Feminismo-Día de la mujer - 8 de marzo.

Una ola imparable y un lazo a destiempo
La histórica movilización del 8 de marzo obliga al Gobierno a revisar su discurso y avisa a los políticos de que la sociedad está dispuesta a llevar la iniciativa
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Rajoy con un lazo morado durante un acto el 8 de marzo / EFE

JOSÉ LUIS SASTRE
Madrid
11/03/2018 - 20:31 h. CET

Si la crónica de la semana fuera a escribirse en minúsculas y en su secuencia cronológica, si hubiera sido una semana como las demás, arrancaría en las elecciones de Italia y acabaría con el embrollo catalán. Pero algunas semanas se escriben en mayúsculas y sucede un hito que se expande en las calles y retumba en la intimidad de las casas, que es imparable y todo lo desborda. Desborda, por lo pronto, a la política y pone al Gobierno a enmendarse para que la ola no le deje tan apartado de la realidad que, cuando quiera volver a ella, resulte demasiado tarde. Fue tal el clamor de la movilización feminista del 8 de marzo que extenderá sus efectos a otros países y a las próximas generaciones.

Más allá del alcance social e histórico de la reivindicación feminista -que son los que explican su importancia-, el 8M también impactó sobre un escenario político abotargado, atrapado en la parálisis de sus parlamentos, en discursos que no avanzaban hacia ninguna parte y harto de mirar a Cataluña aunque en Cataluña no ocurrieran más que simulacros y propaganda. De manera que fue la calle la que empezó a moverse. Primero con marchas de pensionistas que se negaban a que la agenda partidista e incluso mediática enterrara sus prioridades. Después, con una protesta que brotó de nuevo en la sociedad hasta convertirse en ese clamor conjunto de hasta aquí hemos llegado. Ante la magnitud del 8 de Marzo, el presidente del Gobierno se puso un lazo morado. Un lazo morado después de que su partido despreciara la huelga por "elitista e insolidaria". En un discurso de un cuarto de hora, Mariano Rajoy dedicó un minuto para una mención lacónica de la igualdad. Igualdad sin regatear, dijo, como antes había dicho que Europa le debe mucho a "grandes hombres de estado". Su discurso era el lazo.



De todas las contorsiones políticas a las que ha obligado la manifestación transversal de las mujeres, la más cruda ha sido la del PP, que no tiene más remedio que entregarse a la autocrítica. Eso no significa que su discurso se haya vuelto de pronto feminista, que el feminismo es "una etiqueta" para la ministra de Igualdad, pero ha tenido que modular sus planteamientos. Algo se ha hecho mal, ha venido a admitir Feijóo, que no deja de descartarse de la carrera sucesoria para que nadie le descarte de la carrera sucesoria.

El caso es que el Gobierno, atropellado, ha caído en la cuenta de la realidad, como esa tarde en que Rajoy descubrió la situación de las camareras de piso porque una senadora le interpeló esta misma semana. "Me ha impactado", concedió el presidente del Gobierno al percibir una realidad que él pensaba remota. De manera desbordante, la marea de mujeres ha enfrentado a toda la sociedad con su machismo y al Gobierno con una desigualdad en la que era mejor no entrar. No le ha ocurrido solo a él, porque Albert Rivera experimenta los mismos límites de la contorsión.

Existe, en fin, el riesgo real de que el Gobierno acabe desbordado por los hechos. Asegura ahora que toma nota. Intenta corregir errores y ya no habla de prorrogar los presupuestos. Gesticula ante los pensionistas. Acuerda con los funcionarios. Como diría Rajoy, hace cosas. Se dice feminista y hasta se pone el lazo morado. Pero la inédita ola del 8M no parece que pretendiera lazos ni buenas palabras. De un Ejecutivo, de los partidos, la ciudadanía suele esperar políticas concretas. Y dinero con que llevarlas a cabo.

http://cadenaser.com/programa/2018/03/11/hora_14_fin_de_semana/1520756723_180080.html
 
Las gitanas, como las moras, negras, panchitas y demás "ralea", además de ser mujeres en un mundo machista, son pobres y renegridas en un mundo racista. Es decir, sufren discriminación/violencia/opresión por partida triple: por ser mujeres, por ser oscuras de piel y por ser pobres.

