Víctima colateral.
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Víctima colateral.
no, el escrito en la forma que está redactado, parece que es una pobre señora a la que por culpa de OS la han pegado un tiro o está en silla de ruedas.¿La silla de ruedas es imaginación?
Que alguien esté en silla de ruedas no la exime de tener educación ni de hacer lo que le de la gana.
Además es irónico, está chillándole a un tío que quiere cambiar la ley de manera que a ella en su día si la habría acogido. Aún así no se puede quejar de la atención que se la ha dado y al final tuvo subvención, cuando no era ni de aquí, que estaba de TURISMO
Carta a Javier Ortega Smith de una víctima de la violencia machista
Tengo 31 años, soy mujer, y no he conocido la seguridad hasta que con 24 años conseguí una plaza para mi especialización como médica en Madrid y salí, literalmente corriendo, del barrio en el que crecí
Hace no mucho me tocó atender a un paciente que venía al hospital donde trabajo porque al que le toca no puede acercarse: "Una orden de alejamiento. Ya sabe, mi mujer, que está loca"
Olivia Alonso - Médica
37 comentarios
26/11/2019 - 21:17h
Javier Ortega Smith.
Le escribo para que usted se digne a mirarme a la cara. No lo hizo con Nadia Otmani, quién sabe si porque no tuvo la valentía que se le presupone al caballero español que va al galope de sus propias mentiras día si y día también, o porque la que se le encaraba era migrante y ya sabemos que si es por usted no tendría ni derecho a ser atendida en nuestro sistema público de salud.
El caso es que le escribo, Javier, porque hay quien dice que el hecho de que Nadia sea marroquí a usted le da la razón: que hay que echar a estos señores que no respetan a nuestras mujeres y que cadena perpetua y ya está. Y es que ya quisiera yo, Javier, que la cadena perpetua me hubiese dado un padre que mereciese la pena, una infancia que recordar con alegría y un hogar al que volver. Seguridad, Javier, eso que a usted tanto le gusta vender. ¿Que no hay trabajo? Seguridad ¿Que los alquileres no se pueden pagar? Seguridad ¿Que los hombres nos agreden ahora hasta en las instituciones? Seguridad.
El caso es que tengo 31 años, soy mujer, y no he conocido la seguridad hasta que con 24 años conseguí una plaza para mi especialización como médica en Madrid y salí, literalmente corriendo, del barrio en el que crecí. Allí viví los primeros ocho años de mi vida intentando encajar siendo la niña más grande de la clase, con un padre que me enseñaba a chutar a puerta y una madre a la que no veía hasta la tarde del sábado, cuando empezaba su descanso semanal. Algunas veces, bastante a menudo los últimos años, mi padre la despertaba a gritos: "¡vaga de mierda, levántate!", "¡así estás, como una put* vaca!" Al mismo tiempo, levantaba las persianas con gran estruendo. Confieso que alguna vez me reí. Él decía que era broma, que no pasaba nada y yo intentaba normalizarlo.
Aquel era mi padre, el que me enseñaba a enfocar con su cámara Konica de los 80 y me llevaba a ver el fútbol a los bares de mayores. Lo que yo no sabía es que en esos bares todas las camareras lo conocían y que beberse cinco cervezas y dos vinos era de todo menos normal. Con los años me di cuenta de que muchas veces, cuando tenía que salir corriendo de mi habitación para evitar que mi padre pegase a mi madre, al interponerme en su trayectoria el aire olía a cerveza Mahou 5 Estrellas. Su favorita.
Cuando yo tenía ocho años, mi madre no aguantó más y nos fuimos de casa. No nos marchamos lejos, porque ella no quería que yo perdiese mis amigas del cole. Tras algunos intentos de visitas de fin de semana en los que mi padre aparecía borracho y me llevaba en su coche atestado de revistas por**; mi madre amenazó a mi padre con pedirle la pensión por hijo a cargo. Ahí fue cuando me quedé huérfana de padre. Un padre borracho, sí, pero al que quería al fin y al cabo.
