11M: Décimo aniversario de la matanza que cambió la historia española

Pues según yo lo veo, en nuestra actual posición, nuestros aliados son permanentes aunque no coincidan ya esas alianzas con nuestros intereses. No seguimos mucho las enseñanzas del tal Palmerston.

En el post #307 se toca brevemente este tema.

Y bueno, no te voy a contar nada que no sepas, si te digo que la UE es un mercado en el que cada país tiene asignado el tipo de modelo económico que se le va a permitir desarrollar. Por supuesto jamás se va a permitir que un país periférico haga ni un milímetro de sombra a los productos de un país central de la Unión.

No hay conspiración alguna contra la economía española. Se llama libre competencia. En la UE existe un "level playing field" - un mercado interior sin barreras que es igual para todos los Estados miembros y que compite como un bloque europeo, o UE, con EEUU, Japón etc en un mundo globalizado.
 
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Fiona dijo:
Puede ser Las Navas que hubieran acariciado la mayoría absoluta, lo único que sabemos es que los últimos sondeos revelaban un despunte del voto socialista.

Yo no lo creo
 
por Luis del Pino
11. Atando cabos
LOS ENIGMAS DEL 11-M

2005-09-24

A lo largo de los últimos capítulos hemos ido desvelando una serie de hechos con respecto a los atentados del 11-M que hacen prácticamente insostenible la versión oficial que se nos quiso vender desde el principio. Hemos sabido, por ejemplo, que en los atentados se habría utilizado explosivo militar, que las dos mochilas encontradas en las estaciones parecen simples señuelos, que la famosa mochila de Vallecas jamás estuvo en los trenes de la muerte, que muchos de los implicados en la trama estaban siendo grabados antes de la masacre, que los explosivos y detonadores de los señuelos fueron suministrados por confidentes policiales, que al menos dos de los terroristas pasaron por comisaría seis días antes de los atentados, que la grabación de las conversaciones de El Chino se interrumpió el mismo 12-M...

Todos esos datos, extraídos del sumario, resultan inquietantes, por lo mucho que revelan. Pero mucho más inquietante que esos datos es el silencio del Gobierno con respecto a todo lo relativo al 11-M; y no por lo que revele, sino por lo que sugiere. Si hay silencios clamorosos, el del Gobierno de Zapatero está rozando ya el estruendo.

Precisamente porque no puedo siquiera concebir que el Gobierno tenga nada que ocultar en el tema del 11-M, me considero moralmente legitimado para pedirle que deje ya de actuar como si tuviera algo que ocultar, salga de su autismo y nos proporcione una explicación lógica y creíble de lo que sucedió antes, durante y después del 11-M.

Cómo ser un juez y no enloquecer en el intento

Porque no es sólo que el Gobierno haya boicoteado de forma sistemática cualquier intento de que los españoles conozcan la verdad a través de esa pantomima denominada Comisión de Investigación del 11-M. Porque no es sólo que desde los medios de comunicación dependientes del Gobierno se haya hurtado a los españoles cualquier mención a las investigaciones que algunos medios independientes han ido realizando. Es que ni siquiera la instrucción judicial se ha librado de los intentos del actual Gobierno por evitar a toda costa que lleguemos a saber algún día lo que el 11 de marzo sucedió.

Dos escritos del juez Del Olmo, fechados los días 10 y 18 de mayo de 2005 y dirigidos a diversos cuerpos policiales, resumen de forma muy ilustrativa la lista de informes reclamados por el juez y que hasta la fecha no le habían sido remitidos. Se trata de un total de 48 informes, alguno de los cuales Del Olmo llevaba ya esperando... ¡un año!

Entre esos datos que Del Olmo había solicitado, y que el Ministerio del Interior no le había remitido, se encuentran, por ejemplo, los listados de llamadas telefónicas de todos los implicados en la trama entre los días 10 y 12 de marzo. O las agendas telefónicas de Suárez Trashorras. O los datos relativos a las vías de comercialización de diversos teléfonos relacionados con los atentados.

El sumario entero está plagado de episodios ante los que no cabe sino sospechar que ha existido un deliberado intento de ajustar la labor del juez a lo que la versión oficial requería. Se nos han presentado sucesivamente no menos de media docena de "cerebros" del atentado: Zougham, El Chino, El Tunecino, Lamari, Almallah, Belhadj... Cada vez que el juez descubría nuevos datos que ponían en duda el carácter islamista, la condición terrorista o la implicación de tal o cual "cerebro", aparece de la nada en el sumario un nuevo testigo que viene a apuntalar la tambaleante versión oficial. Y cuando esa posición llega a ser indefendible, surge un nuevo "cerebro" para sustituir al que ya está quemado. Tendremos oportunidad de ver algún ejemplo curioso en futuros capítulos.

A día de hoy, el Gobierno trata, cada vez más a la desesperada, de que el juez cierre cuanto antes la instrucción del sumario. Sería desastroso para la versión oficial que Del Olmo intentara averiguar ahora de dónde salió el explosivo militar usado en los atentados, o las circunstancias exactas de la aparición de la mochila de Vallecas, o por qué se dio orden de interrumpir las escuchas a El Chino el 12 de marzo... Y lo malo es que resulta muy probable que el Gobierno se salga con la suya y que la instrucción sumarial se cierre también en falso, como la Comisión del 11-M, porque nadie está moviendo un dedo para instar al juez Del Olmo a realizar determinadas diligencias. Los pocos medios de comunicación que están investigando la masacre tratan de cumplir con su labor y poner datos sobre la mesa. Pero, si nadie hace nada con esos datos, toda esa labor de los medios no servirá para nada.

Vamos a tratar de echar la vista atrás y analizar algunas cuestiones relativas al atentado, a la luz de los datos que hemos ido conociendo. Eso nos permitirá, quizá, encajar algunas de las piezas de este complicado puzle.

Los explosivos de los trenes

¿Qué explosivo concreto se utilizó en las diez bombas que estallaron en los trenes? No lo sabemos, puesto que nadie se ha molestado en intentar averiguarlo. Los datos con los que contamos son tres:

  • Los destrozos causados en los trenes, que según el Jefe provincial de los TEDAX revelan que las bombas contenían algún tipo de explosivo militar, como por ejemplo C3 o C4.
  • La grabación de las explosiones de Atocha, que de nuevo apunta a que se habrían utilizado explosivos militares.
  • Los restos de "componentes genéricos de dinamita" encontrados en 8 de los 10 focos de explosión.

Teniendo en cuenta estos datos, una posibilidad (aunque no la única) es que se hubiera utilizado RDX mezclado con nitroglicerina. Esa mezcla, que tiene unas características muy similares al C4, ya ha sido empleada anteriormente por algunos grupos terroristas, por ejemplo en Chechenia. Eso explicaría tanto los destrozos en los trenes como los restos de "componentes genéricos" de dinamita en ocho de los focos de explosión, aunque sería altamente deseable conocer qué componentes exactos se detectaron en los análisis. ¿Se encontró metenamina (uno de los componentes del RDX) en alguno de esos 10 focos?

Los señuelos

Las dos bombas encontradas intactas en los trenes (y hechas explotar por los Tedax en las estaciones) contenían muy probablemente Goma-2. Pero, como nos han ocultado los informes sobre las inspecciones oculares realizadas a esos dos artefactos y como nos han ocultado qué componentes químicos se encontraron en los análisis después de la detonación de esas dos bombas, no estamos en condiciones de asegurarlo. Lo único que tenemos claro es que el tipo de explosivo era distinto al de las bombas que sí estallaron, así que esas dos mochilas eran sólo señuelos.

La sola existencia de esos señuelos nos revela un dato muy importante: que toda la operación del 11-M era algo más que un simple atentado terrorista, porque no se pretendía sólo hacer detonar unas bombas, sino también dejar las pistas que orientaran la investigación en una dirección concreta. Es a eso a lo que nos referíamos en el artículo segundo de esta serie, cuando nos preguntábamos por qué Al Qaeda iba a tener interés en poner en marcha una campaña de desinformación, paralela al propio atentado.

Todo parece indicar que quien concibió el 11-M no tenía sólo en mente los muertos, los heridos y la destrucción, sino también lo que había que hacer para que el atentado tuviera las consecuencias políticas deseadas.

La mochila de Vallecas

El tercero de los señuelos comparte con los otros dos que el explosivo era distinto del utilizado en las diez bombas que estallaron. Pero las semejanzas acaban ahí.

A diferencia de los otros dos señuelos, la mochila de Vallecas no estuvo nunca en los trenes. Si hubiera estado, no habría podido escapar a las inspecciones de los Tedax, que revisaron dos veces todos los bultos encontrados en las estaciones. Por tanto, esa mochila fue depositada con posterioridad a que los Tedax abandonaran la estación de El Pozo.

¿Qué sentido tiene que los terroristas depositaran esa decimotercera mochila? Pues uno muy simple: los dos señuelos originales habían fallado, porque los Tedax los hicieron detonar en las propias estaciones. Sin señuelos, no había Goma-2 que apuntara en dirección contraria a ETA, ni providenciales teléfonos que nos llevaran a los supuestos terroristas, así que el objetivo del atentado estaba comprometido. La decimotercera mochila apareció porque los otros dos señuelos fueron detonados.

¿Dónde fue depositada esa mochila por los terroristas? No lo sabemos, pero los bultos de El Pozo efectuaron el siguiente recorrido: Estación de El Pozo - Comisaría de Villa de Vallecas - IFEMA - Comisaría de Puente de Vallecas. La mochila tuvo que ser depositada, forzosamente, en algún punto de ese trayecto. Y el más probable es IFEMA, porque es allí donde, en medio de la confusión, nadie repararía en una persona que depositara aquella mochila.

Un último dato: la decimotercera mochila fue, muy probablemente, fabricada después de los atentados. Son dos los indicios que apuntan a ello:

  • la diferencia de composición con respecto al señuelo encontrado en la estación de El Pozo (bolsa de viaje en lugar de mochila, distinta cantidad de explosivo, distinta colocación del detonador, distinto color de los cables, distinto recipiente para el explosivo)
  • la hora a la que estaba programado el teléfono móvil de la mochila de Vallecas: las 7:40 de la mañana. Esa diferencia de dos minutos con respecto a la hora real a la que explotaron las bombas de El Pozo sólo puede explicarse si alguien programó "a ojo" el teléfono después de producirse las explosiones, cuando los datos concretos eran todavía confusos.

Los números que no cuadran

Nos preguntábamos en uno de los capítulos anteriores cómo es posible que no cuadraran los números en la versión oficial: número de mochilas, número de móviles comprados por los búlgaros, número de móviles liberados, número de tarjetas telefónicas compradas, número de móviles activados en Morata... Nos preguntábamos también por qué los terroristas utilizaron como temporizadores para las bombas unos teléfonos móviles que tan fácilmente permitían identificarles, en lugar de emplear un temporizador normal, infinitamente más seguro y que no deja ningún rastro.

La respuesta a esas dos dudas parece clara: es lógico pensar que los números no cuadran porque todo ese complicado montaje de los móviles, de los búlgaros, de los hindúes, de los locutorios de Lavapiés..., no tiene nada que ver con las bombas que estallaron en los trenes. Aquellas 10 bombas usaban, muy probablemente, un temporizador normal y corriente, programado para estallar cuando los trenes estuvieran en sus respectivas estaciones.

Donde únicamente se utilizaron móviles y tarjetas es allí donde esas pistas podían resultar de utilidad: en los señuelos. Había que dar a la Policía un hilo del que tirar, y nada mejor que una tarjeta telefónica que llevara en primer lugar a un "sospechoso habitual" al que poder detener antes de las elecciones y, más a medio plazo, que demostrara la supuesta implicación del comando de Morata. Las siete tarjetas activadas el 10 de marzo en Morata no tenían otro objeto que establecer la vinculación entre los atentados y esa casa tan conocida de las fuerzas policiales.

La trama asturiana

Puesto que la Goma-2 parece jugar en todo este drama el simple papel de señuelo, eso nos obliga a replantearnos la verdadera importancia de algunos de los actores. Los miembros de la trama asturiana, por ejemplo.

En primer lugar, si se utilizó explosivo militar en los trenes, la cantidad de Goma-2 que fue escamoteada en Asturias es menor de la que pensábamos en un principio. La Goma-2 asturiana se utilizó en los señuelos, en el artefacto encontrado en las vías del AVE y en Leganés, pero no en las 10 bombas que estallaron en los trenes, lo cual representa unos 100 kg menos de dinamita.

En segundo lugar, la trama asturiana no habría participado en el atentado propiamente dicho, sino en la elaboración de las cortinas de humo que rodean al atentado. Sigue siendo necesario investigar esa trama y, especialmente, a quienes la teledirigían, pero centrarse en esa trama secundaria, olvidando lo verdaderamente importante, sería un error: ni el explosivo militar salió de Asturias, ni probablemente estén en Asturias quienes concibieron el macabro guión de este atentado.

