Hola primas! Abro este hilo principalmente como fuente de desahogo para las madres que nos sentimos unas raras en unos entornos de crianza cada vez más sensibles y que en mi opinión, se están volviendo un poco turbios. Esas madres que lloran a moco tendido dejando a sus hijos en la guardería (perdón, escuela infantil, no vayamos a sentir que estamos dejando a nuestros hijos 'guardados' en un cajón y lloremos más), esas maternidades perfectas en las que aunque haya algún berrinche (puntual, por supuesto) y alguna noche sin dormir, todo COMPENSA. La palabra maldita.
No sé vosotras primas, pero yo estoy cansada de sentirme culpable porque a veces no me compense tener hijos, por pensar que por qué me metí en este berenjenal aunque mi hija es la persona a la que más adoro en el mundo junto a su padre (que esa es otra, como quieras al mismo nivel a tu hijo y al amor de tu vida, puñalá!), y por sentir alivio cuando dejo a mi hija en la guardería cuando tengo fiesta en el trabajo porque por fin voy a tener un rato para mí misma. Parece que tenga que sentirme avergonzada y que sea un tabú decir 'como quiero a mi hija, pero qué bien estaba antes' sin parecer la persona más horrible del mundo.
Y para finiquitar el inicio del hilo y animaros un poco, propongo también compartir situaciones y anécdotas de 'padres horribles' para que no nos sintamos solas. Empiezo yo:
Una vez llevamos a nuestra hija al parque hasta tarde porque se había quedado el día muy bueno. Ya os podéis imaginar, la niña jugando hasta las 9 de la noche que dijimos 'venga a casa', quiero añadir que la niña había merendado bastante y además bastante tarde. De camino a casa se quedó dormida, y como no queríamos despertarla, le quitamos los zapatos y la metimos en su cuna con ropa después de haber pasado toda la tarde en el parque. La cosa es que al día siguiente era lunes y la niña tenía guardería. No la duchamos porque no daba tiempo, le lavamos la cara y las manos como siempre, le cambiamos la ropa y se fue al cole con todo el pelo sucio y tierra incrustada en las uñas, y ella tan contenta. Eso sí, cuando entró en casa se fue directa a la bañera.
Y así tengo 100 historias.
No sé vosotras primas, pero yo estoy cansada de sentirme culpable porque a veces no me compense tener hijos, por pensar que por qué me metí en este berenjenal aunque mi hija es la persona a la que más adoro en el mundo junto a su padre (que esa es otra, como quieras al mismo nivel a tu hijo y al amor de tu vida, puñalá!), y por sentir alivio cuando dejo a mi hija en la guardería cuando tengo fiesta en el trabajo porque por fin voy a tener un rato para mí misma. Parece que tenga que sentirme avergonzada y que sea un tabú decir 'como quiero a mi hija, pero qué bien estaba antes' sin parecer la persona más horrible del mundo.
Y para finiquitar el inicio del hilo y animaros un poco, propongo también compartir situaciones y anécdotas de 'padres horribles' para que no nos sintamos solas. Empiezo yo:
Una vez llevamos a nuestra hija al parque hasta tarde porque se había quedado el día muy bueno. Ya os podéis imaginar, la niña jugando hasta las 9 de la noche que dijimos 'venga a casa', quiero añadir que la niña había merendado bastante y además bastante tarde. De camino a casa se quedó dormida, y como no queríamos despertarla, le quitamos los zapatos y la metimos en su cuna con ropa después de haber pasado toda la tarde en el parque. La cosa es que al día siguiente era lunes y la niña tenía guardería. No la duchamos porque no daba tiempo, le lavamos la cara y las manos como siempre, le cambiamos la ropa y se fue al cole con todo el pelo sucio y tierra incrustada en las uñas, y ella tan contenta. Eso sí, cuando entró en casa se fue directa a la bañera.
Y así tengo 100 historias.