Luego vino una etapa un poco compleja en la que no voy a entrar para no aburrirle, Javier (ya sabemos que usted es más de leer ciertos foros de internet en diagonal). Baste decir que ni una ayuda ni una prestación, mi madre jamás recibió nada por todo aquello. Y aun así, salimos adelante y yo pude graduarme con matrícula de honor y estudiar medicina. Ya sabe, la mamandurria de las becas, Javier.
Cuando estaba acabando la carrera, mi madre estaba contenta. Tras muchos años con depresión, tenía un nuevo novio. Este nuevo novio se mudó a nuestra casa pronto. Yo estaba contenta por mi madre, pero la veía un poco cambiada. Algunas veces ese nuevo novio me veía salir y me decía "¿a dónde vas así? ¿no ves que van a pensar que eres una put*?" "¿por qué no estás en casa cuidando de tu madre?". La cosa, aunque a usted le sorprenda, se puso tensa, pero allí el único que pegó a alguien fue él a mí. Un tremendo puñetazo que casi me deja en el suelo. A mi madre, que intentaba defenderme, también le cayeron un par de golpes en el cuello. Yo tenía 24 años y acababa de escoger plaza de formación en un hospital de Madrid. Vino la policía, pasamos la noche entre urgencias y comisaría. Cuando llegué a casa mi madre me dijo que nunca más pasaría algo así: le había denunciado. Fuimos a un juicio muy rápido. Y entonces, me fui. Me fui corriendo, como le dije, a estudiar y a intentar vivir.
Quería contarle esto Javier, porque hace no mucho me tocó atender a un paciente que venía al hospital donde trabajo porque al que le toca no puede acercarse: "Una orden de alejamiento. Ya sabe, mi mujer, que está loca". Le explico, Javier: le atendí, con la misma profesionalidad con la que le atendería a usted y con la misma con la que he atendido a gente con apellidos parecidos a los que su amigo Santiago señaló en un mitin no hace mucho.
Ahora, míreme a la cara, Javier: ¿qué es lo que le pasa? ¿por qué ha venido hoy al hospital?
www.eldiario.es
El sábado creo que fue ese día vi la peli en la tele , creo que vue la TVE 1, no lo sé con seguridad de "Custodia compartida" . La recomiendo para quien no sabe lo que es violencia de género.
www.filmaffinity.com
Tengo 31 años, soy mujer, y no he conocido la seguridad hasta que con 24 años conseguí una plaza para mi especialización como médica en Madrid y salí, literalmente corriendo, del barrio en el que crecí
Hace no mucho me tocó atender a un paciente que venía al hospital donde trabajo porque al que le toca no puede acercarse: "Una orden de alejamiento. Ya sabe, mi mujer, que está loca"
Olivia Alonso - Médica
37 comentarios
26/11/2019 - 21:17h
Javier Ortega Smith.
Le escribo para que usted se digne a mirarme a la cara. No lo hizo con Nadia Otmani, quién sabe si porque no tuvo la valentía que se le presupone al caballero español que va al galope de sus propias mentiras día si y día también, o porque la que se le encaraba era migrante y ya sabemos que si es por usted no tendría ni derecho a ser atendida en nuestro sistema público de salud.
El caso es que le escribo, Javier, porque hay quien dice que el hecho de que Nadia sea marroquí a usted le da la razón: que hay que echar a estos señores que no respetan a nuestras mujeres y que cadena perpetua y ya está. Y es que ya quisiera yo, Javier, que la cadena perpetua me hubiese dado un padre que mereciese la pena, una infancia que recordar con alegría y un hogar al que volver. Seguridad, Javier, eso que a usted tanto le gusta vender. ¿Que no hay trabajo? Seguridad ¿Que los alquileres no se pueden pagar? Seguridad ¿Que los hombres nos agreden ahora hasta en las instituciones? Seguridad.
