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El Almohadón Indecente​

Álvaro fue objeto de toda serte de homenajes por parte de sus hermanos. Nadie como él supo manejar el Almohadón Indecente​

22/01/2024Actualizada 08:26
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Tengo para mí que los tres inventos más beneficiosos para la humanidad en el siglo XX han sido, con similar importancia, el aire acondicionado, el mechero Zippo de gasolina y el Almohadón Indecente que se despachaba en la tienda de bromas, engañifas y máscaras «Vicente Rico», sita en la calle del Conde de Aranda, vena a la izquierda de la artería de Serrano, muy cercana a la plaza de la Independencia con su maravillosa Puerta de Alcalá. Posteriormente han invadido el mercado toda suerte de copias y variaciones, pero como el original, ninguno. En los años sesenta su precio oscilaba entre las 25 y las 30 pesetas, y en todos los hogares que se preciaban de serlo, se almacenaba alguna docena de ejemplares. El Almohadón Indecente era de caucho rosáceo –para los cursis, rosáceo rosicler– y su manejo era sencillo, si bien el uso magistral estaba en manos de muy pocos privilegiados. Entre éstos, mi hermano menor, Álvaro, que los preparaba y situaba con un alarde de imposible superación. El Almohadón Indecente – rindo tributo de eterno agradecimiento a su inventor desconocido– era un globo de caucho, que inflado con maestría, se colocaba bajo los almohadones –de ahí su denominación– de cualquier sofá o butaca, de tal modo que el pitorro quedara a la vista, pero perfectamente camuflado.Al tomar asiento el invitado de turno, y como consecuencia de la presión ejercida por el trasero del visitante sobre el objeto en cuestión, sonaba una pedorreta al gusto del bromista. O escalofriante o blanda, o sostenida o breve. La versión blanda-breve era la más difícil de obtener, y asimismo, la más celebrada.
Representando el menguado –que un día fue muy abundante– accionariado de la familia Ussía en el Banco Central, mi padre era consejero del mismo y miembro de la Comisión Permanente. Fue operado de urgencia de una obstrucción del colédoco, y el período posterior a la intervención fue tan largo como doloroso. Y un día, mi madre, que tenía un enorme sentido del humor y conocía a sus hijos, nos reunió. «Mañana por la tarde vienen a visitar a vuestro padre el presidente del Banco Central, Ignacio Villalonga, y Carmen, su mujer. No hace falta que os recuerde cómo os tenéis que comportar». Los seis hermanos pequeños, a saber Ignacio (+), Jaime, Alfonso, Javier, Gonzalo y Álvaro (+) guardábamos en nuestros armarios almohadones indecentes. Y bastó una mirada para intuir que Álvaro se la iba a jugar al presidente del Banco Central. Cuanto más importante y respetable era el visitante –la visita–, mayor gloria adquiría la culminación de la broma.
Nuestra madre se sentaba siempre en la misma butaca, entre dos sofás. El sofá de la izquierda era el más adecuado para provocar la fuga sonora. Llegaron los Villalonga. Don Ignacio era pequeño, con unos ojos de listeza que taladraban, y bastante simpático para ser el presidente de un gran banco, como el Central. Su mujer, doña Carmen Jáudenes, era más grande, casi robusta, y muy amable. Nuestra madre no se pudo quejar porque les saludamos de dulce. Y se dirigieron al cuarto donde nuestro padre yacía. Colocamos estratégicamente dos almohadones indecentes, a izquierda y derecha de la butaca de nuestra madre. Sabíamos, que después de despedir y desearle toda suerte de bondades médicas a nuestro padre, se tomarían una copa en el salón. Y así fue.
Ilustración ussia barca

Barca
Todos en pie, en señal de respeto. Nuestra madre se sentó. Y en la punta de cada sofá colindante a su butaca, él y ella. Él, uno de los hombres más importantes, poderosos e influyentes de España. Ella, la mujer de uno de los hombres más importantes, poderosos e influyentes de España.
Él se sentó, y se oyó una pedorreta blanda y breve.
Ella todavía en pie, reaccionó: «¡Ignacio! ¡Eso no se hace!»
Él, como toda persona importantísima, aunque algo apurado, disimuló y comentó la buena impresión que le había causado nuestro padre.
Ella, después de regañar a su marido, con rotundidad, se sentó en el otro sofá, mientras nuestra madre se requebrajaba por dentro de risa.
Al sentarse ella, el estrépito resultó indescriptble.
Dos gorriones que tonteaban en el ventanal, volaron atemorizados.
Y al oir la volcánica explosión de su mujer, don Ignacio exclamó.
–¡Carmen! Lo tuyo sí que ha sido gordo.
Nuestro padre se enteró más de un año más tarde. Era un vasco parco en palabras y muy elegante ante las situaciones adversas.
–Me extrañó, que el primer día que pude asistir a la Comisión Permanente, Ignacio estuvo bastante antipático conmigo.
Álvaro fue objeto de toda serte de homenajes por parte de sus hermanos. Nadie como él supo manejar el Almohadón Indecente. Y nuestro padre, que estaba a punto de ser nombrado vicepresidente del Banco Central, se quedó sin nombramiento.
Pero cuando le detallábamos las escenas de las pedorretas de los Villalonga, muy a su manera, se doblaba de risa.
Inolvidable momento. Pequeña y breve historia de la Historia de España.
A ver quién se atreve hoy en día a lo mismo.

