El hilo paranormal de Cotilleando

Qué necesidad había de cambiar la letra del padre nuestro y ele credo ?
Me inquieta por ejemplo cambiar “creo en la vida eterna” por “creo en un mundo futuro” en fin que estaba hoy en misa y me han saltado las alarmas ?


¿Qué?.

El papa Francisco de todas formas es un masón, no me extraña nada que implemente lo que le convengan a sus amos.
 
Flipo mucho con las historias de fantasmas completamente inventadas que está circulando de algunos lugares de mi zona. Para el fantasma el que se las a imaginado.

Lo que es de pena es que se han perdido viejas historias de fantasmas de tradición oral correspondiente a supuestas casas de vecinos "encantadas" ya desaparecidas.
 
Flipo mucho con las historias de fantasmas completamente inventadas que está circulando de algunos lugares de mi zona. Para el fantasma el que se las a imaginado.

Lo que es de pena es que se han perdido viejas historias de fantasmas de tradición oral correspondiente a supuestas casas de vecinos "encantadas" ya desaparecidas.

cuentaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
 
Flipo mucho con las historias de fantasmas completamente inventadas que está circulando de algunos lugares de mi zona. Para el fantasma el que se las a imaginado.

Lo que es de pena es que se han perdido viejas historias de fantasmas de tradición oral correspondiente a supuestas casas de vecinos "encantadas" ya desaparecidas.


Prima, la zona en la que vives no se si tendrá fantasmas, pero desde luego mágica fue en un tiempo pasado. Yo estoy segura que la Atlántida se ubicó en ese lugar de España.
 
La ciencia explica el misterio de las pareidolias: ¿por qué no dejamos de ver caras por todas partes?
El cerebro está programado no solo para ver ojos y boca en objetos inanimados, sino también para percibir el supuesto estado de ánimo de esas figuras


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Las famosas caras de Bélmez, manchas de humedad con forma de cara

P. Biosca
MADRID Actualizado:18/08/2020 10:11h

Un juego al aire libre muy recurrente es el de adivinar las formas de las nubes: un caballo, una oveja o un tren. Esta capacidad del ser humano de reconocer figuras animadas en objetos inanimados se llama pareidolia. Desde hace años, los investigadores analizan este fenómeno, que va más allá en el caso de la identificación de caras: la fachada de una casa nos puede recordar a un rostro sorprendido si posee grandes ventanales o una puerta redondeada. Famoso fue el capítulo de las caras de Bélmez, unas manchas de humedad muy controvertidas que parecían dibujar diferentes tipos de rostros que se achacaron por algunos expertos -no sin polémica- a este fenómeno. Pero, ¿qué mecanismos se activan para que no solo «leamos» caras, sino también supuestos sentimientos? La ciencia ahora puede tener la clave.

Un nuevo estudio, publicado por la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW) en la revista « Psychological Science», ha demostrado que procesamos estas caras «falsas» de la misma manera que lo hacemos con los rostros reales. Colin Palmer, de la Facultad de Psicología de la UNSW y autor principal, afirma que ver caras en objetos cotidianos es muy común, como indican los múltiples ejemplos de páginas de internet dedicadas a este fenómeno.

«Una característica sorprendente de estos objetos es que no solo parecen caras, sino que incluso pueden transmitir un sentido de personalidad o significado social. Por ejemplo, las ventanas de una casa pueden parecer dos ojos mirándote», afirma. Pero, ¿por qué se produce la pareidolia facial? Palmer dice que para responder a esta pregunta, debemos analizar qué implica la percepción facial. Si bien todos los rostros humanos tienen diferencias, también comparten características comunes, como la disposición espacial de los ojos y la boca. «Este patrón básico de características que define el rostro humano es algo con lo que nuestro cerebro está particularmente familiarizado, y es probable lo que atraiga nuestra atención sobre los objetos de pareidolia. Pero esta percepción no se limita solo a percibir una cara; también necesitamos reconocer quién es esa persona y leer la información de su rostro, como por ejemplo si nos presta atención, está feliz o molesto».

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En el proceso intervienen partes de nuestro cerebro que están especializadas en extraer este tipo de información. Pero el equipo quería probar si se activaban los mismos mecanismos en el cerebro cuando vemos un rostro de una persona o una pareidolia.

«Adaptación sensorial»
Para ello, probaron utilizando el proceso conocido como «adaptación sensorial», una especie de ilusión visual en la que la percepción de uno se ve afectada por lo que se ha visto recientemente. «Si se le muestran repetidamente imágenes de rostros que miran hacia su izquierda, por ejemplo, su percepción cambiará con el tiempo, de modo que los rostros parecerán mirar más a la derecha de lo que realmente miran -explica Palmer-. Existe evidencia de que esto refleja una especie de proceso de habituación en el cerebro, donde las células involucradas en la detección de la dirección de la mirada cambian su sensibilidad cuando estamos expuestos repetidamente a rostros con una dirección particular de la mirada».

