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Mi Portugal​

Quería desahogarme mostrando mi admiración y cariño por ese gran país, en el que los socialistas y los comunistas, los centristas y los derechistas, aman por igual​

04/10/2022Actualizada 01:30
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Amo a Portugal desde muy niño. Mis padres nos llevaban todos los años a visitar a Don Juan y Doña María a Villa Giralda, en Estoril. Al cabo de los años aprendí de ellos, de los portugueses, la cortesía, la buena educación, la serenidad y el aplomo. Son muchísimos los portugueses que tienen el detalle de entender y hablar en español, y muy pocos los españoles que hablan y entienden el portugués. Por otra parte, su Historia es deslumbrante, y durante un tiempo plenamente compartida. Han sido los portugueses tan buenos navegantes como los españoles, y establecieron en el mundo un gran imperio. Abrieron la ruta de la seda superando el cabo de Buena Esperanza, Índico arriba. Y tan pequeño país en extensión y habitantes mantuvo sus territorios en África y Asia hasta el tramo final del siglo XX. Descubrieron Brasil, Río de Enero, Rio de Janeiro. Y se establecieron en Angola, Mozambique, la Guinea Portuguesa, Cabo Verde, Tristán da Cunha, Timor y Macao. Fueron los primeros en ocupar la franja sur de África, donde convivieron con los pigmeos que habitaban los bosques costeros de Buena Esperanza. Después llegaron los holandeses y los ingleses, los primeros, durísimos y encarnizados colonizadores, y los segundos, derrotados por los zulúes. Portugal es una síntesis del buen gusto y la armonía, una nación culta y civilizada, muy abrazada a la melancolía. En su famosa Universidad de Coímbra nacieron losfados, los bellísimos lamentos de los amores estudiantiles. Eso sí, son bastante tristes. Pero muy orgullosos. No se humillan.
Su Santidad el Papa Pío XII designó como Gran Maestre de la Orden de Malta al portugués António Carneiro Pacheco. Y el flamante Gran Maestre, con su vistoso uniforme, acudió al Vaticano a agradecer al Papa Pacelli su confianza. Carneiro Pacheco era presidente de la Fosforera de Portugal, de la que era propietaria la española familia Fierro. Cuando el Papa apareció en el salón de audiencias, don António apenas se inmutó. Y era un Papa que impresionaba, alto como un junco, un dibujo del Renacimiento. Y después de besar su anillo, el Gran Maestre habló: «A los pies de Vuestra Santidad. Vos sois Cordeiro, y yo soy Carneiro. Vos sois Pacelli, y yo soy Pacheco; y Vos sois la Antorcha que ilumina el mundo, y yo soy el presidente de la Fosforera Portuguesa». Quizá leyenda urbana, pero muy adecuada al carácter portugués.
Después de la Revolución de los Claveles, iniciada con el Grândola, Vila Morenade José Afonso, y superados los intentos comunistas de Cunhal de apoderarse de la libertad de Portugal, el primer presidente democrático fue el general Antonio Ramalho Eanes, un notable militar respetuoso con los derechos de los portugueses. Sabida es la unión sentimental e histórica de Portugal con Inglaterra. Y su primera visita oficial fue a Londres. La Reina Isabel II recibió al presidente Ramalho Eanes con especial pompa y ceremonial. Llegó, acompañado de su mujer, al aeropuerto de Gatwick y de allí en tren hasta la estación Victoria de Londres, donde la Reina y el Duque de Edimburgo les aguardaban. Pasaron revista a los Dragones de la Reina y la Guardia Real, y partieron en carrozas escoltadas por la Guardia Real a caballo hacia el Palacio de Buckingham. El presidente era un hombre seco y triste, más triste que un pinar cuando anochece, pero como buen militar, siempre sincero. Ocupaba con la Reina la primera carroza, en tanto que la segunda la ocupaban el Duque de Edimburgo y la señora de Ramalho. Llegados a la Plaza de Trafalgar, al rodear el monumento al Almirante Nelson, a uno de los caballos de la carroza Real se le escapó un cuesco monumental, invadiendo el interior de la carroza del lógico y desagradable mal olor. La Reina, como anfitriona, se disculpó. Y el presidente de Portugal aceptó su disculpa tranquilizándola: «No se disculpe, Majestad, yo creía que había sido un caballo». Esto no es leyenda urbana. Por fuentes muy directas supe de lo acontecido, lo escribí y lo publiqué. Más de cincuenta diarios portugueses me lo reprodujeron traducido al portugués. Me gustó mucho mi portugués. El embajador de Portugal en España me invitó a comer. Era un tipo simpatiquísimo, un gran señor, que falleció en accidente de carretera en Trujillo. Quería saber quién me había contado el sucedido. Le respondí con tres opciones. «Embajador, me lo ha podido contar la Reina de Inglaterra, pero últimamente está muy tontita conmigo y no me llama. Me lo ha podido contar tu presidente, pero mucho me temo que tu presidente lo que quiere averiguar es quién me lo ha narrado. Y me lo ha podido contar el caballo. Y ha sido el caballo». Y el embajador, después de celebrar la respuesta, zanjó el desatino internacional y diplomático: «Acepto la conclusión. Fue el caballo». Y la historia es plenamente verídica.
Portugal administra la fortuna de tener unos partidos socialistas y comunistas que no odian a Portugal. Los portugueses, de derechas o de izquierdas, son unos enamorados de su país, de su historia y de su grandeza. Y se sienten felices por la cantidad de españoles que van a depositar allí su dinero y sus ahorros para librarse del comunismo y socialismo español, que al contrario que los de Portugal, odian a España y a los españoles. Y odian su libertad. Pocos años atrás volando en Iberia de Lisboa a Madrid, coincidí en el avión con Mario Soares, socialista, presidente en aquellos tiempos de la República Portuguesa. No me sorprendió. Quizá le sorprenda a Sánchez. Portugal es austera, y decente en sus políticos. Cuando Narcís Serra usaba del avión oficial «Mystére» para volar de Palma a Madrid, la Reina Sofía lo hacía en un vuelo comercial de Iberia. En fin, que quería desahogarme mostrando mi admiración y cariño por ese gran país, en el que los socialistas y los comunistas, los centristas y los derechistas, aman por igual.
Ya están llegando los depósitos de los españoles amenazados por los nuevos impuestos. Lamento no estar entre ellos. Nada tengo para depositar.

