Hola, primas.
Es una historia demasiado extensa, así que voy a intentar ser breve. Esto no es un hilo de desahogo, aunque también me va a servir para ello. Simplemente me ha pasado una cosa muy rara hoy y quiero poneros un poco en situación, a ver si alguna me puede dar su opinión, porque no sé que hacer.
Cuando tenía unos 14 años, empecé a salir con un chico de 18. Al principio era todo maravilloso, hasta el segundo mes de noviazgo, cuando me montó el primer pollo. Al principio me pegaba pellizcos y alguna hostia pequeña si saludaba a algún chico por la calle y me llamaba de put* para arriba. Me dejaba cuando quería, para hacerme daño y hacerme sentir que estaba sola y que era insignificante para el.
Estudiar yo? Según el yo era una cazurra, cortita, y decía que se me fuera quitando de la cabeza hacer el bachillerato, pues yo no estaba hecha para estudiar siquiera un ciclo formativo. Aclaro que este cabronazo no tiene ni la ESO, tiene el título porque se lo dieron para no tener que aguantarlo más.
Poco a poco fue a más el maltrato físico y psicológico. Lo que antes eran pellizcos pasaron a ser puñetazos y me llegó a comprar él mismo ropa poco a poco para que renovara mi armario, porque mi ropa era demasiado provocativa (siempre fui una niña normal y tímida). Si yo tenía la talla 40 de pantalón, el me compraba la 42 o 46, y yo jóven y sumisa me los ponía con un cinturón, porque si no me ponía esa ropa, me iba a enterar luego.
Me ha llegado a escupir en la cara, me ha pegado delante de mucha gente en mi pueblo. Nadie me defendió, ni siquiera nadie tuvo huevos de decirle a mi madre que su pequeña estaba en peligro. Un pueblo de 3.000 habitantes, donde nos conocemos todos, y en el que ahora han puesto dos pancartas donde se indica que estamos en contra de la violencia de género (pa mear y no echar gota).
En un par de ocasiones se enfadó conmigo por alguna estupidez mientras conducía y llegaba a poner el coche a doscientos mientras me caía algún puñetazo a ciegas desde el asiento del piloto. Lo dejé cuando un día me pegó dos puñetazos en el brazo (conduciendo) y cuando llegué a casa me vi sus puños marcados e hinchados y dije: basta (con 17 años ya).
Mi madre no sabía nada, pero intuía que yo no estaba bien. Y los cardenales del brazo no me atreví a enseñarselos, pero al cabo de unos meses tuve que contarle la verdad, ya que me esperaba en mi calle en el coche con las luces apagadas, cuando yo regresaba de la discoteca de un pueblo de al lado. Como eran fiestas de instituto, ponían autobuses y por suerte un amigo me acompañaba a casa. También tuvo los cojonazos de venir a mi instituto, se colaba al patio y me miraba con esa cara de rencor y odio.
Pues bien, yo no denuncié. Mi madre me dijo que para qué denunciar, porque yo estaba mal psicológicamente y si iba a juicio y demás iba a tener que recordar muchas mierdas por las que había pasado. Decidimos dejarlo pasar, que el tiempo le hiciera olvidarse de mi.
Pasaron los años y ambos tuvimos nuevas parejas. Pero siempre siempre siempre que me lo encontraba por mi pueblo me ponía esa mirada amenazadora. De hecho, la última vez que me miró de esa forma fue hace un par de veranos. Desde que lo dejé hasta hace poco, si yo iba caminando por la calle y el pasaba con el coche, aceleraba como un loco para intimidarme y yo tenía que apartarme deprisa hacia la acera.
Yo hice mi vida, estudié mi bachillerato e hice una carrera que no voy a especificar porque no quiero que me reconozca nadie. Hice mi vida y conseguí mis metas (no todas porque alguna me queda aún por cumplir).
Yo tengo 26 años y lo dejé con 17. Y la verdad es que tengo la sensación de que aún me odia y de que podría ser peligroso si me lo encuentro sola por la calle.
El tipo ha intentado llevarse bien con la gente de mi entorno, amigos y conocidos, incluso familiares. Los saluda y se acerca a ellos, sobre todo hace años. Y también ha ido tirándome por el pueblo diciendo que yo era una put* que le dejaba a cualquiera follarme el culo porque mi vagina era demasiado ancha de todos los tíos a los que me he foll*do (perdonad las formas, pero así fue). Ha llegado hasta a saludar a mi madre hace unos meses y evidentemente mi madre no contestó y puso cara de desprecio. Es como que quiere lavar su imagen y a mi tirarme, cuando yo solo fui una niña enamorada y anulada completamente. Nunca le hice daño, lo quise con locura y me arrastre por él a más no poder, pues fue mi primer amor, hasta mi primer beso fue con él.
