Autoestima y otros temas de psicología

3 dificultades psicológicas que generan problemas de pareja



Parece una regla: cuando tenemos problemas importantes no resueltos con nosotros mismos también solemos generarlos con los demás. En particular, es claro que hay algunas dificultades psicológicas que se convierten en caldo de cultivo para determinados problemas de pareja. Se trata de inconvenientes de orden subjetivo que impiden la buena marcha de las relaciones.


El obstáculo, o más bien la tentación, estriba en que, sin darnos cuenta, intentamos llenar vacíos o resolver problemas muy personales depositando todo su peso en la pareja. Como en muchos casos esto es imposible, no solo no logramos nuestro cometido, sino que además podemos llegar a dañar la relación con esas expectativas neuróticas.




Lo más complicado es que todo esto se da en el terreno de lo inconsciente. Por eso nunca terminamos de identificar las dificultades psicológicas que generan problemas de pareja. Solo percibimos sus consecuencias y, usualmente, buscamos la causa en otro lado. Veamos en detalle tres dificultades de ese tipo.


La señal de que no amamos a alguien es que no le damos todo lo mejor que hay en nosotros”.


-Paul Claudel-




1. Ausencia emocional, una de las dificultades psicológicas que generan problemas de pareja

La ausencia emocional es, sin duda alguna, una de las principales dificultades psicológicas que generan problemas de pareja. Se define como la falta de disposición emocional para atender las necesidades de la otra persona que compone la pareja. En otras palabras, apatía e indiferencia frente a lo que le sucede.


En muchas ocasiones esto no ocurre deliberadamente. Simplemente la persona pudo haber tenido un estilo de crianza en el cual era el centro de atención. O todo lo contrario, pudo padecer los rigores del abandono emocional. En ambos casos se produce una especie de bloqueo frente a la capacidad para establecer cercanía emocional con los otros.


A veces esas barreras logran levantarse por un tiempo, pero luego aparecen de nuevo. Es entonces cuando uno de los miembros de la pareja, o ambos se encierra en una burbuja y no logra ver las necesidades del otro. Su carencia o su egocentrismo son tan fuertes que no les permiten mirar más allá de sus propios requerimientos.






2. Ver a una madre o a un padre en la pareja

Esta es otra de esas dificultades psicológicas que genera problemas de pareja con frecuencia. Lo saludable es que el proceso de crecimiento haya traído consigo un desapego progresivo de las figuras paternas. Esto debería conducir a una autonomía paulatina, en donde la persona se vea con capacidad para influir sobre su propio destino.


A veces eso no ocurre. Si alguien fue educado de una manera dependiente, de no superarlo, es muy probable que no solo busque en la pareja un “partner”, sino también una fuente de protección, apoyo y cuidado. De este modo, comienzan a distorsionarse los roles.


Sucede entonces que alguien resulta ser muy demandante con su pareja. No le exige solo disponibilidad emocional, sino también incondicionalidad. Además, es posible que espere que su pareja se haga cargo de las situaciones difíciles, o que tenga que lidiar con los aspectos problemáticos de la relación tal y como lo haría una madre o un padre.




3. Falta de equilibrio entre el recibir y el dar

Es una dificultad que muchas veces aparece de manera simultánea con las dos anteriores. Tiene que ver con la falta de equidad entre el dar y el recibir. Tanto lo uno como lo otro, en exceso, terminan por generar fuertes grietas en una relación, al punto de destruirla.


Hay quienes se esmeran en dar. Exageran en esa conducta al extremo que asfixian al otro con sus mimos, atenciones y disponibilidad absoluta. No le dejan dar. No le dejan aportar en la construcción de la relación. A la vez, lo usual es que, en algún punto, quien da de más, espere que el otro haga lo mismo. Si esto no ocurre, se siente defraudado y hasta estafado. Esta situación también termina minando el amor. Para que se sostenga tiene que haber algo de vacío, de carencia, ya que eso es lo que alimenta el deseo.




Así mismo, están los que solo quieren recibir. Son niños grandes que no esperan ser amados, sino adoptados por el otro. Se sienten desvalidos y creen que es obligación de su pareja el compensar su vulnerabilidad.


Las dificultades psicológicas que generan problemas de pareja nos hablan de procesos individuales incompletos. El amor adulto exige generosidad, madurez, paciencia y flexibilidad. Todo ello debe ser mutuo para que la relación se afiance y perdure. De no ser así, hasta los más grandes amores terminan sucumbiendo ante la contaminación neurótica.

Por Edith Sánchez
 
La teoría del agotamiento del ego


La teoría del agotamiento del ego es una especie de sinónimo del agotamiento físico, pero asociado a la mente.

Cuando estamos tan agotados que no conseguimos controlar nuestras emociones, ¿es porque hemos perdido todas nuestras habilidades sociales? No es que suceda esto de una manera tan drástica, pero sí en parte, y esto es lo que expone la teoría del agotamiento del ego.


Si te has dado cuenta, después de una discusión, una ruptura de pareja o de haber vivido una situación con mucho estrés, cuesta muchísimo tomar decisiones, realizar tareas, ser agradable e incluso educado. Esto no es para siempre, pero dependiendo del tiempo en el cual la persona haya estado expuesta a esa situación estresante, durará más o menos.




Y esto es lo que diversos psicólogos han estudiado, el porqué suceden estos hechos en estas circunstancias, lo que ha dado lugar a una interesante teoría que explica los motivos por los que suceden estos hechos. Lo mejor de todo es que cuando se sabe el porqué, también se está un paso más cerca de la solución.


¿Qué es la teoría del agotamiento del ego?

Según esta, cuando una persona sufre un desgaste de energía mental muy intenso y/o prorrogado en el tiempo, se pierde capacidad de autorregulación durante un período temporal. Es decir, que la persona no es capaz de controlar totalmente sus emociones, sus impulsos y por ende su conducta, ya que capacidades tan importantes como la culpa, la asertividad y la empatía se ven realmente afectadas.





El ego, es decir, el “yo”, es esa parte de nuestra psicología que debe adaptarse a las situaciones externas. Por eso es tan importante que sepa reaccionar cuando surgen deseos, caprichos, situaciones tensas, etc. De él va a depender que nos lancemos a la piscina o sepamos mediar con nosotros mismos para gestionar las situaciones de una manera adecuada.




Pero, ¿qué sucede cuando por la dureza de la situación o por el tiempo que dura, ese ego está contenido a niveles extremos? Pues sucede que cuando el yo está duramente reprimido durante mucho tiempo o en un momento extremadamente sensible, se agota y ya no puede funcionar al cien por cien durante un tiempo. Al igual que le sucede al cuerpo después de correr una maratón, este está tan agotado físicamente por el esfuerzo que durante un tiempo hasta el movimiento más simple le cuesta muchísimo.


Por tanto, después de una fase de agotamiento mental y psíquico, nuestro yo dispondrá de menos energía para ejercer la autorregulación, de acuerdo a lo estudiado por la teoría del agotamiento del ego.


