Álvaro Prieto, jugador del Córdoba CF - Desaparición y muerte accidental.

Me suena todo a invent, mira que sigo crímenes de este país y no

suena la historia DE NADA
Buenas noches. Creo que los hechos que no recordabas pueden ser los que contiene la siguiente recopilación de datos que hice sobre el caso. Los nombres están cambiados pero los hechos ocurrieron así. Espero que te guste:
JUSTICIA DEL MÁS ALLÁ


Era marzo. Adela de dieciocho años, dejó de tener contacto con sus padres, por lo que éstos deciden llamar a su novio, Julián, quien explica que hacía más de una semana que la joven decidió dejar la relación, que recogió sus cosas y abandonó el domicilio de sus padres, en Bétera, donde la pareja se alojaba provisionalmente. El joven, desolado, se presta a ayudar en la búsqueda de su ex novia por Valencia.

Preguntaron a sus amigas, compañeras de piso, vecinos, en el trabajo, pero nadie sabía nada de Adela, por lo que denunciaron la desaparición en la Comisaría de Policía, quienes no hicieron mucho caso a la denuncia, ya que eran muchos los desaparecidos, y además Adela ya era mayor de edad.

Tras cinco años sin dejar de buscar a su hija, Manuela, su madre, escucha en la radio un programa en el que una vidente, Carla, echa las cartas del Tarot. Tras varios días de llamadas, Manuela consigue, entrar en antena:

—Buenas tardes —dice Manuela—. Llamo porque mi hija desapareció hace cinco años. ¿Used podría darme alguna pista sobre su paradero?

La pitonisa echa las cartas y asombrada dice:

Manuela, su hija no lleva desaparecida cinco años, sino cuatro… y no está desaparecida, está muerta… veo que ha sido asesinada.

El silencio en el programa es sepulcral, hasta que se escucha la voz del presentador, indicando a Manuela que no se retire del teléfono, ya que quieren hablar con ella fuera de antena.

Al día siguiente la vidente y un detective colaborador de la radio, visitan a la madre de Adela en su casa de Liria. Al entrar, Carla estrecha la pequeña mano de Manuela y advierte mucho sufrimiento. Sin más, pide ver la habitación de la su hija.

En el dormitorio, la pitonisa toca los objetos que hay sobre la coqueta, observa las fotografías y los posters que forran la pared, abre su armario, acaricia la ropa, hasta que finalmente se sienta en la cama. Allí, pasa unos segundos y le sobreviene una visión que le hace incorporarse sudando. Le pregunta a Manuela si sabe algo de un niño o de una cabaña ardiendo. La madre dice que no sabe de qué le habla.

Después, ambas se sientan enfrentadas ante la mesa camilla del salón. La maga extiende un tapete de franela verde, y mirando a Manuela vuelve a tirarle las cartas del Tarot. Todo coincide con la anterior predicción, añadiendo la adivina, que siente mucho calor y dolor.

El detective se ofrece a ayudar a la madre de Adela sin cobrarle, y la mujer, agradecida, le facilita la dirección de su hija en Valencia, además de los contactos de sus amistades, trabajo, novio, a quien describe como un joven muy cariñoso con su hija y con su familia.

El detective callejea por todo Valencia. Consigue contactar con las amigas de Adela, recopilando cualquier posible dato de interés para la investigación, hasta que se entrevista con la mejor amiga de la desaparecida.

En la cita, la amiga describe a Adela como una chica muy alegre, trabajadora y sin malos hábitos. Confiesa al detective que Adela estaba embarazada en las fechas de su desaparición, y por otro lado, menciona que desde que ya no está, a veces, ella sufre algo más que pesadillas. Siente un palpito que le dice que conoce a la mujer que, en sus duermevelas, le pide ayuda. Una mujer que yace muerta, calcinada en el suelo de una extraña cabaña, que tiene una puerta delante y otra detrás.

Días después el investigador se entrevista en un bar de Bétera con Julián, el ex novio de Adela, quien no aporta demasiada información, pero asombrado, niega rotundamente el embarazo de su ex novia.

Tras la investigación, el detective elabora un dossier que contiene nuevas pistas sobre la desaparición de Adela, que los padres de la joven entregan a la policía desatando el interés de los agentes por el caso.

La policía se desplaza hasta Bétera, para hablar con Julián. Al llamar a la puerta aparece la madre de éste, una mujer desconfiada, poco colaboradora, que apenas dejaba hablar ni a su hijo, ni a su marido, acusando a Adela de ser una cualquiera, una ladrona y que esperaba que hubiera ingresado en un convento para redimirse de sus pecados.


