Técnicas culinarias

Cómo preparar merengue italiano


Cómo preparar merengue italiano

Info.





Ingredientes para Cómo preparar merengue italiano
  • 240 g. azúcar
  • 120 g. claras de huevo (unas 4 claras de unos huevos camperos)
  • 80 g. de agua
  • Opcional (ya en modo profesional) 1/2 cucharadita tipo postre de crémor tártaro (1/8 por clara)

Cómo hacer merengue italiano.

El merengue es una preparación dulce que podemos emplear en una gran variedad de formas y texturas, ya sea como postre en sí mismo, o formando parte de otras preparaciones.

Existen en repostería tres tipos, el merengue italiano, el suizo y el francés. Aunque las variaciones entre ellos son sutiles, y los ingredientes básicamente los mismos.
Vamos a utilizar claras de huevos y azúcar, en cada caso se emplean para preparaciones diferentes y su textura es distinta.

Hoy voy a explicaros como preparar el merengue italiano. Este es el único de los tres en el que las claras llegan a cocinarse durante el proceso. Por lo que el posible riesgo de este tipo de preparación se elimina al no contar con claras en crudo.

El postre por excelencia donde este merengue es parte fundamental, es el ya famoso lemon merengue pie.

En esta tarta es donde el merengue italiano es el rey, además de una crema de limón que forma el relleno de una tarta de masa quebrada.

Aunque es importante seguir las indicaciones, se trata de una receta fácil y rápida de preparar, así que os animo a que os pongáis en casa y dejéis impresionados a os vuestros.



Preparación del almíbar
  1. En un cazo vertemos el agua y 180 g. de azúcar en el centro, intentando que no toque los bordes.
  2. Reservamos los otros 60 g. de azúcar para empezar a montar las claras.
  3. Calentamos la cazuela, sin moverla, hasta que comienza a burbujear. En este momento, y mientras se sigue haciendo el almíbar, comenzamos a montar las claras.

Preparación del merengue. Montar las claras
  1. En el bol de la batidora ponemos las claras y comenzamos a batir. Mejor que sea con una batidora con varillas, os recomiendo que no lo hagáis a mano,… se puede, pero es difícil.
  2. Cuando vemos que comienzan a espumar abundantemente añadimos 60 g. de azúcar poco a poco, sin para de batir. Continuamos hasta que las claras estén bien montadas.

Preparación del merengue italiano
  1. En este punto el almíbar estará prácticamente preparado.
  2. Tenemos que llegar a conseguir la textura de punto bola media. Lo que equivale a que alcance una temperatura de entre 116º C a 125ª C.
  3. Aunque depende un poco de la cantidad que estemos preparando. Nos llevarán unos 5 minutos conseguir el punto ideal del almíbar.
  4. Con el almíbar ya en su punto volvemos a comenzar a batir las claras y empezamos a añadirlo en forma de hilo, poco a poco, hasta que lo hayamos añadido todo.
  5. Seguimos batiendo hasta que el merengue se haya enfriado totalmente, que esté a temperatura ambiente.

Consejos para un merengue perfecto
  • La proporción entre los ingredientes es fundamental. Es importante que pesemos bien los ingredientes.
  • No debe de quedar ningún tipo de resto de yema cuando separemos las claras. Nos podría quedar un merengue menos consistente.
  • Las claras deben de estar a temperatura ambiente. Ya que si estuvieran demasiado frías tardaríamos más en montar el merengue.
  • Para evitar que el azúcar del almíbar se nos cristalice en el borde de la cazuela debemos de tener cuidado en verterlo en el centro de la olla. Procurando que no toque a las paredes, y no mover la cazuela en ningún momento mientras se está cocinando.
  • El punto idóneo del almíbar es el de “punto de bola media”. Si no tenemos termómetro de cocina podemos comprobar que está listo cogiendo una pizca con la punta de una cuchara y vertiéndolo en un vaso de agua. En el vaso se formará una bola que al manipular con los dedos será de textura blandita pero que no se deshaga.
  • Es importante no añadir el almíbar antes de que las claras estén bien montadas.
  • Vertemos en almíbar en el bol de las claras muy despacio, con un hilo continuo pero fino. Si añadimos el almíbar en demasiada cantidad, las claras no serán capaces de envolverlo y quedarán posos de azúcar y grumos en el merengue.
  • Montaremos las claras con parte del azúcar para conseguir una mayor consistencia. Así ayudaremos a que no se bajen en el momento de añadir el almíbar caliente.
¿Se debe emplear el crémor tártaro?
  • Se puede emplear crémor tártaro (opcional en este caso, se tendría que añadir un octavo de cucharadita por clara empleada en el merengue, es decir, 1/2 cucharadita para esta receta) como un estupendo estabilizador de claras.
  • Por eso suele añadirse a las claras para hacer merengue italiano con lo que hacemos que aumente la tolerancia al calor. También que mantenga y aumente su volumen de una forma más firme.
  • Así conseguiremos una textura perfecta y brillante debemos de seguir batiendo el merengue hasta que se enfríe. Si paramos el batido antes de que llegue a enfriarse perderá consistencia y almíbar con el tiempo.
 
