Chus Ortiz, siempre en el vértice... Jesús Ortiz Alvarez

Mira es lo único memorable de esa boda, lo que hubiera dado yo por ver a abu Pa bailando con media docena de damas de la realeza europea, lo mismo se animó a sacar a bailotear a Carolina de Monaco que había perdido al Hannover en una taberna del Madrid de los Austrias ( ese fue el más listo...) y la jodepavas de la nieta pidiéndole al primo que por favor se lo llevara a casa la muy aguafiestas porque le daba vergüenza

Esa escena la ve Quevedo en la Corte de Felipe IV y "La historia del Buscón" queda olvidada....

Y le quedó fuerza pa partirle la cara al exyerno al dia siguiente

Repasando la cronología de los hechos por otro hilo, la cosa quedaría así

Cena pre boda: baile del abuelo
Día de la boda: primera comunión de Chus por cuenta del abuelo.


Nada más acabar la cena comenzó el baile. Mi abuelo es un gran bailarín, ya se ha dicho.
Lo mismo le da un pasodoble, un tango o un merengue. Mi familia siempre ha sido muy bailarina.

Como Letizia había previsto, mi abuelo Paco se tomó los dos vinos de la maldición y se echó a la pista de baile. Huelga decir que yo no cumplí con mi misión y le dejé hacer. Las princesas, marquesas, dignatarias o archiduquesas de la alta alcurnia europea se lo pasaron, según mi impresión, muy bien con él. Alguna, en un arrebato de naturalidad, hasta se permitió un baile con el dueño de la pista. Allí estaba el abuelo taxista agarrando férreamente a una princesa por la cintura y sincronizándole las caderas. Aquello era más que gracioso y yo me sentía orgulloso de mi abuelo.

El abuelo Paco estaba incumpliendo una de las consignas capitales: eludir la notoriedad. Ninguno de nosotros debía destacar en nada. Y, de alguna manera, mi misión era la de preservar nuestro anonimato. Fracasé en mi defensa de la
dignidad del Estado y permití que mi abuelo bailara. Soy un maldito traidor.

Tras media hora de danzas, Letizia se me acercó con una falsa sonrisa.

—Tienes que parar esto, David —me susurró con fiereza—. Llévate al abuelo a dormir. ¡Ya!

—Leti, no pasa nada. Déjale tranquilo.

—Haz lo que te digo. Llévate a la abuela Kety y al abuelo Paco a casa.

La vergüenza de Letizia era notoria a pesar de su sonrisa nada desnaturalizada. Buena actriz. Me llevé a los abuelos, como me había ordenado.

El virus del secretismo y la hipocresía se había ido extendiendo por toda la familia ya incluso antes de la boda.

Al día siguiente de la cena de gala, pocas horas antes de la boda, asistí a una de las escenas más bochornosas de nuestra decadente historia familiar. Las instrucciones que la Casa Real nos había transmitido incluían un desayuno, a las ocho de la mañana, en el hotel AC de la salida de la carretera de Castilla, a unos quince kilómetros de la Almudena. Allí nos tendrían que acabar de emperifollar, darnos nuevos consejos y recogernos para trasladarnos a la catedral. En el hotel, nos instalaron a todos en un salón bastante desangelado y nos ofrecieron un desayuno. Mala idea. La noche anterior, con su gran fiesta, había sido ajetreada. Los hombres nos sentíamos incómodos enfundados en nuestros chaqués negros alquilados, nuestras camisas blancas, nuestros gemelos de oro y nuestros incómodos zapatos. Felipe Varela, modisto de cámara de Letizia, nos daba los últimos retoques a unos y a otros con su amaneramiento cargante. Había nervios. El abuelo Paco, quizá todavía algo enfangado por los efluvios del alcohol de la noche pasada, y por tanto baile con princesas y marquesas europeas, se desató. Se acercó a Chus, el hombre que había abandonado a su hija Paloma. El insensible. El mujeriego. Le clavó los ojos y le soltó un rotundo:

—¡Hijo de put*!

Las tres palabras salieron hacia Chus con la fuerza de un huracán que ha tardado demasiados años en desatarse. El abuelo Paco se abalanzó sobre Chus antes de que ninguno pudiéramos darnos cuenta. El modisto Felipe Varela y su cohorte de féminas de todos los sexos empalidecieron y se desmayaron (o casi). El abuelo José Luis, padre de Chus, irrumpió en medio del forcejeo para defender a su hijo. Una batalla desigual. José Luis es un asturiano fornido y Paco, mi abuelo, un madrileño esmirriado. Entre todos, conseguimos separar al exyerno del exsuegro. Los modistos tuvieron que esmerarse y, a toda velocidad, recomponer los maltrechos trajes de los dos abuelos. Las palabras hijo de put*, mari**n, ya te encontraré, ven si tienes huevos, siguieron flotando un buen rato en el ambiente.

De aquello nunca supo nada Letizia.

Después nos fuimos de boda.
 
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Quedará muy lindo en la oficina del Anatide ( con acento en la 2da a) pero su padre no era Ortiz, ... y ezo (n)

Te refieres a:

El fallecido Jose Luis Ortiz no era el padre de Jesus Ortiz este lo aceptó como hijo suyo al unirse a Menchu .. Se dice que el verdadero abuelo de Letizia es un famoso oftalmologo de Asturias que aun vive pero ya será muy mayor y estará jubilado ..Al no saberse nada de el, pues tampoco sabemos si realmente es de Asturias o como tanta gente en aquella época se trasladó allíbuscando un mejor nivel de vida

http://es.paperblog.com/la-verdad-de-la-princesa-de-asturias-letizia-ortiz-2014745/
 
Te refieres a:

El fallecido Jose Luis Ortiz no era el padre de Jesus Ortiz este lo aceptó como hijo suyo al unirse a Menchu .. Se dice que el verdadero abuelo de Letizia es un famoso oftalmologo de Asturias que aun vive pero ya será muy mayor y estará jubilado ..Al no saberse nada de el, pues tampoco sabemos si realmente es de Asturias o como tanta gente en aquella época se trasladó allíbuscando un mejor nivel de vida

http://es.paperblog.com/la-verdad-de-la-princesa-de-asturias-letizia-ortiz-2014745/
Sí, a eso me refería! Llevaría el apellido Ortiz pero sería un Ortiz.
 
Jesús vive en un adosado del Prado de Somosaguas, la zona más cara de Madrid. Está pegado a La Finca, que es donde viven los millonarios famosos como Ronaldo y otros muchos.
 
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