Baumeister y su concluyente estudio respecto a la teoría del agotamiento del ego

El primero en desarrollar dicha hipótesis es Roy Baumeister, un reputado psicólogo. Según él, cuando el yo no está en la forma que debe estar, puesto que ha agotado bastantes recursos que se suelen utilizar cotidianamente, la consecuencia directa es que no puede desempeñar determinadas funciones, como son las siguientes:




  • Modificación de conductas perjudiciales para la persona.
  • Tomar decisiones.
  • Ejercer la autorregulación.

Esto significa que la persona no se va a conducir psicológicamente de manera óptima, pero no porque no quiera, sino porque no puede al haber agotado parte de sus recursos, motivo por el que se dejará llevar por apetencias, caprichos, emociones, etc.


Métodos de curación según la teoría del agotamiento del ego

Aunque las consecuencias para la autorregulación de las emociones de la persona, según la teoría del agotamiento del ego, son bastante importantes, la recuperación no es difícil y se puede lograr de una manera relativamente sencilla. Seguirá los siguientes pasos:


  • Apartarse de la situación que genera estrés.
  • Descansar.
  • Dormir.
  • Regalarnos experiencias que resulten positivas emocionalmente.




El agotamiento físico es algo que consideramos totalmente normal, al igual que el descanso, por ese motivo, prueba a descansar también tu ego para curar o prevenir el agotamiento y poder resolver las situaciones cotidianas de una manera óptima. Serás más feliz y harás más felices a los demás, al tiempo que tu estado físico y tus relaciones mejorarán de manera notable. No te agotes en ningún sentido, y si lo haces, que sea de reír.


“La habilidad de hacer una pausa y no actuar por el primer impulso se ha vuelto aprendizaje crucial en la vida diaria”.


-D. Goleman-



Por Pedro González
 
Sublimación: el arte de reorientar nuestras angustias



A través de la sublimación podemos liberar nuestras tensiones. Es una forma inigualable de reorientar nuestras angustias a algo que resulte más saludable. Así, reforzamos nuestro bienestar.

A veces contamos o acumulamos angustias tan grandes que no sabemos cómo gestionarlas. Se trata de un sufrimiento intenso, que vamos dejando que poco a poco se apodere de nosotros. Ahora bien, existen mecanismos para defendernos, y ponerle una barrera a ese sentimiento tan profundo. ¡A través de la sublimación podemos llegar a reorientar este sufrimiento!


Entonces, si bien es propio de la naturaleza humana pasar por momentos difíciles que nos generen malestar, podemos ponerles un límite a nuestras angustias. Incluso reorientarlas, dándoles una dirección más saludable, ¿maravilloso verdad? A través de la sublimación podemos darle otra forma al sufrimiento. A continuación te contamos de qué hablamos exactamente, de cuáles son sus beneficios y algunas formas de sublimar.




“Nuestros complejos son la fuente de nuestra debilidad; pero con frecuencia también son la fuente de nuestra fuerza”.


-Sigmund Freud-


Sublimación, ¿de qué se trata?

La sublimación forma parte de los mecanismos de defensa descritos por Sigmund Freud. Un mecanismo de defensa es una vía con la que contamos para hacer frente a nuestras angustias. Surgen, por ejemplo, cuando contamos con un miedo que no sabemos gestionar.


En el caso de la sublimación, surge para redirigir nuestros impulsos hacia algo que resulte aceptado a nivel social. Freud sugirió que se trata de una vía de elaboración de las pulsiones con la capacidad de desplazarlas. Así, podemos entender que es un mecanismo a través del cual podemos reorientar nuestras angustias hacia una conducta que no nos penalice a nivel social.







Dándole la palabra a Freud “la cultura descansa totalmente en la coerción de los instintos”, tal cual como expone en “La moral sexual ‘cultural’ y la nerviosidad moderna”. En este sentido, hablaríamos de que hay asuntos que son aceptados a nivel cultural, y a través de la sublimación lo que haríamos sería reorientar lo que nos angustia a dichos asuntos o niveles de expresión (Ej. Pintura, literatura, escultura, etc.), ¿increíble verdad?


Ahora bien, Freud no fue el único que habló de este concepto: algunos de sus coetáneos y sucesores también lo hicieron (y lo siguen haciendo). Por ejemplo, Nietzsche, formuló el concepto por la misma época que Freud, pero hacía mayor hincapié en la sublimación artística, refiriéndose al arte como un Dios salvador. Jaques Lacan también mencionó el concepto, pero hizo énfasis en la sublimación como una satisfacción sustitutiva.




Inclusive en la actualidad se sigue estudiando este concepto. Por ejemplo, Javier Cuevas del Barrio dedicó un apartado de al concepto de la sublimación en su tesis doctoral (Universidad de Málaga). Se sumergió en la influencia de este concepto en el arte de las vanguardias, he hizo un recorrido de la transformación del concepto a lo largo de diferentes autores.


Sublimación, más allá de la creación artística

A lo largo del tiempo, desde que se formuló el concepto de sublimación, se ha hablado de que una forma de redirigir el sufrimiento es a través del arte, pero existen más. Si bien el arte es un vehículo movilizador de las emociones, que actúa de forma inigualable como soporte para representar nuestros aspectos inconscientes y conscientes, hay más formas de sublimar.


Como en la sublimación se reorienta hacia algo que esté aprobado socialmente, es posible hacerlo a través de distintas vías. Una forma bastante estudiada también, es a través del trabajo. Podemos desplazar nuestras angustias a algo que acepte nuestra cultura, en este caso trabajar. Por ejemplo, un cirujano, que en vez de seguir sus instintos, hace operaciones, lo cual es aceptado. Así, descarga sus tensiones.


Además, podemos sublimar haciendo deporte. Se trata de redirigir nuestras angustias al ejercicio físico. Una forma como pocas de liberar la energía que pueden contener nuestros impulsos. Además, al hacer deporte producimos endorfinas, un neurotransmisor que cuida de nuestro estado de ánimo.


Otra manera de sublimar que quizás no identifiquemos como tal es a través de las nuevas tecnologías. Estos son recursos maravillosos que utilizamos a diario para salir de nuestras angustias. Por ejemplo, podemos ver series donde se hacen cosas que serían inaceptables en el mundo real, como matar.





Beneficios de la sublimación

Es difícil que seamos conscientes de nuestros mecanismos de defensa porque actúan en un espacio de difícil paso para nuestra consciencia incluso con angustias que no somos capaces de reconocer. Siendo conscientes o no, la sublimación puede traernos grandes beneficios, veamos algunos:


  • Protege nuestra psique.
  • Alivia tensiones.
  • Fomenta los procesos de socialización.
  • Facilita la compensación psicológica.
  • Cambio de los estados mentales que pueden ser dañinos.
  • Disminuye el estrés.