Pero se ve que molesta que estas mujeres hagan cosas que hacen las demás mujeres: emparejase, reproducirse, trabajar, quedarse en casa, ir al burguer, merendar en el parque con los niños, ataviarse a su manera, acudir al médico, optar a ayudas de vivienda y becas de comedor, asociarse para defender sus intereses, ir a una manifestación feminista y explicar por qué (o dejar de hacerlo y explicar por qué igualmente). Ellas son culpables /sospechosas de entrada y hasta que no demuestren lo contrario.
 
Última edición por un moderador:
Lo del incendio en la fabrica cotton no es cierto de echo el libro feminismo para principiantes uno de los libros mas actuales sobre femimismo cita textualmente "El incendio de la fábrica textil Cotton de Nueva
York y el color de las telas forman parte de la mitología del
feminismo más que de su historia, pero tanto el color como la
fecha son compartidos por las feministas de todo el mundo"

Pero siguen utilizando y propagando la historia sabiendo que no es verdad.
Sobre la historia de por qué es el 8 de Marzo:

La verdad detrás del Día de la Mujer trabajadora: su origen no fue una matanza de obreras
En 1917, las mujeres rusas escogieron el último domingo de febrero para declararse en huelga en demanda de «pan y paz». Aquel histórico domingo era 23 de febrero según el calendario juliano, que entonces se utilizaba en Rusia; sin embargo, según el calendario gregoriano, utilizado en otros lugares, era 8 de marzo
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CÉSAR CERVERA
@C_Cervera_MSeguir
07/03/2018 07:18hActualizado:07/03/2018 07:18h

Sobre el origen del Día Internacional de la Mujer existe verdadera confusión sobre por qué se eligió tal fecha. Según el «Diccionario ideológico Feminista», de Victoria Sau, aquel día de 1908 «las trabajadoras de una fábrica textil de Nueva York llamada Cotton declararon una huelga en protesta por las condiciones insoportables de trabajo. El dueño no aceptó la huelga y las obreras ocuparon la fábrica. El dueño cerró las puertas y prendió fuego muriendo abrasadas las 129 trabajadoras que había dentro». En aquellos años, los salarios que recibían las mujeres eran inferiores en más de la mitad a lo que percibían los hombres y, de hecho, ambos compartían condiciones inhumanas en las tareas industriales. Una fecha perfecta para reivindicar la injusticia, sino fuera porque aquel domingo de 1908 (extraño día para realizar una huelga) no se registró ningún suceso parecido en Nueva York.

Lo más parecido a esta tragedia ocurrió en la Gran Manzana, sí, pero tres años después. El 25 de marzo de 1911, la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist ardió de madrugada con centenares de mujeres que trabajaban en el interior de aquel edificio de diez plantas y que no pudieron escapar de las llamas porque los propietarios habían bloqueado todos los accesos para evitar robos en su interior. La dramática escena en el corazón de Manhattan conmocionó a la opinión pública y costó la vida a 146 mujeres. ABC describió a sus lectores de la época las escenas vividas como de «pánico horroroso». La mayoría de las víctimas eran jóvenes inmigrantes, de origen judío e italiano, que se ganaban precariamente la vida en el taller textil de la firma.

La tragedia sirvió para que las leyes estadounidenses comenzaran a recoger mejoras en la seguridad en el trabajo en el sector industrial. Además, el sindicato Women's Trade Union League y el International Ladies' Garment Workers Union organizaron una serie de protestas contra esta tragedia, entre las que destacó el desfile funerario silencioso, que reunió a una multitud de unas 100.000 personas.


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Incendio en la fábrica de confección Triangle Shirwaist, barrio de Manhattan.

Aquel hecho marcó así un antes y un después para el movimiento feminista. Sin embargo, la efeméride no tiene ninguna relación con el 8 de marzo. Es más, el Día Internacional de la Mujer se celebró por primera vez ese año: ¡seis días antes de la tragedia! En la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, reunida en Copenhague, se había proclamado, a propuesta de Clara Zetkin, el 19 de marzo como el Día Internacional de la Mujer. La propuesta se aprobó por unanimidad en la conferencia, que contaba con más de 100 mujeres pertenecientes a 17 países distintos, entre las que se encontraban las primeras tres mujeres elegidas al parlamento de Finlandia.

