RECETAS DE COCINA

Ensalada burrito colorida con pollo y alubias: receta de aprovechamiento
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Cuando llega el verano la red se llena de muchas ideas para preparar ensaladas y platos frescos diferentes. Últimamente me habían llamado la atención las ensaladas “burrito” o “taco”, que consiste en servir directamente los ingredientes de rellenos típicos de estos platos. Con el pollo desmenuzado que vimos hace poco he preparado estacolorida ensalada burrito con pollo y alubias.

Las alubias más típicas en la cocina mexicana o tex mex son rojas o negras, pero yo tenía esta vez en casa de la variedad blanca, que me gusta más para ensaladas. Podéis usar las alubias que más os gusten y modificar las cantidades de los ingredientes a vuestro gusto. Este tipo de recetas tienen la ventaja de que se pueden adaptar al gusto personal sin problemas.



Ingredientes
Para 2 personas

  • Pollo asado o cocido200 g
  • Lechuga al gusto1
  • Alubias cocidas en conserva o caseras80 g
  • Tomate o 10 cherrys2
  • Aguacate1
  • Cebolla morada0.5
  • Pimiento rojo picante1
  • Perejil fresco o cilantro
  • Lima1
  • Limón1
  • Pimienta negra molida
  • Sal
  • Vinagre de manzana o Jerez5 ml
  • Aceite de oliva virgen extra30 ml
Cómo hacer ensalada burrito con pollo y alubias
Dificultad: Fácil

  • Tiempo total15 m
  • Elaboración15 m
Lavar y escurrir la lechuga, cortar en tiras o trocear y repartir en cuencos o en una ensaladera grande. Lavar los tomates y cortar en piezas de un bocado. Escurrir bien las alubias y enjuagar si las usamos en conserva. Cortar en rodajas finas o cubos pequeños el pimiento, sin las semillas, y la cebolla. Cortar en gajos el aguacate pelado.

Repartir encima de la lechuga todos los ingredientes, disponiéndolos en grupos o mezclando todo directamente. Añadir perejil o cilantro fresco picado al gusto. Preparar un aliño batiendo dos o tres cucharadas de aceite de oliva con zumo de lima y limón, vinagre de manzana, pimienta negra y sal.

Servir la ensalada burrito en los cuencos individuales o al centro de la mesa en una fuente grande. Aliñar al gusto y servir con tortillas de trigo o maíz, si se desea. Incorporar salsa picante al gusto, queso o salsa de yogur.

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Con qué acompañar la ensalada burrito
Esta ensalada burrito con pollo y alubias es muy completa, perfecta para una comida de plato único, es saciante y nutritiva aunque no resulta nada pesada. Podemos cambiar las alubias blancas por variedades rojas, pintas o negras, o usar unos garbanzos en su lugar. También se podría añadir queso al gusto o incluso algo de frutos secos.
https://www.directoalpaladar.com/re...a-burrito-colorida-con-pollo-y-alubias-receta
 
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ENSALADA DE PIMIENTOS, BONITO Y CEBOLLETA

El bonito y los pimientos han nacido para estar juntos. Te enseñamos a unirlos en matrimonio en una ensalada con tres versiones: para vagos, cocinillas avanzados y perfeccionistas insoportables.

MIKEL LÓPEZ ITURRIAGA 18/09/2017


Que me perdonen los chefs famosos, pero la mayoría de sus libros de cocina no me resultan muy útiles. O tengo la sensación de que los ha escrito otra persona y que las recetas no están bien revisadas, o su nivel de exigencia culinaria me parece inalcanzable, con fórmulas que piden mil pasos, ingredientes difíciles de conseguir y un equipamiento más propio de elBulli Lab que de una cocina corriente y moliente.

Supongo que, en este último caso, no les puedo reprochar nada: más que educar a zotes como yo en los guisos del día a día, ellos tratan de mostrar lo que hacen en sus restaurantes, lo que es tan lícito como enseñar a hacer huevos fritos (y seguramente más interesante para personas con un nivel avanzado en la cocina). Ahora bien, como cocinillas de a pie, lo que me soluciona la vida son los libros prácticos con recetas no demasiado complejas, de eficacia probada y pensadas para un entorno doméstico. Y este género, por desgracia, no hay mucho chef de relumbrón que lo practique.

Naturalmente, hay excepciones. Los recetarios de Martín Berasategui. El Cocinar para ser feliz de Carme Ruscalleda. La comida de la familia, de Ferran Adrià. Y algunos otros. De entre todos ellos, tengo especial cariño a Las recetas de mi casa, de Andoni Aduriz. El chef de Mugaritz no puede dejar de ser vasco, y en sus platos veo cosas que me recuerdan a la comida de casa de mis padres (o al menos, a lo que aspiraba a ser). Además, creo que Aduriz recorre el descenso desde la alta cocina de vanguardia hasta el territorio de lo casero sin perder la elegancia, conservando el cuidado por el detalle pero evitando las complicaciones engorrosas. A sus platos no se les deshilachan las costuras como a la ropa para H&M de un diseñador famoso: siempre están buenísimos.