La trama de Morata

De nuevo, las últimas revelaciones nos dejan entrever claramente de qué estamos hablando al referirnos a la trama de Morata: de una panda de pringados, metidos hasta el corvejón en el mundo del narcotráfico, a quienes se les encarga transportar desde Asturias unos explosivos que no llegarían a utilizarse en las verdaderas bombas y a quienes también, posiblemente, se les encarga depositar unas mochilas-señuelo que no hubieran podido nunca estallar.

El comportamiento de El Chino y de su grupo en los días siguientes al atentado no es el de alguien que acaba de cometer una masacre, porque no tratan de huir ni de esconderse. El 19 de marzo, El Chino, a quien nos han querido vender como un islamista radical, celebra tranquilamente con una fiesta familiar el Día del Padre (la fiesta de San José) en su casa de Morata. ¿Resultaría lógico ese comportamiento en alguien que hubiera hecho algo más que actuar de simple transportista?

¿Cree alguien que es casualidad que le alquilaran a El Chino una casa "marcada" en Morata? ¿Cree alguien que es casualidad que se eligiera para ese transporte a alguien cuyas conversaciones estaban siendo grabadas en el marco de una operación antidroga? ¿Cree alguien que es casualidad que se eligiera a un pringado conocido de los confidentes asturianos (que probablemente son tan pringados como él)? ¿Cree alguien que es casualidad que El Chino acabe estallando en Leganés, sin que pueda ya decirnos quién le encargó ese transporte?

Cuando se tira un dado y sale un seis, eso se llama casualidad. Pero cuando sale un seis veinte veces seguidas, eso no es casualidad: eso se llama un dado cargado. El Chino y sus hombres empezaron a oler a muerto desde el mismo momento en que aceptaron transportar los explosivos. La pregunta es: ¿quién cargó esos dados que hicieron volar al comando de Morata por los aires aquel sábado 3 de abril, en Leganés?

Pero vayamos por partes. Hasta el momento, nos hemos centrado fundamentalmente en los acontecimientos que tuvieron lugar antes del 11-M y entre el 11 y el 14 de marzo. Volveremos sobre esas cuestiones, pero es momento de repasar algunos hechos interesantes acaecidos entre el día de los atentados y el estallido del piso de Leganés.

http://www.libertaddigital.com/opinion/11-atando-cabos-27145/
 
Por Luis del Pino
12. El cuento de El Chino
LOS ENIGMAS DEL 11-M

2005-10-04

Todos sabemos, gracias a las sucesivas revelaciones periodísticas y a los autos del juez, muchas cosas sobre El Chino, uno de los personajes clave del 11-M. Sabemos, o creemos saber, que se llamaba Jamal Ahmidan; que dirigía una pequeña red de narcotraficantes; que alquiló la casa de Morata de Tajuña a personas pertenecientes al círculo de los hermanos Almallah; que compró los explosivos al confidente policial Suárez Trashorras; que transportó esos explosivos a Madrid desde Asturias en un accidentado viaje en el que la Guardia Civil le puso tres multas; que sus conversaciones estaban siendo grabadas, junto con las de uno de sus hombres, llamado Otman El Gnaoui; que una huella de El Chino apareció en Morata en el envoltorio de una tarjeta telefónica relacionada con la tarjeta encontrada en la famosa mochila de Vallecas; que terminó muriendo en Leganés, junto con otros seis terroristas, ... Sin embargo, en éste, como en muchos otros temas del 11-M, puede que las cosas no sean exactamente lo que parecen.

¿Se sorprendería el lector si le digo que las huellas dactilares de ese terrorista muerto en Leganés a quien se identifica como El Chino no corresponden, según los archivos policiales, a un marroquí llamado Jamal Ahmidan, sino a un argelino llamado Ahmed Ajon? No quiero decir con eso que nos hayan engañado también en este aspecto y que El Chino no muriera en Leganés; sólo pretendo que el lector acepte que las cosas pueden ser mucho menos claras de lo que creemos.

El hombre de los mil nombres

Cuando la Policía halló en la casa de Morata el soporte de una tarjeta telefónica relacionada con la que había aparecido en la mochila de Vallecas, encontró sobre ese soporte una huella dactilar. Al realizar el cotejo con las bases de datos policiales, se detectó que esa huella correspondía a una persona llamada Ahmed Ajon, de nacionalidad argelina. El tal Ahmed Ajon había sido detenido por primera vez en Algeciras el 15 de enero de 1992 y a esa primera le seguiría una larga cadena de detenciones, facilitando el individuo en cuestión numerosas identidades distintas a la Policía. Así, en los archivos policiales, Ahmed Ajon figuraba también con los nombres de Jamal Abu Zaid, Jamal Said Mounir, Yousef Nabil, Yousef Dolmi y Said Tlidni. Pero no figuraba la identidad de Jamal Ahmidan asociada a esas huellas.

Según los archivos policiales, el tal Ahmed Ajon fue detenido (después de otras varias ocasiones) en marzo de 2000 por falsificación de documentos e ingresó el 25/3/2000 en un Centro de Internamiento para Extranjeros, como paso previo a su expulsión. En esa ocasión, se le detuvo bajo la identidad de Said Tlidni e ingresó en el centro de internamiento en compañía de su lugarteniente, Abdelilah El Fadual, que en la actualidad está también procesado por los atentados del 11-M. El 16 de abril se fuga del centro con otros tres reclusos, tras atacar a un funcionario con un spray. Este episodio resulta especialmente confuso, porque se da la circunstancia de que Said Tlidni es una persona real, que también ha sido detenida por su posible relación con los atentados del 11-M. Con lo cual, si hemos de creer lo que los informes policiales nos dicen, tendríamos que pensar que Jamal Ahmidan estuvo encerrado en aquel Centro de Internamiento para Extranjeros con la identidad de otro de los imputados del 11-M.

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La ceremonia de la confusión no acaba aquí. Nada más producirse el 11-M, la Policía comenzó a detener sospechosos y a entrevistar testigos, y a esos sospechosos y testigos se les hacía visualizar una serie de fotografías de personas que pudieran estar presuntamente relacionadas con los atentados. Pues bien, en aquellos primeros reconocimientos fotográficos aparece una instantánea del supuesto Jamal Ahmidan (o Ahmed Ajon, o Said Tlidni, o comoquiera que se llame), pero el nombre asociado a esa fotografía es... Jamal Hammadi. Resulta curioso este nombre, porque no coincide ni con el de Jamal Ahmidan, ni con ninguna de las identidades con las que ese individuo constaba en los archivos policiales. ¿De dónde sacó la Policía ese nuevo nombre? Para terminar de confundir las cosas, Hammadi es el apellido de otro de los imputados por la masacre, relacionado con un testigo protegido que supuestamente avisó tres meses antes del 11-M sobre posibles atentados en los trenes.

¿Le parece todo esto al lector un galimatías? Pues añadámosle unos cuantos ingredientes más: en el famoso viaje desde Asturias a Madrid en el que se transportaron, presuntamente, los explosivos, El Chino fue detenido y multado por la Guardia Civil, enseñando un pasaporte belga a nombre de Yousef Ben Salah, la misma identidad que luego usaría al firmar el contrato de alquiler de la casa de Morata. Curiosamente, Ben Salah es el apellido de una de las personas que visitaron a Said Tlidni en el Centro de Internamiento de Extranjeros en marzo de 2000.

Más datos: entre los efectos encontrados en Leganés apareció un pasaporte con la fotografía de Jamal Ahmidan, pero a nombre de Otman El Gnaoui, que es otro de los encausados por el 11-M por su presunta participación en el transporte de los explosivos.

Como remate del tomate, sabemos que los asturianos, según consta en sus declaraciones, conocían a Jamal Ahmidan por un alias, pero ese alias no era "El Chino", sino "Mowgli". Además, sabemos que ese mismo alias de "El Chino" era utilizado por Abdelilah Ahmidan (uno de los supuestos hermanos de Jamal Ahmidan) y por Abdelilah El Fadual (el supuesto lugarteniente de Jamal Ahmidan). ¿Se imagina el lector lo complicado que es tratar de discernir de quién se está hablando en las transcripciones telefónicas? Cuando aparece mencionado "El Chino" en una de esas conversaciones, ¿cómo saber a quién hace referencia la frase? ¿A Jamal Ahmidan? ¿A su hermano Abdelilah? ¿A su lugarteniente Abdelilah?

Para finalizar, cuando el supuesto Jamal Ahmidan (o Ahmed Ajon, o Said Tlidni, o Yousef Ben Salah) muere en Leganés, estaba utilizando otra identidad falsa más: la de Redouan Abdelkader Layasi. Cuando la supuesta madre de Jamal Ahmidan llama al teléfono móvil de su hijo, poco antes de que vuele el piso de Leganés, quien cogió el teléfono fue uno de sus hombres. Éste le preguntó a la madre: "¿Quieres hablar con Redouan?". ¿Por qué hace esa pregunta el hombre de Jamal, si todos sus hombres le llamaban Jamal? ¿O es que no era Jamal Ahmidan quien estaba en el piso de Leganés?

Realmente, no envidio la tarea del juez Del Olmo, porque tratar de orientarse en ese mare magnum de identidades falsas y de alias duplicados es tarea casi titánica. Más que nada, porque después de revisar el sumario, uno acaba con la sensación de que resulta perfectamente posible que nunca existiera nadie llamado Jamal Ahmidan. ¿Estamos ante un delincuente habitual con la manía de cambiarse de identidad cada dos minutos? ¿O estamos ante un personaje fabricado? Las informaciones facilitadas por la policía marroquí, las declaraciones de los supuestos hermanos de ese terrorista y el testimonio de su supuesta compañera sentimental apuntan a que Jamal Ahmidan se llamaba realmente Jamal Ahmidan, pero ¿podría alguien explicarnos quién era realmente ese individuo?

Un terrorista hacendoso. Una granja, placas solares, un año de alquiler...

Para tratar de no perder el norte, vamos a centrarnos en esa persona con gafas, ojos achinados y dientes delanteros prominentes que aparece en las fotografías policiales, y vamos a convenir en que se llamaba Jamal Ahmidan.

Sabemos que Jamal Ahmidan alquiló el 28 de enero de 2004 una casa en Morata de Tajuña y la historia oficial nos cuenta que Jamal Ahmidan era un islamista peligroso y que en esa casa es donde se montaron las bombas que mataron a 192 personas el 11-M. Bien, como historia no está mal. El problema es que hay numerosas declaraciones de testigos que no cuadran con esa imagen tan simple.

Para empezar, resulta extraño que un islamista peligroso tenga a su hijo estudiando en un colegio católico. Resulta extraño también que conviva con una mujer que fuma, que lleva pantalones de cuero y un piercing en la boca y que no es musulmana. Resulta extraño que en ninguna de las conversaciones telefónicas grabadas a Jamal Ahmidan se mencione ningún tema relacionado con la religión o la política y que sólo se hable de hachís, de deudas de droga y de ajustes de cuentas. Pero es que, además, el comportamiento de ese supuesto terrorista antes y después del 11-M resulta completamente inexplicable de acuerdo con la versión policial.

En primer lugar, Jamal Ahmidan alquila la casa por un año completo, abonando el año de alquiler por adelantado. Después de alquilar la casa, lo primero que hace es visitar a sus vecinos y adquirir a éstos diversos enseres de segunda mano para su finca: un frigorífico, una estufa, una placa solar, ... En las primeras semanas de febrero, Jamal Ahmidan lleva un grupo de albañiles marroquíes a la casa de Morata para construir una segunda planta sobre la que ya existía, además de un corral y de una especie de sótano. Finalmente, en los primeros días de marzo, Jamal Ahmidan compra un rebaño de seis cabras, varias gallinas y un perro y lo lleva a la finca.

Estamos hablando de un presunto terrorista islámico que, según la versión oficial, piensa cometer un espantoso atentado seis semanas después de comenzar a habitar la casa de Morata. Evidentemente, hace falta estar descerebrado para ser terrorista, pero por muy descerebrado que Jamal Ahmidan estuviera, supongo que sus escasas luces le darían para comprender que una vez cometida la masacre sólo habría tres salidas: morir, huir o ser detenido. En consecuencia, ¿para qué abona un año de alquiler? ¿Por qué se presenta a todos sus vecinos? ¿Para qué compra en marzo una placa solar que de poco le iba a servir antes del verano? ¿Para qué construye una segunda planta a esa casa que no iba a poder habitar después del 11 de marzo? Pero he de confesar que lo que más perplejo me tiene es lo del rebaño de cabras. ¿Se le ocurre a alguien qué motivo podría tener un terrorista para montar una pequeña granja a escasos días de un importante atentado?

Evidentemente, Jamal Ahmidan no compró esa casa para preparar ningún atentado, y su intención era habitarla durante mucho tiempo. Por tanto, si es cierto (como afirma la versión oficial) que Jamal Ahmidan era un peligroso terrorista islámico, no queda más remedio que concluir que no recibió las órdenes de atentar hasta pocos días antes de la masacre del 11-M.

