11M: Décimo aniversario de la matanza que cambió la historia española

Por Luis del Pino
18: ¿Qué ocurrió en Leganés?
LOS ENIGMAS DEL 11-M

Hasta los más acérrimos defensores de la versión oficial no han podido evitar hacerse alguna vez la pregunta: ¿se suicidaron o les suicidaron?

El asunto de Leganés resulta especialmente intrigante. La versión oficial es clara como el agua ("los responsables del 11-M, al verse rodeados por la Policía, decidieron inmolarse, haciendo estallar el piso y llevándose por delante la vida del miembro del GEO Francisco Javier Torronteras") y todos los datos que se han ofrecido a la opinión pública parecen corroborar esa versión oficial. Pero entonces, ¿por qué tenemos todos la incómoda sensación de que algo no cuadra?

Son numerosísimos los datos y testimonios que certifican la versión oficial. Todos sabemos que la Policía rodeó aquella casa, porque hemos visto las imágenes por televisión. Todos tuvimos oportunidad de oír, de labios de algún vecino de esos inmuebles, entrevistado por los medios de comunicación, cómo se produjo un larguísimo intercambio de disparos entre la Policía y los terroristas, los cuales proferían gritos y entonaban cánticos en árabe mientras disparaban por la ventana. Todos hemos leído cómo aquellos terroristas llamaron a sus familiares para despedirse e incluso se ha publicado la trascripción parcial de una de esas conversaciones, grabada por la Policía. Todos pudimos ver el estallido de aquel piso, captado por un videoaficionado y emitido por Antena 3. Todos asistimos sobrecogidos a las imágenes del entierro del geo Torronteras, celebrado al día siguiente, ... En definitiva, todos los datos parecen apuntar a que las cosas sucedieron tal como nos las cuentan. Y sin embargo, a pesar de todo ello, a pesar de las evidencias, ninguno hemos podido evitar hacernos esa pregunta: ¿se suicidaron o les suicidaron?

¿Por qué nos asaltan entonces esas dudas en algo que parece tan claro?

Un guión de película

Resulta paradójico, pero la razón de esa incredulidad radica, precisamente, en lo claro y lo providencial que parece todo. De un lado, el episodio completo es tan perfectamente previsible, tan teatral, que no podemos evitar la sensación de estar asistiendo a una puesta en escena: policías que acordonan y desalojan el barrio; árabes que profieren cánticos guerreros mientras disparan ráfagas de metralleta por la ventana; helicópteros sobrevolando la zona mientras los medios de comunicación conectan en directo con el escenario del drama; un piso que explota con todos los terroristas dentro, los cuales se llevan a la tumba el secreto de su crimen, ... ¿Verdad que parece un guión? Al analizar los hechos, es imposible resistirse a esa vocecita que nos susurra al oído: "si yo necesitara remachar ante la opinión pública, mediante una escena fabricada, la idea de que el 11-M fue un atentado islamista, ése es el tipo de escena que habría elegido".

Hay un párrafo de los informes policiales donde se describe el intercambio de disparos entre los terroristas y las Fuerzas de Seguridad y que ilustra a la perfección esa teatralidad a la que me refería:
  • En esos momentos [se refiere a poco después de iniciarse el desalojo de los vecinos], el grupo de policías que se encontraban en la parte trasera del edificio, controlando las vías del patio interior, observan en varias ocasiones cómo los individuos que se encontraban encerrados en el inmueble 1º 2ª, levantaban las persianas con la mano y realizaban ráfagas de disparos hacia el exterior, acompañados de frases en lengua árabe y en castellano, tales como "vamos a morir matando".
¿"Vamos a morir matando"? ¿Por qué al leer ese párrafo no puedo evitar la sensación de que alguien está sobreactuando?

Los buenos espectáculos tienen el efecto de "suspender la incredulidad" en los que los contemplan. Podemos estar viendo una escena de marcianos o un diálogo entre Einstein y Gengis Khan: ni los anacronismos ni las fantasías más desbordantes consiguen acabar con esa "sensación de verosimilitud" que desprenden las buenas películas. Y, sin embargo, cuando una película es mala, cuando el guión es forzado, cuando se producen en la trama casualidades inexplicables para apuntalar la historia o, simplemente, cuando la puesta en escena no está suficientemente elaborada, la incredulidad aflora en el espectador y éste comienza, casi sin quererlo, a fijarse en los fallos del guión.

En ese sentido, es tan providencial esa aparición de los suicidas que no habían sido hallados en los trenes, es tan providencial esa desaparición de testigos incómodos, es tan providencial esa demostración sangrienta de radicalismo islámico, ... que no podemos evitar decirnos a nosotros mismos que el guionista se ha pasado tres pueblos.

Y, una vez que ha aflorado la incredulidad, entramos a analizar el guión y nos encontramos con que no tiene ningún sentido.

¿Por qué se suicidaron?

En primer lugar, ¿por qué se tenían que su***dar los terroristas? Si no lo habían hecho en los trenes, ¿qué sentido tiene que lo hicieran tres semanas después? ¿Qué objetivo perseguían? ¿Matar a un miembro del GEO? Como me señaló en cierta ocasión mi buen amigo Asís, puestos a suicidarse, podían haber elegido un lugar más abarrotado de público, porque es la única vez en la historia que en lugar de suicidarse uno para matar a siete, se suicidan siete para matar a uno. No tiene ninguna lógica.

De hecho, es que ni siquiera tenían que haber elegido otro lugar distinto para causar más víctimas: si lo que querían era morir matando, ¿por qué no hicieron estallar el piso mientras los vecinos se encontraban aún en sus casas? ¿Por qué esperaron educadamente a que se desalojaran ocho bloques de viviendas antes de hacer estallar el piso? La verdad, tanta consideración me resulta incomprensible en alguien que se supone que acaba de asesinar a 200 personas tres semanas atrás.

¿Por qué se da la orden de entrar en el piso?

En realidad, no es cierto (como decíamos al principio del artículo) que los presuntos terroristas se suicidaran al verse rodeados por la Policía. Las primeras unidades policiales llegan a ese piso en torno a las 14:15 del sábado 3 de abril, según consta en los informes incorporados al sumario. El grupo del GEO no llegaría hasta las 19:45. Y es una hora más tarde, a las 21:03, al intentar entrar los miembros del GEO en el piso, cuando se produce la explosión. Los terroristas estuvieron rodeados por la Policía más de seis horas sin que se hicieran estallar, así que no fue el verse rodeados lo que les impele a la inmolación.

Por tanto, sería más correcto decir que los presuntos terroristas se suicidaron no al verse rodeados, sino cuando los geos intentan asaltar el piso. Y éste es el segundo aspecto extraño de la historia: ¿por qué hubo que asaltar ese piso?

A lo largo de sus muchos años de existencia, el grupo del GEO no había tenido ninguna baja, en buena medida porque son suficientemente profesionales como para no asumir riesgos innecesarios.

En un caso como el que nos ocupa, la manera normal de proceder es cansar a los terroristas: iniciar una larga negociación (algunas negociaciones de los geos se han llegado a prolongar más de 12 horas), esperar a que el cansancio haga mella en las personas que están dentro del piso, aguardar a las horas más bajas de la madrugada, cuando tienen los sentidos más embotados, y sólo entonces, si las negociaciones no han dado fruto y si es absolutamente imprescindible, realizar un asalto. Repitamos: sólo si es absolutamente imprescindible.

En este caso concreto, ¿puede alguien decirnos por qué era imprescindible asaltar ese piso? Los terroristas estaban rodeados, aislados en la vivienda, así que era imposible que se escaparan; no tenían rehenes cuya vida estuviera en peligro; los ocho bloques de viviendas habían sido desalojados, por lo que no había tampoco riesgo para la vida de ningún civil, ... Entonces, ¿qué motivo tan poderoso había para intentar entrar, en lugar de esperar pacientemente? En caso de que los terroristas trataran de salir, podían ser fácilmente abatidos, y si intentaban estallarse dentro del piso, lo mejor era dejar una prudencial distancia de seguridad. Por tanto, ¿qué poderosa razón existía para que los geos asumieran un riesgo completamente innecesario?

¿Quién dio la orden de asaltar ese piso y por qué se tomó esa decisión? ¿Por qué se suicidaron volando el piso?

Tampoco parece tener sentido el modo en que se produce ese supuesto su***dio. La explosión se produce en el interior, cuando los geos intentan asaltar la vivienda. ¿Por qué los terroristas no salen todos en tropel al encuentro de los geos? ¿Por qué se inmolan dentro del piso, en lugar de tratar de ocasionar un mayor daño a la fuerza asaltante? ¿Por qué, por ejemplo, en lugar de hacer estallar el piso, no salen al encuentro de los asaltantes disparando con sus fusiles automáticos, hasta caer abatidos? ¿Por qué no eligieron alguna otra manera de ocasionar más daño?

Pensemos en lo siguiente: esos presuntos terroristas disponían (según nos dicen) de una gran cantidad de goma-2 amasada en la vivienda y disponían también de cables y detonadores. Lo que usted o yo haríamos, querido lector, si quisiéramos morir matando, es disponer esa dinamita para hacerla estallar cuando los geos entraran, con el fin de matarlos a ellos. Pero, en lugar de eso, lo que los presuntos terroristas hacen es... ¡ponerse la dinamita alrededor y matarse ellos mismos! Más que islamistas radicales, debían de ser oligofrénicos.

¿Qué intercambio de disparos hubo?

Tampoco lo que sucedió antes de la llegada de los geos resulta muy claro. A partir de las tres de la tarde (según los informes policiales y las declaraciones de los vecinos) se producen intensos intercambios de disparos entre los habitantes del piso y las fuerzas policiales que rodeaban el inmueble, intercambios de disparos que hacen que la Policía comience el desalojo del bloque de viviendas y que duraron un par de horas.

Esos disparos estaban acompañados de cánticos y de amenazas en castellano y árabe. Fijémonos de nuevo en la parte final de ese párrafo de los informes policiales que citaba al principio del artículo: levantaban las persianas con la mano y realizaban ráfagas de disparos hacia el exterior, acompañados de frases en lengua árabe y en castellano, tales como "vamos a morir matando".

No entiendo muy bien a qué viene la teatralidad esa de disparar mientras gritan "Vamos a morir matando", que tanto recuerda al "Ha llegado tu hora, Morgan" de las malas películas del Oeste. ¿Para qué dicen eso? ¿Para que la Policía esté prevenida de cuáles son sus intenciones? Si querían morir matando, ¿para qué lo avisan? ¿Para que las Fuerzas de Seguridad tomen sus precauciones?

Pero, dejando aparte esa teatralidad, es que tampoco comprendo muy bien el resto de la escena. ¿Qué quiere decir lo de "realizaban ráfagas de disparos hacia el exterior"? ¿Quiere decir que disparaban a la Policía? ¿A los transeúntes? ¿Al aire? ¿Resultó herido algún policía o transeúnte por esos disparos? ¿Se encontró algún proyectil en algún sitio? ¿Por qué los informes de balística no mencionan ninguno? ¿Hizo alguno de esos proyectiles algún agujero en un lateral de un coche, en un cristal de una ventana, en algo?

Examinando las actas de la inspección ocular realizada tras la explosión, así como los listados de las muestras recogidas por los Tedax, en el piso de Leganés aparecieron (dejando aparte los cartuchos que estaban dentro de sus cargadores y que por tanto no habían sido disparados) cinco cartuchos sueltos sin percutir y cinco vainas percutidas. ¿Dónde están las numerosísimas vainas que hubieran debido quedar después de dos horas de intercambio de disparos con los subfusiles Sterling que se encontraron en Leganés? Esos subfusiles tienen cargadores de 34 cartuchos y una cadencia de fuego de 550 disparos por minuto. ¿Se volatilizaron todas las vainas de las balas disparadas?

Finalmente, tampoco entiendo por qué no hay ninguna imagen de esas curiosas escenas de intercambio de gritos y disparos. Los medios de comunicación empiezan a congregarse en el lugar ya bien avanzada la operación, pero mucho antes de que estallara el piso. ¿Por qué no tenemos ninguna imagen de esos terroristas levantando persianas, realizando disparos y gritando sus consignas al mundo exterior? ¿Qué les hizo parar ese comportamiento tan exhibicionista antes de que llegaran las televisiones? ¿Tampoco tenían los miembros de la Policía ninguna cámara con la que grabar las caras de esos terroristas en el momento de asomarse? ¿Por qué nadie nos ha enseñado ninguna de esas imágenes, si es que existen? ¿Tampoco los geos grabaron la operación, a pesar de que ésa es la costumbre?

¿Se da cuenta el lector de la mala suerte que tenemos con las imágenes en todo el caso del 11-M? No aparecen las caras de los terroristas de los trenes en ninguna cámara de ninguna estación, así que tenemos que conformarnos con los testimonios contradictorios de los testigos oculares. Los Tedax encuentran dos mochilas sin explotar en las estaciones y a nadie se le ocurre fotografiar el contenido (¿ningún Tedax lleva ni siquiera un teléfono móvil con cámara?), así que tenemos que conformarnos con dibujos a mano alzada de las mochilas, que tampoco cuadran con las declaraciones de los testigos. La Policía asiste a los disparos de esos terroristas de Leganés y todo el país sigue la operación por TV, y tampoco consigue nadie captar una sola imagen de ninguna cara. Parece que nos persiguiera la desgracia en este aspecto.

¿Cómo hicieron volar el piso?

Pero vamos a suponer que esos terroristas que no se inmolaron en los trenes deciden de repente que Alá les exige inmolarse. Vamos a suponer que son tan teatrales como para dedicarse a gritar por las ventanas lo de "vamos a morir matando". Vamos a suponer que con los nervios del momento alguien ordena, contra toda lógica, que los geos inicien el asalto. Y vamos a suponer que esos terroristas fueran tan estúpidos como para no ocurrírseles dar mejor uso a la dinamita que ponérsela de cinturón.

Aceptando todo esto, ¿cómo, exactamente, hicieron estallar el piso? ¿Tenían cinturones y los hicieron estallar simultáneamente? ¿Fue uno de los terroristas el que se inmoló, llevándose por delante a sus compañeros? ¿Cómo pudo reventar aquel piso de esa forma? Algunas versiones periodísticas nos han hablado de árabes abrazados en corro cantando canciones guerreras justo antes del estallido, pero lo cierto es que resulta difícil de aceptar. Mientras que dos de los cadáveres estaban relativamente enteros y otros tres pudieron reconstruirse, los últimos dos cadáveres estaban tan destrozados que no han aparecido más que fragmentos. De hecho, de uno de ellos (Allekema Lamari) sólo apareció media cabeza y un trozo de un hueso de la pierna.

Además, alrededor de la cintura de dos de los cadáveres apareció dinamita metida en bolsas de plástico (entre 1 y 2 kg), que no había estallado por carecer de detonador, y los restos de otro de los cadáveres aparecieron adheridos a un colchón, como si estuviera tratando de protegerse.

Ninguno de estos datos se corresponde muy bien con la escena del corro de fanáticos enloquecidos. El hecho de que la dinamita de dos de los cadáveres no tuviera iniciador y la presencia de ese colchón protector sugieren que al menos debería considerarse la posibilidad de que tres de los terroristas no tuvieran la más mínima intención de suicidarse. Por otro lado, el hecho de que la dinamita esos dos cadáveres no llegara a estallar y el hecho de que unos cadáveres estuvieran completamente destrozados mientras que otros estaban casi enteros sugieren que los terroristas pudieran hallarse bastante separados en el momento de producirse la explosión.

Lo cual nos lleva a pensar que, si es verdad que esa explosión fue provocada por los terroristas, fue sólo alguno de ellos especialmente fanático el que apretó el pulsador. Sin corrillos sangrientos de ningún tipo.

Pero, en realidad, lo que más llama la atención en los informes policiales es un detalle que parece haber pasado desapercibido y que resulta de lo más desconcertante: según el informe de inspección ocular del piso de Leganés, el cadáver de uno de los terroristas apareció "con el pantalón puesto al revés"; así lo refleja textualmente el sumario.

¿Se le ocurre a alguien algún motivo por el cual un terrorista quisiera pasarse varias horas con los pantalones mal puestos en aquel piso rodeado? Tiene que ser incomodísimo estar levantando persianas, gritando consignas absurdas y disparando ráfagas de ametralladora con los pantalones al revés. ¿No encontró, entre las 14:15 y las 21:03 (seis horas y cuarenta y ocho minutos), ni un sólo instante para ponerse bien los pantalones?

Siento tener que hacer esta pregunta, pero ¿estaba ese terrorista vivo antes de que estallara aquel piso? ¿Estamos seguros de cuántos terroristas vivos había en ese piso antes de que volara por los aires?

http://www.libertaddigital.com/opinion/18-que-ocurrio-en-leganes-28380/
 
Por Luis del Pino
19: Visiones contradictorias
LOS ENIGMAS DEL 11-M

2005-12-16


Veíamos en el capítulo anterior que existen diversos detalles disonantes en la historia oficial de los sucesos de Leganés: la falta de vainas de cartuchos, la aparición de dos cadáveres con Goma-2 sin explotar, la aparición de otro cadáver con los pantalones al revés,...

No son los únicos detalles que apuntan a que algo no cuadra en ese "final oficial" del 11-M. Ni tampoco los más importantes.

Treinta y cinco dedos

El análisis de los informes contenidos en el sumario nos proporciona algunas respuestas interesantes, pero revela también varios datos sorprendentes. Para empezar, ¿cómo hemos podido saber cuántos terroristas murieron en Leganés y cuáles eran sus identidades? Muy sencillo: los análisis de ADN permitieron identificar 7 perfiles genéticos distintos, lo que quiere decir que allí había 7 presuntos terroristas.

En cuanto a las identidades, cuatro de los terroristas fueron identificados de forma muy simple: por sus huellas dactilares. En términos técnicos, la toma de huellas dactilares de un muerto se denomina necrorreseña. Esos cuatro terroristas estaban muertos, sí, pero eso no impidió tomarles las huellas y compararlas con las existentes en las bases de datos policiales. Y así se hizo, porque se encontraron 35 de los 40 dedos de las manos de esos cuatro terroristas. En concreto, gracias a esas necrorreseñas se pudo identificar a El Tunecino, a El Chino, a Abdenabi Kounjaa y a Anuar Asrih Rifaat.

¿Y por qué no se identificó a los otros tres terroristas de la misma manera? Pues, y aquí viene lo sorprendente, porque de los otros tres terroristas no se encontró dedo alguno. ¿Dónde fueron a parar los dedos de los dos hermanos Oulad Akcha y de Allekema Lamari?

Comprendo que, tras aquella explosión, los restos de algunos de los terroristas quedaran destrozados y podría entender que de esos terroristas sólo hubieran aparecido unos pocos dedos, pero me parece raro que desaparezcan los 30 dedos de esos tres terroristas.

Desde un punto de vista teórico, sería perfectamente posible que en la explosión quedaran volatilizados todos los dedos de esos tres terroristas. Pero es que, si nos vamos al informe de análisis de huellas dactilares de los objetos encontrados en el piso, nos tropezamos con una curiosa casualidad: en los objetos de aquel piso se encontraron las huellas dactilares de "los 4 terroristas con dedos", pero tampoco aparece ni una sola huella de "los 3 terroristas sin dedos".

Es decir, de esos tres terroristas no apareció ningún dedo después de muertos, pero es que tampoco dejaron ninguna huella dactilar antes de morirse. Puedo aceptar que sus manos se volatilizaran como consecuencia de la explosión, pero ¿tampoco tocaron nada antes de que el piso saltara por los aires?

El análisis de huellas

Ese análisis de las huellas dactilares de los objetos encontrados en el piso arroja más resultados curiosos. Además de las huellas de los 4 terroristas con dedos, se encontraron las huellas de otras 12 personas en los libros y documentos rescatados del piso.

Entre esas doce personas cuyas huellas aparecieron en el piso están las de Safwan Sabagh (de quien hemos sabido por El Mundo que trabajaba como agente para el CNI) y las de Mustafá Maimouni (el cuñado de El Tunecino).

Que aparezcan en el piso las huellas de ese colaborador del CNI es llamativo, pero todavía lo es más que aparezcan las de Mustafá Maimouni, porque el cuñado de El Tunecino está en la cárcel en Marruecos desde el año 2003, por su presunta implicación en los atentados de Casablanca. Teniendo en cuenta que el piso de Leganés fue alquilado en marzo de 2004, es absolutamente imposible que Mustafá Maimouni hubiera podido estar nunca en ese piso. Entonces, ¿cómo aparecen allí sus huellas?

Pues muy sencillo: todas las huellas identificadas en el piso se encontraron en una serie de libros de contenido islámico y en una serie de documentos recogidos después del estallido del piso. Que aparezcan en esos libros las huellas del cuñado de El Tunecino indica, simplemente, que alguno de esos libros pasó por las manos de ese individuo en algún momento del pasado, antes de su detención a mediados de 2003.

Misterio explicado. Pero claro, esto nos lleva a una conclusión que resulta preocupante: si la presencia de las huellas de Mustafá Maimouni no implica que ese individuo estuviera nunca en el piso, ninguna de las otras huellas encontradas en esos libros o documentos implica necesariamente que sus propietarios estuvieran alguna vez en ese piso. Es decir, que el valor probatorio de esas huellas encontradas en el piso es completamente nulo a la hora de determinar quién estuvo o no estuvo en Leganés.

El asunto de las huellas plantea, además, otras dudas interesantes. ¿Cómo es posible que no aparecieran huellas de los siete terroristas muertos en otros objetos recogidos después de la explosión? En concreto, ¿por qué no aparecen huellas de esos terroristas en los dos subfusiles con los que supuestamente estuvieron disparando durante horas? ¿Utilizaron guantes? ¿Para qué?

Las autopsias

Quizá alguno de los lectores se esté preguntando a qué viene dar tantas vueltas a si los terroristas aparecieron con dedos, o con los pantalones puestos al revés, o con explosivos sin detonar en la cintura. En el artículo anterior nos preguntábamos, por ejemplo, cuántos terroristas estaban vivos antes de que ese piso volara por los aires. Pero ¿acaso no es absurda esa pregunta? Las cosas deberían ser mucho más fáciles: bastaría con acudir a las autopsias de esos terroristas para despejar cualquier duda.

El problema, sin embargo, al intentar hacerlo, es que esas autopsias no existen: nadie hizo la autopsia a esos presuntos terroristas muertos en Leganés. Mientras que a las víctimas mortales del 11-M se les practicó la autopsia el propio 11 de marzo (lo que permitió determinar que no había terroristas suicidas entre los muertos), nadie hizo lo propio con esos islamistas que nos dicen que se inmolaron.

Resulta curioso cómo la recolección de pruebas e informes periciales en el 11-M ha estado supeditada desde el principio al mantenimiento de la versión oficial. ¿No dice la versión oficial que la mochila de Vallecas era una de las mochilas de los trenes? Entonces, ¿para qué molestarse en analizar los destrozos de los vagones con el fin de determinar el tipo de explosivo?

De la misma manera, ¿no dice la versión oficial que esos terroristas de Leganés se suicidaron en torno a las nueve de la noche, haciéndose estallar? Entonces, ¿para qué molestarse en hacer una autopsia con el fin de determinar la hora de la muerte y la causa de la misma?

La despedida

Existen otros indicios que apuntarían a la hipótesis de la inmolación de esos siete terroristas. Encontramos, por ejemplo, una carta de despedida escrita por uno de esos terroristas, Abdenabi Kounjaa, en la que habla a su familia de su decisión de acometer la misión que Alá le había encomendado. Esa carta fue enormemente aireada por algunos medios de comunicación como "demostración" de la determinación suicida de esos terroristas. Esa despedida que Abdenabi Kounjaa escribe a su familia comienza así:

Para mi mujer.
Tu marido ha vivido anhelando este trabajo. Gracias a Dios que me guió en este camino y te digo que ya no te hace falta pensar en venir a España y agradece a Dios el estar bien con tu familia. No te apenes de mí y asegúrate de que tus hijos aprendan el libro de Dios y la sunna de su profeta, hasta que te encuentres con él.
Quiero que sepas con seguridad que yo no dejé a mis hijos por capricho mío sino por una decisión de Dios, todo poderoso, y consulta la sura de ALTAUBA (el arrepentimiento), el versículo "si vuestros padres fueran..."


