TODO sobe Pablo Iglesias y Podemos.

Pablo Iglesias reaparece con una conferencia sobre comunicación política en la Universidad Complutense​


El exvicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, durante la conferencia inaugural de un curso de verano de la UCM este lunes.
El exvicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, durante la conferencia inaugural de un curso de verano de la UCM este lunes.
Aitor Riveiro
5 de julio de 2021 19:00h
15
@ikaitor
Dos meses exactos después de dimitir y abandonar la vida política institucional, Pablo Iglesias ha reaparecido este lunes para impartir la conferencia inaugural del curso Asesoría política a gobiernos y administraciones en el marco de la Escuela de Verano de la Universidad Complutense de Madrid. Lo ha hecho sin anunciarlo previamente y sin un auditorio lleno de gente dispuesta a aplaudirle, sino ante un pequeño grupo de doctorandos españoles y latinoamericanos, únicos oyentes de una disertación que ha versado sobre algo que Iglesias conoce de primera mano: cómo debe desenvolverse un candidato (de izquierdas) en el actual panorama de medios de comunicación.

El exvicepresidente del Gobierno y primer secretario general de Podemos regresa así de forma circunstancial, y preparatoria, a la universidad, donde ejerció la docencia como profesor interino antes de tomar la decisión que cambió su vida y el panorama de partidos español: fundar Podemos. Una vuelta a los orígenes que siempre formó, y forma, parte de los planes de Iglesias. "Si alguna universidad me quiere contratar, sería maravilloso volver a dar clase", dijo Pablo Iglesias en una entrevista antes de la repetición electoral del 26 de junio de 2016. Una idea que ha repetido de forma habitual desde que fundó Podemos en 2014: volver a la docencia y a la comunicación política.

De momento, este doctor en Ciencias Políticas no puede optar a una plaza de profesor asociado ya que hoy por hoy no cumple los requisitos laborales que exige esta categoría, pensada expresamente para compatibilizar la docencia con un trabajo, pero que sí encajaría con los planes de futuro que diseña desde que en la noche electoral del 4M se despidiera con aquel "caminando fui lo que fui" con el que dijo hasta siempre hace apenas 60 días.

Iglesias cobra actualmente una cesantía como vicepresidente del Gobierno que es incompatible con cualquier otra retribución. De hecho, fuentes del entorno del exvicepresidente aseguran que la conferencia que imparte este lunes ante una veintena de alumnos no está remunerada. En cualquier caso, Iglesias ha consultado con la Oficina de Conflictos de Intereses, órgano que controla las incompatibilidades de los altos cargos y del resto del personal de la Administración, que le ha dado el visto bueno.

El terreno de combate más importante​

El curso está dirigido por la decana de la Facultad de Ciencias Políticas, Esther del Campo, y coordinado por Jorge Resina. En declaraciones a elDiario.es, Resina asegura que para "un curso de asesoría política, gobiernos e instituciones, destinado a juntar Ciencia Política y comunicación, nos parecía interesante contar con alguien en contacto con ambos campos", tanto en la teoría como en la práctica. "Contar con una figura relevante que ha trabajado en la academia, la consultoría y luego en primer plano de la política nos parecía muy interesante", explica.

Del Campo ha acompañado habitualmente a Iglesias en sus breves regresos a la universidad mientras ocupaba la primera línea política. En la última, una conferencia junto al exvicepresidente de Bolivia e intelectual de referencia para la izquierda del siglo XXI, Álvaro García Linera, abordó una de sus obsesiones en su última etapa como dirigente: el auge de la extrema derecha. De hecho, adquirió como compromiso en la Facultad de Derecho el intentar frenar a Vox cuando ya había firmado con Pedro Sánchez el acuerdo para el Gobierno de coalición.

Esa es una de las tesis defendidas por Iglesias en su curso. La ultraderecha ha encontrado su mejor altavoz precisamente en los medios de comunicación de masas, cuya agenda está condicionada por el "paradigma trumpista" que se ha impuesto a la hora de hacer política tanto en América como en Europa. Y las redes sociales, en lugar de "democratizar" la comunicación, se ha convertido en un "espacio de difusión del bulo y del odio", haciendo más conservadora la estructura de los medios.

Ante este análisis de la situación, Iglesias ofrece a los estudiantes su propia visión sobre cómo debe actuar un candidato de izquierdas en un ecosistema que, defiende, se ha estrechado para el ámbito progresista en apenas unos años. El exvicepresidente siempre ha defendido que los medios de comunicación son uno de los campos de batalla políticos esenciales. Especialmente la televisión y la radio, a través de los que se informan la inmensa mayoría de las personas, tanto en Europa como en otras latitudes.

