Os cuento una pequeña duda existencial que me está brotando estos días.
Hace un tiempo, más o menos un año o así, tuve una fugaz relación con una persona que tuvo unos comportamientos bastante feos. Fue una experiencia un poco traumática para mí, que aún no digiero del todo. Al terminar la historia, acabé bloqueándolo porque estaba obsesionado en ser amigos y no me dejaba en paz. Aún hace dos meses se me puso a seguir su hermana (a la que nunca conocí) por redes sociales.
Ambos compartíamos un solo grupo común. Este grupo es de amigos míos y le metí yo en su día, pero finalmente se ha quedado ahí y yo me salí para enfocarme en otros menesteres y no encontrarme con el sujeto en cuestión.
Estos amigos me siguen escribiendo cada vez que se reúnen para que vaya, pero siempre está esta persona cuando quedan, así que yo he preferido evitar coincidir. Hoy otra vez me han vuelto a decir que me una a ellos, pero seguimos en las mismas.
Ha pasado bastante tiempo, pero me sigue resultando muy incómodo la idea de encontrarme con esta persona, no tanto por la situación actual, sino por el mal recuerdo que tengo. Pero por otro lado, quizás el ir con naturalidad a verlos me puede servir por fin para avanzar y quitarme miedos y ubicar mi cabecita en la realidad y en el presente. Porque yo sé que una vez ahí no tengo problema alguno de esquivar, poner límites o ignorar si hiciera falta. Lo que no quiero es ni quedarme estancada en esa mala experiencia eternamente, ni exponerme a situaciones de malestar de forma innecesaria. Y por ahí va el dilema.
Imagino que alguna habréis tenido situaciones de este tipo y me vendrían genial opiniones y experiencias (y un poco de salseo, que una cosa no quita la otra). Desde mi punto de vista lo mejor es seguir al margen mientras yo no sienta que esa experiencia queda ya muy lejana a nivel emocional, pero si puede ser más productivo y útil enfrentarse a la situación, estaré dispuesta a reconsiderarlo. ¡Feliz sábado, pris!
Hace un tiempo, más o menos un año o así, tuve una fugaz relación con una persona que tuvo unos comportamientos bastante feos. Fue una experiencia un poco traumática para mí, que aún no digiero del todo. Al terminar la historia, acabé bloqueándolo porque estaba obsesionado en ser amigos y no me dejaba en paz. Aún hace dos meses se me puso a seguir su hermana (a la que nunca conocí) por redes sociales.
Ambos compartíamos un solo grupo común. Este grupo es de amigos míos y le metí yo en su día, pero finalmente se ha quedado ahí y yo me salí para enfocarme en otros menesteres y no encontrarme con el sujeto en cuestión.
Estos amigos me siguen escribiendo cada vez que se reúnen para que vaya, pero siempre está esta persona cuando quedan, así que yo he preferido evitar coincidir. Hoy otra vez me han vuelto a decir que me una a ellos, pero seguimos en las mismas.
Ha pasado bastante tiempo, pero me sigue resultando muy incómodo la idea de encontrarme con esta persona, no tanto por la situación actual, sino por el mal recuerdo que tengo. Pero por otro lado, quizás el ir con naturalidad a verlos me puede servir por fin para avanzar y quitarme miedos y ubicar mi cabecita en la realidad y en el presente. Porque yo sé que una vez ahí no tengo problema alguno de esquivar, poner límites o ignorar si hiciera falta. Lo que no quiero es ni quedarme estancada en esa mala experiencia eternamente, ni exponerme a situaciones de malestar de forma innecesaria. Y por ahí va el dilema.
Imagino que alguna habréis tenido situaciones de este tipo y me vendrían genial opiniones y experiencias (y un poco de salseo, que una cosa no quita la otra). Desde mi punto de vista lo mejor es seguir al margen mientras yo no sienta que esa experiencia queda ya muy lejana a nivel emocional, pero si puede ser más productivo y útil enfrentarse a la situación, estaré dispuesta a reconsiderarlo. ¡Feliz sábado, pris!
Última edición: