Yo iría a la boda de mi prima en estas circunstancias, por la simple razón de que así veo a la familia extensa y no es en un tanatorio. Y que conozca a mis hijos o no me da igual. Ni ella ha venido a verlos ni yo he ido a verla a ella y enseñárselos. Las relaciones familiares no son unidireccionales.
De todas formas, un alto porcentaje de estas mismas que se quejan de que la prima tal la ha invitado a la boda de paganini se ofenderían también si la prima tal no las invitase. Mucho “mejor, no pensaba ir” y luego corriendo a la prima cual o a la tía de turno a bichear que qué se ha creído el piojo resucitado este que no nos invita a su boda.
Ya ves. Es hipócrita por mi parte decir esto porque estoy también aquí, y me gusta reírme/asustarme de las bridezillas tanto como a cualquier hija de vecina, pero también hay mucho traumita y mucha mala leche en el antibodismo. Al final bridezillas y antibodas son dos caras de la misma moneda.