La ensalada de bonito y pimientos de hoy está sacada de ese libro, y adaptada ligeramente a mi gusto personal. Tiene pocos ingredientes, pero armonizan tan bien que el resultado es orgiástico. Os la traigo en tres formatos: uno para cuando no tienes demasiado tiempo, y otro para cuando quieres regodearte en el proceso, y otro para cuando te gusta subir el Tourmalet en la cocina. Elige la que más te ponga, pero intenta usar siempre bonito de buena calidad.

VERSIÓN "ME GUSTA COCINAR PERO SOY UN VAGO"

Ingredientes

Para 4 personas

  • 300 g de pimientos del piquillo en conserva
  • 300 g de bonito (a poder ser, ventresca)
  • 1 cebolleta
  • 3 dientes de ajo
  • 1 cucharada de perejil picado
  • 200 ml de aceite de oliva virgen extra
  • Vinagre
  • Sal
Preparación

  1. Escurrir los pimientos sobre un colador.
  2. Cortar la cebolla en juliana y cubrirla en un bol con vinagre y agua fría a partes iguales para que pierda fuerza.
  3. Pelar y cortar en láminas los dientes de ajo.
  4. Poner el aceite de oliva en una sartén grande con el ajo a fuego suave. Cuando empiecen a dorarse, retirarlos.
  5. Repartir los pimientos en la sartén y freír a fuego medio unos 10 minutos. Dar la vuelta y freír 10 minutos más. Sacar y reservar.
  6. Poner en un plato dos terceras partes de los pimientos. Añadir dos terceras partes del bonito troceado con las manos y de la cebolleta. Repetir el proceso con la tercera parte restante de pimientos, bonito y cebolleta, y decorar con cebollino picado.


VERSIÓN "SOY MUY COCINILLAS Y QUIERO LUCIRME"

Ingredientes

Para 4 personas

  • 500 g de pimientos rojos frescos
  • Todos los de la receta anterior salvo los pimientos en conserva
Preparación

  1. Poner los pimientos sobre una bandeja de horno y ponerlo a 200 grados.
  2. Dejar que se asen durante unos 50 minutos o hasta que la piel se ponga negra.
  3. Sacarlos, meterlos en una bolsa de plástico y cerrarla (el vapor hará que se pelen mejor). Dejarlos hasta que se templen.
  4. Sacarlos, pelarlos, trocearlos en tiras con las manos y escurrirlos.
  5. Seguir la receta anterior desde el paso 2.


VERSIÓN "SOY INSOPORTABLE Y LO QUIERO HACER TODO YO"

Ingredientes

  • 400 g de bonito fresco limpio de espinas (a poder ser, ventresca)
  • 200 ml de aceite de oliva
  • Todos los de la receta anterior
Preparación

  1. Confitar el bonito en el aceite poniéndolo en una sartén o cazuela a fuego mínimo, el tiempo justo para que se haga por dentro. Dejar enfriar.
  2. Seguir todos los pasos de la receta anterior.
https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2017/09/14/receta/1505398699_878391.html
 
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Parece fácil, pero tiene su intríngulis. ANA VEGA 'BISCAYENNE'



CÓMO PERFECCIONAR TUS ENSALADAS DE PASTA

¿Quieres que tu ensalada de pasta no parezca un triste táper de oficina gris? Pues sigue nuestros consejos, que el verano es la temporada alta de este plato fresco, rápido y sabroso.


ANA VEGA 'BISCAYENNE' 31/07/2017



Verano, 35 grados a la sombra. Con los muslos pegados a la silla de tu cocina, en la playa o en la oficina delante del ordenador es probable que estés pensando en comer ensalada de pasta. Fresquita, sí. Y normalmente también blanducha, sosa y con liquidillo avinagrado en el fondo del plato.

La ensalada de pasta es uno de esos platos que todo el mundo cree saber hacer y que, consecuentemente, sufre vejaciones sin límite. Y aunque en El Comidista somos muy partidarios de que cada cual cocine como le salga del pie, nos parece importante pregonar la buena nueva culinaria. De modo que aquí va una receta y unos cuantos consejos útiles para que tu triste ensalada de táper alcance, casi casi, la perfección.

¿Qué pasta uso?

Deja la pasta fresca —más delicada— para otro tipo de elaboraciones y aprovecha la amplia gama de pastas secas que hay a la venta. Lo mejor para la ensalada de pasta es usar pasta corta (para que sea más fácil pincharla con el tenedor) y con estrías o recovecos para acoger y retener con alegría el aliño.

Traducido: aparca espaguetis y tallarines y opta por fusilli o gemelli (en forma de espiral), orecchiette, conchiglie (conchas o tiburones), macarrones tubulares, penne, gigli o campanelle, que son los que veis en la foto superior. La pasta coloreada con espinacas o tomate es un clásico de las ensaladas, pero realmente el tono aporta entre cero y nada, así que actúa en consecuencia.

Usar farfalle o pajaritas es uno de los grandes errores que puedes cometer a la hora de hacer una ensalada: por mucho que la publicidad nos las venda como típicas de esta preparación, su forma hace que la cocción sea desigual en puntas y centro, y su superficie plana permite que el aliño resbale sobre ella como un tobogán. Lo que buscamos es adherencia, así que fuera pajaritas.

