RECETAS DE COCINA

CUSCÚS DE COLIFLOR CON NARANJA Y ANACARDOS


Cuscús de coliflor con naranja y anacardos



Dificultad

No hay que ser hijo de Adrià.

Ingredientes

Para 4 personas

  • 1 coliflor mediana bien tiesa y fresca
  • 2 naranjas
  • 1/2 limón
  • 75 gr. de anacardos
  • 1 cucharada de comino en grano
  • 1 cucharadita de pimentón
  • 2 cucharadas de cilantro picado
  • Aceite de oliva extra virgen
  • Sal y pimienta recién molida
Preparación

1. Poner agua abundante con sal a hervir en una cazuela.

2. Cortar la coliflor dejando sólo los ramilletes y eliminando todo el tronco (éste se puede usar para una crema de verduras, por ejemplo). Si se tiene un robot de cocina o una batidora americana, cortar las flores en trozos pequeños y triturarlas en tandas no muy grandes, hasta que quede una especie de cuscús de coliflor. Si no se tiene robot, se puede hacer con cuchillo, cortando las flores en láminas muy finas y luego picando.

3. Escaldar el cuscús de coliflor durante 30 segundos a partir de que el agua vuelva a hervir. Pasar por agua fría para cortar la cocción, escurrir bien y reservar.

4. Pelar las naranjas a lo vivo (ver vídeo) para obtener los gajos limpios de piel. Obtener el jugo de los restos exprimiéndolos con las manos sobre un bol. Añadir un chorrito de aceite de oliva, el zumo del limón, sal y pimienta.

5. Lavar los anacardos para eliminar el exceso de sal.

6. Tostar el comino en grano en una sartén grande con tres cucharadas de aceite a fuego medio-suave hasta que suelte su aroma. Añadir los anacardos y dejar un minuto. Sumar el cuscús de coliflor y el pimentón. Rehogar todo 5 minutos removiendo de vez en cuando. Rectificar de sal.

7. Servir el cuscús decorado con los gajos de naranja y el cilantro, y con un bol con el aliño de naranja para que cada comensal se eche dos o tres cucharadas sobre su ración.

 
Risotto de mejillones


Risotto de mejillones.




RISOTTO DE MEJILLONES

AUTOR: Martín Berasategui
CATEGORÍA: Arroces

INGREDIENTES
  • 180 g de arroz para Risotto
  • 1 litro de fumet
  • 300 g de jugo de los mejillones
  • 30 g de mantequilla en dados
  • 40 g de cebolleta picada
  • 30 g de nata montada.
  • 1 cucharadas de aceite de oliva
  • 8 cl de vino blanco
INGREDIENTES PARA LA GUARNICIÓN
  • 28 mejillones limpios y raspados
  • 1 chalota picada
  • 1 diente de ajo aplastado
  • 20 gr de hojas de perejil picado
  • 5 ramas de perejil
  • 10 gr de mantequilla
  • 2 Cucharadas de aceite de oliva
  • 8 cl de vino blanco
ELABORACIÓN
  1. En la cazuela, sudaremos 1 minuto la chalota picada, el ajo aplastado y los rabos de perejil a fuego vivo con los 10 g de mantequilla y las 2 cucharadas de aceite de oliva.
  2. Agregamos los mejillones y mojamos con los 8 cl de vino blanco, tapamos y dejamos cocinar unos 30 segundos hasta que abran.
  3. De seguido, escurrimos reservando el caldo y retiramos la concha.
  4. Rociamos con una cucharada de jugo de cocción, 20 g de perejil picado y reservar.
  5. Mezclar 1 litro de fumet con los 300 g de jugo del mejillón y poner a hervir.
  6. En una cazuela, sudar los 40 g de cebolleta picada con los 10 g de mantequilla y 1 cucharada de aceite de oliva.
  7. Agregamos el arroz, una pizca de sal y nacarar 2 minutos.
  8. Mojamos con el vino blanco y reducir a seco.
  9. Cubrimos con el jugo hirviente y contar de 18 a 20 minutos sin dejar de remover.
  10. Comprobamos la cocción del arroz, apartamos del fuego, incorporamos 20 g de mantequilla restante y 30 g de nata montada.
  11. Verificaremos el punto de sal y emplatamos el Risotto coronando con los mejillones reservados.
 
