Totalmente de acuerdo, especialmente con lo que destaco en negrita.
Mi opinión sobre este tema es que hay mucha incomprensión por ambos lados. Es como la eterna "batalla" entre las mujeres que trabajan fuera de casa y las que no. Ahora no se da tanto porque en la mayoría de las parejas tienen que trabajar los dos, pero sí que es algo que vi entre las mujeres de la generación de mi madre: se atacaban entre ellas. Las que trabajaban fuera de casa consideraban que eran amas de casa a tiempo completo eran unas privilegiadas mantenidas por el marido que no tenían nada que hacer en todo el día y, las otras, consideraban que las que trabajaban vivían de lujo porque se iban a la oficina a realizarse y así evadían el trabajo doméstico.
En este tema es igual: yo tengo que escuchar comentarios tipo "menuda suerte tienes tú que no tienes responsabilidades". Y precisamente les digo lo mismo que has dicho tú: ¿vosotros sabéis lo que es depender de un solo sueldo? Pero nada, ellos creen que ser soltera y sin hijos es lo que ven en series tipo s*x* en Nueva York, cuando la realidad no es ésa. Para mí, la conciliación sí es para todos, porque que no tengas hijos no quiere decir que no tengas obligaciones. El llevar una casa, por ejemplo, también podríamos decir: "Oh, yo estoy soltera, necesito conciliar porque el peso de la casa recae sobre mí". Se trata de ponerse en el lugar del otro. Yo lo hago: me quedo con el turno de vacaciones que nadie quiere porque entiendo que los que tienen hijos y pareja se querrán combinar con ellos, pero estoy harta de que se me diga que yo vivo una vida de jauja. Yo estoy sola para lo bueno pero también para lo malo.
Sydney, me pasa lo mismo que a ti. Siempre he dejado que mis compañeros con familia, niños o no, fueran los primeros en elegir vacaciones. Yo estoy sola y me organizo en un momento, y las vacaciones no han sido nunca motivo de fricción. Pero esa idea, tan extendida, de que salimos de Gucci para entrar en Prada... sí, mi sueldo es para mí, y mi hipoteca, y la letra de mi coche, y mis recibos y seguros...
Pero me salgo del tema. Yo comprendo a las madres orgullosas, pero a la petardas, no. También me ha tocado ver cómo alguna madre cercana me mira por encima del hombro con aire de lástima, porque claro, “tú no sabes lo que es ser madre”. No, ni quiero, he elegido conscientemente no saberlo. En el fondo me dan algo de pena, porque me dan sensación de inseguridad en sí mismas y de que necesitan marcar distancias porque a lo mejor en el fondo no están tan cómodas con su condición de tales.
Y una anécdota: me contaba un amigo que estaba en la asociación de padres del cole de su hija el caso de un alumno expulsado por haber llamado HDP a una profesora. 10 años tenía en angelito. Cuál no sería la sorpresa del director cuando se le presenta la madre pidiendo explicaciones, porque claro, si el niño dijo eso por algo sería.