El Chino y la cabra

Pero si extraño es el comportamiento de Jamal Ahmidan los días previos al atentado, su comportamiento en las fechas posteriores es directamente esperpéntico.

Sabemos, por la declaración de su supuesta compañera sentimental, que Jamal Ahmidan le dice a su hijo el día 11 (refiriéndose a los atentados): "Los de ETA se han pasado". Sabemos que entre los días 13 y 14 de marzo hizo un viaje relámpago a Pamplona, quizá por sus asuntos de droga. Sabemos que Jamal continuó yendo tranquilamente a su casa de Morata después de los atentados del 11-M, sin que intentara huir. Sabemos, en fin, que el día 19 de marzo Jamal celebra tranquilamente el Día del Padre (recordemos: la fiesta de San José) en aquella finca.

A la celebración familiar del Día del Padre acudieron su compañera sentimental, su hijo, su suegra y el compañero sentimental de ésta, que es un ex-guardia civil peruano. Mientras las Fuerzas de Seguridad españolas buscaban frenéticamente una casa en el entorno de Morata, ese peligroso islamista llamado Jamal Ahmidan celebraba tranquilamente con su familia una fiesta católica.

¿Tiene algún sentido todo esto? Porque yo no se lo encuentro. Un fanático islamista (según la versión oficial) que en lugar de enorgullecerse ante su hijo de su hazaña, lo que le dice es que "los de ETA se han pasado". Un sanguinario terrorista (según la versión oficial) que celebra tranquilamente una fiesta familiar ocho días después del atentado. Incluso para un terrorista descerebrado, el comportamiento resulta de lo más chocante.

Pero, de nuevo, es otro detalle el que más desconcertado me deja. Aquel mismo día 19 de marzo, Jamal Ahmidan se dirige muy enfadado a casa de uno de sus vecinos y, de muy malos modos, le dice que alguien le ha robado una de sus seis cabras y que si él ha visto algo.

Estamos hablando de un supuesto terrorista que acaba de asesinar a 192 personas hace menos de diez días. Estamos hablando de un supuesto terrorista que le ha comprado los explosivos a un sujeto (Suárez Trashorras) que acaba de ser detenido el día anterior. Estamos hablando, por tanto, de alguien que lo menos que podría esperar es que la Policía se presente en su casa a detenerle de un momento a otro. ¿Y de qué se preocupa nuestro sanguinario terrorista en esas circunstancias? ¡Pues de que la han robado la cabra, naturalmente! ¿Qué cosa hay más importante para un terrorista que su cabra?

http://www.libertaddigital.com/opinion/12-el-cuento-de-el-chino-27338/
 
Fiona dijo:
Puede ser Las Navas que hubieran acariciado la mayoría absoluta, lo único que sabemos es que los últimos sondeos revelaban un despunte del voto socialista.

Yo no lo creo
No es cuestión de que lo creas o no, es lo que decían los sondeos. Un repunte del voto no significa que los socialistas fueran a ganar las elecciones, significa únicamente que frente al sondeo de la semana o del mes anterior se evidenciaba una progresión en la intención de voto.
 
por Luis del Pino
13. La casa de Morata
LOS ENIGMAS DEL 11-M

2005-10-11


Hace escasas semanas, los españoles teníamos ocasión de conocer la sentencia contra la célula española de Al Qaeda acusada colaborar en la organización de los atentados de Nueva York. Una de las personas condenadas era Mohamed Needl Acaid, alias Abu Nidal.

Abu Nidal nació el 1 de marzo de 1967 y era sirio, como muchos de los otros procesados en ese mismo juicio contra Al Qaeda. Al igual también que muchos de los otros procesados, estaba casado con una española, la ceutí Nayat Fadal Mohamed. El matrimonio formado por Abu Nidal y Nayat juega, como tendremos ocasión de ver, un papel fundamental en los acontecimientos que rodean a los atentados del 11 de marzo.

La compra de la casa

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En el año 1997, Abu Nidal compra una finca situada en la carretera que une Morata con Titulcia, dentro del término municipal madrileño de Chinchón, poniendo esa finca a nombre de su mujer Nayat, con la que se había casado en régimen de separación de bienes. Se trata de la famosa casa en la que nos cuentan que se prepararon las bombas del 11-M. En aquella finca, Abu Nidal construiría una casita de una planta y algunos chiscones auxiliares. Cuatro años después de la compra, en noviembre de 2001, la Policía detenía a Abu Nidal por su presunta relación con una célula española de Al Qaeda.

El primer alquiler

Según la declaración de la dueña de la casa ante la Policía, a principios de 2002 le encargó al hermano de Abu Nidal, llamado Mohamed, y a su amigo Walid Altarakji que buscaran inquilino para la finca, ya que tenía pocos recursos económicos.

En octubre de ese mismo año 2002 se presentó ante la puerta de la finca una mujer con la intención de alquilarla, llegando finalmente a un acuerdo. La dueña de la casa de Morata dice que supone que esa mujer apareció como consecuencia de las gestiones de los dos intermediarios sirios, Walid y Mohamed, porque en la puerta de finca no había ningún cartel que indicara que se alquilaba.

Esa mujer que alquiló la finca a finales de 2002 resultó ser la esposa de Mustafá Maimouni, que era cuñado de El Tunecino y que resultaría detenido en 2003 por su posible relación con los atentados de Casablanca. En la actualidad está en la cárcel en Marruecos.

El segundo alquiler

Como consecuencia de la detención de Maimouni, aquella finca quedaría vacía de nuevo a mediados de 2003, por lo que la dueña de la casa decide volver a encargar a los dos intermediarios sirios, Walid y Mohamed, que la alquilen.

Según las declaraciones ante la Policía y el juez, éstos ponen anuncios en el Segunda Mano y acuden también a una inmobiliaria, Arconsa, que es propiedad de los hermanos Rostom (de origen también sirio) y en la que trabajaba El Tunecino.

El 28 de enero de 2004, gracias a la intermediación de Mohamed, de Walid y de El Tunecino, la finca era vuelta a alquilar, esta vez a Jamal Ahmidan, alias El Chino, presunto terrorista del 11-M que moriría posteriormente en Leganés.

El mundo es un pañuelo

Hasta aquí, la historia oficial. Analizándola, uno no puede menos que maravillarse de lo pequeño que es el mundo y de cómo la vida está llena de casualidades.

Tenemos una casa perteneciente a un terrorista ligado a Al Qaeda que sólo es alquilada dos veces: la primera a un presunto terrorista (Mustafá Maimouni) que está preso por su presunta participación en los atentados de Casablanca y la segunda a Jamal Ahmidan, presuntamente implicado en los atentados de Madrid.

Además, la primera vez se alquila a una persona (Mustafá Maimouni) que resulta ser cuñado del empleado de la inmobiliaria que intermedia en el segundo alquiler.

Evidentemente, ese encadenamiento de circunstancias puede ser cualquier cosa menos casual:

  • o la dueña de la casa de Morata actuaba al dictado de su marido Abu Nidal, que estaba preso en aquellas fechas por colaboración con Al Qaeda,
  • o los dos intermediarios sirios (Walid y Mohamed, el hermano de Abu Nidal) se dedicaban a ofrecer la casa a presuntos terroristas a espaldas de la dueña de la casa,
  • o El Tunecino tropezó por casualidad con estos dos intermediarios sirios y aprovechó para "colocar" la casa, primero a su cuñado y luego a El Chino.

Aunque también cabría la posibilidad de que las tres cosas fueran ciertas a la vez.

El mejor de los culpables

Teniendo en cuenta que El Tunecino murió en Leganés, se trata del culpable más cómodo para todo el mundo. Al fin y al cabo, no va a tener ocasión de contradecirnos si decidimos que era él la única "mano negra" responsable de aquella cadena de alquileres. De hecho, es lo que ha sucedido en el sumario.

La dueña de la casa (que contaba con una buena abogada, Yamila Pardo) ni siquiera llegó a estar detenida en ningún momento. En cuanto a los dos intermediarios sirios, fueron detenidos el 29 de marzo de 2004 y liberados tres días después. En su declaración ante la Policía, realizada en perfecto castellano, Mohamed (el hermano del terrorista Abu Nidal) saca hábilmente a colación a Jadicha Candela, cuñada de Joaquín Almunia y madre de Yamila Pardo. A diferencia de lo sucedido con la inmensa mayoría de los detenidos por el 11-M, la Policía ni siquiera solicita la prórroga de la incomunicación para los dos sirios, por lo que ambos (Walid y Mohamed) declaran ante el juez el día 1 de abril de 2004.

Mohamed, que había declarado ante la Policía que no necesitaba traductor (por hablar perfecto castellano), declara el día 1 de abril en árabe ante el juez Del Olmo, asistido por el correspondiente intérprete. En esa declaración, le dice al juez que él "siente como los españoles, está casado con una chica española y tiene un hijo; incluso ha tratado de entrar en un partido político en España para sentirse muy español". En cuanto al otro intermediario, Walid, declara (al igual que Mohamed) que él no sabe nada de cómo es posible que se alquilara por dos veces sucesivas aquella casa a sendos terroristas. Los dos intermediarios quedarían en libertad al día siguiente, por decisión del juez Del Olmo.

Ante todo, amabilidad

La exquisita corrección con la que la dueña de la casa y los dos intermediarios fueron tratados por la Policía resulta sorprendente, por contraste con el trato dispensado a otros detenidos. Pero esa sorpresa es aún mayor al leer en el sumario las extrañas circunstancias acaecidas durante el registro del piso de Mohamed, el hermano de Abu Nidal.

A las 6 de la tarde del día 30 de marzo, el día siguiente a la detención de Walid y Mohamed, miembros de la UCIE (Unidad Central de Información Exterior de la Policía) se presentan en casa del hermano de Abu Nidal para proceder a un registro. Transcribo literalmente el comienzo del acta de registro, porque resulta memorable: "A la entrada, los funcionarios de la UCIE se encontraron con dificultades, no siendo factible la apertura de la puerta a pesar de haberlo intentado en repetidas ocasiones, debido a que se encontraban introducidas unas llaves en el interior de la vivienda. A posteriori, y tras llamar al timbre en reiteradas ocasiones, tras un lapso de tiempo de entre cinco y diez minutos, abrió la puerta de la vivienda la esposa del detenido, percibiéndose al entrar por los miembros de la Comisión un fuerte olor a quemado. Por la esposa del detenido se manifiesta que acaba de quemar un libro, que tenía miedo pero que carecía de importancia y que estaba escrito en árabe, haciendo entrega en ese acto de una mochila conteniendo papeles quemados".

¿Verdad que es enternecedor? La Policía va a registrar el domicilio de una persona detenida por su presunta implicación en los atentados del 11-M, de una persona que ha intermediado en el alquiler sucesivo de la casa de Morata a dos presuntos terroristas... y, como hay unas llaves puestas en el interior, en lugar de echar la puerta abajo se dedica educadamente a llamar durante cinco o diez minutos, mientras la mujer del detenido quema papeles en el interior. ¡Admirable y civilizado comportamiento policial! Es el único caso, en todo el sumario del 11-M, de quema de documentos antes de un registro. ¿Conocía el juez Del Olmo esa circunstancia antes de tomar declaración a los dos intermediarios sirios el 1 de abril y decretar su puesta en libertad?

He de admitir que estoy confundido. Decía Churchill que "la democracia es ese régimen en el que, si alguien llama a tu puerta a las seis de la mañana, puedes estar seguro de que es el lechero". Pero entonces, si eso es la democracia, ¿cómo llamamos a ese otro régimen en el que, si la Policía llama a tu puerta a las seis de la tarde, tienes cinco o diez minutos para quemar los papeles comprometedores, aunque seas un presunto terrorista,... siempre que conozcas a las personas adecuadas?

http://www.cotilleando.com/foro/thr...-historia-española.87947/page-16#post-2290870
 
En el post #307 se toca brevemente este tema.
¿Y en qué post se toca que unos dirigentes o clase oligárquica corrupta local 'venda' su país por un plato de lentejas a los intereses de la potencia del área a cambio de unas migajas multimillonarias pa'su bolsillo?

No hay conspiración alguna contra la economía española. Se llama libre competencia. En la UE existe un "level playing field" - un mercado interior sin barreras que es igual para todos los Estados miembros y que compite como un bloque europeo, o UE, con EEUU, Japón etc en un mundo globalizado.

Naturalmente. Es que hay áreas o países que debe ser que tienen gente más retra o menos capaz y, claro, aún con ese fair play e ''igualdad de condiciones'' y facilidades...no logran resultados. No...y las grandes potencias, no protegen sus mercados e industrias. Para nada.
 
No es cuestión de que lo creas o no, es lo que decían los sondeos. Un repunte del voto no significa que los socialistas fueran a ganar las elecciones, significa únicamente que frente al sondeo de la semana o del mes anterior se evidenciaba una progresión en la intención de voto.