¿Cuezo la pasta normal, no?

Pues no, Pequeño Saltamontes. La pasta que se ha de consumir fría requiere una cocción determinada y ciertos cuidados especiales.

¿No has notado nunca que la pasta, una vez fría, está más dura de lo normal? También queda un poco chiclosa y eso ocurre porque al enfriarse, el almidón que contiene forma estructuras sólidas. Para evitarlo, lo mejor es cocer la pasta entre uno y dos minutos más del tiempo indicado para su elaboración al dente. De este modo, al perder temperatura, se endurecerá lo justo como para volver a tener una textura perfecta. Cocer la pasta de más va completamente en contra de los santos sacramentos de su cocción, pero es que no tiene nada que ver la pasta que se termina en sartén, bañada en salsa caliente, con una destinada a aguantar hasta dos días en el frigorífico.

La comida fría (ni os cuento si es recién sacada de la nevera) tiene menos sabor que la caliente, de manera que la condimentación debe ir con las tintas cargadas. Usa más sal de la normal al hervirla, al menos cucharada y media por litro de agua.

Para enfriar la pasta una vez esté cocida hay dos métodos. El primero, aunque está vetado para los platos calientes, tiene un pase ensaladero: refrescarla con agua fría del grifo en un colador. El segundo pasa por repartirla sobre una fuente y dejar que se atempere tranquilamente. En el segundo caso, retendrá más el sabor y se podrá acortar un poco el tiempo de cocción -para que no se pase-, pero hace falta una paciencia que no todo el mundo tiene. En cualquiera de las dos versiones es recomendable echar un hilito de aceite de oliva y remover, evitando así que se apelotone en formación.

Cuando esté a temperatura ambiente se puede guardar en un recipiente hermético dentro de la nevera para usarla en las siguientes 48 horas.

¿Le puedo echar de todo?

No deberías. Una ensalada de pasta no es un contenedor en el que meter todo aquello que tienes a medio usar en la nevera. Primero porque los sabores pueden matarse entre sí, y segundo porque juntar diferentes texturas puede pasar de ser interesante a horrible.

Por mucho que la llamemos ensalada, la ídem de pasta no es una ensalada al uso. No la trates igual que a una mixta ni amontones en ella verduras sin ton ni son, por más sanas que sean. Mejor verduras y hortalizas cocidas, asadas o a la plancha en vez de crudas: berenjenas, calabacines, espárragos, zanahoria, brócoli o calabaza quedan genial una vez blanqueados o pasados dos minutos por la sartén. Usa tomates cherry o de otro tipo, siempre que no tengan demasiado líquido, o úsalos secos y confitados en aceite. El pimiento rojo asado, casero o de bote es otra buena opción.

La lechuga u otras verduras de hoja deslucen el resultado, pero, si te empeñas, agrégalas en el último momento después de aliñar la ensalada. Corta los ingredientes a un tamaño similar al de la pasta y ten en cuenta que los que sean más pequeños (como maíz, guisantes o pasas) dificultarán la labor del tenedor o se quedarán para el final.

Debido a la sosez inherente a la comida fría, es recomendable usar ingredientes con un sabor destacado. No seas tímido con los encurtidos y atrévete a ir más allá del atún desmigado o el desgraciado surimi: echa mano de conservas y escabeches como sardinas, mejillones o pulpo. Si eres más de proteína carnívora puedes usar jamón, bacon o pollo cocido, pero también fuet, salami, rosbif o pollo especiado. El huevo cocido también puede ayudar, y en la receta de hoy además presta su yema para espesar el aliño.

En cuanto al queso, nada de términos medios. O fresco tipo mozarella, burrata, feta, ricotta o Burgos, o directamente curado rallado, como un parmesano. Los quesos sí-es-no-es formarán con el tiempo un pastiche pegajoso nada recomendable.

El aliño, con bien de mahonesa

Otro craso error ensalada-pastero. La pasta embadurnada en mahonesa o salsa rosa pierde toda su gracia y se acerca más a una ensaladilla bastarda que a otra cosa. El intríngulis está en que la ensalada de pasta no es una ensalada normal y necesita de un aliño acorde a su especificidad: espeso pero no vacaburro.

Olvídate del 3:1 de oliva-vinagre porque la pasta absorbe el ácido, mucho menos denso, antes que el aceite y es altamente probable que si usas un aliño normal, acabes con una ensalada avinagrada. Mal. Reduce el vinagre al mínimo (por ejemplo, en una proporción de 5:1) y, en todo caso, usa una vinagreta emulsionada con los trucos que enseñamos en este post. Una sospecha de mostaza, miel o mahonesa ayudará a conseguir un aliño ligado y espeso sin necesidad de ponerse vacaburro. El tahini disuelto con zumo de limón y un poco de agua también es una buena opción, igual que un par de cucharadas de yogur o una yema de huevo cocida.

Usa hierbas sin miedo. Frescas finamente picadas (en un pesto de albahaca, perejil o menta) o secas en abundancia alegrarán cualquier ensalada. Agrégalas al aliño y atrévete también con ralladura de limón o especias como pimentón, comino y curry.

