Si Begoña fuera Irene
Begoña Villacís durante el escrache que sufrió en San Isidro.
La agresión en la Pradera de San Isidro a Begoña Villacís a punto de dar a luz es una prueba de lo que nos espera si los comunistas, con el apoyo de los socialistas, mantienen la Alcaldía y conquistan la Comunidad de Madrid. Si antes de ganar ya cocean sus matones, ¡qué no harán si ganan! Un indicio de la excitación de esta manada es la invasión de trollspodemitas en los artículos de opinión de este y otros periódicos que no consideran dominados, o solo a medias, por la izquierda. Pero eso es Podemos: la mentira social apoyada en la violencia. De llegar al poder, en el terror.
La manada morada importó del peronismo el término "escrache", al que Iglesias, que llamaba al gorila Hugo Chávez "demócrata con agallas", bautizó como "jarabe democrático" y que es justo lo contrario: la agresión en el ámbito de lo privado a un adversario político. Lo que hacen los CDR cubanos contra las Damas de Blanco o los gays. La progresía ha condenado este ataque a los gays, como si los heteros lo merecieran. Como si los gays no hubieran sido víctimas de los campos de concentración -UMAP- del Che, en cuya entrada decía: "El trabajo os hará hombres".
El comunismo presenta el sexismo hembrista o el animalismo -Isabel Serra ya ha dicho que prohibirán los toros- como lo que separa lo progresista o sagrado y lo carca o liquidable. Pero es la vieja "lucha de clases" o "guerra civil permanente" marxista-leninista: partir en dos una sociedad para dominarla. A Villacís o Díaz Ayuso las escrachan -y Romy Arce insulta a la policía por impedir su linchamiento- por ser de derechas. Molestar a Irene Montero es un crimen fascista.
El primer "escrache" podemita contra un líder democrático lo organizaron Iglesias y Errejón contra Rosa Díez, en lo que la asaltacapillas Rita Maestre, reportera de La Tuerka de Iglesias, llamaba "el soviet de la Complu". Era la vuelta a la violencia política del comunismo en España, y por eso Iglesias elogiaba a la ETA. Babeuf, considerado el primer comunista por La conspiración de los iguales, creó el término "populicidio" contra las masacres de Robespierre en La Vendée. Entonces, una cosa era ser comunista y otra, asesino de masas. Hoy, el escrache es el aperitivo de las torturas del Sebin. Y el régimen que financió la CEPS de Errejón perpetra el populicidio en Venezuela. Contra eso hay que votar
- FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
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Begoña Villacís durante el escrache que sufrió en San Isidro.
La agresión en la Pradera de San Isidro a Begoña Villacís a punto de dar a luz es una prueba de lo que nos espera si los comunistas, con el apoyo de los socialistas, mantienen la Alcaldía y conquistan la Comunidad de Madrid. Si antes de ganar ya cocean sus matones, ¡qué no harán si ganan! Un indicio de la excitación de esta manada es la invasión de trollspodemitas en los artículos de opinión de este y otros periódicos que no consideran dominados, o solo a medias, por la izquierda. Pero eso es Podemos: la mentira social apoyada en la violencia. De llegar al poder, en el terror.
La manada morada importó del peronismo el término "escrache", al que Iglesias, que llamaba al gorila Hugo Chávez "demócrata con agallas", bautizó como "jarabe democrático" y que es justo lo contrario: la agresión en el ámbito de lo privado a un adversario político. Lo que hacen los CDR cubanos contra las Damas de Blanco o los gays. La progresía ha condenado este ataque a los gays, como si los heteros lo merecieran. Como si los gays no hubieran sido víctimas de los campos de concentración -UMAP- del Che, en cuya entrada decía: "El trabajo os hará hombres".
El comunismo presenta el sexismo hembrista o el animalismo -Isabel Serra ya ha dicho que prohibirán los toros- como lo que separa lo progresista o sagrado y lo carca o liquidable. Pero es la vieja "lucha de clases" o "guerra civil permanente" marxista-leninista: partir en dos una sociedad para dominarla. A Villacís o Díaz Ayuso las escrachan -y Romy Arce insulta a la policía por impedir su linchamiento- por ser de derechas. Molestar a Irene Montero es un crimen fascista.
El primer "escrache" podemita contra un líder democrático lo organizaron Iglesias y Errejón contra Rosa Díez, en lo que la asaltacapillas Rita Maestre, reportera de La Tuerka de Iglesias, llamaba "el soviet de la Complu". Era la vuelta a la violencia política del comunismo en España, y por eso Iglesias elogiaba a la ETA. Babeuf, considerado el primer comunista por La conspiración de los iguales, creó el término "populicidio" contra las masacres de Robespierre en La Vendée. Entonces, una cosa era ser comunista y otra, asesino de masas. Hoy, el escrache es el aperitivo de las torturas del Sebin. Y el régimen que financió la CEPS de Errejón perpetra el populicidio en Venezuela. Contra eso hay que votar
