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En el caso de mi pareja he visto de todo en su reducido grupo de " amigos de toda la vida".
En los pocos años que llevo con mi pareja he visto en ese grupo puñaladas traperas y he oído comentarios dañinos de unos y otros que a día de hoy no ahorran en pelotismos.
A nosotros que nos han hecho el vacío, supongo que en algún momento nos habrán puesto verdes, se muestran hipersimpaticos y accesibles solo cuando hay que poner pasta para algo...
No son malas personas. Incluso a veces son fantásticos. Pero la mayoría de las veces dejan mucho que desear por sus actitudes egoístas.
Yo era más temperamental y protestaba con mi pareja por estas actitudes hostiles, pero mi pareja es más comedida. Sus decepciones son silenciosas pero yo las veo. Protestar por sus amigos es pelear con él. Claro, son sus "amigos de toda la vida". Así que he aprendido a dejar de protestar por estas personas porque es un gasto de energía inútil. Mi pareja siempre defenderá ciegamente a sus amigos & cía. Aunque con el paso del tiempo ya va abriendo los ojos y por fin dice NO algunas veces a quedar o está buscando planes con amigos más amables que saben dar cuando reciben y a mí interiormente me alegra verlo.
Nos ha tocado aguantar parejas que son como el río Guadiana, a veces se dejan ver y otras desaparece.
Durante más de dos años había una pareja que no nos dejaban ni un fin de semana en paz, simplemente porque en ese momento eran los apestados del grupo y nosotros eramos los únicos que les tratabamos bien y quedábamos con ellos. Por ser tan simpáticos y educados creo que para ellos nuestra amistad les salió barata ya que ahora ya no son los apestados y se nota porque a mí chico no le atosigan para quedar ni le cogen el teléfono ni le contestan los whats apps. Sólo nos llaman a última hora como plan C.
Evidentemente decimos...No.
También conocemos el fenómeno de la pareja con la que sentimos que quedar a tomar un café es como participar en una partida de ajedrez. La cita es secreta, todos los movimientos son medidos, el tiempo también... los temas de conversación son planos...
Y luego los que se creen imprescindibles. Nos han puesto la cruz por alguna razón que desconocemos y por ello, sólo con nosotros, no son recíprocos desde hace años. En grupo se muestran hipersimpaticos con nosotros pero luego tienen actitudes de lo más extrañas y feas.
La etiqueta de amigos toda la vida/infancia me parece que tiene un falso valor.
Es como los matrimonios para toda la vida, cuando el divorcio estaba prohibido.
En los pocos años que llevo con mi pareja he visto en ese grupo puñaladas traperas y he oído comentarios dañinos de unos y otros que a día de hoy no ahorran en pelotismos.
A nosotros que nos han hecho el vacío, supongo que en algún momento nos habrán puesto verdes, se muestran hipersimpaticos y accesibles solo cuando hay que poner pasta para algo...
No son malas personas. Incluso a veces son fantásticos. Pero la mayoría de las veces dejan mucho que desear por sus actitudes egoístas.
Yo era más temperamental y protestaba con mi pareja por estas actitudes hostiles, pero mi pareja es más comedida. Sus decepciones son silenciosas pero yo las veo. Protestar por sus amigos es pelear con él. Claro, son sus "amigos de toda la vida". Así que he aprendido a dejar de protestar por estas personas porque es un gasto de energía inútil. Mi pareja siempre defenderá ciegamente a sus amigos & cía. Aunque con el paso del tiempo ya va abriendo los ojos y por fin dice NO algunas veces a quedar o está buscando planes con amigos más amables que saben dar cuando reciben y a mí interiormente me alegra verlo.
Nos ha tocado aguantar parejas que son como el río Guadiana, a veces se dejan ver y otras desaparece.
Durante más de dos años había una pareja que no nos dejaban ni un fin de semana en paz, simplemente porque en ese momento eran los apestados del grupo y nosotros eramos los únicos que les tratabamos bien y quedábamos con ellos. Por ser tan simpáticos y educados creo que para ellos nuestra amistad les salió barata ya que ahora ya no son los apestados y se nota porque a mí chico no le atosigan para quedar ni le cogen el teléfono ni le contestan los whats apps. Sólo nos llaman a última hora como plan C.
Evidentemente decimos...No.
También conocemos el fenómeno de la pareja con la que sentimos que quedar a tomar un café es como participar en una partida de ajedrez. La cita es secreta, todos los movimientos son medidos, el tiempo también... los temas de conversación son planos...
Y luego los que se creen imprescindibles. Nos han puesto la cruz por alguna razón que desconocemos y por ello, sólo con nosotros, no son recíprocos desde hace años. En grupo se muestran hipersimpaticos con nosotros pero luego tienen actitudes de lo más extrañas y feas.
La etiqueta de amigos toda la vida/infancia me parece que tiene un falso valor.
Es como los matrimonios para toda la vida, cuando el divorcio estaba prohibido.