Aliñada de víspera, para que vaya cogiendo mojo

Nuevo error. La pasta, aunque esté cocida, sigue absorbiendo líquido si está en contacto con él, y la mejor manera de acabar con una ensalada aguachinada e incomible es aliñándola con antelación. Una hora es aceptable, dos a duras penas, más no.

Mezcla la pasta con el resto de ingredientes (siempre que no sean propensos a soltar liquidurrios) y deja el aliño para el final o llévatelo en un recipiente aparte a la playa o la oficina. Mezcla todo con cuidado y siempre, siempre, deja que la pasta se atempere ligeramente antes de comerla: no hay nada peor que una ensalada de pasta sacada directamente de la nevera.

Dificultad

Cero ensaladero.

Ingredientes

Para 4 personas

  • 240 g de pasta seca
  • Media pechuga de pollo
  • Especias para el pollo: orégano, tomillo, pimentón dulce, pimienta negra
  • 2 huevos
  • 50 g de aceitunas negras aliñadas
  • 2 tomates confitados en aceite
  • 1 diente de ajo
  • 1 cucharada de albahaca picada
  • Sal
  • 5 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
  • 1 cucharada de vinagre
  • 2 tomates
Preparación

  1. Cocer la pasta en abundante agua con sal un minuto más del tiempo indicado en el paquete. Colar, regar con un poco de aceite de oliva, remover y dejar enfriar.
  2. Cocer dos huevos durante 12 minutos en agua hirviendo.
  3. Espolvorear la pechuga de pollo con sal, pimienta negra molida, un poco de pimentón, orégano y tomillo.
  4. Cocinar el pollo a la plancha en una sartén con una cucharada de aceite. A fuego medio-bajo y dejando que se haga lentamente por todos lados. Envolver la carne en papel de aluminio haciendo un paquete cerrado y dejar que se enfríe entre 10 y 15 minutos.
  5. Cortar los huevos cocidos, sacar las yemas y cortar las claras en láminas o dados.
  6. Machacar el diente de ajo en un mortero con una pizca de sal y las yemas cocidas. Una vez obtenida una pasta, se agrega la albahaca, los tomates confitados y la mitad de las aceitunas (ya deshuesadas) y se sigue triturando.
  7. Añadir el vinagre, mezclar y añadir el aceite, emulsionando bien.
  8. Cortar la pechuga en trozos o filetes finos.
  9. Mezclar la pasta, la carne, el resto de las aceitunas, la clara de huevo y el tomate fresco.
  10. Echar el aliño, revolver y servir.

https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2017/07/18/receta/1500369558_219176.html
 
Espinacas a la catalana, la receta más sencilla para una cena saludable
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Hoy vamos a preparar un plato muy sano y sabroso ideal como receta ligera, fácil y rápida. Se trata de lasespinacas a la catalana, la receta más sencilla para una cena saludable, que viene bien en esta época del año cuando nos lucimos más en traje de baño.

Es una receta que combina los frutos secos y las pasas con las hojas verdes rehogadas en crudo, por lo que en menos de 20 minutos podemos tenerlo listo para llevar a la mesa y sorprender a todos con este delicioso plato lleno de contrastes de sabores y texturas, con ese dulce, salado, crujiente y verde.



Ingredientes
Para 4 personas
  • Espinaca fresca500 g
  • Piñones50 g
  • Diente de ajo1
  • Uvas pasas sultanas50 g
Cómo hacer espinacas a la catalana
Dificultad: Fácil
  • Tiempo total20 m
  • Cocción20 m
En una sartén con una cucharada de aceite de oliva, salteamos las hojas de espinacas hasta que pierdan toda el agua. Tardaremos unos 15 minutos en tenerlas a punto, viendo como pierden más de la mitad de su volumen en este paso.

Reservamos las espinacas y en la misma sartén, tostamos los piñones. Cuando empiecen a tomar color,añadimos también las pasas y el diente de ajo muy picado. Salteamos un minuto y reincorporamos las espinacas reservadas.

Mezclamos bien todos los ingredientes meneando la sartén y tras uno o dos minutos más para que todo esté bien caliente, pasamos el contenido de la sartén a una fuente y llevamos a la mesa inmediatamente.

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Con qué acompañar las espinacas a la catalana
Las espinacas a la catalana son perfectas para usar como guarnición o como entrante y mucho mejores para tomar como plato único cuando queremos hacer una cena ligera y saludable. Puedes acompañarlas de un postre sencillo o un yogur y una pieza de fruta y no necesitarás más gracias a su efecto saciante.
https://www.directoalpaladar.com/re...-catalana-receta-sencilla-para-cena-saludable
 
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CEBOLLA AL PUÑETAZO

Una técnica sacada de una antigua merienda de payeses que no solo nos permite comernos una cebolla dulce, melosa y que sienta bien, sino también liberarnos del estrés atizándole puñetazos.