Esta carta, escrita en árabe, es bastante larga y el lector puede ver la última de sus hojas en la Figura 1. Fue redactada antes de la explosión del piso de Leganés y parecería apuntar a que aquellos siete terroristas estaban dispuestos a la inmolación en su particular guerra sangrienta contra la infiel España.

Sin embargo, como casi todo en el 11-M, es muy posible que las cosas no sean lo que parecen.

Figura 1: La carta de Abdenabi Kounjaa


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La firma del asesino

Para empezar, resulta peculiar el modo en que aparece esa carta. El día 10 de mayo de 2004 (un mes después de los sucesos de Leganés), la Policía detenía a una persona llamada Saed El Harrak y se incautaba de las pertenencias que dicha persona tenía depositadas en la empresa de encofrados en la que trabajaba. Y, casualmente, en el bolsillo lateral de una bolsa de viaje de esa persona aparece esta carta con (según nos dicen) las huellas dactilares y la firma de Abdenabi Kounjaa.

Sin embargo, hay algo raro en esa firma. Disponemos de otro documento firmado por Abdenabi Kounjaa (su permiso de residencia), que el lector puede ver en la Figura 2.

Figura 2: Ficha de Abdenabi Kounjaa


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Comparemos ambas firmas. Las figuras 3 y 4 muestran las correspondientes ampliaciones.

Figura 3: Firma de la ficha

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Figura 4: Firma de la carta

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Según la Policía, ambas firmas (en las que se distingue el principio del apellido Kounjaa) corresponden a la misma mano. Que cada uno juzgue por sí mismo, pero mi impresión personal es que ambas firmas se parecen como un huevo a una castaña.

De todos modos, lo verdaderamente extraño no es que las dos firmas no sean completamente iguales. Como veremos a continuación, lo verdaderamente extraño es justo lo contrario: que las firmas no sean completamente diferentes.

La gran farsa

Los árabes no sólo escriben en árabe, sino que también firman en árabe. Cuando un marroquí como Kounjaa llega a España, se ve forzado a inventar una nueva firma con caracteres latinos para sus documentos oficiales, porque en España utilizamos el alfabeto latino, pero esa persona seguirá conservando su firma original en árabe. A partir de ahí, esa persona utilizará su firma en caracteres latinos para comunicarse con las personas no árabes y para todos los documentos de carácter oficial españoles, mientras que reservará su firma original en caracteres árabes para los documentos oficiales de su país natal, para comunicarse con otros árabes y, especialmente, para comunicarse con sus familiares y amigos árabes.

Ningún árabe escribiría en árabe su carta de despedida a su familia de Marruecos para luego firmarla en caracteres latinos. Lo que haría sería utilizar su firma árabe original. Especialmente en su carta de despedida a su familia.

De hecho, esa carta en árabe tiene una firma en árabe, en la que se lee "Abdullah". ¿Quién añadió entonces la firma latina de Abdenabi Kounjaa a esa carta escrita en árabe, y con qué propósito? ¿Estamos ante un episodio más de ese inmenso y chapucero teatro que es la versión oficial del 11-M?

http://www.libertaddigital.com/opinion/19-visiones-contradictorias-28729/
 
Por Luis del Pino
20: La busca
LOS ENIGMAS DEL 11-M

2005-12-27

En los dos últimos capítulos hemos efectuado un primer análisis de los sucesos de Leganés. Tendremos tiempo de profundizar en aquellos sucesos, pero antes conviene detenerse y efectuar una recapitulación. En concreto, vamos a examinar la secuencia temporal que va desde los atentados del 11-M hasta el supuesto su***dio de los responsables el 3 de abril. Veremos, al enumerar aquellos hechos, que nada tiene ningún sentido, a menos que de lo que estemos hablando sea de un intento deliberado de permitir que esos supuestos suicidas se concentraran en aquel piso que sería su tumba.

Preguntas sin respuesta

Repasemos brevemente los hechos.

¿Por qué se interrumpen las escuchas a El Chino? El 11 de marzo se producen los atentados terroristas y al día siguiente se ordena que se interrumpan las escuchas telefónicas al teléfono de Jamal Ahmidan, El Chino, y de Otman El Gnaoui, dos de los supuestos transportistas de explosivos. Simultáneamente, se pone en marcha una frenética búsqueda de los responsables de la masacre, entre los cuales se encuentran precisamente esos dos individuos. La versión oficial no explica cuáles son los motivos de que se ordenara interrumpir esas escuchas precisamente el 12 de marzo.

¿Por qué se busca una casa en Morata cuya existencia se tenía forzosamente que conocer? Los datos de llamadas de los teléfonos vinculados a la mochila de Vallecas permiten determinar inmediatamente que hay una serie de 7 teléfonos que se han activado en las inmediaciones de la casa de Morata de Tajuña el 10 de marzo, con lo que la Policía (según la versión oficial) comienza a buscar esa casa donde presuntamente se han montado las bombas y que estaba alquilada, precisamente, por Jamal Ahmidan. La versión oficial no explica cómo es posible que la Policía se dedicara a buscar una casa cuya localización tenía que conocer perfectamente, ya que pertenecía a un islamista radical que estaba en la cárcel desde hacía dos años (Mohamed Needl Acaid, condenado en el juicio contra la célula de Al Qaeda dirigida por Abu Dahdah).

¿Por qué no se entra en la casa de Morata hasta el 26 de marzo? Vamos a suponer que las Fuerzas de Seguridad no tuvieran conocimiento de que en Morata de Tajuña existía una casa perteneciente a un islamista radical que estaba en prisión. Aún aceptando eso, vemos en el sumario que Jamal Ahmidan continúa haciendo su vida normal, llegando incluso a celebrar el Día del Padre en Morata de Tajuña con su familia. La Policía sólo entra en esa casa de Morata el 26 de marzo, cuando sus ocupantes ya la han abandonado. ¿Por qué la Policía dilata hasta el 26 de marzo la entrada en esa casa? En el sumario constan dos datos que permiten afirmar que la Policía tenía constancia de la localización de esa casa por lo menos una semana antes del 26 de marzo.

El primero de esos datos son las declaraciones de dos marroquíes a quienes la Policía intercepta en las proximidades de la casa (en la carretera de Morata a Titulcia) y a quienes interroga en la tarde del 17 de marzo. El segundo de los datos es más explícito: en su declaración del 4/6/2004 ante el juez, Emilio Suárez Trashorras cuenta cómo le detienen el 18 de marzo, cómo le llevan a Madrid y cómo, una vez allí, la Policía le hace conducirles a la casa de Morata, contando incluso con apoyo de un helicóptero para facilitar la localización. Suárez Trashorras cuenta cómo se perdió al llevar a la Policía a la casa, lo que le obligó a llamar a su mujer desde el propio teléfono de uno de los policías, para que le diera unas indicaciones de cómo llegar.

Entonces, si Suárez Trashorras llevó a la Policía hasta la casa, ¿por qué no se irrumpe en esa casa el propio 19 de marzo, lo que hubiera permitido detener a Jamal Ahmidan en plena fiesta familiar?

¿Por qué no se interroga inmediatamente a quienes habían alquilado la casa a Jamal Ahmidan? A pesar de saber desde el 26 de marzo (según la propia versión oficial) a quién pertenecía la casa de Morata, se retrasa hasta el 28 de marzo la toma de declaración de la dueña (que es la mujer de ese islamista radical que estaba en prisión) y de los dos intermediarios sirios que habían participado en el alquiler de la casa, y no se solicita hasta el 30 de marzo el registro de los domicilios de esos dos intermediarios. El lector recordará, de uno de los anteriores capítulos, que en uno de esos registros se produce una quema de papeles antes de la entrada de la Policía.

¿Por qué se retrasa el registro del piso de El Tunecino? En el alquiler de la casa de Morata, además de los dos sirios, participó también otro de los suicidas de Leganés: Serhane Farket, El Tunecino. El casero de El Tunecino ya había denunciado que éste se había ido de su casa situada en la C/ Francisco Remiro. La Policía toma declaración al casero el 26 de marzo y, sin embargo, no solicita mandamiento de registro del piso de El Tunecino hasta el 5 de abril, después de que hubiera explotado el piso de Leganés.

Al contemplar ese extraño cúmulo de retrasos, perfectamente documentados en el sumario, no se puede evitar la sensación de que alguien estaba intentado ganar tiempo, ¿verdad?

Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad

¿Tiene Vd. hijos en edad adolescente? En ese caso, posiblemente se haya hecho más de una vez la pregunta, un sábado por la noche, de dónde está su hijo, que hubiera debido llegar a casa hace un par de horas. Usted no quiere llamarle a su móvil, para que no le llame pesado, pero daría su mano derecha por saber dónde se encuentra; no porque no se fíe de su hijo, sino porque tiene miedo de lo que le pueda pasar.

Pues esa posibilidad existe desde hace mucho tiempo. Las operadoras telefónicas pueden localizar, gracias a un procedimiento de triangulación y con una precisión que depende del número de torres de telefonía existentes en cada área, dónde se encuentra cualquier usuario de teléfono móvil. Y precisamente porque existe una necesidad de mercado, ofrecen ese servicio a sus clientes. No hay más que entrar, por ejemplo, en la página de Movistar donde se describe el servicio "Localízame" y contratarlo; a partir de ese momento, podrá Vd. saber dónde se encuentra cualquier teléfono de su propiedad, con una precisión de unos pocos cientos de metros dentro de una gran ciudad. Localizar dónde se encuentra un determinado teléfono cuesta, con este tipo de servicio, unos 30 céntimos de euro.

Esa tecnología de localización no sólo sirve para mejorar la seguridad de los adolescentes: también vale para poder localizar a personas mayores con problemas de demencia senil, para poder controlar flotas de vehículos o equipos de repartidores en las empresas, para que nuestra familia sepa dónde estamos nosotros en cualquier momento... o para que las fuerzas policiales localicen geográficamente un teléfono sospechoso.

La Policía conocía, mucho antes de la explosión del piso de Leganés, varios de los teléfonos usados por quienes luego se suicidarían; por ejemplo, hay un teléfono (el 645658495) que juega un papel fundamental a la hora de localizar el piso de Leganés, como luego veremos. Sin embargo, en el sumario no consta ni una sola petición de localización utilizando este procedimiento que las operadoras telefónicas ponen a disposición de cualquiera. ¿Quiere eso decir que la Policía no utilizó esa técnica a la que cualquiera tenemos acceso? ¿No hubiera permitido esa información de posicionamiento conocer dónde se encontraban los diversos sospechosos y haber evitado la explosión del piso de Leganés? ¿Qué información de posicionamiento obtuvo la Policía entre el 11 de marzo y el 3 de abril y con respecto a qué teléfonos?

¿Cómo llegó la Policía al piso de Leganés?

Llegamos con esto a la pregunta fundamental, la de cómo pudo la Policía localizar ese piso que acabaría estallando. Según el sumario, a las 18:45 del sábado 3 de abril se recibe una llamada en el Centro Nacional de Comunicación de la Policía informando de que se ha producido un tiroteo en las proximidades de la estación de Zarzaquemada (en Leganés) entre fuerzas de seguridad e individuos de origen árabe, dándose estos últimos a la fuga en un vehículo Renault Megane matrícula J-2106-AC y refugiándose en un piso de la C/ Carmen Martín Gaite. Ante la posibilidad de que esos individuos tuvieran armas, explosivos o rehenes, se monta un dispositivo policial, incluidos helicópteros de apoyo, avisándose al GEO, cuyos miembros llegan al lugar a las 19:45.

En otras palabras: la Policía descubre el piso de la C/ Carmen Martín Gaite de Leganés porque localiza a unos sospechosos en un vehículo con matrícula de Jaén y porque, después de un tiroteo, esos sospechosos se dan a la fuga y se refugian en el piso. Parece que está claro, ¿verdad?

Pues desgraciadamente no tanto, porque esa versión no coincide para nada con lo que sabemos sobre los hechos de Leganés. Las primeras unidades policiales llegan al piso poco después de las dos de la tarde de aquel sábado 3 de abril, con lo cual difícilmente pudo localizarse el piso gracias a un tiroteo producido después de esa hora.

De hecho, si seguimos leyendo el sumario nos encontramos con que la Policía ya había solicitado al juez de guardia una orden de registro a las 17:10 de ese mismo día para el piso de Leganés. En la justificación de esa petición de registro, la Policía afirma que una de las tarjetas relacionadas con la de la mochila de Vallecas había estado en comunicación con el número telefónico 645658495, por lo que con fecha 2 de abril (el día anterior a la explosión del piso) solicitó la intervención de dicho número telefónico y el día 3 tuvo conocimiento de que el usuario de dicho teléfono residía en el piso de Leganés. Por eso se pedía la orden de registro.

Resulta un poco desconcertante, porque lo que la Policía nos dice en este segundo documento es que se llega al piso no porque hubiera ningún tiroteo, sino siguiendo el rastro de las tarjetas telefónicas de los presuntos implicados. Pero entonces, ¿por qué en el primer documento se menciona ese tiroteo en Zarzaquemada con los ocupantes de un vehículo?

Tercer documento: en otro informe elaborado por la Comisaría General de Información tras la explosión del piso de Leganés se nos cuenta con más detalle la segunda versión. Afirma el documento que la Policía llegó al número 645658495 analizando los contactos de las tarjetas relacionadas con la mochila de Vallecas y que, al analizar las llamadas del número 645658495, se detectó un teléfono que correspondía a una inmobiliaria. El día 3 de abril, en torno a las 13:00, la Policía habla con el empleado de esa inmobiliaria y averigua que unos magrebíes habían alquilado un piso en la C/ Carmen Martín Gaite el 8 de marzo. A las 14:15 se presentaron los funcionarios policiales en el piso, comprobando que estaba habitado. Los funcionarios bajaron a la calle y poco después vieron salir a una persona (Abdelmahid Bouchar) que iba a tirar la basura; según el informe, al percatarse de la presencia policial, esa persona se dio a la fuga y no pudo ser capturado a pesar de ser perseguido "tanto a pie como en vehículo".

Bueno, esto explica cómo llegó la Policía al piso a partir del número de teléfono 645658495. Pero la explicación, lejos de disipar nuestras dudas, lo que hace es acrecentarlas, por tres motivos distintos:

1. En primer lugar, la historia de la fuga de un presunto terrorista a la carrera resulta bastante extraña. Dice el informe policial que el terrorista fue perseguido "tanto a pie como en vehículo". ¿Corría ese terrorista más que los vehículos policiales? ¿A nadie se le ocurrió darle el alto y usar las armas reglamentarias?
2. En segundo lugar, si la Policía llegó al piso de Leganés gracias al teléfono 645658495, ¿por qué se tarda tanto en llegar al piso? En el sumario consta que la Policía sabía de la importancia de ese teléfono desde al menos el 20 de marzo, porque de esa fecha es la declaración de un testigo al que la Policía pregunta por ese teléfono. Entonces, ¿por qué no se solicita al juez la intervención de ese teléfono hasta el 2 de abril? Y, sobre todo, ¿por qué no se solicita a la operadora telefónica los datos de posicionamiento del usuario de ese teléfono?
3. Finalmente, esta versión sigue sin explicar qué pasa con ese vehículo que se dio a la fuga después de un tiroteo con la Policía. ¿Hubo o no hubo un tiroteo previo a la llegada de la Policía al piso? ¿Por qué recoge el sumario dos versiones distintas de la forma en que se llega al piso?

Esta es, precisamente, la pregunta que terminaría haciéndose el juez Del Olmo un año después de la masacre, al tratar de ordenar los distintos cabos sueltos del caso. El día 16 de marzo de 2005, Del Olmo solicitaba a la Policía, entre otras cosas, que le aclarara si había habido o no tiroteo antes de la llegada al piso.

La Comisaría General de Información de la Policía respondió al juez Del Olmo mediante un escrito de fecha 6 de abril de 2005, pero el escrito era tan vago e impreciso que Del Olmo volvió a solicitar, en sendos oficios de fecha 5 y 9 de mayo de 2005, que se clarificara el tema y que se le remitieran las correspondientes grabaciones que pudieran existir del centro de control de la Policía donde constara el asunto del tiroteo con los árabes del coche, con el fin de verificar quién había hablado de ese presunto tiroteo y qué información había proporcionado.

La Policía respondió unos días después, el 20 de mayo, a esa petición de entrega de las cintas efectuada por el juez Del Olmo. Estoy seguro de que el lector se imagina ya cuál fue la respuesta:

"Dando cumplimiento a lo solicitado por ese Juzgado... respecto a los hechos ocurridos en la localidad de Leganés los días 3 y 4 de abril del pasado año, se participa que, dado el tiempo transcurrido, ya no se conservan las cintas de grabación de dicho suceso."

¡Qué cosas pide el juez Del Olmo! ¿Acaso a alguien sensato puede pasársele por la cabeza guardar todo un año unas cintas del Centro de Control de la Policía relativas a la mayor masacre terrorista sufrida por nuestro país? ¡De ninguna manera! ¡Con lo caro que está el material fungible!

El día 14 de marzo de 2004, unas elecciones generales dieron el triunfo a José Luis Rodríguez Zapatero, un día después de que los manifestantes se concentraran ante las sedes del PP al grito de "¡Queremos saber!". Pues bien, ¿sería mucho pedir que el Gobierno nos informara de qué otros datos relativos al 11-M han sido destruidos? Más que nada, por saber.

http://www.libertaddigital.com/opinion/20-la-busca-28908/
 
por Luis del Pino
21. Déjà vu
LOS ENIGMAS DEL 11-M

2006-01-17

Dejemos por el momento los sucesos de Leganés. Volveremos a ellos, pero ahora tenemos que echar la vista atrás y analizar algunos aspectos del sumario relacionados con Jamal Zougham, el "culpable oficial" del 11-M.

Ya señalamos, en un capítulo anterior, los múltiples indicios que apuntan a que Jamal Zougham fue utilizado en su momento como cabeza de turco para dar la vuelta a un resultado electoral. También indicamos allí que sólo hay un dato que parezca incriminar a Zougham en la masacre: los reconocimientos oculares de tres testigos de los trenes, reconocimientos que ya dijimos que nos parecían viciados, por cuanto que fueron hechos después de que los medios de comunicación airearan profusamente la fotografía de Zougham, señalándole como culpable de los atentados.

En este capítulo, invito al lector a que me acompañe en un recorrido por el mundo de los reconocimientos oculares. Será un recorrido muy interesante. Veremos hasta qué punto es verdad que los testigos de los trenes incriminan a Zougham y lo sólidas que resultan las razones para mantener en la cárcel al único autor material de la masacre presuntamente identificado.

EL TREN DE ATOCHA

Sólo dos de los tres testigos que identificaron en los trenes a Zougham son testigos protegidos. De todos modos, preservaremos sus identidades y vamos a referirnos a ellos llamándolos Testigo A, Testigo B y Testigo C.

El Testigo A declaró ante la Policía a las 20:40 del mismo 11 de marzo, y describe cómo vio a un individuo sospechoso en el tren que terminó estallando en Atocha:
A las siete y dos minutos se encontraba en la estación de Alcalá de Henares para trasladarse a Madrid. A esta hora tomó el tren cercanías con dirección Madrid-Atocha, concretamente el primer vagón del convoy, cuarto asiento de la izquierda, sentido Madrid.

Mientras el tren circulaba entre Torrejón y San Fernando de Henares, observó cómo un individuo se acercaba hacia la posición del testigo portando una bolsa nueva de deportes, con asas de grandes dimensiones (90 cm aproximadamente), color azul marino con una banda estrecha azul claro.

El individuo la portaba en las manos con suavidad, a modo de "bandeja", depositándola sobre la repisa superior de las otras filas de asientos (derecha, según sentido de la marcha), enfrente del testigo. Acto seguido, esta persona se retiró hacia la zona de las puertas, quedándose allí de pie. Esto es una forma anormal de dejar las cosas, debido a que en este tipo de trayectos, la gente deja la bolsa en el suelo cerca de uno mismo, con el fin de evitar hurtos.

Las características físicas del individuo mencionado eran: 1,85-1,90 de altura, de unos 25-30 años de edad, complexión fuerte, pelo no demasiado corto moreno y flequillo ondulado hacia la derecha, tez blanca "curtida" por el sol y con barba de una semana. Vestía un chaquetón de nylon azul oscuro brillante.

El testigo perdió de vista al hombre descrito durante el resto del viaje, aunque sí puede precisar que la bolsa azul mencionada continuaba en el lugar depositado cuando se apeó en la estación de Atocha.
A este testigo no se le enseñó ninguna fotografía el propio 11 de marzo (o al menos no consta en el sumario). Ante el juez, al serle presentado un juego de fotografías, reconoce a Zougham con dudas. Dice que la persona que él vio tenía el pelo ondulado, abundante y hacia un lado. Dice que no pudo ver bien el cuello y parte de la cara, que vio a esa persona de perfil. Dice, además, que perdió de vista en Coslada al individuo que estaba de pie junto a la puerta, porque entró mucha gente en el vagón.

EL TREN DE EL POZO

El Testigo B declaró ante la Policía a las 13:10 del 12 de marzo:
Sobre las siete horas y cinco minutos del día de ayer, llegó a la estación de tren de cercanías de Renfe de Alcalá de Henares. Tras esperar unos cinco minutos, llegó a la estación un convoy procedente de Guadalajara y con destino Alcobendas-San Sebastián de los Reyes. El testigo se introdujo en el vagón que estaba situado aproximadamente en el centro del convoy, el cual consta de dos plantas.

El testigo se ubicó en el piso bajo del vagón, aproximadamente en la zona central, justo en el lado derecho según el sentido de la marcha y sentado junto a la ventana. En ese momento los asientos que había a su alrededor se encontraban vacíos y el testigo aprovechó para recostarse pegado a la ventana y cerrar los ojos para descansar.

Tras breves instantes, sintió como alguien le empujaba desde el lado izquierdo, y al abrir los ojos para mirar pudo observar cómo un individuo se encontraba sentado junto a él e intentaba introducir una bolsa de deportes de color azul oscuro justo debajo del asiento que había enfrente del desconocido.

Las características de la bolsa de deportes eran: azul oscuro, de unos cincuenta centímetros de longitud y unos treinta de altura, con asas y dando la sensación de albergar contenido no muy pesado, aproximadamente 10 o 15 kilos.

El desconocido, tras introducir la bolsa debajo del asiento, se colocó en posición agachada con la cabeza entre las manos y mirando hacia el suelo, como descansando, lo cual extrañó bastante al testigo. Es por eso por lo que no pudo observar el rostro de esta persona. Entonces el testigo adoptó la misma postura de descanso junto a la ventana, cerrando los ojos.

Las características físicas del varón mencionado eran: pelo rizado moreno no muy corto, complexión normal, de tez oscura, dando la sensación al testigo de ser gitano o árabe, vistiendo una chaqueta de color marrón no muy claro, sin que pueda precisar la edad, aunque la sensación que obtuvo es que era un hombre joven. Como dato característico, el testigo pudo observar que el desconocido portaba una férula de escayola en la nariz, como si estuviera lesionado.

El testigo nuevamente quiere hacer constar que el desconocido tenía rasgos gitanos o árabes, descartando con toda seguridad que pudiera ser de origen sudamericano o de los países del Este.

Tras los hechos relatados, el testigo recuerda que el desconocido se apeó del tren en la estación de Torrejón o San Fernando, aunque sí pudo observar que una vez que el desconocido abandonó el tren, la bolsa de deportes seguía en el lugar donde había sido depositada, incluso cuando se apeó el testigo en la estación de Vicálvaro.