El caso es que tengo 31 años, soy mujer, y no he conocido la seguridad hasta que con 24 años conseguí una plaza para mi especialización como médica en Madrid y salí, literalmente corriendo, del barrio en el que crecí. Allí viví los primeros ocho años de mi vida intentando encajar siendo la niña más grande de la clase, con un padre que me enseñaba a chutar a puerta y una madre a la que no veía hasta la tarde del sábado, cuando empezaba su descanso semanal. Algunas veces, bastante a menudo los últimos años, mi padre la despertaba a gritos: "¡vaga de mierda, levántate!", "¡así estás, como una put* vaca!" Al mismo tiempo, levantaba las persianas con gran estruendo. Confieso que alguna vez me reí. Él decía que era broma, que no pasaba nada y yo intentaba normalizarlo.
Aquel era mi padre, el que me enseñaba a enfocar con su cámara Konica de los 80 y me llevaba a ver el fútbol a los bares de mayores. Lo que yo no sabía es que en esos bares todas las camareras lo conocían y que beberse cinco cervezas y dos vinos era de todo menos normal. Con los años me di cuenta de que muchas veces, cuando tenía que salir corriendo de mi habitación para evitar que mi padre pegase a mi madre, al interponerme en su trayectoria el aire olía a cerveza Mahou 5 Estrellas. Su favorita.
Cuando yo tenía ocho años, mi madre no aguantó más y nos fuimos de casa. No nos marchamos lejos, porque ella no quería que yo perdiese mis amigas del cole. Tras algunos intentos de visitas de fin de semana en los que mi padre aparecía borracho y me llevaba en su coche atestado de revistas por**; mi madre amenazó a mi padre con pedirle la pensión por hijo a cargo. Ahí fue cuando me quedé huérfana de padre. Un padre borracho, sí, pero al que quería al fin y al cabo.
Luego vino una etapa un poco compleja en la que no voy a entrar para no aburrirle, Javier (ya sabemos que usted es más de leer ciertos foros de internet en diagonal). Baste decir que ni una ayuda ni una prestación, mi madre jamás recibió nada por todo aquello. Y aun así, salimos adelante y yo pude graduarme con matrícula de honor y estudiar medicina. Ya sabe, la mamandurria de las becas, Javier.
Cuando estaba acabando la carrera, mi madre estaba contenta. Tras muchos años con depresión, tenía un nuevo novio. Este nuevo novio se mudó a nuestra casa pronto. Yo estaba contenta por mi madre, pero la veía un poco cambiada. Algunas veces ese nuevo novio me veía salir y me decía "¿a dónde vas así? ¿no ves que van a pensar que eres una put*?" "¿por qué no estás en casa cuidando de tu madre?". La cosa, aunque a usted le sorprenda, se puso tensa, pero allí el único que pegó a alguien fue él a mí. Un tremendo puñetazo que casi me deja en el suelo. A mi madre, que intentaba defenderme, también le cayeron un par de golpes en el cuello. Yo tenía 24 años y acababa de escoger plaza de formación en un hospital de Madrid. Vino la policía, pasamos la noche entre urgencias y comisaría. Cuando llegué a casa mi madre me dijo que nunca más pasaría algo así: le había denunciado. Fuimos a un juicio muy rápido. Y entonces, me fui. Me fui corriendo, como le dije, a estudiar y a intentar vivir.
Quería contarle esto Javier, porque hace no mucho me tocó atender a un paciente que venía al hospital donde trabajo porque al que le toca no puede acercarse: "Una orden de alejamiento. Ya sabe, mi mujer, que está loca". Le explico, Javier: le atendí, con la misma profesionalidad con la que le atendería a usted y con la misma con la que he atendido a gente con apellidos parecidos a los que su amigo Santiago señaló en un mitin no hace mucho.
Ahora, míreme a la cara, Javier: ¿qué es lo que le pasa? ¿por qué ha venido hoy al hospital?