Más de Alfonso Ussía​

 

El Loco, Luna y el Rey​

Un personaje genial, lúcido, extravagante, duro cuando quería, amado y amante. La envidia de una profesión cada día más vulgar y entregada al poder también contribuyó a la amargura de sus últimos pasos​

05/10/2022Actualizada 01:30
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Creo recordar que se llamaba «Luna». El Rey Juan Carlos regaló a Jesús Quintero una preciosa cachorrilla labradora, una Golden Retriever. A los tres meses, Luna se despistó, cruzó una calle de Sevilla y un coche se la llevó por delante. Jesús Quintero se tragó en soledad su disgusto, y no comunicó al Rey que su regalo había fallecido. A partir de ahí, a Jesús se le agigantó la bola cada vez que se encontraba con el Rey.
–¿Qué tal Luna, Jesús?
–Muy bien, Majestad. Es muy lista y estoy encantado con ella.
–Cuídamela, Jesús.
–Mejor cuidada no puede estar, Señor.
Pasaron siete años, y el Rey, si coincidía con Jesús Quintero en cualquier acto o recepción, no olvidaba a la perra labradora.
–¿Luna bien, Jesús?
–Luna de dulce, Señor. Es mi mejor compañera.
Y la bola se hacía más grande.
A cumplirse los XXV años de su Reinado, Don Juan Carlos lo celebró con una nutrida recepción en el Palacio Real. En un salón aguardábamos el turno de saludo Jesús Quintero, Pepe Oneto, Antonio Burgos y este narrador en El Debate. Quintero sudaba.
–Me va a preguntar por Luna, y he decidido que de hoy, no paso.
Medió Antonio Burgos.
–No tienes que decirle que llevas ocho años ocultándole su muerte. Cuando te pregunte por Luna, con toda naturalidad, le respondes que murió la semana pasada y te libras de la bola.
Y Jesús se mostró convencido.
–Claro, le digo que se ha muerto y se acabó el problema.
Se abrió la puerta del salón en el que recibían los Reyes. En la cola, por este orden, Pepe Oneto, Antonio Burgos, Jesús Quintero y yo. A Jesús le sudaba el cuello.
–Ay, Alfonso, que me va a preguntar por Luna.
–No sufras, Jesús. Le dices que se ha muerto, y aquí paz y después gloria.
–De hoy no pasa. Se lo digo y se acabó.
Y el cuello le chorreaba desde los caracolillos de su cogote.
Al fin, le llegó el turno. Y el Rey, después del saludo, retuvo la mano de Jesús.
–¿Qué tal está Luna?
–Mejor que nunca, Señor. Preciosa. Es una perra extraordinaria. Y sana, muy sana y muy fuerte.
Y la bola creció.
Decidí terminar con su sufrimiento.
–Señor, Jesús no se atreve a decirle, para evitarle el disgusto, que Luna falleció hace seis días.
– Qué lastima, Jesús. Pero no te preocupes. Te mando otra cachorra de la próxima camada.
–No, Señor, no, por favor, no me mande nada, que es mucho sufrimiento.
El formidable Loco me mandó un pañuelo multicolor de regalo con un tarjetón. «Gracias, Alfonso, gracias por haber terminado con mi pesadilla». Hablé con él por teléfono para agradecérselo. «Ese pañuelo le habría encantado a Jesús Aguirre, el Sub-Duque de Alba»; «Claro, pero él no tiene dinero para comprarlos de tanta calidad. Los compra en los mercadillos. Cayetana le ha cerrado el grifo».
Viajaba a Sevilla en AVE. Existía todavía la Clase Club, y reservé un asiento «A». En el AVE, si no se viaja acompañado, hay que sentarse en la fila «A», para huir de los pelmazos. Poco antes de llegar a Ciudad Real, una empleada del AVE muy guapa me pidió que le acompañara. Y me llevó al compartimento de lujo, el que usaban los políticos socialistas para no ser vistos por el resto del pasaje. Un compartimento con ocho butacas, cuatro a la derecha y cuatro a la izquierda enfrentadas. Jesús, que era muy agarrado, pagaba las ocho butacas del reservado para evitarse el engorro de los pelmazos, o de los «indios motorolos», según Antonio Burgos. Sólo derrochaba el dinero para «sentirse libre».
Jesús, sevillano de alma y onubense de nacimiento, hablaba un español perfecto, rico, fluido, preciso y con acento neutro. Y sobre todo, sabía callarse su español perfecto, rico, fluido y preciso. Ganó muchísimo dinero y ha muerto en la ruina. Canallesca injusticia. Amó a mujeres bellísimas, porque su personalidad arrebataba. Cenando en Oriza con mi amigo del alma Mani Cué –jándalo– apareció Jesús con la mujer más guapa de la provincia de Huelva. Se sentaron en nuestra mesa, lo pasamos de cine mudo y, lógicamente, por aquello del lujo intelectual, me endosó la factura.
Como empresario fracasó, y perdió todo lo que ganó con sus genialidades y silencios. Su locura no fue del todo ficticia, pero Quintero se comprometió de por vida a ser fiel a su personaje. Un personaje genial, lúcido, extravagante, duro cuando quería, amado y amante. La envidia de una profesión cada día más vulgar y entregada al poder también contribuyó a la amargura de sus últimos pasos.
Tuve el honor y la fortuna de conocerlo, y ser su amigo.
Como Ignacio Sánchez Mejías en el llanto de Federico.
¡Qué blando con las espigas!
¡Qué duro con las espuelas!
Qué diferente a todos.

–¿Qué tal Luna, Jesús?
–Cada año que pasa, más bonita e inteligente, Señor.