Los socialistas empezaron a decir que iban a tener un despunte final a mediados de febrero. Se convirtió en una consigna cada vez que les acercaban un micrófono. Recuerdo que por entonces se publicó esta noticia.


EL PSOE SE GUARDA UN SUPER MISIL CONTRA LA CAMPAÑA DE RAJOY Y EL PP

elsemanaldigital.com, Domingo 22 de Febrero de 2004

Ayer sábado parecía volver la sonrisa al rostro de algunos dirigentes del PSOE de los que están en la pomada electoral y que estos días atrás andaban realmente tristes.

¡Ojo, que el partido aún no ha terminado!, advertían ayer mismo desde la sede de campaña socialista, en de la calle Gobelas –donde el PSOE tiene alojado a su Comité de Estrategia Electoral--. "En Génova dan por terminada la campaña electoral y finiquitado poco más o menos al PSOE de cara al día 14 de marzo y, esto, no ha hecho más que empezar", insisten las fuentes socialistas con las que ayer mismo hablaba Garganta Profunda. "El asunto Carod-Rovira y la tregua de ETA en Cataluña, que tanto rédito electoral cree el PP que puede sacarles, está por ver si no se les puede volver en contra todavía".

Ayer sábado parecía volver la sonrisa al rostro de algunos dirigentes del PSOE de los que están en la pomada electoral y que estos días atrás andaban realmente tristes, cabizbajos y dando tumbos. "Nos han dado una buena noticia desde Gobelas y aunque de momento no podemos decir nada más, puede producirse un vuelco curioso al asunto Carod –ETA", confesaban casi susurrando nuestras fuentes.

Pues bien, la alegría que traslucían por la mañana sólo unos pocos dirigentes socialistas --los que están en la pomada electoral del partido--, se contagió rápidamente horas más tarde a muchos más. El "algo va a ocurrir", en la tarde del sábado en Santiago de Compostela era ya rumor general en la familia socialista que sigue a Zapatero en los actos electorales. En los corrillos se detectaba, con facilidad, una misma consigna: "Hay algo sobre contactos con ETA de dirigentes del PP y Pepiño (Blanco) y Alfredo (Pérez Rubalcaba) están analizando el mejor momento para largarlo". "Hasta que no pita el árbitro el partido está vivo", decían.



Aquí se puede la captura de pantalla de esta información. No era en los despuntes de los sondeos en lo que creían, sino en el despunte de algo relativo al terrorismo que a último momento se le iba a volver del revés al PP.


http://www.peonesnegros.info/fondod... 2004-02-22/El Semanal Digital 2004-02-22.pdf
 
por Luis del Pino
14. Amistades peligrosas
LOS ENIGMAS DEL 11-M

2005-10-20


En el primero de los artículos de "Los enigmas del 11-M" hablábamos sobre las cuatro tramas superpuestas que se dieron cita el día de los atentados: los cabezas de turco de Lavapiés, la trama asturiana, la de Morata y una cuarta trama a la que denominábamos "comando de la C/ Virgen del Coro", y de la que afirmábamos que era el verdadero núcleo duro del 11-M.


Sin embargo, los lectores que hayan seguido los capítulos publicados hasta el momento habrán sacado la impresión de que apenas hemos hablado de esa cuarta trama. Si tanta importancia tiene, ¿por qué nos hemos centrado hasta ahora en las otras tres tramas, dejando de lado a ese "núcleo duro"?



Un mapa de carreteras



En realidad, sí que hemos estado hablando constantemente de esa cuarta trama. Es verdad que no lo hemos hecho de una manera explícita pero, como veremos en éste y en sucesivos artículos, cuando hablamos de los teléfonos móviles del 11-M, es a Virgen del Coro a donde llevan los hilos; cuando hablamos de la casa de Morata, es en Virgen del Coro donde terminan las conexiones; cuando describimos el transporte de los explosivos, es de Virgen del Coro de donde parten las órdenes; cuando mencionamos, en fin, la conexión asturiana, el círculo vuelve a cerrarse, como veremos, en Virgen del Coro. Incluso los caminos que conducen tanto a ETA como a Al Qaeda tienen en Virgen del Coro su kilómetro cero.



Nada mejor para describir a la cuarta trama que comenzar con un pequeño mapa de carreteras. La siguiente figura presenta a los principales actores de este enredo. Las personas rodeadas con un óvalo son las que podríamos considerar como integrantes de ese "comando de la C/ Virgen del Coro", mientras que los recuadros rectangulares reflejan lo que quedaría fuera de la trama.



No se preocupe el lector si tiene la sensación de que todo es muy lioso. Durante un año y medio, se ha pretendido enterrar el 11-M en una avalancha de nombres y conexiones, aplicando el principio de que la mejor manera de esconder una aguja es en una montaña de agujas. Hemos procurado cribar todas las informaciones irrelevantes e incluir sólo los detalles completamente esenciales, así que tómese su tiempo para examinar el diagrama un par de veces y acuda a él cuando sienta que se pierde en las explicaciones. De todos modos, como verá, tampoco son tan complejas.



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nalmallah220305.jpg
Ante todo, dos advertencias. La primera es que las flechas de conexión no pretenden reflejar quién controlaba a quién. Asignamos una posición central, de la que emanan todas las conexiones, a los hermanos Almallah (uno de los cuales es el presunto terrorista que se afilió al PSOE tras el 11 de marzo) simplemente porque son estos dos hermanos los que se relacionan, de una u otra manera, con todos los diferentes actores. Pero no pretendemos decir, ni mucho menos, que fueran ellos los cerebros del 11-M. Es más, pensamos que no lo eran, aunque ya habrá tiempo de entrar en más detalles.



La segunda advertencia es que no queremos insinuar, en modo alguno, que todas las personas que aparecen en este diagrama tengan una responsabilidad en los atentados; ni siquiera todas las personas a las que identificamos como miembros del comando de Virgen del Coro. Quien deberá decidir sobre las responsabilidades es el juez. Nosotros vamos a describir, simplemente, las conexiones existentes y el papel que sabemos que cada uno jugó.

Algunos viejos conocidos



Ya hemos hablado en los capítulos anteriores de muchas de las conexiones que quedan patentes en el diagrama. Hemos hablado, por ejemplo, de la dueña de la casa de Morata y de los dos intermediarios sirios que participaron en el alquiler sucesivo de esa casa a dos presuntos terroristas. Dueños de la casa de Morata que, como recordará el lector, tenían como abogada, antes y después del 11-M, a una brillante criminalista conversa al Islam: Yamila Pardo, la sobrina de Joaquín Almunia.



Los dueños de la casa de Morata y sus intermediarios constituyen uno de los puntos más evidentes de conexión del 11-M con las estructuras periféricas de Al Qaeda. Y, sin embargo, en lugar de tirar de ese hilo que parece conducir a Al Qaeda, la Policía se ha dedicado a detener durante dieciocho meses a decenas de personajes irrelevantes de origen magrebí, de los cuales no llegarán a sentarse en el banquillo ni la cuarta parte, porque el juez no ha podido encontrar indicios de conexión con el 11-M. ¿Cómo se explica esto? ¿No nos decían que era un atentado de Al Qaeda? ¿Entonces por qué no se ha querido tirar del hilo más directo de todos?



También hemos hablado de ese otro sirio, Abdul Khalek Al Jondi, que realizó la comercialización de varias de las tarjetas telefónicas implicadas en los atentados. Curiosamente, la Policía tampoco quiso tirar de ese hilo de investigación, a pesar de que existen llamadas cruzadas entre Al Jondi y alguno de los suicidas de Leganés. Pero no sólo eso: la UCIE llegó al punto de mentir al juez Del Olmo, achacando a la cabeza de turco oficial (Jamal Zougham) la comercialización de esas tarjetas telefónicas vendidas por Al Jondi. ¿Con qué protección contaba este sirio para que la Policía llegara al extremo de mentir al juez? ¿Acaso era también un confidente policial? ¿Otro más?



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Hemos mencionado también en artículos anteriores que uno de los hermanos Almallah compartió piso (en la C/ Martín de los Heros) con el batasuno Yusuf Galán, y sabemos por los medios de información que fue en casa de este batasuno converso al Islam donde se encontró el croquis de una mochila bomba muy similar a la que se utilizaría el 11-M. También sabemos, gracias a las revelaciones de Libertad Digital que Yusuf Galán eligió precisamente Asturias para montar una asociación cultural islámica, asociación que mantenía vínculos con la regida por el militante socialista Fernando Huarte. ¿Hubo algún trasvase de información, en las fechas previas al 11-M, entre los hermanos Almallah y alguna persona vinculada a Yusuf Galán? ¿Y con Fernando Huarte? ¿Llegó al entorno batasuno la información de que algo se estaba preparando?



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Los lectores que sigan las informaciones que se han ido publicando sobre el 11-M saben también que Fernando Huarte y otro militante socialista asturiano, el argelino Rabia Gaya, mantenían contacto con determinadas personas vinculadas a la trama del 11-M. Son conocidas las visitas de Huarte en la cárcel a Abdelkrim Benesmail, el lugarteniente de uno de los muchos cerebros del 11-M que nos han presentado (Allekema Lamari). Cuando la Policía procedió al registro de la celda de Benesmail, halló en su poder los teléfonos de dos etarras, Henri Parot y Harriet Iragui, teléfonos que, si hemos de creer la versión oficial, estaban allí por mera casualidad.



También es conocido que Rabia Gaya, el ayudante de Fernando Huarte, fue quien ayudó a uno de los presuntos terroristas del 11-M, Fouad El Morabit, a conseguir en Gijón los papeles de residencia. Evidentemente, eso no constituye un delito, pero creo que resultaría conveniente, dada la amistad de Rabia Gaya con Fouad El Morabit y la implicación de éste en los atentados, que alguien nos aclarara qué contactos, físicos o telefónicos, se produjeron entre estos dos personajes con anterioridad al 11-M.



Como nota al margen, lo que no todo el mundo sabe es un detalle curioso: Allekema Lamari solía mandar giros de dinero a la cárcel a su lugarteniente Abdelkrim Benesmail. En esos giros, Lamari incluía un mensaje que siempre era el mismo: "Aguanta, hermano!". Pues bien, el último giro recibido por Benesmail con ese texto y con la firma A. Lamari tiene fecha posterior a la de la supuesta muerte de Allekema Lamari en Leganés. ¿Quién le envió ese último giro a Benesmail?



La presencia en la trama de Rabia Gaya y de Fernando Huarte, que además de militante socialista es agente del CNI, no resultaría tan inquietante si no supiéramos, además, que el propio Allekema Lamari estaba controlado por el CNI a través de un agente llamado Safwan Sabagh, como revelaba el periódico El Mundo hace escasas fechas.



El policía Kalaji



No menos inquietante resulta la figura del policía Maussili Kalaji. Sabemos, por ejemplo, porque así consta en el sumario, que los teléfonos móviles usados en los atentados (o al menos los de las mochilas-señuelo) fueron liberados en la tienda de este policía.



Está perfectamente documentada la relación de Kalaji con los hermanos Almallah, con quienes le unía una relativa amistad, reconocida por el propio Kalaji en sus declaraciones a
El Mundo (hasta tal punto que se dice que fue el propio Kalaji quien recomendó a Mouhannad Almallah ingresar en el PSOE). En el piso de la C/ Virgen del Coro aparecieron diversos documentos a nombre de Kalaji, incluido un contrato de compraventa relativo a un apartamento en la C/ Mirto que Kalaji vendió a uno de los Almallah.



Dejando aparte el hecho de que Kalaji ocultara su condición de miembro de las Fuerzas de Seguridad del Estado tanto en sus declaraciones ante la Policía como en las efectuadas ante el juez, la relación existente entre Kalaji y los Almallah permite dudar de que la liberación de los móviles en la tienda de Kalaji fuera casual.



Sólo hay cuatro explicaciones posibles al hecho de que aquellos móviles fueran liberados en la tienda de Kalaji:



  • o ese policía participó conscientemente en los preparativos del atentado, en cuyo caso habría que preguntarse por qué no está detenido,
  • o ese policía conoció los preparativos de los atentados, aunque sin participar en la trama, en cuyo caso habrá que preguntarse a quién informó,
  • o la persona que eligió la tienda de Kalaji para liberar los móviles lo hizo precisamente porque conocía la relación de Kalaji con los Almallah, en cuyo caso habrá que preguntarse quién seleccionó a Kalaji como cabeza de turco,
  • o en realidad no hubo ninguna liberación de móviles en la tienda de Kalaji y este policía simplemente participó en un montaje que condujo a las primeras detenciones, realizadas en plena jornada de reflexión.



Personalmente, apostaría por las opciones tres o cuatro; siento no poder ser más preciso, pero con los datos que tenemos no es posible llegar más lejos. A raíz de la publicación en
El Mundo de las informaciones sobre el policía Kalaji, la Comisaría General de Información presentó al juez Del Olmo un informe en el que instaba la detención de Kalaji como presunto partícipe en la trama. Como consecuencia, el juez Del Olmo pidió a la Fiscalía el 23 de mayo de 2005 su opinión sobre esa detención, sin que hasta el momento nos conste si se ha procedido o no a tomar alguna medida, ni si se ha respondido a los múltiples interrogantes que la figura de Kalaji suscita.