*********************​


«¡Julián… quiero abortar! —me dijo Adela—, tengo una amiga que sabe de una mujer en Valencia que se dedica a eso. Yo le pregunté si estaba segura de su decisión, y ella me contestó que era lo mejor, y que después quería dejar lo nuestro.

Al amanecer, sin avisar a mis padres, metimos sus pertenencias en el coche y salimos de Bétera. Ya en Valencia buscamos la dirección. Aparqué cerca del portal y ella subió sola. Dos horas después entró en el coche. Adela estaba pálida, agotada. A la mitad del viaje empezó a sangrar y vi cómo en una de las curvas de la carretera se desmayaba.

Me desvié a la izquierda ya que de lejos había visto una cabaña. Entré en la caseta y al ver que había un colchón en una esquina, saqué a Adela del coche envuelta en una manta y la deposité sobre el jergón. La tuve en mis brazos dos o tres horas sin que recobrara el conocimiento, y finalmente murió. No sabía que hacer, hasta que decidí que lo mejor era… quemarla.

Sobre el colchón apilé todos sus enseres, varias ramas y le prendí fuego. Cuando el fuego cogió fuerza salí de la caseta hasta que vi desplomarse el tejado. Regresé a casa de mis padres, quienes me preguntaron por ella, y les dije que lo habíamos dejado, que se había ido.»


—Bien Julián —dijo el policía—. Si está de acuerdo con lo que ha leído, ¿firmará la declaración?

—Si… la firmo.

A las pocas horas la comisión judicial, la policía y Julián, se desplazan hasta la cabaña donde según este último, Adela había muerto. Junto a la caseta, que tenía dos entradas, esperaban los actuales dueños, quienes indicaron que tras la compra reconstruyeron el tejado, ya que estaba medio derrumbado por un incendio.

La policía preguntó a los dueños por los restos de aquella obra y estos señalaron un montículo de material de obra vertido a pocos metros.

Cribaron cada centímetro de aquel montón de escombros, donde hallaron huesos humanos y restos, como una especie de monedero y en su interior la funda de lo que podía ser un pintalabios, ambos de metal.

El monedero y la funda de pintalabios fueron reconocidos por la familia y las amigas de Adela, como enseres que la joven llevaba siempre con ella.

Los huesos encontrados pertenecen a una mujer menuda, joven y como si hubiera obrado la magia, de entre ellos se había conservado un trozo de cráneo de la zona occipital, que presentaba un agujero que solo se pudo haber producido por el disparo a corta distancia de una escopeta del calibre 22, la misma que poseía Julián, ahora casado y padre de un niño.


*********************​


Carla, era una adolescente de Cáceres, que asustaba con sus presagios, y esa sensibilidad especial que desconcertaba a todos los que la rodeaban. Por ese miedo que produce lo insólito, fue enviada a vivir con una tía a Valencia.

Quizás por la misma época, finales de los 50´, Adela a sus diez años, emigró con su familia desde Extremadura hasta Valencia, con la promesa de una vida mejor.​

Ninguna de las dos chicas sospechaba que sus vidas se entrecruzarían... o quizás Carla si lo supiera, por eso a distancia fue capaz de detectar la agonía y sintió la energía que pedía venganza para Adela.
 
No he visto el video y te contesto por el mensaje anterior al que estás contestando.
Hubo un caso de un crimen en España, de una chica a la que mató su novio o la familia de su novio (el novio se declaró culpable, pero los padres tiene toda la pinta de que o bien participaron o perpetraron el crimen) hace muchos años y que estuvo dada por desaparecida durante mucho tiempo.
El crimen se resolvió gracias a una médium (de las de verdad), a la que se le apareció esta chica en llamas pidiendo ayuda. No recuerdo bien la historia y no puedo buscarla ahora mismo, pero creo que fue un detective quien la oyó en la radio y contacto con ella y juntos resolvieron el crimen. Es bastante interesante y la historia es fácil de encontrar en youtube.
Ahora bien, en el mundillo de los mediums hay mucho tarado con ganas de atención y mucho sacacuartos. Así que por lo general y salvo muy contadas excepciones, suele haber una estafa detrás de esta gente que "contacta".
te acuerdas del nombre?
 