Los 23 instrumentos de cocina imprescindibles de verdad
¿Te has vuelto más minimalista que Marie Kondo? ¿Estás montando tu nueva cocina? Pasa de gadgets superfluos y mira nuestra lista básica de trastos con los que podrás guisar prácticamente todo.



Los 23 instrumentos de cocina imprescindibles de verdad
WIKIMEDIA COMMONS


Tal vez te acabas de independizar de la casa de tus padres, de un piso compartido donde lo tuyo era más limpiar el baño que guisar o simplemente has descubierto hace poco que la cocina es más que el sitio donde dejar las latas de cerveza vacías y tirar los envases de comida para llevar. Por el motivo que sea, crees es el momento de hacerte un ajuar con los básicos para poder cocinar con dignidad y alegría, y en El Comidista -siempre con vocación de servicio público-, hemos venido a echarte una mano.

Estos no son solo los trastos que cualquier cocina -que se use como tal- debería tener, sino también algunos de los que merecen ser escogidos con criterio y considerados una pequeña inversión, ya que les vamos a dar un uso casi diario. No tendrás la misma relación con todos -yo no le tengo el mismo cariño a mi cuchillo cebollero que a un escurridor- pero valora la relación calidad-precio de los instrumentos de cocina que consideres más importantes y hazte con los mejores que te puedas permitir: serán tus aliados más cercanos para conseguir los mejores guisos, postres, arroces y aperitivos.

En el cajón

Empecemos por lo más obvio: para cocinar, hacen falta cuchillos. Aunque hay de chiquicientos tipos, con estos tres tienes más que suficiente para la mayoría de usos: empezaremos con la puntilla, ideal para pelar alcachofas, manzanas o patatas, retirar imperfecciones, los pedúnculos de los tomates, cortar setas, picar ajo o deshuesar. Los hay con la punta ligeramente curvada hacia abajo, pero eso nos impedirá poder usarlos para cortar sobre la tabla, así que mejor si son casi planos y con una curva muy muy suave y hacia arriba.

Otro cuchillo que nos hará la vida mucho más fácil es el 'de chef' o cebollero, mucho más grande -y también más difícil de manejar para los neófitos, cuidado con el tamaño de esa hoja de unos 20 cm- y perfecto para picar, cortar y rebanar carne, verdura o aves. Es una herramienta todoterreno con la que igual puedes trocear un pollo que picar 10 cebollas y congelar sofrito para todo el mes. Escoge uno cuyo peso te parezca agradable y con cuyo mango te sientas cómodo: seguramente es el trasto de cocina que tendrás más tiempo en las manos.

1547136325_587980_1547144375_sumario_normal.jpg

Esto es una puntilla. SOUSVIDEGUY/FLICKR

1547136325_587980_1547144446_sumario_normal.jpg

Y esto, un cuchillo de chef. PIXABAY.COM

¿Te parece que ya tenemos suficientes cuchillos? Pues lo sentimos, pero falta uno más: el de pan.

Su sierra de grandes dientes no solo asegurará la supervivencia de los demás cuando cortas pan -una hogaza potente puede acabar mellando una hoja fina-, sino que también te servirá para abrir piezas de repostería como bizcochos o croissants, que con una hoja lisa quedarían bastante mal parados. Si sueles tener problemas para cortar frutas grandes como sandía o melón porque se te resbalan y te quedan unas rebanadas finas como el jamón y otras como El Quijote, este dentón también puede ayudarte.

