TODO sobe Pablo Iglesias y Podemos.

La diferencia entre el comunismo y el fascismo es la defensa de los derechos de trabajador

El comunismo será totalitario y asesino perl se esperaban las horas máximo de trabajo o la jubilación, hasta en la peor época de Stalin

En tanto el nazismo se pasaba los derechos laborales por el forro por tanto no pude ser socialista.


Socialista sin derechos laborales?

OStra es como capitalismo sin dinero.

¿Me estás diciendo que los trabajadores no tenían derecho a jubilación en la Alemania nazi? ¿De dónde te has sacado eso? Los que no tenían derecho a pensión los trabajadores judíos que estaban en ghettos. Hace unos años Merkel se la concedió a los que aún vivían.


Alemania pagará una pensión retroactiva a los trabajadores de los guetos nazis
 
la democracia representativa se trata de que alquien que SOLO tiene el 10% escaños no puede imponer su ideología a toda España.....
¿lo pillas?.............................. menos votos y escaños que SOLAMENTE VOX y ADEMAS que PP................. a los que quiere exterminar......... desde la tribuna del congreso............... esto nos trajo una guerra en 1936 y el asesinato de Calvo Sotelo después de que la asesina "alias la pasionaria"...dijera lo mismo

ademas de ser comunista, con eso esta todo dicho, nada mas antidemocratico y contra DDHH e ideologia condenada por la UE que el comunismo
¿lo pillas?

LA DEA LE METERÁ EN EL TRULLO DE POR VIDA.....
Pero como dices eso todos sabemos que coletilla gano las elecciones por goleada ( que dan ganas de votarles asus madres)
 
Barrio del Pilar: Barrio Obrero de Madrid creado para los trabajodes por el desarrollo de Madrid Norte.................. diran que son fachas....
podemitas tomar tila....................


 
¿Me estás diciendo que los trabajadores no tenían derecho a jubilación en la Alemania nazi? ¿De dónde te has sacado eso? Los que no tenían derecho a pensión los trabajadores judíos que estaban en ghettos. Hace unos años Merkel se la concedió a los que aún vivían.


Alemania pagará una pensión retroactiva a los trabajadores de los guetos nazis
La seguridad social alemana existe desde el siglo XIX
Para empezar no tienes ni idea de que es fascismo. El fascismo no esta ligado a una ideologua de derechas o de izquierdas.

FASCISMO RAE

fascismo
Del it. fascismo y este de fascio [littorio] 'fasces [del lictor]', símbolo del partido, e -ismo '-ismo'.

1. m. Movimiento político y social de carácter totalitario que sedesarrolló en Italia en la primera mitad del siglo XX, y que secaracterizaba por el corporativismo y la exaltación nacionalista.

2. m. Doctrina del fascismo italiano y de los movimientos políticossimilares surgidos en otros países.

3. m. Actitud autoritaria y antidemocrática que socialmente seconsidera relacionada con el fascismo.

El fascusmo es una doctrina nacionalista, autoritaria y antidemocratica. Da igual si de izquierdas o de derechas. Sus tres requiitos son esos. La URSS de Stalin era fascista.Cuba era y es fascista. La China Comunista es fascista. Corea del Norte tambien. Por supuesto Los nazus, Mussolini, tambien.

Que no teneis ni idea de que es fascismo.


El fascismo fuefinanciado por... La burguesía alemana e italiana

Tu te imaginas a la burguesía financiando un movimiento de izquierdas?????

Sería como la patronal pagándole la campaña a Pablo Iglesias.
 
La seguridad social alemana existe desde el siglo XIX



El fascismo fuefinanciado por... La burguesía alemana e italiana

Tu te imaginas a la burguesía financiando un movimiento de izquierdas?????

Sería como la patronal pagándole la campaña a Pablo Iglesias.
BULO

POR ESO QUERIAN CONFISCAR TODAS LAS TIERRAS............
QUE PARIDAS DICES, ERES UN CACHONDO

TE HA FALTADO PONER "POR LAS MARQUESAS" :ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO::ROFLMAO:

SI ME IMAGINO: KARL MAX................. VAGO JUDIO MANTENIDO POR SU MUJER CREADOR DEL COMUNISMO........................ NI UN COMUNISTA HA TRABAJADO EN SU PXXA VIDA..............
 
Última edición:
¿Cómo que eran inexistentes? Tenían al DAF y después se creó el RAF como entidades de protección a los trabajadores, hasta les daban entretenimientos y ocio gratis, todo a mayor gloria del Partido. Estaban bastante mejor tratados que en la URSS, aunque trabajaran más horas, pero se las pagaban. Cuando necesitaron más mano de obra de la que tenían cuando empezó la II GM, así que tuvieron que meter a trabajar a todas las mujeres que pudieron, como en otros países que intervinieron en esa guerra. También llevaron mano de obra de España y emplearon mano de obra forzada de prisioneros de guerra, como en la URSS.

La vida era maravillosa si eras ario! cómo no hemos caído antes en eso? pero la raza aria necesitaba expandirse, así que invadieron unos cuantos países de nada, minucias! los sindicalistas y los comunistas y socialistas a los campos de prisioneros! porqué asesinaban a socialistas si eran socialistas? uy qué contradicción más tonta
Y qué avances en la medicina. Cómo gasearon a los que tenían enfermedades mentales o a los que tenían alguna minusvalía.
La vida era maravillosa, sí señor. Les pagaban las horas.
 
La seguridad social alemana existe desde el siglo XIX



El fascismo fuefinanciado por... La burguesía alemana e italiana

Tu te imaginas a la burguesía financiando un movimiento de izquierdas?????

Sería como la patronal pagándole la campaña a Pablo Iglesias.

No no ese fue Hitler, que el hombre en las trincheras tuvo una visión y se dio cuenta de quién era el mal de la humanidad, los judíos!
Y qué eran los judíos? comunistas y socialistas! en su cerebro todo encajó a la perfección...
Mussolini a falta de judíos también se dio cuenta del peligro marxista
El 23 de marzo de 1919 fundó, en Milán, los fasci di combatimento o unión de antiguos combatientes con el objeto de luchar contra la política interior y la defensa del país ante el peligro marxista.
Por qué iba a luchar contra el peligro marxista si el fascismo es comunismo?
 
Para acabar con debates tontos y que me pongan mas Blogs de pseudo historia. Artículo de 1933 de Trotsky, que era comunista de verdad y conocía mejor que nadie la ideología marxista y sus diferencias con el nazismo. Describe MUY bien el movimiento nazi, sus orígenes y su alianza con la burguesía ah y al final profetiza lo que pasará en Europa.

Artículo inapelable y acertadisimo. Espera que para contrarrestar a Trotsky luego pondréis un artículo de libertaddigital o peor de algún blog desconocido . A lo dicho más libros y leer a los que de verdad conocían el tema . El artículo es realmente de Trotsky. Pero nah seguro que en el blog ultraderechista de vuestra cabecera sabrían más de socialismo que Trotsky


espero vuestras respuestas con 100 artículos de pseudos historiadores






Los espíritus ingenuos piensan que el título de rey reside en el rey mismo, en su capa de armiño y en su corona, en su carne y en sus huesos. En realidad, el título de rey es una interrelación entre individuos. El rey es rey sólo porque los intereses y prejuicios de millones de personas se reflejan a través de su persona. Cuando el flujo del desarrollo barre esas interrelaciones, el rey parece ser solamente un hombre gastado, con un labio inferior flácido. Aquel que en otro tiempo se llamó Alfonso XIII podría hablarnos sobre esto de sus frescas impresiones.