Cada forma de sublimar supone un beneficio para nuestra salud mental. Si bien somos inconscientes de este mecanismo, podemos llegar a descubrir cómo actúa en nosotros. El autoconocimiento y la psicoterapia son una gran opción para explorarlo.


La sublimación es un mecanismo de defensa que actúa como una guía para nuestras angustias. Las lleva a otro plano donde se expresan de una forma más saludable. Entonces, es una forma a través de la cual nuestra mente nos protege. En vez de seguir nuestros impulsos y realizar cosas fuera de la ley, pasamos a dirigir nuestras angustias a asuntos que resulten comprensibles para nuestra sociedad, liberando así nuestras tensiones.


Maria Alejandra Castro
 
Hombres de palabra
Es agradable estrechar la mano con alguien que tiene palabra. No hay nada que confiera más dignidad a un hombre que el hecho de ser consecuente con lo que dice y hace.
hombres_de_palabra.jpg


Admiro y respeto a quien es consecuente con lo que dice y hace; es decir, que se comporta y pone en práctica lo que expresa en su cotidianidad. De manera desafortunada no hay mucha gente así.


Según me contaban los abuelos, en la época de ellos la sola palabra bastaba para finiquitar algún negocio. Eran los tiempos en los que una promesa, por el físico hecho de pronunciarse, era admitida como un contrato ante los jueces.


Hoy día todo tiene que estar por escrito o registrado en una notaría y hasta con testigos.


Lo más triste es que para sobrevivir en este mundo global todos se acostumbran a mentir o a ‘maquillar las verdades’.


La gente cita a alguien a determinada hora y la deja esperando; en las campañas políticas el candidato dice que hará determinada obra y luego, en el ejercicio de su cargo, les incumple a sus votantes; los novios se prometen ‘el cielo y la tierra’ y una vez casados se olvidan de sus compromisos.


Muchas personas cambian las condiciones de lo que hablan sin dar explicación alguna y echando por tierra ese ‘contrato verbal’ que han suscrito.


Es una pena que en estos tiempos modernos no se le dé mucha importancia a cumplir la palabra y, en cambio, se recurra a la excusa o simplemente se acostumbre al incumplimiento.


Esta forma de actuar, que no es otra cosa que el hábito de no darle peso a la palabra, lo hace ver como irresponsable y tramposo.


La verdad es que ser un incumplido no le ayudará en ningún ámbito de su vida; sea profesional, familiar o sentimental.


Hay que cultivar con acciones la confianza, la integridad y la honestidad. Ellas tienen una gran relevancia en las interacciones sociales y laborales.


Ganarse la reputación de ser un hombre de palabra significa que se es honesto con uno mismo y con los demás.


Es un tesoro encontrarse con una persona que respeta su propia palabra. Es decir, si dice que hará algo, la realizará; o si promete estar al lado de uno, lo cumplirá. ¡Con alguien así se puede contar!


Por último déjeme recordarle que también es preciso ser claro respecto a lo que se puede y no se puede hacer. Es mejor decir “no” cuando no está en sus manos ejecutar algo, que tener que dar una excusa después.

Por Euclides Ardilla
 
¿Existe el amor eterno?


Un hombre mayor lee un diario a una mujer anciana, que habla sobre el amor eterno de una pareja que se conoció en los años cuarenta: Allie y Noah. Se enamoraron, pero los padres de ella están en contra de que ella se relacione con un chico que no cuenta con demasiados recursos económicos.


La vida les separa, pero nunca se olvidan el uno del otro hasta que se vuelven a reencontrar. Esos jóvenes ahora son estos dos ancianos y el hombre lee la historia a la mujer que ha perdido la memoria, cada día, para recordar un amor que nunca olvidarán.




Esta es la historia que cuenta la película “El diario de Noah”, una de las películas más románticas y conmovedoras de los últimos años. Ver algo así nos hace pensar si podemos lograr tener una relación tan intensa, sincera y duradera, en un mundo donde muchas relaciones comienzan de forma muy rápida y desaparecen en pocos días o meses.


Parece que todo es demasiado superficial, nos deja vacíos, ¿dónde queda el tiempo que requiere conocer de verdad a una persona? ¿por qué nos da tanto miedo desnudar nuestra alma? Las relaciones pueden ser eternas o no, pero ni siquiera nos damos el tiempo o tenemos el valor de descubrirlo.


“Pero si no volvemos a vernos y ésta es una verdadera despedida, sé que nos reencontraremos en otra vida. Volveremos a encontraros y aunque las estrellas hayan cambiado no nos amaremos sólo una vez, sino todas las veces anteriores…”


-El diario de Noah-





Estudios sobre el amor eterno

La Universidad de Harvard publicó un estudio que concluye lo que algunas parejas pueden decir: el amor eterno existe y solo tiene un secreto: sentir verdadera empatía por el otro. Según la terapeuta Charlotte Pasquier: “Para que una pareja vaya bien se necesitan dos personas que caminen en la misma dirección, pero no es necesario que opinen igual en todo ni que quieran las mismas cosas, sólo que sean conscientes de los deseos de la otra parte”.


Como decíamos, según este estudio, el secreto para un amor duradero es la empatía por la otra persona, es decir, que exista una identificación mental y afectiva de una persona con el estado de ánimo de la otra. El amor eterno se trata de entender sin juzgar.


“Si te caes te levanto, y si no, me acuesto contigo”




-Julio Cortázar-


Un grupo de neuroquímicos de la Universidad de Stony Brook, Nueva York, lograron encontrar evidencias de que el amor eterno es posible. Los científicos midieron las reacciones cerebrales de un grupo de voluntarios que acababan de iniciar relaciones amorosas.


Descubrieron que cuando se ve la foto de la persona de la que estamos enamorados, reacciona el área ventral tegmental del mesencéfalo. Esta zona del cerebro se dedica a procesar la dopamina, un neurotransmisor que es responsable de motivar deseos.






Si se les enseñaba la foto de otra persona, aunque fuera parecida al ser amado o de un antiguo amigo con el que no hubiera relación amorosa, el cerebro se mantenía sin cambios. Luego se analizó a personas casadas (10 mujeres y 7 hombres) durante muchos años (20 aproximadamente) y que afirmaban conservar sentimientos románticos por sus parejas.


Las reacciones de su cerebro fueron medidas de la misma manera y marcadas sobre una escala de siete puntos para analizar la intensidad del amor que los voluntarios sentían por sus parejas. Bien, pues la intensidad mínima registrada en este grupo de voluntarios fue de cinco puntos.


Las reacciones de este grupo de personas se registraron en la misma zona del cerebro que en el otro grupo de “recién enamorados”: el área ventral tegmental y el cuerpo estriado. Sin embargo, también había diferencias: si en los voluntarios del primer grupo se vieron afectadas las zonas responsables por las obsesiones y la tensión nerviosa además de las anteriormente señaladas, en los del segundo grupo resultaron afectadas las áreas de la amistad y la maternidad.


¿Qué hace que el amor perdure?