Albondigas de Berenjena en Salsa Napolitana. Receta fácil y sabrosa

Las Albóndigas de Berenjena en Salsa Napolitana es una receta fácil y muy sabrosa, al mismo tiempo que saludable. Nos encajará perfectamente como una entrante, un segundo ó incluso una cena como plato único. Estas albóndigas vegetarianas les encantará tanto a niños como a adultos reticentes de comer verduras, pues vienen muy aderezadas y acompañadas con esta Salsa Napolitana, que les aporta mucho sabor y jugosidad, por lo que las hará irresistibles. Sin duda una forma diferente de disfrutar las berenjenas. Espero que os guste :) Los ingredientes que necesitais para hacer las Albóndigas de Berenjena con Salsa Napolitana para 4 personas (Salen 15 -16 Unidades) serán:


500 GRAMOS DE BERENJENA (1 Ó 2 BERENJENAS)
1 KG DE TOMATES FRESCOS
4 TOMATES DE PERA Y 3 TOMATES DE RAMA
2 CUCHARADAS DE TOMATE CONCENTRADO
1 CEBOLLA DULCE
2 AJOS
1 HUEVO
100 GRAMOS DE PAN RALLADO
50 GRAMOS DE HARINA
1 RAMILLETE DE PEREJIL FRESCO
1 RAMILLETE DE ALBAHACA FRESCA
1 CUCHARADITA DE ORÉGANO SECO Ó FRESCO
4-5 CUCHARADAS DE ACEITE DE OLIVA VIRGEN EXTRA
PIMIENTA NEGRA Y SAL AL GUSTO



 
MENÚ PARA HOY: PASTA CON PESTO DE CUALQUIER COSA



Pesto que te quiero pesto



En pleno enclaustramiento, ofrecemos una sección diaria para disfrutar de la cocina en casa. Una técnica sencilla pero poco conocida, sus aplicaciones en recetas concretas, y un menú completo de comida y cena.



MÒNICA ESCUDERO
18/03/2020

Tercer día de recogimiento, alguno más para los que lo hicimos el viernes: ya le hablamos al perro o el gato con absoluta normalidad -y ellos nos contestan-, tenemos la casa como una patena y hemos hecho bricolaje y ejercicio en casa cada día (antes pisábamos mucho más el bar que el gimnasio, pero mejor no pensar en esos días felices). Cocinar empieza a ser uno de esos momentos donde la rutina es reconfortante, y hoy nos disponemos a preparar un aderezo para pasta sencillísimo y que admite infinitas variantes: el pesto.

Cualquier cosa sirve para hacer pesto
El pesto es probablemente la salsa más fácil y rápida de hacer para acompañar una pasta: basta con triturar unos cuantos ingredientes y la tienes lista, sin necesidad de sartenes, cazuelas o fuegos. Los puristas más pelmazos te dirán que debes usar albahaca, piñones, ajo, parmesano y aceite de oliva, y tendrán razón si se refieren al pesto genovés. Pero si le quitas ese adjetivo, esta salsa admite incontables variantes, siempre que respetes su proporción de frutos secos y hierbas frescas, no las tritures demasiado y no añadas el aceite -poco a poco- y el queso rallado hasta el final del proceso. Asegúrate de que tiene una buena capa de aceite por encima para que no se seque y consúmelo en el plazo máximo de una semana: si vives solo puedes preparar la mitad de la cantidad indicada en la receta, o dejar la mitad en el congelador en un tarro bien cerrado y removerlo bien al descongelarlo para que recupere la textura.

¿Cómo se prepara?
¿Te parece todo muy bien pero no tienes ni idea de cómo enfrentarte a esta preparación, alma de cántaro? Aquí tienes un pequeño tutorial para aprender a prepararlo en la versión que más te guste, partiendo de la base del clásico genovés; y justo debajo la receta escrita, por si los vídeos te dan alergia hasta cuando no tienes nada mejor que hacer:

PESTO GENOVÉS

  • 150 g de albahaca
  • 50 g de piñones
  • 30 g de parmesano rallado
  • 30 g de queso pecorino o de oveja rallado
  • 150 ml de aceite de oliva virgen extra
  • 1 diente de ajo
  • Sal gorda
Preparación

  1. Trocear las hojas con los dedos eliminando los tallos
  2. Tostar un poco los piñones y triturarlos con el ajo. Añadir la albahaca y triturar.
  3. Incorporar el aceite poco a poco mientras mezclas. Añadir el queso y mezclar.
¿Puedo tunearlo?