Más de Alfonso Ussía​

 

La brava asimétrica​

Esta mujer abrazada a la asimetría, que es más sosa que unas espinacas sin sal, sólo puede superar su indómita heroicidad con una característica no del todo aprovechable en la política. La de ser tontita​

23/01/2024Actualizada 01:30
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Marta o Martiña Lois o Louis –su apellido no se ajusta a la unanimidad– es la candidata de Sumar a la presidencia de la Junta de Galicia, conocida por la «Xunta», del mismo modo que a mi tía Lorenza la conocíamos sus sobrinos como Puchi. Del mismo modo que la Choni Montero se ha referido al popular Miguel Tellado pitorreándose de su calvicie, de su escasa frondosidad pilosa –a ella le sobra el pelo de la dehesa–, creo legítimo referirme a Martiña Lois o Louis como «la asimétrica». Su rostro, ya sea de frente o de perfil, presenta una asimetría encantadora, picassiana, y rebosada de sorpresas atractivas. Se busca su moflete izquierdo para darle un beso de bienvenida, y el beso termina en la nariz, lo cual origina toda suerte de sorpresas sociales. Pero este detalle carece de importancia. Lo fundamental es su arrogante bizarría, su agilidad en la recolección de bolitas de plástico en las playas gallegas y su singular interpretación de la Memoria Democrática. Como era de prever, su arrojo le ha llevado al límite del heroísmo. Y le ha declarado la guerra a Franco. Declarar la guerra a quien lleva 48 años en el otro mundo, no está al alcance de cualquiera. Mi tía Lorenza, Puchi, que era un terremoto de mujer, rompió sus relaciones, inesperadamente, con el Rey de Inglaterra Ricardo Corazón de León, que falleció en el siglo XII. Algo leyó de don Ricardo que le obligó a tomar tan lamentable decisión. Y sus sobrinos nos quedamos sin tío Rey, de golpe y porrazo, y lo que es peor, sin culpa alguna por nuestra parte.
Doña Martiña ha dado un golpe en la mesa –cualquier mesa sirve para imaginar el histórico momento– y ha anunciado al mundo que, de ganar en las próximas elecciones autonómicas de Galicia, va a retirarle al General Franco su nacionalidad «galega». He consultado con Bieito Rubido y Luis Ventoso, ambos dos hijos de Galicia, y me han informado que «galega» se traduce al español por «gallega». Sucede que la traducción es válida, pero no la nacionalidad. No existe la nacionalidad gallega ni «galega». Retirar a un gallego una nacionalidad inventada puede ser considerado un acto de heroicidad, pero carente de sentido. Como si yo, por desavenencias con sus formas de actuar, le retiro a Iñaqui Anasagasti su nacionalidad venezolana, que, al menos, es una nacionalidad existente. Creo que, para culminar una acción heroica –y combatir contra quien falleció hace 48 años, lo es–, hay que medir los pasos previos con la finalidad de no hacer el ridículo. Y Martiña que, a pesar de su sosería, de cuando en cuando se convierte en un volcán en erupción, en una estufa a punto de explosionar, en una gaita que emite llamaradas en lugar de muñeiras, no ha sabido medir los pasos. El General Franco nació en El Ferrol, allí donde termina el mar, y El Ferrol está en Galicia, siendo Galicia una bellísima región, hoy autonomía, de España, con cuatro provincias, las de La Coruña, Lugo, Orense y Pontevedra. Y a un español, vivo o muerto, no se le puede privar de su nacionalidad, la española, y menos aún la «galega», que es una nacionalidad tan extravagante como inventada. Como si a don Niceto Alcalá-Zamora se le hurta la nacionalidad de Priego de Córdoba y a mi abuelo materno, don Pedro Muñoz-Seca, la andaluza y la del Puerto de Santa María.
Esta mujer abrazada a la asimetría, que es más sosa que unas espinacas sin sal, sólo puede superar su indómita heroicidad con una característica no del todo aprovechable en la política. La de ser tontita. No obstante, su decisión, su determinación de luchar contra un paisano fallecido hace 48 años, merece un especial y analítico detenimiento. Los héroes y las heroínas no están obligados a ser, además de valientes, cultos. Y menos aún, inteligentes.
Le envío mi admiración por su ardor, entereza y bizarría.

Más de Alfonso Ussía​

 

Carlos Sainz​

Para media España, es un héroe. Y no por decir que Pedro Sánchez es gilipollas. Para eso no es imprescindible ganar el Dakar​

24/01/2024Actualizada 15:25
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Conozco de mucho tiempo atrás a Carlos Sainz. Desde que se proclamó, creo que en dos ediciones, campeón de España de Squash, un deporte entre el tenis y el frontón, cuya primera cancha en Madrid fue la del Club Financiero Génova. Ahí jugaba Carlos, y también su padre, fuerte y simpático. Y en las horas menos frecuentadas, el Rey Juan Carlos y Manolo Santana. Manolo Santana era amigo del Rey y monárquico hasta las cachas, pero el Rey acumuló memorables palizas del genial tenista madrileño. El que firma jugaba todos los días, y no superó el listón de la mediocridad. Se trataba de un deporte que se puso de moda y constituía un suplicio. Habilidad, resistencia, técnica y fuerza.
Del Squash, Carlos saltó al automovilismo. Y consiguió dos campeonatos del mundo derally, con el gallego Moya de copiloto. Dos, y casi tres. Su coche se detuvo sin posibilidad de reanimarlo a trescientos metros de la meta, cuando su tercer mundial estaba a la vista. Aquel episodio le afectó mucho, pero no se dejó llevar por la depresión. Carlos Sainz, además de un excepcional deportista, integrado en la lista de los diez mejores deportistas españoles –Nadal, Santana, Blume, Indurain, Bahamontes, Ballesteros, Rahm, Emiliano, el Conde de Teba, Portago y Alonso–, sin olvidar a Gento y Zamora, es madridista hasta los tuétanos, español orgulloso, y monárquico como todos los españoles orgullosos de serlo. Me caerán chuzos en punta por esta última afirmación, pero yo escribo para mí, no para gustar a quienes no lo merecen. Y siguiendo la tradición, es el padre de Carlitos, formidable conductor de Fórmula Uno, ya ganador de dos Grandes Premios, y piloto oficial de Ferrari. Por lo demás, Carlos es un tipo sencillo, educado, reflexivo y sereno, del que se ha escrito mucho en los últimos días no por haber logrado la hazaña de triunfar, con 61 años, en el terrible París-Dakar celebrado en el desierto de Arabia Saudita, su cuarto triunfo en elrallymás difícil, agotador, peligroso y prestigioso de cuantos se celebran, sino por haber sido sorprendido en una charla informal con otros pilotos cuando se refería a Sánchez definiéndole de «gilipollas». Otra de sus grandes virtudes es su madridismo. Algo tendrá el Real Madrid cuando los grandes, desde Nadal a Alcaraz, desde Santana a Alonso, desde Bahamontes a Goyoaga, de Juan Carlos Ferrero a Carolina Martín, son madridistas. Y desde Paquito y Blanca Fernández Ochoa a mí.
Ganar, con su copiloto Lucas Cruz, con más de sesenta años, el París-Dakar, que no sale de París ni finaliza en Dakar, no está al alcance de cualquiera. Sucede que también la prensa deportiva se la coge con papel de fumar cuando el genio, el héroe, no forma parte de la despiadada plaga de los cretinos. Sentirse español siendo español, ser monárquico en una Monarquía constitucional, forofo del Real Madrid, y crítico con la gentuza antiespañola que nos gobierna, resta méritos oficiales a sus méritos. Para colmo, es amigo del Rey Juan Carlos, cabeza de una familia unida y ejemplar, y todo lo que ha ganado ha sido consecuencia de su genialidad y su sacrificio. Es decir, lo contrario de un socialista-comunista-podemita, sumarita, separatista catalán y bilduetarra vasco.
Pero, al menos, para media España, es un héroe. Y no por decir que Pedro Sánchez es gilipollas. Para eso no es imprescindible ganar el Dakar. Es un héroe porque ha demostrado ser un deportista extraordinario que siempre ha respetado y representado el genio español. Sin darse importancia. Vuelta cerrada a la derecha, vuelta cerrada a la izquierda, recta, meta, y vencedor. Eso tan sencillo.
Lo siento por ellos. Por los otros. Sí, por esos.

Más de Alfonso Ussía​

 

Don Cicuta​

Según Yolanda Díaz, nuestra infortunada Reina, mochales por amor del chulo belga Felipe el Hermoso, falleció entre llamaradas en una hoguera​

25/01/2024Actualizada 01:30
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El independentista catalán, Ernesto Urtasun, ministro de Cultura recomendado por la independentista gallega Yolanda Díaz, se ha propuesto «descolonizar» los grandes museos españoles. Nadie ha entendido su propósito. En el Museo del Prado, por ejemplo, no encuentran ninguna obra de arte merecedora de la «descolonización» que propone el ministro catalanista. Quizá, su intención no es otra que la del despiste con el fin de descolonizar las fortunas amasadas por una buena parte de la alta burguesía barcelonesa con sus negocios de tráfico de esclavos, entre los siglos XVIII y los primeros llantos del XX. Este altivo tontorrón se enfrenta, ahora de verdad, con la gente de la Cultura, que no son los cineastas gorrones. Historiadores, filósofos, directores de museos, catedráticos, críticos de arte, exministros de Cultura y académicos de Bellas Artes han manifestado su estupor por la medida anunciada por el vanidoso individuo. El que fuera ministro de Cultura con Zapatero, el escritor César Antonio de Molina, ha emitido su certera opinión al respecto. «Este señorito de Barcelona quiere incendiar los museos». Entre los objetivos del señorito independentista de Barcelona está la devolución del Tesoro Quimbaya, y la arqueóloga Alicia Perea, experta en ese tesoro, ha recordado que fue un regalo voluntario de Colombia. En América, los museos están abarrotados de obras de arte españolas, y España, lógicamente, no las ha reclamado. Para el historiador Cesáreo Jarabo, preguntado por ABC, «la descolonización de Urtasun es un nuevo paso para desprestigiar España», y el historiador Esteban Mira, en el mismo medio, recuerda que «los museos españoles son de los pocos museos existentes en el mundo sin fondos ni obras rapiñadas». Los gobernantes madrileños van más allá. Según ellos, el proyecto de Urtasun es un intento desesperado de evitar la oferta de Arte de la Capital de España, infinitamente más atractiva y valiosa que la expuesta en la ciudad donde nació el señorito. Urtasun no es un analfabeto. Tiene una licenciatura universitaria e ingresó por oposiciones en la carrera diplomática. Pero ello no garantiza ni sabiduría ni inteligencia «Quod natura non dat, Salamantica non praestat». Es decir, que la universidad no le puede dar a nadie lo que le negó la naturaleza.
Me figuro que la oposición que se encontrará el señorito de Barcelona que se ha propuesto incendiar los museos será tan fuerte y férrea, que su proyecto terminará en un vertedero público. Lo que sí se me antoja acertado, y en ese detalle el ministro demuestra que alguna luz cerebral se mantiene encendida en su cabeza, es su intención de contratar a don Cicuta para poner orden en los resbalones culturales de sus compañeros de Gobierno. «In vídeo veritas». Su protectora, Yolanda Díaz, en un programa de televisión, ha confundido a la heroína francesa Juana de Arco con la Reina española Juana la Loca. Según Yolanda Díaz, nuestra infortunada Reina, mochales por amor del chulo belga Felipe el Hermoso, falleció entre llamaradas en una hoguera. Felipe el Hermoso, que dobló la servilleta con anterioridad a su mujer, a pesar de ser belga no habría cometido con su esposa, hija de Fernando de Aragón y de Isabel de Castilla, semejante barbaridad. Ello determina que Juana de Arco es pues, la madre del Emperador Carlos I y abuela paterna de Felipe II. Si Yolanda Díaz, esa señorita de Fene, lo asegura, la razón estará de su parte.
Es lo que hay.

Más de Alfonso Ussía​

 

Opinión sin opinión​

Ninguna opinión. Respeto absoluto a las noticias​

26/01/2024Actualizada 01:30
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Mis textos son de opinión. Hoy renuncio a opinar. Limitaré mi trabajo a ceñirme a las noticias. Con la ley de amnistía, la que distingue el terrorismo malo del terrorismo bueno, dejarán de ser delitos terroristas:
La preparación y fabricación de explosivos caseros.
La explosión de bombas que no causen víctimas mortales.
La intención de quemar a los agentes del Orden Público en el interior de los furgones policiales.
El lanzamiento de piedras, objetos de hierro y otros materiales contundentes contra las fuerzas del orden si no causan fallecimientos entre los policías.
Atacar a los policías y causarles una invalidez temporal o permanente. Si el policía herido fallece, el terrorismo es malo.
Subir a los coches policiales y arrebatar las armas antidisturbios a los representantes de la Ley.
Asaltar aeropuertos. Bloquear el funcionamiento de los aeropuertos.
Asaltar estaciones ferroviarias. Bloquear el funcionamiento de los trenes.
Romper escaparates. Si las lunas de los escaparates rotos producen la muerte de un asaltante, la acción será considerada casual y el acto de terrorismo entrará en los espacios del terrorismo bueno.
Quemar o incendiar automóviles.
Quemar o incendiar contenedores.
Agredir y apalizar a ciudadanos adversos al terrorismo bueno.
Amnistiar a los responsables de organizar, financiar y poner en práctica los acciones del terrorismo bueno.
Permitir que el máximo responsable de estas acciones, fugado de la Justicia, retorne a España y pueda presentarse a las elecciones autonómicas y ser elegido presidente de la Generalidad.
Cancelar la investigación de la financiación del terrorismo bueno y proceder a la devolución del importe de las sanciones impuestas hasta el momento de la aprobación de la Ley.
Los terroristas buenos dejarán de ser considerados terroristas.
El PP, con mayoría absoluta en el Senado, no bloqueará la tramitación de la ley de amnistía. Es más, ha confirmado que utilizará su mayoría en la Cámara Alta para votar a favor del cumplimiento del trámite.
El PP votó a Conde Pumpido para que éste fuera elegido magistrado del Tribunal Constitucional.
El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, hace oídos sordos al requerimiento que le ha hecho el Senado para que presente un detallado informe sobre la amnistía a los imputados, prófugos y condenados por el golpe de Estado del separatismo catalán.
Pablo Iglesias ha prescindido de los servicios de Juan Carlos Monedero y le ha despedido como colaborador de su cadena de televisión.
Savater expulsado de El País.
Madrid le quita a Barcelona la Fórmula-Uno.
Ninguna opinión. Respeto absoluto a las noticias.

Más de Alfonso Ussía​

 

El aullador del Pisuerga​

En un mundo en el que empieza a considerarse normal que las mascotas hereden la fortuna de sus amos, nada tiene de extraño que un gobernante entregue a un mono aullador una cartera ministerial​

27/01/2024Actualizada 01:30
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El rico hacendado brasileño, Joao Silveiro das Antas, heredó de su padre el imperio del caucho. Era el mayor productor y exportador de caucho del mundo. Sus interminables selvas rodeaban la ciudad de Manaos, en el Río Negro, brazo del Amazonas. A pocos centenares de metros del límite de Manaos, ya en la selva, se levanta el Teatro de Ópera del Amazonas, construido por los millonarios del caucho a finales del siglo XIX. Un teatro impresionante alzado en un lugar inaudito. Menguó el caucho y el señor Silveiro se dedicó a la ganadería y el turismo. Y capturó a un bebé de mono aullador del Amazonas «Allouatta Palliatta», que es un mono estremecedor. Adoptó al mono, lo amaestró, y le educó a su manera. Siempre lo tenía a su lado, y el mono obedecía a su amo con una disciplina y diligencia admirables. El aullido y el aspecto de un mono aullador adulto son terroríficos, y Samá, que así se llamaba el primate, disfrutaba atemorizando a los paisanos de su amo cuando éste le ordenaba el ataque. Algunos visitantes no requeridos por el señor Silveiro fallecieron del susto cuando Samá se precipitó hacia ellos cumpliendo las órdenes de su querido propietario.
Las cosas de la selva se quedan en la selva y no salen de la selva.
Una mañana, un grupo de cazadores contratados por los enemigos del señor Silveiro acribillaron a balazos al dueño y al mono, y Manaos recuperó la tranquilidad. El organizador del grupo de cazadores era el jefe de Policía de Manaos, detalle que contribuyó al urgente archivo del caso.
Ignoro el nivel de conocimiento de Sánchez de las selvas y sus criaturas. Empeorando lo presente, también Sánchez tiene a su servicio un mono aullador. Obediente y dispuesto a todo si recibe una orden de su amo.
Se trata del mono aullador del Pisuerga, «Allouatta Pisoraca», fiel y dispuesto a todo si el Sumo Hortera le ordena que actúe. Tanta confianza ha depositado el Sumo Hortera en su «Allouatta Pisoraca» –Pisoraca es la denominación romana del río Pisuerga–, que le ha nombrado ministro de su Gobierno. En un mundo en el que empieza a considerarse normal que las mascotas hereden la fortuna de sus amos, nada tiene de extraño que un gobernante entregue a un mono aullador una cartera ministerial. Y aúlla contra todo aquel que se atreve a criticar a su amo, o a sus compañeros de partido cuando se mueven en la foto, del mismo modo que regala a los amigos de su dueño toda suerte de cargos y canonjías aunque el amigo de su dueño sea un desastre morrocotudo. De tal forma, que el amigo de quien viaja con dos peluqueros para ser maquillado, un tal Juan Manuel Serrano, que en cinco años ha arruinado una empresa pública con más de 150 años de boyante existencia –Correos–, en premio a su clamorosa incompetencia, ha sido nombrado por el «Allouatta Pisoraca», presidente del ente público que gestiona las autopistas, ente que depende directamente del Ministerio de Transportes. Hay que reconocer que el hombre que viaja con dos peluqueros y maquilladores –ya podía ceder alguno a la ministra Ribera, la que amamanta a los lobos y señala a los jueces–, es un amigo extraordinario. No importa que haya dejado a Correos en bancarrota y pelota picada. Ahora, por medio de su aullador, le encomienda la gestión y conservación de las autopistas, de tal manera que en dos años los usuarios de automóviles circularán por las viejas carreteras nacionales, comarcales y carriles de arena, para evitar caer a 120 kilómetros por hora en los socavones autopisteros que Serrano y su ministro se opongan a reparar si no afectan a los conductores catalanes o vascos.
Lo que hoy escribo es un canto a la lealtad de las mascotas para con sus amos. Y entiendo que me ha salido el artículo divinamente.
 

