Buenas noches prim@s
Tengo un tema que no sé dónde encajarlo, pero buscando comprensión, supongo que por instinto lo hago aquí.
Ya lo he dicho en otros mensajes, soy PAS y mis niveles de alerta y ansiedad a veces traspasan límites incomprensibles a los no PAS.
Os cuento, veraneo siempre en el mismo sitio desde hace muchos años, incluso antes de casarme con mi marido, lo hacíamos juntos en el mismo sitio, mismos amigos, se fue enriqueciendo una relación entre un grupo de personas, de distintas nacionalidades (veraneamos en Grecia todos los años, en el mismo sitio, todo el día en la playa, y ninguno somos griegos), al final parecemos familia en los veranos. Siempre se suma alguna familia o pareja, por relación con otra, pero siempre hay un super buen rollo y verdadera "comunidad" al respetarnos todos. Entre TODOS, en general, hablamos en inglés, es la lengua neutra, pero luego si hablas con tu pareja, hijos, etc, directamente hablas tu lengua.
Os cuento el tochaco para que entendáis por dónde voy.
En este grupo hay muchos niños, desde bebés hasta los 10 años aproximadamente.
Un día llega un tío, socio de uno de los del grupo, algunos le conocían, mi marido y yo primera vez que le veíamos. Es un tipo peculiar porque es muy canijo para ser hombre, debe de tener 1'60 o menos. Y llega el tío y se arrodilla para llegar a la altura de uno de los niños, cómo haríamos cualquiera, pero en un flash, en un segundo, en la mirada, vi algo que no me gustó (no sé explicarlo igual porque la realidad me hace negarlo, pero fue algo muy feo de un adulto a un niño; segundos de una mirada. De ahí que lo cuente entre PAS con comodidad).
Acorto para no agobiar, pero ya en el camino a casa, en coche, tuve muy mala sensación; íbamos detrás él, la hija (6 años en aquel entonces) del que conducía y yo. Mi marido iba de copiloto, porque le indicó el otro que fuera delante, en plan deferencia... Lo normal en esos días es que luego de la playa, quedamos a cenar, cañas, copas, etc.
Para cenar, estábamos en una terraza a la que solemos ir, menos unos padres con su hijo de 6 años (super inteligente y listísimo), que se habían unido ese verano.
OJO PORFI: el único niño (Juanito, vamos a llamarle así) que había era este que menciono. De repente pregunta Juanito a sus padres que dónde está el baño, los padres, que no habían estado antes en este sitio, preguntan a todos los demás, y todos indicamos por dónde (edito porque voy contando por recuerdos, el tío raro canijo estaba sentado a mí izquierda, y a la derecha mi marido).
Para ir al baño había un pasillo que se veía al completo desde nuestra mesa.
A todo esto, todo el tiempo que había transcurrido desde la playa hasta la hora de cenar (se lo comenté a mi marido alteradísima, pero lo de siempre: las películas a la orden del día).
Cuando Juanito se levanta para ir al baño, todos los adultos, unos 14/15, vuelven al tema anterior a que el niño interrumpiese.
Digo vuelven porque yo no. Pasados unos segundos, el friki este se fue el baño también, yo me quedé ojiplática, no me lo creía, os lo prometo por lo más sagrado, y se lo dije a mi marido casi histérica, contenida al ser consciente del resto y que no era tan fácil. A los 5 minutos regresa el niño del baño, le miro/observo/le hablo un poco "sin importancia", parecía normal.
Dos minutos después sale del baño el "enano", si fuera buena persona yo no le llamaría así. Y me quedé mirándole desde que volvía a la mesa, fue consciente.
Cuando llega, estoy hablando en español con mi marido, cierto que sobre él, pero es normal si hablamos entre nosotros; directamente me preguntó que qué le estaba diciendo? Y con todo mi cuajo le dije que hablaba en castellano porque estaba hablando con marido cosas nuestras; me dijo que aún así quería saber de qué hablábamos. De ahí salió un dilema al que no le dimos importancia, pero "el enano", de quedó con la copla de que yo le pillé, y sé que se dio cuenta. Para que él se dé cuenta de algo, es porque ese algo existe.
Este verano pasado, en el mismo chiringuito de todos los años, llegamos muy pronto 9:30 mi marido y yo, los primeros. Lo hicimos aposta para disfrutar del sol y un café tranquilos, lo normal es llegar 11/12 am.
Justo llegan 2 personas más del grupo, 2 hombres, uno de ellos se había comprado un piso de nueva construcción cerca y se fueron a verlo incluyendo a mi marido, y me dejaron al enano allí.
Nos quedamos en el balcón del chiringuito solos, había una tensión que se cortaba en el aire, al quedarnos solos, cada uno se quedó colocado hacia el sol, uno al lado del otro, cerca de una hora. No nos miramos, nos dirigimos la palabra. Empezamos a hablar cuando regresaron los demás, pero no entre nosotros.
Ese día se volvía a Atenas, no nos despedimos, no hemos vuelto hablar, no nos hemos visto.
Para mí es un ped*filo. Tengo algún militar y policía conocidos aquí, cuando se lo he contado les ha dado la misma impresión que a mí, pero que sin pruebas es imposible contactar con la policía de allí.
Como PAS, observadora y detallista para todo, yo creo que estaba frente a un ped*filo también. Mi marido dice que se
me va la pinza y veo cosas dónde no las hay.
Mi pregunta a vosotr@s es: creéis que de verdad estoy tan lejos de la verdad?
Yo lo vi, lo sentí, lo percibí y sigo estando segura de esa sensación. Tengo eso por dentro, y me fio de mis instintos. Pocas veces me falla. Los PAS identificados supongo que saben de qué hablo.
Un abrazo ?
Yo también te creo, ya ves que te creo y creo que le evitaste a ese niño ese horror, con eso tienes que quedarte, lo que piensen los demás, tu marido incluído, no importa, no tienes que convencer a nadie. Obviamente no podías hacer nada porque no había pruebas de hechos consumados y menos mal.
Te entiendo perfectamente, siendo niña viví dos episodios "raros", uno con un vecino y otro con un desconocido en un hotel, ninguno me hizo nada porque mis "antenas" me advirtieron del peligro.
El primero era muy mirón y los adultos se percataron, pero yo ya me había dado cuenta. El segundo podría haber acabado fatal, típico hotel de veraneo con mi familia, tendría unos diez u once años, hice una amiga de mi edad y los padres los pobres confiados en que estábamos en un recinto cerrado y vigilado nos dejaron a nuestro aire. Había un hombre extranjero de unos cincuenta y tantos que cuando nos veía nos hacía bromas, fue a lo largo de los días intentando ganarse nuestra confianza hasta que una noche con la excusa de darnos no se que cosa nos "engaño" (a mi no, pero era muy pequeña y no sabía como salir de aquello sin liar un escándalo) y nos dirigió a su habitación. Por el camino me iba a morir y mi amiga "estaba a por uvas". Cuando estábamos en el pasillo de su habitación, se abrió una puerta del ascensor del otro lado del pasillo, el se puso un poco nervioso y se distrajo, en ese momento cogí la la niña del brazo y tiré de ella para empezar a correr gritando, pero no nada acusatorio, si no para quien estuviera al otro lado del pasillo supiera que estábamos allí.
Ella era tan inocente que dudo que reparara del alcance de lo que nos podía haber pasado, ni le dije nada ni le dije nada a mis padres, pero no me volví a separar de ellos. Ese hombre tuvo que abandonar el hotel esa misma noche porque no me lo volví a cruzar más. Por eso cuando has encuadrado la historia en un lugar de veraneo me ha resultado muy creíble, es un lugar típico y propio para estos delitos porque a nadie le extraña que quien sea abandone el lugar de un momento para otro.
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