Como diría Buzz Lightyear: hasta el infinito y más allá. ¿Tienes restos de las bolsas de frutos secos que compraste para picar algo sano durante el confinamiento? Aquí tienes tres ideas más para darles salida con un pesto de remolacha y pistacho, otro de tomate seco y avellanas, de ají, anacardos y parmesano y para rematar uno de piñones, como el clásico, pero con anchoas y perejil. Y aquí otro par, por si te quedas sin ideas: un pesto rojo de tomate y almendras y una versión con cilantro y avellanas. Bonus track para los aprovechateguis: las hojas de los manojos de zanahorias, que habitualmente acaban en la basura, sirven para este menester. Si no comes queso, la levadura nutricional puede aportar un golpe de intensidad bastante similar.

¿Con qué me los puedo comer?

Pues prácticamente como te dé la gana: además de usarlo en platos de pasta -la alargada es la que le va mejor- puede ser un estupendo aliado para comer más verdura. Aligerado con un poco más de zumo de limón y aceite funciona como una sabrosísima vinagreta, que puede alegrar desde unas vainas con patatas o unos guisantes al vapor hasta cualquier verdura que haya pasado por el horno. Boniato, pimiento, zanahorias, alcachofas o berenjenas: todos se vienen arriba con esta vinagreta pestosa, igual que las ensaladas.

Si estás hasta el kiwi de desayunar cada día lo mismo, unta una capa generosa de pesto sobre una tostada y ponle encima bastantes rodajas finas de tomate (puedes ponerle también aguacate, así de paso la subes a Instagram y te entretienes un ratito). También puede animar una pechuga o un contramuslo de pollo a la plancha, y las versiones sin queso -también aligeradas, en este caso- le quedan genial al pescado blanco o azul y a las gambas o langostinos.

VIDEO:https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2020/03/17/receta/1584448066_829795.html
 
MENÚ PARA HOY: EL MATRIMONIO FELIZ DE ESPINACAS Y FRUTOS SECOS
Existen pocas verduras más fáciles de cocinar que las espinacas: basta con echarlas en una sartén con un poco de aceite y esperar a que se hagan. ¿Sus mejores amigos? Las frutas y los frutos secos.




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Espinacas a la catalana de dos maneras. / MIKEL LÓPEZ ITURRIAGA / UNTO



MIKEL LÓPEZ ITURRIAGA 20/03/2020


Si cuando piensas en espinacas todavía te vienen a la cabeza el mejunje recocido verde militar que te ponían de pequeño en el comedor del cole, podemos ayudarte con ese trauma. Si en cambio esta verdura ya te chifla y la amas con la fuerza de los mares, quizá te descubramos una fórmula que no conocías. Para haters y lovers, nuestra apuesta tiene dos bazas: el salteado y los frutos secos.

El fin de las espinacas tristes

Antes que nada, quede claro que hablamos de espinacas frescas (en manojo o de bolsa), no congeladas. No tenemos nada contra estas últimas -funcionan bien para cremas, croquetas o canelones-, pero no sirven para lo que queremos hacer hoy, que es saltearlas. Tampoco estamos en contra de las espinacas cocidas, que están buenas si las dejas el mínimo tiempo en el agua hirviendo con mucha sal, pero el salteado tiene una ventaja importante: es más rápido y permite cocinar la verdura y los ingredientes que la aderezan en una sola sartén.

Las espinacas combinan bien con muchas cosas (hola, panceta, bacon y setas), pero nuestra apuesta personal son los frutos secos. No estamos descubriendo el circonio ni estrujando nuestro genoma creativo: existe un plato tradicional de toda la vida de dios en el recetario español que usa la técnica del salteado y junta esta verdura con pasas y piñones. Se llama espinacas a la catalana.

¿Cómo salteo unas espinacas?

Bufff, es dificilísimo, puede que no lo consigas. Pones aceite en una sartén, echas las espinacas, salpimentas y esperas a que se ablanden. Fin. Ojo porque las espinacas menguan mucho: necesitarás unos 150 o 200 gramos por persona. La fórmula clásica catalana simplemente añade unas pasas dejadas previamente a remojo, unos piñones y, si te suena todo demasiado vegano, un poco de panceta frita cortada en tiras.

