Yo en el gimnasio no me he encontrado grandes guarradas, pero en vestuarios de piscinas municipales... Una vez entré al váter y alguien se había cagado fuera. No es que estuviera manchado por una diarrea explosiva ni que hubiera un poco de mierda fuera, es que literalmente alguien había plantado un pino en el suelo a medio metro del váter. Otro día y en otra piscina un niño vomitó en el vestuario. Claro, una piensa que las dos mujeres que iban con el nene se lo dirán a algún trabajador del recinto, pero no, vimos que se iban tan panchas y tuvo que avisar una chica que nada tenía que ver. Que no pasa nada porque el niño vomite (era bastante pequeño, no se podría contener el pobre y lo echó donde le pilló), pero qué menos que avisar del estropicio digo yo.