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Croquetas de garbanzos


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Podemos llamarlas croquetas árabes de garbanzos o por el nombre que les corresponde: falafel. En cualquier caso, es la forma que tenemos hoy en Tapas de hacer un guiño a la gastronomía internacional que, esta vez, nos pilla muy cerca de casa. ¿Te animas a prepararlas con nosotros? Ha sido un acierto elegir esta receta para soportar el peso del ecuador de la semana.

Puede que sigas pensando que las mejores croquetas son las que hace tu madre, no te vamos a quitar la razón, pero por probar esta receta originalmente de la India, pero popularmente asentada en Oriente Medio, no vas a traicionar a nadie y sí puedes llegar a tener en tu recetario otra comida preferida más.


Ingredientes:

  • 250g de garbanzos secos.
  • 1 diente de ajo.
  • 1 cebolla mediana.
  • ½ cucharadita de curry en polvo.
  • ½ cucharadita de comino.
  • 1 pizca de sal.
  • 1 pizca de perejil seco.
  • ½ cucharadita de levadura en polvo.
  • Harina o pan rallado para rebozar.
  • Aceite de oliva.
Preparación:

Ponemos en remojo los garbanzos durante ocho horas o bien los dejamos en agua desde la noche anterior.

Picamos la cebolla, el ajo y el perejil y pasamos los tres ingredientes por una batidora. En esa misma jarra de la batidora incorporamos los garbanzos escurridos, el curry, el comino, la sal y la levadura y trituramos hasta que todos los ingredientes queden bien ligados y desmenuzados.

Vertemos el contenido de la jarra en un recipiente, lo tapamos con papel transparente y lo metemos en la nevera durante, al menos, 30 minutos.

Sacamos de la nevera y hacemos bolas de las croquetas con la masa; cuando las tengamos todas, las pasamos por harina o por pan rallado (el ingrediente que hayamos elegido para rebozar) y las freímos en abundante aceite.

Retiramos del fuego las croquetas , las dejamos escurrir en una servilleta y las servimos acompañadas de alguna salsa de ajo o yogurt.


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SPANAKOPITA (PASTEL GRIEGO DE ESPINACAS Y FETA)
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  • MIKEL LÓPEZ ITURRIAGA

    El último gran libro que ha caído en mis manos es 'La cocina de Vefa', un fantástico recetario de cocina griega firmado por Vefa Alexiadou y recién publicado en España por Phaidon. Esta señora cuyo nombre en castellano suena un poco mal es una especie de Simone Ortega en version helena. Ha escrito un montón de libros desde los ochenta y tiene su propio programa de televisión, pero lo que más me gusta de ella es su look y que sea química de formación.

    Frivolidades aparte, La cocina de Vefa es uno de esas biblias que te hacen querer la gastronomía de un país. Sus más de 300 recetas recorren Grecia de arriba abajo y conforman un pequeño tratado de cocina mediterránea, basada en sobre todo en las verduras, los pescados, las aves y el cordero. Y por supuesto, las hierbas aromáticas y las especias, usadas siempre con moderación.

    Leyendo la introducción he aprendido varias cosas que no sabía. La abundancia de platos de verduras en la cocina griega está ligada al cristianismo ortodoxo, que dicta la abstinencia de productos de origen animal durante un tercio del año. De hecho, Vefa cuenta que hasta la segunda mitad del siglo XX, los griegos apenas tomaban carne, que se reservaba para las festividades.

    Otra cosa que me ha encantado descubrir es que los griegos antiguos fueron los primeros en valorar las cocinas locales, convirtiendose de alguna forma en pioneros de las denominaciones de origen. Y también desconocía el significado de la palabra "dieta" en griego clásico, que es "modo de vida". Para los que quieran profundizar más, Vefa describe las diferencias culinarias entre las diferentes partes del país, de Macedonia a las islas, e incluye un glosario final de términos muy interesante, en el que puedes aprender qué es el orzo (pasta con forma de arroz), la retsina (vino con sabor a pino) o el kefalotiri (queso añejo).