Tras caminar con dirección a su trabajo, y abandonar la estación de Vícálvaro, el testigo pudo escuchar una explosión que provenía de la zona de la estación de Santa Eugenia, sin darle mayor importancia. Cuando por fin llegó a su trabajo y se introdujo en un vestuario, pudo sentir como las paredes del mismo se movían bruscamente, sin motivo aparente.
A este testigo tampoco se le enseñaron fotografías el propio 12 de marzo. Sin embargo, tres días más tarde, el 15 de marzo, cuando ya Zougham ha sido detenido y su foto aireada en los medios de comunicación, le llaman de nuevo a declarar para presentarle una serie de fotografías correspondientes a 9 individuos, cinco de los cuales eran los cinco detenidos del 13-M. En esa declaración, se recoge que el testigo reconoce "sin ningún género de dudas" a Zougham como esa persona que intentaba introducir una bolsa de deportes bajo el asiento.

EL TREN DE SANTA EUGENIA

La declaración del Testigo C ante la Policía se produce el 16 de marzo, con Zougham ya detenido.
El día once, se dirigió a la estación de tren de Alcalá de Henares, con el fin de ir a su trabajo, tomando para ello el tren que parte de Alcalá de Henares a las 07:15 horas.

Se introdujo en el segundo o tercer vagón del convoy (donde explosionó un artefacto) y comprobó que había poca gente a esas horas. Se subió en la parte derecha del vagón, últimos asientos mirando hacia el sentido de la marcha, exactamente en el lado del pasillo.

En la estación de Torrejón de Ardoz observó que. entre otras personas, se introdujeron en el tren dos hombres hablando en árabe, portando uno de ellos una mochila muy grande de color negra. Entonces, ambos sujetos mantuvieron una breve conversación en idioma árabe y se separaron, sentándose uno de ellos (en adelante, INDIVIDUO N° 1) justo delante del testigo, dándole la espalda.

El otro individuo (Nº 2) que portaba la gran mochila, se sentó en otro lugar más cerca de la puerta, en unos asientos abatibles laterales del lado izquierdo según el sentido de la marcha, junto a una papelera.
El testigo quedó extrañado al comprobar que ambos individuos se separaron, pudiendo haberse sentado juntos, debido a que junto al INDIVIDUO Nº2 había dos asientos libres.


Además, el testigo recuerda que el INDIVIDUO Nº1, cuando se dispuso a sentarse, se quitó la chaqueta y giró sobre si mismo observando el resto del vagón, y emitió una tos anormal, que le dio la sensación de que podía ser algún tipo de contraseña. Tras esto, muchos pasajeros observaron curiosos la actitud de este individuo.

Las características físicas de ambos hombres eran:
INDIVIDUO 1: 1,70 de altura aproximadamente, complexión normal, pelo moreno corto y rizado, con barba bien cortada por toda la cara, bastante moreno de piel y con rasgos árabes, posiblemente de marroquí, por el conjunto de su aspecto. Que vestía una cazadora de cuero de color marrón, y un jersey marrón claro con rayas horizontales de color blanco debajo, sin poder precisar el tipo y color de pantalones.


INDIVIDUO 2: 1,80 aproximadamente, complexión normal, pelo despeinado, moreno, largo hasta los hombros y liso, con cara alargada y gran nariz, con piel morena, con rasgos del tipo de un gitano o un indio. Que vestía un tres cuartos de color negro y pantalones vaqueros. Este portaba una gran mochila de color negro, la cual se encontraba bastante llena y con cierto peso. Era una mochila que, pudiendo llevarse a la espalda, el desconocido la llevaba en la mano.

El INDIVIDUO 2, en el momento de sentarse, colocó la mochila que portaba junto a su pie izquierdo, al lado de la papelera.

El testigo no pudo seguir observando a los desconocidos, debido a que entró bastante gente en el vagón con posterioridad, hasta que finalmente, en la Estación de Santa Eugenia, tras la parada del tren, y cuando comenzó la marcha, a unos 20 metros recorridos, sintió una fuerte explosión que provocó el caos en el interior del vagón.
Se entiende que, cuando el testigo dice que se subió en el vagón segundo o tercero, está contando a partir del final del tren, porque en Santa Eugenia sólo estalló el vagón 4, que es el tercero empezando por el final. A este testigo, de nacionalidad rumana, se le enseñaron después de su declaración exactamente 9 fotografías, las cinco primeras de las cuales correspondían a los cinco detenidos del 13-M. El testigo no pudo reconocer a nadie que se correspondiera con el INDIVIDUO 1 del que había hablado, pero reconoció sin ningún género de dudas a Jamal Zougham como el INDIVIDUO 2 de su declaración.

Un análisis temporal

Como vemos, el Testigo A viajaba en el tren que estalló en Atocha, el Testigo B en el de El Pozo (el único que tenía dos pisos) y el Testigo C en el de Santa Eugenia. Recordemos que la secuencia con que habían salido los trenes de Alcalá es: Atocha, Téllez, El Pozo, Santa Eugenia.

Lo primero que observamos es que la declaración del Testigo A es incompatible con la de los testigos B y C, porque el Testigo A vio a un individuo en su tren entre las estaciones de Torrejón y San Fernando de Henares y es imposible que ese mismo individuo subiera en Alcalá (como declara el Testigo B) al tren de El Pozo, que venía detrás. Igual que es imposible que subiera en Torrejón (como declara el testigo C) al tren Santa Eugenia, que también venía detrás del de Atocha.

Sin embargo, las declaraciones de los testigos B y C sí son compatibles entre sí, porque podría ser que el individuo visto por el Testigo B subiera en Alcalá al tren de El Pozo, bajara en Torrejón y subiera después en esa estación al tren que explotó en Santa Eugenia. Teniendo en cuenta esta incompatibilidad horaria, y teniendo en cuenta también que el Testigo A sólo pudo reconocer a Zougham con dudas, quedémonos con los testigos B y C, que es lo que hicieron tanto la Policía como el juez.

El diablo está en los detalles

Sin embargo, al analizar los detalles de las declaraciones de los Testigos B y C, se pueden detectar fácilmente las contradicciones. Los dos testigos dicen que vieron un hombre de tez oscura ("gitano o árabe", dice uno; "gitano o indio" dice el otro); sin embargo, Zougham no tiene la tez excesivamente oscura, o al menos no tanto como para que hubiera llamado la atención de los dos testigos de esa manera.

De todos modos, admitamos que la tez de Zougham pueda calificarse como oscura. Aún así, existen tres contradicciones flagrantes:

  • el Testigo B dice que el hombre que él vio tenía el pelo "rizado, moreno, no muy corto", mientras que el Testigo C dice que el INDIVIDUO 2 (Zougham) tenía el pelo "despeinado, moreno, largo hasta los hombros y liso".
  • según el Testigo B, Zougham vestía "una chaqueta de color marrón no muy claro", mientras que el Testigo C vio a Zougham con un tres cuartos de color negro y pantalones vaqueros.
  • todavía más extraño: según el Testigo B, el individuo que él vio llevaba una escayola en la nariz, cosa que el Testigo C no detectó.

En consecuencia, si damos por buenas las declaraciones de los dos testigos, ¿cuál sería el relato de los hechos? ¿Qué tal suena algo como "Zougham sube al tren de El Pozo en Alcalá con una escayola en la nariz, una chaqueta marrón y su pelo rizado natural, deja una bolsa de deportes debajo del asiento, se baja en Torrejón, se quita la escayola de la nariz, se pone una peluca que le llega hasta los hombros, cambia la chaqueta marrón por un tres-cuartos negro, coge una mochila que algún compinche le tuviera preparada en esa estación de Torrejón, sube al tren de Santa Eugenia junto con ese compinche, deposita la mochila junto a una puerta y se baja en una estación posterior"?

¿Le parece absurdo ese relato de los hechos? A mi también. Resulta muy difícil que Zougham fuera esas dos personas que esos dos testigos vieron en los trenes. Como mucho, podría ser una o la otra. El hecho de que ambos reconocimientos sean compatibles desde el punto de vista temporal no implica que sean compatibles desde otros puntos de vista. Aquellos dos testigos vieron, muy probablemente, a dos personas distintas.

Hay otros detalles que permiten poner en cuestión tanto una declaración como la otra. Por ejemplo, el Testigo B reconoce que "no pudo observar el rostro" del sospechoso, porque sólo lo vio de perfil; sin embargo, cuando se le enseñan las fotografías dice que le reconoce "sin ningún género de dudas". Por su parte, el Testigo C describe a la persona que vio como alguien "con cara alargada y gran nariz". La nariz de Zougham no es pequeña, pero calificar su cara de alargada resulta muy difícil.

Pero, por si faltaba algo para poner en duda la versión del Testigo C, existe otra contradicción directa con los hechos, y es que en el tren de Santa Eugenia no explotó ninguna bomba situada en el suelo junto a la puerta (que es donde el Testigo C vio a "Zougham" depositar su mochila), sino que la bomba de Santa Eugenia estaba colocada en un altillo portaequipajes. Resulta enormemente dudoso que aquella persona que vio el Testigo C fuera un terrorista, por mucho que a él le llamara la atención esa persona.

Las ruedas de reconocimiento

El día 25 de marzo, el juez Del Olmo ordenaba que los dos testigos B y C realizaran una rueda de reconocimiento, para ver si ratificaban la identificación de Zougham. En su orden, el juez Del Olmo indicaba expresamente que la rueda se compusiera con el acusado y otras 6 personas "de características físicas semejantes".

Pues bien, al día siguiente se realizaban, en efecto, esas ruedas, en las que cada testigo se enfrentó con 7 personas. De esos siete individuos entre los que el testigo tenía que elegir, el único "moro" era... Jamal Zougham. Ambos testigos identificaron a Zougham sin problemas, claro, aunque aún así el Testigo C dijo que cuando él lo vio, "tenía el pelo más liso".

¿Estaban mintiendo esos testigos? ¿Acaso no habían visto a Zougham? ¡Por supuesto que le habían visto! Le habían visto numerosísimas veces antes de esas ruedas de reconocimiento. ¿Hay algún español que no conozca la cara de Zougham o que no le haya visto centenares de veces en los medios de comunicación? Pero donde dudo mucho que le hubieran visto es en los trenes.

¿Me calificarán de exagerado si digo que la validez de esos reconocimientos y de esos testimonios durará 10 minutos el día en que se celebre el juicio? ¿Qué pasará entonces, cuando el único acusado de ser autor material quede en libertad?

Resulta enormemente preocupante que un posible inocente esté acusado de 192 crímenes que no ha cometido. Pero hay algo todavía más preocupante: que se pueda estar utilizando a un inocente para evitar que se castigue a los verdaderos culpables de esos crímenes.

http://www.libertaddigital.com/opinion/21-deja-vu-29243/
 
¿Y en qué post se toca que unos dirigentes o clase oligárquica corrupta local 'venda' su país por un plato de lentejas a los intereses de la potencia del área a cambio de unas migajas multimillonarias pa'su bolsillo?.

Buff, eso se escapa de mi área de conocimiento. En cualquier caso no sé muy bien a qué te refieres.

¿Naturalmente. Es que hay áreas o países que debe ser que tienen gente más retra o menos capaz y, claro, aún con ese fair play e ''igualdad de condiciones'' y facilidades...no logran resultados. No...y las grandes potencias, no protegen sus mercados e industrias. Para nada.
No es que los griegos o los españoles sean gente más retra. Depende del sistema educativo, de la cualificación de la mano de obra, la productividad y la competitividad, el marco regulatorio, el modelo de crecimiento (industria, servicios, i+D, huerta, ladrillo, etc), el índice de tolerancia con la corrupción, la cultura empresarial, el nivel de endeudamiento público y privado, el tamaño del sector público, la fiscalidad, en fin, de muchas cosas.

Y no, Alemania no protege su industria más de lo que la pueda proteger España, porque en la UE las reglas del mercado interno son iguales para todos los Estados miembros y el proteccionismo está prohibido. Otra cosa es que la UE como bloque proteja su industria frente a EEUU por ejemplo, o vice-versa. Para eso está la OMC.
 
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Por Luis del Pino
22. Voces autorizadas
LOS ENIGMAS DEL 11-M

2006-02-13

El 25 de septiembre de 2005, el periódico El País publicaba una noticia que ilustra a la perfección los intentos de confundir al juez Del Olmo a lo largo de la instrucción del sumario del 11-M. La noticia decía lo siguiente:
  • "Un informe del equipo legal del 11-S liga la red de Al Zarqawi con detenidos del 11-M. Un informe incluido en el sumario del 11-M revela los vínculos entre el grupo de Abu Musab Al Zarqawi, el hombre que aterroriza Irak, con algunos de los detenidos en España por los atentados de Madrid. El dossier fue reclamado por el juez Juan del Olmo a Jean-Charles Brisard, cuyo equipo legal ha demandado, en representación de 5.600 víctimas del 11-S, a varias empresas saudíes por financiar a Al Qaeda. El texto relaciona con la red de Al Zarqawi a Jamal Zougam, a su hermanastro Mohamed Chaoui, al huido Amer el Azizi, a Said Chedadi y, también, a Abu Dahdah".
El informe

Jean-Charles Brisard es, en efecto, un experto en cuestiones de terrorismo internacional. Una persona de prestigio que ha elaborado algunos conocidos informes para la ONU sobre las redes de financiación de Al Qaeda. Esos informes, en los que desvela las conexiones de ciertos financieros saudíes con las redes terroristas islámicas, le han valido diversas querellas, cuyo resultado ha sido positivo para Jean Charles Brisard en algunos casos y negativo en otros, dependiendo de la legislación concreta vigente en cada uno de los países donde las querellas se presentaron. En cualquier caso, nadie le discute su condición de experto, ni tampoco su valentía al adentrarse en un terreno extremadamente peligroso. Es una verdadera voz autorizada en lo que a Al Qaeda se refiere.

Jean-Charles Brisard tiene una empresa de consultoría en Suiza, JCB Consulting, que juega un sorprendente (y no muy brillante) papel en el sumario del 11-M. El 2 de abril de 2004, JCB Consulting enviaba por fax un peculiar informe al juez Juan Del Olmo sobre Abu Musab al Zarqawi, uno de los presuntos dirigentes del terrorismo de Al Qaeda en Irak; ese informe se incorporaría al sumario un mes después, en mayo de 2004 (luego veremos con qué resultado).

El informe, que tiene 40 páginas, está escrito en inglés y consta de dos partes: un relato sobre el pasado y las actividades de Al Zarqawi y una serie de transparencias de soporte que ilustran y complementan esa información. Ese informe contiene diversos datos sobre Abu Musab Al Zarqawi y su red terrorista. pero lo primero que uno se pregunta al leerlo es: ¿por qué manda JCB Consulting semejante informe al juez Del Olmo? ¿Qué tiene que ver con el 11-M ese informe sobre Al Zarqawi?

La respuesta a la primera pregunta es sencilla. JCB Consulting mantiene, como nos confirmó telefónicamente un empleado de dicha empresa, unas excelentes relaciones con el juez Garzón, con quien intercambia frecuentemente información acerca de las redes terroristas islámicas. En el informe, de hecho, se ilustran con datos extraídos de sumarios instruidos por Baltasar Garzón varias de esas supuestas conexiones de las redes terroristas. De modo que el enviar ese informe al juez Del Olmo no tenía otro objeto, según la persona de JCB Consulting que nos atendió telefónicamente, que ayudar al esclarecimiento de los hechos del 11-M, en justa correspondencia por la ayuda prestada por Garzón en otras ocasiones, a la hora de recabar información sobre el entramado de Al Qaeda. Ni el juez Del Olmo había solicitado ese informe, ni JCB Consulting había sido contratada por nadie para elaborarlo.

Objetivo: Jamal Zougham

La respuesta a la segunda pregunta (¿qué tiene que ver con el 11-M ese informe sobre Al Zarqawi?) la daba El País en la noticia a la que antes hacíamos referencia: el informe enviado por JCB Consulting al juez Del Olmo pretende relacionar, en efecto, a Al Zarqawi con dos de los detenidos del 13-M, Jamal Zougham y Mohamed Chaoui, aunque esa pretensión no resulta muy exitosa, como vamos a ver.

De las 40 páginas del informe, sólo dos tienen relación con el 11-M y en ellas se dice, en efecto, que Jamal Zougham y Mohamed Chaoui están conectados con el jefe de Al Qaeda en España, Abu Dahdah, que a su vez tiene contactos con Al Zarqawi. El informe no proporciona ninguna prueba de esa relación, limitándose a apuntar que existieron en el pasado contactos entre Jamal Zougham y Abu Dahdah, contactos que, como ya sabemos, motivaron que Jamal Zougham declarara hace unos meses como testigo (no como acusado) en el juicio contra Abu Dahdah.

Junto a esa imputación gratuita contra Zougham, las dos páginas del informe dedicadas al 11-M contienen una sorprendente acumulación de vaciedades, generalidades y errores. Entre otras cosas, el informe de JCB Consulting habla de que hay un marroquí llamado Mustafá Barkani detenido por la Policía española por su relación con el 11-M; sin embargo, en el sumario del 11-M no aparece ningún implicado con ese nombre. El informe dice también que Amer El Azizi, terrorista supuestamente ligado a Al Qaeda, está detenido por la Policía española desde 2002; sin embargo, lo cierto es que Amer El Azizi se encuentra en busca y captura y se ignora actualmente su paradero.

Resulta sorprendente que un experto internacional en cuestiones de terrorismo islámico envíe un informe con errores tan garrafales. Pero más sorprendente resulta el hecho en sí de que se envíe un completo informe de 40 páginas para, al final, extraer una sola conclusión: que Jamal Zougham, el culpable oficial del 11-M, está relacionado con Al Qaeda. Conclusión para la que, por otra parte, el informe no aporta un solo argumento útil.

Hasta tal punto es absurdo el informe, que el juez Del Olmo ordenó, con muy buen criterio, que ni siquiera se incorporar al sumario una traducción del mismo, por considerar que los datos contenidos en el informe no guardaban ninguna relación con el 11-M.

Como vemos, la noticia publicada en El País contenía dos errores graves.
  • El primero, decir que ese informe había sido encargado por el juez Del Olmo. No es cierto: el juez Del Olmo no sólo no encargó ese informe, sino que, después de estudiarlo, lo desestimó por considerarlo irrelevante.
  • El segundo error es más sutil: en la noticia de El País se afirmaba que el informe relaciona a Al Zarqawi con Jamal Zougham. Esa aseveración no es completamente cierta: en el informe se afirma que existe esa relación, sí, pero sin aportar ni un solo dato, prueba o argumento mínimamente serio. Por eso el juez Del Olmo ordenó que ni siquiera fuera traducido para incorporarlo al sumario.
¿Trataba El País de intoxicar a la opinión pública, en un intento más de culpabilizar a la cabeza de turco oficial del 11-M, Jamal Zougham? Posiblemente no. Posiblemente el periodista de El País que firmaba la noticia es uno más de los intoxicados por esas fuentes policiales que han tratado de convencer durante dos años a todos los medios de comunicación de lo malo que es Jamal Zougham, volcando sobre él todo tipo de basura.

¿De dónde salió ese informe?

Como ya hemos dicho, resulta sorprendente que un experto internacional como Jean-Charles Brisard emita un informe con errores de bulto como los que contiene el que recibió el juez Del Olmo. Tan sorprendente resulta, que no se puede evitar la sensación de que hay gato encerrado.

Un análisis más detallado del texto del informe nos revela, precisamente, cuál puede ser ese gato: en realidad, resulta muy dudoso que ese informe fuera redactado por Jean-Charles Brisard.

Al leer el texto en inglés del informe, lo primero que llama la atención es la estructura gramatical de las frases. Nosotros, los españoles, tenemos la sensación de que los ingleses "escriben las frases al revés"; sin embargo, en el informe de JCB Consulting, redactado en inglés, la estructura de las frases es sorprendentemente española y directa. Tanto es así, que uno puede coger determinadas partes del informe y traducirlas de corrido en voz alta, sin detenerse a pensar cómo construir la frase en español.

Pero, además, es que el informe está plagado de términos ingleses absurdos que son traducción literal de expresiones españolas, un poco al estilo del famoso libro "From lost to the river". Así, por ejemplo, "few time after...", que parece la traducción literal de "poco tiempo después..." (que en inglés se diría "shortly after"). O también "Spanish Police found a visit card of...", traducción literal de la frase "La Policía española encontró una tarjeta de visita de..." (tarjeta de visita se dice en inglés "business card", no "visit card").

Por otro lado, algunas otras partes del informe están literalmente extraídas (sin modificación ninguna) de páginas web americanas que cualquiera puede consultar. ¿Nos encontramos, entonces, ante un mero refrito de información a la que alguien añadió algunos párrafos, bastante mal redactados, con los que relacionar a Zougham con Al Qaeda? Teniendo en cuenta el excelente inglés que Jean-Charles Brisard utiliza en sus informes a la ONU, resulta muy dudoso que fuera él quien redactara el informe recibido por Del Olmo.

¿Lo redactó, quizá, algún subordinado suyo francófono, que podría haber cometido el mismo tipo de errores de traducción que un español? Podría ser, pero, dejando aparte los errores "lingüísticos", Jean-Charles Brisard dispone del suficiente material sobre Al Zarqawi bien redactado en inglés como para que ese subordinado no hubiera tenido que cortar y pegar trozos de páginas web.

Pero la confirmación de que alguien debió de pedir desde España a Jean-Charles Brisard que le hiciera el favor de enviar ese informe al juez Del Olmo la tenemos gracias a unas declaraciones del propio Brisard difundidas el 26 de marzo de 2004 por Associated Press. En esas declaraciones, Brisard afirmaba que "miembros de la Policía española le habían dicho que algunos sospechosos de los atentados del 11-M estaban en contacto con Al Zarqawi sólo uno o dos meses antes de los atentados".

Es decir, Brisard declara el 26 de marzo de 2004 que la Policía española le ha informado de esa conexión del 11-M con Al Zarqawi y una semana después le envía un informe al juez Del Olmo para ponerle al corriente. Si la Policía española era consciente de esa conexión, ¿qué necesidad veía Brisard de informar de ella a Del Olmo? ¿Es que tenía algún motivo para suponer que la Policía española le transmitía esa información a él, pero no al juez del caso?

Apuntes nostálgicos

Los menos jóvenes de los lectores recordarán perfectamente otro episodio igualmente peregrino que tuvo lugar siendo ministro de Justicia e Interior el inefable Juan Alberto Belloch, en tiempos de Felipe González. Tras unas arduas e inexplicadas negociaciones con el ex-director de la Guardia Civil Luis Roldán, que se había supuestamente fugado de España, el ministro Belloch compareció ante los medios para anunciar a bombo y platillo que Luis Roldán había sido detenido en Laos. Como demostración, el ministro exhibió un fax supuestamente enviado desde Laos, en francés, por un tal capitán Khan.

La superchería fue descubierta por Víctor de la Serna, del periódico El Mundo, que habla francés a la perfección y puso de manifiesto cómo aquel fax aparentemente recibido desde Laos estaba plagado de expresiones macarrónicas que sólo podría haber escrito un español que estuviera traduciendo literalmente al francés. El ministro quedó en evidencia hasta tal punto que su nombre ya ha quedado indefectiblemente ligado al de ese inexistente y esperpéntico capitán Khan.

Al analizar el episodio de JCB Consulting, uno no puede evitar la sensación de estar volviendo atrás en el tiempo. ¿Quién redactó en realidad ese refrito infumable en un inglés macarrónico? ¿Envió alguien desde España ese informe a JCB Consulting para que esa empresa se lo reenviara al juez Del Olmo, como si fuera de cosecha propia? ¿Por qué podría alguien tener interés en que un experto internacional hiciera llegar al juez Del Olmo un informe "avalando" la conexión de Jamal Zougham con Al Qaeda? ¿Quiso alguien recurrir a la "voz autorizada" de ese experto internacional para tratar de apuntalar unas acusaciones contra Zougham que no se sostenían por ninguna parte?

Aunque no son las únicas preguntas que suscita la lectura del informe. ¿Es casualidad que JCB Consulting enviara el informe precisamente el 2 de abril, el día anterior a la explosión del piso de Leganés? ¿O ese informe era una pieza más de esa puesta en escena en la que tan digno papel jugaron el esperpéntico atentado contra las vías del AVE o el esperpéntico fax amenazante enviado al periódico ABC el mismo 3 de abril?