Más de Alfonso Ussía​

 

Dinero​

Si algún día lograran independizarse, temblarían de miedo. Como sus cuentas corrientes​

06/10/2022Actualizada 01:30
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Los de Junts no van a abandonar el Gobierno de la Generalidad de Cataluña. Los de Podemos, aunque se sientan puenteados y engañados, tampoco lo harán en el Gobierno de España. No importan los principios, los valores, las deslealtades, las ocurrencias y, menos aún, las ideas. No lo harán ni unos ni otros porque perderán dinero. Las bases y las militancias no influyen. Y no lo hacen porque no se enteran de nada. Sus representantes elegidos no miran hacia ellas. Sólo les importa el dinero, los sueldos, las dietas, las prebendas, los coches, los viajes, y el crecimiento de sus barrigas en las cuentas corrientes. Todavía, cinco años más tarde, hay centenares de miles de catalanes enfadados que siguen creyendo en la independencia. Los dirigentes separatistas saben que el proceso ha muerto, y que los pactos con el Gobierno central sirven para mantener su rutilante nivel de vida. España no es una democracia plena porque los españoles no somos iguales en el elemento básico de una democracia. Las urnas. El voto de un catalán y un vasco, multiplica por cinco su valor respecto a los del resto de los españoles. De valer lo mismo, ERC, Junts, el PNV o Bildu no obtendrían juntos ni diez escaños en el Congreso de los Diputados. La reforma electoral se ha mantenido siempre en el cajón de urgencias agonizantes de los presidentes del Gobierno del PSOE y del PP. Esa diferencia de valor y trato de los votos catalanes y vascos, tiene su origen en el complejo de inferioridad de origen de UCD y en su asombrosa ingenuidad. Pujol, desde el principio de su largo mandato, durante el cual amasó una inconmensurable fortuna y se ha ido de rositas, dominó a la perfección el cinismo institucional. Pujol recibía del Estado lo que se le antojaba, e invertía el dinero de los españoles socavando la unidad de España. Arzalluz se presentaba en la Zarzuela como el defensor a ultranza en las provincias vascongadas del Señor de Vizcaya, es decir, del Rey de España, y retornaba de Madrid a Sabin Etxea, donde informaba de sus progresos para, seguidamente, cruzar la frontera y ordenar a la ETA «más acciones». Lo cuenta el exetarra político militar y parlamentario de Euskadiko Eskerra Juan María Bandrés en susMemorias. «A más 'acciones', más transferencias». Arzalluz lo tuvo muy claro desde el principio. «Fui a Madrid a pedir un diez por ciento, y antes de pedirlo, me dieron el ciento». Todo es el dinero. Urkullu es igual de pragmático que Ardanza o Josu Jon Imaz. Los tres lendakaris –sin h intercalada– más fervientemente nacionalistas han sido el navarro Garaicoechea, el inefable Ibarreche, y el socialista Patxi López, que alcanzó la presidencia del Gobierno vasco gracias a los votos del PP en el Parlamento de Guernica.
Con el nefasto Patxi y el siniestro Eguiguren, se iniciaron los primeros bailes agarrados de los socialistas con los etarras.In foto veritas.
Sánchez, pensando en su propio beneficio personal, lleva tres años intentando entregar España a los separatistas, sin apercibirse de lo poco que interesa a los separatistas separarse de España. ¿De dónde vendría el dinero si se cumpliera la escisión? En ese aspecto, los vascos han sido más pragmáticos y en la actualidad menos del 20 por ciento apuesta por la independencia. Entretanto, en Cataluña, el porcentaje de lelos es mucho mayor. Lelos despreciados por sus dirigentes, que sólo los usan para llenar las calles de cabreos folclóricos, mientras ellos se forran. Cinco años más tarde, la «república» suena a broma, los lelos siguen creyendo en el imposible y los dirigentes separatistas se enfrentan entre ellos. No por sus diferentes opciones y acciones para alcanzar la independencia. Se enfrentan por el dinero. Lo malo es que ese dinero es de todos los españoles, con ellos, por supuesto, incluidos en el «todos».
Si algún día lograran independizarse, temblarían de miedo. Como sus cuentas corrientes.

Más de Alfonso Ussía​

 

El rostro hepático​

A Lesmes se le ha ido su rostro y su gesto de su propio dominio, del mismo modo que se le ha extraviado su tono de sabia serenidad​

07/10/2022Actualizada 01:38
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El rostro y el gesto de los humanos se transforma y endurece con el paso del tiempo. La mirada pierde brillo y las arrugas no engañan. Los rostros operados, estirada su piel hasta la exageración, los labios abultados en las mujeres, se me antojan mentiras ridículas. La vida establece el paso devastador de los años, y hay que asumirlo con toda naturalidad. Pero hay rostros que se oxidan y amargan en pocos meses como consecuencia del sufrimiento o de la amargura. Es el caso del presidente del Consejo General del Poder Judicial, don Carlos Lesmes, que en los dos últimos años ha dejado de parecerse a él. Su rostro es un escaparate de sinsabores. Todavía es un hombre joven, y en apenas 24 meses se le ha puesto cara de anciano enfurecido. Hay muchas personas que desde la juventud muestran su fondo de maldad en el gesto. Pero no es el caso. A Lesmes se le ha ido su rostro y su gesto de su propio dominio, del mismo modo que se le ha extraviado su tono de sabia serenidad. Y quizá, la causa de ello no sea otra que el íntimo descontento con sus últimas actitudes y regates. Muchos políticos, artistas, escritores y periodistas padecen del mismo mal. Yo, entre ellos. He asumido el envejecimiento natural de mi rostro y de mi expresión, pero también he dejado de parecerme a quien fui hasta hace pocos años. Consecuencia de las preocupaciones acumuladas y sobrevenidas cuando no se esperan. He visto fotografías del joven seminarista Javier Arzallus. Abro paréntesis. Señor corrector de El Debate. He escrito Arzallus y no Arzalluz. Javier Arzallus Antía, hijo del encendido carlista y eventual miembro de la Guardia de Franco, Felipe Higinio Arzallus Eizmendi, y de Manuela Antía Soraluce, una gran señora, tuvo la ocurrencia un día cualquiera de cambiar –como su rostro– la «s» final de su apellido por la «z», pero siempre se apellidó Arzallus. Y fue Javier –y no Xabier– Arzallus en el seminario de los Jesuítas, ordenado sacerdote de la Compañía de Jesús en 1967 como Javier Arzallus, y nombrado capellán de la Embajada de España en Bonn con el nombre y apellido de Javier Arzallus. En 1968 y 1969, el capellán de la Embajada de España en Bonn, cuyo embajador era uno de los hermanos Sebastián de Erice, ofició la Santa Misa, previa a la recepción oficial a los españoles residentes en la que era capital de la Alemania Federal, del 18 de julio, y como reverendo padre don Javier Arzallus Antía, en las preces, rogó al Señor que mantuviera en vida «a nuestro caudillo Francisco Franco, para que siga llevando con tanta prudencia y brillantez el timón de nuestra querida España». Y seguidamente, el padre Javier Arzallus y no Arzalluz, oficiada la Santa Misa, brindaba junto al embajador por España y por Franco con una copa de vino de la Rioja, que era lo establecido. En 1970 colgó los hábitos, o simplemente se los remangó, se afilió al PNV, se casó con María Begoña Loroño Bilbao, destacó en el nacionalismo vasco, y se convirtió, ya con el rostro mutado en irritación, en el político más influyente de las vascongadas, gran parlamentario, facilitando con los votos del PNV a cambio de transferencias irrenunciables para un Estado, la gobernación de José María Aznar en 1996. Cierro paréntesis.
Me consta que Carlos Lesmes ha tenido que soportar vendavales y galernas con las presiones del Gobierno de Sánchez para conseguir que el CGPJ y el Tribunal Constitucional se conviertan en chiringuitos a la orden del socialismo podemita. No lo dudo. Pero creo que el cambio de su expresión le ha sorprendido por su debilidad en el último tramo de las coacciones. A tiempo está de recuperar su antigua placidez. La rendición no es el remedio.