Tom Hentoff / Flickr

Tom Hentoff / Flickr

Así, se sometió a 60 voluntarios a visualizar este tipo de imágenes y decir para dónde creía que miraban las pareidolias. «Descubrimos que la exposición repetida a rostros de pareidolia que transmitían una dirección específica de atención (por ejemplo, objetos que parecían 'mirar hacia la izquierda') provocaban un cambio en la percepción de hacia dónde miran los rostros humanos», afirma el estudio. Es decir, que a pesar de ser pareidolias, se repetían los mismos fenómenos que cuando nuestro cerebro ve caras reales.

«Pensamos que la pareidolia facial es una especie de ilusión visual. Sabemos que el objeto en realidad no tiene mente, pero no podemos evitar verlo con características mentales como una 'dirección de la mirada' debido a mecanismos en nuestro sistema visual que se activan cuando detectan un objeto con características básicas similares a caras».

Ventaja evolutiva

Pero, ¿para qué sirve este fenómeno? Palmer y su equipo creen la pareidolia facial es producto de nuestra evolución. De hecho, señalan que los estudios han observado el fenómeno entre los monos, lo que sugiere que la función cerebral se ha heredado de los primates.

«Nuestro cerebro ha evolucionado para facilitar la interacción social, y esto influye en la forma en que vemos el mundo que nos rodea. Existe una ventaja evolutiva en ser realmente bueno o realmente eficiente en la detección de rostros; es importante para nosotros socialmente. También es relevante para detectar depredadores. Pero se observa que hemos evolucionado para ser tan buenos en la detección de caras que esto puede generar falsos positivos, como cuando ves caras que realmente no están allí. Sin embargo, es mejor tener un sistema demasiado sensible que uno que no lo es», afirma Palmer.

Más allá de conocer cómo funciona nuestro cerebro en este tipo de fenómenos, los investigadores apuntan a que este hecho podría ayudarnos a comprender mejor algunos trastornos cognitivos relacionados con el reconocimiento facial, como en algunos casos de prosopagnosia facial o del espectro autista. «Por tanto, el objetivo a largo plazo de este tipo de investigación es comprender cómo pueden surgir las dificultades en la percepción del rostro y el funcionamiento social cotidiano».

 
La ciencia explica el misterio de las pareidolias: ¿por qué no dejamos de ver caras por todas partes?
El cerebro está programado no solo para ver ojos y boca en objetos inanimados, sino también para percibir el supuesto estado de ánimo de esas figuras


Ver el archivo adjunto 1565111
Las famosas caras de Bélmez, manchas de humedad con forma de cara

P. Biosca
MADRID Actualizado:18/08/2020 10:11h

Un juego al aire libre muy recurrente es el de adivinar las formas de las nubes: un caballo, una oveja o un tren. Esta capacidad del ser humano de reconocer figuras animadas en objetos inanimados se llama pareidolia. Desde hace años, los investigadores analizan este fenómeno, que va más allá en el caso de la identificación de caras: la fachada de una casa nos puede recordar a un rostro sorprendido si posee grandes ventanales o una puerta redondeada. Famoso fue el capítulo de las caras de Bélmez, unas manchas de humedad muy controvertidas que parecían dibujar diferentes tipos de rostros que se achacaron por algunos expertos -no sin polémica- a este fenómeno. Pero, ¿qué mecanismos se activan para que no solo «leamos» caras, sino también supuestos sentimientos? La ciencia ahora puede tener la clave.

Un nuevo estudio, publicado por la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW) en la revista « Psychological Science», ha demostrado que procesamos estas caras «falsas» de la misma manera que lo hacemos con los rostros reales. Colin Palmer, de la Facultad de Psicología de la UNSW y autor principal, afirma que ver caras en objetos cotidianos es muy común, como indican los múltiples ejemplos de páginas de internet dedicadas a este fenómeno.