Ante todo, que quede claro que no creo en absoluto que Jean-Charles Brisard tenga ninguna responsabilidad en el asunto. Creo, simplemente, que le metieron un gol, igual que pretendían metérselo al juez Del Olmo y a todos los españoles. ¿Quién fue el responsable del tiro a puerta? No tengo ni idea, pero algunos equipos parecen mostrar, año tras año, los mismos vicios de juego, no importa cuánto tiempo pase.

¡Bienvenido de nuevo, capitán Khan!
http://www.libertaddigital.com/opinion/22-voces-autorizadas-29517/
 
Por Luis del Pino
23. Brigada de limpieza
LOS ENIGMAS DEL 11-M

2006-02-22

Los vecinos de Leganés recuerdan al menos dos intervenciones policiales en aquel piso maldito de la C/ Carmen Martín Gaite 40. Muchos meses antes del estallido del piso se produjo una operación de incautación de 200 kg de droga por parte de la Guardia Civil. Los vecinos no recuerdan muy bien a la familia que vivía por aquel entonces en el piso, sólo saben que eran sudamericanos.

Posteriormente, entraría a vivir en ese piso una familia colombiana que luego se mudaría a otro piso del portal contiguo, el del número 38 de la misma calle. Tras esa familia, pasó a ocupar el piso un grupo de chicos colombianos.

Poco es lo que sabemos de estos inquilinos inmediatamente anteriores a los suicidas de Leganés. Sólo que uno de ellos, de nombre Fernando B.P. era un colombiano nacionalizado marroquí, como el propio sumario recoge.

A mediados de febrero de 2004 tendría lugar la segunda operación policial que los vecinos recuerdan. Policías armados se presentaron a detener a ese grupo de colombianos, pero éstos habían volado, dejándose allí todas sus pertenencias.

Al quedar vacío el piso, la persona encargada de la limpieza de aquellos bloques, de origen ucraniano, intentó alquilar la vivienda, pero la contestación que le dieron es que ya estaba alquilada, como consta en su declaración ante el juez. Sin embargo, lo cierto es que esa casa no estaba alquilada todavía.

A primeros de marzo, apareció en la casa un grupo de tres personas para realizar reformas y pintar el piso.

Estaban todavía pintando el 8 de marzo cuando un marroquí llamado Mohamed Belhadj se presenta en una inmobiliaria de la zona, sita en la Avenida de los Derechos Humanos nº 20 de Leganés, y solicita un piso en alquiler. El propietario de la inmobiliaria acompañó a Belhadj a ver el piso de la C/ Carmen Martín Gaite y, como le pareció adecuado al potencial inquilino, fueron juntos a la asesoría GEINSA, donde formalizaron el contrato entre Belhadj y el dueño del piso, Lorenzo Carrasco Moreno. El contrato, firmado por el dueño del piso y por Mohamed Belhadj, consta en el sumario: tiene una duración de cinco años y se realizó por un importe de 600 euros mensuales.

Aquel piso fue, por tanto, alquilado el 8 de marzo, tres días antes de los atentados de Madrid. Sin embargo, los vecinos no recuerdan que nadie entrara en la casa hasta muchos días después, aproximadamente en torno al 18 o 19 de marzo.

Los únicos que vieron a los suicidas de Leganés fueron los vecinos que compartían rellano con ellos, que pudieron reconocer (aunque con alguna contradicción menor) a 6 de los 7 en su declaración ante la Policía (el único al que no pudieron reconocer fue a Allekema Lamari). Esos vecinos recuerdan también que vieron a El Tunecino con un niño de diez años. Sin embargo, de ese niño no aparece en el sumario rastro alguno (salvo las propias declaraciones de esos vecinos).

Ninguno de los restantes vecinos de la casa recuerda haber visto a los suicidas. Por el contrario, sí recuerdan a dos chicos bien vestidos y educados que saludaban al cruzarse con los vecinos, que hablaban correctamente español y que no tenían aspecto especialmente árabe (aunque tampoco podría decirse por su aspecto que no lo fueran).

En aquellos diez días escasos que el piso estuvo habitado, no hicieron ningún ruido. Aquellas paredes son de papel, a pesar de lo cual los vecinos no recuerdan haberles oído hablar o gritar en la vivienda. Lo único extraño era el olor especial que tenía la comida que hacían, el hecho de que por la noche entraba y salía gente de aquel piso y también que las persianas del piso estaban constantemente bajadas.

También la persona que limpia los bloques recuerda algún detalle curioso. Varios de los días anteriores al estallido del piso observó muchas huellas de barro en el portal, que llegaban hasta aquel piso habitado por los supuestos islamistas. Sin embargo, le llamó la atención que esas huellas de barro del portal no continuaban en la calle, donde no había ni rastro de pisadas.

También recuerda uno de los vecinos que le llamó la atención, en los días anteriores al estallido, oír abrirse y cerrarse las puertas de la escalera a mediodía, como si alguien subiera o bajara andando por los distintos pisos, en lugar de usar el ascensor, que era lo habitual. Asimismo, contamos con testimonios de otro vecino que observó, en los días anteriores a aquel sábado 3 de abril, un coche que parecía vigilar la zona, y que él asumió que era de la Policía.

El día del estallido del piso, nadie vio ni habló con los presuntos suicidas. Sí recuerdan los vecinos haber oído los disparos. Y recuerdan haber oído los estremecedores cánticos y gritos de esos islamistas. Pero nadie vio a ninguno de los suicidas de Leganés. Sólo a ese que salió huyendo del piso y que nos dicen que era Abdelmahid Bouchar.

De hecho, uno de los vecinos de aquella manzana, que vivía en uno de los bloques situados al otro lado de la piscina, fue testigo privilegiado de los hechos. Vio salir de la vivienda a ese supuesto terrorista, que se dirigió al patio interior de la comunidad para tirar la basura y salió huyendo al ver allí a unos policías. Logró escapar saltando la valla que cerca esa zona comunitaria (ver Fotografía 1).

Fotografía 1:


foto1enigmas.jpg


Después de eso, ese vecino fue testigo de los intercambios de disparos entre las cinco y las cinco y media de la tarde. Los disparos se oían a través del enrejado de celosía que tiene la cocina del piso. No vio a nadie asomarse a la ventana, ni levantar persianas, ni pudo ver quién efectuaba esos disparos, porque la celosía lo impide.

Después de cesar los disparos, los vecinos pudieron oír cánticos y gritos, que duraron como un cuarto de hora. Tras terminar los disparos y los gritos, pasó una hora u hora y media hasta que los habitantes de la C/ Carmen Martín Gaite 40 recibieron orden de desalojar, en torno a las 7 y cuarto. La Policía les dijo que desalojaran bajando por el ascensor.

Ni siquiera los geos llegaron a ver a aquellos suicidas. La historia de aquel asalto se ha contado con todo lujo de detalles en los periódicos: se ha dicho que los suicidas estaban en corro entonando sus cánticos dentro de la casa, pero es imposible que nadie haya visto esa escena, porque las persianas estaban bajadas y los geos no llegaron nunca a entrar. Por tanto, esa escena es pura fantasía. Se ha contado también que uno de los suicidas salió al rellano de la escalera envuelto en una sábana, pero las declaraciones al diario ABC de uno de los geos que resultó herido en el asalto lo desmienten: los geos no llegaron nunca a ver a nadie. Tan sólo oían tremendos cánticos de las personas presuntamente recluidas en esa casa.

Demasiadas preguntas
El relato de los hechos deja un mal sabor de boca. Los propios vecinos afectados no se recatan en comentar que todo les parece muy extraño. Resulta extraña, por ejemplo, esa evidente predilección de diversos delincuentes hacia esa vivienda. ¿Era acaso una vivienda marcada? ¿Es casualidad que se produjera esa operación policial en el piso pocas semanas antes de la masacre de Madrid, motivando que el piso quedara vacío? ¿En qué consistió esa operación? ¿En qué fecha exacta fue? ¿Quién era ese colombiano nacionalizado marroquí que habitaba el piso? ¿Por qué, una vez vacío el piso, no se le alquila a la persona encargada de la limpieza, que lo había solicitado? ¿Por qué, si los presuntos islamistas tenían todo tipo de pasaportes y carnets de identidad falsos, alquila uno de ellos ese piso usando su documentación real?

¿Por qué los supuestos responsables de los atentados tardan una semana, después del 11-M, en refugiarse en ese piso? De hecho, ¿por qué llegan a refugiarse en él, en lugar de ir, por ejemplo, a la casa que habían alquilado en Albolote (Granada) o huir del país pasando a Francia?

¿Quién era ese niño de diez años que acompañaba a uno de los supuestos terroristas? ¿Vivía también en el piso? ¿Qué fue, entonces, de él? ¿Quién dejó en el portal de la casa, en los días previos al estallido, esas huellas de barro milagrosas que no llegaron a manchar la acera? ¿Por qué tenían que tener las persianas constantemente bajadas unos terroristas que, sin embargo, se cruzaban a cara descubierta con los vecinos?

¿Quién era ese hombre sin rostro que disparaba desde detrás del enrejado sin que (como hemos visto en un capítulo anterior) quedaran vainas de cartuchos como resultado? ¿Por qué nadie pudo ver a ninguno de los terroristas en la casa aquel sábado 3 de abril? ¿Por qué se tardó tanto (más de cinco horas después de rodear la Policía el piso) en dar la orden de desalojo de los vecinos?

Pero, sobre todo, ¿quién y por qué ha estado filtrando a los medios de comunicación escenas absurdas sobre lo que sucedió en el piso? ¿Qué necesidad había de inventarse corrillos de musulmanes fanáticos o presuntos terroristas envueltos en sábanas?

Paisaje después de la batalla
La explosión de Leganés reventó por completo el piso en que se hallaban los presuntos terroristas. El estallido fue tan brutal que quedaron arrasados prácticamente todos los tabiques de las plantas primera, segunda y baja, como puede fácilmente apreciarse en las fotografías difundidas por las televisiones y los periódicos. Pero esas fotografías no hacen justicia a la verdadera dimensión de ese estallido, porque todas las imágenes que se han difundido son imágenes tomadas desde fuera del edificio. En la siguiente fotografía puede apreciarse el estado del edificio desde dentro un mes después de la explosión, cuando ya las tareas de desescombro y apuntalamiento habían hecho seguro el piso para la visita de los vecinos.

Fotografía 2:


foto2enigmas.jpg



La explosión hizo desaparecer literalmente la mitad del suelo de la vivienda (el forjado existente entre la planta primera y la baja), pero además agujereó el forjado entre las plantas sótano y baja, entre las plantas primera y segunda e incluso el existente entre las plantas segunda y tercera. El techo de la planta tercera llegó también a dañarse, aunque sin llegar a ser agujereado (ver Fotografía 3).

Fotografía 3:

foto3enigmas.jpg


Además de los daños en el forjado, también el hueco del ascensor resultó literalmente arrasado de arriba a abajo, quedando el ascensor comprimido como un acordeón en el fondo del hueco. Sin embargo, las escaleras donde se encontraban los geos no llegaron a derrumbarse.

Son muchas las reflexiones que suscitan estas imágenes. En primer lugar, si verdaderamente había allí unos terroristas dispuestos a morir matando, no tiene ninguna lógica la posición de la carga explosiva. Los geos estaban a la puerta de la vivienda; ¿qué sentido tiene entonces que los terroristas se hicieran estallar encerrados en un dormitorio o congregados en el pasillo, en lugar de disponer las cargas explosivas a la entrada del piso?

En segundo lugar, ¿qué carga tan brutal tuvo que estallar en la vivienda para ocasionar semejantes destrozos? Según el informe de 5 de abril de 2004 del jefe del TEDAX, en aquel piso estallaron unos 20kg de dinamita Goma-2 ECO. Pero eso contrasta con la cantidad de explosivo utilizada en los trenes de la muerte el 11-M: según otro informe del jefe del TEDAX de 20 de abril de 2005, en cada una de las bombas de los trenes se utilizaron 10 kg. de Goma-2 ECO. Resulta un tanto chocante: si 20 kg de Goma-2 ocasionaron semejantes destrozos en el piso de Leganés, haciendo volar todos los tabiques de tres pisos y agujereando el forjado de cuatro plantas, con 10 kg de Goma-2 parece que no hubieran debido quedar de los vagones de tren ni las astillas. Visto de otro modo: la explosión de Leganés destrozó todos los tabiques de ese piso de 100 metros cuadrados; sin embargo, algunas de las fotografías de los trenes muestran los asientos del vagón perfectamente enteros justo al lado del agujero dejado por la explosión.

O en los trenes se utilizó una cantidad de explosivo muy inferior a esos diez kilogramos de dinamita, o en el piso de Leganés estalló una carga muy superior a los 20 kg que nos dicen, o las bombas del 11-M estaban fabricadas de modo que la onda expansiva quedase confinada y reventara los trenes lateralmente.


Más incógnitas
Sea como fuere, no son las únicas incógnitas con respecto a esa explosión.

  1. En primer lugar, las declaraciones de uno de los geos heridos a ABC (a las que antes hacíamos referencia) revelan que los tedax detectaron dos focos de explosión, no uno. Los técnicos contratados por el Ayuntamiento de Leganés para determinar si había que demoler el edificio corroboraron esa impresión en una reunión con los vecinos afectados: los destrozos en el sótano no se correspondían con los que hubieran debido existir en caso de haber habido un único foco en la planta primera. Según la impresión de esos técnicos, en el sótano había detonado una segunda carga explosiva. Si es eso cierto, ¿qué sentido tiene? ¿Cayó parte de la dinamita como consecuencia de la explosión, estallando en el sótano después de la caída? ¿Había una segunda carga allí colocada? En ese caso, ¿quién la colocó? Según la documentación que obra en el sumario, los supuestos terroristas no habían alquilado ningún trastero al alquilar la vivienda, por lo que no tenían acceso al sótano.
  2. En segundo lugar, si damos por buena la cantidad de 20 kg de Goma-2 ECO para la explosión de Leganés, ¿cómo estaba distribuida esa dinamita? Ya hemos comentado en uno de los anteriores capítulos de "Los enigmas" que dos de los cadáveres de los supuestos terroristas aparecieron con sendas bolsas de plástico a la cintura, cada una de las cuales contenía entre 1 y 2 kg de dinamita. Suponiendo que los otros cinco supuestos terroristas hubieran hecho estallar bolsas similares colocadas alrededor de su cintura, eso nos da un total de entre 5 y 10 kg de Goma-2. ¿Dónde estaban los 10 o 15 kg restantes que estallaron? ¿Debemos suponer que los presuntos suicidas hicieron detonar sus cinturones y que, como consecuencia, alguna otra carga colocada en el piso estalló por simpatía? ¿O lo que se hizo estallar fue directamente esa otra carga?
El registro
Después de la explosión, un total de 27 Tedax se encargaron de asegurar la zona antes de la entrada de la juez Teresa Palacios. El auto de 15 de febrero de 2005 del juez Del Olmo detalla los objetos encontrados por la Policía Científica entre aquellas ruinas en presencia de la juez. Además de numerosa documentación y prendas de ropa de los suicidas, aparecieron también numerosas pertenencias de los vecinos cuyos inmuebles habían quedado también destrozados. También refleja el acta que se encontraron subfusiles, una pistola, unas pocas vainas y cartuchos, un ordenador, una cámara de vídeo, una cinta de vídeo deteriorada, dinero, cuadernos y, por supuesto, los restos de esos siete cadáveres. Por último, y a pesar de que los Tedax ya habían hecho su labor, aparecieron también algunos restos de explosivos y algún resto de envoltorio de Goma-2.

Dos días después del estallido, el 5 de abril, los Tedax hacían entrega de una serie de objetos que habían recogido en el piso antes de que la juez levantara acta. Entre esos objetos había ejemplares del Corán, documentación de alguno de los suicidas, papeles manuscritos, bolsas de plástico, llaves, mapas y también algunos otros efectos que conviene reseñar:

  • Nueve (9) teléfonos móviles, 10 cargadores y un manual de teléfono.
  • Un cepillo de dientes con pasta en un neceser.
  • Una madeja de cables gris.
  • Una mochila color naranja, con un carrete de cable de audio y una pila de 1,5 V.
  • Un cartucho de pistola.
  • Restos de una carcasa de despertador.
  • 14 bolsas PVC de envoltorio de GOMA 2 ECO.
  • 17,4 kg de Goma-2 ECO amasada.
  • 594 envoltorios de cartuchos de Goma-2 ECO.
  • 239 detonadores de diversos modelos.
  • Una bandera verde con inscripciones en árabe (es la que aparece en los vídeos de reivindicación).
Resulta chocante. Parece lógico que los Tedax retiren del lugar esos 17,5 kg de explosivos o esos 239 detonadores, o incluso los teléfonos móviles y los envoltorios de Goma-2, pero ¿para qué se llevan los Tedax el resto de efectos? ¿Para que se llevan ejemplares del Corán y libros con caracteres árabes? ¿Para qué se llevan documentación de los suicidas? ¿Y un cepillo de dientes con pasta? ¿Por qué se hizo esa limpia, en lugar de que fuera la juez la que levantara acta de esos efectos?

Lo diré de otro modo: el hecho de que los Tedax se llevaran objetos que no parece que tengan mucha relación con su actividad profesional, ¿no abre la puerta a que algún abogado defensor pueda cuestionar (con razón o sin ella) si esos efectos entregados por los Tedax fueron añadidos a posteriori?
Pero, en realidad, el asunto es aún peor. Porque no es sólo que tengamos un acta de registro redactada por la juez y una segunda lista de objetos aportada por los Tedax, lo que ya de por sí suena un tanto irregular. Es que, además, al abrir las cajas de objetos entregadas por los Tedax, la juez descubrió que en esas cajas había toda una multitud de objetos que ni siquiera estaban consignados en la lista que los Tedax aportaron: ropa, mochilas, documentación, ... Es decir, que los objetos supuestamente encontrados en Leganés son de tres tipos:

  • los que la juez consignó en acta, con respecto a los cuales no existen dudas
  • los que aparecen en el acta entregada por los Tedax, que podrían perfectamente ser cuestionados en el juicio
  • los que aparecieron en las cajas entregadas por los Tedax, pero que no estaban reflejados en el acta de entrega.
Yo no entiendo mucho de leyes, pero me da la sensación de que estos últimos objetos tendrán que ser eliminados como pruebas antes o después, porque no existe forma humana de demostrar que ha existido una cadena de custodia. En otras palabras: no tenemos ni idea de cómo han aparecido esos objetos, así que difícilmente podemos incriminar a alguien basándonos en ellos.

Y no estamos hablando de cosas irrelevantes, porque da la casualidad de que entre esa documentación no consignada en acta estaba una libreta de ahorros de Daoud Ouhnane, el argelino al que se le atribuye la única huella dactilar encontrada en la bolsa de basura de la furgoneta de Alcalá. Con lo cual, la situación en lo que respecta a este argelino (que está en busca y captura) es que la identificación de su huella dactilar es dudosa (porque la huella era muy fragmentaria) y el único otro indicio sólido que le vincula con los atentados es una libreta de ahorros que aparece de manera completamente irregular. ¿Se me permitirá decir que dudo mucho de que ese argelino tenga nada que ver con los atentados?

¿Quién ordenó a los Tedax hacer esa limpieza de objetos en el piso? ¿Por qué aparecieron objetos no consignados en acta entre los efectos entregados? ¿Es que no hay ningún aspecto de la versión oficial que no esté plagado de sombras?
Para rematar, contamos con testimonios de personas que participaron en aquellas tareas de desescombro que nos permiten afirmar que en Leganés había un cuarto tipo de objetos: los objetos que fueron retirados de la escena de la explosión sin que quedara constancia de ellos en ninguna de las actas. Estos objetos (que incluían diversa documentación) no han quedado reflejados en el sumario.

Por cierto, la información que tenemos es que entre esa documentación había papeles sobre ETA. Pura casualidad, por supuesto.

http://www.libertaddigital.com/opinion/23-brigada-de-limpieza-29906/
 
Por Luis del Pino
24. Llámame
LOS ENIGMAS DEL 11-M

Son pocos ya los hechos que nos quedan por desmontar en la versión oficial sobre los atentados del 11-M. Uno de esos pocos datos sobre los que aún no habíamos puesto la lupa del análisis es el relativo a las siete tarjetas telefónicas que supuestamente se activaron en la casa de Morata de Tajuña el día anterior a los atentados y que se utilizaron, al parecer, en la confección de siete de las bombas de los trenes.

Es hora de que volvamos nuestra atención sobre ello. Vamos a ver si ese dato nos confirma, efectivamente, que alguien que residía en Morata participó en los atentados o si se trata, por el contrario, de una más de esa cadena de intoxicaciones en que está basada la versión oficial. Como el lector es inteligente, ya se imaginará cuál es la respuesta más probable. Sin embargo, le garantizo que el análisis le sorprenderá, porque esas siete tarjetas de Morata nos van a llevar a demostrar la falsedad de otro de los datos fundamentales del sumario referido a la mochila de Vallecas.

Las tarjetas de Morata

¿Cómo llegó la Policía a la conclusión de que en Morata se activaron esas siete famosas tarjetas telefónicas? Acudamos a los primeros informes policiales incluidos en el sumario.

En el primer informe de diligencias policiales, que recoge las actuaciones realizadas entre el 11 y el 18 de marzo, la Policía afirmaba que:
  • La investigación consiguió determinar que 15 de las primeras 30 tarjetas [llegadas al locutorio de Zougham] no se han activado nunca, y de ellas siete habían sido encendidas (marcar número de PIN sin realizar llamada) entre las 16:0.0 v las 19:00 horas del día 10 de marzo en las proximidades de Morata de Tajuña. Entre ellas estaba la tarjeta 652.28.29.63 [la encontrada en la mochila de Vallecas].
En el segundo informe de diligencias policiales, que abarca las actuaciones comprendidas entre el 17 y el 22 de marzo de 2004, la versión es ya menos explícita:
  • A partir de esos datos [el teléfono y la tarjeta encontrados en la mochila de Vallecas], se pudo identificar una serie de IMEI y de Tarjetas SIM que habían estado, alternativamente, colocadas en diferentes teléfonos, y que habían tenido diferentes intercambios de comunicación, o contacto. La característica más llamativa de dicho estudio estuvo en averiguar que algunas de ellas habían estado, juntas, en un periodo de tiempo determinado y el día antes de los atentados, en un mismo sitio que pudo ser centrado entre los términos municipales de Morata de Tajuña y Chinchón.
Por tanto, la Policía había determinado en una fase muy temprana de las investigaciones que siete tarjetas se habían activado en Morata el día anterior a los atentados, siete tarjetas que se supone que fueron utilizadas con sus correspondientes terminales telefónicos en otras tantas bolsas-bomba de los trenes.

¿Cómo había llegado la Policía a la conclusión de que esas tarjetas habían sido activadas en Morata el 10 de marzo? Se supone que preguntando a las compañías telefónicas, pero ¿qué datos son, exactamente, los que Amena le dio a la Policía?

La respuesta a esta pregunta está contenida en un detallado informe en el que la UCIE le indica al juez Del Olmo el estado de las investigaciones a fecha de 29 de marzo de 2004. Ese informe se encuentra en el tomo 17 del sumario e incluye un Anexo III titulado "Informe conexiones telefónicas", donde la Policía explica más en detalle las averiguaciones:

  • 5) INVESTIGACIONES EFECTUADAS SOBRE LOS TERMINALES Y LAS TARJETAS CITADAS EN LOS ANTERIORES APARTADOS.
5.1) Tomando como dato objetivo que el auténtico IMEI del terminal recuperado en la bolsa [de Vallecas] fuese el 350822350941947, se ha averiguado que fue encendido con la tarjeta 652 282 963 en su interior (sin hacer llamada alguna, por tanto sin activarse) bajo la cobertura de la BTS (Estación Base) de Morata deTajuña (con posterioridad al 09-03-04 a las 2 de la mañana, no pudiéndose precisar más ya que el día 12-03-04 fue analizada, teniendo constancia los sistemas de la actividad realizada tan solo en 72 horas)

5.2) El mismo procedimiento que se usó con la tarjeta 652 282 963 y el terminal 350822350941947, en el mismo lugar y periodo temporal, fue asimismo el utilizado con las siguientes tarjetas e IMEI, lo cual nos lleva a pensar que han sido de las utilizadas para la realización de los atentados [enumera a continuación las otras seis tarjetas y terminales de Morata]

En otras palabras: el día 12 de marzo a las 2 de la madrugada, Amena le dice a la Policía que la tarjeta 652282963 [la tarjeta de la mochila de Vallecas] se había encendido junto con otras seis tarjetas telefónicas bajo el repetidor de Morata en algún momento de las 72 horas anteriores, sin llegar a realizar llamada alguna.