La cuestión es que he empezado a salir a andar con un amigo. Andamos de punta a punta del pueblo, hasta el polígono y volvemos. Pues la familia de este ser (odio llamarlo mi ex) tienen un bar en el polígono y él estaba en la terraza. Cuando mi amigo y yo pasamos, corrió y salió a la calle y le gritó a mi colega: "Fulano, pórtate bien!" A lo que contestó mi amigo: "Yo? Nunca!". He de decir que mi amigo es un poco friki y cobarde e intenta no tener problemas con nadie. Entonces entiendo que le respondiera ya que se conocen (mi ex se acercó a mis amigos justo lo dejamos y años más tarde). Por eso se saludan.
Pues, primas, me resultó muy extraño no sólo que corriera a la calle cuando ya íbamos de espaldas, sino la frase que dijo. Porque lo normal hubiera sido "Eh! Fulano! Haciendo deporte no? Falta te hace!" o algo por el estilo, pero eso de "pórtate bien" me ha sonado a que me quería implicar a mi. No sé si soy paranoica pero me ha sonado a "sé bueno y no te tires a esta guarra" o "pórtate bien pichabrava", para ser más light.
Ahora bien, si por lo que fuera siguiera haciendo esos comentarios o incluso fuera más específico, yo podría denunciarlo y pedir una orden de alejamiento? El delito del maltrato ya ha prescrito pero me siento mal, acosada. Han pasado muchos años que no soy capaz de salir a la calle sola. Creo que he desarrollado una especie de agorafobia.
Os agradecería mucho que me aconsejarais. Pues me cuesta mucho hablar de esto con mis amigos, ya que cuando lo he intentado con algunas personas me da la sensación de que le quitan importancia. Y a mi madre no quiero preocuparla más, que tiene ya casi sesenta años y está agotada la mujer de trabajar.
Yo esto no lo supero, es inevitable no emocionarse al escribir esto. Pero él me sigue odiando, cuando ni siquiera lo denuncie. Creo que ya he sufrido suficiente y necesito vivir en paz.
Es una historia demasiado extensa, así que voy a intentar ser breve. Esto no es un hilo de desahogo, aunque también me va a servir para ello. Simplemente me ha pasado una cosa muy rara hoy y quiero poneros un poco en situación, a ver si alguna me puede dar su opinión, porque no sé que hacer.
Cuando tenía unos 14 años, empecé a salir con un chico de 18. Al principio era todo maravilloso, hasta el segundo mes de noviazgo, cuando me montó el primer pollo. Al principio me pegaba pellizcos y alguna hostia pequeña si saludaba a algún chico por la calle y me llamaba de put* para arriba. Me dejaba cuando quería, para hacerme daño y hacerme sentir que estaba sola y que era insignificante para el.
Estudiar yo? Según el yo era una cazurra, cortita, y decía que se me fuera quitando de la cabeza hacer el bachillerato, pues yo no estaba hecha para estudiar siquiera un ciclo formativo. Aclaro que este cabronazo no tiene ni la ESO, tiene el título porque se lo dieron para no tener que aguantarlo más.
Poco a poco fue a más el maltrato físico y psicológico. Lo que antes eran pellizcos pasaron a ser puñetazos y me llegó a comprar él mismo ropa poco a poco para que renovara mi armario, porque mi ropa era demasiado provocativa (siempre fui una niña normal y tímida). Si yo tenía la talla 40 de pantalón, el me compraba la 42 o 46, y yo jóven y sumisa me los ponía con un cinturón, porque si no me ponía esa ropa, me iba a enterar luego.
Me ha llegado a escupir en la cara, me ha pegado delante de mucha gente en mi pueblo. Nadie me defendió, ni siquiera nadie tuvo huevos de decirle a mi madre que su pequeña estaba en peligro. Un pueblo de 3.000 habitantes, donde nos conocemos todos, y en el que ahora han puesto dos pancartas donde se indica que estamos en contra de la violencia de género (pa mear y no echar gota).
En un par de ocasiones se enfadó conmigo por alguna estupidez mientras conducía y llegaba a poner el coche a doscientos mientras me caía algún puñetazo a ciegas desde el asiento del piloto. Lo dejé cuando un día me pegó dos puñetazos en el brazo (conduciendo) y cuando llegué a casa me vi sus puños marcados e hinchados y dije: basta (con 17 años ya).