Por cierto, en ese oficio de 23 de mayo dirigido a la Fiscalía, Del Olmo afirmaba que Kalaji es miembro del CNI. ¿Se trata de un error del juez, que en realidad quería decir CNP (Cuerpo Nacional de Policía) o debemos suponer que también Kalaji era miembro de los servicios secretos españoles? Porque ya es lo que nos faltaba.



En el siguiente artículo terminaremos con el repaso de esta cuarta trama. Y allí podremos ver que, desgraciadamente, existen circunstancias aún más inquietantes que las que hasta ahora hemos expuesto.


http://www.libertaddigital.com/opinion/14-amistades-peligrosas-27636/
 
por Luis del Pino
15. Un ejercicio de escapismo
LOS ENIGMAS DEL 11-M

2005-10-25

Houdini es, posiblemente, uno de los magos más famosos de la Historia. Su verdadero nombre era Erich Weiss y nació en Hungría en 1874, aunque su familia emigró a Estados Unidos cuando Houdini tenía cuatro años. Aunque también realizaba trucos de magia convencionales, su verdadera especialidad, y la que le daría fama mundial, era el escapismo. El primero de los trucos de este estilo lo realizó en 1896, al escapar de una camisa de fuerza mientras colgaba boca abajo, atado por los tobillos con una cuerda.

A partir de ahí, efectuó todo tipo de trucos de escapismo, creciendo su fama a medida que lo hacía la dificultad de los desafíos: escapar de una jaula, de un baúl de madera arrojado a un río, de una saca de correos cerrada o incluso de una inmensa bolsa de papel, de la que logró salir sin que el papel sufriera un rasguño.

Pero Houdini era un vulgar aficionado comparado con los supuestos terroristas del 11-M. Como veremos en este capítulo, las personas que (según la versión oficial) idearon, planificaron, prepararon y cometieron la masacre lo hicieron a pesar de que la Policía conocía sus nombres, tenía sus fotografías, conocía sus domicilios, sabía cuáles eran sus vehículos, estaba al tanto de sus tendencias radicales, había intervenido sus teléfonos y les tenía sometidos a un intenso control.

Analizando los hechos anteriores al 11-M que vamos a exponer en estas líneas, la lógica nos dice que esos presuntos terroristas no hubieran debido poder escapar del abrazo mortal de la Policía. Era imposible que pudieran llegar a cometer los atentados. Aunque, por supuesto, los trucos de escapismo son siempre mucho más fáciles si algún ayudante abre disimuladamente los candados antes de que comience el espectáculo.

Los hermanos Almallah

Como decíamos en el artículo anterior, estos dos hermanos de origen sirio son el punto central, el nexo de unión entre los distintos componentes del núcleo duro del 11-M. En palabras de los propios informes policiales, "sin la base doctrinal, el reclutamiento, adoctrinamiento y dirección de los hermanos Almallah, los atentados del 11-M, posiblemente, no se hubieran producido".

Según las investigaciones policiales, en su local de la C/ Virgen del Coro se celebraban reuniones de personas vinculadas al entorno radical islámico y a la comunidad siria, en las que se visualizaban vídeos de la Jihad con escenas de combates de milicias musulmanas o de atrocidades cometidas contra musulmanes. Jóvenes sin recursos, llegados principalmente de países del Magreb, eran acogidos en ese local y en los domicilios de Mouhannad Almallah y de El Tunecino, ejerciéndose sobre esos jóvenes una labor de proselitismo y de captación de adeptos, con el fin de reclutar combatientes para posteriormente enviarlos a Chechenia o Afganistán.

Los asistentes a esas reuniones, incluidos los hermanos Almallah, adoptaban numerosas precauciones, además de tener un gran cuidado en lo que a las conexiones telefónicas se refiere. Durante las vigilancias policiales y las investigaciones, pudo detectarse cómo los miembros del comando salían a la calle para llamar desde cabinas (con el fin de no dejar rastro en las facturas telefónicas), utilizaban los sistemas de desvío de llamadas entre unos teléfonos y otros y empleaban un lenguaje deliberadamente críptico en sus conversaciones.

De nuevo según la Policía, Mouhannad Almallah utilizaba como tapadera una supuesta actividad de reparación de electrodomésticos, pero en realidad los dos hermanos se dedicaban a la colecta de las limosnas destinadas a la Jihad, así como a algunas otras actividades ilícitas como el tráfico de coches robados.

Los informes policiales nos cuentan que, tras su llegada a España, los hermanos Almallah comienzan a moverse en el entorno de Abu Dahdah, la persona a la que se considera como contacto de Al Qaeda en España. Los hermanos Almallah comienzan a acudir a sus reuniones, ayudan a captar y enviar muyahidines a los frentes de combate e inician la labor de reclutamiento en el local de Virgen del Coro. De los dos hermanos, es Moutaz el que ejerce el liderazgo ideológico.

Tras la detención de Abu Dahdah por su vinculación con los atentados de Nueva York, Moutaz Almallah se traslada a vivir a Londres, aunque sigue haciendo frecuentes viajes a Madrid, donde su hermano Mouhannad continúa dirigiendo las actividades del comando. En torno a él comienza a formarse el grupo de personas que luego aparecerán implicadas en los atentados del 11-M: El Tunecino, Basel Galyoun, Fouad El Morabit o Mohamed El Egipcio.

Las conclusiones de la Policía, elaboradas meses después de los atentados, afirman que los hermanos Almallah aportaron su ideología, sus contactos y su apoyo logístico en el proceso de radicalización de las personas de su entorno, proceso que culminaría en la masacre de Madrid.

Pero, como todo en el 11-M, la historia real es mucho más tenebrosa que la oficial.

Con la Policía en los talones

La Policía conocía bien a los hermanos Almallah, demasiado bien. Porque lo cierto es que tanto ellos como todos sus conocidos estaban sometidos a una estrecha vigilancia que hubiera debido hacer imposibles los atentados.

Según la declaración ante la propia Policía del Jefe del Grupo de Terrorismo Internacional de la Brigada Provincial de Información de Madrid, el primer dato sobre las posibles actividades radicales de los hermanos Almallah es de 17 de enero de 2003, pudiendo constatarse ya entonces su relación con las tramas periféricas de Al Qaeda a través de Abu Dahdah, y también su relación con el batasuno convertido al Islam Yusuf Galán. A partir de ahí, y durante todo el año 2003 y principios de 2004, la BPI sometería a una estrecha vigilancia tanto a los hermanos Almallah como al círculo de personas relacionadas con ellos.

Como parte de esa vigilancia, se realizan numerosos seguimientos y se redacta una multitud de notas informativas sobre los miembros de ese "comando de Virgen del Coro", sobre sus reuniones, sobre los pisos que habitan o a los que acuden, sobre sus vehículos, sobre su medio de vida... En el curso de esas investigaciones se localizarían numerosos inmuebles que luego aparecerán en el transcurso de las investigaciones del 11-M, incluyendo el local de Virgen del Coro, el piso de Mouhannad Almallah en la C/ Químicos y el piso de El Tunecino en la C/ Francisco Remiro.

En un informe de 3 de marzo de 2003 se identifica ya a Serhane Farket (El Tunecino) y a diversas personas que residían en su casa de la C/ Francisco Remiro y que luego aparecerán como implicados en la trama del 11-M; tal es el caso de Basel Galyoun o Adnan Waki. También se obtienen en esa misma fecha los listados de llamadas telefónicas del local de Virgen del Coro.

El 14 de marzo de 2003 se establece un dispositivo de vigilancia en torno a Mouhannad Almallah. En abril de 2003 constan un total de seis seguimientos a los hermanos Almallah y a los visitantes del local de Virgen del Coro, concretamente los días 11, 23, 24, 25, 28 y 29 de abril. En mayo (los días 6, 7, 8, 12, 19, 26 y 27) se realizan nuevos seguimientos y vigilancias de los pisos de Virgen del Coro y de la C/ Químicos, identificándose diversos vehículos y personas.

El sumario del 11-M recoge cómo "durante todo el mes de junio [de 2003] se realizan vigilancias y seguimientos más constantes sobre Mouhannad Almallah". Nos constan, a ese respecto, nuevos informes de fechas 5, 23, 25, 26 y 27 de junio.

En julio de 2003 continúa la vigilancia en torno a los pisos de la C/ Químicos (domicilio de Mouhannad Almallah) y de Francisco Remiro (domicilio de El Tunecino), así como en torno al local de Virgen del Coro. Los informes tienen fecha de 3, 6, 7, 8, 9, 10, 21, 22 y 30 de julio. Hay que destacar que el día 10 se localiza la inmobiliaria en la que trabajaba El Tunecino (denominada Arconsa), que jugaría posteriormente un papel en el alquiler de la casa de Morata de Tajuña. En las fechas posteriores se investigaría todo el entramado empresarial relacionado con Arconsa, que es propiedad de otros dos hermanos de origen sirio, apellidados Rostom.

Es también en este mes cuando se oficializan estas investigaciones, a través del Juzgado Central de Instrucción número 4, con el fin de proceder a las correspondientes intervenciones telefónicas.

En agosto, se realizan nuevos seguimientos los días 11 y 25. En septiembre, los días 1, 3, 8, 15, 18, 22 y 23. Ya en este mes se conoce que en el piso de El Tunecino había estado residiendo Mustafá Maimouni, cuñado de El Tunecino que en la actualidad está preso en Marruecos por su posible relación con los atentados de Casablanca y que fue el primer inquilino de la casa de Morata.

En octubre de 2003, los informes de seguimientos corresponden a los días 1, 7, 9, 13, 15, 27, 29 y 30, centrándose dichos seguimientos en El Tunecino, los hermanos Almallah y las empresas relacionadas con Arconsa. Como novedad, se identifican dos nuevos coches en las proximidades del domicilio de El Tunecino, que resultan estar vinculados al entorno de Jamal Ahmidan, El Chino.

Los seguimientos constatados en noviembre corresponden a los días 5, 6, 7, 10, 11, 12, 13, 14, 18, 19, 20, 21, 22, 25, 26 y 28 (dieciséis de los treinta días del mes), localizándose a nuevas personas que luego aparecerán vinculadas al 11-M, entre ellas a otro de los presuntos suicidas de Leganés: Anuar Asrih Rifaat.

En diciembre, se somete a vigilancia al comando los días 4, 12, 17 y 19, realizándose asimismo indagaciones acerca de Abdelilah El Fadual (el lugarteniente de El Chino), cuyo coche había sido detectado en octubre.

El escape y el 17 de febrero de 2004

En enero de 2004, la vigilancia continúa sobre El Tunecino, los hermanos Rostom y los hermanos Almallah, teniendo los informes de seguimiento fecha de 7, 13, 14, 20, 22 y 26 de enero. En la primera mitad de febrero, la actividad de seguimiento por parte de la Policía sigue siendo frenética, constando los informes de los días 2, 3, 4, 5, 6, 9, 10, 13 y 16 (nueve de los dieciséis días), localizándose en aquellas fechas, en las proximidades de uno de los inmuebles vigilados, un vehículo propiedad de Hicham Ahmidan (primo de El Chino dedicado también al tráfico de drogas).