Más de Alfonso Ussía​

 

La Nobel​

Mucho me temo que mi interés por leer a la señora o señorita Annie Ernaux no está en condiciones de crecer después de ser premiada con el Nobel​

08/10/2022Actualizada 01:30
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La escritora Annie Ernaux ha sido galardonada con el Nobel de Literatura. No tengo el gusto. Ni de conocerla ni de haber leído ni un renglón de su obra magna. Cosas de los nórdicos. Tengo escrito que los miembros del jurado del Nobel de Literatura se reúnen en Estocolmo una vez cada año con algunas copas de más. Como los noruegos que conceden el Nobel de la Paz, que lo hacen en Oslo en plena y divertida borrachera. Salvo excepciones, el Nobel de Literatura es un premio político bastante amañado. De Annie Ernaux solamente tengo referencias por una sintética descripción de Juan Carlos Girauta. Extrema izquierda, odio a Israel, y poco más.
Don Ramón María del Valle-Inclán, que podría haber sido Nobel de Literatura y algo más, no tragaba al cursi y mediocre don José de Echegaray que, sorprendentemente, fue premiado con el Nobel. Don Ramón tenía muy mala uva. En el Café Guría de San Sebastián, la tertulia de Valle-Inclán era vecina de mesa de la tertulia de don Pedro Muñoz-Seca. A don Ramón le dolía que las liquidaciones de la Sociedad de Autores de don Pedro eran muy superiores a las suyas. Y midiendo su voz mientras se mesaba la barba, intentó descolocar a don Pedro. «Querido don Ramón, por mucho que se ordeñe la barba no le va a salir toda la mala leche que lleva en su interior». A pesar de esa pequeña trifulca de tertulia, el mayor elogio que recibió en su vida el teatro de Muñoz-Seca le llegó de un escrito de Valle-Inclán.
Don Ramón se divertía asistiendo y pateando los estrenos de Echegaray, el Nobel. En uno de ellos, un personaje masculino definía de esta manera a la mujer amada: «Es una mujer con nervios de acero bajo una piel de seda». Don Ramon, que ceceaba, se incorporó de su butaca y exclamó en plena representación: «¡Ezo no ez una mujer, ezo ez un paraguaz!» Y a él se debe un epigrama celebrando el Nobel de Echegaray, en el que aprovechó para dejar en mal lugar a un crítico teatral apellidado Urrecha.
En Bombay, dicen que hay
Terrible peste bubónica.
Y aquí, Urrecha hace la crónica
De un tostón de Echegaray.
¡Están mejor en Bombay!
Este epigrama inspiró al poeta José Antonio Medrano muchos años después para festejar el ingreso en la Real Academia Española de Juan Luis Cebrián, director de El País, que en su novela La Rusa se empeñó repetidas veces en escribir «clítoris» con «x» final, es decir, «clítorix».
En Ceylán dicen que están
Sufriendo gran epidemia.
Y aquí, la Real Academia
Admite a Juan Luis Cebrián.
¡Están mejor en Ceylán!
Mucho me temo que mi interés por leer a la señora o señorita Annie Ernaux no está en condiciones de crecer después de ser premiada con el Nobel. Ella misma ha dicho que la escritura no es arte, sino política. Su odio a Israel y los judíos –es un suponer–, convierte a Himmler en un mero discordante del sionismo. Lo curioso es que el jurado del Nobel de Literatura se dedique a sorprendernos con una nueva extravagancia. Quizá la culpa es mía, por no haber preguntado jamás en una librería por la última obra de Annie Ernaux.
Y acepto mi culpa. Tendré que leer lo que escribe el crítico literario de El País. O mejor, lo dejo estar, que tampoco es para molestarse en exceso.