El carácter ruso del Día de la Mujer

La razón de ser de la actual fecha del Día de la Mujer hay que buscarla en la Rusia revolucionaria. Las mujeres rusas celebraron una serie de actos de protesta el último domingo de febrero de 1913, en el contexto del movimiento pacifista que surgió en vísperas de la Primera Guerra Mundial. Una iniciativa pronto imitada por otras mujeres de Europa para solidarizarse con las mujeres rusas. En 1917, las rusas escogieron de nuevo el último domingo de febrero para declararse en huelga en demanda de «pan y paz». La caída del Zar y la llegada de un gobierno provisional concedieron a las mujeres el derecho al voto.

Aquel histórico domingo era 23 de febrero según el calendario juliano, que entonces se utilizaba en Rusia; sin embargo, según el calendario gregoriano, utilizado en otros lugares, era 8 de marzo. La jornada se convirtió a partir de entonces en el Día Internacional de la Mujer y fue asumida por el resto de Europa.

Así y todo, habría que esperar hasta 1977 para que la Organización de Naciones Unidas convirtiera esa fecha en el Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional, «para conmemorar la lucha histórica por mejorar la vida de la mujer». Un texto fundacional que apenas hace referencia a los sucesos vividos en Rusia en 1917. De ahí que autoras como Liliane Kandel o François Picq hayan defendido que la vinculación con la huelga sangrienta de Nueva York o con una remota manifestación ocurrida, supuestamente, un 8 de marzo de 1857 fueron creaciones mitificadas surgidas en plena Guerra Fría para eliminar el carácter ruso que en verdad tiene el Día de la Mujer.
 
La mujeres gitanas y arabes están donde están porque quieren, al menos si viven en España. Aquí pueden salir del ambiente machista de su cultura/religión, pero claro hay que querer.......
Se podría decir lo mismo del resto de mujeres hay que querer salir del machismo, incluso ellas lo tienen mucho mas dificil que cualquier otra mujer.
 
http://www.publico.es/mujer/
la revolución de todas
Ley pionera para la igualdad - Tribuna

Por ser mujeres

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José Luis Rodríguez ZAPATERO

Expresidente del Gobierno
La democracia solo es creíble como promesa colectiva de convivencia en libertad si se ve animada por la fuerza transformadora de la igualdad.

Como ideal, la igualdad representa, más que un valor abstracto, una actitud de compromiso por combatir y superar las diversas desventajas y discriminaciones que personas y grupos padecen en toda sociedad, aunque con muy diferentes expresiones en función de unos u otros países.

La Historia es un buen laboratorio para profundizar en las desigualdades porque la Historia de la humanidad es una historia de la desigualdad. La condición económica, el lugar de nacimiento, el color de piel, tener alguna discapacidad, la orientación sexual y, por supuesto, el género, constituyen los rasgos de identidad donde suele anidar la discriminación.

Pero de todas las discriminaciones, la más injusta, la más permanente en el tiempo, la más extendida en el espacio, a la que se suman invariablemente otras discriminaciones y afecta a más seres humanos, es la que sufren las mujeres, fruto de una atávica concepción sobre las capacidades y el papel familiar y social que deben ocupar hombres y mujeres en la vida tanto colectiva como privada.

El patriarcado, el machismo, la superioridad... expresados de un modo más o menos hosco o paternalista, son las caras de la dominación masculina, de una discriminación ante la que ningún demócrata puede ser insensible ni permanecer impasible.

Por eso, por sus características, por ser tan insidiosa e inaceptable, por aparecer tan naturalmente vinculada a las demás desigualdades, económicas, sociales y políticas, siempre he creído que la lucha por la igualdad efectiva entre mujeres y hombres ha de ser prioritaria para un proyecto progresista.