Y de repente, el día 17 de febrero de 2004, los seguimientos se interrumpen. A partir de esa fecha ya no consta ningún seguimiento policial, como si alguien hubiera dado la orden de levantar el operativo. El día 17 de febrero, cesan esos constantes seguimientos al comando de Virgen del Coro, a pesar de que se había constatado la conexión de ese comando de Virgen del Coro con las tramas periféricas de Al Qaeda. El día 17 de febrero, se interrumpe la vigilancia de los numerosos pisos, locales y empresas de ese comando, a pesar de que se había constatado la implicación de los miembros del comando con varias personas relacionadas con el terrorismo islámico, como Abu Dahdah, el batasuno Yusuf Galán o Mustafá Maimouni. El día 17 de febrero se rompe el cerco tendido en torno a los presuntos organizadores del 11-M, a muchos de los cuales (incluyendo a tres de los suicidas de Leganés) se había identificado en el curso de las investigaciones: El Tunecino, El Chino, los hermanos Almallah, Basel Galyoun, Adnan Waki, Anuar Asrih Rifaat, ...
  • El 17 de febrero de 2004: las vigilancias se interrumpen exactamente 24 días antes de que estallen los trenes de Madrid, matando a 192 personas.
  • El 17 de febrero de 2004: el operativo de control del comando se levanta sólo 11 días antes de que se realice el transporte de los explosivos desde Asturias.
  • El 17 de febrero de 2004: el comando de Virgen del Coro se libra del cerco policial exactamente el mismo día en que ETA declara su tregua parcial en Cataluña.
  • El 17 de febrero de 2004. ¿Quién dio la orden, aquel 17 de febrero, de interrumpir el seguimiento al comando que, según nos dicen, iba a cometer pocos días después la mayor masacre terrorista de la Historia de España?
¿Por qué se dio la orden de abrir el candado, librando a ese comando del mortal abrazo policial?

http://www.libertaddigital.com/opinion/15-un-ejercicio-de-escapismo-27741/
 
Por Luis del Pino
16. El rayo que fulmina
LOS ENIGMAS DEL 11-M

2005-11-03

El pasado 5 de septiembre, el periódico El País publicaba un artículo de análisis sobre el 11-M que planteaba claramente cuál es el problema fundamental en este punto de las investigaciones:
  • "La pregunta será eterna: ¿si estuvieron tan cerca, si casi todo ocurrió delante de sus narices, si los informes previos alertaban del aumento de la amenaza islamista contra España, por qué ni las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad ni el Ministerio del Interior pudieron evitar el 11-M? ... El cúmulo de fallos asombra tras la atenta lectura del sumario. La cuestión es saber si alguien en algún momento tuvo la capacidad para juntar todas las piezas del puzzle o si ese alguien las vio y las cuadró con intenciones criminales."
No comparto las conclusiones de ese artículo ni los argumentos que en él se empleaban para sostener que ante lo único que nos encontramos es ante una monumental negligencia, pero, aún así, resulta recomendable leer entero ese análisis de El País, ya que pone sobre la mesa cuestiones que hasta ahora estaban reservadas a las conversaciones de pasillo. Porque, de la misma forma que el debate Goma-2/Titadyne hace tiempo que ha quedado superado (porque lo que se utilizó en los trenes puede que no fuera dinamita), también el debate ETA/Al Qaeda hace tiempo que ha quedado obsoleto: a estas alturas del partido, de lo que estamos hablando es de otra cosa. Es muy posible que en el atentado del 11-M jugaran un papel tanto ETA como elementos vinculados a Al Qaeda, pero ni los unos ni los otros podrían haber llegado a cometer el 11-M sin ayuda adicional.

Las dos alternativas

Básicamente, lo que El País planteaba es que existen dos alternativas para explicar lo que sucedió el 11 de marzo: o estamos ante una monumental negligencia, o estamos ante un golpe de estado. Como veremos al final del artículo, en realidad podrían existir otras explicaciones, pero aceptemos de momento la disyuntiva que planteaba El País.

Enfrentados a esas dos alternativas, la hipótesis del golpe de estado resulta tan sobrecogedora que creo que todos tenemos la obligación de tratar de explicar las cosas sin recurrir a ella, así que eso es lo que haremos; trataremos de analizar los atentados partiendo de dos supuestos:

1. Vamos a dar por buena la versión oficial, es decir, vamos a aceptar que los atentados fueron cometidos por dos células más o menos conectadas con Al Qaeda:
  • una de ellas formada por auténticos islamistas (la célula articulada en torno a los hermanos Almallah, El Tunecino, Allekema Lamari, Mohamed El Egipcio, ...),
  • y otra formada por gente del mundo del narcotráfico a la que, por algún motivo, se arrastra hacia el fundamentalismo y se la involucra en la masacre (la célula articulada alrededor de El Chino)
2. En segundo lugar, vamos a suponer que lo que pasó antes del 11-M no fue otra cosa que una monumental negligencia de las Fuerzas de Seguridad y de los servicios secretos españoles.

¿En qué consistió la negligencia?

Veamos cuál era la situación semanas antes del 11-M:
  • la Brigada Provincial de Información de Madrid, a través del Juzgado Central de Instrucción número 4 (Fernando Andreu), tenía controlado al núcleo liderado por los hermanos Almallah. Durante trece meses, antes del 11-M, se controló a los hermanos Almallah, a dos de los suicidas de Leganés (El Tunecino y Anuar Asrih Rifaat), a Basel Ghalyoun, a Fouad El Morabit, a Adnan Waki y a al menos dos personas vinculadas a El Chino.
  • la UDYCO tenía controlado al grupo de narcotraficantes articulado en torno a El Chino, incluyendo al propio Jamal Ahmidan, a Otman El Gnaoui, a Lofti Sbai y a Abdelilah Ahmidan.
  • la UCIE tenía controlados desde el año 2002, a través del Juzgado Central de Instrucción número 5 (Baltasar Garzón), a los hermanos Almallah, a El Tunecino, a Mohamed El Egipcio, a Basel Ghalyoun, a Adnan Waki, a Fouad El Morabit, a Sanel Sjekirica, ...
  • el CNI tenía controlado a otro de los suicidas de Leganés (Allekema Lamari) a través del agente Safwan Sabagh y tenía también controlado a Fouad El Morabit a través de Fernando Huarte y Rabia Gaya
  • además, los hermanos Almallah tenían relación con al menos dos personas que trabajan para las Fuerzas de Seguridad: el policía Kalaji y un español de nombre R.J.M.B., casado con una mujer de origen árabe y que trabaja como traductor para la Policía.
Muchos de los implicados en la masacre tenían intervenidos sus teléfonos desde el año 2002 (Fouad El Morabit, El Tunecino, los hermanos Almallah, Mohammed El Egipcio, ...). Las tonterías que se han publicado en algunos medios sobre la falta de traductores no son más que pamplinas, porque el sumario del 11-M recoge los informes originales con las transcripciones efectuadas a lo largo de esos dos años de investigaciones; se sabía perfectamente lo que esos implicados hablaban, porque así consta en la documentación de los sumarios instruidos por los juzgados de Garzón y de Andreu.

Muchos de los implicados fueron sometidos a seguimientos casi constantes hasta tres semanas antes de los atentados (los hermanos Almallah, El Tunecino, Fouad El Morabit, ...).

Además, los vínculos entre los hermanos Almallah y la supuesta cabeza de Al Qaeda en España (Abu Dahdah) habían quedado acreditados tanto a través de las investigaciones del juzgado de Andreu, como del de Garzón.

Y, por si fuera poco, los explosivos utilizados por esta célula de Al Qaeda fueron suministrados por una trama dirigida por un confidente policial (Emilio Suárez Trashorras) y las armas fueron suministradas por un confidente de la Guardia Civil (Rafá Zouhier)

A pesar de todo ello, nadie fue capaz de evitar la masacre. Como negligencia, no está mal. Evidentemente, para poder seguir aceptando la teoría de la negligencia, será necesario que alguien nos explique cómo es posible que, estando todos controlados, teniendo sus comunicaciones intervenidas, estando sometidos a seguimientos físicos... pudieran organizar un atentado. Es decir, alguien debería explicarnos a todos (y principalmente a las víctimas) en qué consistió esa negligencia, quiénes son los responsables de la misma y qué medidas se han tomado.

Pero además existe otro aspecto que también requiere una explicación, si hemos de seguir aceptando la teoría de la negligencia: será necesario que alguien nos explique el hecho de que esa vigilancia sobre la célula que había de cometer el atentado se relajara a sólo tres semanas de las elecciones.

Pero aceptemos de momento la teoría de la negligencia y analicemos ahora el comportamiento policial después de la masacre

Ha sido Al Qaeda

Recuerde el lector que estamos dando por buena la versión oficial. Según esa versión, después de producidos los atentados las pistas comenzaron rápidamente a apuntar a Al Qaeda (cinta coránica de la furgoneta de Alcalá, comunicado de reivindicación enviado a un periódico de Londres, explosivo de tipo Goma-2 hallado en la mochila de Vallecas, cinta de reivindicación depositada en una papelera el día 13-M, detención de tres marroquíes en plena jornada de reflexión, ...). En consecuencia, el día 13-M la Policía tenía claro que había que orientar las pesquisas hacia el entorno islamista, en general, y hacia Al Qaeda en particular.

Sin embargo, aquí es donde la teoría de la negligencia comienza a hacer agua. Ya hemos visto que todo el círculo de personas relacionadas con los hermanos Almallah y El Tunecino estaban siendo vigiladas por la Policía antes del 11-M y que se conocían tanto sus vínculos con Al Qaeda como sus nombres, sus fotografías, sus vehículos, sus empresas y sus domicilios.

Entonces, si el 13-M se tenía claro que era Al Qaeda y si se tenían desde antes del 11-M todos esos datos sobre esa supuesta célula de Al Qaeda, ¿por qué no se procedió inmediatamente a la detención de las personas vinculadas a esa célula y al registro de sus domicilios el mismo 13-M?

Tratemos de encontrar un explicación. Vamos a suponer que la Policía tiene, el 13-M, el convencimiento moral de que esa célula de Al Qaeda es la responsable de los atentados, pero que al carecer de pruebas no puede proceder a efectuar detenciones ni registros (es una hipótesis un tanto peregrina, pero aceptémosla).

El 20 de marzo de 2004, una semana después del 13-M, la Policía tomaba declaración al sirio Abdul Khalek Al Jondi, como consta en el sumario. La Policía había llegado a Al Jondi analizando las llamadas de los números de teléfono relacionados con el que se encontró en la mochila de Vallecas. En su declaración, Al Jondi admite conocer a los hermanos Almallah y a El Tunecino y declara también haberles vendido tarjetas telefónicas.

¿Qué más necesitaba la Policía para proceder de inmediato a la detención de los miembros de esa presunta célula de Al Qaeda? El teléfono de la mochila de Vallecas había terminado llevando a personas pertenecientes al círculo de los hermanos Almallah y ya se sabía desde antes del 11-M todo lo que había que saber sobre esa célula de Al Qaeda; entonces, ¿por qué no se procedió inmediatamente a la detención de las personas vinculadas a esa célula y al registro de sus domicilios el mismo día 20 de marzo?

Teniendo en cuenta lo que se sabía antes del 11-M de esa célula de Al Qaeda, lo sucedido a partir de esa fecha del 20 de marzo resulta incomprensible:
  • a Mouhannad Almallah sólo se le detiene el 24 de marzo, cuatro días después de la declaración de Al Jondi, a pesar de que se supone que la Policía trabajaba contrarreloj para localizar a los autores de la masacre.
  • esa detención de Mouhannad Almallah no se produce como resultado de la declaración de Al Jondi, sino a raíz de que una testigo que viajaba en los trenes reconociera (en la tarde del 23 de marzo) a uno de los miembros de la célula de los Almallah como una de las personas que pudo haber depositado una mochila-bomba.
  • en la declaración de Mouhannad Almallah ante la Policía, nadie le pregunta por la infinidad de indicios que se habían recabado contra él durante dos años de investigaciones a través de dos juzgados distintos. En esa declaración, Almallah se limita, básicamente, a decir que conoce a El Tunecino y que éste es un radical de cuidado.
  • al juez Del Olmo nadie le informa, antes de que Almallah declare en el juzgado, de los resultados de esos dos años de investigaciones, con lo cual Almallah se ratifica ante el juez en sus declaraciones sobre lo radical que era ese sujeto llamado El Tunecino.
  • ¡y con eso se pone en libertad a Mouhannad Almallah el día 30 de marzo, seis días después de su detención!
Así que el panorama que tenemos es:

1. Esa célula de Al Qaeda articulada en torno a los hermanos Almallah había estado sometido a vigilancia durante dos años por varios cuerpos policiales y por al menos dos jueces de la Audiencia Nacional.
2. El día 11-M se produce un atentado de Al Qaeda.
3. A Mouhannad Almallah no se le detiene inmediatamente
4. Cuando se le llega a detener, porque una testigo de un tren identifica a uno de los miembros de la célula, se le suelta casi de inmediato sin que nadie le pregunte nada de interés.

¿Puede alguien explicarnos cómo encaja este comportamiento en la teoría de la negligencia?

El Tunecino

De todos modos, sigamos creyendo en la versión oficial y tratemos de encontrar una explicación. Vamos a suponer que la declaración de Mouhannad Almallah fuera tan convincente que la Policía se olvidara de los dos años previos de investigaciones y quedara plenamente segura de que el único malo de esa película era El Tunecino.

El panorama que tendríamos entonces es: el 13 de marzo la Policía ya estaba segura de que la responsable de los atentados era Al Qaeda, el 20 de marzo la Policía ya tenía constancia de que el teléfono de la mochila de Vallecas llevaba a El Tunecino y el 24 de marzo era detenido Mouhannad Almallah, quien en sus declaraciones corroboraría que El Tunecino era un radical peligroso.

Lo que cabría esperar, en esas circunstancias, es que la Policía procediera inmediatamente a solicitar la detención de El Tunecino y a registrar su domicilio en la C/ Francisco Remiro, que era conocido desde el 3 de marzo de 2003 (un año antes de los atentados). Pues bien: la solicitud de registro del domicilio de El Tunecino en la C/ Francisco Remiro no se produce hasta... el 5 de abril, ¡cuando ya El Tunecino había muerto en Leganés!

De verdad que hago todo lo posible por seguir considerando aceptable la versión oficial, pero ¡es que nos lo ponen tan difícil!