El jefe por la voluntad del pueblo se diferencia del jefe por la voluntad de Dios en que el primero está obligado a despejarse el camino o, por lo menos, a ayudar a las circunstancias para que se lo despejen. Sin embargo, el jefe es siempre una relación entre individuos, la oferta individual para satisfacer la demanda colectiva. La controversia sobre la personalidad de Hitler se hace tanto más agria cuanto más se busca en él mismo el secreto de su triunfo. Entretanto, sería difícil encontrar otra figura política que sea, en la misma medida, el punto de convergencia de fuerzas históricas anónimas. No todo pequeño burgués exasperado podía haberse convertido en Hitler, pero en cada pequeño burgués exasperado hay una partícula de Hitler.

El rápido crecimiento del capitalismo alemán antes de la Primera Guerra Mundial no significó de ningún modo la simple destrucción de las clases medias. Aunque arruinó algunas capas de la pequeña burguesía, creó otras nuevas: alrededor de las fábricas, artesanos y tenderos; dentro de las fábricas, técnicos y ejecutivos. Pero aun cuando se mantenían eincluso crecían numéricamente la vieja y la nueva pequeña burguesía constituyen poco menos de la mitad de la nación alemana las clases medias han perdido el último vestigio de independencia. Viven en la periferia de la gran industria y del sistema bancario, y viven de las migajas que caen de la mesa de los monopolios y cártels, y de las limosnas de sus teóricos y políticos profesionales.

La derrota de 1918 levantó un muro en el camino del imperialismo alemán. La dinámica exterior se convirtió en dinámica interior. La guerra se convirtió en revolución. La socialdemocracia, que ayudó a los Hohenzollern a llevar la guerra hasta su trágico final, no permitió al proletariado llevar la revolución hasta el final. La democracia de Weimar dedicó catorce años a justificar su propia existencia con interminables excusas. El partido comunista llamó a los obreros a una nueva revolución, pero se mostró incapaz de dirigirla. El proletariado alemán atravesó el ascenso y el hundimiento de la guerra, de la revolución, del parlamentarismo y del seudobolchevismo. En el momento en que los antiguos partidos de la burguesía se habían agotado por completo, la fuerza dinámica de la clase obrera también se encontró minada.

El caos de la posguerra golpeó a los artesanos, comerciantes y funcionarios no menos cruelmente que a los obreros. La crisis económica de la agricultura arruinaba al campesinado. La decadencia de los estratos medios no significaba que se convirtieran en proletarios, tanto más cuanto que el proletariado mismo estaba arrojando un ejército gigantesco de parados crónicos. La pauperización de la pequeña burguesía, apenas disimulada por las corbatas y calcetines de seda sintética, erosionó todos los credos oficiales y, ante todo, la doctrina del parlamentarismo democrático.

La multiplicidad de partidos, la fiebre helada de las elecciones, los interminables cambios de gobierno agravaban la crisis social mediante un caleidoscopio de combinaciones políticas estériles. En la atmósfera puesta al rojo vivo por la guerra, la derrota, las reparaciones, la inflación, la ocupación del Ruhr, la crisis, la necesidad y la desesperanza, la pequeña burguesía se levantó contra todos los viejos partidos que la habían embaucado. Los profundos agravios de los pequeños propietarios siempre próximos a la quiebra, de sus hijos universitarios sin empleos ni clientes, de sus hijas sin dotes ni pretendientes, exigían orden y mano de hierro.

La bandera del nacionalsocialismo fue levantada desde el comienzo por los cuadros medios y subalternos del antiguo ejército. Cubiertos de medallas por sus servicios señalados, los oficiales, en activo o retirados, no podían entender que su heroísmo y suS sufrimientos por la patria no sólo se hubieran malogrado, sino que tampoco les diera un derecho especial al reconocimiento. De ahí su odio a la revolución y al proletariado. Al mismo tiempo, no querían conformarse a ser relegados por los banqueros, industriales y ministros a los modestos empleos de tenderos, ingenieros, empleados de correos y maestros. De ahí su «socialismo». En el Yser y en Verdún, habían aprendido a arriesgar su vida y la de los demás, y a hablar el lenguaje de mando, que intimidaba poderosamente a los pequeños burgueses de la retaguardia. De este modo, esos individuos se convirtieron en dirigentes.

Al comienzo de su carrera política, Hitler resistió sólo a causa de su gran temperamento, de una voz más fuerte que la de los otros, y una mediocridad intelectual mucho más autosuficiente. No puso en marcha ningún programa acabado, si se descarta la sed de venganza del soldado. Hitler empezó con ofensas y quejas sobre los términos de Versalles, el elevado coste de la vida, la falta de respeto hacia el digno oficial retirado, y las intrigas de los banqueros y periodistas del credo de Moisés. El país estaba lleno de gente arruinada, anegada, con cicatrices y heridas recientes. Todos ellos querían aporrear la mesa con su puño. Hitler podía hacerlo mejor que los demás. Ciertamente, no sabía cómo curar el mal. Pero sus arengas resonaban a veces como órdenes, a veces como ruegos dirigidos a un destino inexorable. Las clases condenadas, como los enfermos incurables, no se cansan de hacer variaciones sobre sus quejas ni de escuchar consuelo. Todos los discursos de Hitler armonizaban con este tono. Un sentimentalismo informe, una ausencia de pensamiento disciplinado, una ignorancia pareja a una erudición desordenada: todos estos menos se convirtieron en más. Le proporcionaron la posibilidad de unificar todos a los tipos de descontento en el crisol de mendigo del nacionalsocialismo, y de dirigir a la masa en la dirección en que aquélla le empujaba. En la memoria del agitador se conservaba, de entre todas sus primeras improvisaciones, aquello que había encontrado aprobación. Sus ideas políticas fueron fruto de una acústica oratoria. Así es como se realizó la selección de consignas. Así es como se consolidó el programa. Así es como de la materia prima tomó forma el «jefe».

Mussolini, desde el comienzo mismo, reaccionó más conscientemente ante los materiales sociales que Hitler, mucho más próximo al misticismo policiaco de Metternich que al álgebra política de Maquiavelo. Intelectualmente, Mussolini es más audaz y más cínico. Puede decirse que el ateo romano sólo utiliza la religión de la misma forma que la policía y los tribunales, en tanto que su colega berlinés cree realmente en la infalibilidad de la Iglesia de Roma. Durante la época en que el futuro dictador italiano consideraba a Marx como «nuestro común maestro inmortal», defendía, no sin habilidad, la teoría que contempla en la vida de la sociedad contemporánea ante todo la acción recíproca de dos clases, la burguesía y el proletariado. Ciertamente, escribía Mussolini en 1914, entre ellas hay numerosas capas intermedias que aparentemente constituyen «un tejido conjuntivo del colectivo humano»; pero «durante los periodos de crisis, las clases intermedias gravitan, según sus ideas e intereses, hacia una u otra de las clases fundamentales». ¡Una muy importante generalización! Igual que la medicina científica proporciona no sólo la posibilidad de curar al enfermo, sino de enviar al sano a reunirse con sus antepasados por el camino más corto, así el análisis científico de las relaciones de clase, predestinado por su creador a la movilización del proletariado, permitió a Mussolini, después de haber saltado al campo opuesto, movilizar a las clases medias contra el proletariado. Hitler realizó la misma proeza al traducir la metodología del fascismo al lenguaje del misticismo alemán.