Mi madre no sabía nada, pero intuía que yo no estaba bien. Y los cardenales del brazo no me atreví a enseñarselos, pero al cabo de unos meses tuve que contarle la verdad, ya que me esperaba en mi calle en el coche con las luces apagadas, cuando yo regresaba de la discoteca de un pueblo de al lado. Como eran fiestas de instituto, ponían autobuses y por suerte un amigo me acompañaba a casa. También tuvo los cojonazos de venir a mi instituto, se colaba al patio y me miraba con esa cara de rencor y odio.
Pues bien, yo no denuncié. Mi madre me dijo que para qué denunciar, porque yo estaba mal psicológicamente y si iba a juicio y demás iba a tener que recordar muchas mierdas por las que había pasado. Decidimos dejarlo pasar, que el tiempo le hiciera olvidarse de mi.
Pasaron los años y ambos tuvimos nuevas parejas. Pero siempre siempre siempre que me lo encontraba por mi pueblo me ponía esa mirada amenazadora. De hecho, la última vez que me miró de esa forma fue hace un par de veranos. Desde que lo dejé hasta hace poco, si yo iba caminando por la calle y el pasaba con el coche, aceleraba como un loco para intimidarme y yo tenía que apartarme deprisa hacia la acera.
Yo hice mi vida, estudié mi bachillerato e hice una carrera que no voy a especificar porque no quiero que me reconozca nadie. Hice mi vida y conseguí mis metas (no todas porque alguna me queda aún por cumplir).
Yo tengo 26 años y lo dejé con 17. Y la verdad es que tengo la sensación de que aún me odia y de que podría ser peligroso si me lo encuentro sola por la calle.
El tipo ha intentado llevarse bien con la gente de mi entorno, amigos y conocidos, incluso familiares. Los saluda y se acerca a ellos, sobre todo hace años. Y también ha ido tirándome por el pueblo diciendo que yo era una put* que le dejaba a cualquiera follarme el culo porque mi vagina era demasiado ancha de todos los tíos a los que me he foll*do (perdonad las formas, pero así fue). Ha llegado hasta a saludar a mi madre hace unos meses y evidentemente mi madre no contestó y puso cara de desprecio. Es como que quiere lavar su imagen y a mi tirarme, cuando yo solo fui una niña enamorada y anulada completamente. Nunca le hice daño, lo quise con locura y me arrastre por él a más no poder, pues fue mi primer amor, hasta mi primer beso fue con él.
La cuestión es que he empezado a salir a andar con un amigo. Andamos de punta a punta del pueblo, hasta el polígono y volvemos. Pues la familia de este ser (odio llamarlo mi ex) tienen un bar en el polígono y él estaba en la terraza. Cuando mi amigo y yo pasamos, corrió y salió a la calle y le gritó a mi colega: "Fulano, pórtate bien!" A lo que contestó mi amigo: "Yo? Nunca!". He de decir que mi amigo es un poco friki y cobarde e intenta no tener problemas con nadie. Entonces entiendo que le respondiera ya que se conocen (mi ex se acercó a mis amigos justo lo dejamos y años más tarde). Por eso se saludan.
Pues, primas, me resultó muy extraño no sólo que corriera a la calle cuando ya íbamos de espaldas, sino la frase que dijo. Porque lo normal hubiera sido "Eh! Fulano! Haciendo deporte no? Falta te hace!" o algo por el estilo, pero eso de "pórtate bien" me ha sonado a que me quería implicar a mi. No sé si soy paranoica pero me ha sonado a "sé bueno y no te tires a esta guarra" o "pórtate bien pichabrava", para ser más light.
Ahora bien, si por lo que fuera siguiera haciendo esos comentarios o incluso fuera más específico, yo podría denunciarlo y pedir una orden de alejamiento? El delito del maltrato ya ha prescrito pero me siento mal, acosada. Han pasado muchos años que no soy capaz de salir a la calle sola. Creo que he desarrollado una especie de agorafobia.
Os agradecería mucho que me aconsejarais. Pues me cuesta mucho hablar de esto con mis amigos, ya que cuando lo he intentado con algunas personas me da la sensación de que le quitan importancia. Y a mi madre no quiero preocuparla más, que tiene ya casi sesenta años y está agotada la mujer de trabajar.
Yo esto no lo supero, es inevitable no emocionarse al escribir esto. Pero él me sigue odiando, cuando ni siquiera lo denuncie. Creo que ya he sufrido suficiente y necesito vivir en paz.
Última edición: