Parte de su versión coincide con lo que presenció uno de los testigos: Juan Francisco estaba en el suelo, aunque no se sabe realmente por qué. También que, supuestamente, estaba dormido, tal como gritó él mismo y una vecina pudo escuchar. Sin embargo, otro residente del bloque de pisos cuenta que en la casa había otro hombre, supuestamente, un amigo del presunto abusador. El vecino cuenta a EL ESPAÑOL que no podía dormir porque Juan Francisco estaba bebiendo con este amigo. “Los escuchaba beber y reírse hasta muy tarde”, dice.
Luego escuchó, al igual que los demás, los mismos gritos de la niña –“¡Papá, no, por favor!”-. El vecino se asomó alarmado y, en medio de la discusión, vio a este otro hombre en el balcón del apartamento, “sin camisa y en pantaloneta”, que gritaba: “¡Yo me voy a marchar! ¡Me voy a marchar!”.
Luego escuchó, al igual que los demás, los mismos gritos de la niña –“¡Papá, no, por favor!”-. El vecino se asomó alarmado y, en medio de la discusión, vio a este otro hombre en el balcón del apartamento, “sin camisa y en pantaloneta”, que gritaba: “¡Yo me voy a marchar! ¡Me voy a marchar!”.