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Percibe durante 70 años los llamados derechos de remuneración recogidos en la Ley de Propiedad Intelectual que ampara a los artistas, interpretes y ejecutantes, cada vez que se reproduce en cualquier parte del mundo y a través del medio que sea una canción interpretada por Rocío Jurado, también tiene los derechos de imagen de su madre, acordaros del museo de Chipiona que no se puede abrir porque no da su consentimiento.
Exactamente, percibe sólo por el uso de la imagen y las interpretaciones de su madre, pero los tiempos han cambiado y yo le diría que se avive.
Seamos honestos, a los parientes de Nino Bravo les tocaron 30 gloriosos años, donde la música balada seguía de moda y el formato de grabaciones no tenía grandes modificaciones, así que durante mucho tiempo fue muy fácil comercializar su música en las radios y tiendas de música.
Ahora todos los baladistas tienen problemas, porque ese estilo ya no lo escuchan las nuevas generaciones, a menos que vengan tuneado con trap, trip hop o reggaeton. La Jurado es de ese tipo de cantantes que ahora solo consumimos los maduritos y los viejos, salvo en España, porque no deja de ser una cantante folklórica y eso le permite seguir sonando el circuito folklorifo. Pero a nivel masivo y por fuera de España, nadie menor de 30 sabe quién es la Jurado.
Y ya no existen las tiendas de discos. Si quieren ganar dinero masivamente con Spotify y Itunes hay que mejorar el sonido de las canciones y eso implica negociar con los tenedores de los derechos de las composiciones, así como contratar un arreglista y un buen sonidista.
Estos dos, Fidel y Rocibicho, son un par de perezosos, porque se nota que su función es beneficiarse de los fans nostálgicos de la Jurado (con un museo, con un show en vivo, con imitadores en programas de televisión...), pero tienen cero conocimiento de cómo funciona el mundo de la música actual y por eso la Jurado está lejos de ser una cantante que conozcan las nuevas generaciones, como sí les pasa a otros.
Una herencia gestionada así produce lo mínimo. Es como cuando dicen que Lara dibildos es millonaria por tener los derechos de 2.000 películas. Hmmm, si no las pasan frecuentemente en un canal o cine, no generan ganancias. Y si no las han digitalizado, cuando quieran explotarlas comercialmente tendrán que hacer una inversión monstruosa en digitalizarlas, mejorarles el sonido y hacerlas compatibles con los aparatos actuales.
Este tipo de herencias hay que currárselas para que generen ganancias de verdad.