A la vista de lo sucedido antes del 11-M, ¿cómo evitar pensar que es imposible tal cúmulo de negligencias? A la vista de lo sucedido después del 11-M, ¿cómo evitar preguntarse si alguien estaba tratando de ganar tiempo para que El Tunecino muriera, junto con otros seis presuntos terroristas, en Leganés?

El rayo que fulmina

Fue mi querido (y admirado) Gabriel Albiac quien me llamó la atención sobre una preciosa definición del término "golpe de estado", definición que debemos a un autor francés del siglo XVII, Gabriel Naudé: un golpe de estado es "es el rayo que fulmina antes de que el trueno suene".

Decíamos al principio que íbamos a aceptar provisionalmente la disyuntiva planteada por el periódico El País (negligencia o golpe de estado), pero que no pensábamos que fuera correcta. Y no lo es porque, en realidad, existen otras alternativas, incluyendo una mezcla de varios ingredientes distintos. Es posible, por ejemplo, que el 11-M se cocinara con un poco de lo uno (negligencia), con un poco de lo otro (golpe de estado) y con un mucho de un tercer ingrediente del que aún no es momento de hablar, pero que siempre ha estado ahí para quien quisiera verlo. Lo que pasa es que los árboles, como muchas veces sucede, no permiten ver el bosque.

Si queremos saber lo que pasó en España el 11-M, tenemos que tratar de no dar nada por supuesto. En este sentido, le sugiero al lector que se haga dos preguntas.
  • ¿y si la intención original del 11-M no hubiera sido causar víctimas?
  • ¿y si algunos de los actores pensaran que estaban participando en otra cosa?
No pretendo decir que esas dos preguntas nos vayan a proporcionar todas la respuestas, pero sí que debemos tenerlas presentes, por si tenemos que abrir el abanico de posibilidades. El rayo que fulmina debe poderse arrojar en silencio, para que el trueno no suene antes de lo previsto.

http://www.libertaddigital.com/opinion/16-el-rayo-que-fulmina-27901/
 
Por Luis del Pino 2005-11-16
17. Los intocables
LOS ENIGMAS DEL 11-M

Avanzábamos en el artículo anterior una pregunta que demuestra hasta qué punto se ha pretendido engañar a la opinión pública en relación con el 11-M. Nos dicen, por un lado, que el día 13 de marzo estaba claro que era Al Qaeda. Por otro lado, leyendo el sumario nos enteramos de que esa supuesta célula de Al Qaeda articulada en torno a los hermanos Almallah era conocida desde dos años antes del atentado. Entonces, ¿por qué no se detuvo inmediatamente, el propio 13 de marzo, a los miembros de esa célula? Se sabía quiénes eran, dónde vivían, en qué lugar trabajaban y qué coches usaban. ¿Por qué no se fue a por ellos el mismo 13 de marzo?

Pero, en realidad, la verdadera pregunta que habría que hacerse es todavía más inquietante: ¿por qué el 13 de marzo no se detiene a los miembros del comando de los hermanos Almallah y, en lugar de ello, se manda detener a cinco cabezas de turco, en plena jornada de reflexión?

En el capítulo dedicado a analizar las detenciones del 13-M pudimos ver cuál fue la línea de investigación seguida:

  • a partir del móvil de la mochila de Vallecas se llegó a un bazar hindú y se detuvo a sus dos dueños.
  • a partir de la tarjeta telefónica de la mochila de Vallecas se llegó al locutorio regentado por Jamal Zougham, a quien se detiene junto con su hermano y un empleado.
Decíamos en aquel artículo que, aún aceptando que las investigaciones realizadas fueran correctas, esas detenciones no estaban justificadas, porque ni la venta de móviles ni la de tarjetas telefónicas constituyen un delito. Pero además mencionábamos que existían muchos puntos oscuros en aquellas investigaciones que condujeron al locutorio de Zougham.

Ahora es el momento de exponer esos puntos oscuros y de mostrar, a la luz de los datos contenidos en el sumario, que aquellas detenciones fueron, con toda probabilidad, un auténtico fraude cuyo único propósito era dar la vuelta a un resultado electoral.

Veremos, además, que todos los indicios apuntan a que ese fraude no fue improvisado, sino que estaba perfectamente previsto desde al menos un mes antes de aquella espantosa masacre.

La historia que contaron al juez
La versión oficial nos dice que en la mochila de Vallecas se encontró una tarjeta telefónica de Amena. Preguntando a Amena, la Policía determinó el 12 de marzo que esa tarjeta había sido vendida a un bazar denominado Sindhu Enterprise. Al interrogar en la mañana del 13 de marzo a los dueños de ese bazar, éstos dijeron que habían vendido 100 tarjetas Amena al locutorio de Jamal Zougham, con lo cual el mismo día 13, en plena jornada de reflexión, se detuvo a Zougham, a su hermano y a un empleado.

Esa versión policial está perfectamente explicada en el sumario y parece bastante coherente y sencilla, pero hay un pequeño problema: como de costumbre en lo relativo al 11-M, el resto de los hechos recogidos en el sumario no confirman, precisamente, esa versión oficial.

En concreto, el sumario recoge los datos contables relativos a las empresas que intervinieron en la comercialización de las tarjetas telefónicas relacionadas con los atentados. Y esos datos permiten poner en duda esa versión oficial tan cristalina.

Analizando esos datos contables, demostraremos tres cosas a lo largo del artículo:

1) Que no es verdad que existan pruebas de que la tarjeta telefónica de la mochila de Vallecas fuera vendida a través del locutorio de Jamal Zougham.

2) Que existen, por el contrario, suficientes indicios, más allá de toda duda razonable, de que esa tarjeta telefónica NO fue vendida a través del locutorio de Jamal Zougham.

3) Que existen suficientes indicios para sostener, además, que la trampa tendida a Jamal Zougham se planificó cuidadosamente con anterioridad a la masacre.

Como en algún artículo anterior de la serie, tengo que pedir disculpas al lector por lo prolijo de las explicaciones que siguen, pero le recomiendo que lea esas explicaciones atentamente, porque podrá ver en qué consistió el engaño masivo que condujo a las detenciones del 13-M.

La ruta de comercialización
En el sumario aparecen tres grupos diferentes de tarjetas que pasaron por las manos de ese bazar denominado Sindhu Enterprise:

1) Un primer grupo está formado por la propia tarjeta de la mochila de Vallecas y otras seis tarjetas más, todas las cuales fueron introducidas por primera y única vez en un teléfono el día 10 de marzo en las inmediaciones de la casa de Morata de Tajuña. Estas tarjetas no llegaron nunca a ser utilizadas para hacer llamadas (recuerde el lector este detalle, porque luego veremos que es importante), y la versión oficial nos dice que se emplearon para montar las bombas de los atentados.

2) Un segundo grupo de tarjetas está constituido por aquéllas que fueron utilizadas por distintos miembros de la trama terrorista para hacer llamadas.

3) Finalmente, el tercer grupo está integrado por las tarjetas que fueron encontradas en el registro del locutorio de Jamal Zougham.

Esos tres grupos de tarjetas tienen en común que todas pasaron (supuestamente) por Sindhu Enterprise, pero ¿cómo se comercializaron todas esas tarjetas? La figura siguiente muestra el flujo seguido por todas las tarjetas vendidas a través de Sindhu Enterprise en el periodo aproximado comprendido entre mediados de enero y principios de marzo de 2004.

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Como vemos, el proveedor principal de Sindhu Enterprise era otra empresa denominada Interdist Móvil, que a su vez realizaba sus compras a cuatro grandes mayoristas del sector: Ingram Micro, Dominion Logística, Acom y Uritel 2000.

Lo que hacía Interdist Móvil no era comprar tarjetas telefónicas, sino packs de Amena (compuestos por una tarjeta y un móvil). A continuación, Interdist vendía esos packs (entre otros clientes) a Sindhu Enterprise, que liberaba los teléfonos y vendía por separado el móvil y la tarjeta. Entre los clientes a los que Sindhu Enterprise vendía las tarjetas Amena (ya separadas del móvil) está el locutorio de Jamal Zougham.

En cuanto a las dos líneas punteadas que aparecen en la figura, representan dos compras puntuales que Sindhu Enterprise realizó a proveedores distintos del habitual: una compra directa de packs Amena a uno de los mayoristas (Uritel 2000) y otra compra directa de 100 tarjetas Amena (sin pack) que realizó a una persona particular. Por tanto, las 325 tarjetas Amena que llegaron a Sindhu Enterprise en aquellas fechas siguieron 6 rutas de comercialización distintas, que hemos marcado con las letras A a F.

Hay dos detalles de gran importancia que conviene resaltar. En primer lugar, las cuatro empresas mayoristas mencionadas son compañías que venden a gran escala, y que tienen un sistema contable muy elaborado, de modo que todas las facturas emitidas por esos mayoristas a Interdist Móvil y a Sindhu Enterprise especifican uno a uno los números de teléfono de las tarjetas y packs vendidos.

Por el contrario, Interdist Móvil (que es una empresa mucho más pequeña y con un sistema contable menos sofisticado) no especificaba en sus facturas los números de teléfono de las tarjetas y packs vendidos. En cuanto a Sindhu Enterprise, su contabilidad se reducía a un libro de caja bastante chapucero, que está incluido en el sumario; por supuesto, tampoco anotaban a quién vendían cada número telefónico, sino tan sólo el número total de tarjetas vendidas.

Dicho de otro modo: se puede saber, por ejemplo, si una determinada tarjeta fue vendida por Ingram Micro a Interdist Móvil sin más que consultar las facturas, pero es imposible saber si un determinado número fue vendido por Interdist Móvil a Sindhu Enterprise o a otro cliente, y lo mismo cabe decir de las ventas de Sindhu Enterprise al locutorio de Jamal Zougham.

El segundo detalle crucial está relacionado con el anterior. La tarjeta de la mochila de Vallecas pertenece al lote de 30 que Uritel 2000 vendió directamente a Sindhu Enterprise. En otras palabras: si se pudo llegar al locutorio de Jamal Zougham el 13 de marzo es porque la tarjeta de la mochila de Vallecas pertenecía, precisamente, al único de los lotes adquiridos por Sindhu Enterprise para el cual tenemos los números telefónicos que lo componían. Si la tarjeta de Vallecas hubiera pertenecido a cualquiera de los otros lotes adquiridos por Sindhu Enterprise, no habría habido forma de presentar al juez nada que justificara la detención de Zougham, porque no sabemos qué números telefónicos componían los restantes lotes.

¡Qué concatenación de casualidades afortunadas! No sólo encontramos una milagrosa mochila sin explotar en una comisaría de Vallecas, sino que además los terroristas son tan primos de usar teléfonos en lugar de temporizadores (que no dejan rastro) y, en el colmo de la suerte, la tarjeta telefónica de la mochila pertenece al único de los lotes que podía llevar al locutorio de Zougham. Como dicen por ahí, así se las ponían a Fernando VII.

Pero sigamos analizando los datos, porque la cosa no acaba aquí.

Las facturas
Veamos ahora las facturas que aparecen en el sumario:

Tabla 1: Compras realizadas por Interdist Móvil

Fecha Número de tarjetas Proveedor Precio unitario
19 de enero
15
Dominion Logística
67,34
22 de enero
50
Uritel 2000
67,34
22 de enero
8
Acom
67,34
28 de enero
20
Ingram Micro
67,34
4 de febrero
10
Ingram Micro
67,35
5 de febrero
20
Dominion Logística
67,34
5 de febrero
200
Acom
67,35
6 de febrero
20
Ingram Micro
67,35
Tabla 2: Compras realizadas por Sindhu Enterprise

Fecha Número de tarjetas Proveedor Precio unitario
23 de enero
50
Interdist Móvil
60,34
24 de enero
20
Interdist Móvil
60,34
4 de febrero
30
Uritel 2000
67,34
9 de febrero
50
Interdist Móvil
60,34
10 de febrero
25
Interdist Móvil
60,34
21 de febrero
50
Interdist Móvil
60,34
28 de febrero
100
Sra. Ami Juan?
Ver nota
Nota: todas las compras son de packs Amena, excepto la del 28 de febrero, que es una compra de 100 tarjetas sueltas a una persona particular, al precio de 6 euros/unidad.

En cuanto a las ventas de Sindhu Enterprise al locutorio de Jamal Zougham, en el libro de caja de Sindhu constan dos ventas (a 6,5 euros por tarjeta):

  • una de 100 tarjetas el 25 de febrero
  • otra de 100 tarjetas el 1 de marzo
Lo primero que choca, al analizar estos datos, son los precios de compra y de venta en Interdist Móvil. Si comparamos las Tablas 1 y 2, vemos que Interdist Móvil compraba packs de Amena a 67,34 euros y los vendía a Sindhu Enterprise a 60,34 euros. Es decir: Interdist Móvil vendía los packs 7 euros más baratos de lo que los compraba. ¿Curioso, verdad?