Buenas noches. Creo que los hechos que no recordabas pueden ser los que contiene la siguiente recopilación de datos que hice sobre el caso. Los nombres están cambiados pero los hechos ocurrieron así. Espero que te guste:
JUSTICIA DEL MÁS ALLÁ


Era marzo. Adela de dieciocho años, dejó de tener contacto con sus padres, por lo que éstos deciden llamar a su novio, Julián, quien explica que hacía más de una semana que la joven decidió dejar la relación, que recogió sus cosas y abandonó el domicilio de sus padres, en Bétera, donde la pareja se alojaba provisionalmente. El joven, desolado, se presta a ayudar en la búsqueda de su ex novia por Valencia.

Preguntaron a sus amigas, compañeras de piso, vecinos, en el trabajo, pero nadie sabía nada de Adela, por lo que denunciaron la desaparición en la Comisaría de Policía, quienes no hicieron mucho caso a la denuncia, ya que eran muchos los desaparecidos, y además Adela ya era mayor de edad.

Tras cinco años sin dejar de buscar a su hija, Manuela, su madre, escucha en la radio un programa en el que una vidente, Carla, echa las cartas del Tarot. Tras varios días de llamadas, Manuela consigue, entrar en antena:

—Buenas tardes —dice Manuela—. Llamo porque mi hija desapareció hace cinco años. ¿Used podría darme alguna pista sobre su paradero?

La pitonisa echa las cartas y asombrada dice:

Manuela, su hija no lleva desaparecida cinco años, sino cuatro… y no está desaparecida, está muerta… veo que ha sido asesinada.

El silencio en el programa es sepulcral, hasta que se escucha la voz del presentador, indicando a Manuela que no se retire del teléfono, ya que quieren hablar con ella fuera de antena.

Al día siguiente la vidente y un detective colaborador de la radio, visitan a la madre de Adela en su casa de Liria. Al entrar, Carla estrecha la pequeña mano de Manuela y advierte mucho sufrimiento. Sin más, pide ver la habitación de la su hija.

En el dormitorio, la pitonisa toca los objetos que hay sobre la coqueta, observa las fotografías y los posters que forran la pared, abre su armario, acaricia la ropa, hasta que finalmente se sienta en la cama. Allí, pasa unos segundos y le sobreviene una visión que le hace incorporarse sudando. Le pregunta a Manuela si sabe algo de un niño o de una cabaña ardiendo. La madre dice que no sabe de qué le habla.

Después, ambas se sientan enfrentadas ante la mesa camilla del salón. La maga extiende un tapete de franela verde, y mirando a Manuela vuelve a tirarle las cartas del Tarot. Todo coincide con la anterior predicción, añadiendo la adivina, que siente mucho calor y dolor.

El detective se ofrece a ayudar a la madre de Adela sin cobrarle, y la mujer, agradecida, le facilita la dirección de su hija en Valencia, además de los contactos de sus amistades, trabajo, novio, a quien describe como un joven muy cariñoso con su hija y con su familia.

El detective callejea por todo Valencia. Consigue contactar con las amigas de Adela, recopilando cualquier posible dato de interés para la investigación, hasta que se entrevista con la mejor amiga de la desaparecida.

En la cita, la amiga describe a Adela como una chica muy alegre, trabajadora y sin malos hábitos. Confiesa al detective que Adela estaba embarazada en las fechas de su desaparición, y por otro lado, menciona que desde que ya no está, a veces, ella sufre algo más que pesadillas. Siente un palpito que le dice que conoce a la mujer que, en sus duermevelas, le pide ayuda. Una mujer que yace muerta, calcinada en el suelo de una extraña cabaña, que tiene una puerta delante y otra detrás.

Días después el investigador se entrevista en un bar de Bétera con Julián, el ex novio de Adela, quien no aporta demasiada información, pero asombrado, niega rotundamente el embarazo de su ex novia.

Tras la investigación, el detective elabora un dossier que contiene nuevas pistas sobre la desaparición de Adela, que los padres de la joven entregan a la policía desatando el interés de los agentes por el caso.

La policía se desplaza hasta Bétera, para hablar con Julián. Al llamar a la puerta aparece la madre de éste, una mujer desconfiada, poco colaboradora, que apenas dejaba hablar ni a su hijo, ni a su marido, acusando a Adela de ser una cualquiera, una ladrona y que esperaba que hubiera ingresado en un convento para redimirse de sus pecados.


*********************​


«¡Julián… quiero abortar! —me dijo Adela—, tengo una amiga que sabe de una mujer en Valencia que se dedica a eso. Yo le pregunté si estaba segura de su decisión, y ella me contestó que era lo mejor, y que después quería dejar lo nuestro.

