Anécdotas de aberraciones culinarias

Bueno, os cuento sobre el día que mi madre le arruinó el cumpleaños a mi hermana:

[Que quede claro que yo a mi madre lo mismo que la quiero también reconozco sus defectos entre los cuales están la cabezonería, el orgullo y la tacañería ocasional. Pero como cocinera tiene muy buena mano, los bizcochos y los postres le salen súper buenos y los hace de cabeza sin pesar ni medir nada.

Pues cuando mi hermana iba a cumplir doce años se le metió entre ceja y ceja que quería una tarta de una pastelería de mi pueblo que por entonces estaba de moda. Pero a mi madre le entró la vena tacaña y le dijo que para que iban a gastar dinero en un pastel comprado si ella podía hacerlo en casa mucho más rico y más barato. Entonces mi hermana accedió a que mi madre hiciera una tarta de galleta que normalmente le salían muy ricas.

Llega el día D. Íbamos a hacer una fiestecita en casa con los amigos de mi hermana. Mi madre se dispone a hacer el pastel pero no sabemos qué cable se le cruzó ese día en la cabeza que en vez de hacer la tarta de galletas tradicional a la que nos tenía acostumbrados hizo un mejunje extraño y trambóliko que todavía me entran temblores cuando lo recuerdo.

Le dio por mojar las galletas en café en vez de leche y luego rellenó la tarta con nata y mermelada de melocotón. Que leyéndolo parecerá una combinación deliciosa, pero ya os digo que no. El café combinado con el melocotón sabía a rayos. Encima el café que chorreaban las galletas dejaba reguerillos marrones en la nata y eso mezclado con el melocotón daba una imagen visual muy poco apetecible.

Las caras de los críos cuando probaron su tratado trozo de tarta no daban lugar a dudas. Veías que muchos probaban un trocito y se dejaban el resto, unos disimulaban mejor que otros las caras de asco. Yo probé un bocado se mi trozo y pensé "Que put* bazofia es esta". Sobró un 80% de la tarta sin tocar. Como era de esperar nadie quiso repetir ni llevarse un trozo para sus hermanos.

Mi hermana se estuvo aguantando las ganas de llorar durante lo que quedó de la fiesta y cuando se fue el último invitado, se rompió y estalló contra mi madre (encima estaba recién entrada en la edad del pavo 🤣). Que como se le había ocurrido hacer esa mezcla tan asquerosa, que por qué no hizo la tarta que hacía todos los años, que menuda vergüenza le hizo pasar con sus amigos, que si hubieran comprado la tarta como mi hermana había insistido en un principio esto no habría pasado.

Y por una vez me puse del lado de mi hermana, tenía toda la razón. Pues mi madre, que a orgullosa no le gana nadie, encima se lo tomó a mal, diciendo que mi hermana era una desagradecida. Y a mí y a mi padre también nos cayó lo nuestro por darle la razón a mi hermana y decir que la tarta estaba incomible. Pues mi madre se tiró dos días que casi ni nos hablaba, y como "castigo" nos hizo legumbres (que las odiábamos) varios días seguidos. Tirando de pasivoagresividad, con casi 40 años que tenía la mujer por entonces.

La tarta maldita se tiró varios días en la nevera sin que nadie la tocara hasta que un día a mi madre se le cruzaron los cables y la tiró a la basura. Nunca jamás reconoció su error ni que la había cagado haciendo experimentos del Quimicefa para el cumpleaños de su hija. Su versión siempre fue que lo de la tarta fue una manía nuestra, que tan mala no estaba y que tanto mi hermana como los demás niños que estaban invitados eran unos desagradecidos.

Todavía me sigo preguntando qué cable se le fundió en la cabeza para salir con esa mezcla tan espantosa y creer que saldría algo rico de ahí. Nunca más se atrevió a volver a hacerlo, gracias a Dios.


Las legumbres pasivoagresivas de tu madre me han recordado el fabuloso día en que mi madre estrenó una olla


No sé si serían de las primeras ollas con interior de teflón, totalmente antiadherentes según la publicidad, y mi madre estaba loca por tener una.
Al fin se la regalamos, y para estrenarla nos juntó a todos y preparó su superguisotedelamuerte con ocho mil ingredientes y cuarenta horas al fuego, que por eso no lo hacía casi nunca, solo en días muy señalados como ese.