No me atrevería a llamar receta a lo que propongo hoy, pero sí a deciros que puede cambiar la vida de la gente a la que no le gusta la cebolla –niños incluidos– o a la que tiene problemas para digerirla. Porque ésta cebolla al cop de puny -literalmente, "al puñetazo" en catalán-, es una buenísima manera de conseguir que la hortaliza en cuestión no pique y no sea indigesta. Este no-plato es de una merienda típica de payeses del año de la polka en Cataluña, y cuando al preguntar en redes si se hacía en otros sitios me dijeron que no (si hay sitios en los que sí, contadmelo en los comentarios, por favor) pensé que era injusto no compartirlo con el mundo.

Básicamente se trata de aplastar una cebolla cortada a lo bruto dándole puñetazos hasta que suelte gran parte de su jugo -ahí ya se va parte del picor y la digestión complicada-, aliñarla y dejarla reposar un rato para que el aceite y, sobre todo, el vinagre terminen el proceso. El resultado es una cebolla dulce, melosa, nada agresiva y un pelín ácida que dan ganas de comerse a cucharadas.

Es importante ser rápido en el proceso de darle lo suyo a la cebolla, porque el líquido que soltará es el que desencadena el proceso que hace que nos piquen los ojos y la garganta mientras la cortamos, pero a lo grande. Así que hacedlo con la cocina bien ventilada o directamente al aire libre, si tenéis una terraza o similiar. En cuanto terminéis poned el paño empapado en agua y enjuagadlo un poco: si os olvidáis y lo dejáis por enmedio vais a llorar más que con el final de Un monstruo viene a verme.

La versión de la foto lleva aceitunas variadas, porque con ellas y sobre una rebanada de pan de hogaza tostado es una de las maneras más típicas y sencillas de comerla (y mi favorita, debo decir). Pero, además de comerse tal cual, esta cebolla apta para todos los públicos tiene infinitas aplicaciones: puede acompañarse de anchoas, bacalao desalado, patata cocida o legumbres y pimiento rojo y verde, un buen tomate y muchísimas otras cosas.

La cebolla aguanta bien en la nevera cuatro o cinco días -aunque se pone un poco más melosa en el proceso, lo cual no es para nada malo- así que vale la pena preparar un poco más y tener una reserva dispuesta a alegrarnos el aperitivo, cualquier bocata o la ensalada (que incluso podremos zamparnos en el trabajo sin tener un incidente diplomático cebollero).

Dificultad

Se trata de darle puñetazos a una cebolla: no es ni cocinar.

Ingredientes

  • 2 cebollas de Figueras, blancas, tipo Fuentes o moradas
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Vinagre de vino blanco, jerez o manzana
  • Sal
  • Pan de hogaza, aceitunas, anchoas, bacalao desalado, tomate de ensalada…
Preparación

  1. Pelar las cebollas, partirlas por la mitad a lo largo y cortarlas en tiras no muy finas (entre 3 y 5 mm).
  2. Envolver las cebollas en un trapo de algodón limpio, ponerlo sobre la encimera de la cocina y machacarlo con el puño hasta que haya soltado gran parte del líquido.
  3. Poner la cebolla en un plato –y el paño en abundante agua– y aliñar con vinagre, aceite y sal al gusto. Dejar reposar entre media y una hora para que coja bien el sabor del aliño -y deje de picar del todo- y servir con el acompañamiento deseado.
https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2017/03/14/receta/1489490953_681118.html



 
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TORTILLA DE BACALAO

Parece mentira que, siendo el jefe supremo de este cotarro un bilbaíno, no hubiese aquí todavía una receta para hacer tortilla de bacalao. En su defensa puede alegar que sí contáis con fórmulas para hacer pimientos rellenos de bacalao y una zurrukutuna (sopa de ajo con ídem) excelsa, y con múltiples recetas que tienen —ya en fresco, ya momificado y posteriormente desalado— el bacalao como protagonista. De modo que se lo pasaremos por alto, sobre todo porque la tortilla de Gadus morhua es muy sencilla de hacer y casi casi no hacen falta ni instrucciones.

Como todos los platos supuestamente sencillotes -¡ay, esos huevos fritos, ese filete!-, la tortilla cuenta con varias escuelas de interpretación y apreciación: que si poco hecha, que si con ajo o sin ajo, con puntillo picante o sin él… Estos ojos míos han visto tortillas de bacalao para dos personas con 12 huevos y discusiones acaloradas acerca de si el pimiento verde se puede considerar canon o no. Es decir, que tiene más intríngulis del que uno piensa y más maestrillos que librillos. Yo voy a ser laxa, primero porque creo en las recetas flexibles, y segundo porque al final hacéis lo que os da la gana y total, la vais a adaptar a vuestro gusto ponga aquí lo que ponga.

La clave del asunto está en usar un buen bacalao bien desalado. Aquí ya os explicamos cómo hacerlo, teniéndolo en agua 48 horas y cambiando el líquido de vez en cuando, pero si en vez de trozos gruesos tenéis recortes finos podéis hacerlo en menos tiempo e incluso debajo del grifo de agua fría. No tengáis miedo a probar un trocito crudo para comprobar el punto de sal: el bacalao tiene que estar de-sa-la-do, no saber a salmuera. También podéis comprarlo desalado y desmigado, claro, o poneros el mundo por montera y usar otro tipo de pescado; yo no me chivaré. Existen dos filosofías tortilliles,encarnadas por sendas recetas de David de Jorge y Martín Berasategui: la primera cuece el bacalao aparte y la segunda lo cocina en la sartén junto a la verdura. Tanto monta, monta tanto, podéis utilizar cualquiera de los dos métodos porque los resultados son similares.