Consternación y abatimiento​

¿De qué y por qué has dimitido, Lilith?​

28/01/2024Actualizada 01:30
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No asumo que no me haya llamado para adelantarme su decisión.
No comprendo su silencio.
Ella me requería para consultarme sus dudas y yo siempre que pude intenté despejarlas.
Me siento consternado y abatido.
¿Qué te hecho, Lilith?
En el fondo, y a pesar de tu fortaleza y gracia natural, te sentías desamparada. No estabas a gusto. Y como eres una mujer de sangre caliente, de volcanes ocultos, de prontos imprevistos y tajantes, has dimitido. ¿De qué y por qué has dimitido, Lilith? Tu trayectoria política y parlamentaria podía calificarse de excepcional y brillante. Cuando te incorporabas de tu escaño para intervenir, temblaban tus adversarios. Y si en alguna ocasión te fallaban las ideas y no encontrabas las palabras adecuadas, tu carácter y temperamento suplían el vacío mental y arrasabas a tus contrarios con o sin argumentos.
Recuerdo con emoción tu momento culminante. Centenares de miles de seguidores te rodeaban. No me atrevo a escribir que millones de seguidores. Dejémoslo en centenares de miles. Con ese desparpajo populista que, con su habitual sagacidad, descubrió en ti nuestro amado líder Pablo Iglesias, con la rotundidad de tu voz, con la gracia de tu gesto y tus movimientos de brazos, con tu originalidad verbal inigualable, nos anunciaste que «¡España, mañana, será republicana!». Y lo proclamaste con tanta convicción y atrevimiento, que todos los que estábamos ahí, los centenares de miles de tus seguidores, espontáneamente coreamos tu pareado. Y tu imagen dio la vuelta al mundo. Nadie se había atrevido, hasta ese momento, a emitir un mensaje más claro y esperanzador. Y pensé en el orgullo de tu padre, en la emoción de Pablo, en el entusiasmo de Irene y de «Ione», en las futbolistas de la Selección, en Cristina Almeida cuando rechazó el chicoleo con Bertín Osborne... en tantas personas luchadoras que, a decir verdad, y debo reconocértelo, se me quedó la cabeza hueca y el ánimo desbordado por la agitación. Al fin, una mujer valiente se había atrevido a tararear en público el mensaje de la clandestinidad. «¡España, mañana, será republicana!».
Lógicamente, subiste varios escalones en Podemos. Y te invitaron a viajar a Nueva York. Ahí te conocieron de verdad. Tus comentarios, tus ironías, tu arte en la charla, tu gracia belga Volabas hacia arriba como un cohete, y aunque tú no compartías mi devoción por la poesía de Juan de Yepes, San Juan de la Cruz, te recordé alguno de sus versos – adaptados al momento, de suCanto Espiritual, manuscrito de Jaén.
Y fui, tan alto, tan alto
Que le di a la caza alcance
Y de golpe, sin avisar, sin consultarme, el cohete se gripa, el cohete deja de ascender, el cohete se precipita hacia los suelos, y el cohete se descacharra. Y te vas. Abandonas cuando tenías la caza a tu alcance, cuando se pensaba en ti como la Meloni de la izquierda, cuando muchos de los que estuvimos acampados en la Puerta del Sol, uníamos tu figura a nuestro futuro. ¡Qué noches aquellas, Lilith! En la tienda de campaña de Pablo, Errejón, Monedero, Espinar, Carolina Bescansa, Mato, Irene, Tania –se trataba de una tienda muy flexible–, todos arrobados, oyendo las canciones de Paco Ibáñez mejoradas por tu voz.
Y te has ido. Sin darme explicaciones, y lo que es peor, sin pedirme consejo.
Consternación y abatimiento. No obstante, te deseo lo mejor aunque la España republicana se desvanezca por tu ausencia.
Y ahora, Lilith Yo, ¿qué hago?

Más de Alfonso Ussía​

 

A os pies de Vosa Santidade​

El gran portugués Antonio Carneiro Pacheco aguardaba a Su Santidad en una sala del Vaticano. Se abrieron las puertas, y el Santo Padre abrió sus brazos dándole la bienvenida​

29/01/2024Actualizada 08:34
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En los años veinte del pasado siglo, don Ildefonso Fierro fundó la Fosforera Española. Su producción de cajas de cerillas fue formidable y, años más tarde, estableció en Portugal la Fosforera Portuguesa, que tuvo un gran éxito empresarial. Cuando las cerillas perdieron su razón de ser, las dos empresas fabricaron mecheros, pero la gran sociedad languideció.
En septiembre de 1958, fue nombrado Consejero-Delegado – lo que hoy denominan CEO– de la filial portuguesa, don Antonio Carneiro Pacheco. Un gran tipo. De mediana estatura, fuerte y como todo buen portugués, educado y digno. Ya quisiéramos en España tener el concepto de la cortesía y la buena educación de nuestros hermanos portugueses.
Simultáneamente, y por decisión de Su Santidad el Papa Pío XII, don Antonio fue elegido Gran Maestre de la Soberana y Militar Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén y de Malta, conocida simplemente como Orden de Malta. Al tratarse de un nombramiento pontificio, el Gran Maestre está protocolariamente obligado a solicitar audiencia con el Santo Padre para agradecerle la confianza depositada en su persona. Y brillantemente uniformado, Carneiro Pacheco se presentó en la Santa Sede, donde sería recibido por el Santo Padre.
Un portugués jamás se humilla. No conoce el arrastramiento. No se doblega ante nada. Portugal, ese pequeño país que navegó por todos los mares del mundo y descubrió en un mes de enero Río de Enero –Río de Janeiro–, que trazó la Ruta de la Seda, y colonizó una gran parte de África –Angola, Mozambique , Cabo Verde, la Guinea Portuguesa, Tristán da Cunha–, territorios del Pacífico y Macao y Nagasaki en el Asia Oriental, fue junto a España el orgullo de la navegación. Inglaterra Francia y Holanda lo hicieron después.
Ilustracion Barca