Olía toda la casa a maravilla pura cuando nos sentamos a comer, y toda llena de satisfacción, mi madre sentada en la propia cumbre de la cocina moderna trasgresora, con esa olla que sería la envidia del vecindario, metió el cucharón y empezó el reparto de platos, cuánto quieres, este para ti, este pásaselo a tu padre.

Nosotros mirábamos los platos con estupor según nos iban llegando pero no decíamos nada, todos esperábamos que lo dijera el otro, no queríamos romper el hechizo de aquel momento familiar perfecto. El caso es que mezclados con las legumbres, patatas, jamón, huesos, y etc, había trocitos negros, unos mínimos, otros del tamaño de la uña del meñique, que no sabíamos identificar del todo.

Cuando terminó el reparto y vimos el fondo de la olla entendimos: había saltado el teflón y estaba todo mezclado con la comida. ¿Quizá las ollas modernas no estaban preparadas para tantas horas de cocción?.

Comida a la basura, olla a la basura, disgustazo de mi madre que juró en arameo contra el fabricante y contra su santa madre, y tres días que pasamos comiendo y cenando san jacobos, que era la comida de mi madre cuando se enfadaba, o quizá por compensar el gastazo del guiso que hubo que tirar, no se sabe.
 
Las legumbres pasivoagresivas de tu madre me han recordado el fabuloso día en que mi madre estrenó una olla


No sé si serían de las primeras ollas con interior de teflón, totalmente antiadherentes según la publicidad, y mi madre estaba loca por tener una.
Al fin se la regalamos, y para estrenarla nos juntó a todos y preparó su superguisotedelamuerte con ocho mil ingredientes y cuarenta horas al fuego, que por eso no lo hacía casi nunca, solo en días muy señalados como ese.

Olía toda la casa a maravilla pura cuando nos sentamos a comer, y toda llena de satisfacción, mi madre sentada en la propia cumbre de la cocina moderna trasgresora, con esa olla que sería la envidia del vecindario, metió el cucharón y empezó el reparto de platos, cuánto quieres, este para ti, este pásaselo a tu padre.

Nosotros mirábamos los platos con estupor según nos iban llegando pero no decíamos nada, todos esperábamos que lo dijera el otro, no queríamos romper el hechizo de aquel momento familiar perfecto. El caso es que mezclados con las legumbres, patatas, jamón, huesos, y etc, había trocitos negros, unos mínimos, otros del tamaño de la uña del meñique, que no sabíamos identificar del todo.

Cuando terminó el reparto y vimos el fondo de la olla entendimos: había saltado el teflón y estaba todo mezclado con la comida. ¿Quizá las ollas modernas no estaban preparadas para tantas horas de cocción?.

Comida a la basura, olla a la basura, disgustazo de mi madre que juró en arameo contra el fabricante y contra su santa madre, y tres días que pasamos comiendo y cenando san jacobos, que era la comida de mi madre cuando se enfadaba, o quizá por compensar el gastazo del guiso que hubo que tirar, no se sabe.
Aparte de lo tóxico que es el teflón...
 
Personas comiendo lentejas con ketchup
No Way Abandon Thread GIF
 
Aparte, compara lo que implica lavar una olla a presión vs lavar una paellera... Prefiero la paellera mil veces :ROFLMAO:
Lo sé, mi suegra siempre se queja de que pesa mucho y no sé qué, pero la usa casi a diario 🤷‍♀️ Mi novio es anti olla a presión, dice que la comida hecha más lenta es mejor.
Además, a mi padre una vez le explotó una y nunca más la volvío a usar.
 
Por suerte en mi casa siempre se ha cocinado bien...ahora en alguna casa invitada...
- Una "tortilla" de patata, que la patata era cocida, no frita, y la "tortilla" cuajada al horno y para rematar, sin sal. Horrorosa.
- Un arroz con carne...que la carne era carne picada (literal), vamos que era arroz cocido con carne picada cocida.
-Huevos que en vez de fritos era cocidos en aceite
 
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