No sé cómo nadie ha mencionado aún las pedidas de mano en sitios públicos. Más aún cuando sacan un micrófono y aparece de la nada un compinche con un altavoz de esos grandes de carrito y se ponen a decirle cuánto quieren a la otra persona, a recitarle poemas o peor, a cantar. Y luego encima lo cuelgan en internet.