No me gustan las pasas

Cero drama, aunque ya eres un poco mayor para estos melindres, ¿no? Puedes hacer los cambios que te dé la gana en función de tus gustos o de lo que tengas en la despensa en estos tiempos tan alterados. ¿No hay piñones? Pues dale a las nueces, las avellanas, los anacardos o las almendras. ¿Pasas desaparecidas del súper? Los albaricoques secos, los orejones, las ciruelas pasas o incluso los dátiles, todos ellos cortados en tiras, dan ese mismo punto dulce que tan bien les viene a las espinacas.

¿Alguna receta en especial?

Claro. Mi favorita: la versión de José Andrés de las espinacas a la catalana, que tienes explicada -junto a la clásica- en el vídeo de arriba. Si las preparas para cuatro personas, necesitarás:

  • 1,2 k de espinacas baby
  • 4 manzanas golden
  • 80 g de piñones
  • 80 g de pasas
  • Sal
  • Pimienta
  • Aceite de oliva
La preparación no puede ser más sencilla:

  1. Pelar las manzanas golden y cortarlas en dados. Dorar la mitad en una sartén con un poco de aceite de oliva.
  2. Añadir la mitad de los piñones y dejar que también se doren un poco.
  3. Añadir la mitad de las pasas, dar un par de vueltas y añadir la mitad de las espinacas. Tapar la sartén para que pierdan volumen; cuando lo hayan hecho apagar el fuego y salpimentar.
  4. Repetir la operación con el resto de ingredientes y servir inmediatamente.

VIDEO:
 
SALSA DE TOMATE EXPRÉS Y SUS APLICACIONES


Hecho en exactamente 15 minutos




En pleno enclaustramiento, inauguramos sección diaria para disfrutar de la cocina en casa. Una técnica sencilla pero poco conocida, su uso en recetas concretas, y un menú completo de comida y cena.


MIKEL LÓPEZ ITURRIAGA 17/03/2020

“Toda crisis es una gran amenaza, pero también una oportunidad”. ¿Hay algún dicho más tópico e irritante para los que sufren las crisis que éste? Puede que no. Sin embargo, cuando una epidemia como la del coronavirus te cambia la vida y no te queda otra que estar todo el santo día en casa, aprovechar el tiempo para aprender cosas parece lo más inteligente. “Si la vida te da limones, haz limonada”. Aarg, otra frase odiosa de libro de autoayuda: por favor, seguid leyendo, juro que lo que viene a continuación es mejor.

Nuestra propuesta es la siguiente: cada día te invitaremos a descubrir una técnica de cocina ultrasencilla pero no demasiado conocida, con las que te podrás entretener y a la vez elevar un pelín el nivel de lo que llevas a la mesa. Daremos unas cuantas recetas concretas para aplicar lo aprendido, y de regalo, un menú completo con sugerencias para la comida y la cena. Empezamos con un clásico que solemos comprar de bote... cuando podemos prepararlo en casa en tiempo récord.


Conseguir una salsa de tomate casera en 15 minutos es posible
Juro por San Pomodoro que no es una falsa promesa. La fórmula clásica de la salsa de tomate dicta que se tiene que hacer durante muuucho tiempo a fuego muuuy lento. Pero la versión “dale zapatilla que voy con prisa” también funciona, y mucho mejor de lo que creemos. Necesitarás:
  • 1 kilo de tomate en conserva
  • 2 diente de ajo
  • Aceite de oliva
  • Sal
Trituras el tomate con el ajo. Pones cuatro cucharadas de aceite de oliva en una sartén a fuego vivo, añades el tomate, lo salas, lo tapas casi del todo, y lo cocinas 15 minutos removiendo de vez en cuando, con cuidado porque salta. Corriges de sal y, si está muy ácido, añades una pizca de azúcar o una cucharadita de miel. Si la dejas un día en la nevera, mejora. Ah, y también puedes usar tomate fresco, pero para eso quizá sea mejor esperar a su temporada, el verano.


¿Puedo tunearla?

Por supuestísimo. Un poco de cebolla o de pimiento verde junto al ajo, admitido. ¿Un toque picante? Lo mismo, pero con una guindilla picada o un jalapeño. Hierbecillas clásicas que se llevan bien con el tomate son el orégano, el tomillo o la albahaca, y una pizca de comino o de pimienta negra tampoco te mandarán al infierno de los maltratadores de las salsas de tomate. Incluso damos por bueno engorrinarla con un poco de panceta picada frita. Pero un poco, ¿eh? Que ya nos conocemos.


