El Mundo Orbyt.
MI SEMANA
JAIME PEÑAFIEL
17/06/2023
CHSSS...
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El viaje lo habíamos iniciado dos días antes para hacer escala en Teherán, donde un Shah, amenazado por Jomeini y sus revueltas religiosas, ponían en peligro la continuidad del emperador. Sería derrocado el 16 de enero de 1979. Siete meses después de esta visita.
Este viaje pasará a la historia por la “presencia” de un “ovni” cuando sobrevolábamos la frontera de China con la Unión Soviética.
Después de servir la cena, las luces del avión se atenuaron y casi todos los periodistas, entre ellos Iñaki Gabilondo, Pilar Cernuda, Manu Leguineche y Juan José Benítez, se pusieron a dormir, cansados del largo viaje desde Irán. Yo aproveché el sosiego del vuelo nocturno para leer. Volábamos a más de 9.000 metros de altitud, en una noche ancha, oscura, infinita. De repente, en medio de aquella sobrecogedora oscuridad, la luz cegadora de dos potentísimos focos, procedentes del exterior, se acercó a la misma velocidad de nuestro avión, 1.000 kilómetros/hora, iluminando el interior como si se hubiera hecho de día repentinamente. Aunque el radar del DC8 no detectaba presencia alguna, ni próxima ni lejana, aquella cosa tan inquietante seguía allí. Cada vez más cerca, impidiendo ver, con su deslumbrante luz lo que había detrás. No volaba en paralelo, sino en perpendicular a nuestro vuelo. Quince minutos después “aquella cosa” comenzó a alejarse muy despacio, marcha atrás, hasta perderse en la oscura noche infinita entre la India y China. “¡Lo que se ha perdido la Reina!”, exclamó Juanjo Benítez, su “asesor” en estos temas.
Nada más descender del avión en el aeropuerto de Pekín, Doña Sofía, que ya había sido informada por el piloto de su avión de lo que habían contemplado los periodistas, se dirigió a nosotros preguntando, con nerviosa curiosidad: “¿Es verdad que habéis visto un ovni? Qué suerte habéis tenido”. Como yo no creo en los ovnis, ganas me dieron de decirle “no diga tonterías”. Pero solo le dije que se trataba posiblemente de eso que se llama “un objeto no identificado, posiblemente manejado desde un control remoto, intentando identificar aquel avión que se disponía a entrar en la República Popular China”. Ella, apasionada de estos temas, no le gustó mi explicación. Cree sin dudarlo todo lo que le cuentan sobre los ovnis. Como su hijo Felipe. El “asesor” Juanjo Benítez llegó a organizarle un “encuentro” en los jardines de Zarzuela. Pero no acudieron a pesar de que pasó toda la noche esperando.
El 14 de febrero de 1989, ese día, precisamente ese, Doña Sofía demostró que la curiosidad es una de las actitudes de la Reina, como lo hizo en Pekín con el asunto del presunto ovni.
Aquella mañana, y como tiene por costumbre, leía la prensa y escuchaba la radio mientras desayunaba. Y no pudo dejar de experimentar asombro, sorpresa pero, sobre todo... curiosidad, por los comentarios sobre el “secreto” de Marta Chávarri, publicado en Interviú y al que se refería toda la prensa escrita y radiofónica de aquel día. Lo que nunca se había visto.
Además, por Marta la Reina sentía una especial simpatía desde que fue mujer de uno de los grandes amigos de Don Juan Carlos desde la época escolar de Las Jarillas, Fernando Falcó, marqués de Cubas, con quien se había casado en 1982. Se divorciaron en 1989 cuando se descubrió la aventura sentimental de la jovencísima marquesa con Alberto Cortina.
Sin dudarlo un momento y con el fin de saciar su curiosidad, la Reina llamó al Jefe de la Casa del Rey pidiéndole le subiera... un ejemplar de Interviú.