Iglesias siempre ha defendido la necesidad de ocupar espacios mediáticos, incluso en minoría y aunque los marcos discursivos que se planteen no sea propicios. Es "el terreno de combate" más importante hoy, y todavía lo será durante unas décadas, según el análisis que ha expuesto de forma habitual en los últimos años. Él mismo comenzó su corta pero fulgurante carrera como tertuliano en Intereconomía. No se trata de rehuir los enfrentamientos, explica Iglesias en su conferencia, sino de prepararse para ellos, siendo consciente de que, según defiende, la "apariencia de neutralidad de los medios" ya no es tal.

El (de nuevo) politólogo ha centrado su conferencia en la comunicación política del candidato de izquierdas en radio y televisión. Desde cómo se prepara una entrevista hasta la preparación del que ha sido uno de sus puntos más fuertes: los debates con otros candidatos.

Iglesias ha sido un habitual en los Cursos de Verano que habitualmente organizaba la UCM en El Escorial (Madrid), pero que con la pandemia se han tenido que reinventar. Desde 2014, su paso por estos ciclos temáticos de conferencias han dejado un puñado de titulares, y alguna que otra predicción bastante acertada. "Me acojona pasar de partisanos a ejército regular. No nos tiene por qué ir bien", dijo en julio de 2016, después de esas elecciones del 26J en las que Unidos Podemos tuvo el sorpasso al PSOE al alcance de los dedos. Fue también donde planteó el horizonte republicano para su partido. O donde el año pasado planteó su propuesta de una "nueva transición" tras el acuerdo en la UE para el fondo de reconstrucción

El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, en los Cursos de Verano en San Lorenzo de El Escorial Eduardo Parra - Europa Press
Iglesias ha salido así momentáneamente del retiro que se autoimpuso tras dimitir con la intención expresa de no interferir en las dos transiciones que abrió su marcha: al frente de Unidas Podemos y de Podemos. En el primero es la vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz, quien ha asumido e liderazgo del espacio confederal en el Gobierno, aunque sin terminar de postularse como candidata para las elecciones previstas en 2023. En el segundo, Ione Belarra recibió el respaldo de la inmensa mayoría de los más de 53.000 inscritos que participaron en las primarias del partido.
Consciente de que su presencia todavía puede suscitar la atención de los medios, y del uso que se puede dar a cualquier cosa que diga, Iglesias va a medir cada paso que dé en los próximos meses. Es algo que siempre ha hecho, y no parece que vaya a cambiar ahora.

Por eso que su reaparición sea en la universidad, en concreto a la Complutense, es uno de esos movimientos que esconden un claro mensaje sobre qué quiere ser y hacer en el futuro. Allí fue donde Iglesias estudió, primero; investigó, después; y comenzó a dar clases. Y allí fue donde se formó el grupo fundacional del partido, con Juan Carlos Monedero y Carolina Bescansa, que siguen dando clases en Políticas y Sociología; Luis Alegre, que hace lo propio en la Facultad de Filosofía; e Íñigo Errejón, el único de los cinco que se mantiene en la política institucional activa. La universidad formará así parte del porvenir de Pablo Iglesias. Aunque no solo, como se ha encargado de anticipar de forma reiterada en los últimos años.

 

El derecho al silencio​


Esther Palomera
@estherpalomera

El exvicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, durante la conferencia inaugural de un curso de verano de la UCM este lunes.
El exvicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, durante la conferencia inaugural de un curso de verano de la UCM este lunes.
5 de julio de 2021 23:01h
10

El derecho al silencio es un principio legal que ampara a cualquier persona que se niega a responder ante la policía o los jueces. Está reconocido en muchos de los sistemas legales del mundo y es lo que ha pedido la vicepresidenta tercera del Gobierno, no en el sentido judicial sino en el político, para quien fuera su antecesor y secretario general de Unidas Podemos, a quien considera "el responsable público más maltratado en la historia de la democracia".

Se cumplen hoy dos meses desde que Pablo Iglesias anunció que abandonaba todos los cargos institucionales y orgánicos y hacía efectiva su salida de la política, después de haberse echado sobre los hombros toda la responsabilidad de la batalla electoral por Madrid y no lograr ser el revulsivo que buscaba cuando decidió dejar la vicepresidencia del Gobierno.

Tras una campaña de las más tensas que se recuerdan y un pírrico resultado en la región madrileña -10 escaños y 7,21% de los votos- el ex líder de los morados, que durante años copó las portadas de todos los diarios y llenó las parrillas televisivas, precipitó una salida que llevaba meses meditando. Desde entonces nada ha dicho. Ha desaparecido por completo del foco, se ha salido de todos los chats de Telegram del partido y se ha imbuido en la lectura con un doble objetivo a futuro: la Universidad y los medios de comunicación.