Vale, y ahora qué platos preparo con ella

Mi primera propuesta suena a menú infantil, pero cuando descubres los espaguetis con esta salsa casera y un buen parmesano rallado, te das cuenta de la belleza de lo simple cuando está bien hecho. Exactamente lo mismo ocurre con el arroz a la cubana: lo comprobarás si preparas unos huevos fritos siguiendo estas instrucciones y preparas arroz blanco con éstas otras.

Otra idea tirando a moruna: pones salsa en el fondo de una sartén a fuego suave y añades un puñado de garbanzos cocidos, una pizca de comino y un poco de menta picada (te sorprenderás de lo bien que funciona esta hierba con el tomate). Cuando esté caliente, echas dos huevos encima, los salas, los espolvoreas con un poco de chile en polvo o de pimentón picante, y tapas. Cuando veas que la clara ha cuajado pero la yema aún no, lo sacas y sirves: una exquisitez para paladares refinados.

Por último, la madre de todas las recetas de comida reconfortante española: los macarrones con chorizo gratinados. Si añades un poco de agua a esta salsa y sigues este recetón de Ana Vega Biscayenne a partir del paso tres, conectarás con tu infancia y quizá te sientas un poco mejor en estos días de aislamiento.


Si me sobra, ¿la tiro?

Una pregunta inteligente. No, no la tiras: aguanta unos tres días en la nevera. También la puedes congelar. O embotar, esterilizando los botes y, una vez cerrados, poniéndolos al baño maría 20 minutos.

VIDEO:

 
MACARRONES CONFINADOS

Nueva emisión de cocina en directo: macarrones confinados



Ésta es la lista de ingredientes para 4 raciones:


  • 1 de cebolla grande
  • 2 dientes de ajo
  • 2 botes grandes de 660 g de tomate triturado (entre 1,3 y 1,4 kg en total)
  • 2 hojas de laurel
  • 1 cucharadita de orégano seco
  • 320 g de macarrones, penne o rigatoni
  • 250 g de chorizo normal o picante (o de las alternativas vegetarianas que damos abajo)
  • Queso rallado al gusto
  • 2 cucharadas de mantequilla
  • Aceite de oliva
  • Sal y pimienta negra
  • Azúcar
  • 400 ml de agua
Si quieres preparar una versión vegetariana (o deschorizar un poco la receta poniendo menos cantidad de embutido), ten preparados antes unos 300 gramos de verduras y/o setas cortadas en trozos pequeños salteados con un poco de aceite hasta que se ablanden. Sazónalas con sal y pimentón y tenlas listas para cuando empecemos. Valen berenjena, calabacín, zanahoria, calabaza, champiñones... lo que te apetezca.

En cuanto al instrumental, necesitarás:


  • Una cazuela grande
  • Una fuente que se pueda meter al horno
  • Tabla de cortar
  • Cuchillo cebollero y cuchillo pequeño (puntilla)
  • Cuchara para remover
Lo pasaréis bien y tendréis la cena hecha: dos por el precio de uno. ¡Nos vemos el miércoles!

 
¿TIENES YOGUR Y SAL? HAZ LABNEH


Un yogur deshidratado, mil aplicaciones




Concentrar el yogur tiene premio: un ingrediente muy usado en Oriente Próximo con el que podemos preparar infinidad de platos. De regalo, un menú completo de comida y cena para llevar mejor el recogimiento.



MÒNICA ESCUDERO
25/03/2020

Si te gusta el yogur tanto como a nosotros, te encantará esta forma fácil y entretenida de transformarlo en una especie de queso untable absolutamente delicioso, que puedes usar en múltiples platos ¿Que lleva un tiempo de preparación considerable largo? Como si tuviéramos algo mejor que hacer: mientras la nevera, la fuerza de la gravedad y el tiempo trabajan puedes dedicarte a hacer vida de gato, como Mía y Atún.


¿Qué es el labneh?
Básicamente un yogur super concentrado, al que se le quita gran parte de su agua: si crees que el yogur griego es un sueño de cremosidad, prepárate a probar este ingrediente típico de la cocina de Oriente Próximo. Se puede hacer con yogur de vaca, de oveja y de cabra (los últimos dan como resultado un labneh de sabor bastante más potente y ácido).


