Por España unida, gran manifestación de PP, C's y Vox contra Sánchez, Madrid 10/02

No tienen ni idea, porque no se dedican a comprobar si las tonterías que dicen son ciertas. Yo era de las que pensaba que en Bildu solo había antiguos independentistas simpatizantes de ETA. Como llegó un momento en que no lo tenía tan claro, empecé a leer y a investigar por Internet en busca de información y he visto que no es así, que es un conglomerado de partidos con gente (no todos) que no ha tenido nunca nada que ver con ETA.
Pero les da igual. Todo lo que no entre en la estrechez de sus mentes es filoetarra.
En relación al comunismo, totalmente de acuerdo.
¿Ahora quieren ilegalizar Podemos? :ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO:
¡Madre mía, cómo está el patio!

Pero nunca dicen de ilegalizar a Falange o VOX. Tampoco prohibir la Fundación Franco.
Ojo que la Fundación FAES es de olé .... recomiendo la intervención de Pilar Rahola en el programa de Preguntes Frequents de TV3 de este sábado, comenta la intervención del Azñar en el foro/ grupo del Puente Aéreo
 
no, porque la falangue no es terrorista, los otros si, es muy sencillo
La falange, en su punto 5, aboga por suprimir los partidos políticos y el Parlamento.
"Un Estado verdadero, como el que quiere Falange Española, no estará asentado sobre la falsedad de los partidos políticos, ni sobre el Parlamento que ellos engendran"

En su punto 9, sueltan esta perla:
"La violencia puede ser lícita cuando se emplea por un ideal que la justifique"
 
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Te voy a responder con la historia en la mano, la prosperidad no la crearon los extremeños, en verdad se dedicaron a expoliar a un continente para financiar las guerras de los reyes españoles. En cambio, los catalanes creamos prosperidad y ayudamos a la independencia de América de la tiranía de los borbones.

Año 1759. Carlos III -el de la Puerta de Alcalá- cuando puso los pies en Madrid comprobó que el imperio que había heredado estaba sumido en su enésima quiebra. Mandó venir de Nápoles -su paraíso perdido- a Squillace, un reputado gestor. Las oligarquías cortesanas de Madrid le declararon la guerra y que el rey, finalmente, le dio el pasaporte. Pero el cambio de aire que impulsó dejó algún recuerdo. Poco después llegaría el fin del monopolio comercial castellano con las colonias americanas. Carlos III, no por la gracia, sino por la necesidad, autorizó a todos los puertos peninsulares -los catalanes, también- a comerciar con América. Año 1778. Empezaba, de nuevo, la historia entre Catalunya y América.
EL control oficial de la emigración hacia América era un agujero negro de corrupción. Que significa que las colonias se habían convertido, también, en el punto de destino de delincuentes fugitivos y de minorías perseguidas. A los ladrones de caminos, a los asesinos en serie o a los magnicidas se les sumaban gitanos, agotes, chuetas y protestantes. Catalanes, también. Un cuadro abonado a la tragedia, que dibuja con precisión aquella España pretendidamente ilustrada de factura borbónica. A partir de la llamada libertad de comercio, las matrículas de embarcados revelan una corriente migratoria relativamente importante, que traza un eje entre Catalunya y la América hispánica, sobre todo hacia Buenos Aires, Montevideo, Asunción y Lima y sus respectivas zonas de influencia. Los virreinatos del Río de la Plata y del Perú.
Los catalanes que fueron a hacer las Américas huían de la miseria. No tenían ninguna relación con los elementos del aparato funcionarial. Catalunya sufría la suma de las consecuencias de la crisis hispánica y del espolio fiscal iniciado en 1714. El precio de la derrota que se hace llamar "reparación de guerra". Con un millón de habitantes era, junto con Andalucía y Galicia, el territorio más poblado de los dominios peninsulares borbónicos. Y con este paisaje, el drama de la emigración adquirió, como siempre ha sido, la categoría de oportunidad. Las fuentes confirman que a finales de la centuria de 1700, al amanecer de los procesos independentistas, las comunidades de catalanes representaban, aproximadamente, un 10% de la población de las principales ciudades coloniales. Pero con la particularidad de que ejercían el control del aparato comercial y, en consecuencia, tenían un peso, en el conjunto de la colonia, muy superior al estrictamente demográfico. Aquello de "laboriosos y emprendedores".
La emigración catalana tenía una curiosa relación con la patria de origen que se fundamentaba en la cuestión comercial. Los catalanes de América crearon un eje de intercambio comercial -básicamente- con los productores textiles de Barcelona y los destiladores de alcoholes de Reus. Una réplica ágil y discreta de las pomposas y torpes Compañias de Comercio y las Realas Fábricas patrocinadas por los gobiernos de Madrid. Exportación de lana, piel o algodón en rama hacia los telares catalanes e importación de textiles y de aguardientes, que eran apreciadísimos por las elites coloniales. Tanto las criollas como las funcionariales. Una pequeña cata del lujo europeo en las remotas Américas. Un cordón umbilical que contribuyó a mantener la cultura catalana en aquellas comunidades de nuevos criollos. Cuando menos, en lo más esencial: la lengua. E incluso la ideología: la de "el catalán de las piedras saca pan", originada a partir de la brutal represión borbónica de 1714.
Cuando Napoleón Bonaparte -en Bayona- "compró" la corona española a Fernando VII, se intensificaron los movimientos revolucionarios americanos. Un malestar cuya raíz se halla en el siglo anterior. Treinta años antes, Aranda, ministro de Carlos III y gran privatizador -por decirlo de algún modo- de los Monegros aragoneses (el mayor bosque comunal de Europa), había propuesto convertir los virreinatos coloniales en monarquías de pacotilla, gobernadas por la parentela del Borbón. Una especie de Commonwealth con música sacra. Una ocurrencia que le costó el cargo, y que delata que el independentismo tenía una trayectoria. A la ocurrencia de Aranda, sin embargo, le pasó como a todas. Que van y vienen. El año 1806, después de la operación Bayona, surgió un movimiento político que se hacía llamar "carlotista", por Carlota, la hermana de Fernando VII y candidata de las clases militares españolas arraigadas en las colonias del sur y contrarias a la independencia.
Allí donde la presencia militar española era más débil, el debate fue intenso e inflamado. Independentistas contra carlotistas. En el virreinato del Río de la Plata (los estados actuales de Argentina, Uruguay y Paraguay), los cabildos abiertos (la representación asamblearia de los propietarios coloniales) votaron la expulsión del virrey hispánico. Y votaron también el camino a seguir. En este punto es donde entran en juego los catalanes. Tanto en Buenos Aires como en Asunción, los catalanes se posicionaron decididamente a favor de la constitución de una república e inclinaron la balanza a favor de la independencia. Que quería decir, explícitamente, contra el Bonaparte de Madrid y contra el Borbón de Bayona. Y que quería decir, también, contra un imperio que no tenía ningún futuro. En Buenos Aires, Matheu, natural de Mataró, y Larreu, natural de Balaguer, serían destacadas figuras que alcanzarían la categoría de padres de la patria argentina. La venganza de 1714.

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1492.
 
No son golpistas
Vox es un partido de ultraderecha, con pocas raíces democráticas
El Estado Español está tocado y hundido: pseudo-democracia y corrupción en todos los estamentos . Te recomiendo el documental de 360º de la EITB sobre la corrupción en el ejercito español.
Pues como sea igual que la ficción sentimental que copiapegas... menudos truños de novela de aventuras os meten en la cabecita.
 
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