El inolvidable Sabino Fernández Campo, que ya había visto y comentado con Don Juan Carlos la revista, no consideró adecuado que Doña Sofía viera a la “marquesa sin bragas”, como titularía un tabloide británico y con todo el “felpudo” al aire y lo dejó pasar. “No habían transcurrido ni cinco minutos cuando la Reina me volvió a llamar, extrañamente indignada, por no haber recibido todavía la revista”, me contaba Sabino que siempre me distinguió con su amistad. “Yo no sabía que disculpa darle. Creo que le dije que la revista aún no había llegado, aunque la tenía ante mí, en la mesa del despacho. Y, como insistió, con ese tono cuando no se atiende inmediatamente y que yo conocía muy bien, ordené que se la subieran ¡ya! Por razones obvias nunca me comentó el contenido”. Pienso que su curiosidad le jugó una mala pasada.
A Lady Di le ocurrió lo mismo. La captaron sin bragas en una recepción. Suele ocurrir cuando la mujer lleva traje de seda natural ajustado. Para que no se marque la ropa más interior, se prescinde de la braguita y sucede lo que sucede, lo que sucedió.
Mi querida y gran amiga Pilar Eyre ha recibido quejas de sus amigas colombianas por la visita de cooperación de la Consorte real española a un país donde el narco y la guerrilla siguen estando presentes, todavía. (...) La que fuera vicealcaldesa del Ayuntamiento de Madrid, en su despedida por haber perdido las elecciones, llena de tristeza y nostalgia, se dirigió al alcalde felicitándole “por haber sentado la cabeza” en simpática alusión a su noviazgo. (...) Toda la familia está sacando partido económico con la venta de exclusivas, a propósito de la boda de la nena. Esta semana, la hermana con su look de invitada. Y suma y sigue. (...) Mientras, la protagonista sigue desvelando, por entregas, detalles de su boda. ¡Que no decaiga! (...) La ex ha declarado que su ex marido estuvo con otra mujer el día de su boda. Y lo ha hecho el mismo día que él se estaba casando. ¡Qué miserable venganza! (...) Un año después de su ruptura, continúa con problemas fiscales a propósito de los... ¡¡60 millones!! de euros que ella le pide a su… ex novio. (...) Me gustaría saber con exactitud quién de las dos saca más dinero a las actividades de sus respectivas vidas: la una con su boda, su traje o sus invitados y la otra con su “nieta”. Que ya huele y mal.
MI SEMANA
JAIME PEÑAFIEL
17/06/2023
CHSSS...
¡CUARENTA Y CINCO AÑOS, YA!
EL DISGUSTO DE LA REINA
LA CURIOSIDAD REAL LE JUGÓ UNA MALA PASADA
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El viaje lo habíamos iniciado dos días antes para hacer escala en Teherán, donde un Shah, amenazado por Jomeini y sus revueltas religiosas, ponían en peligro la continuidad del emperador. Sería derrocado el 16 de enero de 1979. Siete meses después de esta visita.
Este viaje pasará a la historia por la “presencia” de un “ovni” cuando sobrevolábamos la frontera de China con la Unión Soviética.
Después de servir la cena, las luces del avión se atenuaron y casi todos los periodistas, entre ellos Iñaki Gabilondo, Pilar Cernuda, Manu Leguineche y Juan José Benítez, se pusieron a dormir, cansados del largo viaje desde Irán. Yo aproveché el sosiego del vuelo nocturno para leer. Volábamos a más de 9.000 metros de altitud, en una noche ancha, oscura, infinita. De repente, en medio de aquella sobrecogedora oscuridad, la luz cegadora de dos potentísimos focos, procedentes del exterior, se acercó a la misma velocidad de nuestro avión, 1.000 kilómetros/hora, iluminando el interior como si se hubiera hecho de día repentinamente. Aunque el radar del DC8 no detectaba presencia alguna, ni próxima ni lejana, aquella cosa tan inquietante seguía allí. Cada vez más cerca, impidiendo ver, con su deslumbrante luz lo que había detrás. No volaba en paralelo, sino en perpendicular a nuestro vuelo. Quince minutos después “aquella cosa” comenzó a alejarse muy despacio, marcha atrás, hasta perderse en la oscura noche infinita entre la India y China. “¡Lo que se ha perdido la Reina!”, exclamó Juanjo Benítez, su “asesor” en estos temas.