¿Cómo lo preparo?
Para preparar este invento sólo necesitas tres cosas: yogur natural, sal y una estameña (en su defecto, sirve cualquier tela fina tipo pañuelo, servilleta o trozo de sábana que permita que el yogur vaya perdiendo su líquido). Si no tienes suficiente yogur en casa, pero sí leche, puedes hacerlo tú mismo usando un método testado por el equipo Comidista. El proceso consiste básicamente en poner la tela sobre un colador, salar el yogur salado sobre ella, meter en la nevera y esperar. Todo está bien explicado en la tercera receta de este vídeo (y la receta está justo debajo, por si el vídeo no es tu formato favorito).


LABNEH CASERO

Ingredientes


  • 4 yogures naturales
  • Sal

Preparación

  1. Poner una tela fina de tipo pañuelo o sábana sobre un colador, tal como se ve en el vídeo de arriba. Salar el yogur y verterlo sobre ella.
  2. Tapar y dejar en la nevera para que el yogur pierda líquido. Se puede acelerar el proceso haciendo un hatillo con la tela y apretando. Si lo dejamos un día, quedará una textura tipo queso crema. Si lo queremos más consistente, dejarlo dos.

¿Cómo lo conservo?

En un tarro o tartera bien limpio y cerrado aguante bien en la nevera unas dos semanas; recuerda sacar siempre la porción que vayas a consumir con una cuchara limpia para no montar la fiesta del patógeno. Si quieres alargar su conservación, deja desaguar el yogur durante dos días; haz bolitas del tamaño de una nuez con este labneh concentrado, rebózalas con una mezcla de comino, tomillo y sésamo -lo que vendría a ser za’atar casero- y consérvalas en un tarro con aceite en la nevera.


¿Con qué me lo como?

Teniendo en cuenta las múltiples aplicaciones de este ingrediente, sería más fácil decir con qué no te lo comes. En Oriente Próximo se come como mezze -aperitivo- bañado con un chorro generoso de aceite de oliva, espolvoreado con za´atar; acompañado de pan de pita recién hecho es fácil comerte un barreño, gracias al delicioso equilibrio entre su textura cremosa, el puntito justo de sal y las especias.

También le van bien frutos secos como pistachos, avellanas o nueces, hierbas frescas como la menta y semillas como el sésamo. Puedes untarlo sobre una tostada de tu pan favorito, ponerle encima unas rodajas de plátano o fresa, unas almendras medio picadas o lo que tengas en casa y un chorrito de miel o chocolate con un 70% de cacao rallado.

También es genial para poner una cucharada en medio de una crema o puré de verduras; si coges un poquito de labneh con cada cucharada, la comida será un auténtico festín (también puede mezclarse y triturar para dar cremosidad, pero el contraste lo hace todavía mejor). Un bocadillo de pan bien untado con labneh, pepino y un toque de pimienta ya es una maravilla a la que puedes añadir jamón cocido de buena calidad, un huevo duro cortado a rodajas, tomate o pastrami.

Si lo quieres tomar como aperitivo, pero dándole una vuelta, prueba a ponerle encima dos cucharadas de tu pesto favorito -aquí tienes unas cuantas ideas- y un poco de ralladura de limón, además de la clásica pita puedes servirlo con palitos de zanahoria, pimiento, pepino o calabacín. También puedes triturarlo con pimiento, berenjena, cebolla, zanahorias o prácticamente cualquier verdura asada, para darle una vuelta (si no dejamos en paz al hummus, no sé qué te hace pensar que lo haremos con el labneh).

Saltea espinacas -o tus hojas verdes favoritas, o guisantes al vapor- con algún fruto seco y sírvelo con una cucharada de labneh encima, o ponlas sobre una tostada y añade un huevo poché: funciona perfectamente como desayuno tardío, brunch o comida ligera. Las bolitas de labneh son el ingrediente perfecto para animar cualquier ensalada: si además de verduras crudas o cocidas las preparas con una base de legumbres o cereales integrales; conseguirás una comida completa.


VIDEO:
 
Cinco recetas para cocinar estos días de encierro con los niños
Introducir a los más pequeños en la preparación de alimentos puede ayudarles a mejorar sus hábitos nutricionales al tiempo que padres e hijos disfrutan de una actividad en común necesaria hoy más que nunca en el aislamiento


Foto: Los niños pueden también contribuir en la cocina.