De todas las discriminaciones, la más injusta es la que sufren las mujeres
Es una lucha que irradia en las demás luchas, una causa de las causas, una opción política estratégica para quienes de ningún modo se conforman, para quienes piensan y sienten que no hay verdadera convivencia, que no hay ciudadanía, compatibles con la discriminación.

Es, además, una lucha universal, una sinfonía de voces de mujeres de todas las latitudes, africanas y europeas, americanas y asiáticas, que entonan un lenguaje común de protesta y afirmación de su dignidad.

Entre nosotros, se ha cumplido hace solo unos meses el décimo aniversario de la Ley Orgánica para la Igualdad Efectiva entre Mujeres y Hombres, una norma en la que el Gobierno que me honré en presidir, un Gobierno paritario, puso mucho empeño. Es una ley transversal que afecta a todos los espacios públicos, y también en la medida de lo posible a los privados, donde históricamente ha arraigado la desigualdad, y lo hace con diversos instrumentos jurídicos, con reglas, con mandatos, con principios...

Diez años es un periodo suficiente para evaluar sus resultados, que han sido más satisfactorios en unos ámbitos que en otros, y actuar en consecuencia. Hay que consolidar y reafirmar objetivos cumplidos como el de la representación política equilibrada (que entonces algunos cuestionaron y hoy no lo hacen), extender las buenas prácticas, como los planes de igualdad de los que se han ido dotando las empresas, y llegar allí donde no hemos sabido llegar o lo hemos hecho insuficientemente (la participación de las mujeres en los Consejos de administración, por ejemplo). Como también es, por supuesto, necesario encontrar nuevas vías (la Ley creó el permiso de paternidad y extendió el de maternidad) para alcanzar una conciliación de la vida laboral y familiar que no se siga haciendo a costa de las mujeres, porque deriva en desigualdades salariales y en menores posibilidades de promoción laboral.

De igual manera, ha de ser incesante la tarea de afinar y reforzar los instrumentos de protección ante la discriminación más lacerante e intolerable, la primera de todas, la violencia de género. La Ley de 2004 creó todo un sistema administrativo-judicial que hay que seguir dotando y perfeccionando, para lo cual son bienvenidos los grandes acuerdos parlamentarios como el que se ha producido en tiempos recientes.

Hay que consolidar y reafirmar objetivos de la Ley de Igualdad

Creo que estas normas han podido contribuir a nutrir una cultura jurídica y social en favor de la igualdad y contra la discriminación, que siente como suya la gran mayoría de la sociedad española, y que no se va a detener, que tiene que convertirse en una gran ola de serena indignación que acabe anegando todos los espacios donde todavía las mujeres padecen limitaciones a sus derechos, desde el más perentorio de la vida y la integridad física a todos los que tienen que ver con el trabajo, la brecha salarial y el desarrollo profesional, o el protagonismo en la cultura y en los medios de comunicación.

Hoy, 8 de marzo, vamos a sentir la fuerza de esa ola imparable, la fuerza transformadora de la igualdad.

Porque, por ser mujeres, nuestras hijas tienen miedo cuando regresan a casa solas por la noche, lo que no les ocurre a sus amigos masculinos; por ser mujeres, son ellas las que sufren la violencia de género, no sus consortes masculinos; por serlo, las mujeres asumen la doble tarea de cumplir en el trabajo y llevar el peso de la casa, como no lo hacen sus parejas masculinas; por serlo, las mujeres ven limitadas sus posibilidades laborales o su participación en la vida pública, como no le pasa a sus compañeros masculinos.

Todo ello por ser mujeres. Y frente a todo ello nos alzamos hoy.
 
Última edición:
Las gitanas, como las moras, negras, panchitas y demás "ralea", además de ser mujeres en un mundo machista, son pobres y renegridas en un mundo racista. Es decir, sufren discriminación/violencia/opresión por partida triple: por ser mujeres, por ser oscuras de piel y por ser pobres.