Desde luego no existe una fórmula mágica para que el amor perdure, pero si queremos que una relación sea duradera tendremos que realizar un esfuerzo muy importante cada día. A continuación, te exponemos algunas claves que son necesarias para que una relación sea sólida y pueda durar:


Afinidad

Las parejas más duraderas son aquellas que comparten varios valores, principios y aficiones. No es necesario ser idéntico a tu pareja, pero sí que tiene que haber cosas en común que se puedan compartir y disfrutar de manera conjunta. Es aconsejable que haya una parcela de intimidad y otra compartida con nuestra pareja.


“Porque, sin buscarte te ando encontrando por todos lados, principalmente cuando cierro los ojos”


-Julio Cortázar-


Sentido del humor

Es muy importante aprender a ver las situaciones con humor y quitar dramatismo a determinadas circunstancias. Los conflictos de pareja se pueden tomar de forma más relajada si utilizamos el humor, siempre con respeto a la otra persona.







Admiración mutua

La admiración y la capacidad de aprender cosas de la otra persona y que esto sea mutuo es una de los aspectos que más une. Es muy positivo expresar esa admiración de distintas formas y hacérselo saber a la otra persona y que ella nos lo transmita también.


Manifestación de afecto

No sobreentiendas que la otra persona sabe que la quieres, demuéstraselo cada día, aunque sea con pequeños detalles, como hacerle el café para desayunar, regalar flores, dejar notas cariñosas. Se trata de cuidar la relación y el amor que sentimos hacia nuestra pareja.


“El amor permanece, son los hombres lo que cambian”


-Paulo Coelho-

Por Arantxa Alvaro
 
El diario de Noa


Todo aquel amante del cine romántico tiene una cita de obligada con El diario de Noa, una película dirigida por Nick Cassavetes y que seguro que no les dejará indiferente. En esta cinta comienza en una residencia de ancianos, donde un hombre de avanza edad, lee a una mujer anciana una profunda y bella historia de amor que está protagonizada por Noah Calhoun y Allie Nelson. Dos jóvenes que, a pesar de formar parte de dos ambientes sociales muy diferentes (él forma parte de una sociedad más rural y humilde, mientras que ella vive en una familia de clase alta y adinerada), se enamoran perdidamente uno del otro.


Tras un idílico verano juntos, los padres de Allie se dieron cuenta de su furtivo romance con un chico que para ellos “no le convenía” debido a su origen humilde. Fue a partir de ahí cuando empezaron los problemas para la pareja. Y es que Noah también tuvo que hacer las maletas para partir hacia el frente de la II Guerra Mundial. Tras estos dos acontecimientos, era inevitable que la relación se fuese a pique y que cada uno rehiciese la vida por su lado.




“No concordaban mucho. De hecho, casi nunca concordaban. Siempre se peleaban y se retaban el uno al otro cada día. Pero, a pesar de sus diferencias, tenían algo importante en común: estaban locos el uno por el otro”


-El diario de Noa-




Sin embargo, a pesar de la distancia y el mero paso del tiempo,ninguno de los dos estaba dispuesto a olvidarse del otro ya que sentían que la chispa del amor y la pasión seguía como el primer día. ¿Serán capaces de volverse a reencontrar? ¿O sus situaciones tan adversas provocarán que ambos caigan irremediablemente en el olvido? Solo el que vea la película lo descubrirá.


Con esfuerzo y pasión todo es posible

Se puede sacar una reflexión muy clara de esta película, El diario de Noa. Y no es otra que si de verdad nos proponemos algo, y le ponemos esfuerzo y tesón, cualquier cosa es posible. En el Diario de Noa es una lucha por el triunfo del amor, de dos parejas que a pasar de las adversidades, ven que lo único que importa es que ambos se aman, y que nada en la faz de la tierra podrá cambiar eso.


el-diario-de-noah.png




Pero es que esto se puede extrapolar a cualquier ámbito de nuestras vidas. Trabajo, amistad, superación personal… Cualquier cosa que esté en vuestras manos y de verdad creéis que podéis cambiar pues ADELANTE. No dejéis que nada ni nadie os impida a cumplir vuestros sueños, ya que sino seguro que no los llevaréis a cabo. Aquí eres únicamente TÚ el que se pone los límites.


“El mejor tipo de amor es aquel que despierta el alma y nos hace inspirar a más, nos enciende el corazón y nos trae paz a la mente”


-El diario de Noa-


La vida siempre nos depara sorpresas

También se pueden sacar otras bonitas conclusiones de la película El diario de Noa. Y es que en la vida siempre habrá momentos muy buenos, otros más regueros y finalmente otros donde simplemente te solo verás oscuridad y soledad y te apetece desaparecer del mundo. Sin embargo, a pesar de las adversidades, a pesar de que crees que todo va de mal en peor, la vida te puede dar un giro radical de 180º que no esperabas.


El que haya visto la película El diario de Noa sabrá a qué me refiero, ¿verdad? Y al que no la haya visto todavía… ¡Pues no hay tiempo que perder! Seguro que te llevas una grata sorpresa. A continuación les adjunto un trailer de la película para que les vaya entrando un poco de curiosidad. ¡Que la disfruten!


Por José Mª Tabares
 
¿Por qué lloramos con las películas de amor?




Viernes por la noche… ¿plan? Ir al cine o quedarse en casa mirando una película. ¿Opciones disponibles? ¡Todas románticas! ¿No había ninguna de terror o de acción? ¡No! Queremos llorar a mares durante dos horas y que no nos preocupe que se salga el maquillaje.


Algunos pueden pensar que este plan de viernes por la noche es de una masoquista empedernida o de alguien que realmente disfruta de pasárselo mal. Pero no es así. Es una excelente manera de desahogar dolores del pasado o expresar algo que nos pasa en la actualidad.




Escenas conmovedoras, llanto asegurado

Ese podría ser el resumen de cualquier película de amor. ¿Por qué nos dan ganas de llorar aún cuando la historia no tiene nada que ver con nosotros, cuando somos felices porque hemos hallado a nuestra media naranja o hace bastante que hemos podido “sepultar” el recuerdo de un ex?


La respuesta es una simple palabra: Empatía. Ser empáticos con el o la protagonista de la película es contactar con sus sentimientos, igual que si la historia nos sucediera a nosotros o nos la estuviese contando nuestra mejor amiga.




Los factores que pueden provocar esa experiencia emocional en el cine son por ejemplo la historia en general, las veces que lloran los actores en escena, la felicidad que pueden experimentar los personajes y el mensaje que deja al finalizar.




Por ello es que el llanto aparece sin que lo busquemos o lo esperemos… y tampoco nos da vergüenza. “Estoy llorando por la película… ¿o es que no lo entiendes?” Puede decir la novia a su pareja cuando le extiende un pañuelo (para ser lo más caballero posible).


Esa falta de pudor frente a la pantalla nos hace por ejemplo romper en llanto en pleno cine sin que nos importe demasiado lo que piensa el que tenemos al lado (no el novio, sino el desconocido). Muchos indican que la oscuridad de la sala o la nitidez de las imágenes junto al sonido envolvente nos hacen más proclives a las lágrimas.


