Problemas que tenemos mis hijas y yo por el hecho de ser mujeres y que tienen solución política:
La islamización. Por la lógica más elemental, cuantos más hombres hay con ese sustrato, más nos hacen a las españolas lo mismo que hacen en sus países de origen a sus mujeres. También están aquí ellas para contarlo. Las mujeres musulmanas que han crecido entre nosotras y tratan de ser libres son perfectas para explicarnos a qué nos enfrentamos. Conviene escucharlas.
El generismo, como ataque mismo a nuestra existencia. Empezando por tratar de robar la palabra que nos nombra y siguiendo con todas sus consecuencias. La confusión de nuestros hijos, algunos empujados a la mutilación y la disfunción. La amenaza al deporte femenino. La invasión de nuestros espacios protegidos, protegidos de los nepes y sus portadores. La desaparición de la mujer como sujeto legal hace desaparecer las iniciativas legales para proteger a las mujeres que de verdad lo necesitan, y que lo necesitan porque tienen vulva, himen, vagina, útero y ovarios.
El ataque feroz y continuado a nuestros hermanos, hijos, amigos, maridos, padres y novios. Nos tratan de convencer de que son nuestros enemigos cuando son los mejores hombres del planeta, los que mejor tratan a las mujeres, hasta el punto de que ahora tienen miedo de nosotras porque se nos ha dado armas para arruinarles la vida por la cara. También pretenden debilitarlos, para que cuando llegue el momento y seamos como siempre el botín no puedan defendernos. Incluso van más allá, pretenden que no nazcan convenciéndonos de que sin ellos estamos mejor. De que odiemos a nuestros compañeros, matemos a nuestros hijos en nuestros vientres y reduzcamos nuestra vida a una mísera existencia dedicada a actividades ególatras, llenas de mascotas y vacías de sentido.
Todas las soluciones pasan por echar a la organizadora de las manifestaciones, al machista con sarro que la puso ahí, al Narciso que puso al machista con sarro y a la ideología satánica que los protege a todos. El socialismo nuevamente reinventado, nuevamente dispuesto a masacrar el mundo libre y nuevamente en una versión internacionalista, el comunismo, y en otra nacionalista y racista como el nazionalsocialismo, que de momento pasa más desapercibida porque no nos damos cuenta de que en el siglo XXI los judíos somos también nosotros.
La islamización. Por la lógica más elemental, cuantos más hombres hay con ese sustrato, más nos hacen a las españolas lo mismo que hacen en sus países de origen a sus mujeres. También están aquí ellas para contarlo. Las mujeres musulmanas que han crecido entre nosotras y tratan de ser libres son perfectas para explicarnos a qué nos enfrentamos. Conviene escucharlas.
El generismo, como ataque mismo a nuestra existencia. Empezando por tratar de robar la palabra que nos nombra y siguiendo con todas sus consecuencias. La confusión de nuestros hijos, algunos empujados a la mutilación y la disfunción. La amenaza al deporte femenino. La invasión de nuestros espacios protegidos, protegidos de los nepes y sus portadores. La desaparición de la mujer como sujeto legal hace desaparecer las iniciativas legales para proteger a las mujeres que de verdad lo necesitan, y que lo necesitan porque tienen vulva, himen, vagina, útero y ovarios.
El ataque feroz y continuado a nuestros hermanos, hijos, amigos, maridos, padres y novios. Nos tratan de convencer de que son nuestros enemigos cuando son los mejores hombres del planeta, los que mejor tratan a las mujeres, hasta el punto de que ahora tienen miedo de nosotras porque se nos ha dado armas para arruinarles la vida por la cara. También pretenden debilitarlos, para que cuando llegue el momento y seamos como siempre el botín no puedan defendernos. Incluso van más allá, pretenden que no nazcan convenciéndonos de que sin ellos estamos mejor. De que odiemos a nuestros compañeros, matemos a nuestros hijos en nuestros vientres y reduzcamos nuestra vida a una mísera existencia dedicada a actividades ególatras, llenas de mascotas y vacías de sentido.
Todas las soluciones pasan por echar a la organizadora de las manifestaciones, al machista con sarro que la puso ahí, al Narciso que puso al machista con sarro y a la ideología satánica que los protege a todos. El socialismo nuevamente reinventado, nuevamente dispuesto a masacrar el mundo libre y nuevamente en una versión internacionalista, el comunismo, y en otra nacionalista y racista como el nazionalsocialismo, que de momento pasa más desapercibida porque no nos damos cuenta de que en el siglo XXI los judíos somos también nosotros.