Más de Alfonso Ussía​

 

El profesor​

Un tipo que desea terminar con la libertad en el Periodismo, no está capacitado para enseñarlo​

09/10/2022Actualizada 01:30
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En la infancia y adolescencia no existe mayor fortuna que tener un buen profesor. El profesor representaba la máxima autoridad. Lo mismo en el Pilar que en el Alameda de Osuna, cuando el profesor hacía su entrada en la clase, los alumnos nos incorporábamos para recibirlo en pie. En el Pilar de Castelló – lo siento, querida y admirada María Jamardo-, tuve grandes profesores, casi todos ellos marianistas. Don Genaro, don Antonio Apaolaza – el Búho-, don Eliseo como diría Tip, Santos Varones. Pero mi gran profesor me lo encontré en el Alameda de Osuna, fundado y dirigido por don José Garrido Casanova, el que fuera preceptor del Rey Juan Carlos y su malogrado hermano el Infante Don Alfonso. Don José estableció que en los exámenes escritos los alumnos no fuéramos vigilados. – Copiar es una deslealtad, y yo confío en vuestros valores-. Y por allí apareció, recién despedido del clandestino PCE don Santiago Amón. Creo que compartía célula de propaganda con Paco Rabal y Fernando Sánchez Dragó. El poco dinero que recibían de Moscú se lo comían o se lo bebían en la taberna Noé de la calle Echegaray. Don Santiago era renco de andares, frente clarísima, y voz prodigiosa. Se presentó el primer día de clase de esta manera. –Me llamo Santiago Amón, nacido en Baracaldo, pero palentino de sangre y alma. Y seré desde hoy hasta el preuniversitario, su profesor de latín. Quiero anunciarles que todos serán aprobados al final de cada curso. Y también recordarles que si ustedes han elegido estudiar Letras, el que no tenga interés en aprender el latín, aunque sea aprobado, es un perfecto imbécil-. Con el paso del tiempo, don Santiago Amón fue nuestro maestro en Literatura, Cine, Música, Toros, Teatro, Filosofía, ética y estética. Y años más tarde, coincidí con él en Antena-3 de Radio, donde mantuvo su protagonismo de profesor de todos y para todo. – Alfonso, como compañero en la radio, te permito el tuteo-.
Amón se sabía la buena Poesía española de memoria, y la regular, y hablaba de corrido en latín y en griego, y era antimadridista y del Athletic de Bilbao. Gran aficionado al baloncesto – del Estudiantes, donde jugaba su hijo Abel-, y un narrador, conversador y conferenciante fabuloso. Falleció en un accidente de helicóptero en la sierra de la Cabrera, cuando se dirigía a inaugurar un curso de Románico a Palencia. Quería viajar en tren, pero la entonces directora de Tráfico, Rosa de Lima Manzano, le convenció para volar en helicóptero. Hizo lo posible por llegar tarde a la cita, pero el destino no le perdonó. Un profesor tan maravilloso como amigo de imposible olvido, autor del mejor ensayo sobre Picasso, fracasado apoderado del torero palentino Marcos de Celis y divulgador del poeta dadaísta Benigno Alejandro Carriedo, con su asombroso verso final de un poema: «Y dijo la vaca: Beethowen que beba».
El mejor profesor.
No ha tenido la misma suerte el fallido profesor de periodismo en la Complutense, Pablo Iglesias. De los siete aspirantes a ocupar la plaza, ha quedado el quinto, con un 4, que es valoración de suspenso. El tribunal examinador ha decidido que carece de conocimientos y méritos suficientes para enseñar Periodismo. Creo acertado el cate. Un tipo que desea terminar con la libertad en el Periodismo, no está capacitado para enseñarlo. Su experiencia es breve y mala. Ha hecho periodismo en televisión, en una cadena financiada por Irán que veían cuatro gatos podemitas. Lo cierto es que Iglesias, cuando se somete al examen o al escrutinio, se lleva unos jardazos de aúpa. Ser el quinto de 100 aspirantes puede considerarse meritorio. Ser el quinto de siete aspirantes, es una gamberrada. Desde que Isabel Ayuso le expulsó de la política, el hombre se mueve perdido por el submundo de la cultureta. Pero no deseo su mal. Y su fracaso tiene arreglo. Ofrézcase a impartir clases de Periodismo en la Universidad de Teherán. Su concepto del Periodismo es iraní y ayatolero, y disfrutará de la libertad del régimen de los ayatolas. Podrá asistir, con el fin de informar de los hechos vividos en directo, a los crímenes de las mujeres que no portan con cuidado el reglamentado velo, a las ejecuciones de los homosexuales, y a las lapidaciones de las mujeres denunciadas por sus maridos de adulterio. Periodismo duro, pero necesario. E incluso, los domingos por la tarde, si tiempo le queda, podría escribir la crónica del «derby» de Teherán, porque también sabe de fútbol.
Con sólo solicitarlo, y sin precisar de examen, será profesor titulado de Periodismo en la Universidad de Teherán. Y lo hará bien, a su manera, en esa sociedad que tanto admira y a la que tantísimo debe.

Más de Alfonso Ussía​

 

Pelitos​

Faltan muchas por adherirse al heroico corte de puntitas del cabello de nuestras heroínas​