En cuanto a las verduras, es cierto que la cebolla es imprescindible, pero yo meto en el mismo saco al pimiento verde y hay quien le pone ajo laminado, puerro o ajetes frescos. Lo importante es pocharlos bien y que, aunque no lleguen al punto de caramelización, aporten cierta dulzura y jugosidad. Veréis recetas que recomiendan sofreír la cebolla entre 30 y 60 minutos, muy tradicionales y muy de sidrería vasca de toda la vida, pero poco prácticas para la vida diaria. Existen varios trucos para pochar cebolla de manera rápida, y yo uso dos combinados: cocinarla previamente en el microondas para que suelte el agua de vegetación y luego añadir agua poco a poco en la sartén para que los azúcares se repartan. En diez minutos y con poco aceite tienes una carretada de cebolla óptimamente pochada para proceder a hacer la tortilla con ella.

¿Qué más quieres? El punto de la tortilla se puede ajustar a cualquier paladar y a distintos grados de fobia al huevo baboso. La tradición en Euskadi manda que la tortilla de bacalao esté poco hecha, pero si te da yuyu tan sólo tendrás que hacerla a temperatura más baja y dejando que esté más tiempo al fuego por cada lado.

Dificultad

La de darle la vuelta sin que se te desparrame, a lo Perurena.

Ingredientes

Para 4 personas

  • 2 pimientas de cayena
  • 350 g de cebolla
  • 1 pimiento verde italiano
  • 250 g de bacalao desalado y escurrido
  • 5 huevos
  • Sal
  • Aceite de oliva
Preparación

  1. Cortar la cebolla y el pimiento en juliana fina. Meterlos en un bol con un pellizco de sal, tapar con film resistente al microondas y cocínalos en el micro a potencia alta, 4 minutos.

  2. Calentar en una sartén grande tres cucharadas de aceite de oliva y freír las cayenas un par de minutos, para que dejen picorcillo. Retirarlas.

  3. Destapar el bol con la cebolla y el pimiento, eliminar el líquido que hayan soltado y verter la verdura sobre la sartén con el aceite caliente. Remover bien y dejar que se tueste ligeramente.

  4. Añadir un chorrito de agua, remover y dejar que se siga sofriendo. Agregar más líquido si la verdura se agarra a la sartén y cocinarla hasta que esté suave y uniformemente dorada.

  5. Para el bacalao: opción 1) trocearlo finamente y cubrir de agua fría en un cazo, calentar hasta que hierva y calcular unos dos minutos de cocción a partir de ese momento. Opción 2) añadir el bacalao a la sartén cuando la cebolla y el pimiento estén casi listos y rehogarlo todo junto unos minutos.

  6. Dejar que la verdura y el pescado se enfríen ligeramente, para que la tortilla no se cuaje antes de hora. Batir los huevos -no demasiado-, sazonarlos y mezclar con el sofrito templado.

  7. Calentar en una sartén limpia a fuego medio-alto una pizca de aceite, extenderlo bien y añadir la mezcla de la tortilla. Dejar que se cuaje un lado, darle la vuelta con la ayuda de un plato y cocinar la tortilla por el otro lado. (Si se prefiere más seca por dentro, cuajarla a fuego lento).

    https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2018/01/22/receta/1516622448_393187.html
 
Coca ibicenca de pimientos rojos asados. Receta
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Esta receta de coca ibicenca de pimientos rojos asados es típica de mi isla, pero en todo el Mediterráneo se preparan delicias parecidas, como la coca de recapte de Cataluña o la pizza italiana. Mi compañero Manu ya os trajo hace un tiempo la versión mallorquina de coca de trempó, cuya masa, como podéis ver, es muy parecida a la mía.

Os aseguro que no hay nada como poder preparar esta receta con pimientos asados en fuego de leña, como he podido comprobar desprenden un aroma especial, pero como no siempre tenemos esta posibilidad al alcance es igual de válido (y caluroso) asarlos en el horno.

Ingredientes para un molde de 25x35 cm
  • Ingredientes para la masa: 50 g de aceite de oliva, 100 g de agua, 50 g de manteca de cerdo a temperatura ambiente, 20 g de levadura, 300 g de harina de fuerza, 1 pellizco de azúcar, 1 cucharadita de sal.

  • Ingredientes para el relleno: 3 pimientos rojos asados, pelados, despepitados y cortados a tiras, 3 ajos, 1/2 manojo de perejil, aceite y sal, pimentón dulce y 1 bote pequeño de aceitunas rellenas.
Cómo hacer coca ibicenca de pimientos rojos asados
Empezamos poniendo en un bol grande los ingredientes líquidos de la masa. Añadimos la levadura desmenuzada, el pellizco de azúcar, la sal, la harina y removemos con una cuchara hasta que se integre todo.