    La receta del libro que he elegido hacer es la de spanakopita, o más concretamente, la de spanakotiropita (pastel de espinacas y queso). Para mí es sin duda una de las cumbres de la cocina básica griega, y siempre que voy por allí la consumo en grandes cantidades. Tan común en Grecia como aquí el bocata de jamón, se vende en casi todas las panaderías. La mezcla de espinacas y feta con eneldo, envuelta en la pasta filo es una maravilla: tomarse un buen trozo de esta pita en una playa del Egeo en plan picnic constituye una experiencia gastronómica que recomiendo con fervor.

    Mi adaptación lleva un poco menos de eneldo que la fórmula de Vefa -no soy un gran fan de esta hierba-, y rehogo un poco la cebolleta en la mantequilla para que sea un poco más digestiva. También he reducido en un 20% aproximadamente la cantidad de relleno, pero si se quiere un pastel con más verdura, se puede aumentar sin problemas. En lo demás, la sagrada palabra de la gurú de la cocina griega está respetada.


    Dificultad

    Media: hay que ser un poco rápido para maniobrar con la pasta filo.


    Ingredientes
    • 400 gr de espinacas
    • 200 gr de queso feta
    • 250 gr de pasta filo preparada
    • 2 cebolletas
    • 1 huevo grande
    • 2 cucharaditas de leche
    • 1 cucharada de eneldo picado
    • 2 cucharadas de perejil picado
    • 1 cucharada de mantequilla
    • Aceite de oliva
    • Sal y pimienta negra
    Preparación

    1. Precalentar el horno a 180 grados.

    2. Picar fina la cebolleta y rehogarla en la mantequilla a fuego suave unos 10 minutos. Dejar enfriar.

    3. Escaldar un minuto las espinacas en abundante agua hirviendo con sal. Pasarlas por agua fría. Escurrirlas muy bien, aplastándolas con suavidad, para que suelten la mayor cantidad de líquido posible. Picarlas un poco con un cuchillo o una tijera.

    4. Mezclar en un bol las espinacas, la cebolleta con la mantequilla, los huevos ligeramente batidos, la leche, el eneldo y el perejil. Desmenuzar el queso feta por encima y mezclar lo justo para incorporarlo, sin marear. Pimentar y salar muy poco.

    5. Pintar con aceite un molde de horno. Extender unas cinco láminas de pasta filo sobre el molde, pintando cada una con un poco de aceite (ojo porque la pasta filo no se puede mantener mucho tiempo al aire: abrir el paquete justo cuando se vaya a usar). Incorporar la mezcla de espinacas. Poner otras tantas láminas de pasta filo encima también pintadas con aceite. Enrollar la pasta que sobresalga del molde.

    6. Marcar el pastel por raciones con cuidado de cortar sólo la capa de arriba de pasta filo. Rociar con un poco de agua y hornear 1 hora, hasta que esté dorado y crujiente. Servir templado o a temperatura ambiente.

    https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2011/11/10/articulo/1320904800_132090.html
 
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Vía libre para aflamencarlos a tu albedrío.. ANA VEGA 'BISCAYENNE'



HUEVOS A LA FLAMENCA


¿Es una tapa? ¿Un desayuno? ¿Un avión? Esta receta sirve para un roto y para un descosido, porque tiene todo lo necesario para alegrarnos el día: verduras, huevos y una sospecha de embutido.

ANA VEGA 'BISCAYENNE'



Los huevos a la flamenca, gloria bendita de las tierras andaluzas, deberían ser plato del día en todos los bares de España. Así a lo tonto son un señor plato combinado metido en una cazuelita, con su parte de verduritas, su miaja de carne y un núcleo de huevo donde untar el pan sin parar.

Castizamente emparentados con los huevos rancheros o la shakshuka israelí, los huevos a la flamenca te pueden salvar una cena, una comida o un desayuno de campeones. Tapa estrella de las tabernas sevillanas, su versión casera nos permite personalizarlos según la provisión de nuestra nevera. Admiten guisantes, judías verdes, cebolla y espárragos, pero también pimiento, habas, patata, alcachofa o calabacín. ¿Que tienes una berenjena tristona en la nevera? Pues la picas fino y la metes en el sofrito. ¿Que te sobró un poco de brócoli el otro día y no sabes qué hacer con él? Ídem de lienzo.