Barca
El gran portugués Antonio Carneiro Pacheco aguardaba a Su Santidad en una sala del Vaticano. Se abrieron las puertas, y el Santo Padre abrió sus brazos dándole la bienvenida. El Papa Pío XII era, en su aspecto físico, impresionante. Alto como un junco, nariz aguileña, un Príncipe del Renacimiento. Su nombre, Eugenio Paccelli.
Con su vistoso uniforme, el Gran Maestre de la Orden de Malta se arrodilló dignamente ante Su Santidad, besó su anillo, y ya incorporado, clavando sus ojos en la mirada del Santo Padre, que aventuraba un final próximo, se atrevió a establecer algunas comparaciones entre la persona del Papa y la suya.
«A os pies de Vosa Santidade. Vos sois Paccelli y yo soy Pacheco. Vos sois Cordeiro, y yo soy Carneiro. Y Vos sois la Antorcha que ilumina el mundo, y yo soy Consejero Delegado de la Fosforera Portuguesa».
Era el mes de septiembre de 1958.
Don Antonio Carneiro Pacheco abandonó dignamente la Santa Sede, mudó de ropa en el Hotel, y se dirigió al aeropuerto de Fiumiccino a embarcar en el avión que le devolvería a Lisboa.
Su Santidad no se recuperó de la sorpresa, y falleció el 9 de octubre en Castelgandolfo.

Más de Alfonso Ussía​

 

El cartelito de marras​

La Semana Santa de Sevilla no necesita de cartel alguno, ni afortunado ni polémico. Pero el cartel de este año merece una pronta retirada​

30/01/2024Actualizada 01:30
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Mi compadre, Antonio Burgos, se habrá llevado un berrinche. En la distancia que se establece entre Sevilla y el Misterio, donde Antonio habita, las cosas se ven de distinta manera. Y el berrinche pasa a disgusto y breve lamento. Antonio era muy estricto y medido como buen sevillano con los carteles de la Semana Santa de la Vieja Dama, de Sevilla. Parece ser que la responsabilidad de los aciertos y desaciertos de ese cartel –¿Necesita la Semana Santa de Sevilla un cartel?–, es del Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla. Ignoro si este Consejo depende total o parcialmente de las subvenciones del Ayuntamiento, presidido por don José Luis Sanz, Alcalde sevillano del Partido Popular. O del Gobierno de Andalucía, el de Juanma, el primoroso bailarín de la Yenka, izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, detrás, un, dos tres.
O simplemente, sin subvenciones oficiales, el cartel es responsabilidad del Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla. Lo que está fuera de toda duda es que el cartel de 2024, que han elogiado personalidades tan afincadas en Sevilla como Euprepio Padula y Gabriel Rufián, ha creado una polémica tan firme como razonable.
El rostro de Cristo se conoce. Está dibujado milagrosamente en la Sábana Santa, que ha pasado por todas las pruebas científicas para certificar su autenticidad. Es el rostro del dolor de un hombre camino de la Cruz. El rostro del martirio inhumano que padeció. Quién camina a duras penas hacia el Calvario, es Dios, pero aún es hombre, es un ser humano que padece el más brutal de los sufrimientos. Y su rostro es herida y serenidad. El Cristo del cartelito de marras, obra de Salustiano García, carece de expresión, se acerca a la estética «gay», y parece depilado mediante rayos láser. Es un Cristo flojo, entregado, apenas sufriente. Pero muy alejado de la imagen que todos los cristianos tienen y guardan de Jesús de Nazaret.
El arte es libre. Pero también es libre la aceptación o el rechazo de una presumible obra artística. Y por las expresiones de los presentes en el acto de presentación del cartel de la Semana Santa de Sevilla –¿Necesita la Semana Santa de Sevilla un cartel?, insisto–, los hermanos y cofrades se mostraron satisfechos ante la mamarrachada expuesta. No se trata de un insulto pictórico malintencionado. Se trata de una interpretación errada que supera la impostura. El hecho de que Salustiano, –autor y padre del modelo–, haya elegido a su hijo para afeminar la imagen de Cristo, abre las puertas de la sospecha. Ahí no hay dolor, no hay sufrimiento, no hay tortura, no hay sacrificio ni hay nada de nada. Un Cristo que nada recuerda a Cristo para anunciar la Semana Santa más sentida, amada, llorada y artística del mundo.
Creo que, con permiso de Euprepio Padula y Gabriel Rufián, el Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla haría bien en retirar esa cosa con urgente determinación. Le deseo a Salustiano García toda suerte de éxitos en el futuro, pero no parece estar capacitado para plasmar el sufrimiento de Jesucristo. Y la Semana Santa es la memoria anual de ese sufrimiento, que envuelve de tristeza, esperanza, autenticidad y estética a toda una ciudad como Sevilla.
Si no hay tiempo para crear otro cartel, que no haya cartel. La Semana Santa de Sevilla no necesita de cartel alguno, ni afortunado ni polémico. Pero el cartel de este año merece una pronta retirada. Estoy seguro de que García no tenía intención de menospreciar a Jesús. Pero lo ha menospreciado, y es motivo suficiente para llevar toda la cartelería al almacén de los cofrades y los hermanos. Y que hagan con ellos lo que quieran. Todo, menos exhibirlo.