Sacamos la masa sobre la mesa de trabajo y amasamos hasta conseguir una masa elástica y algo pegajosa, pero bien integrada. Si es necesario podemos añadir un poco más de harina, pero siempre poco a poco.

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Dejamos reposar un poco la masa. Mientras mezclamos en un bol los pimientos con los ajos y el perejil picados, después lo aliñamos todo con sal, un generoso chorro de aceite de oliva y lo espolvoreamos con pimentón dulce.

Extendemos la masa y forramos con ella un molde rectangular. Repartimos por encima el relleno y las aceitunas. Por último, horneamos la coca durante media hora o hasta que esté bien dorada a horno precalentado a 180ºC.

Tiempo de elaboración | 1 hora Dificultad | Fácil

Degustación
Con esta receta de coca ibicenca de pimientos rojos asados podemos tener solucionada perfectamente una comida de verano si la acompañamos con una completa ensalada. Para cenar no os la aconsejo, pues los pimientos asados son un poco pesados. Si lo preferís, en lugar de usar un molde grande y cortar porciones también podemos usar moldes redondos individuales.
https://www.directoalpaladar.com/recetas-de-panes/coca-ibicenca-de-pimientos-rojos-asados-receta
 
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TORTILLA DE BACALAO


  • Parece mentira que, siendo el jefe supremo de este cotarro un bilbaíno, no hubiese aquí todavía una receta para hacer tortilla de bacalao. En su defensa puede alegar que sí contáis con fórmulas para hacer pimientos rellenos de bacalao y una zurrukutuna (sopa de ajo con ídem) excelsa, y con múltiples recetas que tienen —ya en fresco, ya momificado y posteriormente desalado— el bacalao como protagonista. De modo que se lo pasaremos por alto, sobre todo porque la tortilla de Gadus morhua es muy sencilla de hacer y casi casi no hacen falta ni instrucciones.

    Como todos los platos supuestamente sencillotes -¡ay, esos huevos fritos, ese filete!-, la tortilla cuenta con varias escuelas de interpretación y apreciación: que si poco hecha, que si con ajo o sin ajo, con puntillo picante o sin él… Estos ojos míos han visto tortillas de bacalao para dos personas con 12 huevos y discusiones acaloradas acerca de si el pimiento verde se puede considerar canon o no. Es decir, que tiene más intríngulis del que uno piensa y más maestrillos que librillos. Yo voy a ser laxa, primero porque creo en las recetas flexibles, y segundo porque al final hacéis lo que os da la gana y total, la vais a adaptar a vuestro gusto ponga aquí lo que ponga.

    La clave del asunto está en usar un buen bacalao bien desalado. Aquí ya os explicamos cómo hacerlo, teniéndolo en agua 48 horas y cambiando el líquido de vez en cuando, pero si en vez de trozos gruesos tenéis recortes finos podéis hacerlo en menos tiempo e incluso debajo del grifo de agua fría. No tengáis miedo a probar un trocito crudo para comprobar el punto de sal: el bacalao tiene que estar de-sa-la-do, no saber a salmuera. También podéis comprarlo desalado y desmigado, claro, o poneros el mundo por montera y usar otro tipo de pescado; yo no me chivaré. Existen dos filosofías tortilliles,encarnadas por sendas recetas de David de Jorge y Martín Berasategui: la primera cuece el bacalao aparte y la segunda lo cocina en la sartén junto a la verdura. Tanto monta, monta tanto, podéis utilizar cualquiera de los dos métodos porque los resultados son similares.

    En cuanto a las verduras, es cierto que la cebolla es imprescindible, pero yo meto en el mismo saco al pimiento verde y hay quien le pone ajo laminado, puerro o ajetes frescos. Lo importante es pocharlos bien y que, aunque no lleguen al punto de caramelización, aporten cierta dulzura y jugosidad. Veréis recetas que recomiendan sofreír la cebolla entre 30 y 60 minutos, muy tradicionales y muy de sidrería vasca de toda la vida, pero poco prácticas para la vida diaria. Existen varios trucos para pochar cebolla de manera rápida, y yo uso dos combinados: cocinarla previamente en el microondas para que suelte el agua de vegetación y luego añadir agua poco a poco en la sartén para que los azúcares se repartan. En diez minutos y con poco aceite tienes una carretada de cebolla óptimamente pochada para proceder a hacer la tortilla con ella.

    ¿Qué más quieres? El punto de la tortilla se puede ajustar a cualquier paladar y a distintos grados de fobia al huevo baboso. La tradición en Euskadi manda que la tortilla de bacalao esté poco hecha, pero si te da yuyu tan sólo tendrás que hacerla a temperatura más baja y dejando que esté más tiempo al fuego por cada lado.

    Dificultad

    La de darle la vuelta sin que se te desparrame, a lo Perurena.