Mirá también: Qué fue la Segunda Guerra Mundial
Las hogueras en que arde la impía literatura del marxismo iluminan radiantemente la naturaleza de clase del nacionalsocialismo. Aun cuando los nazis actuaban como partido y no como poder estatal, no pudieron acercarse en absoluto a la clase obrera. Por otra parte, la gran burguesía, incluso aquélla que apoyó a Hitler financieramente, no los considera como su partido. El «renacimiento» nacional descansa por completo en las clases medias, la parte más atrasada de la nación, el pesado lastre de la historia. El arte político consiste en fundir la unidad de la pequeña burguesía mediante su hostilidad común hacia el proletariado. ¿Qué hay que hacer para mejorar las cosas? Ante todo, aplastar a los que están abajo. Impotente ante el gran capital, la pequeña burguesía espera reconquistar en el futuro su dignidad social con la ruina de los obreros.

Los nazis califican su golpe con el nombre usurpado de revolución. En realidad, en Alemania lo mismo que en Italia, el fascismo deja intocado el sistema social. Tomado en sí mismo, el golpe de Hitler no tiene derecho siquiera al nombre de contrarrevolución. Pero no se puede considerar como un acontecimiento aislado; es la conclusión de un ciclo de golpes que empezaron en Alemania en 1918. La revolución de Noviembre, que dio el poder a los soviets obreros y campesinos, fue proletaria en su tendencia fundamental. Pero el partido que estaba al frente del proletariado devolvió el poder a la burguesía. En este sentido, la socialdemocracia abrió la era de la contrarrevolución antes de que la revolución pudiera acabar su labor. Sin embargo, en tanto la burguesía dependía de la socialdemocracia, y, consecuentemente, de los obreros, el régimen conservó elementos de compromiso. A pesar de que la situación interior e internacional no dejaba al capitalismo alemán más lugar para concesiones. Mientras la socialdemocracia salvaba a la burguesía de la revolución proletaria, el fascismo vino a su vez a liberar a la burguesía de la socialdemocracia. El golpe de Hitler es sólo el eslabón final de la cadena de cambios contrarrevolucionarios.

La pequeña burguesía es hostil a la idea de desarrollo, puesto que el desarrollo avanza contra ella; el progreso no le ha traído más que deudas irredimibles. El nacionalsocialismo no sólo rechaza el marxismo, sino también al darwinismo. Los nazis reniegan del materialismo porque las victorias de la tecnología sobre la naturaleza han significado el triunfo del gran capital sobre el pequeño. Los dirigentes del movimiento eliminan el «intelectualismo» porque ellos mismos poseen inteligencias de segundo y tercer orden, y, sobre todo, porque su papel histórico no les permite llevar ni una sola idea hasta su conclusión. La pequeña burguesía necesita una autoridad superior, que esté por encima de lo material y de la historia, y que esté a salvo de la competencia, de la inflación, de las crisis y de las subastas. A la evolución, al pensamiento materialista y al racionalismo de los siglos veinte, diecinueve y dieciocho , se contrapone en su mente el idealismo nacional como la fuente de inspiración heroica. La nación de Hitler es una sombra mitológica de la pequeña burguesía misma, un delirio patético de un Reich milenario.

Para elevarla por encima de la historia, a la nación se le da el apoyo de la raza. La historia se contempla como la emanación de la raza. Las cualidades de la raza son construidas sin relación con las condiciones sociales cambiantes. Al rechazar el «pensamiento económico» como ruin, el nacionalsocialismo desciende un escalón más abajo: del materialismo económico recurre al materialismo zoológico.

La teoría de la raza, creada especialmente, parece, para algunos pretenciosos autodidactas que buscan una llave universal para todos los secretos de la vida, particularmente lúgubre a la luz de la historia de las ideas. Para crear la religión de la pura sangre alemana, Hitler se vio obligado a tomar prestadas de segunda mano las ideas racistas de un francés, el conde Gobineau, diplomático y escritor diletante. Hitler encontró la metodología política confeccionada en Italía, donde Mussolini había tornado prestado ampliamente de la teoría marxista de la lucha de clases. El marxismo mismo es fruto de la unión de la filosofía alemana, la historia francesa y la economía inglesa. Si se investiga retrospectivamente la genealogía de las ideas, incluso de las más reaccionarias y estúpidas, no queda en pie ni rastro de racismo.

La enorme indigencia de la filosofía nacionalsocialista no impidió, por supuesto, a las ciencias académicas entrar en pos de Hitler con todas las velas desplegadas, una vez que su victoria fue suficientemente palpable. Para la mayoría de la canalla profesoril, los años del régimen de Weimar fueron tiempo de desorden e inquietud. Historiadores, economistas, juristas y filósofos se perdieron en conjeturas sobre cuál de los criterios de verdad enfrentados era cierto, es decir, cuál de los dos campos resultaría al final dueño de la situación. La dictadura fascista disipa las dudas de los Faustos y las vacilaciones de los Hamlets de las tribunas de la universidad. Saliendo del crepúsculo de la relatividad parlamentaria, el conocimiento retorna de nuevo al reino de los absolutos. Einstein ha sido obligado a buscar refugio fuera de las fronteras de Alemania.

En el plano de la política, el racismo es una variedad superficial y altisonante de chovinismo asociado a la frenología. Así como la nobleza arruinada busca consuelo en la aristocracia de su sangre, la pequeña burguesía pauperizada se embriaga con cuentos sobre las superioridades especiales de su raza. Es digno de atención el hecho de que los dirigentes del nacionalsocialismo no son nativos de Alemania, sino originarios de Austria, como el mismo Hitler; de las antiguas provincias bálticas del imperio del zar, como Rosenberg; y de los países coloniales, como Hess, que es el suplente actual de Hitler en la dirección del partido. Fue preciso un estrépito bárbaro de nacionalismo en los límites de la civilización para imbuir en sus «líderes» las ideas que más tarde hallaron respuesta en los corazones de las clases más bárbaras de Alemania.

La individualidad y la clase el liberalismo y el marxismo son el mal. La nación, el bien. Pero en el umbral de la propiedad privada, esta filosofía se convierte en su opuesta. La salvación reside sólo en la propiedad privada individual. La idea de la propiedad nacional es el fruto del bolchevismo. Divinizando la nación, la pequeña burguesía no quiere ,entregarle nada. Por el contrario, espera que la nación le regale la propiedad y le proteja del obrero y del alguacil. Desgraciadamente, el Tercer Reich no va a regalar nada a la pequeña burguesía, excepto nuevos impuestos.

En la esfera de la economía moderna, internacional en sus lazos y anónima en sus métodos, el principio de la raza parece desenterrado de un cementerio medieval. Los nazis realizan concesiones por adelantado; la pureza de la raza, que tiene que ser certificada en el reino de espíritu por un pasaporte, tiene que ser demostrada en la esfera de la economía mediante la eficacia. Bajo las condiciones actuales, esto significa la capacidad competitiva. Por la puerta trasera, el racismo vuelve al liberalismo económico, desprendido de las libertades políticas.

Mirá también: Alemania | Masiva marcha contra el racismo y el neofascismo
El racionalismo en economía desciende en la práctica a las explosiones impotentes aunque brutales del antisemitismo. Los nazis apartan del sistema económico moderno al usurero o al capital bancario porque es el espíritu del mal; y, como es bien sabido, es precisamente en esta esfera donde la burguesía judía ocupa una posición importante. Inclinándose ante el capitalismo en su conjunto, la pequeña burguesía declara la guerra contra el mal espíritu del lucro en forma de judío polaco, con un largo caftán, y por lo general sin un céntimo en su bolsillo. El progrom se vuelve la evidencia suprema de la superioridad racial.