Carta a Javier Ortega Smith de una víctima de la violencia machista
Tengo 31 años, soy mujer, y no he conocido la seguridad hasta que con 24 años conseguí una plaza para mi especialización como médica en Madrid y salí, literalmente corriendo, del barrio en el que crecí
www.eldiario.esEl sábado creo que fue ese día vi la peli en la tele , creo que vue la TVE 1, no lo sé con seguridad de "Custodia compartida" . La recomiendo para quien no sabe lo que es violencia de género.
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Cuando empiece la mega crisis los que tanto defienden chiringuitos, subvenciones y paguiteros, seran los primeros que quieran quitarlos, llorando con "que hay de lo mio buahhh buahhh". La izqu es asi de farisea, buenismo per tutti pero q a ellos no les falte, en el momento que les falta cambian radicalmente. Va a ser un descojono ver la conversion del progrerio de salon gimiendo por los recortes y subidas de impuestos de lo suyo
Una verdulera gritando como una energumena porque ve peligrar el chollo del q lleva años parasitando. Pero ya esta descubierta, desde luego el progrerio no da ni una con estos montajes. Lo de Juana Rivas tambien les salio rana pero nada, que no aprenden ni a golpes de realidad.
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Ningún problema con que una persona marroquí luche por los derechos que crea necesarios en España pero dado que en su país de origen hace aún más falta estaría muy bien que practicase allí su altruismo.
Aquí puede chillar a alguien en la cara y gracias a las leyes de este país no la detienen, en el suyo si que lo harían, así es que donde debe luchar por los derechos es donde de verdad hace falta.
Si yo tengo a mis niños muertos de hambre mejor no voy a casa del vecino a dar lecciones de moral porque los suyos no han desayunado.
y sumándole a eso, que ella no vivía ni en España y aún así se le dio todo lo posible, y claro dijo, aquí me quedo
Pero si es q da igual las campañas difamatorias, los montajes, el adoctrinamiento de la Sexta y otros medios, las reprobaciones ...los resultados se ven en las urnas y VOX ha subido como la espuma y es tercera fuerza, señal de que el adoctrinamiento les ha salido por la culata. Que sigan pataleando que en las proximas elecciones VOX seguira subiendo. Y no hay mas, les queda el derecho al pataleo. Que ladren.
No sale gratis, pero por lo menos se elige
La vergüenza ajena que me ha provocado la royal family con sus cazas de elefantes, sus ridículas disputas públicas entre miembros, los cuernos, los yernos delicuentes, etc, etc, frente a Europa es importante.
País de pandereta.
Si, si entiendo lo de elegirlo, pero tampoco me parece mal que lo tengamos por tradición como muchísimos países más, que no es tan raro digo lo de tener Rey. Pero vamos que es un tema que la verdad no me importa ni me parece que vaya a cambiar demasiado el plan político-económico del país.No sale gratis, pero por lo menos se elige
La vergüenza ajena que me ha provocado la royal family con sus cazas de elefantes, sus ridículas disputas públicas entre miembros, los cuernos, los yernos delicuentes, etc, etc, frente a Europa es importante.
País de pandereta.
Esta claro que los royos que tienen a veces la casa real parece gran hermano y es para flipar. Pero al final están el punto de mira y a todas se las analiza al detalle (no lo justifico, deberían de ser ejemplares como cualquier personaje público a disposición del pueblo).
Dónde está la condena por narcotráfico? es que no la encuentro...te importaría mucho ponerla? y el alijo más importante incautado hasta la fecha y la mujer se va de rositas, fíjate tú. 20 años lleva esperando su juicio, sí que está lenta la justicia
Totalmente de acuerdo en que puede ser tradición y que no solo ocurre en España, claro está, pero a mí por lo menos no me han preguntado si quiero seguirles pagando los viajes, los carísimos colegios/ropitas/futuras universidades/bodas de las infantas, los pleitos del otro, las casitas y los barcos en Mallorca y suma y sigue, que es mucho, mucho chupar del frasco durante muuuuucho tiempo...
Al final son un conjunto de gente que, seas de derechas o de izquierdas, no representan porque llevan más escándalos en 30 años que todas las generaciones de GH como dices tú, y ya es mucho decir.