    Ingredientes

    Para 4 personas
    • 2 pimientas de cayena
    • 350 g de cebolla
    • 1 pimiento verde italiano
    • 250 g de bacalao desalado y escurrido
    • 5 huevos
    • Sal
    • Aceite de oliva
    Preparación
    1. Cortar la cebolla y el pimiento en juliana fina. Meterlos en un bol con un pellizco de sal, tapar con film resistente al microondas y cocínalos en el micro a potencia alta, 4 minutos.

    2. Calentar en una sartén grande tres cucharadas de aceite de oliva y freír las cayenas un par de minutos, para que dejen picorcillo. Retirarlas.

    3. Destapar el bol con la cebolla y el pimiento, eliminar el líquido que hayan soltado y verter la verdura sobre la sartén con el aceite caliente. Remover bien y dejar que se tueste ligeramente.

    4. Añadir un chorrito de agua, remover y dejar que se siga sofriendo. Agregar más líquido si la verdura se agarra a la sartén y cocinarla hasta que esté suave y uniformemente dorada.

    5. Para el bacalao: opción 1) trocearlo finamente y cubrir de agua fría en un cazo, calentar hasta que hierva y calcular unos dos minutos de cocción a partir de ese momento. Opción 2) añadir el bacalao a la sartén cuando la cebolla y el pimiento estén casi listos y rehogarlo todo junto unos minutos.

    6. Dejar que la verdura y el pescado se enfríen ligeramente, para que la tortilla no se cuaje antes de hora. Batir los huevos -no demasiado-, sazonarlos y mezclar con el sofrito templado.

    7. Calentar en una sartén limpia a fuego medio-alto una pizca de aceite, extenderlo bien y añadir la mezcla de la tortilla. Dejar que se cuaje un lado, darle la vuelta con la ayuda de un plato y cocinar la tortilla por el otro lado. (Si se prefiere más seca por dentro, cuajarla a fuego lento).

      https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2018/01/22/receta/1516622448_393187.html

 
Cómo cocinar pochas frescas a la navarra. Receta
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En general, se suele llamar pochas a las alubias -judías, habichuelas- cuando se sacan de la vaina y no se ponen a secar sino que se cocinan frescas. Con este producto te temporada se puede hacer esta receta de pochas frescas a la navarra que sin duda os gustará.

Se trata de un plato sencillo de cuchara, que se suele cocinar sin añadir tropezones o sacramentos cárnicos y que está también muy rico si se acompaña de almejas o de alguna pieza de pescado como el rape o de marisco como gambas o langostinos. En esta ocasión, las vamos a hacer viudas, es decir solamente con un pimiento, un tomate y los dientes de ajo, para no alterar su sabor y disfrutarlas tal cual, con la receta clásica.

Ingredientes
Para 4 personas
  • Pochas o alubias frescas 500 g
  • Pimiento verde italiano 1
  • Tomate 1
  • Pimiento choricero 15 g
  • Dientes de ajo 3
  • Cebolla 1
Cómo hacer pochas frescas a la navarra
Dificultad: Fácil
  • Tiempo total 1 h
  • Elaboración 15 m
  • Cocción 45 m
Como estas alubias frescas no necesitan un remojo previo, tienen la ventaja de que están listas en poco tiempo, por lo que podemos hacerlas en el día. La cocción de estas legumbres cuando están muy frescas -incluso verdes- solo requiere unos 35-40 minutos por lo que prácticamente podemos hacerlas en el momento. Comenzamos picando el pimiento, los dientes de ajo y la cebolla en trozos pequeños, para hacer un sofrito o base de nuestro potaje de pochas. Lo hacemos a fuego lento y añadimos el tomate cortado en cuartos.

Damos una vuelta a todo e incorporamos las pochas y cubrimos con agua fría sobrepasando un par de centímetros. Entonces dejamos que cueza a fuego lento, manteniendo un ligero borboteo en el agua pero sin dejar que hierva de forma violenta para que no se nos rompan las pochas. No es necesario enfriar o pasmarlas con agua fría dos o tres veces como cuando hacemos fabada.

Cuando las pochas estén bien tiernas, lo que puede tardar entre 45 minutos y una hora o algo más si no son tan frescas, sacamos el tomate, lo ponemos sobre un colador y presionamos con el cacillo de servir, "escachando" el tomate y repartiéndolo sobre las pochas. Añadimos también el pimiento choricero y dejamos cocer otros quince minutos.

Hay quien saca los tomates, los pimientos y algunas pochas con un poco de caldo, los tritura en la batidora y después los incorpora al caldo para que quede más trabado. A mí me gusta más el sistema del colador y encontrarme algún tropezón de pimiento y cebolla entre las pochas. Cuestión de gusto. Para terminar, removemos, probamos y rectificamos de sal y ya está el plato listo para llevar a la mesa.

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Con qué acompañar las pochas frescas a la navarra
Como en otras recetas de potaje de legumbres, este plato de cuchara va muy bien como plato único y mejora si se sirve con una guindilla o piparra encurtida en cada plato. Si no has probado nunca esta receta de pochas frescas a la navarra, te gustará descubrir este plato con esta receta ligera y sin grasas ni proteínas animales. Ya nos contaréis.
https://www.directoalpaladar.com/re...mo-cocinar-pochas-frescas-a-la-navarra-receta
 
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