Tengo otras dos, que no son creencias exactamente.
Los Reyes Magos. Era una cosa curiosa porque por una parte creía firmemente que existían y repartían juguetes. Pero por otra, algo no me acababa de encajar. Vivíamos en un 4 piso. Si mis padres cerraban bien la puerta, hasta con llave por dentro, por las noches. Si no había escaleras tan largas, que llegasen hasta la ventana de mi habitación... ¿Cómo lo conseguían los Reyes? Hasta me quedaba observando un patio de luces, rato y rato, al que daban las ventanas de otras habitaciones.... pensando e imaginando. No puede ser. Por el patio imposible también. Cada año, días antes de Reyes pensaba y pensaba. Imaginando mil posibilidades, y siempre llegando a la misma conclusión, que tampoco podía ser.
Ahora me parece gracioso que teniendo la verdad delante de mis narices, no la reconociera: no hay Reyes Magos. Nada, yo ilusionada y creyendo en los Reyes Magos todas las navidades. Cuando ya me contaron la verdad, que eran los padres, no me puse triste, nada, solo pensé para mi misma “Si es que no podía ser, era imposible que llegasen a mi habitación, si ya lo decía yo”
La segunda es de una amiga. Crecimos ambas en una ciudad muy fría de Castilla y León. Esta amiga, cuando era niña, se preguntaba porque no ponían radiadores en las calles, igual que los había en las casas, y así poner la calefacción en las calles, cuando llegaba el frío ? ¡De lo más lógico! ¿No? ?
Los Reyes Magos. Era una cosa curiosa porque por una parte creía firmemente que existían y repartían juguetes. Pero por otra, algo no me acababa de encajar. Vivíamos en un 4 piso. Si mis padres cerraban bien la puerta, hasta con llave por dentro, por las noches. Si no había escaleras tan largas, que llegasen hasta la ventana de mi habitación... ¿Cómo lo conseguían los Reyes? Hasta me quedaba observando un patio de luces, rato y rato, al que daban las ventanas de otras habitaciones.... pensando e imaginando. No puede ser. Por el patio imposible también. Cada año, días antes de Reyes pensaba y pensaba. Imaginando mil posibilidades, y siempre llegando a la misma conclusión, que tampoco podía ser.
Ahora me parece gracioso que teniendo la verdad delante de mis narices, no la reconociera: no hay Reyes Magos. Nada, yo ilusionada y creyendo en los Reyes Magos todas las navidades. Cuando ya me contaron la verdad, que eran los padres, no me puse triste, nada, solo pensé para mi misma “Si es que no podía ser, era imposible que llegasen a mi habitación, si ya lo decía yo”
La segunda es de una amiga. Crecimos ambas en una ciudad muy fría de Castilla y León. Esta amiga, cuando era niña, se preguntaba porque no ponían radiadores en las calles, igual que los había en las casas, y así poner la calefacción en las calles, cuando llegaba el frío ? ¡De lo más lógico! ¿No? ?