10/10/2022Actualizada 02:14
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El movimiento Pelitos Fuera, surgido de la indignación feminista de nuestras actrices y políticas de izquierdas y de la ultraizquierda en solidaridad con las mujeres iraníes asesinadas por llevar mal puesto el velo, ha descolocado a los ayatolas. Faltan muchas por adherirse al heroico corte de puntitas –he escrito puntitas, que las erratas son muy peligrosas–, del cabello de nuestras heroínas. Por ejemplo, ninguna de las cuatro gorronas del Ministerio del s*x*, Igualdad y Ocurrencias que viajaron a Nueva York se han cortado las puntitas. Ni Yolanda Díaz, ni Begoña Gómez, ni Lillith Verstrynge. Y en el plano de la alta intelectualidad de las izquierdas, ni Pilar Rahola, Rosa Villacastín, Anabel o Teresa Rodríguez. Tiempo al tiempo, porque no es sencillo dar el paso de segar las puntitas de un flequillo en señal de regañito a los ayatolas. La actriz sevillana María León queda disculpada. No se le puede exigir que se corte seis milímetros de su pelo cuando, probablemente, por golpear a una policía municipal de Sevilla se le vaya a caer, en sentido figurado, bellamente metafórico, el pelo sin precisar de tijeritas.
Impresionante la serenidad de Penélope Bardem, de soltera Cruz, segando con las tijeras las puntas de su flequillo. Agustina de Aragón, Manuela Malasaña y Mariana Pineda, a su lado, unas cobardicas. Y lo mismo, el personaje de José María Pemán en «Cuando las Cortes de Cádiz», Lola la Piconera, que aprovechaba la metralla de las bombas napoleónicas para peinarse con más arte y salero.
Con las bombas que tiran
Los fanfarrones,
Se hacen las gaditanas
Tirabuzones.
Esto no puede quedar en un gesto. También Paz Vega, Marta Nieto, Amaya Salamanca, Goya Toledo, Marta Etura, Aitana Sánchez-Gijón, Carmen Maura y hasta Emma Suárez –la mejor actriz española, escrito con plena seriedad–, se han talado algunos pelitos. Y el reto lo han asumido importantes empresarias, antaño ministras de Gobiernos socialistas, como Beatriz Corredor, que fue enchufada en la Red Eléctrica Española con un sueldo de 546.000 euros al año, dietas aparte. No descarto que alguna dirigente del PP, como Cuca Gamarra, siempre atenta a los susurros de Feijóo, se sume al grupo de las podadoras en los próximos días.
Hay que llegar a sumar miles y miles de pelitos rapados de famosas en solidaridad con las mujeres de Irán que desean ser de nuevo, persas y libres. Y la pregunta viene más tarde. ¿Qué hacemos con tantos pelitos? La respuesta, que podría convertirse en un proyecto estrella del Ministerio de s*x*, Igualdad y Ocurrencias, no puede ser otra que la seguidamente expuesta.
Una gran Exposición Permanente de Pelitos Solidarios en la sede ministerial de Irene Montero. Un homenaje póstumo a Luis García Berlanga, Luis Escobar y su genial personaje de «La Escopeta Nacional», el marqués de Leguineche, que coleccionaba sobres con pelitos, si bien los de Leguineche no provenían de flequillos, precisamente.
En el amplio recibidor –entiéndase por «hall»– del fundamental Ministerio, en sobres transparentes y con el nombre de la donante solidaria de pelitos en etiqueta adosada en el ángulo superior izquierdo, todas sus paredes forradas de miles de muestras pilosas de las feministas hispanas. Pelitos rubios, castaños, blancos, morenos, naranjas, rosas, azules, verdes, tornasolados, morados y amarillos pollitos. Además del incalculable valor histórico de la exposición permanente, el mensaje. Que eso gusta mucho. Tener o no tener mensaje. En el caso que nos ocupa, el mensaje sería de impacto internacional. Y los ayatolas iraníes, asustadísimos, pero asesinando a mujeres libres, como ahora, porque para ellos, asesinar a feministas de verdad son pelillos a la mar.

Más de Alfonso Ussía​

 

Relativo​

Menos mal que la pretensión fallida de Iglesias era la de ser profesor en Periodismo. De presentarse a una vacante de docencia de Medicina, habría confundido la cirugía gastrointestinal con la estética o la cerebral​

11/10/2022Actualizada 01:30
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El cine atraía y el cine era América. En su casa alquilada en Hollywood, el escritor y posteriormente académico José –Pepe– López Rubio invitó a un grupo de amigos, algunos de ellos llegados de España para tal fin. Entre los viajados, Edgar Neville, Enrique Jardiel Poncela, y el genio autodidacta Antonio de Lara «Tono». También acudió Charles Chaplin, Charlot, que les narró su primer gran fracaso. Un fracaso en París, y que al final del relato todos los presentes celebraron con risas, aplausos y buen humor. Se celebró en París un concurso de imitadores de Charlot con un sustancioso premio económico. Lo financiaba la cadena de grandes almacenes Gallerie Lafayette en un gran teatro. Y Charles Chaplin, con identidad falsa, se presentó. Imitó y representó a Charlot admirablemente, pero quedó el tercero. «Había dos tipos que hacían de Charlot mejor que yo». Y entre los que más rieron y celebraron la anécdota destacaba otro invitado, un individuo con una gran melena, políglota, judío, de nacionalidad alemana que se llamaba Albert Einstein. López Rubio seguía de lejos, muy intrigado, la larga charla que mantenía Einstein con «Tono».
El genio alemán seguía con enorme interés las palabras de «Tono» y sonreía de vez en cuando, y asentía, y a Pepe López Rubio le mordía la curiosidad. Al fin, pudo hablar con «Tono». «¿De qué hablabas con Albert Einstein?» «Le explicaba, Pepe, que en este mundo todo es relativo».
Tan relativo como la propia nacionalidad de Einstein, según su escepticismo: «Si mi Teoría de la Relatividad es exacta, Alemania dirá que soy alemán y Francia que ciudadano del mundo. Pero si es errónea, Francia dirá que soy alemán, y Alemania que soy judío».
Me ha sorprendido la encendida defensa de la cultura y riqueza intelectual de Pablo Iglesias de mi amigo Arturo Pérez-Reverte. Para mí que, en las horas perdidas en la Real Academia Española, le ha convencido Luis María Anson, que se ha declarado valiente admirador del aspirante a profesor universitario suspendido. El que se sentiría, a pesar de su elegante desapego de la vanidad, humillado y ofendido con Iglesias sería Albert Einstein, ya que el profesor rechazado por la Universidad Complutense atribuye la autoría de la Teoría de la Relatividad a Newton. «In vídeo veritas», dice así textualmente el aspirante cateado y admirado por don Arturo y don Luis María: «Y Newton, a partir de la manzana que le cae sobre la cabeza, deduce la Teoría de la Relatividad». Se comprende mejor el suspenso complutense. A Newton, en efecto, y según la leyenda urbana, le golpeó en la cabeza una manzana desprendida de su árbol. Y le hizo daño el golpe. Lo mismo da que fuera una manzana reineta o verdedoncella. Una manzanazo en la cabeza siempre resulta desagradable y dañino. Pero no dedujo, como asegura el cateado, a partir de tan molesta experiencia la Teoría de la Relatividad, sino la Teoría de la Gravedad, que es diferente teoría. De buena se ha librado la Universidad Complutense de Madrid. Menos mal que su pretensión fallida era la de ser profesor en Periodismo. De presentarse a una vacante de docencia de Medicina, habría confundido la cirugía gastrointestinal con la estética o la cerebral.
Pero en fin. Si dos grandes escritores y eximios académicos que merecen, además de mi viejo afecto, mi sincera admiración, afirman que Pablo Iglesias está preparado y es poseedor de una cultura superior a la del resto de los de su banda, habrá que tomarlo con relativo humor. Y tumbarse relativamente bajo un manzano, para que una manzana caiga sobre nuestras cabezas bajo la atenta mirada de Einstein y de Newton. Y que entre ellos, se pongan de acuerdo.