Lloramos aunque el final sea feliz

“Fueron felices y comieron perdices” dicen todas las historias de príncipes y princesas que leíamos o veíamos cuando eramos peques. Lo mismo se suele aplicar (salvo en muy pocas excepciones) a las películas románticas.


Desencuentros, enojos, malos entendidos, parejas nuevas e incluso, el paso del tiempo no son motivo suficiente para que esas dos personas se terminen besando antes del cartel de “fin”. ¡Y allí si que necesitamos una dosis extra de pañuelos! (y por supuesto el kit de maquillaje para no parecer un mapache).






Ahora bien… ¿es posible llorar de "felicidad" por el maravilloso final y el tan esperado beso? Los expertos indican que nadie derrama lágrimas cuando están felices. ¿Cómo que no? ¡Si la historia era tan bonita!


La hipótesis de los psicólogos es que en realidad lloramos porque ese final feliz nos hace recordar sentimientos desagradables que hemos sufrido en algún momento de nuestra vida.


Como no está bien visto (socialmente hablando) estallar en llanto a cada rato, solemos reprimir esa emoción. Entonces cuando vemos una película, leemos un libro o escuchamos una canción hay algo muy dentro nuestro que no podemos guardar por más tiempo.


Los finales felices a los que estamos acostumbrados en la pantalla grande evocan un mundo ideal repleto de amor, sin problemas y con muchas perdices que van a parar al asador.


Para los adultos los desenlaces de los cuentos nos transportan a una edad donde todo era “color de rosas”, es decir, cuando éramos niños. Sin embargo, una vez que hemos derramado la última lágrima de la noche e ido al baño a retocarnos la máscara de pestañas y el delineador… hay que volver a la vida cotidiana, sin excepción.


Y eso justamente es lo que nos pone tristes. No la frase más romántica que hayas oído jamás en la boca de un hombre frente a la mujer amada. O a la escena más bonita con una playa repleta de palmeras… e incluso la del beso bajo la lluvia.


Cuando lloramos ante un final feliz estamos sacando a la luz nuestro lado más “idealista”, el que anhela el amor perfecto, la pareja ideal y el entorno mágico. Entonces las lágrimas, ¿son de felicidad o de alegría?, ¿tú qué crees?

Por Yamila Papa
 
3 diferencias entre emociones y sentimientos



Las 3 diferencias más importantes entre emoción y sentimientos. Aprender a diferenciarlos para gestionarlos mejor.

Seguramente más de una vez hayas confundido una emoción con un sentimiento ya que, en la práctica, experimentamos ambos fenómenos a la misma vez y son fáciles de confundir. Pero es muy importante saber cuáles son las diferencias entre emociones y sentimientos, porque la manera de gestionarlos es diferente y las necesidades que generan no son las mismas.


En este artículo hablaremos brevemente de las principales 3 diferencias entre emociones y sentimientos, el objetivo es que sepas diferenciar entre estos para que logres una mayor inteligencia emocional, seas más reflexivo y te evites arrepentimientos. Porque las emociones y los sentimientos pueden llevarnos a hacer cosas que son fruto del “calor” del momento pero si hacemos un esfuerzo por identificarlos y diferenciarlos es más fácil modificarlos (Goleman, 1996).




Las 3 diferencias entre emociones y sentimientos

1. Su origen automático VS razonado

Mientras que las emociones tienen su origen sobre todo en el sistema límbico y la parte más primitiva del cerebro, los sentimientos pertenecen al lóbulo frontal. Es decir, los sentimientos son fruto del pensamiento abstracto mientras que las emociones son innatas y vienen determinadas genéticamente como fruto de la evolución. Así mismo, aunque nos parezca raro, existe un número finito o “máximo” de emociones que podemos tener como animales humanos mientras que no hay un máximo de sentimientos.


De hecho, los sentimientos (como veremos más adelante) se definen a nivel verbal mientras que las emociones se definen a nivel psicofisiológico. Los sentimientos tienen su origen en la interpretación cerebral que hacemos de los eventos y las sensaciones mientras que las emociones tienen su origen en la respuesta del sistema nervioso de las respuestas rápidas (simpático y parasimpático).


“Mientras que las emociones tienen su origen sobre todo en el sistema límbico y la parte más primitiva del cerebro, los sentimientos pertenecen al lóbulo frontal”.





Sistema límbico

2. La velocidad y la rapidez con la que aparecen y cambian

Las emociones se caracterizan sobre todo por ser bastante inmediatas, son el sistema de alarma y supervivencia del organismo. Una vez hemos entendiendo qué ha ocurrido y por qué nos sentimos de una manera o de otra, estamos hablando de sentimientos y no de emociones. Para tener un sentimiento es necesario pensar en lo que ha pasado (valorar la emoción), reflexionar sobre cómo nos hemos comportado y así comenzamos a elaborarlo psicológicamente.


Como las emociones nacen y mueren rápidamente, nuestro organismo tiene otro mecanismo de valoración y motivación: los sentimientos. El sentimiento sería lo que “queda” de la emoción. De hecho, una de las principales diferencias entre emociones y sentimientos es que el sentimiento se va gestando poco a poco, puede ir cambiando y modificándose y está presente durante días, semanas, meses e incluso años.




3. La intensidad: las emociones son muy potentes mientras que los sentimientos son más “suaves”

En primer lugar, si entendemos que las emociones son el principal sistema de alarma y motivación con el que nacemos, podemos comprender que serán muy intensas y potentes. Las emociones básicas y universales son: alegría, ira/rabia, miedo, sorpresa y tristeza; son muy intensas y nos mueven siempre a actuar o a dejar de hacerlo. En este sentido, si afinamos mucho, la sorpresa sería una emoción neutra cuya función es “estar alerta y muy pendientes de lo que va a ocurrir”.


Si has visto la película "Inside out" o "Del revés", observarás cómo las emociones siempre empujan a que “hagamos algo” o a que “dejemos de hacerlo”. Por ejemplo, la tristeza lleva a que te alejes de los demás, te aísles y conectes con el sufrimiento que tienes. Ahora bien, los sentimientos son muchísimo más variados y lentos y nos llevan a reflexionar qué es lo mejor que podemos hacer para dejar de sentirnos de manera incómoda o desagradable.





En este punto, es necesario destacar que la gestión de las emociones desagradables se consigue mediante técnicas de desactivación y reconducción de la atención. Por otro lado, la gestión de los sentimientos se consigue mediante experiencias sentimentalmente correctivas, el diálogo socrático y la reflexión guiada. Así, pueden ayudarte técnicas de desactivación y relajación rápida.


“Los sentimientos son muchísimo más variados y lentos y nos llevan a reflexionar qué es lo mejor que podemos hacer para dejar de sentirnos de manera incómoda o desagradable”.