El programa con que el nacionalsocialismo llegó al poder recuerda mucho ¡ay! el almacén judío de una provincia retirada. ¡Aquí encuentras todo lo que buscas, a bajo precio y de calidad aún más baja! Recuerdos de los días «felices» de la libre competencia, y evocaciones nebulosas de la estabilidad de la sociedad sin clases; esperanzas en el renacimiento del imperio colonial, sueños de una economía autárquica; frases sobre el retorno de la ley romana a la germánica, y proclamaciones sobre una moratoria americana una hostilidad envidiosa hacia la desigualdad en la persona del propietario de un coche, y un temor animal a la igualdad en la persona de un obrero con gorra y sin cuello duro; el desenfreno del nacionalismo, y el temor a los acreedores mundiales… todo el rechazo del pensamiento político internacional han ido a llenar el tesoro espiritual del nuevo mesianismo germánico.

El fascismo ha hecho accesible la política a los bajos fondos de la sociedad. En la actualidad, no sólo en los hogares campesinos, sino también en los rascacielos urbanos, viven conjuntamente los siglos veinte y diez o trece. Cien millones de personas utilizan la electricidad y todavía creen en el poder mágico de gestos y exorcismos. El papa de Roma siembra por la radio la milagrosa transformación del agua en vino. Los astros del cine van a los mediums. Los aviadores que pilotan milagrosos mecanismos creados por el genio del hombre utilizan amuletos en sus ropas. ¡Qué reservas inagotables de oscurantismo, ignorancia y barbarie! La desesperación los ha puesto en pie, el fascismo les ha dado una bandera. Todo lo que debía de haberse eliminado del organismo nacional en forma de excremento cultural en el curso del desarrollo normal de la sociedad lo arroja por la boca ahora la sociedad capitalista vomita la barbarie no digerida. Tal es la fisiología del nacionalsocialismo.

El fascismo alemán, como el italiano, se elevó al poder sobre las espaldas de la pequeña burguesía, que se convirtió en un ariete contra las organizaciones de la clase obrera y las instituciones de la democracia. Pero el fascismo en el poder es, menos que nada, el gobierno de la pequeña burguesía. Por el contrario, es la dictadura más despiadada del capital monopolista. Mussolini tiene razón: las clases medias son incapaces de políticas independientes. Durante períodos de grandes crisis son llamadas a seguir hasta el absurdo la política de una de las dos clases fundamentales. El fascismo logró ponerlas al servicio del capital. Consignas tales como el control estatal de los trusts y la supresión de los ingresos no provenientes del trabajo fueron arrojadas por la borda inmediatamente después de la toma del poder. En su lugar, el particularismo de las «tierras» alemanas, que se apoyaba en las peculiaridades de la pequeña burguesía, dejó paso al centralismo capitalista policiaco. Cualquier éxito de la política interior o exterior del nacionalsocialismo significará inevitablemente el ulterior aplastamiento del pequeño capital por el grande.

El programa de las ilusiones pequeñoburguesas no puede descartarse; está sencillamente desgarrado de la realidad y disuelto en actos rituales. La unificación de todas las clases se reduce al trabajo obligatorio semisimbólico y a la confiscación del Primero de Mayo en «beneficio del pueblo». El mantenimiento de la escritura gótica contra la latina es una venganza simbólica por el yugo del mercado mundial. La dependencia de los banqueros internacionales, entre ellos numerosos judíos, no disminuye ni un ápice, por lo que está prohibido matar animales según el ritual talmúdico. Si el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones, las avenidas del Tercer Reich están empedradas de símbolos.

Al reducir el programa de las ilusiones pequeñoburguesas a una pura mascarada burocrática, el nacionalsocialismo se eleva por encima de la nación como la peor forma de imperialismo. Son absolutamente vanas las esperanzas de que el gobierno de Hitler caerá hoy o mañana, víctima de su incoherencia interna. Los nazis necesitaban un programa para tomar el poder; pero el poder no sirve en modo alguno a Hitler para realizar el programa. Sus tareas le son asignadas por el capital monopolista. La concentración compulsiva de todas las fuerzas y recursos del pueblo en interés del imperialismo la verdadera misión histórica de la dictadura fascista significa la preparación para la guerra; y esta tarea, a su vez, no tolera ninguna resistencia interna y conduce a una posterior concentración mecánica de poder. El fascismo no puede ser reformado ni apartado del servicio. Sólo puede ser derrocado. La órbita política del régimen descansa en la alternativa: guerra o revolución.


Postscriptum
Se aproxima el primer aniversario de la dictadura nazi. Todas las tendencias del régimen han tenido tiempo de asumir un carácter claro y preciso. La revolución «socialista» presentada a las masas pequeñoburguesas como complemento necesario a la revolución nacional está condenada y liquidada oficialmente. La fraternidad de las clases encontró su punto culminante en el hecho de que, un día especialmente señalado por el gobierno, los poseedores renuncian a los entremeses y al postre en favor de los no poseedores. La lucha contra el paro se reduce a dividir por dos la semirración de hambre. El resto es tarea de la estadística uniforme. La autarquía «planificada» es simplemente una nueva fase de la desintegración económica.

Cuanto más impotente es el régimen policiaco de los nazis en el terreno de la economía nacional, más obligada se ve a desplazar sus esfuerzos al terreno de la política exterior. Esto corresponde plenamente a la dinámica interna del capitalismo alemán, agresivo de pies a cabeza. El viraje repentino de los dirigentes nazis a declaraciones de paz sólo puede embaucar a los sumos bobalicones. ¿Qué otro método queda a disposición de Hitler sino trasladar la responsabilidad de los aprietos interiores a los enemigos externos y acumular bajo la prensa de la dictadura la fuerza explosiva del nacionalismo? Esta parte del programa, subrayada abiertamente incluso antes de la toma del poder por los nazis, está ahora llevándose a cabo con una lógica inflexible a los ojos de todo el mundo. La fecha de la nueva catástrofe europea la determinará el tiempo necesario para el armamento de Alemania. No es cuestión de meses, pero tampoco de décadas. Pasarán, no obstante, algunos años antes de que Europa se sumerja de nuevo en una guerra, a menos que las fuerzas internas de Alemania se anticipen a Hitler a tiempo.

 
La suma de PP, Vox y Cs, al borde por primera vez de la mayoría absoluta
Obtendrían 173 escaños junto a Navarra Suma y Coalición Canaria. El PP, a sólo cinco escaños del PSOE. Vox el doble que los comunistas.........................
tic tac tic tac tic tac...................... disfraz de verano-otoño para el chepas

https://www.elespanol.com/espana/po...rde-primera-mayoria-absoluta/493951119_0.html

Ver el archivo adjunto 1458812

Ver el archivo adjunto 1458816
Ya se encargarán de que no pase
 
Para acabar con debates tontos y que me pongan mas Blogs de pseudo historia. Artículo de 1933 de Trotsky, que era comunista de verdad y conocía mejor que badiea ideología marxista y sus diferencias con el nazismo. Describe MUY bien el movimiento nazi, sus orígenes y su alianza con la burguesía ah y al final profetiza lo que pasará en Europa.

Artículo inapelable y acertadisimo. Espera que para contrarrestar a Trotsky luego le pondréis un artículo de libertaddigital o peor de algún blog desconocido . A lo dicho más libros y leer a los que de verdad conocían el tema . El artículo es realmente de Trotsky. Peto nah seguro que en el blog ultraderechista de vuestra cabecera sabrían más de socialismo que Trotsky


pero hay me espero vuestras respuestas con 100 artículos de pseudos historiadores






Los espíritus ingenuos piensan que el título de rey reside en el rey mismo, en su capa de armiño y en su corona, en su carne y en sus huesos. En realidad, el título de rey es una interrelación entre individuos. El rey es rey sólo porque los intereses y prejuicios de millones de personas se reflejan a través de su persona. Cuando el flujo del desarrollo barre esas interrelaciones, el rey parece ser solamente un hombre gastado, con un labio inferior flácido. Aquel que en otro tiempo se llamó Alfonso XIII podría hablarnos sobre esto de sus frescas impresiones.