Más de Alfonso Ussía​

 

Nobleza exige​

Los restos de José Antonio Primo de Rivera no van a ser exhumados del Valle de Los Caídos por orden o acción gubernativa. Serán ellos, los Primo de Rivera, los que procederán a exhumarlos y llevarlos a descansar, y es de esperar que con carácter definitivo, al suelo santo que ellos elijan​

12/10/2022Actualizada 01:30
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Hoy, 12 de octubre, día de la Virgen del Pilar, patrona de la Hispanidad y de nuestra ejemplar, agredida y extraordinaria Guardia Civil, bueno y justo es recordar a una familia de Señores –con mayúscula–, de España. Mi querido y nunca olvidado Miguel Primo de Rivera y Urquijo, Duque de Primo de Rivera, que tanto ayudó al Rey en la Reforma Política, inicia su libro No a las dos Españas (Plaza y Janés 2002) con unas palabras de su tío José Antonio Primo de Rivera, que fue un señor como sus hermanos Miguel, Fernando, Carmen y Pilar, hijos del General don Miguel, Marqués de Estella. Y señores los componentes y descendientes de la otra rama, los hijos y nietos del héroe don Fernando Primo de Rivera, mando supremo del glorioso Regimiento de Caballería «Alcántara 10». Todos ellos, los hijos y nietos de don Miguel y don Fernando, por llevar los apellidos Urquijo y Ussía, son mis primos, y siempre me he sentido orgulloso de ese parentesco. Y vuelvo al prólogo del libro del Duque de Primo de Rivera, escrito al alimón con su tío José Antonio, asesinado en la prisión de Alicante después de desarrollar, como abogado, una brillantísima autodefensa ante el tribunal formado por una horda de maleantes y analfabetos que le condenó a muerte. «Ójalá fuera la mía, la última sangre española que se vierta en discordias civiles».
En el prologo,Grandeza y Servidumbre de un Apellido, Miguel recuerda un texto de su tío José Antonio: «El 'señorito' es la degeneración del 'Señor', del hidalgo que escribió, y hasta hace bien poco, las mejores páginas de nuestra Historia. El Señor era tal Señor porque era capaz de renunciar, esto es, dimitir privilegios, comodidades y placeres en homenaje a una alta idea del servicio. Nobleza Obliga, pensaban los hidalgos, los Señores. Es decir, Nobleza Exige». Y finaliza Miguel: «Creo que los Primo de Rivera, lo digo sin presunción alguna, hemos hecho honor, desde hace centenares de años a este 'Nobleza Exige'. En mi caso particular, mis títulos, una herencia muy honrosa para mí, no son más que el campanillazo diario para que no se me olvide de que debo intentar seguir el talante y la honestidad de mis antepasados. Nunca un derecho o un privilegio. No es a mí a quién se los concedieron».
Los hijos de Miguel Primo de Rivera y Urquijo, Fernando, Pelayo, Miguel, Rocío, Bosco, María, Cosme, Damián e Inés Primo de Rivera Oriol, y los hijos de otro Miguel, nietos de Fernando el héroe del Alcántara, Fernando, María Antonia, y José Antonio Primo de Rivera y Urquijo, también en nombre de Menchu, ya en otras dimensiones, se han plantado con señorío ante el nefasto Gobierno de España y su perversa Ley de la Memoria Democrática, síntesis de la desmemoria y el resentimiento, y han anunciado a estos tuercebotas de la indignidad y la chusma que los restos de José Antonio Primo de Rivera no van a ser exhumados del Valle de Los Caídos por orden o acción gubernativa. Que serán ellos, los Primo de Rivera, los que procederán a exhumarlos y llevarlos a descansar, y es de esperar que con carácter definitivo, al suelo santo que ellos elijan, y hacerlo en la intimidad, sin aceptar la presencia de los comisarios políticos del comunismo en el poder. José Antonio fue condenado a muerte por un tribunal y un jurado compuesto por una horda de maleantes, y sus familiares no aceptan porque, Nobleza Exige, que no sean los maleantes descendientes de aquellos forajidos y asesinos los que muevan sus huesos .
Serán ellos, los suyos, los que lo hagan, privando a los ejecutores del rencor, del placer de su protagonismo.
Nobleza Exige.

Más de Alfonso Ussía​

 

Gasolina​

Pedro Sánchez llegó tarde al desfile militar por un par de contingencias que precisaron de la pérdida de varios minutos. Y he tenido la fortuna de conocer los verídicos hechos. Soy amigo de un amigo íntimo del chófer de Sánchez, y me ha relatado y pormenorizado las causas de su injustificable retraso​