Sin convocatoria previa y sin ruido, justo el día que se cumplen 60 días de su retirada, ha impartido este lunes por videoconferencia la clase inaugural del curso Asesoría política a gobiernos y administraciones en la Escuela de Verano de la Universidad Complutense de Madrid sólo para un grupo de doctorandos españoles y latinoamericanos. Pero quienes mantienen contacto con él sostienen que, además de en la preparación de su regreso académico, anda muy interesado en el estudio de los espacios mediáticos desde el convencimiento de que la política se hace en los medios, convertidos en los últimos tiempos, igual que la justicia, en verdaderos actores políticos.

Hay un debate teórico, extendido desde la era Trump, sobre el agotamiento de las cadenas generalistas y su conversión hacia una comunicación dirigida a determinados nichos de audiencia. Iglesias, al parecer, trata de traducir el fenómeno y sus consecuencias después del giro experimentado en el 4M, cuando una mayoría de medios de comunicación se alinearon claramente con Ayuso y la derecha a la que representa.

El caso es que para Yolanda Díaz, el ex vicepresidente ha sabido irse de la política, algo que no todo el mundo sabe hacer, y ha proclamado que "tiene derecho al silencio, a caminar hacia su vida privada y a ser feliz". El de Iglesias es un caso, junto al de Mariano Rajoy, poco habitual. El de un ex que dice que se irá en silencio, que no molestará, que se dedicará a recuperar el tiempo perdido, la lectura, la familia o la meditación y que cumple con su palabra. Ni enredos, ni conspiraciones, ni tutelas.

De momento, no sigue el patrón de los ex a quienes la realidad acaba por desmentir sus palabras y se dedican, entre bambalinas o a pecho descubierto, a enredar, opinar e influir sobre las decisiones de quienes les sucedieron en el cargo. Ex presidentes de Gobierno, ex ministros y ex secretarios generales de partidos que se fueron acaban, con el tiempo, convertidos en una especie de maldición o castigo para los que se quedan. Aznar lo fue para Rajoy y ahora lo es para Casado. González lo fue para Zapatero y ahora lo es para Sánchez. Zapatero durante un tiempo lo fue para Sánchez, aunque ahora se prodigue en el elogio superlativo para con el presidente del Gobierno y se pasee por los medios en defensa de sus estrategias y sus decisiones. Rivera lo es para Arrimadas.

En mayor o menor medida, siempre tienen una excusa para ajustar cuentas con el pasado, reivindicar su legado o erigirse en guardianes de las esencias como si el tiempo no les permitiera entender que irse no es darse por vencido, y tampoco un acto de debilidad, sino simplemente ley de vida.

De algún modo, Iglesias ha demostrado con su derecho al silencio que un político, por muy relevante o decisivo que fuera, no tiene por qué quedarse para toda la vida en la escena pública ni buscar permanentemente los focos. Mucho más en estos tiempos efímeros y vertiginosos, donde nada es para siempre y nadie es eterno, aunque haya quien se empeñe en lo contrario y convierta sus apariciones y declaraciones en un ejercicio constante de nostalgia.

 
¿Alguien de Galapagar en el foro? ¿Sabéis si las huestes voxeras siguen berreando junto a la casa de Pablo Iglesias e Irene Montero? ¿O ya han recibido órdenes de dispersarse?
 

El derecho al silencio​


Esther Palomera
@estherpalomera

El exvicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, durante la conferencia inaugural de un curso de verano de la UCM este lunes.
El exvicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, durante la conferencia inaugural de un curso de verano de la UCM este lunes.
5 de julio de 2021 23:01h
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El derecho al silencio es un principio legal que ampara a cualquier persona que se niega a responder ante la policía o los jueces. Está reconocido en muchos de los sistemas legales del mundo y es lo que ha pedido la vicepresidenta tercera del Gobierno, no en el sentido judicial sino en el político, para quien fuera su antecesor y secretario general de Unidas Podemos, a quien considera "el responsable público más maltratado en la historia de la democracia".

Se cumplen hoy dos meses desde que Pablo Iglesias anunció que abandonaba todos los cargos institucionales y orgánicos y hacía efectiva su salida de la política, después de haberse echado sobre los hombros toda la responsabilidad de la batalla electoral por Madrid y no lograr ser el revulsivo que buscaba cuando decidió dejar la vicepresidencia del Gobierno.

Tras una campaña de las más tensas que se recuerdan y un pírrico resultado en la región madrileña -10 escaños y 7,21% de los votos- el ex líder de los morados, que durante años copó las portadas de todos los diarios y llenó las parrillas televisivas, precipitó una salida que llevaba meses meditando. Desde entonces nada ha dicho. Ha desaparecido por completo del foco, se ha salido de todos los chats de Telegram del partido y se ha imbuido en la lectura con un doble objetivo a futuro: la Universidad y los medios de comunicación.