El jefe por la voluntad del pueblo se diferencia del jefe por la voluntad de Dios en que el primero está obligado a despejarse el camino o, por lo menos, a ayudar a las circunstancias para que se lo despejen. Sin embargo, el jefe es siempre una relación entre individuos, la oferta individual para satisfacer la demanda colectiva. La controversia sobre la personalidad de Hitler se hace tanto más agria cuanto más se busca en él mismo el secreto de su triunfo. Entretanto, sería difícil encontrar otra figura política que sea, en la misma medida, el punto de convergencia de fuerzas históricas anónimas. No todo pequeño burgués exasperado podía haberse convertido en Hitler, pero en cada pequeño burgués exasperado hay una partícula de Hitler.

El rápido crecimiento del capitalismo alemán antes de la Primera Guerra Mundial no significó de ningún modo la simple destrucción de las clases medias. Aunque arruinó algunas capas de la pequeña burguesía, creó otras nuevas: alrededor de las fábricas, artesanos y tenderos; dentro de las fábricas, técnicos y ejecutivos. Pero aun cuando se mantenían eincluso crecían numéricamente la vieja y la nueva pequeña burguesía constituyen poco menos de la mitad de la nación alemana las clases medias han perdido el último vestigio de independencia. Viven en la periferia de la gran industria y del sistema bancario, y viven de las migajas que caen de la mesa de los monopolios y cártels, y de las limosnas de sus teóricos y políticos profesionales.

La derrota de 1918 levantó un muro en el camino del imperialismo alemán. La dinámica exterior se convirtió en dinámica interior. La guerra se convirtió en revolución. La socialdemocracia, que ayudó a los Hohenzollern a llevar la guerra hasta su trágico final, no permitió al proletariado llevar la revolución hasta el final. La democracia de Weimar dedicó catorce años a justificar su propia existencia con interminables excusas. El partido comunista llamó a los obreros a una nueva revolución, pero se mostró incapaz de dirigirla. El proletariado alemán atravesó el ascenso y el hundimiento de la guerra, de la revolución, del parlamentarismo y del seudobolchevismo. En el momento en que los antiguos partidos de la burguesía se habían agotado por completo, la fuerza dinámica de la clase obrera también se encontró minada.

El caos de la posguerra golpeó a los artesanos, comerciantes y funcionarios no menos cruelmente que a los obreros. La crisis económica de la agricultura arruinaba al campesinado. La decadencia de los estratos medios no significaba que se convirtieran en proletarios, tanto más cuanto que el proletariado mismo estaba arrojando un ejército gigantesco de parados crónicos. La pauperización de la pequeña burguesía, apenas disimulada por las corbatas y calcetines de seda sintética, erosionó todos los credos oficiales y, ante todo, la doctrina del parlamentarismo democrático.

La multiplicidad de partidos, la fiebre helada de las elecciones, los interminables cambios de gobierno agravaban la crisis social mediante un caleidoscopio de combinaciones políticas estériles. En la atmósfera puesta al rojo vivo por la guerra, la derrota, las reparaciones, la inflación, la ocupación del Ruhr, la crisis, la necesidad y la desesperanza, la pequeña burguesía se levantó contra todos los viejos partidos que la habían embaucado. Los profundos agravios de los pequeños propietarios siempre próximos a la quiebra, de sus hijos universitarios sin empleos ni clientes, de sus hijas sin dotes ni pretendientes, exigían orden y mano de hierro.

La bandera del nacionalsocialismo fue levantada desde el comienzo por los cuadros medios y subalternos del antiguo ejército. Cubiertos de medallas por sus servicios señalados, los oficiales, en activo o retirados, no podían entender que su heroísmo y suS sufrimientos por la patria no sólo se hubieran malogrado, sino que tampoco les diera un derecho especial al reconocimiento. De ahí su odio a la revolución y al proletariado. Al mismo tiempo, no querían conformarse a ser relegados por los banqueros, industriales y ministros a los modestos empleos de tenderos, ingenieros, empleados de correos y maestros. De ahí su «socialismo». En el Yser y en Verdún, habían aprendido a arriesgar su vida y la de los demás, y a hablar el lenguaje de mando, que intimidaba poderosamente a los pequeños burgueses de la retaguardia. De este modo, esos individuos se convirtieron en dirigentes.

Al comienzo de su carrera política, Hitler resistió sólo a causa de su gran temperamento, de una voz más fuerte que la de los otros, y una mediocridad intelectual mucho más autosuficiente. No puso en marcha ningún programa acabado, si se descarta la sed de venganza del soldado. Hitler empezó con ofensas y quejas sobre los términos de Versalles, el elevado coste de la vida, la falta de respeto hacia el digno oficial retirado, y las intrigas de los banqueros y periodistas del credo de Moisés. El país estaba lleno de gente arruinada, anegada, con cicatrices y heridas recientes. Todos ellos querían aporrear la mesa con su puño. Hitler podía hacerlo mejor que los demás. Ciertamente, no sabía cómo curar el mal. Pero sus arengas resonaban a veces como órdenes, a veces como ruegos dirigidos a un destino inexorable. Las clases condenadas, como los enfermos incurables, no se cansan de hacer variaciones sobre sus quejas ni de escuchar consuelo. Todos los discursos de Hitler armonizaban con este tono. Un sentimentalismo informe, una ausencia de pensamiento disciplinado, una ignorancia pareja a una erudición desordenada: todos estos menos se convirtieron en más. Le proporcionaron la posibilidad de unificar todos a los tipos de descontento en el crisol de mendigo del nacionalsocialismo, y de dirigir a la masa en la dirección en que aquélla le empujaba. En la memoria del agitador se conservaba, de entre todas sus primeras improvisaciones, aquello que había encontrado aprobación. Sus ideas políticas fueron fruto de una acústica oratoria. Así es como se realizó la selección de consignas. Así es como se consolidó el programa. Así es como de la materia prima tomó forma el «jefe».

Mussolini, desde el comienzo mismo, reaccionó más conscientemente ante los materiales sociales que Hitler, mucho más próximo al misticismo policiaco de Metternich que al álgebra política de Maquiavelo. Intelectualmente, Mussolini es más audaz y más cínico. Puede decirse que el ateo romano sólo utiliza la religión de la misma forma que la policía y los tribunales, en tanto que su colega berlinés cree realmente en la infalibilidad de la Iglesia de Roma. Durante la época en que el futuro dictador italiano consideraba a Marx como «nuestro común maestro inmortal», defendía, no sin habilidad, la teoría que contempla en la vida de la sociedad contemporánea ante todo la acción recíproca de dos clases, la burguesía y el proletariado. Ciertamente, escribía Mussolini en 1914, entre ellas hay numerosas capas intermedias que aparentemente constituyen «un tejido conjuntivo del colectivo humano»; pero «durante los periodos de crisis, las clases intermedias gravitan, según sus ideas e intereses, hacia una u otra de las clases fundamentales». ¡Una muy importante generalización! Igual que la medicina científica proporciona no sólo la posibilidad de curar al enfermo, sino de enviar al sano a reunirse con sus antepasados por el camino más corto, así el análisis científico de las relaciones de clase, predestinado por su creador a la movilización del proletariado, permitió a Mussolini, después de haber saltado al campo opuesto, movilizar a las clases medias contra el proletariado. Hitler realizó la misma proeza al traducir la metodología del fascismo al lenguaje del misticismo alemán.

