Abro melón creencias sociales

Hola prima!
En cierta manera entiendo un poco lo que te pasa. Yo con 18 años empecé una carrera, con 21 me di cuenta de que no me gustaba, que quería ser otra cosa, "pero para lo que me queda la acabo". Con 23 me ofrecieron un trabajo en una empresa que no tenía relación alguna con la carrera, y me di cuenta de que me gustaba el sector, pero no esa empresa. Cuando terminé esa carrera que no me gustaba, con 25, me puse a estudiar otra, esta vez sí relacionada con el trabajo que estaba haciendo.
Mientras tanto, todos los trabajos me parecían geniales, siempre pensaba que sería estupendo poder dedicarme a esto o lo otro, mira qué guay el trabajo de Pepe, que viaja mucho, el de Juanita con ese horario...
Con 31 pasé un proceso de selección jodidisimo en otra empresa, proceso en el que me inscribí porque "jolín, estaría genial trabajar de eso y las condiciones que ofrecen son para pensárselo" (aclaro que tenía relación con mis estudios). El día que me llamaron y me dijeron que había pasado, que podía empezar en tal fecha dije que no quería entrar. Vi la luz, y me di cuenta de que en realidad no quería eso. Quería dedicarme a lo que me dedicaba pero en la administración, así que me puse el mundo por montera y me decidí a prepararme una oposición complicada, mientras seguía currando y exprimiendo cada minuto en los dos sitios.
La verdad es que tampoco he ido pregonando por la vida las decisiones que he tomado (de hecho, lo del proceso de selección lo saben únicamente mi familia y algún amigo), pero vamos, todo el mundo lo entendió.

A lo que voy es que en realidad entiendo un poco tu reflexión, pero... Madurar es también darte cuenta de que es muy bonito soñar con ser todo, pero desgraciadamente solo puedes dedicarte a una cosa (a la vez).
 

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