Ese párrafo del informe policial tiene una enorme importancia, porque nos dice dos cosas:

1) En primer lugar, que la consulta sobre la tarjeta de la mochila de Vallecas se realiza a las 2 de la madrugada del día 12 de marzo. Sin embargo, este dato contradice todo lo que sabemos acerca de la aparición de la mochila de Vallecas. ¿Cómo es posible que se efectuara esa consulta a las 2 de la madrugada, si la mochila de Vallecas no fue encontrada oficialmente hasta más o menos esa hora y no es desactivada hasta las cuatro o cinco de la mañana de ese mismo día? ¿Cómo se puede preguntar a las 2 de la madrugada por una tarjeta que no aparecería hasta algunas horas después?

2) En segundo lugar, ese informe policial revela que esas tarjetas fueron encendidas en Morata en algún momento de las 72 horas anteriores a las 2 de la madrugada del día 12 de marzo. Es decir, esas tarjetas fueron encendidas en algún momento entre las 2 de la madrugada del 9 de marzo y las 2 de la madrugada del 12 de marzo. Lo cual equivale a decir que resulta perfectamente posible que esas tarjetas fueran encendidas en Morata después de los atentados.

La gravedad de los hechos que se derivan de este informe policial es enorme, porque esos hechos contradicen la historia oficial sobre la hora de aparición de la mochila y porque echan por tierra el dato de que siete tarjetas se encendieran cerca de la casa de Morata el día anterior a la masacre.

Tratemos de pensar en una explicación racional que no invalide la versión oficial sobre la hora de aparición de la mochila. Vamos a suponer, por ejemplo, que se trata de un error del informe policial: las horas de la madrugada siempre causan confusiones a la hora de asignarlas a un día u otro, así que vamos a suponer que la consulta a la compañía telefónica se realizó "por la noche" del día 12 de marzo, es decir, a las 2 de la madrugada del día 13 marzo. Si fuera así, eso querría decir que las siete tarjetas se encendieron en Morata en algún momento entre las 2 de la madrugada del día 10 de marzo y las 2 de la madrugada del día 13 de marzo. Eso seguiría dejando abierta la puerta a la posibilidad de que esas tarjetas hubieran sido activadas en Morata después de los atentados, pero serviría para evitar la contradicción con la hora oficial de aparición de la mochila.

Sin embargo, ese error resulta muy poco probable. La versión oficial nos dice que la mochila de Vallecas se encontró alrededor de las 2 de la madrugada del día 12 y se desactivó un par de horas después. Es decir, en la mañana del día 12 la Policía disponía ya de la tarjeta y el terminal telefónicos de la mochila de Vallecas, así que cualquier consulta a las compañías telefónicas se habría realizado a lo largo de ese día. No habría tenido sentido que esperaran a la madrugada del día siguiente.

Pero, además, el propio informe de la UCIE, como vamos a ver, proporciona otra información que viene a corroborar que en realidad no hay ningún error y que lo que sucede es que no es cierto que la mochila de Vallecas fuera encontrada a eso de las 2 de la madrugada del día 12 de marzo.

¿Dónde se encontró la mochila?

En el sumario hay varios testimonios e informes en los que se indica que la mochila de Vallecas pasó por IFEMA antes de terminar recalando en la comisaría de Puente de Vallecas (donde luego sería encontrada, según la versión oficial).

Así, en el primer informe de diligencias policiales, de 17 de marzo, se afirma que:
  • A través del análisis que se realizó de la bolsa sin explotar encontrada entre los efectos llevados al recinto ferial, y posteriormente trasladada a la Comisaría de Vallecas, y de ahí a los Servicios TEDAX, se averiguó que contenía un teléfono móvil.
Es decir, se afirma que la mochila de Vallecas pasó por IFEMA. Pero, si esa mochila fue descubierta en la comisaría, ¿cómo podía la Policía estar tan segura de que había pasado por IFEMA? Como ya saben los lectores de "Los enigmas", sólo la primera tanda de bultos de la estación de El Pozo pasó por IFEMA; todas las demás tandas de bultos del tren de El Pozo fueron directamente desde la estación hasta la comisaría. Entonces, ¿por qué no podía esa mochila haber ido directamente a comisaría desde El Pozo? ¿Qué dato tenía la Policía para afirmar que esa mochila estaba en la primera tanda de bultos, que sí que había pasado por IFEMA?

Esta misma afirmación vuelve a realizarse en el segundo informe de diligencias policiales, de fecha 22 de marzo:
  • ... en total se produjeron DIEZ EXPLOSIONES, a las que había que unir otras dos que fueron provocadas por Equipos TEDAX en bolsas, no explosionadas, que fueron encontradas, y una que fue localizada entre los efectos recuperados en los lugares de los hechos, y trasladados a los recintos de IFEMA y que, desde allí, fue remitida a la Comisaria de Policía de Vallecas. Esta bolsa fue intervenida por equipos TEDAX que procedieron a su estudio y análisis.
De nuevo, la pregunta es la misma: ¿cómo sabía la Policía que la mochila pasó por IFEMA?

El misterio lo desvela el informe de la UCIE de fecha 29 de marzo al que hacíamos referencia en el apartado anterior. En ese informe, la Policía le comunica al juez Del Olmo, textualmente, lo siguiente:
2) APARICIÓN DE UNA BOLSA SIN EXPLOTAR.
Entre los efectos recuperados de la Estación del Pozo y trasladados
seguidamente al Pabellón 6 de IFEMA, fue localizada
una bolsa de
deportes de loneta, en cuyo interior se hallaba:

- Un detonador eléctrico del número 5, con dos mordazas y cápsula
de cobre, fabricado por Unión Española de Explosivos,
- Un cargador de red a energía eléctrica, para teléfono móvil.
- Un teléfono móvil, marca TRIUM, unido a explosivo compuesto por
diez kilos y ciento veinte gramos de sustancia, identificada como
Goma-2/ Dinamita, con el logotipo ECO,
- 640 gramos de diversos elementos de tornillería y clavos que
actuarían, en su caso, como metralla.


La bolsa fue posteriormente remitida a una Comisaría de Policía y el
artefacto, que estaba programado para explosionar a las 07:40 horas del

día once de marzo, fue neutralizada por los artificieros del TEDAX.
Es decir, aquella mochila de Vallecas fue encontrada, en realidad, en IFEMA. Es allí donde se detecta aquella bolsa-bomba, mucho antes de la hora oficial en que nos dicen que se encontró. Y es sólo después de detectar esa bomba que se decide trasladarla a la comisaría de Puente de Vallecas.

Es por eso que sí que pudo realizarse la consulta a la compañía telefónica a las 2 de la madrugada de aquel 12 de marzo: porque la Policía podía perfectamente disponer ya de la tarjeta telefónica contenida en esa bolsa que, en realidad, había sido detectada algunas horas antes de lo que nos dijeron.

Hasta aquí, todos los datos están extraídos de los informes policiales contenidos en el sumario judicial. Pero además contamos con testimonios de personas que estuvieron en IFEMA aquella tarde del 11 de marzo y que cuentan cómo se produjo una alarma de bomba en algún momento entre las 19:30 y las 21:00, alarma que motivó la presencia de un equipo de desactivación de explosivos con perros que (según dicen) no encontraron nada. Esa labor de rastreo de explosivos con perros en IFEMA no está reflejada en el sumario. ¿Se ha molestado alguien en informar de ese episodio al juez instructor?

El episodio no es baladí, porque ¿cómo pudo producirse esa alarma de bomba, si no es porque alguien abriera algún bulto y viera algo raro en su interior? ¿Quién llamó a ese equipo de desactivación de explosivos y qué fue lo que motivó la llamada? ¿Quiénes acudieron a IFEMA a realizar esa inspección? ¿Fue antes o después de que los bultos de El Pozo salieran hacia la comisaria de Puente de Vallecas, lo cual se produjo en torno a las 21:00?

Conclusiones

Los propios informes policiales nos permiten afirmar dos cosas. En primer lugar, que no existe constancia alguna de que las famosas siete tarjetas de Morata fueran activadas antes de los atentados. En segundo lugar, que la mochila de Vallecas no sólo no estuvo nunca en los trenes, sino que tampoco fue encontrada en Vallecas, ni tampoco fue encontrada a la hora que nos dijeron, sino varias horas antes.

Aquella mochila fue, muy probablemente, depositada en los recintos feriales de IFEMA, localizada varias horas antes de la hora oficial de aparición y trasladada a comisaría sólo después de saberse que contenía una bomba.

¿Por qué ese retraso en la comunicación de que había aparecido una bolsa-bomba en IFEMA? ¿Quién podía tener interés en retrasar ese hallazgo unas horas? ¿A quién se le comunicó la existencia de esa bomba, y a quién se le ocultó que esa bomba había aparecido? ¿Quién estuvo a cargo de la custodia de esa bolsa entre su hora de aparición "real" y la hora de aparición "oficial"? ¿Tuvo alguien oportunidad de manipular su contenido? Pero, sobre todo, la pregunta fundamental es: ¿quién depositó esa bomba en IFEMA?

A estas alturas, pocas dudas caben ya acerca del inmenso ejercicio de manipulación que se puso en marcha aquel 11 de marzo. Aunque aún nos queda mucho por averiguar. Y necesitamos el testimonio de las personas que vivieran los hechos aquella jornada. Si estuviste en IFEMA, si viste algo raro, si tuviste conocimiento de algún dato relacionado con esa mochila de Vallecas, llámame. El teléfono de Libertad Digital está en la página web. O, si lo prefieres, escríbenos a:redactorjefe@libertaddigital.com


NUEVAS DUDAS SOBRE LAS TARJETAS DE MORATA

La "mochila de Vallecas" fue detectada en IFEMA el 11-M por la tarde y no en una comisaría al día siguiente

La bolsa-bomba sin estallar que ofreció todos los datos para las primeras detenciones del 11-M sigue poniendo en cuestión la versión oficial de los atentados. Ahora sabemos que según un informe policial, la conocida como "mochila de Vallecas" fue localizada en IFEMA mucho antes de la hora oficial de su aparición. No es todo. Además, de los informes policiales no se desprende constancia alguna de que las famosas siete tarjetas telefónicas de Morata fueran activadas antes de los atentados. En resumen, la prueba que pretendió responder al quién ha sido poco antes de unas elecciones generales, es la que ahora genera más preguntas.

L D (Luis del Pino) La versión oficial sobre la hora y el lugar en el que apareció la mochila nº 13 podría no ser cierta. Eso es lo que se desprende de un informe de la UCIE enviado al juez Del Olmo en el que se describe el estado de las investigaciones sobre los atentados a fecha de 29 de marzo de 2004. En ese informe, se indica que la bolsa-bomba habría sido localizada en IFEMA, varias horas antes de las 2 de la madrugada, trasladándose con posterioridad a la comisaría de Puente de Vallecas.

El sumario del 11-M está plagado de versiones contradictorias en todo lo que respecta a la aparición de la bolsa-bomba de Vallecas. También en lo que se refiere a la hora en que la bolsa-bomba fue descubierta. Las declaraciones de los diversos policías de la comisaría de Puente de Vallecas y de los tedax que participaron en la desactivación de esa bomba son enormemente confusas en lo que respecta a la hora concreta en que la bolsa-bomba fue encontrada. Así, los distintos testigos sitúan la hora de aparición de la bomba en la comisaría de Puente de Vallecas entre la 1:30 y las 2 de la madrugada.


El propio juez Del Olmo no se arriesga en sus autos a indicar una hora concreta, limitándose a señalar que esa bolsa-bomba fue encontrada en la comisaría de Puente de Vallecas "en torno a las 2 de la madrugada" del 12 de marzo. Después de localizada la bomba, fue trasladada al Parque Azorín, donde sería desactivada en torno a las 4 o las 5 de la mañana. Sin embargo, el informe de la UCIE al que ha tenido acceso Libertad Digital cuestiona tanto la hora como el lugar de aparición de esa bomba.

De ser ciertos los datos incluidos en ese informe de la UCIE incorporado al sumario, la existencia de la bolsa-bomba habría sido ocultada durante horas en aquella tarde del 11 de marzo, no existiendo constancia de quién se encargó de custodiar aquella bomba entre el instante de su aparición real y la hora a la que "oficialmente" habría sido encontrada. Asimismo, ese informe abre nuevos interrogantes sobre quién pudo ordenar que la aparición de la bomba no fuera desvelada hasta varias horas después y sobre quién decidió que los bultos de la estación de El Pozo (entre los que se encontraba esa bolsa-bomba) fueran trasladados a la comisaría de Puente de Vallecas, cuando el resto de los bultos de las estaciones se estaban centralizando en IFEMA.

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http://www.libertaddigital.com/naci...en-una-comisaria-al-dia-siguiente-1276275906/
 
Por Luis del Pino
25: Puro teatro
LOS ENIGMAS DEL 11-M

2006-05-03

En torno a las seis de la tarde del sábado 3 de abril, los GEO recibían la orden de acudir a su base para equiparse y dirigirse a Leganés, donde los presuntos terroristas del 11-M estaban rodeados por la Policía desde hacía unas horas. Entre aquellos presuntos terroristas se encontraba Serhane Farket, El Tunecino.

Es precisamente a esa hora, concretamente a las 18:05, cuando en el periódico ABC se recibía un fax manuscrito en idioma árabe, cuyo texto traducido decía:
En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso
COMUNICADO

Dios, el Altísimo, dijo: "Pero si rompen algún juramento después de haberse comprometido e injurian vuestra práctica de Adoración...Entonces combatid a los dirigentes de la incredulidad. Realmente para ellos no existen juramentos. Tal vez desistan. ¿No lucharéis contra una gente que rompe sus juramentos y que se ha propuesto expulsar al Mensajero, y fueron ellos los primeros en empezar? ¿Vais a temerlos? Dios es más digno de ser temido, si sois creyentes. Combatidlos, Dios los castigará por medio de vuestras manos y los humillará, os dará la victoria sobre ellos, y curará los corazones de la gente creyente. Y apartará la ira de sus corazones. Dios se vuelve sobre quien El quiere. Dios es Conocedor y Sabio".
Versículos 13-15 de la Surah (Azora) Al Tawba.


Toda alabanza y las gracias a Dios que fue fiel a su compromiso cuando apoyó a sus soldados y venció a los coaligados. Después de que el gobierno español siga con sus injusticias contra los musulmanes, enviando nuevas tropas a Irak y a Afganistán. Tras haberos demostrado que somos capaces de golpearos de nuevo después de los benditos golpes del 11 de marzo, puesto que pusimos explosivos en las vías del tren de alta velocidad cerca de Toledo, y que pudimos hacer explotar los trenes que pasaban por allí durante la tarde del jueves pasado y por la mañana del viernes, pero no lo hicimos. Porque nuestra intención sólo era avisaros e informaros de que somos capaces, con el permiso de Dios, de golpearos cuando y donde queramos.
Informamos -Brigada de la muerte- del cese de la tregua anterior, y damos al pueblo y al gobierno españoles el plazo hasta el medio día del domingo 04-04-2004 para que se acepten nuestras peticiones legitimas, que son las siguientes:
La retirada inmediata y completa de vuestras tropas de Afganistán y de Irak y el compromiso de no volver allí. El cese del apoyo a los enemigos de la nación musulmana -Estados Unidos y sus aliados- contra el Islam y los musulmanes. Y si no lo hacéis, será la guerra entre vosotros y nosotros, y lo juramos por Dios el Poderoso que convertiremos vuestro país en un infierno y que vuestra sangre fluirá como ríos. Esto se considera como el último aviso de nuestra parte al pueblo español y a su gobierno.
Que Dios apoye a los que le apoyan y les de la victoria, Allah es Fuerte y Poderoso.
Y que la paz esté con los que sigan el buen camino.


ABU DUJANA EL AFGANI
GRUPO ÁNSAR EL QAEDA EN EUROPA.
BRIGADA DE LA MUERTE.
Sábado 03-04-2004


Tras una primera lectura del comunicado, uno no puede evitar la sensación de que nos enfrentábamos a unos fanáticos islámicos dispuestos a todo con tal de conseguir sus objetivos, por lo que no resulta de extrañar que tres horas después de enviar este fax se hicieran explotar en aquel piso, llevándose por delante la vida de uno de esos GEO que se dirigían hacia su base a la misma hora en que el fax salía hacia el periódico ABC.

Sin embargo, al poner ese comunicado en el contexto de los acontecimientos, se ve en seguida que hay algo que no cuadra en la escena. Repasemos los hechos:
  • Antes del 30 de marzo, las investigaciones policiales se habían llevado con relativa discreción, sin hacer pública, hasta después de producirse su detención, ni la identidad ni la fotografía de ninguna de las personas investigadas. Sin embargo, el 30 de marzo se dicta una orden de busca y captura de varios de los presuntos terroristas, entre ellos El Tunecino y otros cuatro de los suicidas de Leganés, difundiendo a través de los medios de comunicación sus fotografías.
  • El 2 de abril, esos terroristas que están en busca y captura ponen en las vías del AVE un artefacto simulado, que estaba preparado para no estallar y llamaba lo suficiente la atención como para ser detectado fácilmente.
  • El 3 de abril, a eso de las dos de la tarde, se presentan las primeras unidades policiales en el piso y los terroristas quedan sometidos a un cerco que se prolongaría hasta la explosión del inmueble, ocurrida a las 9 de la noche.
  • Y es en esas circunstancias, a las seis de la tarde, cuando los terroristas deciden mandar al ABC un fax donde dicen que lo del AVE era un aviso y exigen al gobierno español que se retire de Afganistán antes de las 12 de la mañana del día siguiente.
No me digan que no es maravillosa la sangre fría de estos individuos ¡Esos terroristas en busca y captura, que están encerrados en un inmueble rodeado por la Policía, se permiten el lujo de amenazar al gobierno con tomar represalias si no se accede a sus exigencias en menos de 24 horas! En términos del mus, eso es lanzar un órdago a la grande con cuatro pitos y siendo postre.

La primera pregunta que a uno se le ocurre es ¿quién envió ese comunicado y desde dónde? Los análisis grafológicos incluidos en el sumario revelan que ese fax manuscrito fue redactado por El Tunecino: es su letra la que allí aparece. Por tanto, si El Tunecino redactó ese fax, si el fax se envió a las seis de la tarde y si a esa hora El Tunecino estaba rodeado en el piso de Leganés por la Policía, la opción más lógica es que el fax se enviara desde ese propio piso rodeado. Sólo hay un problema a este respecto: en el piso de Leganés no había ninguna máquina de fax.

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No estamos hablando de un texto de fax cualquiera, sino de un manuscrito, por lo que sólo existen dos opciones para enviarlo: o se manda con una máquina de fax, o se digitaliza el documento, se introduce en un ordenador y se envía desde ahí. El problema es que en Leganés tampoco se encontró ningún aparato digitalizador que hubiera permitido enviar el fax desde un ordenador. Por tanto, parece imposible que El Tunecino enviara ese fax desde Leganés.

Pero entonces, ¿quién lo envió? ¿Cómo y cuándo hizo llegar El Tunecino ese texto manuscrito (redactado ese mismo sábado) a una persona para que lo enviara desde el exterior? ¿Preparó ese fax por la mañana y le encargó a otra persona que lo enviara? ¿Para qué? ¿Es que esperaba no poderlo enviar él mismo?

Esas exhaustivas investigaciones

No hace falta ser Perry Mason ni Hercules Poirot para deducir cuál hubiera sido el siguiente paso lógico en las investigaciones: averiguar desde qué teléfono se había enviado el fax al ABC. Para ello, no había más que pedir a la compañía telefónica el listado de llamadas entrantes al ABC a lo largo de aquel 3 de abril y ver desde qué número se hizo una llamada a la línea de fax a las 18:05. Sin embargo, lo sorprendente es que la Policía no solicitó a la compañía telefónica el listado de llamadas entrantes a la línea de fax del periódico ABC ¡hasta el 9 de marzo de 2005!, casi un año después de los atentados, y sólo hizo esa petición después de que el juez Del Olmo preguntara desde dónde se había enviado ese extraño fax.

Personalmente, es uno de los aspectos que más me desconciertan. Unos terroristas matan a un compañero policía al hacer explotar aquel piso, y la Policía ni siquiera se molesta, hasta un año después, en tratar de averiguar desde dónde enviaron ese fax los terroristas. ¿Ustedes lo entienden?

Teniendo en cuenta que es imposible que se enviara desde dentro del piso, ese fax sólo podría indicar (aceptando la versión oficial de los hechos) que algún otro terrorista, quizá el cerebro del grupo, estaba fuera del piso y en libertad. ¿No tenía interés la Policía en averiguar desde dónde se había realizado esa comunicación?

Pero lo más peregrino es que, dos años después de los hechos, el auto del juez Del Olmo sigue sin decirnos desde qué número se envió el fax al ABC. Por lo menos, el reciente auto de procesamiento no recoge esa información. Lo cual, supongo, significa que la Policía sigue sin comunicar al juez cuál es ese número misterioso.

El segundo fax

Sin embargo, existen otros datos que hacen surgir todavía más dudas. Porque lo cierto es que aquella tarde del 3 de abril los presuntos terroristas no enviaron un solo fax, sino dos.

A las seis de la tarde, una telefonista de Telemadrid que responde a las iniciales M.C.C.P. recibió una llamada de un hombre "con acento árabe afrancesado" que preguntó literalmente "Si han recibido un fax", por lo que la telefonista pasó la comunicación a la redacción de informativos. La llamada provenía, como luego se vio, del número 915606753.

A las 19:30, la misma telefonista volvió a recibir una llamada de la misma persona y desde el mismo número. Esa vez, su comunicante le dijo: "Llamo en nombre de Al-Qaeda y en el número 915128300 he enviado un fax escrito en árabe y que por qué no lo leen".

El número 915128300 es una línea de fax de Telemadrid. La telefonista acudió a la redacción de informativos a buscar el fax, pero no lo encontró allí, así que junto con el encargado de informática revisaron el ordenador donde se reciben los faxes, viendo que, efectivamente, se había recibido un fax en blanco. El sistema informático tenía también registrado el número de serie del fax de origen, que era el REC406F05B52D73.

Curiosamente, la telefonista que recibió estas dos llamadas es la misma que recibió la famosa llamada el 13 de marzo en la que se anunciaba la colocación de una cinta de vídeo en una papelera cercana a la mezquita de la M-30. Curiosamente también, esta telefonista había nacido en Tánger, por lo que pudo reconocer fácilmente el "acento árabe afrancesado".

Esas exhaustivas investigaciones (segunda parte)

En este caso de Telemadrid, la Policía sí determinó cuál era el número desde el que se había llamado a la centralita: el 915606753. Y también determinó que ese número se corresponde con una cabina telefónica situada en Antonio López 33, piso bajo. Se trataba de una cabina dotada, precisamente, de funcionalidad de envío de fax. Así que la Policía concluyó que era desde allí desde donde se había enviado aquel fax en blanco.

Recapitulemos un poco. Tenemos, entonces, que a las seis de la tarde de aquel 3 de abril alguien envió dos faxes: uno al periódico ABC y un segundo a Telemadrid, aunque éste se recibió en blanco. En el ABC, nadie recogió ese fax de la máquina hasta el día siguiente, según consta en la declaración ante el juez del jefe de la sección nacional del periódico. En Telemadrid, el misterioso comunicante con acento árabe afrancesado volvió a llamar a las 7:30 para preguntar que por qué no leían el fax. Imagínense ustedes la escena: ¡todo un portavoz de Al-Qaeda completamente frustrado porque nadie le hace caso!