Por
Sergio Gómez
26/03/2020

Cocinar con niños y niñas puede ser una experiencia muy satisfactoria para ellos y para sus progenitores. No significa que en un futuro vayan a convertirse en chefs de estrella Michelin, pero sí que puede ser un momento de diversión que les aportará beneficios en la vida. De esta manera, ellos pueden aprender no solo a realizar los distintos procesos para la elaboración de cada plato, sino que pueden comenzar a identificar alimentos y comprender sus diferencias en aspectos y sabores. Todo esto contribuye a mejorar sus hábitos alimenticios, como señala un estudio del año 2016 en Irlanda, al tiempo que les hace partícipes en ciertas tareas del hogar que resultarán de utilidad para el día del mañana.


Para introducirles en la cocina, hay una serie de recetas que, por su facilidad, pueden empezar a elaborar con la ayuda y supervisión de un adulto. En Alimente hemos recopilado cinco preparaciones aptas para niños de todas las edades.

Brochetas de frutas
Las frutas son uno de los alimentos que más fibra y antioxidantes pueden aportar al organismo. Para hacer que a los niños les resulte más divertido comerlas se les puede hacer partícipes del proceso de preparación de una receta que las incluye. Las brochetas son un ejemplo de elaboración sumamente fácil.

Para realizarlas únicamente hay que escoger las frutas favoritas de cada niño. Los adultos pueden cortarlas previamente y permitir que sean los más pequeños quienes las vayan colocando en un palillo. También pueden utilizar plátanos, por ejemplo, ya que los pueden separar ellos mismos con las manos al ser blandos. Si se prepara también una salsa de chocolate o se emplea un sirope de bote, se les puede dejar que lo viertan sobre la brocheta con cuidado de que no pongan todo perdido y tengan que chuparse los dedos. 2 o 3 raciones de frutas diferentes serán suficientes para hacer dos brochetas muy completas.


Brochetas de frutas.


Brochetas de frutas.


Pizza
Preparar la masa de un pizza y dejar que sean los niños los que se pongan a amasarla se puede convertir en toda una experiencia con la que pasar la tarde. Los padres y madres pueden dejar previamente preparados todos los ingredientes que se vayan a usar como el queso, los champiñones, las verduras o las carnes cortadas para evitar riesgos. Después es ya labor de los pequeños comenzar a repartir la salsa de tomate por toda la base y echar por encima todo lo que ellos quieran.

Conviene supervisar que distribuyen correctamente todos estos alimentos para que así no haya zonas que, por ejemplo, no tengan queso o champiñones, un descuido que puede ocurrir en más de un ocasión. Una práctica muy recurrente es la de crear pizzas aprovechando la disposición de los ingredientes para crear formas o caras. Para ello solo hay que contar con harina, agua, sal y levadura para la masa o comprarla ya hecha, y para completarla solo hay que escoger lo que más le guste a cada uno.

Pasta con tomate
Si hay un tipo de comida que encanta prácticamente a todos los niñas y niños es la pasta. Esta es muy versátil ya que se puede elaborar con cualquier tipo de ingrediente. No obstante, el clásico que nunca falla es la pasta con tomate. Y es que esta además es una receta en la que los infantes pueden participar en casi todas las fases de su elaboración.


Los más pequeños tienen la posibilidad de ayudar a verter agua en la olla y ponerla sobre el fuego mientras está apagado. Si se tiene una vitrocerámica o cocina de inducción, también pueden encenderla con la supervisión de un adulto. Una vez acabado, alguien tiene que escurrirla por ellos, pero después pueden echarle por encima la salsa de tomate, el queso y el orégano, si se desea. Con 50 gramos de pasta, cuatro cucharadas de tomate y 30 gramos de queso, los más pequeños disfrutarán de un buen plato.


Pasta con tomate.


Pasta con tomate

.Fajitas de queso
Si los pequeños disfrutan con el queso caliente y fundido, lo harán también con las fajitas o quesadillas. Solo hay que conseguir tortillas de trigo que ellos podrán rellenar con queso en lonchas. Si las enrollan formarán fajitas, si las dejan como una base redonda sobre la que colocan otra tortilla se podrá crear la estructura de una quesadilla. Posteriormente las calentarán en el microondas para que se funda el queso. No obstante, el resultado es mejor si se cocinan en una plancha, aunque este paso deberían darlo los mayores de edad. 2 lonchas de queso de unos 20 gramos son suficientes para cada tortilla.


