repetido. Que no me tomen el pelo, que lo tengo fino y se me cae :mad:
Se enteran mis padres de que invito a comer a alguien a mi casa y les cobro y me desheredan. No concibo eso de invitar a alguien a comer a tu casa y hacerles pagar por la comida, no me entra en la cabeza.
La única situación en la que lo veo justificado es en las barbacoas, que si tienes que comprar carne, bebidas y picoteo para todo el mundo te dejas un dineral.
 
Es que una cosa es invitar y otra decir: hacemos algo en mi casa? Ponemos un bote y vamos al super a comprar? Etc hacer un menú, una lista todos juntos y dividir cuentas. Obviamente hablándolo con antelación y ajustándose a un presupuesto cómodo para todos. No que te inviten y cuando estas en plena cena que te saquen la calculadora y toma tienes que darme x euros.
 

Temas Similares

2 3 4
Respuestas
37
Visitas
7K
Back