Aunque preparar de cero la salsa de tomate da puntos extra, no hay ningún problema en usar un buen tomate frito, igual que no pasa casi nada por utilizar verduras en conserva. Perderás el punto crocante de las hortalizas cocidas al dente, pero nadie se rasgará las vestiduras. Del mismo modo, puedes añadir unos trozos de lomo o de carne de cerdo o saltarte directamente la parte carnívora de la receta, agregando una miaja de pimentón para no perder la intensidad que aporta el chorizo.

Los huevos se cuajan suavemente en el horno, echándoles un ojo atento para sacarlos en cuanto la clara se torne blanca pero la yema aún esté líquida y untable. Ésta es la opción más sencilla si vas a usar cazuelitas individuales, pero también se pueden cascar varios huevos de una vez en una cazuela grande y cocerlos al fogón con la tapa puesta. Así recomendaba hacerlo Camilo José Cela en su libro Primer viaje andaluz: notas de un vagabundaje por Jaén, Córdoba, Sevilla, Huelva y sus tierras (1959), donde decía que los huevos a la flamenca “deben dejarse cocer durante el tiempo de rezar en voz alta -en voz baja no vale, que se va más aprisa- el Credo, el Yo Pecador y el Señor Mío Jesucristo. Si la cocinera, a fuer de devota, tiene propensión a rezar al trote, deberá sumar a lo ya dicho, una Padrenuestro, un Avemaría y un Gloripatri”.

Claro que también comentaba que el jamón de cerdo gruñidor debía echarse en dados, nada de lonchas. Yo ahí os doy vía libre para aflamencaros a vuestro albedrío.

Dificultad

Apta para los que no saben bailar sevillanas.

Ingredientes

Para 4 personas:

  • 4 huevos

  • 60 g de jamón

  • 60 g de chorizo

  • 100 g de guisantes

  • 100 g de judías verdes

  • 8 espárragos trigueros

  • 50 g de cebolla picada

  • 1 diente de ajo picado

  • 500 g de tomate pelado y triturado

  • sal

  • aceite de oliva
Preparación

  1. Cocer los guisantes, las judías y los espárragos con agua hirviendo o al vapor, dejándolos al dente. Cortar las puntas de los espárragos para adornar después el plat

  2. Encender el horno a 180 ºC con calor arriba y abajo. Cortar el chorizo en rajas delgaditas. Sofreírlas en una sartén con una cucharada de aceite de oliva y reservarlas. (Opcional: se puede hacer lo mismo con el jamón cortado en tacos).

  3. Echar en la misma sartén donde se ha hecho el chorizo la cebolla y el ajo. Cuando estén traslúcidos y ligeramente dorados, agregar el tomate y dejar que cueza todo junto 10 minutos. Sazonar al gusto.

  4. Añadir a la salsa de tomate los guisantes, las judías y el troncho de los espárragos cortado en trocitos. Dejar cocer a fuego lento 5 minutos.

  5. Repartir la salsa con verduras en cazuelitas de barro u otro tipo de recipientes refractarios. Hacer un hueco con una cuchara en el medio de cada uno y cascar un huevo encima. Repartir sobre el huevo el chorizo reservado anteriormente y añadir el jamón en lonchas finas

  6. Introducir las cazuelitas en el horno y cocinar 5 minutos o hasta que la clara esté cuajada. Adornar con las puntas de espárrago.

https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2017/01/18/receta/1484736176_984805.html
 
Tortilla de patatas - Receta de cocina española


Aprovecho tu post para comentar dos formas diferentes de hacer la tortilla de patata aparte de la ya conocida.

1ª En microondas.

Fileteamos las patatas en forma de panadera, contra mas finas mejor. Picamos la cebolla también muy fina en trozos.

Cuando tengamos hecho tanto lo de las patatas como la cebolla lo mezclamos en un bol bien impregnadas de aceite y revolvemos tanto las patatas cortadas finas como la cebolla. No hace falta mucho aceite como en la receta normal que conocemos todos, sino con tal de que haya suficiente aceite en contacto con la patata y cebolla vale.

