Cuando hay hijos en una relación está claro que se complica, pero en la mayoría de los casos basta con usar sentido común, respeto y empatía...
Yo a la hija de mi marido la quiero con locura. Mi familia, también.
¿Que no es el mismo vínculo que con mi hijo biológico? Pues claro, porque tampoco convivo con ella día a día. Pero también es cierto que procuro que ella no se note desplazada ni que note distinciones. Antes de tener a mi hijo era yo quien la ayudaba con los deberes, pues ahora lo mismo. Intento reservar huecos para ir con ella a hacer cosas, las dos solas, y tan a gusto todos. Lo mismo su padre. También cosas los tres, como hacíamos antes, y que por la diferencia de edad entre los hermanos sería complicado, y otras los cuatro juntos.
La niña tiene muchísima confianza conmigo, me cuenta de todo, me pide consejo...y el padre suele involucrar en sus decisiones, aunque yo procuro no meterme cuando me pide consejo porque creo que ciertos asuntos no van conmigo. Ojo que de ser al revés, yo también procuraría implicarlo...
La mayor faena de todas es pensar que si algún día me separara de mi marido, en qué quedaría mi relación con ella después de tantos años, porque soy muy consciente de que no tengo ningún derecho a verla si me lo quisiera impedir su padre.
Pero eso lo he sabido desde el minuto uno de la relación.
Yo a la hija de mi marido la quiero con locura. Mi familia, también.
¿Que no es el mismo vínculo que con mi hijo biológico? Pues claro, porque tampoco convivo con ella día a día. Pero también es cierto que procuro que ella no se note desplazada ni que note distinciones. Antes de tener a mi hijo era yo quien la ayudaba con los deberes, pues ahora lo mismo. Intento reservar huecos para ir con ella a hacer cosas, las dos solas, y tan a gusto todos. Lo mismo su padre. También cosas los tres, como hacíamos antes, y que por la diferencia de edad entre los hermanos sería complicado, y otras los cuatro juntos.
La niña tiene muchísima confianza conmigo, me cuenta de todo, me pide consejo...y el padre suele involucrar en sus decisiones, aunque yo procuro no meterme cuando me pide consejo porque creo que ciertos asuntos no van conmigo. Ojo que de ser al revés, yo también procuraría implicarlo...
La mayor faena de todas es pensar que si algún día me separara de mi marido, en qué quedaría mi relación con ella después de tantos años, porque soy muy consciente de que no tengo ningún derecho a verla si me lo quisiera impedir su padre.
Pero eso lo he sabido desde el minuto uno de la relación.