Hemos terminado con la cuchillería, pero aún queda mucho que meter en el cajón. Si te va el minimalismo y quieres evitar tener una cuchara de madera, un tenedor y además una espátula, ve directamente a por la espátula de silicona y olvídate de lo demás. No solo es más segura -la madera sin tratar es porosa y poco aconsejable por temas de seguridad alimentaria, y aunque esté tratada el producto acaba desapareciendo- sino que la puedes usar exactamente para lo mismo que las otras dos cosas. Sirve tanto para hacer unos huevos revueltos como para remover un guiso o aprovechar los restos de masa pegados en un bol: más completa imposible. Si te haces con una de las que tienen el mango de madera, recuerda separar la lengua para vez que vayas a ponerla en el lavavajillas y no dejar el mango mucho tiempo sumergido en agua para que no se estropee.

Que tener un cucharón es necesario lo sabe cualquiera que, por no tenerlo, se ha quemado sirviendo una sopa de campaña con una taza. Los de metal son un clásico y los de peltre muy bonitos, pero ten cuidado con ellos si vas a sacar un guiso de una cazuela con el fondo antiadherente; en este caso mejor que sean también de silicona. Algo parecido pasa con la espumadera: si vamos a usarla para sacar huevos o patatas fritas de la sartén, mejor que no sea metálica o de ningún material que pueda estropear el fondo. Si tenemos una espumadera ligeramente curvada, podemos utilizarla también para sacar la pasta fresca del agua hirviendo y depositarla con suavidad en el colador, en lugar de volcarla y convertirla en un festival de ravioli rotos y relleno esparramado.

Para acompañar esa pasta que acabas de salvar, tal vez quieras abrir una lata de passata de tomate; o tal vez te apetece algo picante y prefieres una de leche de coco para hacer un curry. En ambos casos es fácil que necesites un abrelatas, porque el abrefácil -que no es tan fácil ni cuando lo es- no se estila en todo el mundo. Aquí el nivel de sofisticación lo escoge el usuario: a mí me van muy bien los modelos más básicos, pero hay auténticas obras de ingeniería. Tus necesidades y tu presupuesto te ayudarán a escoger entre uno, otro y las muchísimas opciones que hay enmedio: el caso es no jugarte los dedos de la mano abriendo la lata con un cuchillo.

Con el tomate ya en el fuego, las necesidades inmediatas son evidentes: queso y vino. Para convertir la cuña de parmesano que tienes en la nevera en el polvito fundente que quieres en el plato, vas a necesitar un rallador. Hay cocinillas que intentarán convencerte de que un rallador no es suficiente, y que necesitas por lo menos cinco: uno para el queso, otro para las cáscaras de cítricos, otro para el jengibre, uno más para las nuez moscada y que no falte el del apionabio salvaje del Tíbet. Un rallador de acero inoxidable de paso fino puede servir perfectamente en todas esas situaciones; a mí personalmente me gustan con estructura de metal y mango -por comodidad y por lo que duran-, pero los planos también tienen sus acólitos.

Si te gusta el queso en lascas hay un cacharro que puede ayudarte a conseguirlas, y además sirve para muchas otras cosas: un pelador de patatas. También te servirá para hacer tiras finas de calabacín, pepino o calabaza y -sorpresa- para pelar patatas. Vamos con el vino: un sacacorchos sencillo cumplirá perfectamente la tarea (si es de dos tiempos, será mucho más fácil). Ahora que tienes la copa en la mano puedes preocuparte de las tres minucias que faltan en tu cajón para completar esta parte del set de cocina: unas tijeras de cocina -si son todas de metal tienen menos probabilidades de romperse, y hay que afilarlas de vez en cuando como los cuchillos- y unas varillas batidoras de silicona a las que darás uso aunque no te vaya la repostería (por ejemplo, para hacer bechamel o espumar unos huevos).

1547136325_587980_1547137656_sumario_normal.jpg

No solo pela patatas. PIXABAY.COM

Con un embudo para evitar liarla parda cuando tengas que trasvasar líquidos de un sitio a otro y unas pinzas para voltear cualquier cosa que estés friendo o haciendo a la plancha -de nuevo, cuidado con el material del que están hechas- tendrás el ajuar de cocina de tamaño pequeño necesario para cocinar sin sufrir.