Finalmente, podemos entender que como hay diferencias entre emociones y sentimientos, la manera de gestionar estas experiencias es diferente. Mientras que las emociones requieren de un momento de desconexión (por ejemplo para no aumentar la rabia y perder el control), los sentimientos necesitan ser escuchados y reconducidos (¿qué me pasa?, ¿qué puedo hacer para mejorar mi situación). En cualquier caso, tanto la regulación de las emociones como la reinterpetación de los sentimientos es posible y ayuda a tener una mejor salud psicológica (Bigman, Sheppes & Tamir, 2017).

Por Julia Marquez Arrico

 
4 técnicas para autorregular las emociones




Las distintas emociones nacen por alguna razón y nunca es buena idea contenerlas por sistema, encapsularas a presión en nuestro interior, de la misma forma que no lo es entregarles el timón sin control de nuestra conducta. Hay técnicas para autorregular las emociones y que nos hacen más inteligentes en este campo.


Una de las emociones más difíciles de gestionar es la ira, por ser una de las que más energía nos aporta. Son muchas las personas en el mundo que se dejan invadir por el enfado y terminan diciendo o haciendo algo que los daña a sí mismos o daña a otros. Así mismo, el miedo a veces toma el control, generando límites que lastran nuestro crecimiento o lastran nuestra calidad de vida.




De ahí que sea tan importante conocer las técnicas para autorregular las emociones. Son métodos sencillos que nos permiten gestionar lo que sentimos, de modo que sea más fácil alcanzar un punto de equilibrio entre la contención y la expresión. Estas son cuatro de ellas.


Quien conquista a otros es fuerte; mas quien se conquista a sí mismo es poderoso”.


-Lao Tsé-




1. Vipassana, una de las técnicas para autorregular las emociones

El vipassana es un antiquísimo método de meditación que se basa en la autoobservación. El nombre significa “ver las cosas como son”. Para las culturas de la India equivale a un medio para desarrollar “el arte de vivir”. La técnica consiste, básicamente, en dedicar tiempo a verse a uno mismo, como si se mirara desde fuera.


La idea es ir a un lugar tranquilo, cerrar los ojos y respirar profundamente. Observar la respiración. Hacernos conscientes de cómo el aire entra en el cuerpo, para salir más tarde. El siguiente paso sería repasar cada una de las zonas del cuerpo para identificar qué se siente al recorrerlas mentalmente. Lo adecuado es hacer esto todos los días, por unos minutos. Es un ejercicio que ayuda a desarrollar el autocontrol.




2. Entornos virtuales

Otra de las técnicas para autorregular las emociones es el empleo de entornos virtuales o imaginarios. Consiste en exponerte, de manera simulada, a diferentes situaciones frente a las que te sientes particularmente vulnerable. El segundo paso, será evaluarlas (tanto a las situaciones en sí como a tus sensaciones). Actualmente hay psicólogos e institutos que cuentan con la tecnología necesaria para reproducir determinadas situaciones de manera digital. Sin embargo, no es el único medio.




Cuando no se dispone de la tecnología necesaria, nada mejor que recurrir a la imaginación. Puedes dibujar o describir con palabras alguna de esas situaciones frente a las cuales sientes que no tienes control. La idea es identificar cuáles son exactamente los estímulos o los momentos que te llevan a sentirte fuera de ti. Luego, tratar de comprender esa emoción, su razón de ser y qué podría sustituirla o aminorarla.


3. Arteterapia

La arteterapia es mucho más que una moda o una de tantas tendencias. En realidad, existe desde siempre, pero solo hasta ahora se le ha dado la importancia que merece. Consiste en emplear los diferentes artes como un medio para expresar las emociones y lograr un mayor equilibrio emocional. Además, también ayuda a elaborar los conflictos psíquicos y a construir nuevos significados.


Esta es una de las más eficaces técnicas para autorregular las emociones porque, principalmente, invita a expresarlas a través de un lenguaje creativo. Este solo hecho ya implica un paso adelante. Las emociones deben pensarse y replantease para ser expresadas mediante la escritura, la pintura, las manualidades o cualquier otro vehículo que se emplee. Practicada de manera constante, nutre el autocontrol.




4. Autovaloración

La falta de control sobre las emociones muchas veces nace de la falta de auto-reconocimiento y de autovaloración. Nos sentimos tensos porque nos exigimos demasiado o porque nos castigamos por nuestros errores, en lugar de concentrarnos en los aciertos. Esa tensión hace que nos volvamos demasiado sensibles a determinados elementos, como la crítica, la diferencia o la exigencia.


Una buena idea es hacernos una evaluación concienzuda semanal o mensualmente. En este caso, no se trata de identificar en qué hemos fallado durante la última semana o el último mes, sino todo lo contrario.


El objetivo es identificar nuestros aciertos, las razones que tenemos para felicitarnos. Este simple ejercicio ayuda a que nos reconciliemos con nosotros mismos. Y reconciliarnos, nos hace más inteligentes regulando nuestras emociones.




Las técnicas para autorregular las emociones no son recetas mágicas. Sin embargo, el solo hecho de ponerlas en práctica ayuda a que se operen cambios visibles en nosotros. Así, aprender a gestionar lo que sentimos nos permitirá vivir una vida más tranquila.

Por Edith Sanchez
 
Autocontrol, habilidad que puedes reforzar



Autocontrol, esa habilidad de asir las riendas de nuestras emociones, en especial de las fuertes como la ira. Apelamos a nuestra capacidad de autocontrol por ejemplo, cuando nos enfocamos en una tarea que debemos realizar sin distraernos. ¿Pero qué sucede cuando nos sentimos desbordados frecuentemente? ¿Cómo se puede reforzar? ¿Qué aspectos destacan de su trabajo en terapia?


Hoy daremos respuesta a todas estas preguntas y haremos un pequeño viaje sobre esta habilidad, el autocontrol, que siempre podemos mejorar. Porque aunque pensemos que el control de nuestros estallidos emocionales no está en nuestras manos, hoy descubriremos que esto no es así.




“El que sonríe en vez de enfurecerse, es siempre el más fuerte”


-Proverbio Japonés-


El autocontrol y la ira

Al igual que otras emociones, la ira nos ayuda a responder adecuadamente según nuestra cultura, a lo que sucede en el entorno. Sin embargo, cuando la experimentamos durante un tiempo prolongado y simplemente la seguimos, nos lleva a realizar actos de los que nos arrepentimos, afectando nuestra autoestima y convirtiéndose en un obstáculo para alcanzar metas. De ahí la importancia de pensarla, atrevernos a cuestionarla y a enfrentar sus respuestas.




La ira que aparece súbitamente ante un hecho que nos frustra, nos impide distinguir y pensar las cosas con claridad. Suele relacionarse con agresiones recibidas reales o no, limitaciones a nuestros deseos y/o derechos. Si dedicamos el tiempo suficiente para ver con cuidado en nuestro interior, notaremos que muchas veces encubre otras emociones, como tristeza por sentirnos decepcionados, e incluso miedo de salir muy perjudicados.