A continuación tapamos y rodeamos herméticamente con papel film transparente el bol , si es preciso se da dos vueltas con el film para que no haya perdida de calor. El detalle del envoltorio del bol es muy importante. A continuación lo metemos en el microondas a temperatura fuerte durante 20 minutos.

Cuando hayan transcurrido esos 20 minutos lo sacamos. Tendremos cuidado en no quemarnos cuando abramos el bol y quitemos el papel transparente ya que habrá bastante calor.

En otro bol batimos los huevos necesarios y echamos el contenido de las patatas y cebolla del microondas, revolvemos todo y a la sartén como tenemos costumbre. Vuelta y vuelta¡ ¡y al plato!

2ª Sarten a fuego suave.


Aquí se coge una sartén y se le pone aceite. Se pica la patata y la cebolla como tenemos costumbre, si es fina mejor, pero tampoco es muy importante el detalle. A continuación se echa crudas las patatas y cebollas en un bol donde hemos batido los huevos necesarios y se mezclan. Una vez mezcladas las patatas con la cebolla crudas con el huevo las echamos así en la sartén. Tapamos la sartén con una tapa que cubra bien la sartén para que no se escape el calor y la ponemos al fuego mínimo, es muy importante lo de fuego mínimo, y lo dejamos una hora así al fuego mínimo.

En el pueblo tenía ésta costumbre mi abuela cuando la gente iba a trabajar al campo y querían tener la tortilla hecha para cuando volvían. Con una 1 hora era suficiente pero seguro que tardaban mas tiempo en regresar del trabajo, pero la tortilla esperaba hecha ya en la sartén para la cena.

Una curiosidad del huevo...-.-.-.-.

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Romper un huevo


¿Qué pasaría si te dijeramos que no puedes quebrar un huevo crudo común? Seguramente no te lo creerías y querrías demostrar todo lo contrario. Entonces prueba sujetarlo con los dedos índice y gordo y empieza a presionarlo lo más que puedas. Probablemente no te saldrá nada.

La fuerza con la cual los dedos presionan la cáscara, se distribuye de forma homogénea por toda la superficie entre dos puntos. Por eso el huevo resiste tan habilidosamente que es imposible romperlo de esta manera. Sin embargo, quién sabe, tal vez tú sí puedas.


.-.-.-.-.-

Yo no he podido. Reto a que hagas, pero hazlo bien. Verás que si lo coges tal y como está en la foto es irrompible.
 
Aliño de Aceitunas del año con Ajos y Orégano. Las Recetas del Hortelano
 
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BOCADILLO DE QUESO, LACÓN Y MANZANA


El raclette tiene mucho que ofrecer más allá de la preparación a la que da nombre. Hoy lo preparamos en bocadillo, con jamón ahumado y una manzana a la plancha que casa perfectamente con el queso y el cerdo.

MÒNICA ESCUDERO 14/02/2019


Si pienso en los mejores inventos comestibles de la historia moderna, siempre me viene a la cabeza la raclette (porque las aplicaciones que te permiten tener toda la música del mundo a tu alcance y el botón de silenciar de Twitter no se comen, de momento). Esta comida toma su nombre del queso que le sirve de ingrediente principal: el raclette, procedente del cantón suizo de Valais, hecho con leche cruda de vaca y con variantes que incluyen mostaza, pimienta, nueces o un ahumado.

Comerse una raclette con su parrillita, su jamón, sus pepinillos y su vino blanco, tus amigos y su aire de celebración es una auténtica maravilla que, por desgracia, normalmente no podemos repetir cada semana ni cada mes. Pero, si te gusta el sabor de ese queso, no hace falta que llores entre festival y festival: hay otras maneras de integrarlo en otras comidas (sin terminar lleno como un huevo y ciego como una castaña).