Nada más descender del avión en el aeropuerto de Pekín, Doña Sofía, que ya había sido informada por el piloto de su avión de lo que habían contemplado los periodistas, se dirigió a nosotros preguntando, con nerviosa curiosidad: “¿Es verdad que habéis visto un ovni? Qué suerte habéis tenido”. Como yo no creo en los ovnis, ganas me dieron de decirle “no diga tonterías”. Pero solo le dije que se trataba posiblemente de eso que se llama “un objeto no identificado, posiblemente manejado desde un control remoto, intentando identificar aquel avión que se disponía a entrar en la República Popular China”. Ella, apasionada de estos temas, no le gustó mi explicación. Cree sin dudarlo todo lo que le cuentan sobre los ovnis. Como su hijo Felipe. El “asesor” Juanjo Benítez llegó a organizarle un “encuentro” en los jardines de Zarzuela. Pero no acudieron a pesar de que pasó toda la noche esperando.
El 14 de febrero de 1989, ese día, precisamente ese, Doña Sofía demostró que la curiosidad es una de las actitudes de la Reina, como lo hizo en Pekín con el asunto del presunto ovni.
Aquella mañana, y como tiene por costumbre, leía la prensa y escuchaba la radio mientras desayunaba. Y no pudo dejar de experimentar asombro, sorpresa pero, sobre todo... curiosidad, por los comentarios sobre el “secreto” de Marta Chávarri, publicado en Interviú y al que se refería toda la prensa escrita y radiofónica de aquel día. Lo que nunca se había visto.
Además, por Marta la Reina sentía una especial simpatía desde que fue mujer de uno de los grandes amigos de Don Juan Carlos desde la época escolar de Las Jarillas, Fernando Falcó, marqués de Cubas, con quien se había casado en 1982. Se divorciaron en 1989 cuando se descubrió la aventura sentimental de la jovencísima marquesa con Alberto Cortina.
Sin dudarlo un momento y con el fin de saciar su curiosidad, la Reina llamó al Jefe de la Casa del Rey pidiéndole le subiera... un ejemplar de Interviú.
El inolvidable Sabino Fernández Campo, que ya había visto y comentado con Don Juan Carlos la revista, no consideró adecuado que Doña Sofía viera a la “marquesa sin bragas”, como titularía un tabloide británico y con todo el “felpudo” al aire y lo dejó pasar. “No habían transcurrido ni cinco minutos cuando la Reina me volvió a llamar, extrañamente indignada, por no haber recibido todavía la revista”, me contaba Sabino que siempre me distinguió con su amistad. “Yo no sabía que disculpa darle. Creo que le dije que la revista aún no había llegado, aunque la tenía ante mí, en la mesa del despacho. Y, como insistió, con ese tono cuando no se atiende inmediatamente y que yo conocía muy bien, ordené que se la subieran ¡ya! Por razones obvias nunca me comentó el contenido”. Pienso que su curiosidad le jugó una mala pasada.
A Lady Di le ocurrió lo mismo. La captaron sin bragas en una recepción. Suele ocurrir cuando la mujer lleva traje de seda natural ajustado. Para que no se marque la ropa más interior, se prescinde de la braguita y sucede lo que sucede, lo que sucedió.
Mi querida y gran amiga Pilar Eyre ha recibido quejas de sus amigas colombianas por la visita de cooperación de la Consorte real española a un país donde el narco y la guerrilla siguen estando presentes, todavía. (...) La que fuera vicealcaldesa del Ayuntamiento de Madrid, en su despedida por haber perdido las elecciones, llena de tristeza y nostalgia, se dirigió al alcalde felicitándole “por haber sentado la cabeza” en simpática alusión a su noviazgo. (...) Toda la familia está sacando partido económico con la venta de exclusivas, a propósito de la boda de la nena. Esta semana, la hermana con su look de invitada. Y suma y sigue. (...) Mientras, la protagonista sigue desvelando, por entregas, detalles de su boda. ¡Que no decaiga! (...) La ex ha declarado que su ex marido estuvo con otra mujer el día de su boda. Y lo ha hecho el mismo día que él se estaba casando. ¡Qué miserable venganza! (...) Un año después de su ruptura, continúa con problemas fiscales a propósito de los... ¡¡60 millones!! de euros que ella le pide a su… ex novio. (...) Me gustaría saber con exactitud quién de las dos saca más dinero a las actividades de sus respectivas vidas: la una con su boda, su traje o sus invitados y la otra con su “nieta”. Que ya huele y mal.