La palabra autocontrol, suele ser equiparada sólo con limitación de conductas inconvenientes. Sin embargo, trabajar esta habilidad tiene que ver con incorporar conductas que influyan en la probabilidad y manera en que sucedan otras.




En terapia se aborda también la capacidad de observar la propia conducta, de modo de reconocer y comprender aspectos problemáticos, así como las características de las situaciones en las que afloran. Nuestro papel en el proceso de cambio y aprendizaje, se alía con la motivación y las ventajas de reforzar el autocontrol.


Al aceptar que ese comportamiento que no nos gusta es parte de nosotros, reconociéndonos como responsables de nuestras propias acciones, sin justificarlas ni culparnos o culpar a los demás, al reconocer que podemos decidir, ganamos en tranquilidad y ya no va siendo tan fácil que nos desbordemos. Para hablar de autocontrol, los nuevos patrones que ponemos en marcha no deben responder a presiones exteriores.


Ejercicio eficaz para el autocontrol

Vamos a poner en práctica un ejercicio fácil que podemos realizar ahora mismo. Para ello, cogeremos una hoja de papel y anotaremos 2 o 3 situaciones relativamente recientes, en las que experimentaras una fuerte emoción. Incluiremos al menos una en la que consideremos que comunicamos nuestros sentimientos de forma adecuada, y otra en la que no. ¿Qué diferencias vemos?


Una vez hemos analizado lo que hemos escrito, es el momento de saber cómo reaccionar si creemos que el autocontrol se nos escapa de las manos ante una situación nueva o inesperada. ¿Qué podemos hacer?


  • Al estar en un entorno estresante, podemos contar hasta 10 antes de responderle a alguien.
  • Pensemos en cómo nos gustaría que se comportaran contigo si estuviéramos en su lugar.
  • Si estamos muy cansados, mejor intentamos posponer la conversación. Algunas personas creen que es más eficiente continuar y atender todo aún cuando están exhaustas, sin embargo en algunas ocasiones menos es más.
  • Los ejercicios de relajación añadidos a la rutina diaria, son una herramienta más que útil.



Practicar Mindfulness o meditación a diario durante al menos unos 10 minutos, es suficiente para ir mejorando nuestro autocontrol.


Al trabajar sentimientos como la ira, se logran modificaciones sustanciales en situaciones problemáticas presentes, incorporándose otras formas de conducirse. Reforzar la habilidad de autocontrol, es un camino de comprensión y conexión con nuestra forma de entender el mundo, nuestros pensamientos, sentimientos y acciones.

Por Pilar Naveira
 
Cómo crear un diario emocional


Durante mucho tiempo indagué sobre cómo crear un diario emocional, pero por más que buscaba, no lograba encontrar nada al respecto. Había mucha teoría, pero no sabía por dónde empezar. En ningún sitio se explicaba con ejemplos. Así, me atreví a coger una libreta y, de forma esquemática, empezar a gestionar mis propias emociones, a mi manera. La experiencia me fue tan bien que hoy me gustaría compartirla con todos vosotros.


Un diario emocional puede realizarse escribiendo las emociones tal y como las sentimos. Sin embargo, el desorden que podemos generar puede resultar un poco caótico, algo que no nos ayudará. Personalmente, me gustan las cosas visuales, con la letra justa para forzarnos a ser concisos y no ‘irnos por las ramas’.




Podemos escribir cada día, si es necesario, o cuando lo necesitemos. Lo importante es que tengamos en cuenta que crear un diario emocional no solo sirve para registrar las emociones negativas que podamos tener (ira, enfado, ansiedad) sino también las positivas (alegría, euforia, felicidad). Esto nos permitirá conocernos a un nivel más profundo y empezar un bonito proceso hacia la inteligencia emocional.


Cuando registras tus emociones, las sueltas sobre el papel y permites que se desborden en forma de tinta. Así, adquieres una nueva perspectiva de lo que sientes y de cómo deberías actuar.


Los primeros pasos para crear un diario emocional

Para crear un diario emocional es importante que tengamos una libreta solo para eso. De esta manera, no tendremos nuestros apuntes perdidos en folios sueltos o en otras libretas y cuadernos, y podremos volver a nuestras emociones cuando lo necesitemos para analizarlas desde una perspectiva distinta.




Una vez tengamos una libreta que nos resulte agradable y que nos inspire es el momento de comenzar. Para ello, es importante que tengamos en cuenta que cuando estemos escribiendo tenemos que estar tranquilos, sin prisas y en soledad. Así, será más fácil conectar con nuestras emociones y escuchar lo que nos quieren decir.


Una de las formas posibles de crear un diario emocional es la siguiente: dibujar cuatro columnas que tendrán por título las palabras situación, emoción, respuesta y sugerencias. Veámoslo.




Situación Emoción Respuesta Sugerencias

Hablar en público


Miedo


Ansiedad

Huida
Buscar seguridad en sí mismo


Reafirmar autoconfianza




Este es un ejemplo de cómo ante una situación como hablar en público una persona va explicando paso a paso cómo se siente, cuál es la emoción que la está acechando, cómo está reaccionando y qué sugerencias se da para resolver esa situación. Como vemos, es una forma esquemática, clara y concisa de gestionar las emociones.


La gestión emocional nos genera un mayor bienestar

Escribir en nuestro diario emocional de manera constante nos ayudará a percibir en qué área de nuestra vida solemos tener más dificultades y cuál es la emoción que más se repite. ¿Es el miedo o quizás la inseguridad? Ser conscientes de esto nos permitirá revisar nuestras sugerencias para ponerlas en práctica y evitar que solo queden escritas sobre el papel.


Crear un diario emocional nos permite ser conscientes de las emociones que más nos afectan, aquellas que no sabemos gestionar y con las que siempre nos sentimos perdidos.




Si eres una persona que tiene muchos pensamientos obsesivos o rumiantes, crear un diario emocional te ayudará a ponerles freno. Gracias a esta poderosa herramienta de gestión emocional te darás cuenta de que una vez hayas analizado y reflexionado sobre lo sucedido, te inundará una agradable sensación de bienestar.


Además, también podemos gestionar las emociones positivas que sentimos. De esta manera, focalizaremos nuestra atención en todo lo bueno que nos sucede. Pongamos otro ejemplo.


Situación Emoción Respuesta Sugerencias

Conseguir un ascenso en el trabajo


Alegría


Relajación

Compartirlo con otras personas
Ahora ya tienes todas las herramientas e incluso, ejemplos visuales para crear un diario emocional que te ayude y te permita gestionar tus emociones. No obstante, es importante que tengas en cuenta que no hay una forma mejor o peor de hacerlo. Puedes añadir otras columnas si lo consideras o retirar alguna que no te convenza. Es tu diario emocional y debe adaptarse a ti. Sus formas de creación son muy diversas.