Al amanecer, sin avisar a mis padres, metimos sus pertenencias en el coche y salimos de Bétera. Ya en Valencia buscamos la dirección. Aparqué cerca del portal y ella subió sola. Dos horas después entró en el coche. Adela estaba pálida, agotada. A la mitad del viaje empezó a sangrar y vi cómo en una de las curvas de la carretera se desmayaba.

Me desvié a la izquierda ya que de lejos había visto una cabaña. Entré en la caseta y al ver que había un colchón en una esquina, saqué a Adela del coche envuelta en una manta y la deposité sobre el jergón. La tuve en mis brazos dos o tres horas sin que recobrara el conocimiento, y finalmente murió. No sabía que hacer, hasta que decidí que lo mejor era… quemarla.

Sobre el colchón apilé todos sus enseres, varias ramas y le prendí fuego. Cuando el fuego cogió fuerza salí de la caseta hasta que vi desplomarse el tejado. Regresé a casa de mis padres, quienes me preguntaron por ella, y les dije que lo habíamos dejado, que se había ido.»


—Bien Julián —dijo el policía—. Si está de acuerdo con lo que ha leído, ¿firmará la declaración?

—Si… la firmo.

A las pocas horas la comisión judicial, la policía y Julián, se desplazan hasta la cabaña donde según este último, Adela había muerto. Junto a la caseta, que tenía dos entradas, esperaban los actuales dueños, quienes indicaron que tras la compra reconstruyeron el tejado, ya que estaba medio derrumbado por un incendio.

La policía preguntó a los dueños por los restos de aquella obra y estos señalaron un montículo de material de obra vertido a pocos metros.

Cribaron cada centímetro de aquel montón de escombros, donde hallaron huesos humanos y restos, como una especie de monedero y en su interior la funda de lo que podía ser un pintalabios, ambos de metal.

El monedero y la funda de pintalabios fueron reconocidos por la familia y las amigas de Adela, como enseres que la joven llevaba siempre con ella.

Los huesos encontrados pertenecen a una mujer menuda, joven y como si hubiera obrado la magia, de entre ellos se había conservado un trozo de cráneo de la zona occipital, que presentaba un agujero que solo se pudo haber producido por el disparo a corta distancia de una escopeta del calibre 22, la misma que poseía Julián, ahora casado y padre de un niño.


*********************​


Carla, era una adolescente de Cáceres, que asustaba con sus presagios, y esa sensibilidad especial que desconcertaba a todos los que la rodeaban. Por ese miedo que produce lo insólito, fue enviada a vivir con una tía a Valencia.

Quizás por la misma época, finales de los 50´, Adela a sus diez años, emigró con su familia desde Extremadura hasta Valencia, con la promesa de una vida mejor.​

Ninguna de las dos chicas sospechaba que sus vidas se entrecruzarían... o quizás Carla si lo supiera, por eso a distancia fue capaz de detectar la agonía y sintió la energía que pedía venganza para Adela.
y por que no actua en otros casos? hay muchos casos mediaticos, si yo tuvieran esos poderes, yo trataria de ayudar lo mas posible a muchas familias
 
Me suena todo a invent, mira que sigo crímenes de este país y no me suena la historia DE NADA
Hola! Acabo de leer esto y a lo mejor ya no viene a cuento, pero el caso del que habla es el caso de Antonia Torres. Se dice que se resolvió gracias a una medium.

Edito: no había visto que ya ll habían dicho😅
 
La Hilandera merece un hilo en la sección de influmierders porque promete. No sé si os habréis fijado y es que antes de la muerte de Álvaro, su perfil de Instagram era de otra manera. Fue pasar esta horrible desgracia y lo ha convertido en una especie de blog personal. Luego, mucho comulgar y mucho hincarse de rodillas en la misa. No puedo con la gente tan cínica.
Qué paso con la Hilandera que la he empezado a seguir hace poco?
 
a modo resumen, aprovechar desgracias ajenas para chupar camara a mas no poder y felicitar a su hijo por lo lejos que va a llegar con el cuerpo del otro pobre chico caliente… repulsiva
Es una egocentrica, prepotente que se cree de lo más de Córdoba. Hace poco ha salido haciéndose la víctima por algo que le pasó con una clienta que por algo la puso a parir. Asco de “ser vivo” por llamarla de alguna manera
 

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