Más de Alfonso Ussía​

 

Bestias y salvajes​

Atentar contra una obra de arte es más que una brutal indecencia. Es un delito​

31/01/2024Actualizada 01:30
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El periodismo necio –o militante de la ultraizquierda– les denomina «ecologistas radicales» o «activistas climáticos». Las redacciones de muchos periódicos, agencias, gabinetes de prensa, cadenas de televisión y radios, blanquean a estos delincuentes suavizando los adjetivos. Después de pegarse a los marcos de las Majas de Goya en el museo del Prado, han lanzado toda suerte de porquería contra la mampara de cristal que protege a la Mona Lisa de Leonardo en el Louvre. Antonio Naranjo ha colgado el siguiente mensaje en las redes. «Ya está bien de llamar 'activistas climáticos' a imbéciles que atacan museos y atentan contra la misma Mona Lisa. Son delincuentes, vándalos y cretinos». Y muchas más cosas. Son gilipollas, salvajes, bestias, insensibles y asesinos del Arte. Pero aquí seguimos con la murga del ecologismo radical y el activismo climático. Terminarán llamando a los terroristas «vehementes extremados» o «fanáticos imprudentes». Por otra parte, son unos cursis, que muy poco significa comparado con su repugnante lenguaje.
La simpar Ione Belarra –que al paso que va se queda sóla en Podemos– ha invitado al Congreso de los Diputados, y ahí los ha recibido y agasajado, a la maloliente pareja de terroristas de museo que destrozaron los marcos de las Majas de Goya. Y escribo de maloliente pareja, porque su aspecto proyecta una falta de higiene muy propia de esa banda internacional de cobardes estúpidos. Cobardes, porque saben que, con el apoyo de quienes los definen de ecologistas radicales y activistas climáticos, los partidos de la ultraizquierda se situarán inmediatamente de su parte, y no de sus partes, porque la primera reacción que merecen sus fecales acciones no es otra que una patada bien dirigida a sus entreperniles, ya sean masculinos o femeninos. ¿Qué ánimos les ha dado la Belarra? ¿Hasta qué nivel de inmundicia han llegado estas señoritinas de la ultraizquierda para recibir en el Congreso de los Diputados a esa pareja de energúmenos? ¿Se creen valientes y protagonistas de actos heroicos estos sinvergüenzas? ¿Le han informado a la Belarra de sus planes inmediatos?
La humanidad no ha enloquecido. Se ha humillado a sí misma, y no se ha apercibido de su ridículo buenismo. Es sabido que el 90 por ciento de los profesionales del activismo ecológico –como escriben muchos periodistas– son ecologistas urbanos, incapaces de distinguir un pinar de un hayedo, una perdiz de un conejo, y una trucha de una carpa. Lo que se llama el ecologismo sandía, muy verdes por fuera y muy rojos por dentro. Creen que el toro bravo es una especie salvaje, y que el nombre científico de los ciervos recién nacidos es el de Bambis. Más allá, no hay mayor conocimiento. Y siempre, para impactar en la sensibilidad de los cretinos, aplican a cualquier bobada la ridícula adjetivación de sostenible. «¿Qué haces el domingo?»; «senderismo, ¿te apuntas?»; «si se trata de senderismo ecológico y sostenible, me apunto ya»; «ea», «pues ea».
Atentar contra una obra de arte es más que una brutal indecencia. Es un delito. El que atenta contra una pintura, un dibujo, o una escultura, es un delincuente, y como tal, debe ser tratado por las Fuerzas del Orden y los jueces. Son malhechores, aprovechados, publicistas de su incultura y pobres bestias mimadas por una sociedad que ha perdido su escala de valores y su sentido de la autodefensa.
Unos delincuentes gilipollas. También los que semánticamente les amparan y los que alientan sus atrocidades y los reciben como si fueran personas más o menos normales

Más de Alfonso Ussía​

 

Puigdemonov​

Si Sánchez, para salvar su Falcon, culmina la amnistía de Puigdemonov y su banda de traidores, podría convertirse en un traidor más. O quizá, todo es posible, la conversión no sea necesaria​

01/02/2024Actualizada 08:25
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La Guardia Civil ha remitido al juez un manuscrito de Karlos Puigdemonov que prueba la participación de Rusia en el golpe de Estado de Katalonia. No se trata de una fantasía. Y el presente texto no está animado por un infantil ataque patriótico. Lo cierto es que Rusia jamás perdonó a España su derrota en la Guerra Civil. Ni a España ni a los suyos, porque Stalin fusiló a todos los generales y comisarios que envió a España para convertirnos en una república dependiente de la Unión Soviética. El primero en apercibirse de ello fue Churchill, que de la noche a la mañana se convirtió en un callado y eficaz colaborador de la España Nacional, la que ganó la Guerra Civil, como tan frecuentemente nos recuerda el cine español de los vencidos. La Guerra, pese al apoyo de la URSS, la ganó el bando del abuelo de Urtasun.
Es decir, que el fugado que tiene agarrado por elaceitunámena Sánchez, el delincuente que ha redactado su propia amnistía, el cobarde que dejó a gran parte de los suyos a merced de la Justicia mientras él escapaba –con el permiso de Soraya Sáenz de Santamaría– en el maletero de un coche, es también un posible traidor. El presidente de la Generalidad de Cataluña, como lo son todos los presidentes autonómicos, es el máximo representante del Rey en su territorio. Nos lo cuenta Entrambasaguas en El Debate, y se ha publicado en otros medios, impresos y digitales.
Puigdemonov se entrevistó con el emisario de Putin Nikolay Sadovnikov. Y como es tonto, resumió de su puño y letra en un papel la oferta y las condiciones. El emisario Sadovnikov ofreció a Puigdemonov una fuerza militar de 10.000 soldados y 500.000 millones de dólares a cambio de que Katalonia se convirtiera en un paraíso fiscal de criptomonedas para Rusia. No han leído mal. Quinientos mil millones de dólares. Lo de la fuerza militar de 10.000 soldados se puede entender por la histórica indolencia bélica del independentismo catalán, criticada con su habitual mala uva e ironía por Javier Arzallus. El independentismo catalán siempre ha valorado más el dinero que le puede sacar al resto de España que su utópico sueño de nación independiente.
En el manuscrito de Puigdemonov, aparece el compromiso de un «Estado Protector» –Rusia–, y la legislación adecuada al nuevo modelo económico de Katalonia. Las reuniones de la carismática fregona –en rusofregonova– y sus asesores con los enviados de Putin, se celebraban en Bélgica y tenían como objetivo el fraccionamiento y la desestabilización de España. Y Sánchez a punto está de amnistiarle con todos los traidores en el saco del perdón.
Los rusos, que esas villanías las hacen muy bien y no acostumbran a dejar huellas, no conciben la existencia de los apuntes del tonto. Sadovnikov ha quedado en situación de inservible. Un emisario-espía que permite a su interlocutor tomar apuntes mientras le ofrece 500.000 millones de dólares y 10.000 soldados de propina, no puede seguir amparando y ofertando golpes de Estado por el mundo. Sucede que ignoraba que la carismática Fregonova es de los que apuntan en su agenda: «Mañana tengo que levantarme, desayunar, lavarme los dientes y vestirme».
Si Sánchez, para salvar su Falcon, culmina la amnistía de Puigdemonov y su banda de traidores, podría convertirse en un traidor más. O quizá, todo es posible, la conversión no sea necesaria. Lo complicado es figurarse que aquellos que le votan, a sabiendas de su complicidad y perdón con los traidores, lo sigan haciendo. Contra un traidor se triunfa cuando es descubierto con pruebas documentadas. Contra siete millones de cómplices, poco se puede hacer.
A punto está de ser amnistiado.