«Una característica sorprendente de estos objetos es que no solo parecen caras, sino que incluso pueden transmitir un sentido de personalidad o significado social. Por ejemplo, las ventanas de una casa pueden parecer dos ojos mirándote», afirma. Pero, ¿por qué se produce la pareidolia facial? Palmer dice que para responder a esta pregunta, debemos analizar qué implica la percepción facial. Si bien todos los rostros humanos tienen diferencias, también comparten características comunes, como la disposición espacial de los ojos y la boca. «Este patrón básico de características que define el rostro humano es algo con lo que nuestro cerebro está particularmente familiarizado, y es probable lo que atraiga nuestra atención sobre los objetos de pareidolia. Pero esta percepción no se limita solo a percibir una cara; también necesitamos reconocer quién es esa persona y leer la información de su rostro, como por ejemplo si nos presta atención, está feliz o molesto».

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En el proceso intervienen partes de nuestro cerebro que están especializadas en extraer este tipo de información. Pero el equipo quería probar si se activaban los mismos mecanismos en el cerebro cuando vemos un rostro de una persona o una pareidolia.

«Adaptación sensorial»
Para ello, probaron utilizando el proceso conocido como «adaptación sensorial», una especie de ilusión visual en la que la percepción de uno se ve afectada por lo que se ha visto recientemente. «Si se le muestran repetidamente imágenes de rostros que miran hacia su izquierda, por ejemplo, su percepción cambiará con el tiempo, de modo que los rostros parecerán mirar más a la derecha de lo que realmente miran -explica Palmer-. Existe evidencia de que esto refleja una especie de proceso de habituación en el cerebro, donde las células involucradas en la detección de la dirección de la mirada cambian su sensibilidad cuando estamos expuestos repetidamente a rostros con una dirección particular de la mirada».

Tom Hentoff / Flickr

Tom Hentoff / Flickr

Así, se sometió a 60 voluntarios a visualizar este tipo de imágenes y decir para dónde creía que miraban las pareidolias. «Descubrimos que la exposición repetida a rostros de pareidolia que transmitían una dirección específica de atención (por ejemplo, objetos que parecían 'mirar hacia la izquierda') provocaban un cambio en la percepción de hacia dónde miran los rostros humanos», afirma el estudio. Es decir, que a pesar de ser pareidolias, se repetían los mismos fenómenos que cuando nuestro cerebro ve caras reales.

«Pensamos que la pareidolia facial es una especie de ilusión visual. Sabemos que el objeto en realidad no tiene mente, pero no podemos evitar verlo con características mentales como una 'dirección de la mirada' debido a mecanismos en nuestro sistema visual que se activan cuando detectan un objeto con características básicas similares a caras».

Ventaja evolutiva

Pero, ¿para qué sirve este fenómeno? Palmer y su equipo creen la pareidolia facial es producto de nuestra evolución. De hecho, señalan que los estudios han observado el fenómeno entre los monos, lo que sugiere que la función cerebral se ha heredado de los primates.

«Nuestro cerebro ha evolucionado para facilitar la interacción social, y esto influye en la forma en que vemos el mundo que nos rodea. Existe una ventaja evolutiva en ser realmente bueno o realmente eficiente en la detección de rostros; es importante para nosotros socialmente. También es relevante para detectar depredadores. Pero se observa que hemos evolucionado para ser tan buenos en la detección de caras que esto puede generar falsos positivos, como cuando ves caras que realmente no están allí. Sin embargo, es mejor tener un sistema demasiado sensible que uno que no lo es», afirma Palmer.

Más allá de conocer cómo funciona nuestro cerebro en este tipo de fenómenos, los investigadores apuntan a que este hecho podría ayudarnos a comprender mejor algunos trastornos cognitivos relacionados con el reconocimiento facial, como en algunos casos de prosopagnosia facial o del espectro autista. «Por tanto, el objetivo a largo plazo de este tipo de investigación es comprender cómo pueden surgir las dificultades en la percepción del rostro y el funcionamiento social cotidiano».

Yo soy la primera que he interpretado a veces caras en cualquier cosa. Pero poner como ejemplo o como foto de portada las caras de Belméz, me parece absurdo.
Gente de mi familia y de mi entorno han visto las caras, creo que soy la unica que no las ha visto y aquello no era una imaginación ni nada de lo que dice el artículo. Conozco una persona cercana que ha investigado el tema bien de cerca, se iba con María a hablar por las tardes y decía que las caras hasta se movían con el paso de los días y que de repentr aparecían mas caras y volvían a desaperecer. Se habló de fraude y esta persona dice que de fraude nada, que es inexplicable. Nadie de mi familia ha pagado nada por entrar a verla, aunque de últimas se comentó que pusieron una hucha, pero ¿quien no saca tajada de cualquier cosa? Es que solo por las molestias de estar entrando y saliendo a la casa la gente dejaria propina. Me encantaría volver a ver los reportajes que se ha hecho sobre el tema, después del veranito los retomaré. Si alguna se anima podemos hacer maratón y luego comentarlo.
 
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