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Las hogueras en que arde la impía literatura del marxismo iluminan radiantemente la naturaleza de clase del nacionalsocialismo. Aun cuando los nazis actuaban como partido y no como poder estatal, no pudieron acercarse en absoluto a la clase obrera. Por otra parte, la gran burguesía, incluso aquélla que apoyó a Hitler financieramente, no los considera como su partido. El «renacimiento» nacional descansa por completo en las clases medias, la parte más atrasada de la nación, el pesado lastre de la historia. El arte político consiste en fundir la unidad de la pequeña burguesía mediante su hostilidad común hacia el proletariado. ¿Qué hay que hacer para mejorar las cosas? Ante todo, aplastar a los que están abajo. Impotente ante el gran capital, la pequeña burguesía espera reconquistar en el futuro su dignidad social con la ruina de los obreros.

Los nazis califican su golpe con el nombre usurpado de revolución. En realidad, en Alemania lo mismo que en Italia, el fascismo deja intocado el sistema social. Tomado en sí mismo, el golpe de Hitler no tiene derecho siquiera al nombre de contrarrevolución. Pero no se puede considerar como un acontecimiento aislado; es la conclusión de un ciclo de golpes que empezaron en Alemania en 1918. La revolución de Noviembre, que dio el poder a los soviets obreros y campesinos, fue proletaria en su tendencia fundamental. Pero el partido que estaba al frente del proletariado devolvió el poder a la burguesía. En este sentido, la socialdemocracia abrió la era de la contrarrevolución antes de que la revolución pudiera acabar su labor. Sin embargo, en tanto la burguesía dependía de la socialdemocracia, y, consecuentemente, de los obreros, el régimen conservó elementos de compromiso. A pesar de que la situación interior e internacional no dejaba al capitalismo alemán más lugar para concesiones. Mientras la socialdemocracia salvaba a la burguesía de la revolución proletaria, el fascismo vino a su vez a liberar a la burguesía de la socialdemocracia. El golpe de Hitler es sólo el eslabón final de la cadena de cambios contrarrevolucionarios.

La pequeña burguesía es hostil a la idea de desarrollo, puesto que el desarrollo avanza contra ella; el progreso no le ha traído más que deudas irredimibles. El nacionalsocialismo no sólo rechaza el marxismo, sino también al darwinismo. Los nazis reniegan del materialismo porque las victorias de la tecnología sobre la naturaleza han significado el triunfo del gran capital sobre el pequeño. Los dirigentes del movimiento eliminan el «intelectualismo» porque ellos mismos poseen inteligencias de segundo y tercer orden, y, sobre todo, porque su papel histórico no les permite llevar ni una sola idea hasta su conclusión. La pequeña burguesía necesita una autoridad superior, que esté por encima de lo material y de la historia, y que esté a salvo de la competencia, de la inflación, de las crisis y de las subastas. A la evolución, al pensamiento materialista y al racionalismo de los siglos veinte, diecinueve y dieciocho , se contrapone en su mente el idealismo nacional como la fuente de inspiración heroica. La nación de Hitler es una sombra mitológica de la pequeña burguesía misma, un delirio patético de un Reich milenario.

Para elevarla por encima de la historia, a la nación se le da el apoyo de la raza. La historia se contempla como la emanación de la raza. Las cualidades de la raza son construidas sin relación con las condiciones sociales cambiantes. Al rechazar el «pensamiento económico» como ruin, el nacionalsocialismo desciende un escalón más abajo: del materialismo económico recurre al materialismo zoológico.

La teoría de la raza, creada especialmente, parece, para algunos pretenciosos autodidactas que buscan una llave universal para todos los secretos de la vida, particularmente lúgubre a la luz de la historia de las ideas. Para crear la religión de la pura sangre alemana, Hitler se vio obligado a tomar prestadas de segunda mano las ideas racistas de un francés, el conde Gobineau, diplomático y escritor diletante. Hitler encontró la metodología política confeccionada en Italía, donde Mussolini había tornado prestado ampliamente de la teoría marxista de la lucha de clases. El marxismo mismo es fruto de la unión de la filosofía alemana, la historia francesa y la economía inglesa. Si se investiga retrospectivamente la genealogía de las ideas, incluso de las más reaccionarias y estúpidas, no queda en pie ni rastro de racismo.

La enorme indigencia de la filosofía nacionalsocialista no impidió, por supuesto, a las ciencias académicas entrar en pos de Hitler con todas las velas desplegadas, una vez que su victoria fue suficientemente palpable. Para la mayoría de la canalla profesoril, los años del régimen de Weimar fueron tiempo de desorden e inquietud. Historiadores, economistas, juristas y filósofos se perdieron en conjeturas sobre cuál de los criterios de verdad enfrentados era cierto, es decir, cuál de los dos campos resultaría al final dueño de la situación. La dictadura fascista disipa las dudas de los Faustos y las vacilaciones de los Hamlets de las tribunas de la universidad. Saliendo del crepúsculo de la relatividad parlamentaria, el conocimiento retorna de nuevo al reino de los absolutos. Einstein ha sido obligado a buscar refugio fuera de las fronteras de Alemania.

En el plano de la política, el racismo es una variedad superficial y altisonante de chovinismo asociado a la frenología. Así como la nobleza arruinada busca consuelo en la aristocracia de su sangre, la pequeña burguesía pauperizada se embriaga con cuentos sobre las superioridades especiales de su raza. Es digno de atención el hecho de que los dirigentes del nacionalsocialismo no son nativos de Alemania, sino originarios de Austria, como el mismo Hitler; de las antiguas provincias bálticas del imperio del zar, como Rosenberg; y de los países coloniales, como Hess, que es el suplente actual de Hitler en la dirección del partido. Fue preciso un estrépito bárbaro de nacionalismo en los límites de la civilización para imbuir en sus «líderes» las ideas que más tarde hallaron respuesta en los corazones de las clases más bárbaras de Alemania.

La individualidad y la clase el liberalismo y el marxismo son el mal. La nación, el bien. Pero en el umbral de la propiedad privada, esta filosofía se convierte en su opuesta. La salvación reside sólo en la propiedad privada individual. La idea de la propiedad nacional es el fruto del bolchevismo. Divinizando la nación, la pequeña burguesía no quiere ,entregarle nada. Por el contrario, espera que la nación le regale la propiedad y le proteja del obrero y del alguacil. Desgraciadamente, el Tercer Reich no va a regalar nada a la pequeña burguesía, excepto nuevos impuestos.

En la esfera de la economía moderna, internacional en sus lazos y anónima en sus métodos, el principio de la raza parece desenterrado de un cementerio medieval. Los nazis realizan concesiones por adelantado; la pureza de la raza, que tiene que ser certificada en el reino de espíritu por un pasaporte, tiene que ser demostrada en la esfera de la economía mediante la eficacia. Bajo las condiciones actuales, esto significa la capacidad competitiva. Por la puerta trasera, el racismo vuelve al liberalismo económico, desprendido de las libertades políticas.

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El racionalismo en economía desciende en la práctica a las explosiones impotentes aunque brutales del antisemitismo. Los nazis apartan del sistema económico moderno al usurero o al capital bancario porque es el espíritu del mal; y, como es bien sabido, es precisamente en esta esfera donde la burguesía judía ocupa una posición importante. Inclinándose ante el capitalismo en su conjunto, la pequeña burguesía declara la guerra contra el mal espíritu del lucro en forma de judío polaco, con un largo caftán, y por lo general sin un céntimo en su bolsillo. El progrom se vuelve la evidencia suprema de la superioridad racial.