Por Raquel Lemos


 
El arte de no amargarse la vida



Un buen día llegó a mis manos por medio de una amiga, también psicóloga, el libro de “El arte de no amargarse la vida” de Rafael Santandreu. Me lo prestó diciéndome: Lee este libro, vas a aprender un montón. Yo he mejorado mis terapias gracias a él y también he crecido yo como persona.




Empecé a leerlo con entusiasmo y altas expectativas, y desde luego, no me defraudó, sino que me impresionó. Pronto me di cuenta de que estaba basado en la terapia racional-emotiva del famoso psicoterapeuta Albert Ellis, terapia con la cual yo me sentía identificada desde que descubrí a autores como el mismo Ellis o Auger, pero era aún más radical y profunda. Era la torta en la cara que necesitaba en ese momento y me hizo abrir los ojos en muchos aspectos de mi vida.


El arte de no amargarse la vida no es el típico libro de auto-ayuda que te presenta lo que quieres-o necesitas- leer para sentirte bien un rato.


No te enseña que la vida es de color de rosa ni que hay que ser optimistas cien por cien, ¡pese a todo! Tampoco te invita a buscar el lado positivo siempre ni a repetirte como un loro que eres maravilloso y que tu vida también lo es.


Es un libro cuyo propósito principal es hacernos fuertes a nivel emocional. Es limpiar la suciedad de tus gafas, esas que están tan sucias que están distorsionando la auténtica realidad, creando una realidad subjetiva basada en las propias creencias irracionales de la persona y provocándose un malestar emocional importante.


Cuando hablamos de creencias irracionales, los psicólogos nos referimos a afirmaciones, evaluaciones, verdades y valoraciones subjetivas que las personas nos vamos formando desde la más tierna infancia sobre nosotros mismos, los demás y el mundo.


Es la manera en la que interpretamos lo que nos sucede, los cristales de nuestras gafas. Si las gafas están limpias, tendremos creencias racionales, tónicas, basadas en la razón y en la realidad que se acompañarán de emociones sanas.


Si los tenemos sucios, albergaremos creencias irracionales, falsas, que no se corresponden con la realidad, que no nos ayudan a conseguir nuestros objetivos y que provocan un gran sufrimiento en la persona. Aún así, para quien las tiene, se convierten en verdades absolutas e indiscutibles y es entonces cuando surgen los problemas emocionales.


El libro nos enseña entonces, como ya decía Epícteto, que no son las situaciones las que provocan nuestro sufrimiento emocional, sino que somos nosotros, con nuestras creencias irracionales y autodiálogo interno, los que creamos nuestro propio malestar.




Tenemos la tendencia a pensar que hay una relación directa entre situación y emoción, pero si fuese así, todo el mundo reaccionaría de la misma forma ante las mismas situaciones y podemos comprobar que esto no es así. Por lo tanto, la ecuación es más compleja que situación-provoca-emociones.


Hay un ingrediente intermedio que son las creencias y pensamientos. ¡Qué buena noticia! ¡Si yo con mis pensamientos, creo mis perturbaciones, yo mismo tengo también el poder para sentirme bien! ¡Todo depende de mí!


En el libro podemos descubrir que algunas de estas creencias son exigencias hacia uno mismo, los demás y el mundo, necesidades que nadie necesita en realidad o terribilizaciones de lo que nos puede suceder o lo que ya ha sucedido.


Cuando exigimos, tendemos a pensar en términos de “deberías”, obligaciones y presiones y nos decimos que ¡Mi marido debería tratarme siempre bien!, ¡Yo debería ser el padre perfecto siempre! o ¡No debería llover el día que estoy de vacaciones!


Cuando creemos necesitar lo que no nos hace falta para sobrevivir, como la aprobación de los demás, el éxito, una pareja que nos quiera, el trabajo de nuestros sueños, nos crearemos muchísima ansiedad, pues si nunca lo conseguimos, nos sentiremos unos desgraciados, pero si lo tenemos, estaremos siempre angustiados por la posibilidad de perderlo, por lo tanto tampoco lo disfrutaremos.




No nos damos cuenta de que lo único que realmente es necesario es la comida y la bebida y que si lo tenemos cubierto, ya podemos disfrutar muchísimo de la vida. El resto de necesidades son una trampa, cosas que creemos necesitar, pero es mentira.


Cuando estamos enfermos de “terribilitis” tendemos a evaluar todo lo que nos ocurre como terrible, insoportable, catastrófico, lo más dramático que nos podría suceder. Algo que quizá podría ser evaluado como “un poco malo”, lo calificamos automáticamente como “terrible” sin que medie un proceso de razonamiento, por lo que, evidentemente, nos provocaremos emociones acordes a esa forma de procesar la realidad: ansiedad y depresión.


Con el arte de no amargarse la vida, empezamos a limpiar nuestras gafas. Para esta limpieza, el libro se basa en el método científico y en la lógica.




Utilizando la razón nos podemos llegar a dar cuenta de que algunos de nuestros pensamientos y creencias son falsos e irreales y que nos estamos haciendo daño a nosotros mismos por “creer a pies juntillas” en algo que no es verdad.


Por otro lado, por no saber aceptar con templanza y calma las inevitables adversidades de la vida así como por decirnos constantemente que lo que nos sucede es terrible y catastrófico.


Si usamos bien la lógica, podremos comprobar como se calman nuestras emociones.


El primer paso será identificar qué es lo que pasa por tu cabeza ¿Qué te estás diciendo para sentirte tan mal? ¿Qué necesitas la aprobación de tu madre? ¿Qué si no trabajas de lo que estudiaste eres un fracasado? ¿Qué si no volvieras a tener pareja la vida no tendría sentido?


Una vez hayas identificado tus creencias irracionales, tendrás que pelearte con ellas, combatirlas mediante cuestionamiento y confrontación. Para ello tendrás que demostrarte que esas ideas son irrealistas. Algunas cuestiones que propone el libro son:


  • ¿Existen otras personas que son felices en la misma situación? (o en peores situaciones)
  • Aún con esta adversidad, ¿podría llevar a cabo objetivos interesantes por mí y por los demás?
  • En un universo infinito de planetas y estrellas que nacen y mueren sin cesar ¿existe algo realmente dramático? ¿Esto que me ocurre es tan importante? ¿Realmente es terrible?

Cuantos más argumentos encontremos, más fácilmente será para nosotros establecer la creencia racional y profundizar en ella hasta hacerla nuestra.


La clave del éxito de este método radica en perseverar diariamente. Cazar esas ideas irracionales, confrontarlas y sustituirlas.


Poco a poco se irán automatizando hasta convertirse en tu nueva filosofía vital. Hay que recalcar que las emociones negativas no desaparecen por completo pues ni es posible, ni tampoco recomendable ya que todas las emociones tienen una función importante para la supervivencia.


Lo que desaparecen son las emociones desadaptativas, exageradas e insanas. Puedes salir de la cárcel del malestar. La llave la tienes tú. La libertad y la felicidad están garantizadas.

Por Alicia Escaño Hidalgo
 
Back