Pero se ve que molesta que estas mujeres hagan cosas que hacen las demás mujeres: emparejase, reproducirse, trabajar, quedarse en casa, ir al burguer, merendar en el parque con los niños, ataviarse a su manera, acudir al médico, optar a ayudas de vivienda y becas de comedor, asociarse para defender sus intereses, ir a una manifestación feminista y explicar por qué (o dejar de hacerlo y explicar por qué igualmente). Ellas son culpables /sospechosas de entrada y hasta que no demuestren lo contrario.
Bueno, ya sería una novedad verlas en una mani feminista. Nadie las culpa de nada,pero es una ideología que no les interesa. Sea por miedo o lo que sea. No hay nada más machista que una gitana o una mora. Aún recuerdo a la niña pastori cuando le preguntaron si era feminista, y dijo : "Soy femenina".
La libertad , lógicamente cuesta, tienes que esforzarte en ser independiente y salir por tí misma; pocas gitanas y menos moras aún son independientes. No les interesa en absoluto.
Y en el caso de las musulmanas, tienen mucho camino por recorrer pues tienen que cortar de raiz con esa religión que es completamente contraria a los derechos de las mujeres.
 
Thelma, Louise y Albert Rivera

El 8M ya no es un éxito del feminismo, ni siquiera de las mujeres, ahora es un éxito de todos y en especial de Albert Rivera y del feminismo bien entendido que defiende Ciudadanos

Antón Losada
11/03/2018 - 21:42h

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Albert Rivera. EFE

Mujeres de España, podéis respirar tranquilas. Albert Rivera ha oído vuestro clamor y está dispuesto a liderar el debate y llevarlo a los presupuestos del Estado que ya había pactado con el PP y que, hasta el 8M, ya eran lo último en feminismo. Tras calificar como “un éxito de todos” las manifestaciones millonarias de mujeres que acudieron pese a la evidente falta de liderazgo feminista, Ciudadanos va a arreglarlo como arreglará todo lo demás, desde Catalunya a la precariedad o los crímenes violentos; tan pronto le hagáis caso a las encuestas y le votéis como es debido: masivamente.


El aspirante Núñez Feijóo acusaba de politiquería a los promotores de manifestación la víspera del 8M, pero al día siguiente reclamaba escuchar el clamor y no faltar al respeto a las mujeres acusándolas de hacer política. Más comedido y menos campeón, el presidente Rajoy se ponía el lazo morado el 8M y al menos tenía la decencia de no pretender dar lecciones a nadie y se limitaba a decir que seguiría trabajando por la igualdad. Semejantes gestos oportunistas y cínicos casi inspiran ternura y compasión al lado de la hazaña desertora de Rivera.


El mismo líder y el mismo partido que se había pasado semanas presentando al feminismo que convocaba el 8M como una causa marginal y una amenaza para la libertad y el capitalismo, o dividiendo a las mujeres entre aquellas que trabajan y cumplen y aquellas que protestan y hacen el friki, ahora daba la bienvenida al feminismo a Mariano Rajoy, a los demás partidos e incluso a las propias feministas que hubieran aprendido la lección. Porque el 8M ya no era un éxito del feminismo, ni siquiera de las mujeres, ahora es un éxito de todos y en especial de Albert Rivera y del feminismo bien entendido que defiende Ciudadanos.


Por encima incluso de la impudicia extrema acreditada por el líder naranja, su actitud destaca aún más como perfecto ejemplo del vigente neomachismo que ha emergido como respuesta a las políticas de igualdad que marcaron el cambio de siglo. Su oferta para encauzar esa misteriosa etiqueta del “feminismo sin ideologia” no deja de sonar a un reempaquetado del márquetin del clásico paternalismo machista y viene a decir que “ahora sí chicas, ahora que defendéis el feminismo que ya os decía yo que había que defender, ahora os voy a escuchar y además lo voy a liderar”; porque, como todo buen liberal progresista sabe, las mujeres solo consiguen avances realmente importantes cuando los hombres les enseñan cómo se hace.

Y es que ustedes no se habían fijado hasta ahora pero Albert Rivera siempre ha estado ahí, dispuesto a liderar el feminismo transversal. Ya salía en Thelma y Louise, el inolvidable manifiesto de Susan Sarandon, Geena Davis y Ridley Scott; era el que saltaba del coche un segundo antes para dar la rueda de prensa y hacerse la foto.
 
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