En la alacena

Vamos con los hermanos mayores, sin los que la primera categoría quedaría completamente huérfana. ¿Qué harían nuestros cuchillos sin una buena tabla de cortar? Las de madera son muy bonitas, pero es muy difícil lavarlas en las condiciones necesarias para desinfectarlas, y cuando se consigue tardan tanto en secarse que se convierten en un estupendo hotel para bacterias, según cuenta la experta en seguridad alimentaria Gemma del Caño. Las de material sintético son mucho más higiénicas, y es recomendable tener por lo menos dos: una para vegetales y otra para carne y pescado. ¿Quieres más seguridad aún? Ten tres y trabaja por separado los animales de la tierra y los del mar. Un código de colores parecido al que se usa en hostelería será tu mejor aliado para no equivocarte.

También son necesarios por lo menos dos cazos y ollas de grosor medio: uno pequeño para calentar o trabajar pequeños volúmenes de líquido y uno grande donde se pueda hacer, por ejemplo, un caldo. Lo ideal sería tener también uno de tamaño intermedio con un cuerpo más grueso, que nos permitirá hacer estofados y guisos de legumbres a fuego lento (no hace falta que sea una LeCreuset, ni siquiera una cocotte recubierta de porcelana, pero que sea robusta ayuda a repartir mejor el calor y que el chup-chup sea homogéneo).

1547136325_587980_1547137744_sumario_normal.jpg

Esto es una cocotte. WIKIMEDIA COMMONS

Hace poco lo dimos todo recomendando nuestras sartenes favoritas, así que poco nos queda que decir respecto a materiales, marcas y modelos; aunque igual todavía podemos ayudar con el número y el tamaño de sartenes que puedes necesitar. Es recomendable tener un mínimo de dos; primero porque las preparaciones y productos tienen diferentes necesidades de espacio, y segundo porque, si quieres que la sartén antiadherente donde preparas las tortillas y los huevos a la plancha -con 16 o 18 cm de diámetro será suficiente- siga siendo antiadherente... no deberías usarla para nada más. La otra, cuanto más grande mejor; eso nos permitirá usarla tanto para un arroz seco como para un salteado, un arroz seco sin paella o un guiso de pescado (para hacer rustidos y cocciones más largas, mejor usar cacerolas).

Cuatro detalles más y ya lo tendremos: hazte con un escurridor grande -para verduras, pasta, etc- y un colador pequeño de malla fina, que puede servirte igual para colar una infusión o una ración individual de arroz hervido que para tamizar una salsa o la harina. Con un mortero puedes majar ajo y hierbas, picar especias o frutos secos y hacer all i olli, y además son objetos bastante bonitos que directamente puedes dejar sobre el mármol de la cocina como decoración. Tener un molde de tarta o plum cake es recomendable aunque no tengas pensado preparar uno en tu vida: a veces son las visitas las que se ofrecen a hacer de pasteleros, y ni siquiera tú puedes negarte a que la casa huela a bizcocho de limón (una jarra medidora hará que puedas perpetrar el dulce sin que haya daños colaterales, y son realmente prácticas para... medir, como su propio nombre indica). ¿No puedes tomártelo sin un buen café al lado? Una cafetera italiana con instrucciones de uso será más que suficiente.

1547136325_587980_1547137812_sumario_normal.jpg

Con una de estas vas muy bien. MAXPIXEL.COM


Eléctricos

Este apartado puede llevarnos hasta el infinito de la fantasía culinaria y más allá, pero aquí hemos venido a hablar de necesidades básicas y la batidora de brazo es la que manda: el resto es pura fantasía. ¿Que la de vaso deja una textura mucho más fina en cremas y purés? Sí, pero con la de mano puedes hacer mayonesa clásica y otras salsas emulsionadas. Puedes usarla para triturar y pasar purés, pero el hecho de poder dejar la batidora en el fondo hasta que ligue y después moverla suavemente hacia arriba produce el milagro de la emulsión es lo que la convierte en un trasto imprescindible en la cocina.