Magdalenas
Entre las opciones dulces para postres, meriendas o desayunos, las magdalenas conforman una de las opciones más fáciles y divertidas de elaborar con niños. Se trata de un alimento con mucho azúcar, por lo que deben comerlas con moderación y no abusar diariamente de ellas.

Los ingredientes que se necesitan para hacer unas 15 magdalenas son: tres huevos, 200 gramos de harina de trigo, 200 gramos de azúcar, 200 mililitros de aceite de girasol, medio vaso de leche, un sobre de levadura y un limón.

Los niños pueden comenzar tamizando la harina y la levadura, y posteriormente mezclando el azúcar y los huevos, aunque es necesario que este paso se haga de manera intensa para crear la mezcla adecuada. Ellos también pueden incorporar progresivamente el resto de los ingredientes mientras los adultos baten todo. Después lo echarán en los moldes que irán al horno para ser cocinado.



Magdalenas.


Magdalenas.


 
LAS JUDÍAS VERDES EN SU PUNTO


Judías verdes, mostaza, avellanas y aceite: todo lo que necesitas para este platazo.



Ni pasadas, ni que rechinen en los dientes: hay una manera de cocer las judías verdes que respeta su sabor y las deja tiernas a la vez. La usamos en varias recetas y te proponemos un menú con una de ellas.



MIKEL LÓPEZ ITURRIAGA 24/03/2020

¿Recuerdas esas judías verdes de toda la vida que tu madre cocía y recocía y que quedaban color Guardia Civil? Si no las guardas en la memoria, seguro que te las han puesto así en algún menú del día. Pues bien, hay otra manera más educada de comportarse con esta verdura para que dé lo mejor de sí misma, y no, no hablo de dejarlas tiesas y que te rechinen en los dientes. Nuestra técnica permite conservar el verdor y el sabor fresco de esta legumbre, y que a la vez quede tierna. Lo mejor de los dos mundos.

¿Cómo obro el milagro?
Para conseguir unas judías verdes cocidas perfectas, sólo debes cortarlas longitudinalmente en tiras finas; normalmente, en dos, pero si son muy anchas, puede que hasta en tres (hablamos de judías planas, no redondas, obviamente). Después, hay que poner a hervir agua con mucha sal, lo que ayudará a que conserven el verdor. Al estar cortadas en tiras, podremos aplicarles una cocción corta (unos 3 minutos) y que se cocinen sin perder sabor. ¿Que no quieres cocer? Pues aplica exactamente el mismo procedimiento al vapor, que funciona igual. Como ves, no hemos hecho ingeniería aeroespacial, sino aplicar un mínimo de sentido común. Y sí, lleva un poco más de curro que cocer las judías enteras, pero lo agradecerás cuando te las comas.

Ya tengo las judías cocidas. ¿Qué hago con ellas ahora?
Primera opción tan minimalista como deliciosa: junta las judías cocidas con unas patatas peladas, picadas y cocinadas en el microondas unos 7-8 minutos. Aliña con sal, pimienta negra o pimentón (ambos opcionales) y un buen aceite de oliva virgen extra, y ya tienes un platazo de diario.
Segunda opción más fácil imposible: aliñarlas con aceite, una cucharadita de mostaza de Dijon y sal, y añadir el fruto seco que tengas a mano. Las avellanas, por ejemplo, pegan muy bien con el sabor de la judía.



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Judías con piñones, limón y parmesano.. MÓNICA ESCUDERO



Si te quieres poner finolis, un poco de foie micuit en lascas les viene al pelo; el miso ese que compraste antes del confinamiento y que está muerto de risa en la nevera tendrá una salida digna si lo juntas con mantequilla a partes iguales y aliñas las judías con la mezcla. Otra opción es servirlas con limón marinado como en esta receta, alegrarlas con una vinagreta de aceitunas y unos picatostes como en ésta, o darles un empujoncito con limón, piñones y parmesano como en ésta.

¿Y si me sobran?
Si has cocido un montón de judías y ves que no las vais a comer todas, lo mejor es reservar una parte y guardarla sin aliñar ni añadir más ingredientes. Pones un papel de cocina doblado en el fondo de un táper, las judías cocidas sobrantes, y encima otro papel de cocina doblado, tapas, y a la nevera. Así se conservarán algo más en la nevera, pero si crees que no te las vas a comer en los tres días posteriores, mejor que las metas en una bolsa para congelar y las mandes al Polo Norte de tu frigorífico.

 
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