13/10/2022Actualizada 01:30
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En ocasiones, las cosas no son lo que parecen. Se habla y se escribe en exceso del retraso calculado de Pedro Sánchez para llegar al escenario del desfile militar del Día de la Hispanidad con el fin de evitar los pitos, los abucheos y los adjetivos que su persona merecen. A Sánchez la calle le abruma. Y llegó algo más de un minuto más tarde que los Reyes, lo cual, puede ser interpretado como una grosería, además de una cobardía y una imperdonable patada al protocolo. Pero no fue así. Sánchez no quiso escudarse en el Rey para evitar la bronca del público. Sánchez llegó tarde por un par de contingencias que precisaron de la pérdida de varios minutos para solucionarlas. Y he tenido la fortuna de conocer los verídicos hechos. Soy amigo de un amigo íntimo del chófer del Audi de Sánchez, y me ha relatado y pormenorizado las causas de su injustificable retraso.
Supongamos, que es mucho suponer, que el chófer de Sánchez se llama Práxedes. Tuve una tía abuela cuyo chófer se llamaba Práxedes, el cual, además de conducir muy bien era un modelo de previsión. Este Práxedes conduce bien, pero entre sus virtudes no destaca la previsión. Así que se acercaban al Paseo de la Castellana, y Sánchez se sintió obligado a informar a Práxedes de sus angustias intestinales.
–Práxedes, creo que tengo un apretón.
A todos nos puede suceder. Sánchez, que había desayunado sin fotógrafos con Begoña, que para colmo declinó acompañarlo, se zampó un par de huevos fritos con jamón. Si uno de los dos huevos fritos no se halla en perfecto estado de degustación, es muy probable que produzca en los sectores intestinales algún inconveniente. También, sin necesidad de desayunar huevos fritos, esos inconvenientes pueden surgir inesperadamente como consecuencia de un agobio de carácter inminente.
La Reina de Las Islas Molucas, Makobamba II, cuando se ve obligada a asistir a un acto público mayoritario, sabedora de la escasa simpatía que despierta entre sus ciudadanos, lleva adosado al traspuntín o tafanario un orinal de porcelana de Werstertaffen por si la colerilla del desasosiego le conduce a una deposición irrefrenable. Y ello es posible porque viste con holgura y margen suficiente para que no se le note el transporte cular del recipiente mencionado con anterioridad. Pero Sánchez, con esos pantalones ajustados hasta convertirse en pitillos tobilleros, no puede moverse, como la Reina Makobamba II, con un orinal acoplado con correas a sus gráciles nalgas. De ahí su inesperada información a Práxedes.
–Práxedes, creo que tengo un apretón.
Y Práxedes recibió la noticia con alegría, porque se le había olvidado en la Moncloa comprobar el estado del depósito de la gasolina y estaba en reserva.
–No se preocupe, señor presidente. Conozco una gasolinera de total confianza en el camino. Así, mientras Su Excelencia se alivia, yo lleno el depósito. Pero procure mostrarse con celeridad, porque los Reyes tienen que estar a punto de llegar.
Y eso fue lo que sucedió y lo que retrasó su llegada, obligando a los Reyes a permanecer en el interior de su coche para evitar que Sánchez quedara como un impresentable ineducado. Sánchez no intentó con su retraso cometer una grosería con los Reyes y evitar la bronca del público. Le pasó lo que le pasó, y menos mal, pues de no sucederle el inconveniente, el Audi se habría detenido por la imprevisión de Práxedes con la gasolina.
Es decir, que asunto aclarado.

Más de Alfonso Ussía​

 

De muslos​

Entre 2.500 invitados, 1.250 del s*x* femenino, la mayoría de ellas acudió con vestidos normales, discretos y sin pretensiones musleras​

14/10/2022Actualizada 01:30
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Los modistas pasan por momentos amargos. Saben que se ha infiltrado en su profesión un grupete de desalmados que desean terminar con el prestigio de su profesión. Hasta Marlasca, gran aficionado a los trapos –a los trapos sucios, especialmente–, a punto estuvo de experimentar un desmayo cuando vio el modelito que Yolanda Díaz eligió para lucirse durante el desfile y la posterior recepción de los Reyes en el Palacio Real. Se trataba de una macedonia de arrugas y bultos extraños que surgían a su libre albedrío, con lazos disconformes con ellos mismos, de tal manera ubicados en el vestido, y cuya observación detenida provocó entre el público decenas de vahídos y desvanecimientos. Claro, que Irene Montero no se quedó atrás. Y al andar mostraba el muslo derecho. Un vestido morado probablemente diseñado por una prima argentina de Echenique. Lo de los muslos resultó emocionante. En Podemos se ha originado un concurso de muslos de muy complicada superación en fealdades. Cuando Yolanda e Irene llegaron al Palacio Real compitiendo por el premio «Muslo del Año», se toparon con el de Lilith Verstrynge que, también de morado, regaló a la concurrencia la visión de su muslo de gamba blanca, imposible de empeorar. La ministra portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, no mostró muslos. Llevaba un vestido multicolor. Como diría Adriana Lastra, «un vestido multicolor de muchísimos colores». La gran sorpresa la dio la inevitable Cuca Gamarra, del PP, portadora de un modelo verde y amarillo, con apertura de muslo, que doblaba en su esbeltez esférica al muslo gamba blanca de la Verstrynge. Cuca Gamarra se presentó muy bien peinada, y nada se le notaba el corte de tres milímetros de su cabello en solidaridad con las mujeres asesinadas en Irán, heroica acción que mereció toda suerte de jubilosas felicitaciones y admiraciones sinceras por parte de Feijóo, González-Pons y demás socialdemócratas del principal partido de la Oposición. Como en la popular copla de Marifé de Camas.
La gamba blanca de Lilith
Era escuálida chatarra
Comparada con el muslo
Que enseñó Cuca Gamarra.

Claro, que entre 2.500 invitados, 1.250 del s*x* femenino, la mayoría de ellas acudió con vestidos normales, discretos y sin pretensiones musleras. Isabel Díaz Ayuso, por poner un ejemplo, se presentó guapísima y sencilla, no en balde pertenece a una familia de militares, que se forman y educan en el buen gusto y la distancia de la pretensión. No se pudo admirar el muslo derecho de Begoña, porque Begoña se escaqueó y no acudió a la cita. Tenía mucho trabajo, y las invitaciones de los Reyes no van con ella.
Y sencillamente impresionante la distinguida esposa del ministro descorbatado Garzón, impresionante. Impresionante, repito, y alteradora, turbadora, pasmosa, sensacional, emocionante y, si me apuran, bastante aterradora.
Pero con los muslos bien cubiertos.
Entiendo la tragedia de los modistas, que siempre han sido modistas, no modistos, como se dice ahora. Los modistas, si eran ellos, y las modistas, si eran ellas. Unos y otras se están quedando sin trabajo por culpa de los usurpadores que visten a las mujeres del Gobierno, de los partidos del Gobierno, y a una de la discreta oposición.

Más de Alfonso Ussía​

 
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