El programa con que el nacionalsocialismo llegó al poder recuerda mucho ¡ay! el almacén judío de una provincia retirada. ¡Aquí encuentras todo lo que buscas, a bajo precio y de calidad aún más baja! Recuerdos de los días «felices» de la libre competencia, y evocaciones nebulosas de la estabilidad de la sociedad sin clases; esperanzas en el renacimiento del imperio colonial, sueños de una economía autárquica; frases sobre el retorno de la ley romana a la germánica, y proclamaciones sobre una moratoria americana una hostilidad envidiosa hacia la desigualdad en la persona del propietario de un coche, y un temor animal a la igualdad en la persona de un obrero con gorra y sin cuello duro; el desenfreno del nacionalismo, y el temor a los acreedores mundiales… todo el rechazo del pensamiento político internacional han ido a llenar el tesoro espiritual del nuevo mesianismo germánico.

El fascismo ha hecho accesible la política a los bajos fondos de la sociedad. En la actualidad, no sólo en los hogares campesinos, sino también en los rascacielos urbanos, viven conjuntamente los siglos veinte y diez o trece. Cien millones de personas utilizan la electricidad y todavía creen en el poder mágico de gestos y exorcismos. El papa de Roma siembra por la radio la milagrosa transformación del agua en vino. Los astros del cine van a los mediums. Los aviadores que pilotan milagrosos mecanismos creados por el genio del hombre utilizan amuletos en sus ropas. ¡Qué reservas inagotables de oscurantismo, ignorancia y barbarie! La desesperación los ha puesto en pie, el fascismo les ha dado una bandera. Todo lo que debía de haberse eliminado del organismo nacional en forma de excremento cultural en el curso del desarrollo normal de la sociedad lo arroja por la boca ahora la sociedad capitalista vomita la barbarie no digerida. Tal es la fisiología del nacionalsocialismo.

El fascismo alemán, como el italiano, se elevó al poder sobre las espaldas de la pequeña burguesía, que se convirtió en un ariete contra las organizaciones de la clase obrera y las instituciones de la democracia. Pero el fascismo en el poder es, menos que nada, el gobierno de la pequeña burguesía. Por el contrario, es la dictadura más despiadada del capital monopolista. Mussolini tiene razón: las clases medias son incapaces de políticas independientes. Durante períodos de grandes crisis son llamadas a seguir hasta el absurdo la política de una de las dos clases fundamentales. El fascismo logró ponerlas al servicio del capital. Consignas tales como el control estatal de los trusts y la supresión de los ingresos no provenientes del trabajo fueron arrojadas por la borda inmediatamente después de la toma del poder. En su lugar, el particularismo de las «tierras» alemanas, que se apoyaba en las peculiaridades de la pequeña burguesía, dejó paso al centralismo capitalista policiaco. Cualquier éxito de la política interior o exterior del nacionalsocialismo significará inevitablemente el ulterior aplastamiento del pequeño capital por el grande.

El programa de las ilusiones pequeñoburguesas no puede descartarse; está sencillamente desgarrado de la realidad y disuelto en actos rituales. La unificación de todas las clases se reduce al trabajo obligatorio semisimbólico y a la confiscación del Primero de Mayo en «beneficio del pueblo». El mantenimiento de la escritura gótica contra la latina es una venganza simbólica por el yugo del mercado mundial. La dependencia de los banqueros internacionales, entre ellos numerosos judíos, no disminuye ni un ápice, por lo que está prohibido matar animales según el ritual talmúdico. Si el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones, las avenidas del Tercer Reich están empedradas de símbolos.

Al reducir el programa de las ilusiones pequeñoburguesas a una pura mascarada burocrática, el nacionalsocialismo se eleva por encima de la nación como la peor forma de imperialismo. Son absolutamente vanas las esperanzas de que el gobierno de Hitler caerá hoy o mañana, víctima de su incoherencia interna. Los nazis necesitaban un programa para tomar el poder; pero el poder no sirve en modo alguno a Hitler para realizar el programa. Sus tareas le son asignadas por el capital monopolista. La concentración compulsiva de todas las fuerzas y recursos del pueblo en interés del imperialismo la verdadera misión histórica de la dictadura fascista significa la preparación para la guerra; y esta tarea, a su vez, no tolera ninguna resistencia interna y conduce a una posterior concentración mecánica de poder. El fascismo no puede ser reformado ni apartado del servicio. Sólo puede ser derrocado. La órbita política del régimen descansa en la alternativa: guerra o revolución.


Postscriptum
Se aproxima el primer aniversario de la dictadura nazi. Todas las tendencias del régimen han tenido tiempo de asumir un carácter claro y preciso. La revolución «socialista» presentada a las masas pequeñoburguesas como complemento necesario a la revolución nacional está condenada y liquidada oficialmente. La fraternidad de las clases encontró su punto culminante en el hecho de que, un día especialmente señalado por el gobierno, los poseedores renuncian a los entremeses y al postre en favor de los no poseedores. La lucha contra el paro se reduce a dividir por dos la semirración de hambre. El resto es tarea de la estadística uniforme. La autarquía «planificada» es simplemente una nueva fase de la desintegración económica.

Cuanto más impotente es el régimen policiaco de los nazis en el terreno de la economía nacional, más obligada se ve a desplazar sus esfuerzos al terreno de la política exterior. Esto corresponde plenamente a la dinámica interna del capitalismo alemán, agresivo de pies a cabeza. El viraje repentino de los dirigentes nazis a declaraciones de paz sólo puede embaucar a los sumos bobalicones. ¿Qué otro método queda a disposición de Hitler sino trasladar la responsabilidad de los aprietos interiores a los enemigos externos y acumular bajo la prensa de la dictadura la fuerza explosiva del nacionalismo? Esta parte del programa, subrayada abiertamente incluso antes de la toma del poder por los nazis, está ahora llevándose a cabo con una lógica inflexible a los ojos de todo el mundo. La fecha de la nueva catástrofe europea la determinará el tiempo necesario para el armamento de Alemania. No es cuestión de meses, pero tampoco de décadas. Pasarán, no obstante, algunos años antes de que Europa se sumerja de nuevo en una guerra, a menos que las fuerzas internas de Alemania se anticipen a Hitler a tiempo.

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AH ESPERA..................QUE EN ESPAÑA ESTÁ BILDU-ETA
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ngreso mínimo vital en Europa: de los 200 euros máximos de Polonia a los 2.000 de Luxemburgo

  • Esta renta suele estar vinculada en Europa a la búsqueda de empleo y tiene en cuenta requisitos de nacionalidad o residencia
  • Hay grandes diferencias en lo relativo a la cantidad otorgada, las condiciones de acceso o la duración de las ayudas
29.05.2020 | 14:14 horas


PorRTVE.es
Así es el ingreso mínimo vital en otros países
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Así es el ingreso mínimo vital en otros países
6 min.
La mayoría de países de nuestro entorno cuentan con programas de rentas mínimas
dirigidos a luchar contra la pobreza y a la consecución de mayores niveles de inclusión social. Muchos de estos programas se desarrollan desde hace décadas y, al igual que en el caso español -que ha aprobado este viernes un ingreso mínimo vital destinado a unas 850.000 familias vulnerables- tienen vocación de permanencia.
El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, aseguró que en el diseño de esta prestación en España se han tomado como referencia “los mejores esquemas europeos” para definir cómo y a quién llegará, por lo que las similitudes son notables con el resto de programas.
Sin embargo, existen grandes diferencias por territorios en lo relativo a la cantidad otorgada, las condiciones de acceso o la duración de las ayudas. De acuerdo a los datos recogidos por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AiREF) en su estudio sobre los Programas de Rentas Mínimas en España, elaborado bajo la dirección del ministro Escrivá, he aquí los programas más destacados:
Ingreso mínimo vital: qué es, cómo se solicita y quién puede cobrarlo
Ingreso mínimo vital: qué es, cómo se solicita y quién puede cobrarloCRISTINA PÉREZ