Sin embargo, de nuevo quedan flecos que la investigación policial parece haber obviado. En primer lugar, de estos datos se desprende que quien envió los faxes estaba fuera del piso de Leganés, así que la pregunta vuelve a ser la misma: ¿cómo se pudo enviar al ABC un manuscrito de El Tunecino, que estaba rodeado en aquel piso de la C/ Carmen Martín Gaite?

En segundo lugar, todos los presuntos terroristas del 11-M, y en particular los suicidas de Leganés, eran marroquíes, argelinos o sirios. Se supone que tendrían acento de sus respectivos lugares de origen. ¿De dónde sale entonces eso del acento árabe "afrancesado"? ¿Es que no era un verdadero árabe el que llamó? ¿O es que alguno de esos acentos suena “afrancesado”?

En tercer lugar, existe en los informes policiales una ambigüedad que parece no resuelta. Una cosa es el teléfono desde el que se hizo la llamada a la centralita de Telemadrid (el 915606753) y otra cosa es el teléfono desde el que se enviara el fax. Ambos teléfonos no tienen por qué coincidir. ¿Qué averiguaciones se hicieron para ver que, en efecto, la llamada y el fax se habían hecho desde el mismo número?

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Porque lo cierto es que resulta imposible que aquel fax se enviara desde esa cabina telefónica de la C/ Antonio López. Esas cabinas permiten enviar faxes, sí, pero el texto del fax debe introducirse mediante un teclado, escribiendo letra a letra, como los mensajes SMS. ¿Me puede alguien explicar cómo puede enviarse un texto en árabe (que es lo que el comunicante dijo que envió) utilizando las teclas del alfabeto latino? Siento verdadera curiosidad. En Libertad Digital hemos hecho la prueba en la misma cabina, la que aparece en la foto. No hay forma de introducir un folio manuscrito, ni hay una boca para insertar un disco, ni un puerto USB desde el que descargar un fichero. Lo que le llega al destinatario es esto:

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La cinta

Pero el remate de la jugada es un informe pericial del que el juez Del Olmo no hace ni mención en su último auto. El 6 de abril, funcionarios de la Brigada Provincial de Información de Madrid se personaron en las dependencias de Telemadrid y recogieron la cinta donde estaban grabadas las conversaciones de la centralita, entregándosela a la Policía Científica para que realizara el correspondiente análisis de la voz de aquel comunicante que dijo hablar en nombre de Al-Qaeda. El objetivo era, por supuesto, identificar a ese hombre que habló "con acento árabe afrancesado".

Lo más sorprendente de todo es el resultado de aquel análisis: al examinar la grabación, la Policía Científica no encontró ni una sola voz de hombre en ninguna de las dos caras de la cinta. Decididamente, la realidad supera a la ficción en todo lo que respecta a la investigación del 11-M.

Conclusiones en forma de preguntas

¿Qué significa todo este cúmulo de despropósitos? Evidentemente, ninguno de los suicidas de Leganés envió aquellos faxes ni efectuó esas llamadas a Telemadrid. Por tanto, ¿quién lo hizo? Sabemos desde qué número se realizaron las llamadas a Telemadrid, pero no sabemos desde cuál se enviaron los faxes. ¿Por qué la Policía le dice al juez que esos faxes se enviaron desde una cabina donde es imposible mandar un texto en árabe ni un manuscrito? ¿Cómo es posible que en la cinta grabada en la centralita de Telemadrid no aparezca la voz de ese supuesto portavoz de Al Qaeda? ¿Qué hay en el lugar donde esa voz debería aparecer? ¿Hay algo grabado en la cinta de Telemadrid en el lugar donde debería estar la comunicación de ese hombre "con acento árabe afrancesado"? ¿Se ha borrado esa voz o no se llegó a grabar?

Y, ya puestos, otra pregunta más, que surge al calor de ese análisis de la cinta. Si las comunicaciones del 3 de abril quedaron registradas en una cinta, ¿quiere eso decir que la llamada a Telemadrid del 13-M en la que se anunciaba la existencia de un vídeo de reivindicación también quedó grabada? ¿Dónde está entonces la cinta correspondiente, que no aparece en el sumario?

¿Estamos, simplemente, ante otro episodio más de ese inmenso teatro llamado Leganés?

http://www.libertaddigital.com/opinion/25-puro-teatro-31256/
 
Por Luis del Pino
26: Las llamadas
LOS ENIGMAS DEL 11-M

2006-05-29

En varios de los últimos capítulos hemos analizado los sucesos de Leganés y hemos visto que todo apunta a que ese "epílogo dramático" de la versión oficial no fue otra cosa que un inmenso y chapucero teatro. Hemos visto que el sumario recoge versiones contradictorias sobre el modo en que se llegó a ese piso. Hemos visto que ni uno sólo de los vecinos ni de los geos vio con vida a ninguno de los siete suicidas aquel sábado 3 de abril en Leganés. Hemos visto que existen intercambios de disparos que no dejan ninguna vaina de cartucho. Hemos visto que se incumplieron los protocolos normales de actuación en el asalto al piso. Hemos visto que, de nuevo, tampoco tenemos imágenes de aquella operación, a pesar de que el GEO graba todas sus intervenciones. Hemos visto que los cuerpos de dos de los presuntos suicidas tenían dinamita en torno a la cintura, pero sin detonador. Hemos visto que otro de los cuerpos apareció con los pantalones puestos del revés, como si alguien le hubiera mal vestido después de muerto. Hemos visto que faltan todos los dedos de tres de los siete suicidas. Hemos visto que, con toda probabilidad, se falsificó la firma de uno de esos suicidas en una supuesta carta de despedida a su familia. Hemos visto que no tiene ningún sentido que aquellos terroristas esperaran educadamente a que se desalojara a los vecinos del bloque antes de inmolarse. Hemos visto que existen dudas sobre cuántos focos de explosión hubo. Hemos visto cómo se mandaron faxes desde fuera del piso para convencernos de que los islamistas allí encerrados eran fanáticos terroristas. Hemos visto, en fin, que estamos probablemente ante una casa "marcada", que ya era conocida por las Fuerzas de Seguridad.
Sin embargo, todavía nos queda por atar un cabo más. Porque todos hemos oído que aquellos suicidas llamaron a sus familias para despedirse poco antes del estallido del piso. ¿Acaso no bastaría ese sólo dato para demostrar que en aquella casa sí que había terroristas, que en aquella casa sí que había personas vivas antes de esa explosión, que en aquella casa sí que había fanáticos islamistas dispuestos a inmolarse, antes que dejarse coger por la Policía? ¿Acaso no demostrarían esas llamadas que todas nuestras prevenciones acerca de lo que ocurrió en aquel piso no son más que elucubraciones sin ningún fundamento?

Sin embargo, como veremos a lo largo de este capítulo, todos los datos del sumario apuntan a que tampoco esas llamadas son lo que aparecen, a que también ellas formaban parte del teatro macabro.

El nacimiento de la versión oficial
En el caso de las presuntas llamadas de los suicidas, nos encontramos con un fenómeno que se repite varias veces en las investigaciones del 11-M: primero se inventa la historia oficial y después se trata de aportar informes policiales para documentarla.

En este caso concreto, la versión oficial sobre esas llamadas nace el mismo sábado 3 de abril, a las propias puertas de aquel bloque de viviendas de Leganés donde supuestamente estaban encerrados los terroristas. Recordemos la escena: numerosos efectivos de diversos cuerpos policiales rodeaban aquella vivienda desde hacía horas. Los vecinos y los miembros de las Fuerzas de Seguridad habían oído perfectamente los disparos realizados por los terroristas, los cánticos que éstos entonaban, los gritos que proferían,... La tensión entre los funcionarios policiales era evidente.

Es en esas circunstancias cuando llega a los allí congregados la noticia de que los terroristas están llamando a sus familiares para despedirse y de que tienen explosivos en el interior de la vivienda, lo que termina de convencer a todos de la peligrosidad de aquellos individuos. Las noticias llegan por dos vías: por un lado, lo comunican los servicios secretos marroquíes, que tenían interceptadas (según nos dicen) las líneas de los familiares de los terroristas. Por otro lado, el hermano de Abdenabi Kounjaa y uno de los hermanos de Jamal Ahmidan avisan a la Policía de que sus hermanos han comunicado telefónicamente que están a punto de hacer volar el piso.

Un alto mando policial comunica esas noticias a Pedro Díaz-Pintado, que da la orden de entrada al piso después de consultar con los mandos allí presentes y con Agustín Díaz de Mera, que también se había desplazado al lugar.

Los inhibidores
Antes de sumergirnos en el análisis de las llamadas realizadas por los suicidas, dejemos constancia de una extrañeza: esas llamadas no deberían haberse podido producir nunca. Cuando la Policía rodeó el piso de Leganés, se cortó el agua, la luz y el gas. Y, tal como declara el GEO 81.743 ante la juez Teresa Palacios, los geos habían llevado un inhibidor de ondas para evitar las comunicaciones por móviles.

¿Por qué, si se disponía de un inhibidor, se permitió que se efectuaran llamadas? Pensemos en cómo era la situación: se supone que en aquel piso había unos peligrosos terroristas rodeados por la Policía y que disponían de una cantidad indeterminada de explosivos. Poder inhibir sus comunicaciones por móviles proporcionaba numerosas ventajas:

  1. Evitar que avisaran a posible compinches del exterior para que huyeran, o para que efectuaran algún ataque de distracción.
  2. Evitar que llamaran al exterior para recabar instrucciones de algún jefe operativo que pudiera no estar en el piso.
  3. Evitar, sobre todo, que alguien pudiera hacer una llamada desde el exterior y activar alguna bomba que estuviera colocada en el piso y que empleara un móvil como iniciador.
Entonces, si se disponía de los medios para inhibir las comunicaciones de los ocupantes del piso, ¿por qué no se hizo uso de esos medios? En lugar de usar el inhibidor, nos dicen que dejaron que se hicieran sucesivas llamadas de despedida a Marruecos, e incluso dos famosas llamadas a Inglaterra en las que (según la versión oficial) los suicidas pidieron su bendición a un imán antes de suicidarse. Como demostraremos a lo largo del artículo, también esas famosas llamadas a Inglaterra eran "atrezzo".

¿Qué llamadas se hicieron realmente? ¿Quién hizo realmente aquellas llamadas?

El primer informe
Después del 3 de abril, la Policía hace llegar al juez sucesivos informes en los que expone los hechos relativos a esas llamadas. Como veremos, los datos aportados por la Policía van mutando a lo largo del tiempo, como sucede con casi todo lo referido al 11-M.

El primer informe, elaborado por la Unidad Central de Inteligencia de la Policía, tiene fecha 3 de mayo de 2004 (un mes después de los hechos) y está recogido en los folios 11918 y siguientes del sumario (tomo 42). En la página 29 de ese informe, la UCI enumera para el juez los terminales telefónicos encontrados entre las ruinas del piso de Leganés (ver Tabla 1). En la segunda columna se indica el modelo del terminal según la Policía y, entre paréntesis, el verdadero modelo (que se deduce de los números que componen el IMEI):

Tabla 1: Terminales telefónicos encontrados en lasruinas de Leganés (según el primer informe policial)

IMEI Modelo
449191729540514 Siemens C 35
351676005440708 MitubishiMT660 (Mitsubihi M21i/M 330)
350039871004960 PanasonicEB-GD52
332287675103586 Alcatel BF-31W (Alcatel OT310/311)
350647202947416 Motorola (Motorola C330)
332154357114952 Trium(Trium Aria)
490544204394872 Nokia 5110
490541204079206 Nokia 5110
490544200893869 Nokia 5110
350926350970531 Mitsubishi 560 (Mitsubishi MT560)
Además, el informe de la UCI indica que uno de esos teléfonos (el Mitsubishi 560 con IMEI 350926350970531) fue utilizado por los terroristas para realizar las llamadas de despedida a sus familiares. Según el informe, los suicidas utilizaron todos el mismo teléfono para hacer sus llamadas, introduciendo sucesivamente tres tarjetas telefónicas en ese único terminal. Esas tres tarjetas telefónicas correspondían a los números 618.840.587, 628.469.210 y 653.026.047.

Las tres tablas siguientes indican las llamadas que, según ese informe de la Policía, se realizaron con esas tres tarjetas telefónicas mientras el piso estaba rodeado. Según el informe policial, todas las llamadas son salientes; no hay ni una sola llamada entrante.

Tabla 2: Llamadas realizadas desde el piso con el teléfono Mitsubishi 560 y la tarjeta 618.840.587

Número llamado Titular Llamadas realizadas
21239971995 Familia Oulad Akcha en Marruecos 2
21671757173 Madre de El Tunecino en Marruecos 1
Tabla 3: Llamadas realizadas desde el piso con el teléfono Mitsubishi 560 y la tarjeta 628.469.210 (según el primer informe policial)

Número llamado Titular Llamadas realizadas
21239967133 Hermana de Asrih Rifaat en Marruecos 2
21239969098 Familia Kounjaa en Marruecos 1
21260830627 Desconocido, en Marruecos 3
21264473161 Cuñado de los Oulad Akcha en Marruecos 6
21265956009 Rachid Oubari (cuñado de los Ahmidan) en Marruecos 1
21671757173 Madre de El Tunecino en Marruecos 1
653115723 Abdelkader Kounjaa, hermano de Abdenabi (en España) 1
Tabla 4: Llamadas realizadas desde el piso con el teléfono Mitsubishi 560 y la tarjeta 653.026.047

Número llamado Titular Llamadas realizadas
21239971995 Familia Oulad Akcha en Marruecos 1
2126477316 Desconocido, en Marruecos 1
21671757173 Madre de El Tunecino en Marruecos 1
442077903515 Hassan Oulad Akcha, en Inglaterra 1
447903725873 Hassan Oulad Akcha, en Inglaterra 1
Finalmente, la UCI enumera las tarjetas telefónicas encontradas en el piso. Curiosamente, el informe no menciona que apareciera en el piso ninguna de esas tres tarjetas con las que se habían efectuado las llamadas: 618.840.587, 628.469.210 y 653.026.047.

Hay varias cosas que llaman mucho la atención al analizar estos datos proporcionados por la Policía en ese primer informe:

  1. En primer lugar, la extraña preferencia que muestran los suicidas por un determinado teléfono. Teniendo 10 teléfonos a su disposición, se dedican a cambiar la tarjeta telefónica en un único teléfono y todos hacen las llamadas usando el mismo. ¿Qué lógica tiene? ¿Era el teléfono de la suerte? No encuentro ninguna explicación a que una serie de suicidas, que estarían temiendo un desenlace fatal en cualquier momento (por ejemplo, una entrada por sorpresa de la Policía), se dediquen educadamente a esperarse unos a otros mientras van llamando sucesivamente a sus familias con ese único teléfono. Si yo estoy temiendo que la Policía entre en cualquier momento y que pueda morir en la refriega, ¿voy a esperarme pacientemente a que los suicidas anteriores terminen de hablar, en lugar de coger otro de los terminales telefónicos disponibles? En total, se hicieron con ese teléfono 23 llamadas. ¿Qué razón podía tener el suicida que hizo la llamada número 23 para esperar a que terminaran las 22 llamadas precedentes, en lugar de coger cualquier otro de los teléfonos que había disponibles?
  2. En segundo lugar, llama la atención la repetición de llamadas. ¿Para qué llama El Tunecino a su madre tres veces, utilizando tres números telefónicos distintos? ¿Para qué llaman los Oulad a su familia en Marruecos 3 veces, utilizando 2 números telefónicos distintos? ¿Para qué llaman 6 veces a su cuñado? ¿Es posible, quizá, que no encontraran a su interlocutor y trataran varias veces de contactar con él, hasta tener éxito? Pero, ¿por qué usar números telefónicos distintos?
  3. En tercer lugar, el suicida que falta. ¿Allekema Lamari no llamó a nadie para despedirse? ¿Es posible que esas llamadas a números desconocidos fueran las de despedida de Lamari? No parece muy probable, porque los teléfonos desconocidos están en Marruecos y Lamari era argelino. No aparece ningún teléfono de Argelia entre los números marcados por los suicidas.
  4. En cuarto lugar, el informe policial tiene un error: identifica el número de la madre de El Tunecino como radicado en Marruecos, pero lo cierto es que el prefijo 216 corresponde a Túnez.
  5. En quinto lugar, la falta de respuesta. Si a usted le llama un familiar para decirle que se va a su***dar, ¿usted se limita a despedirse de él y, una vez que ha colgado, no trata de llamarle usted a él, para convencerle de que no se mate? ¿Por qué esos suicidas no recibieron ninguna llamada entrante?
  6. Pero lo más curioso es la elección de los números telefónicos utilizados para hacer las llamadas. A lo largo de las decenas de miles de folios del sumario constan los números telefónicos habitualmente utilizados por El Tunecino, por Asrih Rifaat Anouar; por Mohamed Oulad Akcha, por Jamal Ahmidan,... ¿Por qué los suicidas utilizaron otros teléfonos distintos a los habituales para despedirse? ¿Por qué usaron esos tres números telefónicos concretos, en lugar de usar cualquiera de sus propios números telefónicos para decir adiós a sus familias? ¿Dónde fueron a parar los teléfonos habituales de esos suicidas?
  7. Sin dejar de lado estas tarjetas, ¿por qué la Policía no menciona que se encontrara en el piso de Leganés ninguna de las tres tarjetas empleadas para llamar? ¿Había alguna tarjeta metida en alguno de los terminales telefónicos encontrados? ¿Qué tarjetas?
  8. Finalmente, una pregunta sobre la fuente de esas informaciones: ¿de dónde había sacado la UCI todos estos datos? Porque los datos se le proporcionan al juez de forma enormemente escueta, sin indicar ni la hora ni la duración de las distintas llamadas, como si la Policía no dispusiera de los listados de llamadas de las compañías telefónicas.
El segundo informe
Once meses después de los atentados, el 15 de febrero de 2005, la Unidad Central de Inteligencia enviaba un segundo informe al juez Del Olmo con el análisis de los diversos números telefónicos atribuidos a los terroristas suicidados el 3 de abril de 2004. Ese informe se encuentra recogido en los folios 38080 y siguientes del sumario, en el tomo 111. Entre muchas otras llamadas y números, se analizan, por supuesto, las llamadas realizadas el propio día de la explosión del piso de Leganés.

En lo que se refiere a esas llamadas realizadas desde Leganés, se producen tres circunstancias curiosas en el informe:

  1. En primer lugar, se omiten completamente dos de los tres teléfonos utilizados por los terroristas en Leganés. Tan sólo se proporcionan los datos relativos al número 628.469.210. ¿Dónde han ido a parar los datos de llamadas de los otros dos teléfonos usados en las despedidas a las familias, el 618.840.587 y el 653.026.047? ¿Por qué no se incluyen los datos correspondientes?
  2. Con respecto al único de los tres teléfonos que sí se analizan, el 628.469.210, resulta muy llamativo el formato de la información: mientras que para todos los demás números telefónicos atribuidos a los terroristas se indican los datos relativos a las llamadas realizadas, las fechas en que esas llamadas se hicieron, la hora y duración de las mismas,... para ese único teléfono usado en Leganés no se indica ni la hora, ni la duración de las llamadas, como si la Policía siguiera sin disponer de los correspondientes datos aportados por las compañías telefónicas. ¿Diez meses después de la explosión del piso no se habían pedido a las operadoras los listados de llamadas de ese teléfono?
  3. Finalmente, lo más sorprendente son los datos de llamadas que el informe aporta para el número 628.469.210, que se muestran en la Tabla 5:
Tabla 5: Llamadas realizadas desde el piso con el teléfono Mitsubishi 560 y la tarjeta 628.469.210 (según el segundo informe policial)

Número llamado Titular Llamadas realizadas
21239967133 Hermana de Asrih Rifaat en Marruecos 2
21239969098 Familia Kounjaa en Marruecos 1
21260830627 Desconocido, en Marruecos 7
21264473161 Cuñado de los Oulad Akcha en Marruecos 1
21265956009
Rachid Oubari en Marruecos 1
21671757173
Desconocido, en Túnez 1
653115723 Abdelkader Kounjaa, hermano de Abdenabi (en España) 1
Comparemos esta tabla con la del primer informe (Tabla 3). Podemos observar que existen dos diferencias significativas:

  1. Mientras que en el primer informe la Policía afirmaba que se habían hecho 3 llamadas al teléfono 21260830627 (titular desconocido) y 6 llamadas al cuñado de los hermanos Oulad en Marruecos, ahora aparece que se han hecho 7 llamadas al 21260830627 y 1 al cuñado de los hermanos Oulad.
  2. Mientras que el primer informe indicaba que el teléfono 21671757173 pertenecía a la madre de El Tunecino, en este segundo informe se afirma que el titular de ese número es desconocido. ¡Caramba! Si no se tenía constancia de que ese número era el de la madre de El Tunecino, ¿por qué la Policía incluyó ese dato en su primer informe al juez?
Como vemos, el segundo informe policial sobre conexiones telefónicas de los suicidas no hace sino aumentar nuestra inquietud. No sólo se omite el análisis de dos de los tres teléfonos usados en Leganés por los terroristas; no sólo no se despeja ninguna de las dudas planteadas por el primer informe (por ejemplo, por qué todos los terroristas usaron un mismo teléfono para despedirse o por qué todo son llamadas salientes y no hay ninguna entrante); sino que, además, los datos de llamadas del segundo informe no coinciden con los del primero.

Llegados a este punto, uno comienza a preguntarse qué es lo que pasa con esas llamadas para que la Policía vaya modificando los datos a medida que pasa el tiempo.

El tercer informe
El tercer informe sobre las llamadas de Leganés ha sido incluido por Del Olmo en la página 596 y siguientes y en la página 675 del auto de procesamiento de abril de 2006.

En ese informe, de nuevo los datos vuelven a no coincidir: mientras que el primer informe mencionaba tres tarjetas telefónicas usadas por los suicidas (618.840.587, 628.469.210 y 653.026.047) y el segundo informe mencionaba sólo una (628.469.210), en este tercer informe aparecen dos (618.840.587 y 628.469.210). Observe el lector que el teléfono 653.026.047, que desaparece de escena después del primer informe, es precisamente el que nos dijeron que se utilizó para realizar las llamadas a Inglaterra.

Los datos sobre las llamadas realizadas por el teléfono 628.469.210, según el tercer informe polciial, son los siguientes (véase la Tabla 6):

Tabla 6: Llamadas realizadas desde el piso con la tarjeta 628.469.210 (según el tercer informe policial)

Número llamado Titular Hora Duración
21265956009 Rachid Oubari 18:57:55 241
21671757173 Madre de El Tunecino 19:02:57 332
653115723 Abdelkader Kounjaa 19:18:39 66
21260830627 Desconocido 19:27:00 63
21267906175 Abdelaziz Ouchad 19:27:46 63
21264473161 Fátima Asrih 19:28:45 63
21239969098 Abdenabi Kounjaa (Marruecos) 19:32:40 186
21264473161 Fátima Asrih 19:38:05 63
21264473161 Fátima Asrih 19:51:14 63
21264473161 Fátima Asrih 19:51:49 135
21239967133 Desconocido 19:57:14 186
21264473161 Fátima Asrih 20:00:27 63
21264473161 Fátima Asrih 20:01:17 404
Por primera vez se proporciona la hora y la duración de las llamadas, lo cual está muy bien. Pero, al comparar las llamadas de esta tabla con las incluidas en los informes anteriores, ya es imposible resistirse a la impresión de que llevan dos años riéndose del juez Del Olmo. Y de todos nosotros. Comparemos esta tabla con las tablas 5 y 3, analizando en primer lugar el número de llamadas realizadas a cada número (véase la Tabla 7).