Algunas de ellas incorporan accesorios como las varillas eléctricas -que te permitirán hacer más o menos lo mismo que unas manuales, aunque sin acabar con una tendinitis- o picadoras. Estas últimas por desgracia no te servirán para convertir un filete en una hamburguesa, pero sí pueden ayudarte mucho si tienes que cortar verduras en brunoise, picar cantidades de frutos secos y hasta -si el modelo lo permite- triturar hielo con líquido para preparar un margarita (o cualquier cóctel en formato ‘frozen’).

¿Hay algún otro trasto de cocina sin el que no sepáis vivir? Contadlo en los comentarios, sin miedo a crearnos necesidades que no tenemos espacio para cubrir.


LO QUE NO ES IMPRESCINDIBLE


Todos estos trastos pueden ser útiles en ocasiones. En algunas ocasiones. En muy pocas, en realidad. Créeme: como cocinillas que ha heredado decenas de artefactos culinarios y que ha sufrido cierta adicción a la compra compulsiva de gadgets, te aseguro que puedes vivir sin ellos.
  • Cuchillos de 10 tamaños diferentes: con tres que corten bien vas que chutas.
  • Sartenes de cerámica: tan bonitas como poco prácticas.
  • Máquina de hacer pasta: la usarás una vez cada 100 años (salvo que seas italiano).
  • Exprimidor de limones de diseño: viva el de toda la vida o el simple tenedor.
  • Deshuesadores o peladores específicos de frutas: no te acordarás de que los tienes cuando los necesites.
  • 18 moldes para bizcochos o magdalenas: no has puesto una pastelería.
  • Wok: regálaselo a la familia que lleva el chino de abajo, que son muy majos y seguro que lo usan más que tú.
  • Fondue: no estás en Suiza.
  • Aros de emplatar: los compraste en 2006 cuando viste aquella ensaladilla cuadrada en el primer gastrobar que pisaste y allí es exactamente donde deberían haberse quedado: en 2006. Los gastrobares, tambièn.
 
DICCIONARIO GASTRONOMICO

R

RALLAR Desmenuzar un género por medio de la máquina ralladora o el rallador manual.

REBOZAR Cubrir un género con una ligera capa de harina y otra posterior de huevo batido, antes de freírlo.

RECETA Fórmula culinaria de un plato o postre.

RECTIFICAR Poner a punto el sazonamiento o color de un preparado.

REDUCIR Disminuir el volumen de un preparado líquido por evaporación al hervir, para que resulte más sustancioso o espeso.

REFRESCAR Poner en agua fría un género, inmediatamente después de cocido o blanqueado, para cortar la cocción rápidamente.

REHOGAR Freír los alimentos en una sartén o cacerola a fuego lento hasta obtener el punto deseado de ternura y sabor.

RELEVE Hoja o documento que refleja el inventario de géneros.

RELLENO Farsa.

REMOJAR Poner un género desecado, para que recupere la humedad, dentro de un líquido frío.

ROUX Harina y grasa (por lo general, mantequilla) a partes iguales, en más o menos cantidad por litro, según su empleo. Constituye la base de muchas salsas, como por ejemplo la bechamel.

 
DICCIONARIO GASTRONOMICO

S

SALAR Poner en salmuera un género crudo para su conservación, toma de sabor o color característico. También añadir, generalmente al ser servido.

SALPIMENTAR Sazonar de sal y pimienta.

SALSA Líquido más o menos denso y sustancioso que acompaña a los alimentos aportándole sabor.

SALSEAR Cubrir de salsa o jugo un género, generalmente al ser servido.

SALTEAR Cocinar total o parcialmente con grasa y a fuego violento (180-240º) para que no pierda su jugo un preparado que debe salir dorado.

SAZONAR Aderezar, condimentar, dar sazón a los alimentos.

SOASAR Medio asar o asar ligeramente un alimento.

SOFREIR Véase rehogar.
( REHOGAR Freír los alimentos en una sartén o cacerola a fuego lento hasta obtener el punto deseado de ternura y sabor)

SUDAR Cocción lenta de ciertos géneros en recipiente cubierto con un elemento graso sin adición de líquido. En piezas de carne, hasta que aparezcan las primeras gotas de jugo.

 
Back