Europa occidental
Países como Francia, Alemania, Países Bajos, Bélgica o Luxemburgo comparten desde hace décadas un sistema de asistencia social dual donde los hogares cuentan con una prestación de carácter general y otra compuesta por distintos tipos de subsidios que tratan de cubrir contingencias específicas.
Estos programas son compatibles con el empleo siempre que no se sobrepase un determinado nivel de ingresos y no tienen un periodo límite para su cobro.
  • Francia
El importe mínimo de la conocida como Renta de Solidaridad Activa (RSA) son 550 euros y puede alcanzar los 1.050 para familias con dos adultos y dos menores. En este caso, las cuantías se establecen tomando como referencia el salario mínimo, lo cual puede ser “clave” para una mayor incidencia redistributiva, señalan desde la AiREF. Entre los requisitos, pueden solicitarla personas mayores de 18 años con nacionalidad francesa o extranjeros con permiso de residencia.
  • Alemania
Además de una renta mínima de subsistencia, los programas de lucha contra la pobreza contemplan gastos de alojamiento y calefacción, tiene complementos por número de hijos o ayudas para el seguro médico. Para acceder al subsidio es necesario residir y haber trabajado en Alemania, no contar con los suficientes recursos o haber agotado la prestación por desempleo. En la actualidad, el importe mínimo aproximado es de unos 430 euros, mientras que para una familia de cuatro miembros se sitúa cerca de los 1.200 euros.
  • Luxemburgo
Luxemburgo ostenta una de las mayores prestaciones de la Unión Europea: la cuantía mínima ronda los 1.000 euros y asciende hasta los 2.000 para hogares con dos adultos y dos menores. Dicha cantidad se establece tomando como referencia el salario mínimo, donde la renta mínima supone el 70 %. En este caso, el requisito indispensable es sumar cinco años de residencia en el país.
Países mediterráneos
Aunque los programas son muy similares a los de países como Francia o Alemania, en el eje mediterráneo las rentas mínimas llegaron más tarde a las personas vulnerables y lo hicieron con una cobertura inferior.
  • Italia
El Gobierno italiano puso en marcha en el año 2019 un subsidio ligado a los ingresos que ronda los 500 euros al mes para una persona que no tenga ningún tipo de ingresos y los 900 para una familia con dos adultos y dos hijos, en ambos casos con una duración máxima de 18 meses. Podrán optar a él aquellos ciudadanos europeos que hayan vivido en Italia al menos 10 años (los dos últimos sin interrupción). En este caso, la norma establece límites al patrimonio inmobiliario, financiero y a los ingresos anuales.
  • Grecia
Al contrario que en Italia, el Gobierno griego no establece ningún tipo de requisito para acceder al ingreso mínimo vital, únicamente se exige la búsqueda activa de empleo durante el cobro de la prestación, que no tendrá una duración límite. La cuantía mínima se sitúa alrededor de los 250 euros y la máxima, para un hogar de cuatro personas, no llega a los 500.
Países nórdicos
En el norte de Europa, economías como Finlandia o Dinamarca destacan por la generosidad de sus prestaciones y el acompañamiento de la renta mínima por una red muy amplia de servicios de bienestar social, junto a sistemas contributivos de gran alcance. Debido a la extensa cobertura que proporciona el conjunto de la protección social, estas prestaciones normalmente tienen un papel residual en estos países.
  • Finlandia
El programa Asistencia de último recurso está diseñado para garantizar la subsistencia mínima de una persona, con un importe mínimo cercano a los 400 euros, o de un núcleo familiar, con alrededor de 1.250 euros mensuales. En este caso no son requeridas unas condiciones previas de nacionalidad o residencia.
Precisamente en Finlandia realizaron en 2017 un experimento de renta básica incondicional de dos años de duración. Se seleccionó al azar a 2.000 personas desempleadas de entre 25 y 58 años para que fueran beneficiarias de este sistema de renta básica universal con 560 euros libres de impuestos y sin tener en cuenta si se encontraban en búsqueda activa de trabajo o no.
El objetivo era conocer si la gente se siente más motivada a aceptar un trabajo cuando los ingresos adicionales no reducen sus prestaciones sociales. Las conclusiones fueron que los participantes no tenían mayor éxito en la búsqueda de empleo que los que no percibían esta renta.
  • Dinamarca
La prestación tiene el núcleo familiar como unidad de medida y varía en función de edad, los hijos a cargo y el periodo de residencia: para obtener la asistencia social es necesario haber residido en Dinamarca durante siete de los últimos ocho años. La cuantía varía entre los 476 euros mensuales para personas entre 25 y 28 años viviendo en su ciudad hasta los 2.035 euros para menores de 30 años con hijos a cargo.
Economías centroeuropeas
En estos países existe una participación importante de los gobiernos territoriales en el diseño de las prestaciones de esta naturaleza. Los programas consisten, fundamentalmente, en prestaciones gestionadas por los servicios sociales locales, habitualmente con un fuerte componente discrecional en el acceso y con altos niveles de condicionalidad.
  • Austria
Existe una renta de recursos mínimos que se conceden cuando los ingresos de la unidad familiar no alcancen un determinado nivel. Para ello tienen en cuenta los ingresos procedentes del trabajo u otras prestaciones, como la de desempleo y las ayudas para mantener a la familia. Los Länder fijan los importes mínimos, de ahí su carácter territorial y discrecional. Existen además prestaciones adicionales para cubrir otras necesidades como el alojamiento o la calefacción. El importe para una familia tipo es de unos 1.426 euros al mes.
Europa del Este
En la mayoría de ellos las cuantías son bajas en relación con los umbrales de pobreza o necesidad, son sistemas poco diversificados en el tejido de la última red y, en la mayor parte de los casos, aunque hay excepciones, el grado de centralización es elevado. Son sistemas muy recientes, que están todavía en fase de experimentación y adaptación.
En la mayoría de los países, sin embargo, la prestación no llega a la mitad del salario mínimo, situándose a la cola una muestra amplia de países del Este, con valores inferiores al 20%.
  • República Checa
Cuenta con un sistema de asistencia a las personas en situación de necesidad que tiene como objetivo satisfacer necesidades básicas de subsistencia y de alojamiento de personas trabajadoras -o con la firme voluntad de trabajar- cuyos ingresos sean insuficientes. Se sitúa en torno a los 200 euros para una sola persona y supera ligeramente los 500 euros para familias de cuatro miembros. Cabe destacar que para acceder a las ayudas no es necesario ningún tipo de requisito.
  • Polonia
En la misma línea, la renta mínima en Polonia puede alcanzar los 557 euros mensuales para una familia de dos adultos y dos hijos, mientras que para una sola persona también se sitúa alrededor de los 200 euros. En este caso toman como referencia un umbral de necesidad y no obliga a tener la nacionalidad o un mínimo de residencia para poder solicitarla, aunque sí estar en una búsqueda activa de empleo.

Reino Unido

En Reino Unido existe el denominado Crédito Universal, que incluye seis prestaciones a las que hasta entonces se accedía de forma independiente y que engloban desde el subsidio por desempleo hasta ayudas para vivienda, beneficios fiscales y complementos para familias con pocos ingresos.

El Crédito Universal se ha ido introduciendo paulatinamente desde 2013 y puede suponer unos 1.176 euros mensuales para una familia compuesta de dos adultos y dos hijos. El importe de este complemento depende del nivel de ingresos y otras circunstancias familiares, no de la situación laboral. Es decir, se puede percibir aunque se disponga de empleo.

 
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No

Es un referente del socialismo y el comunismo
Creíamos que estábamos hablando de las diferencias entre el comunismo y los nazis. No de la diferencia entre la democracia y los nazis

Peto claro si no has entendido eso ... De ahí que te líes
 
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