Tabla 7: Número de llamadas realizadas a cada número desde el 628.469.210, según cada uno de los tres informes policiales

Número Llamadas realizadas
(primer informe) Llamadas realizadas
(segundo informe) Llamadas realizadas
(tercer informe)
21239967133
2 2 1
21239969098
1 1 1
21260830627
3 7 1
21264473161
6 1 6
21265956009
1 1 1
21671757173
1 1 1
653115723
1 1 1
21267906175
- - 1
¿Pero se puede saber cuántas llamadas se realizaron a cada número? ¿Cómo es posible que en cada informe sucesivo se le den al juez datos distintos? No es sólo que haya diferencias entre los tres informes en cuanto al número de llamadas realizadas a varios de los teléfonos; es que, además, en el tercer informe aparece un nuevo número telefónico que en los dos informes anteriores no existía (el 21267906175, cuyo titular es un tal Abdelaziz Ouchad).

Pero veamos ahora los titulares de cada uno de los teléfonos según los tres informes policiales (véase la Tabla 8):

Tabla 8: Titular de cada uno de los números llamados desde el 628.469.210, según los tres informes policiales

Número Titular
(primer informe) Titular
(segundo informe) Titular
(tercer informe)
21239967133
Hermana de Asrih Rifaat Hermana de Asrih Rifaat Desconocido
21239969098
Familia Kounjaa Familia Kounjaa Familia Kounjaa
21260830627
Desconocido Desconocido Desconocido
21264473161
Cuñado de los Oulad Akcha Cuñado de los Oulad Akcha Fátima Asrih
21265956009
Rachid Oubari Rachid Oubari Rachid Oubari
21671757173
Madre de El Tunecino Desconocido Madre de El Tunecino
653115723
Abdelkader Kounjaa Abdelkader Kounjaa Abdelkader Kounjaa
21267906175
- - Abdelaziz Ouchad
¿Cómo es posible que, de un informe a otro, vayan variando los números de teléfono con titular conocido o desconocido y cambiándose las atribuciones de titularidad? ¿Se utilizan muy a menudo en nuestro país este tipo de informes policiales para imputar a alguien su participación en algún delito? Porque, si el que a uno le acusen de algo depende de unos datos policiales prácticamente aleatorios, apañados estamos.

Con respecto al otro número telefónico, el 618.840.587, los datos proporcionados en la página 675 del auto de procesamiento son los siguientes:

Tabla 9: Llamadas realizadas desde el piso con la tarjeta 618.840.587 (según el tercer informe policial)

Número llamado Titular Hora Duración
21239971995 Ahmed Oulad en Marruecos 18:56:09 1,3
335 18:57:04 0
21239971995 Ahmed Oulad en Marruecos 18:58:28 1,75
21671757173
Madre de El Tunecino
19:00:36 0,62
Como vemos, también se proporciona la hora y duración de las llamadas, aunque en este caso la duración se expresa en minutos, en lugar de en segundos. En esta tabla aparecen las mismas tres llamadas que ya venían recogidas en el primer informe policial (ver Tabla 2), junto con una cuarta llamada al número 335 (que indica, según la Policía, que se recibió un SMS).

Si nos fijamos en las tablas 6 y 9 podemos ver observar un hecho curioso, relativo a las horas: la primera llamada de despedida de los suicidas se produce a las 18:56 y la última a las 20:01. Es decir, que la secuencia de acontecimientos en el piso de Leganés aquel día fue (véase el Enigma 23, "Brigada de limpieza"):

  • De 17:00 a 17:30 Disparos
  • De 17:30 a 17:45 Cánticos y gritos
  • De 17:45 a 19:00 Nada
  • De 19:00 a 20:00 Llamadas de despedida; a las 19:30 se desaloja a los vecinos
  • De 20:00 a 21:00 Entran en acción los geos; cánticos, gritos y disparos; explosión del piso
No cabe ninguna duda de que eran unos terroristas muy disciplinados. A la hora de disparar, todos disparan; a la hora de gritar, gritan; a la hora de llamar, se despiden de sus familias, ... Eso se llama organización.

Pero sigamos con el análisis de las llamadas.

El truco de los IMEIs mutantes
¿Le parece al lector suficientemente esperpéntico el resumen sobre las llamadas? Pues la cosa es mucho peor todavía.

Recordemos que en el primer informe policial se enumeraban los diez terminales telefónicos encontrados en el piso de Leganés (véase la Tabla 1). Pues bien, en el auto de procesamiento de Del Olmo, de abril de 2006, nos encontramos con que tampoco esos datos coinciden. En la página 575 del auto se enumeran los terminales telefónicos encontrados en el piso de Leganés (véase la Tabla 10):

Tabla 10: Terminales telefónicos encontrados en las ruinas de Leganés (según el auto de procesamiento)

IMEI Modelo
449191729540514 Siemens C 35
350039871004960 Panasonic EB-GD52
332154357114952 Trium
350926350970531 Mitsubishi M070
332287675103586 Alcatel 311
448835113464910 Motorola V3670
Comparemos esta tabla con la Tabla 1:

  1. Para empezar, en lugar de los 10 teléfonos que el primer informe policial decía que se habían encontrado, ahora sólo aparecen 6.
  2. De esos 6 que incluye el auto de procesamiento, sólo 5 coinciden con el primer informe policial. El sexto terminal mencionado en el auto (Motorola V3670 con IMEI 448835113464910) no estaba entre los diez que la Policía dice que encontró en Leganés. ¿De dónde sale este teléfono entonces?
  3. Cinco de los diez teléfonos que la Policía decía que había encontrado en Leganés no aparecen en el auto de procesamiento (IMEIS: 351676005440708, 350647202947416, 490544204394872, 490541204079206 y 490544200893869). ¿Dónde han ido a parar?
¿A qué estamos jugando? ¿A hacer aparecer y desaparecer teléfonos y tarjetas a voluntad, para tratar de encontrar algún listado de llamadas que cuadre con la versión oficial?

Pero el engaño no termina aquí. Recuerde el lector que en el primer informe policial se decía que los suicidas habían empleado todos el mismo teléfono para hacer sus llamadas, introduciendo sucesivamente tres tarjetas telefónicas (618.840.587, 628.469.210 y 653.026.047) en un mismo terminal (el Mitsubishi 560 con IMEI 350926350970531). Pues bien, el auto de procesamiento contradice también esa versión incluida en el primer informe policial.

Según el auto de procesamiento, las llamadas del 628.469.210 se realizaron, efectivamente, desde ese Mitsubishi 560 con IMEI 350926350970531. Pero las llamadas del 618.840.587 se realizaron desde el Motorola V3670 con IMEI 448835113464910, es decir, desde ese terminal que la Policía no había incluido en la lista original de terminales enviada al juez. Otra mentira más del primer informe policial. ¿O la mentira es la del auto de procesamiento? ¿O no son ciertos los datos de ninguno de los informes?

¿Qué es lo que debemos concluir de esto? ¿Que la Policía ocultó al juez, en su primer informe, la identidad de uno de los terminales usados por los suicidas para despedirse? ¿Con qué motivo podría la Policía haber realizado esa maniobra de ocultación?

Como dato curioso, el terminal Motorola V3670 con IMEI 448835113464910 era un terminal que inicialmente pertenecía a un ciudadano llamado Antonio V. I., ex-empleado de Renfe, que en su declaración ante el juez afirma que ese terminal se lo robaron a su mujer, F. R. S., en agosto de 2003.

¿Y las llamadas grabadas?
"¡Un momento!", dirá algún escéptico. "Todo esto lo único que demuestra es que los informes policiales son una auténtica chapuza, pero es un hecho indiscutible que existen dos testimonios de familiares de los suicidas que avisaron aquella misma tarde de que los terroristas tenían intención de suicidarse. Además, una de esas conversaciones está grabada".

En realidad, luego veremos que los datos de tarjetas e IMEIs demuestran otra cosa muy importante: que al menos parte de las llamadas que nos dicen que hicieron los suicidas no pudieron hacerse desde el piso de Leganés. Pero, antes de demostrar esa afirmación, vamos a detenernos en la cuestión de las llamadas grabadas.

Efectivamente, aquella tarde del 3 de abril Yousef Ahmidan y Abdelkader Kounjaa avisaron en sendas llamadas a la Policía de las intenciones de Jamal Ahmidan y de Abdenabi Kounjaa. Pero veamos lo que sabemos, según el sumario, acerca de esos "avisos". Comencemos con la llamada de Abdenabi Kounjaa (uno de los suicidas) a su hermano Abdelkader.

¿Cómo es que disponemos de esa llamada grabada? Pues porque, a diferencia de lo que sucede con los hermanos de algunos otros suicidas (por ejemplo, Naima Oulad, que fue detenida), a Abdelkader Kounjaa la Policía le interrogó, pero sin llegar a detenerle. Aunque, eso sí, ordenó que le fuera intervenido su teléfono 653115723 cinco días antes del estallido del piso de Leganés.

Gracias a esa intervención telefónica, a las 19:17 del sábado 3 de abril se pudo registrar la siguiente conversación (Abdallah era el sobrenombre de Abdenabi Kounjaa):

- Abdelkader KOUNJAA: Sí.
- Abdallah: Escúchame, soy Abdallah

- Abdelkader KOUNJAA: ¿Quién?
- Abdallah: Tu hermano Abdallah, Abdallah
- Abdelkader KOUNJAA: ¿Qué Abdallah?
- Abdallah: Tu hermano
- Abdelkader KOUNJAA: Sí
- Abdallah: Ahora me voy con Dios, voy a encontrarme con Dios
- Abdelkader KOUNJAA: Qué dices, tonto. Ven, ven aquí, ¡qué dices!
- Abdallah: Estamos rodeados en una casa y vamos a estallar con ellos
- Abdelkader KOUNJAA: ¡Qué vas a hacer! ¡Qué es esto!, ¡qué haces hermano!, ven te digo, si eres de verdad mi hermano, de mi madre y de mi padre, ven por favor, ven a mi casa, te lo ruego y te lo suplico, ven a mi casa.
- Abdallah: ¡Oye!, ¿has dado el dinero del señor ése?
- Abdelkader KOUNJAA: No, no le he dado nada
- Abdallah: Dale su dinero
- Abdelkader KOUNJAA: Oye, el teléfono éste está pinchado y la policía sabe dónde estás
- Abdallah: Ya, ya lo sé, aquí hay helicópteros que nos rodean
- Abdelkader KOUNJAA: ¿Dónde?
- Abdallah: En Zarzaquemada
- Abdelkader Kounjaa: ¡Escúchame!, ¡escúchame!"


Después, a las 19:22 se registra la conversación siguiente, cuando Abdelkader llama a la Policía:

- Abdelkader KOUNJAA: Me ha llamado mi hermano ahora mismo y me ha dicho que iba a estallar, que está la policía rodeando en Zarzaquemada, por favor, hagan algo, que no, que no
- POLICÍA: Un momento, hable más despacio, porque si no, no me entero
- Abdelkader KOUNJAA: Que está en Zarzaquemada la policía alrededor de los que están implicados en la bomba, que van a estallarse, por favor, y uno de ellos es mi hermano, que me ha llamado ahora mismo
- POLICÍA: ¿En Zarzaquemada?
- Abdelkader KOUNJAA: En Zarzaquemada... según vaya a entrar la policía se van a estallar, por favor
POLICÍA: Pero dígame dónde está
- Abdelkader KOUNJAA: Sólo me ha dicho que en Zarzaquemada, que está la policía con helicópteros y todo
- POLICÍA: ¿En la estación?
- Abdelkader KOUNJAA: No, donde está la policía alrededor de ellos, con helicópteros y todo, que no entren allí, que no hay ningún motivo para que ellos no se estallen y mueran
- POLICÍA: Escúcheme, le voy a dar el teléfono de la comisaría de Leganés, yo voy a llamar también
- Abdelkader KOUNJAA: Llama a todos e infórmate por favor, estoy llamando al comisario y no me coge el teléfono
- POLICÍA: Bien, espérate, no cuelgues
- Abdelkader KOUNJAA: Venga... 115723, ése es mi teléfono
- POLICÍA: No cuelgues, que un compañero está llamando a la Comisaría de Leganés
- Abdelkader KOUNJAA: Vale, que están alrededor de ellos la policía con el helicóptero y todo y me ha dicho que se va a estallar, que va a morir
- POLICÍA: Perdona, dónde están ellos
- Abdelkader KOUNJAA: En Zarzaquemada
- POLICÍA: ¿Pero no sabes piso ni dirección?
- Abdelkader KOUNJAA: No, me ha dicho que está el helicóptero por encima de ellos, alrededor de ellos, que avisen a los soldados para que no entren allí.
POLICÍA: ¿Qué va a estallar?
- Abdelkader KOUNJAA: Sí, y no quiero que mueran, por favor
POLICÍA: Bueno, tranquilo y poco a poco arreglaremos la situación
- Abdelkader KOUNJAA: Eso, llamáis alerta, y que hablen con ellos, que no pueden entrar allí, para que no se estrellen.
POLICÍA: Estoy llamando a la Comisaría de Leganés, tu entonces no sabes exactamente dónde está tu hermano ¿no?
- Abdelkader KOUNJAA: No, pero me ha dicho que está la policía alrededor de ellos, que va a estallarse, que va a morir, y no quiero, que le han comido el coco, que lo cojan y se lo lleven, pero no quiero que muera, por favor
- Se oye al policía dar instrucciones y le pregunta si es marroquí
- Abdelkader KOUNJAA: Sí, pero no está solo, si entran se van a explotar.
POLICÍA: Tú hermano, que tiene, ¿el explosivo en el cuerpo?
- Abdelkader KOUNJAA: No lo sé, me ha dicho que se va a ver Dios, yo no quiero que muera, por favor
- POLICÍA: Un momentito, estamos al habla con la comisaría de Leganés

- El policía habla con él para sacarle más información, mientras confirma que hay policías en Leganés
- Otro policía le pregunta que cómo ha conseguido ese teléfono, contestando que ha llamado al 091 y se corta la llamada
- A las 19:31 horas del mismo día vuelve a llamar y continúa la misma conversación


Entre todos los miles de llamadas registradas en el auto de procesamiento, no consta ni una sola llamada de Abdenabi a Abdelkader Kounjaa antes del día de la explosión de Leganés. En su declaración ante la Policía, Abdelkader dice que en los tres primeros meses de 2004 sólo había hablado una vez por teléfono con su hermano (esa llamada no consta en el auto). Sin embargo, ese día de la explosión, a Abdenabi Kounjaa le entra el amor filial y llama a ese hermano al que no llamaba nunca. Hasta ahí, bien.

El inicio de la conversación de los dos hermanos resulta muy extraña: Abdelkader no parece saber, en un principio, quién demonios es ese Abdallah que le está llamando. Después, cuando ya se entera, le dice que "si es su hermano de verdad", vaya a su casa. Supongamos que se trata, simplemente, de una forma de hablar.

Sin embargo, lo que no cuadra es una conversación con otra: en su conversación con la Policía, Abdelkader hace referencia a cosas que no ha hablado antes con su hermano. ¿Por qué dice Abdelkader que, si la Policía intenta entrar, los de dentro harán volar el piso? Su hermano no había hecho referencia en ningún momento a que la Policía entrara o dejara de entrar. Es como si Abdelkader estuviera haciendo suposiciones acerca de la escena que no se corresponden con quien simplemente acaba de recibir la llamada anterior.

Pero lo más extraño es la reacción después de finalizada la primera llamada. En lugar de volver a llamar inmediatamente a su hermano, que le acaba de anunciar su futuro su***dio, a quien llama Abdelkader después de la primera conversación es a la Policía. Y sabemos que después de hablar con la Policía no volvió a intentar ponerse en contacto con su hermano, porque no consta ninguna llamada entrante a ninguno de los teléfonos presuntamente usados por los suicidas de Leganés. ¿Es esa una reacción natural? ¿Avisar a la Policía y despreocuparse a continuación?

No sé a Vds., pero a mi esta conversación tan providencialmente grabada me suena tan a tongo como la que le grabaron a Rafa Zouhier y a su controlador Víctor el 16 de marzo de 2004. Ambas huelen que apestan a conversaciones preparadas.

Pero veamos ahora el aviso proporcionado por Yousef Ahmidan. Según el atestado policial de los sucesos de Leganés, a las 21:55 (es decir, una hora después de la explosión del piso) la Policía es avisada de que un tal Yousef Ahmidan ha llamado al 091 desde el teléfono 628222004. En su llamada al 091, Yousef dice que ha recibido una llamada de su madre, desde Marruecos, en la que ésta le ha informado de que Jamal Ahmidan la había llamado para decirla que iba a realizar un atentado inminentemente.

Para empezar, el teléfono 628222004 no pertenece, según el propio auto de procesamiento, a Yousef Ahmidan, sino a Mustafá Ahmidan (el teléfono de Yousef es el 661207763, según su declaración ante el juez). En segundo lugar, en los listados de llamadas del 628222004 incluidos en el auto de procesamiento no aparecen reflejadas ni esa llamada de la madre de Jamal desde Marruecos, ni la propia llamada del 628222004 al 091. Aceptemos, de todos modos, que esas llamadas existieron y veamos las declaraciones de Yousef.

Ante el juez, el día 19/1/2005, Yousef Ahmidan declara lo siguiente:

>"... el día 3 de abril [Jamal] llamó a Marruecos y habló con su madre y con su hermana Latifa, después de hablar con Jamal su madre y su hermana llamaron al declarante para decirle que Jamal estaba en un edificio y que estaba la Policía y que le había dicho Jamal que iban a hacer una explosión y nada más... Que, cuando Jamal colgó, su madre y su hermana trataron de llamarlo pero al principio no cogía el teléfono, luego lo cogió y les dijo que no lo llamase más que estaba haciendo su trabajo... Que después ya tenía el teléfono apagado y su familia llamó al declarante para contarle lo que estaba pasando".
Entonces, el juez Del Olmo hace que Yousef Ahmidan llame en su presencia a la madre, por lo cual Yousef marca el teléfono 21272927389 y el traductor del juzgado habló con la supuesta madre de Jamal, que confirma que Jamal estuvo hablando el 3 de abril con ella y con su hermana y que, tras colgar, volvieron a llamarle y les cogió el teléfono un hombre que dijo que si quería hablar con Redouan. Ella contestó que quería hablar con Jamal y éste se puso y les dijo que dejaran de molestarle, que estaba decidido a lo que tenía que hacer.

Sorprendente el episodio: el juez Del Olmo toma declaración telefónica a alguien que dice ser la madre de Jamal, pero que igualmente podría ser la comandante Zoraida de los Servicios Secretos marroquíes, por poner un ejemplo. ¿Se ha molestado el juez en tomar declaración en vivo a esa supuesta madre?

En esta escena, lo que sí cuadra es la reacción de la madre y la hermana: al recibir la llamada de su hijo, tratan de devolverle la llamada para convencerle de que no se suicide. Pero, como veremos, hay dos detalles que nos sugieren que las cosas no son lo que parecen.

Para empezar, fijémonos en que Yousef marca el teléfono 21272927389 para hablar con la madre de Jamal, pero ese teléfono no es ninguno de los que marcaron los terroristas de Leganés. ¿Por qué Jamal no marcó ese mismo teléfono para hablar con su madre? En segundo lugar, la supuesta madre declara que llamaron a Jamal para tratar de convencerle de que no se suicidara, pero en los informes de la Policía no figura ninguna llamada entrante a ninguno de los tres teléfonos usados en Leganés. ¿Existieron verdaderamente esas llamadas que nos cuenta el amigo Yousef? ¿O se limitó a declarar lo que le dijeron que declarara?

La conexión inglesa
Para terminar, vamos a volver la vista atrás y a examinar qué pasa con un tema que hemos dejado pendiente. Vamos a ver qué sucede con el último de los números telefónicos supuestamente usados por los terroristas para despedirse de sus familias: el 653.026.047. Hemos visto que este número es identificado en el primer informe policial como uno de los tres usados por los terroristas para despedirse de sus familiares. Sin embargo, ese número desaparece en el segundo informe policial y tampoco lo identifica Del Olmo en su auto de procesamiento como uno de los utilizados en Leganés.

Sin embargo, el auto de procesamiento de Del Olmo sí que incluye información acerca del 653.026.047, aunque eso sí, algo escondida. En el folio 559 del auto podemos ver que la tarjeta 653.026.047 fue utilizado a las 19:39 del sábado 3 de abril, con un terminal de telefónico cuyo IMEI es el 350999101493269.

En esa misma página podemos ver que ese mismo terminal con IMEI 350999101493269 fue empleado el día 21/5/2004 (seis semanas después de la explosión del piso) para efectuar una llamada con la tarjeta 615107447

Ese dato escondido en el auto de procesamiento del juez Del Olmo nos permite entender por qué se produjo el escamoteo del número 653.026.047 después del primer informe policial: puesto que el IMEI 350999101493269 no aparece entre la lista de 10 terminales del primer informe policial, ni tampoco entre los 6 que menciona el auto de procesamiento, hay que concluir que ese terminal no estaba en Leganés. No es posible que ese terminal resultara destruido en la explosión, porque se hizo una llamada con él posteriormente, el 21 de mayo. Por tanto, esas llamadas a Inglaterra se realizaron con un terminal que estaba situado fuera del piso.

Es decir: las famosas llamadas a Inglaterra donde nos dicen que los hermanos Oulad pedían instrucciones a su hermano Hassan son un engaño; no fueron realizadas por ningún suicida desde aquel piso rodeado. Por eso el segundo y tercer informes policiales omiten ese número telefónico, por eso el auto del juez Del Olmo pasa de puntillas sobre esa tarjeta y esas llamadas: porque son una nueva chapuza del mismo calibre que esos fax que El Tunecino había enviado, supuestamente, al periódico ABC y a Telemadrid y que en realidad ya hemos demostrado que se enviaron desde fuera del piso.

Preguntas finales
¿Dónde están las tarjetas telefónicas con las que supuestamente se hicieron las llamadas? ¿No se encontró ninguna en Leganés?

¿Por qué el IMEI 448835113464910no aparece en la lista original de IMEIs entregados por los Tedax y luego sí aparece en el auto? ¿Por qué se le ocultó inicialmente al juez la existencia de ese terminal?

¿Desde dónde se hicieron las llamadas del 653.026.047, puesto que no se hicieron desde Leganés?

¿Dónde están los datos de posicionamiento del 3 de abril de 2004 para todos esos terminales y tarjetas?

¿Tiene el juez los originales de los listados de llamadas entregados por las compañías telefónicas para todos estos terminales y tarjetas?

Y la pregunta más importante: ¿habrá algún alma caritativa entre los lectores de este artículo que le solicite al juez que aclare estos extremos?

http://www.libertaddigital.com/opinion/26-las-llamadas-31743/
 
Por Luis del Pino
27: Noche de perros
LOS ENIGMAS DEL 11-M


2006-08-10


La noche del 11 al 12 de marzo de 2004 sucedieron muchos de los episodios que poco a poco construirían la versión oficial del 11-M. Casi dos años y medio después los testimonios de un inspector jefe y de un inspector de la Policía arrojan detalles esenciales sobre la investigación. Fue un tedax quien realizó fotos a la famosa mochila de Vallecas antes de la desactivación y no la Policía Científica, encargada de hacerlo. Después de neutralizar la bolsa no se permitió tomar más instantáneas. Pero eso no es todo. Además, nadie sabía de dónde procedía esa mochila número 13.

El inspector jefe Juan Luis M. V., de la Brigada Provincial de Policía Científica, no entraba de servicio hasta las nueve de la noche, pero aquel día adelantó dos horas la incorporación a su puesto, por si podía servir de ayuda ante los atentados que Madrid había sufrido esa misma mañana. La mayor masacre terrorista de nuestra Historia.


A eso de las diez de la noche, la Sala del 091 comunicó que era necesario personarse en la estación de Atocha, porque se habían localizado unos restos humanos. Juan Luis se dirigió allí junto con otro compañero y, al acabar las gestiones de recogida, llevó los restos encontrados a IFEMA. En los Recintos Feriales se puso a disposición del jefe de la Brigada Provincial de Policía Científica de Madrid, Miguel Ángel Santano Soria, que estaba allí presente, y comenzó a colaborar en las tareas de identificación de cadáveres.

A lo largo de la noche, otros dos avisos le obligaron a desplazarse, primero a la estación de El Pozo y luego otra vez a la de Atocha, a recoger más restos humanos que habían aparecido. Cada una de las veces volvió a IFEMA a hacer entrega de los restos.

