Yo no sé si esto tiene que ver con lo paranormal, a mi juicio en parte sí, os comento.
Hace un tiempo tuve una brevísima relación con un chico. Este chico vino a la ciudad y encontró trabajo gracias a una amiga común; a los cinco o seis meses de conocernos, nos liamos el muchacho y yo, pero fue cortísimo y no llegamos "Más lejos", aunque la cosa se quedó en el aire. Nos liaríamos más adelante en un par de ocasiones pero sin llegar a ir más lejos, era yo la que ponía límites, había algo que no me terminaba de gustar con él del todo para dar el paso. Estuve como dos semanas con un dolor en el pie derecho bastante agudo, hasta ya casi considerar pedir sesión al fisio porque llegué a pensar que se me habían montado tendones o algo. Mucho dolor en el pie.
Mientras tanto, pensaba en cómo tenía que continuar esa relación, pues yo ya no sentía nada especial por el chaval, estaba empezando a sospechar que no era trigo limpio y nuestros amigos comunes estaban cambiando. (algo empezó a pasar en la pandilla).
Empecé a desconfiar, hasta que cuando pasan esas dos semanas, veo detalles que terminan de despejar las dudas que tenía de ese chico: efectivamente era un hipócrita, le pillé confesando que iba derechito a por mi y que su intención clara y única era acostarse conmigo. Delante de mi ponía verde a una serie de personas (pero hablo de ponerlas a parir finas) y luego las iba invitando a su casa para quedar.
Pensé que si así era con los amigos, en cuanto yo me diera la vuelta me iba a poner a caer de un burro, y cierto día, que me pidió que le mirara unas cosas del móvil, en cuanto se despistó vi un wasap con un amigo común al que le iba contando que ya se había liado conmigo y el resto de la conversación venía a ser "tío, pues claro que si me enrollo con ésta te lo cuento, como para no contarlo, y si cae, pues cae y te lo digo".
Me llego a acostar con él y éste capaz era de hacer un blog. Los detalles que vi entre otros me echaron para atrás, y decidí que eso se tenía que terminar. Además, el temita que había con la chica que le encontró el trabajo era muy raro: cuando estaban solos creo que se liaban y nos ponían a parir los dos, sobre todo a mi. Por lo que creo, que a su vez los dos se estaban liando.
Corté por lo sano con, decidí que nada de vernos a solas y si le tenía que ver pues cuando se hicieran planes comunes con el resto de amigos: él siempre estaba deseando estar a solar para empezar con el rollo.
Cuando dije "de este tío paso" firmemente y me di cuenta de la situación con claridad (no me merecía la pena estar con él), se me quitó el dolor del pie de manera mágica totalmente. Os hablo de casi no poder andar, ni dormir, no había cosa que me lo quitara.
Recuerdo que antes de llegar a esa conclusión de que el chaval no era el adecuado y de otro tipo de iluminaciones repentinas a la situación con los amigos comunes, me dije a mi misma "No des el mal paso". Pum, adiós dolor del pie. Interpreté aquello como que el dolor se manifestó porque efectivamente, iba a dar "un mal paso".
Por cómo se desarrollaron los acontecimientos más adelante, no me equivoqué para nada, todo sucedió como lo sospeché. Fue una clara advertencia.
Hace un tiempo tuve una brevísima relación con un chico. Este chico vino a la ciudad y encontró trabajo gracias a una amiga común; a los cinco o seis meses de conocernos, nos liamos el muchacho y yo, pero fue cortísimo y no llegamos "Más lejos", aunque la cosa se quedó en el aire. Nos liaríamos más adelante en un par de ocasiones pero sin llegar a ir más lejos, era yo la que ponía límites, había algo que no me terminaba de gustar con él del todo para dar el paso. Estuve como dos semanas con un dolor en el pie derecho bastante agudo, hasta ya casi considerar pedir sesión al fisio porque llegué a pensar que se me habían montado tendones o algo. Mucho dolor en el pie.
Mientras tanto, pensaba en cómo tenía que continuar esa relación, pues yo ya no sentía nada especial por el chaval, estaba empezando a sospechar que no era trigo limpio y nuestros amigos comunes estaban cambiando. (algo empezó a pasar en la pandilla).
Empecé a desconfiar, hasta que cuando pasan esas dos semanas, veo detalles que terminan de despejar las dudas que tenía de ese chico: efectivamente era un hipócrita, le pillé confesando que iba derechito a por mi y que su intención clara y única era acostarse conmigo. Delante de mi ponía verde a una serie de personas (pero hablo de ponerlas a parir finas) y luego las iba invitando a su casa para quedar.
Pensé que si así era con los amigos, en cuanto yo me diera la vuelta me iba a poner a caer de un burro, y cierto día, que me pidió que le mirara unas cosas del móvil, en cuanto se despistó vi un wasap con un amigo común al que le iba contando que ya se había liado conmigo y el resto de la conversación venía a ser "tío, pues claro que si me enrollo con ésta te lo cuento, como para no contarlo, y si cae, pues cae y te lo digo".
Me llego a acostar con él y éste capaz era de hacer un blog. Los detalles que vi entre otros me echaron para atrás, y decidí que eso se tenía que terminar. Además, el temita que había con la chica que le encontró el trabajo era muy raro: cuando estaban solos creo que se liaban y nos ponían a parir los dos, sobre todo a mi. Por lo que creo, que a su vez los dos se estaban liando.
Corté por lo sano con, decidí que nada de vernos a solas y si le tenía que ver pues cuando se hicieran planes comunes con el resto de amigos: él siempre estaba deseando estar a solar para empezar con el rollo.
Cuando dije "de este tío paso" firmemente y me di cuenta de la situación con claridad (no me merecía la pena estar con él), se me quitó el dolor del pie de manera mágica totalmente. Os hablo de casi no poder andar, ni dormir, no había cosa que me lo quitara.
Recuerdo que antes de llegar a esa conclusión de que el chaval no era el adecuado y de otro tipo de iluminaciones repentinas a la situación con los amigos comunes, me dije a mi misma "No des el mal paso". Pum, adiós dolor del pie. Interpreté aquello como que el dolor se manifestó porque efectivamente, iba a dar "un mal paso".
Por cómo se desarrollaron los acontecimientos más adelante, no me equivoqué para nada, todo sucedió como lo sospeché. Fue una clara advertencia.