Más de Alfonso Ussía​

 

A Suiza​

Este hombre, Wagensberg Ramón, ha sufrido un ataque de ansiedad –él sabrá el motivo– cuando ha sido informado de una posible cita con el juez para que le explique su liderazgo en el golpe de Estado catalán​

02/02/2024Actualizada 01:30
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Es más difícil encontrar a un suizo de izquierdas que a un masai con residencia fija en Laponia. Suiza es un bello país construido alrededor de sus hoteles. La tierra de Guillermo Hotel. Hoteles, bancos y tiendas de chocolate, que no es precisamente un producto típico de los Alpes. Y muchísimo dinero. Ahí lo tienen escondido e invertido las hijas de Chávez, Maduro, el niño de Fidel Castro, y demás luchadores por la libertad de ellos mismos. Dijo Dalton Trumbo, el novelista y director de cine perseguido por el macarthismo, que lo más interesante que puede pasar en un dormitorio suizo es que te sofoque el colchón de plumas. Se le atribuye a Orson Welles una descripción de Suiza que es de Agustín de Foxá: «En Italia, durante los treinta años que reinaron los Borgias, hubo terror, asesinatos y baños de sangre, pero también Miguel Ángel, Leonardo y el Renacimiento. En España, en el reinado de Isabel y Fernando, se expulsó a sangre y fuego a la morería y se descubrió América, y la Poesía mística castellana rozó las nubes de Dios. Y en Francia, y en Inglaterra. En cambio, en Suiza, hay amor fraternal desde hace quinientos años de orden, limpieza y paz. Y ¿qué han inventado? El reloj de cuco». Bueno, tienen a Friedrich Dürrenmatt y al abuelo de Heidi, que se instaló en Baviera a pesar de ser suizo de cuna. Sucede que tanto el abuelo de Heidi como Guillermo Tell no existieron, lo que concede a la Confederación Helvética un censo de héroes muy mejorable. Y Suiza, además del banco de muchos millonarios españoles, es el lugar preferido por los independentistas y golpistas catalanes para escapar de la Justicia. Lo hicieron Marta Rovira y Anna Gabriel, y ahora les ha imitado un parlamentario catalán que diseñó el llamado «Tsunami Democrático», el violento golpe de Estado en Cataluña. Ha huido a Suiza porque se sabe investigado por sus acciones, pero no ha renunciado a su sueldo en el Parlamento catalán, que asciende a más de 7.000 euros mensuales. No trabajan, no representan a sus votantes, y siguen cobrando. El caradura cobarde puede pasar en Suiza como un natural de su zona alemana, con Zurich de Capital. Se llama Ruben Wagensberg –Monte Wagens–, si bien su segundo apellido, Ramón, le delata. Pertenece a la facción más golpista de ERC, y ha escapado a Suiza por «un ataque de ansiedad». Ataque de ansiedad que ha lamentado y comprendido la Chiqui Montoro, y que se alivia con la seguridad de percibir todos los meses el sueldo que le pagamos todos los españoles.
Los izquierdistas españoles jamás han huido, cuando la Justicia les señala, a Estados comunistas. Bélgica, Suiza, el Reino Unido pero nunca a Cuba, Corea del Norte o Venezuela. Cuando al gran humorista Gila le reclamó su primera mujer el dinero que le debía, fijado por los tribunales, puso la excusa de que se sentía perseguido por el franquismo, y huyó a la Argentina de la dictadura militar, la de Videla y Massera, donde fue tratado divinamente. A Gila, que era un grande en lo suyo, sólo le persiguió el franquismo cuando abandonó su domicilio, y no le hallaban para entregarle la invitación –remunerada– para que actuase en la recepción que Franco celebraba todos los años el 18 de julio en el Palacio Real de La Granja de San Ildefonso. Al fin lo encontraron y Gila actuó haciendo gala de su genialidad. Franco se lo agradeció con estas palabras. «Ha estado usted muy gracioso y es el humorista preferido de mi mujer».
Este hombre, Wagensberg Ramón, ha sufrido un ataque de ansiedad –él sabrá el motivo– cuando ha sido informado de una posible cita con el juez para que le explique su liderazgo en el golpe de Estado catalán. Y se ha marchado a Suiza, donde percibirá por tocarse el bolo siete mil euros mensuales por incumplir sus obligaciones.
La vida en Suiza es más cara que en España. El nivel de vida, quiero decir. Nada me extrañaría que además de los 7.000 euros ingrese algún complemento salarial de dinero ruso. Eso sí, su estancia en Suiza también puede oscurecerse con la obligación de tener que cenar, de cuando en cuando, con Marta Rovira. Eso sí que es duro.
Después de la segunda cena, volverá a España y se entregará a la Justicia, aunque la Justicia no haya dictado aún su orden de detención. Valiente, lo que se dice valiente, Wegensberg Ramón no parece serlo.

Más de Alfonso Ussía​

 
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