Parque Azorín

Fue a eso de las 3:50 de la madrugada, estando en IFEMA, cuando recibió desde la Brigada Provincial una llamada del jefe del turno de noche, el subinspector 27651. Al parecer, los Tedax habían solicitado la presencia de un equipo de Policía Científica en Parque Azorín, porque se había trasladado allí una mochila-bomba desde la Comisaría de Puente de Vallecas y querían fotografiarla antes de hacerla explotar.

Juan Luis montó en el coche para dirigirse al lugar indicado. Cuando estaba de camino, la Sala del 091 le llamó para preguntarle cuánto le quedaba para llegar, "porque se trataba de un asunto muy urgente". Desde la Sala les informaron de que en la Avenida de la Albufera les estaría esperando un vehículo para guiarles hasta el lugar correcto.

Efectivamente, un vehículo todo terreno de grandes dimensiones y de color oscuro les aguardaba. Aquel vehículo les abrió paso hasta uno de los laterales del Parque Azorín. Llegados a destino, subieron a pie por un camino de tierra, hasta llegar a un punto donde se encontraban varios tedax y otros funcionarios policiales, junto con el comisario general de Seguridad Ciudadana, Santiago Cuadro Jaén (el que, según Pedro Díaz Pintado, aseguró desde el primer momento que el explosivo del 11-M era Titadyne con cordón detonante), que dirigía la operación teléfono móvil en mano.

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La mochila-bomba, más bien una bolsa de viaje, se encontraba en un extremo del parque, sobre una extensión de tierra. Juan Luis y su compañero recibieron la orden de fotografiar aquel artefacto explosivo con su Nikon de 35 mm. Sin embargo, jamás pudieron llegar a observar el artefacto de cerca: ante el temor de que el "flash" de la cámara pudiera hacer estallar el explosivo "por simpatía", les ordenaron que prepararan la cámara adecuadamente y que se la entregaran a un tedax para tomar las instantáneas. Las personas que allí se encontraban se colocaron a una distancia de seguridad y el tedax se acercó al artefacto para realizar las fotografías.

Una vez se acabaron de sacar las fotos, devolvieron la cámara a Juan Luis, aconsejándole a él y a su compañero permanecer a una distancia prudencial y echarse cuerpo a tierra mientras se procedía a desactivar la bomba. Los artificieros sugirieron que sería conveniente desalojar las viviendas colindantes, pero el comisario general tomó la decisión de proceder con la desactivación sin dar aviso a los vecinos.

Los minutos transcurrían de manera angustiosa. Por dos veces se intentó la desactivación sin éxito, hasta que a la tercera el artefacto quedó neutralizado. Juan Luis se acercó con su cámara hasta el lugar donde se encontraban los restos, observando que allí había una bolsa de basura de color oscuro, rota por uno de sus extremos. Sin embargo, al intentar fotografiar lo que había quedado de la bomba, le dijeron a él y a su compañero que "ya no hacían falta más fotos" y el comisario general le pidió que entregara el carrete a uno de los tedax presentes, cosa que hizo antes de marcharse.

IFEMA

Por su parte, al inspector José R. D. no le tocaba trabajar aquel 11 de marzo. Se encontraba libre de servicio, como compensación por la guardia realizada el fin de semana anterior. Sin embargo, al enterarse de los atentados, se personó en la sede de la Brigada Provincial de Policía Científica en torno a las 9 de la mañana, para ayudar en lo que pudiera. Le encargaron que fuera a IFEMA, donde iban a centralizarse las tareas de identificación de cadáveres y de restos humanos.

Allí en IFEMA, se integró en un equipo formado por los inspectores jefe 14445 y 17940, la inspectora 81602, el subinspector 28271, los oficiales 75170 y 75135, y los policías 41474, 67178, 70979, 75301 y 82434.

Llegados al pabellón 6 de IFEMA, ese equipo de la Brigada Provincial se integró con el de la Comisaría General de Policía Científica para colaborar en los trabajos de identificación de los cadáveres. La labor inicial, antes de la llegada de los primeros fallecidos, consistió en proveerse, con la ayuda del personal de IFEMA, de todo el equipo necesario: plásticos, mesas de autopsia, vallas delimitadoras, carteles, mobiliario... Después, se formaron los equipos de trabajo conjuntos de miembros de la Policía Científica y de médicos forenses, todo bajo la dirección de la directora del Instituto Anatómico Forense, Carmen Baladía.

Se establecieron cinco mesas de autopsia, en cada una de las cuales un miembro de la Policía Científica se encargaba de recopilar los datos post-mortem: realizar las fotografías de los cadáveres y de los objetos que portaban, así como la necrorreseña (toma de huellas dactilares al fallecido). Otros miembros de la Policía Científica se encargaban de recopilar los datos ante-mortem: datos aportados por aquellos familiares que sospechaban que pudieran haber perdido en el atentado a uno de sus seres queridos. Otra serie de funcionarios de Policía Científica se encargaban de cotejar los datos ante-mortem y post-mortem, para completar las tareas de identificación.

Por último, dos miembros más de la Policía Científica (entre ellos el inspector José R. D.) se encargaban de etiquetar y custodiar los efectos personales que portaban los fallecidos (no confundir con los efectos traídos desde las estaciones), que resultaban de gran ayuda a la hora de identificar a las víctimas.

Acabada la primera fase de identificación de los fallecidos, y finalizadas las autopsias, José y el resto del equipo trasladaron hasta la sede de la Brigada Provincial de Policía Científica todos los objetos personales de las víctimas, que quedaron cerrados bajo llave en el despacho de uno de los jefes de sección. Eran las 3 de la madrugada de una jornada de trabajo que ya duraba 18 horas, así que, tras dejar los efectos a buen recaudo, todos los miembros del equipo se fueron a dormir. Pero la noche no había aún terminado para José.

En la Brigada

Habíamos dejado al inspector jefe Juan Luis M. V. saliendo del Parque Azorín después de entregar el carrete de su cámara a uno de los tedax que allí se encontraban. Llegó a la sede de la Brigada Provincial de Policía Científica en torno a las 5 ó 5 y media de la mañana.

La noticia del artefacto encontrado en Puente de Vallecas y desactivado en Parque Azorín había corrido como la pólvora. El jefe del turno de noche, ante la sospecha de que pudiera existir alguna otra bomba entre las pertenencias traídas desde IFEMA por el equipo de Policía Científica (y que habían quedado depositadas en un despacho), habló con el jefe de la Brigada, Santano Soria, el cual le indicó que abrieran el despacho y revisaran los bultos uno a uno: "Si no encontráis las llaves del despacho, tirad la puerta abajo", le dijo.

José apenas había conseguido conciliar el sueño cuando recibió una llamada de Juan Luis, en la que le preguntaba por los efectos depositados en aquel despacho. "Son sólo los efectos personales de los cadáveres, que están todos enumerados en las actas correspondientes", le respondió José. "Los hemos recogido nosotros, los hemos revisado, los hemos comprobado y los hemos custodiado en todo instante". A continuación, Juan Luis le hizo a José una pregunta que a éste le pareció extraña: "¿Habéis enviado alguna mochila desde IFEMA a la Comisaría de Puente de Vallecas?". "No", respondió José. "¿Para qué la íbamos a enviar?".

José volvió a la cama, pero al poco rato sonaría el teléfono de nuevo. Esta vez le llamaba, desde la comisaría de Puente de Vallecas, un funcionario policial que se negó a identificarse. "¿Habéis remitido desde el Pabellón 6 de IFEMA a la Comisaría una mochila que contenía una bomba?". José le respondió que por supuesto que no habían remitido nada, y mucho menos una bomba. "No entiendo por qué me haces esa pregunta", dijo, pero su interlocutor no se dignó a darle ninguna explicación.

Finalmente, mientras José retornaba (esta vez sí) a dormir, Juan Luis logró localizar en la Brigada las llaves del despacho y abrieron aquella sala donde se custodiaban los efectos traídos desde IFEMA. Varios tedax subieron desde la planta baja del edificio (ya que tienen su sede en el mismo edificio que la Brigada Provincial de Policía Científica) y revisaron los 25 ó 30 bolsones con efectos allí depositados, sin encontrar nada sospechoso.

A las 8 de la mañana del 12 de marzo, José R. D. volvía a la sede de la Brigada después de un breve sueño. Una vez allí, le preguntó al inspector jefe Juan Luis M. V.: "¿Por qué me llamasteis anoche a preguntar si habíamos enviado algo a la Comisaría de Puente de Vallecas?". "Porque en la Comisaría de Puente de Vallecas –le dijo Juan Luis– se recibió una mochila con una bomba. Y no sabían su procedencia".

Los interrogantes

Las declaraciones del inspector jefe Juan Luis M. V. y del inspector José R. D. arrojan nuevas sombras de sospecha sobre lo sucedido en aquella noche de perros. ¿Por qué no se permitió al equipo de fotografía de Policía Científica acercarse al artefacto en Parque Azorín antes de la desactivación? ¿De verdad había miedo de que estallara por simpatía con el "flash" de la cámara ese artefacto que se había ya paseado por todo Madrid? ¿Por qué tampoco se le permitió al equipo de Policía Científica fotografiar el artefacto después de la desactivación? ¿Por qué se le obligó a los miembros de la Policía Científica a entregar el carrete a un tedax? Y, sobre todo, ¿dónde están esas fotografías realizadas en Parque Azorín y que no fueron en su momento adjuntadas al sumario? ¿Se le han entregado ya al juez?

El inspector jefe Juan Luis M. V. redactó una nota informativa sobre el reportaje fotográfico de la mochila-bomba del Parque Azorín, nota que entregó al comisario jefe de la Brigada Provincial de Policía Científica, Santano Soria, al día siguiente de los hechos. ¿Qué fue de esa nota informativa? ¿Por qué no se adjuntó tampoco al sumario?

¿Por qué despertaron por dos veces a José R. D. durante aquella noche para preguntarle por la procedencia de la mochila? ¿No nos dicen que los bultos de la estación de El Pozo estaban bien custodiados en la Comisaría de Puente de Vallecas, dentro de un despacho cerrado? ¿A qué venían esas dudas entonces?

¿Por qué los primeros informes de diligencias policiales, redactados antes de que la versión oficial se impusiera, afirman que la mochila de Vallecas se encontró en IFEMA y no directamente en Comisaría?

Y para terminar, una pregunta que no por repetida es menos pertinente: ¿por qué los bultos de todas las estaciones se enviaron a IFEMA y sólo los de El Pozo acabaron en aquella Comisaría donde luego se encontraría esa mochila número 13 que nadie permitió fotografiar una vez desactivada?

¿Quién depositó realmente la mochila de Vallecas?

http://www.libertaddigital.com/opinion/27-noche-de-perros-32798/
 
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LOS ENIGMAS DEL 11-M. CAPÍTULO 28

Los listados telefónicos muestran la relación de Rafá Zouhier con la mochila de Vallecas

Hasta ahora, ninguna de las numerosas declaraciones de Rafá Zouhier ha contribuido a esclarecer la autoría del 11-M. Siempre se ha exhibido como un atareado confidente de la Guardia Civil que no hizo sino alertar a sus controladores de lo que se avecinaba.

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Luis del Pino Seguir a @ldpsincomplejos 2006-08-22
Pero lo cierto es que gran parte de la versión oficial sobre la masacre está escrita gracias a sus aportaciones. Ahora sabemos, por los listados telefónicos que figuran en el sumario, que uno de los teléfonos con los que Rafá se comunicaba salió del mismo lote del que apareció conectado a una bomba en la famosa mochila de Vallecas. También sabemos, por esos listados, que Zouhier no dijo la verdad sobre sus contactos con El Chino.

Rafá Zouhier es un personaje enormemente peculiar dentro del 11-M. En teoría, Zouhier es el nexo de unión entre la trama asturiana y el grupo de Jamal Ahmidan, pero todo lo que rodea a la figura de Zouhier ha estado desde el principio envuelto en la polémica.

Para empezar, su aparición en escena: este marroquí entra en la instrucción del 11-M como consecuencia de un hecho inexplicable, de una más de esas "casualidades" que trufan toda la investigación. Como recordarán los lectores de "Los enigmas del 11-M", los teléfonos de dos de los implicados en el 11-M (El Chino y Otman El Gnaoui) estaban intervenidos antes del 11-M pero, casualmente, al día siguiente de los atentados la Policía solicita que se cancelen las intervenciones de esos dos personajes y que se intervenga, en su lugar, el teléfono de Rafá Zouhier.

Gracias a esa intervención telefónica, se capta una conversación el día 16 de marzo entre Rafá Zouhier y el agente "Víctor" de la Unidad Central Operativa(UCO) de la Guardia Civil. Esa conversación, que fue publicada en los medios de comunicación y que, releída hoy, apesta a conversación preparada, nos permitió enterarnos de muchas cosas:
  • de que Rafá Zouhier era confidente de la UCO
  • de que había un narcotraficante que vivía por Vallecas (El Chino) y que se dedicaba a algún tipo de negocios por el País Vasco
  • de que ese misterioso narcotraficante podía tener algo que ver con la masacre del 11-M
  • y de que había unos asturianos mezclados en todo el tema y que algo tenían que ver con Jamal Ahmidan.
Rafá Zouhier juega un papel fundamental en todo el montaje de la versión oficial. Son sus declaraciones las que hacen que se atribuya (falsamente) el apodo de El Chino a Jamal Ahmidan. Es su aparición en escena (junto con la de Trashorras) la que presta credibilidad a toda la trama asturiana, haciendo que los ojos de la opinión pública se volvieran hacia Avilés y se alejaran así de Madrid. Son sus relaciones con la UCO las que hicieron que la atención se centrara en la Guardia Civil, dejando así de lado el comportamiento de la Policía.

Después, la figura de Zouhier fue clave para entretener a los medios y al juez con historias donde las mentiras se mezclaban con las medias verdades y el resultado era únicamente ruido. El sumario del 11-M contiene docenas de cartas enviadas al juez por Zouhier, en las que éste repite siempre las mismas ideas: "yo avisé", "no me hicieron caso", "soy un leal colaborador de la Guardia Civil". Pero lo cierto es que Zouhier ha ido cambiando sus declaraciones con el tiempo, sin jamás llegar a explicar claramente de qué, cómo y cuándo avisó, y sin llegar jamás a arrojar luz sobre nada.

Si a esto le sumamos los episodios teatrales, la confusión es absoluta: las teatrales denuncias de Zouhier sobre presiones en la cárcel por parte de la UCO; las no menos teatrales declaraciones de los mandos de la UCO en la Comisión 11-M, con aparentes amenazas a Zouhier; la denuncia de un preso de que Zouhier va por la cárcel presumiendo de que le han prometido cobrar 60.000 euros por comerse el marrón; la denuncia de Zouhier sobre las presiones policiales a algunos imputados para que le impliquen en la trama... Analizando el papel de Zouhier, uno no puede evitar acordarse de la canción de Joaquín Sabina: ruido mentiroso, ruido entrometido, ruido escandaloso, silencioso ruido, ...

El silencioso ruido

Porque lo gracioso de todo ese ruido es el silencio que queda al final. Nada emerge de toda esa confusión: ni las declaraciones de Zouhier han servido para aclarar la trama del 11-M, ni nos hemos podido hacer una idea de cuál es el papel en la trama del propio Zouhier.

Zouhier ha mantenido siempre en sus declaraciones que su relación con Jamal Ahmidan y su grupo de islamistas era escasa, que él sólo tenía relación con los asturianos (concretamente con Antonio Toro) y que él avisó de todo lo que estaba sucediendo. Y lo curioso es que las investigaciones de la Policía (a pesar de todo ese teatro sobre el pobre confidente a quien machacan por denunciar que él había avisado de lo que se estaba preparando) han ido dirigidas a corroborar la versión de Zouhier. Hasta tal punto, que dos años y medio después de los atentados el juez sigue sin saber qué papel jugó este marroquí. Basta con leer las imputaciones contra Zouhier que se detallan en el Auto de Conclusión del sumario: mientras que a otros imputados se les achacan conductas concretas y se especifica su posible participación en la trama, de Zouhier apenas se esbozan unos raquíticos párrafos que, si uno los analiza, lo único que dicen es que no se sabe qué es lo que ha hecho Zouhier, pero que su conducta resulta sospechosa. Nada, en definitiva, por lo que este confidente pudiera llegar a ser condenado en un juicio. La Policía llega incluso a decir en el Auto de Procesamiento (folio 901), que al analizar los listados de llamadas telefónicas de Zouhier no constan contactos telefónicos entre él y Jamal Ahmidan. Y, sin embargo, ...

Los contactos con Jamal

La realidad es bien distinta a como la pinta la Policía en los estudios sobre contactos telefónicos enviados al juez. Los listados originales de llamadas aportados por las operadoras revelan que Zouhier contactó en determinadas fechas clave con tres de los teléfonos usados por Jamal Ahmidan: el 656619534, el 666877592 y el 656722489. Quédese el lector con el último de estos tres teléfonos, porque tiene una importancia fundamental, como luego explicaremos.

Desde diciembre de 2003 a marzo de 2004, hay un total de 25 contactos entre el teléfono de Rafá Zouhier y esos tres teléfonos que la propia Policía atribuye a Jamal Ahmidan. ¿Cómo es posible, entonces, que la Policía le diga al juez que no le consta ningún contacto?

Como parece que viene siendo costumbre, fue la Guardia Civil quien llamó la atención del juez sobre la existencia de esos contactos y sobre la importancia de algunos de los mismos (dadas las fechas en que se producen). En concreto, la Guardia Civil envió un informe al juez Del Olmo el 14 de febrero de 2006 en que se analizan exhaustivamente los listados de llamadas de Rafá Zouhier y se detallan las comunicaciones mantenidas con el agente "Víctor" y con diversos implicados en el 11-M, incluido Jamal Ahmidan.

El informe de la Guardia Civil pone de manifiesto no sólo la existencia de contactos directos con esos tres teléfonos de Jamal Ahmidan, sino también que existen 13 teléfonos que figuran como contactos comunes de Jamal Ahmidan y Zouhier, es decir, 13 teléfonos con los que Jamal Ahmidan mantuvo contactos y con los que contactó también Zouhier.

La existencia de esos contactos no sólo demuestra, una vez más, que la Policía no ha dicho la verdad al juez Del Olmo, sino también que Zouhier ha podido mentir al presentar su relación con Jamal Ahmidan como algo tangencial o poco importante.

Las fechas de contacto

Pero lo verdaderamente importante de los contactos de Zouhier y Jamal Ahmidan son, como vamos a ver, otras dos cosas. En primer lugar, las fechas de esos contactos, especialmente las relativas al tercero de los teléfonos que hemos mencionado anteriormente.

Con el teléfono 656619534 se producen un total de tres contactos, todos ellos durante el mes de diciembre de 2003. Con el teléfono 666877592 se realizan cinco contactos, todos ellos entre los días 15 y 16 de enero de 2004. Y con el teléfono 656722489 (que es el verdaderamente crucial), se producen las llamadas siguientes:
  • tres llamadas el 27 de febrero de 2004
  • una llamada el 28 de febrero, de madrugada
  • cuatro llamadas el 6 de marzo
  • una llamada el 7 de marzo
  • una llamada el 8 de marzo
  • dos llamadas el 9 de marzo
  • tres llamadas el 10 de marzo, la última a las 20:50
  • dos llamadas el 11 de marzo, ambas a última hora de la tarde
Todas ellas son llamadas de Jamal Ahmidan a Zouhier. Es decir, Jamal Ahmidan contacta con Rafá Zouhier en cuatro ocasiones justo antes del episodio de transporte de los explosivos, vuelve a contactar con él en 11 ocasiones más en los cinco días inmediatamente anteriores a la masacre y contacta, de nuevo, por dos veces la misma tarde de los atentados. ¿De qué hablaron en esas conversaciones?

Posteriormente, los días 17 y 18 de marzo de 2004 (¿probablemente por indicación de la Policía o de sus controladores de la UCO?), Zouhier llama en dos ocasiones a ese teléfono de Jamal Ahmidan, sin conseguir comunicar.

¿De verdad que Zouhier no tenía ninguna relación con Jamal Ahmidan? Si hemos de creer a la Policía, que es quien atribuye ese teléfono a Jamal Ahmidan, parece estar claro que Rafá Zouhier está mintiendo, puesto que los contactos son numerosos, especialmente antes del atentado.

Pero no es esto, tampoco, lo más importante.

La mochila de Vallecas

Lo más importante de estos contactos, lo que verdaderamente muestra que el papel de Rafá Zouhier puede ser mucho más complejo de lo que nos creíamos, es que ese teléfono 656722489 resulta ser uno de los teléfonos del lote de 200 que, comercializado a través de las empresas Interdist Móvil y Sindhu Enterprise, terminó llegando (supuestamente) al locutorio de Lavapiés donde (supuestamente) se compraron también los teléfonos de la mochila de Vallecas.

Ese teléfono es atribuido por la Policía a Jamal Ahmidan, pero lo cierto es que ese teléfono tan sólo se utilizó para efectuar llamadas a Rafá Zouhier. En otros casos, la Policía ha podido atribuir un determinado teléfono a un cierto imputado analizando el conjunto de las llamadas: si se detecta, por ejemplo, un gran número de llamadas a la mujer, a la madre y a los hermanos de Fulanito Pérez, pero no hay ninguna llamada al propio Fulanito Pérez, se puede deducir que es Fulanito Pérez el que ha estado usando ese teléfono. Pero en este caso, donde el teléfono sólo se utilizó para comunicarse con Rafá Zouhier, ¿cómo supo la Policía que pertenecía a Jamal Ahmidan?

La única forma en que pueden haberlo sabido es porque así lo confesara a la Policía el propio Zouhier ("El que me llamaba a través de ese teléfono era Jamal Ahmidan"). Pero, si Zouhier declaró eso, ¿por qué la Policía le dice al juez que no le constaban contactos entre Ahmidan y Zouhier? ¿Mentían de manera consciente?

Y esto nos lleva a otra pregunta aún más importante: si fue Zouhier quien declaró que ese teléfono pertenecía a Jamal Ahmidan, ¿cómo podemos estar seguros de que en efecto sea así? ¿Cómo podemos estar seguros de que está diciendo la verdad, teniendo en cuenta la cantidad de ruido que ha introducido en el sumario? Podría ser que, en realidad, ese teléfono perteneciera a cualquier otra persona implicada en la trama. Y que Zouhier (por voluntad propia o ajena) declarara que el usuario era Jamal Ahmidan para tapar a esa otra persona.

Porque lo fundamental no es si el usuario era Jamal Ahmidan o no, sino que ese teléfono está directamente conectado con el de la mochila de Vallecas. Lo que implica que existe alguna relación anterior al 11-M entre Zouhier y quienes fabricaron esa mochila número 13. Lo que a su vez implica que Zouhier podría decirnos mucho de los preparativos que condujeron, si no a la masacre, sí por lo menos a las cortinas de humo posteriores.

Colofón

A lo largo de estos dos años y medio, Zouhier ha estado repitiendo una y otra vez, para todo aquél que le quisiera escuchar, que él no es un terrorista, sino un confidente de nuestras fuerzas policiales. Y que él no tiene nada que ver con el atentado. Y que él, como buen confidente, avisaba de todo a sus controladores.

Con los últimos informes de la Guardia Civil, está claro que su nivel de implicación en la trama del 11-M sube de grado, complicando su horizonte judicial. Los listados de llamadas prueban una relación directa de Zouhier con el lote de teléfonos de la mochila de Vallecas, así que quizá Zouhier no vaya a tener muchas más oportunidades de demostrar cuánto había de verdad en sus proclamas de inocencia. La cuestión es muy sencilla y Zouhier debería poder aclararla en un minuto: ¿quién llamaba a Zouhier desde ese teléfono relacionado con el de la mochila de Vallecas? Si verdaderamente era Jamal Ahmidan, como dice la Policía, Zouhier tiene un problema.

http://www.libertaddigital.com/naci...ouhier-con-la-mochila-de-vallecas-1276286195/
 
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