La razón aducida por los dueños de Interdist Móvil en sus declaraciones ante el juez y ante la Policía es la siguiente: ellos compraban el pack de Amena, lo activaban realizando una primera llamada y cobraban de Amena la comisión correspondiente por vender un pack. No sé cuál es el importe de esa comisión, pero deduzco que superará los 7 euros que perdían en cada venta de un pack. Como veremos en breve, este detalle de la comisión de activación tiene su importancia.

Analicemos ahora la Tabla 2. Seguro que el lector ya ha descubierto qué hay de raro en las compras realizadas por Sindhu Enterprise. Normalmente, Sindhu Enterprise compraba sus packs a 60,34 euros, pero de repente hace un pedido directo al mayorista Uritel a 67,34 euros/unidad, es decir, 7 euros más caro de lo que compraba cada pack habitualmente. "¡Bueno!" - dirá algún lector observador - "¿Qué importancia tiene? Enjugarían esa diferencia de 7 euros con la comisión cobrada a Amena por activar el pack". Sin embargo, esta explicación es imposible, por lo siguiente: sabemos que la tarjeta de la mochila de Vallecas y las otras seis que se introdujeron por primera vez en un teléfono en Morata de Tajuña pertenecían a ese lote, y con esas tarjetas no llegó a realizarse ninguna llamada telefónica. Por tanto, Sindhu Enterprise no pudo cobrar ninguna comisión de Amena por activar ningún pack de ese lote, por la sencilla razón de que no realizó con esas tarjetas ninguna llamada de activación del pack.

En consecuencia, si la Policía pudo llegar al locutorio de Zougham y detenerle el 13 de marzo es porque Sindhu Enterprise realizó un único pedido a Uritel 2000 que permitía seguir el rastro de los números telefónicos, y además ese pedido se hace violando las reglas elementales de la lógica empresarial: Sindhu Enterprise compra los packs más caros y, además, renuncia a cobrar una comisión de Amena activando esos packs. ¿Verdad que huele un poco mal?

Pero no es eso todo.
Las tarjetas de la trama
Veamos ahora qué tarjetas telefónicas formaban esos tres grupos que hemos mencionado al principio del artículo.

Tabla 3: Tarjetas encontradas en el registro del locutorio de Zougham

Número Usuario Ruta de comercialización
652283284
Sin vender
E
652283306
Jamal Zougham
E
652284077
Sin vender
E
652285757
Sin vender
C
652285822
Mujer de Jamal Zougham
C
652286626
Sin vender
E
652287643
Sin vender
E
653021569
Sin vender
C
653022199
Sin vender
C
653026005
Sin vender
C
653026325
Sin vender
C
653026328
Sin vender
C
653026382
Sin vender
C
Tabla 4: Tarjetas utilizadas por los miembros de la trama

Número Usuario Ruta de comercialización
652284025
Desconocido
C
652285765
Desconocido
C
652286979
Jamal Ahmidan
C
653026006
Rachid Oulad Akcha

C
653026047
Utilizada en el piso de Leganés
E
653026053
Jamal Ahmidan
E
653029577
Rachid Oulad Akcha
C
656720759
Hicham Ahmidan
B
656721703
Jamal Ahmidan
B
Tabla 5: Tarjetas supuestamente utilizadas en las mochilas bomba

Número Usuario Ruta de comercialización
652282947
Activada en Morata
E
652282959
Activada en Morata
E
652282961
Activada en Morata
E
652282963
Activada en Morata (es la de la mochila de Vallecas)
E
652284069
Activada en Morata
E
652287465
Activada en Morata
E
652287622
Activada en Morata
E
Resulta evidente que al locutorio de Zougham llegaron tarjetas de las adquiridas por Sindhu, porque al registrar el locutorio se encontraron al menos trece (véase la Tabla 3). Asimismo, las tarjetas utilizadas por los miembros de la trama para efectuar llamadas telefónicas (véase la Tabla 4) incluyen tanto tarjetas suministradas por Uritel directamente a Sindhu (lote E) como tarjetas que habían pasado por Interdist (lotes B y C), así que sólo pudieron adquirirse en dos sitios: en Sindhu Enterprise o en algún cliente suyo (por ejemplo, el locutorio de Zougham).

Pero seguro que el lector ha visto ya (una vez más) qué hay de raro en estos datos. Para ver de qué se trata, fijémonos en un detalle: tanto las tarjetas encontradas en el locutorio de Zougham como las utilizadas por los miembros de la trama para llamar por teléfono están mezcladas, es decir, algunas de las tarjetas llegaron siguiendo una cierta ruta de comercialización, mientras que otras tarjetas siguieron una ruta distinta. Eso es lo lógico: cuando Interdist Móvil vende un lote de packs a Sindhu Enterprise, lo normal (al ser una empresa sin controles estrictos de almacén) es que le entregue mezclados packs de diversas procedencias. Y Sindhu Enterprise, al vender 200 tarjetas sueltas al locutorio de Zougham, forzosamente tuvo que entregarle un batiburrillo en el que cada tarjeta podía pertenecer a cualquiera de las seis rutas de comercialización que hemos identificado al principio del artículo.

Y, sin embargo, al analizar la Tabla 5 vemos (y aquí viene lo raro) que las siete tarjetas supuestamente utilizadas en las mochilas bomba provienen, todas ellas, del mismo lote, ese lote milagroso que Sindhu Enterprise adquirió a Uritel y que tan oportuno resultó para poder detener a Zougham el 13 de marzo.

En realidad, no es que esta coincidencia resulte rara, sino que resulta rarísima. Para ver hasta qué punto, basta con recurrir a la matemática combinatoria. Al locutorio de Zougham llegaron 200 tarjetas: 30 de ellas (como máximo) correspondían al pedido milagroso de Uritel, mientras que las otras 170 siguieron otras rutas de comercialización. Hagamos el siguiente experimento: metamos las 200 tarjetas en una bolsa y saquemos 7 tarjetas al azar (las siete tarjetas de Morata). ¿Sabe el lector cuál es la probabilidad de que esas 7 tarjetas extraídas al azar pertenezcan, todas ellas, a las 30 de Uritel? ¡Menos de uno entre un millón!

Recalquemos este hecho: si repitiéramos la secuencia de acontecimientos del atentado un millón de veces, sólo una vez (por término medio) se daría la inmensa casualidad de que las siete tarjetas activadas en Morata provinieran todas de ese lote milagroso de Uritel.

¿Entiende ahora el lector en qué consistió el engaño? La ley de las probabilidades nos dice que la única manera de que esas 7 tarjetas provengan todas del pedido milagroso de Uritel es que fueran seleccionadas antes de mezclarlas con las demás. Es decir: esas 7 tarjetas no fueron vendidas en el locutorio de Zougham, sino que tuvieron que ser suministradas desde Sindhu Enterprise antes de mezclar el lote milagroso con los demás.

Conclusiones
Si el lector no se ha aburrido antes de llegar aquí, probablemente nos conceda que hemos demostrado convenientemente los tres puntos que decíamos querer demostrar al principio del artículo:

1) No hay ninguna prueba de que la tarjeta de la mochila de Vallecas (ni ninguna de las demás relacionadas con la trama del 11-M) se vendiera a través del locutorio de Zougham, por la sencilla razón de que ni Interdist Móvil ni Sindhu Enterprise anotaban qué números vendían a cada cliente. Exceptuando las trece tarjetas que se encontraron en el registro del locutorio, no conocemos el número de ninguna de las 200 tarjetas que Zougham compró a Sindhu Enterprise, así que no podemos saber si una tarjeta concreta fue adquirida por Zougham o no.

2) Un simple análisis de probabilidades demuestra, más allá de toda duda razonable, que quien vendió las 7 tarjetas supuestamente utilizadas para las mochilas bomba fue directamente Sindhu Enterprise, no el locutorio de Zougham. En cuanto al resto de las tarjetas usadas por los miembros de la trama, pudieron adquirirse tanto en Sindhu Enterprise como en cualquiera de sus clientes (incluido el locutorio de Zougham).

3) El hecho de que Sindhu Enterprise realizara ese único pedido incomprensible a Uritel 2000 permite sospechar que estamos ante una operación perfectamente calculada para poder vincular a Zougham rápidamente con la mochila de Vallecas después de producido el atentado. Eso querría decir que la voluntad de utilizar a Zougham como cabeza de turco se remonta, al menos, a un mes antes de los atentados, ya que es el 4 de febrero de 2004 cuando Sindhu Enterprise hace a Uritel ese pedido.

Los intocables
Volvamos de nuevo a la versión policial de los hechos. Después de encontrada la mochila de Vallecas, la Policía le pide a Amena datos sobre quién ha vendido la tarjeta telefónica encontrada en la mochila y Amena contesta, casi inmediatamente, que ese número telefónico se suministró al bazar Sindhu Enterprise. Suponemos que Amena consiguió esa información poniéndose en contacto con el mayorista Uritel 2000.

La Policía acude entonces a Sindhu Enterprise y los dueños de Sindhu (que fueron declarados testigos protegidos) señalaron a Jamal Zougham, en la mañana del 13 de marzo, como la persona a la que habían vendido aquella tarjeta telefónica.

A la vista de los datos desvelados en este artículo, las 7 tarjetas activadas en Morata fueron adquiridas en Sindhu Enterprise, no en el locutorio de Jamal Zougham. En consecuencia, los dueños de Sindhu estaban mintiendo al decir que habían vendido esa tarjeta concreta a Jamal Zougham. Para empezar, no podían saber a quién habían vendido cada tarjeta, porque no anotaban los números telefónicos vendidos: pero además es que esa tarjeta fue adquirida directamente en su establecimiento. ¿Mentían conscientemente, tratando de ocultar a quién habían vendido en realidad esas tarjetas?

Si no existiera ese pedido milagroso a Uritel por parte de Sindhu Enterprise, podríamos atribuir todo a un comportamiento inocente, pero ese único pedido absurdo, inexplicable y providencial apunta a que los dos dueños hindúes de Sindhu Enterprise participaron conscientemente en la premeditada y concienzuda preparación de las detenciones del 13-M.

Esas detenciones fueron un fraude, pero no improvisado; fueron injustas, pero bien meditadas; influyeron decisivamente sobre el resultado electoral, pero de forma consciente.

Al declarar intocables a esos dos hindúes el 13 de marzo por el procedimiento de asignarles la condición de testigos protegidos, los nombres de los dos dueños de Sindhu Enterprise se ocultaron a todo el mundo durante muchas semanas después del atentado, hasta el punto de que la opinión pública, los periodistas especializados e incluso el juez pensaban que los dos hindúes que habían vendido las tarjetas a Zougham eran los mismos que habían sido detenidos por vender los teléfonos móviles.

Esa confusión se mantendría durante meses, pero estamos hablando de hindúes distintos. Aunque en la India se abolió el sistema de castas hace mucho tiempo, parece que en algunos lugares siguen perdurando las diferencias entre hindúes: a unos se los detiene por vender unos teléfonos móviles, mientras que a otros se los declara intocables por vender unas tarjetas. Unas tarjetas que llevaban, de manera directa, a los miembros de la trama.

¿Por qué tantas mentiras, tantas cortinas de humo, tantos comportamientos extraños?

Palabras finales
Decíamos al principio que resulta incomprensible que el 13 de marzo no se detuviera a esos miembros de una supuesta célula española de Al Qaeda a los que se llevaba vigilando dos años y que, en su lugar, se decidiera detener y poner en la picota a cinco cabezas de turco. ¿Hubiera podido evitarse la explosión del piso de Leganés si los dueños de Sindhu Enterprise hubieran declarado desde el principio a quién vendieron realmente la tarjeta de la mochila de Vallecas, es decir, si no se hubiera desviado la atención de todos hacia las cabezas de turco?

Avanzábamos la sospecha en el capítulo anterior de que alguien hubiera intentado deliberadamente dar tiempo a que algunos de los presuntos terroristas se concentraran en Leganés. Esa sospecha surgía al analizar el extraño retraso en el registro del piso de El Tunecino, en el que la Policía no entra hasta después de la explosión de Leganés, a pesar de que el domicilio de El Tunecino se tenía ya controlado un año antes del 11-M.

Son ya muchos los datos tenebrosos que vamos extrayendo del sumario: la jugada de las detenciones del 13-M, la cancelación de las escuchas a El Chino el 12 de marzo, la inexplicable puesta en libertad de varias personas vinculadas a los hermanos Almallah, el retraso en el registro del piso de El Tunecino...

Parece como si, a cada paso que damos, apareciera siempre al fondo el mismo espectro tenebroso, el fantasma de Leganés, como una especie de destino prefijado e inexorable para aquellos miembros de la trama que más información hubieran podido aportar.

Hora es ya, por tanto, de enfrentarse a los espectros y de echar un primer vistazo a lo que esconde ese fantasma que surge inevitable detrás de cada esquina.

http://www.libertaddigital.com/opinion/17-los-intocables-28133/
 
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