Sin convocatoria previa y sin ruido, justo el día que se cumplen 60 días de su retirada, ha impartido este lunes por videoconferencia la clase inaugural del curso Asesoría política a gobiernos y administraciones en la Escuela de Verano de la Universidad Complutense de Madrid sólo para un grupo de doctorandos españoles y latinoamericanos. Pero quienes mantienen contacto con él sostienen que, además de en la preparación de su regreso académico, anda muy interesado en el estudio de los espacios mediáticos desde el convencimiento de que la política se hace en los medios, convertidos en los últimos tiempos, igual que la justicia, en verdaderos actores políticos.

Hay un debate teórico, extendido desde la era Trump, sobre el agotamiento de las cadenas generalistas y su conversión hacia una comunicación dirigida a determinados nichos de audiencia. Iglesias, al parecer, trata de traducir el fenómeno y sus consecuencias después del giro experimentado en el 4M, cuando una mayoría de medios de comunicación se alinearon claramente con Ayuso y la derecha a la que representa.

El caso es que para Yolanda Díaz, el ex vicepresidente ha sabido irse de la política, algo que no todo el mundo sabe hacer, y ha proclamado que "tiene derecho al silencio, a caminar hacia su vida privada y a ser feliz". El de Iglesias es un caso, junto al de Mariano Rajoy, poco habitual. El de un ex que dice que se irá en silencio, que no molestará, que se dedicará a recuperar el tiempo perdido, la lectura, la familia o la meditación y que cumple con su palabra. Ni enredos, ni conspiraciones, ni tutelas.

De momento, no sigue el patrón de los ex a quienes la realidad acaba por desmentir sus palabras y se dedican, entre bambalinas o a pecho descubierto, a enredar, opinar e influir sobre las decisiones de quienes les sucedieron en el cargo. Ex presidentes de Gobierno, ex ministros y ex secretarios generales de partidos que se fueron acaban, con el tiempo, convertidos en una especie de maldición o castigo para los que se quedan. Aznar lo fue para Rajoy y ahora lo es para Casado. González lo fue para Zapatero y ahora lo es para Sánchez. Zapatero durante un tiempo lo fue para Sánchez, aunque ahora se prodigue en el elogio superlativo para con el presidente del Gobierno y se pasee por los medios en defensa de sus estrategias y sus decisiones. Rivera lo es para Arrimadas.

En mayor o menor medida, siempre tienen una excusa para ajustar cuentas con el pasado, reivindicar su legado o erigirse en guardianes de las esencias como si el tiempo no les permitiera entender que irse no es darse por vencido, y tampoco un acto de debilidad, sino simplemente ley de vida.

De algún modo, Iglesias ha demostrado con su derecho al silencio que un político, por muy relevante o decisivo que fuera, no tiene por qué quedarse para toda la vida en la escena pública ni buscar permanentemente los focos. Mucho más en estos tiempos efímeros y vertiginosos, donde nada es para siempre y nadie es eterno, aunque haya quien se empeñe en lo contrario y convierta sus apariciones y declaraciones en un ejercicio constante de nostalgia.

a mí me parece genial que se vaya. por eso no entiendo que sea noticia que dé una charla. Rubalcaba también se fue y se dedicó a lo suyo. Rajoy idem. Cuanto menos escuchemos de Iglesias mejor.
 
pensaba que ibas a preguntar si sigue ahí la guardia civil
Entiendo que si se teme por la seguridad física de los Iglesias-Montero o los vecinos que allí viven, haya alguna patrulla de las fuerzas del orden.
Te doy la razón: ¿Sigue allí la guardia civil?
 
Entiendo que si se teme por la seguridad física de los Iglesias-Montero o los vecinos que allí viven, haya alguna patrulla de las fuerzas del orden.
Te doy la razón: ¿Sigue allí la guardia civil?
No lo sé. Ya lo siento.
 
Es tu opinión, Paquita. Otras personas disfrutamos de las disquisiciones de Pablo Iglesias y sus reflexiones sobre política, historia y economía. Como a otros les llena y disfrutan de las ayusadas o los monólogos de Revilla. Cuestión de gustos.
No, si a mí me parece genial que alguien vaya a sus charlas y le escuche y sea feliz. Lo que digo es que no debería ser noticia. Si quiere vivir como un ciudadano privado que se le respete. A él y a cualquiera que lo pida. Me da igual que se llame Pablo Iglesias o Albert Rivera. Se han retirado de la vida pública. Pues que los dejen tranquilos. Y luego que vayan a escucharle por supuesto. Escuchar nunca es malo.
 

Yolanda Díaz, obligada a desvelar que ocupa la mayor vivienda oficial del Gobierno: 443 m²​

La titular de Trabajo es la última en revelar la información del inmueble, tras ser requerida por el Consejo de Transparencia y Buen Gobierno. Supera en tamaño a la casa en la que vivía Salvador Illa



Viven como marajás estos comunistas.
 
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