Pues díselo a tus hijos y tu familia, lo peor que puede pasar es que no te hagan ni caso. También te digo que el dolor no te lo quita nadie, a mí esa persona me sigue doliendo y es a quién más he llorado, pero al menos ese día, que es muy difícil, se hace más llevadero y no es un regodeo constante en la tristeza. No sé vosotras, pero yo cuando voy a un funeral, entre el ambiente, los colores, el olor, la tristeza, el cura diciendo generalidades... salgo de allí sin energía y tardo unos días en volver a ser yo, aunque sea de una persona lejana. De este funeral salí con una sensación distinta, de haber homenajeado a la persona y haberle dicho realmente adiós, que es para lo que se supone que existen los funerales. El cura leyó el pasaje que a ella le gustaba, salimos algunos familiares a leer textos que habíamos hecho, sonó su música y olía a su incienso. Lo que pueda pensar el resto da igual.Ostras, me encanta lo que explicas, coti. Yo ahora, que soy madre y que perdí a mi padre hace unos años y fue algo dolorosísimo y devastador para mí, he llegado a la conclusión de que no quiero que mis hijos se hundan de la misma forma que yo me hundí, que no quiero hacerles esa putada por inevitable que sea que ellos se sientan tristes, porque creo más en hacer una celebración de la vida, de recuerdo y amor entre los que me quisieron. Lo que pasa es que culturalmente esto no está bien visto, aquí cuanto más drama más dicen las malas lenguas que los familiares del fallecido sienten el dolor. Es así. Pero no me gusta aunque lo respeto