Puede usarse para gratinar platos de verdura o pasta -solo o mezclado con otros quesos fundentes de sabor más suave como el havarti o la mozzarella, o con una bechamel-, y también preparar con él unos bocadillos estupendos. Puede darle algo de carácter al clásico mixto que nunca deberíamos preparar con Tranchetes ni con fiambre de York o venirse arriba combinado con un poco de manzana a la plancha y jamón ahumado.

Este es el único secreto para que este bocadillo esté rico: usar un buen jamón ahumado -sea canario o lacón, o si se prefiere, pastrami de ternera- y asegurarnos de que el queso llega caliente y fundidito al plato. Si la manzana te parece un exceso porque lo dulce y salado juntos no te van, prepáralo con un jamón serrano que no esté salado y unos pepinillos: será como comerte una raclette monodosis, rápida y sencilla pero con el mismo saborazo.

Dificultad

La de decidir con qué jamón quieres prepararlo.

Ingredientes

Para un bocadillo

  • Unos 50 g de queso raclette
  • ½ manzana Granny Smith, Royal Gala o reineta
  • Una puntita de mantequilla
  • 2 lonchas de jamón ahumado
  • Pimienta negra recién molida al gusto
  • Un panecillo, un trozo de pan de barra o dos rebanadas finas de hogaza
Preparación

  1. Sacar el jamón de la nevera con la antelación suficiente para que cuando preparemos el bocadillo esté a temperatura ambiente.
  2. Cortar seis rodajitas -perpendiculares- de manzana (sin el gorazón) de unos 2 mm. Dorarlas en una sartén que no se pegue durante un par de minutos con un poco de mantequilla. Al darle la vuelta, poner el queso en trozos encima y un poco de pimienta. Darle también un golpe de calor al lacón.
  3. Abrir el pan a lo largo y tostarlo en una tostadora, plancha o sartén, primero por dentro y luego por fuera, untando el interior con un poco de mantequilla (muy poca).
  4. Montar el bocadillo con la manzana debajo y dejando que el queso y el lacón retocen alegremente encima. Cerrar y comer inmediatamente.

https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2019/01/30/receta/1548884833_617069.html?por=mosaico
 
Berenjenas fritas con miel de caña: crujiente aperitivo con sabor andaluz

Si nos apetece un aperitivo pero unas tristes aceitunas con hueso nos saben a poco, podemos preparar esta receta sana, crujiente y deliciosa


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Bastones de berenjenas fritas con miel de caña. (Snaps Fotografía)


Este plato típico andaluz de origen árabe combina a la perfección la mezcla dulce-salado. Su textura ligera, jugosa y crujiente lo convierte en un aperitivoperfecto para comer con los dedos.

Se acompaña habitualmente con miel de caña, un tipo de melaza que se extrae de la caña de azúcar y que se diferencia de la miel de flores por su sabor que recuerda ligeramente al regaliz. Las berenjenas pueden cortarse en rodajas o bastones, según se prefiera, y tras salarlas y enharinarlas se fríen en un baño de aceite muy caliente; poca cantidad a la vez para conseguir que queden crujientes por fuera y jugosas por dentro. Un manjar económico para picar o como acompañamiento de cualquier plato sustituyendo a las clásicas patatas fritas.


Se acompaña habitualmente con miel de caña, un tipo de melaza que se extrae de la caña de azúcar y que se diferencia de la miel de flores por su sabor que recuerda ligeramente al regaliz. Las berenjenas pueden cortarse en rodajas o bastones, según se prefiera, y tras salarlas y enharinarlas se fríen en un baño de aceite muy caliente; poca cantidad a la vez para conseguir que queden crujientes por fuera y jugosas por dentro. Un manjar económico para picar o como acompañamiento de cualquier plato sustituyendo a las clásicas patatas fritas.


Preparación: 20 minutos + 30 minutos de remojo. Dificultad: Fácil. Coste: Económico. Comensales: 4

Ingredientes
  • 2 berenjenas
  • 3 cucharadas de miel de caña
  • 5 cucharadas de harina
  • 1 cucharada de sal
  • Aceite de oliva para freír


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Bastones de berenjena fritos. (Snaps Fotografía)



Elaboración

  1. Retira las hojas y el tallo de la berenjena, córtala en dos longitudinalmente sin retirar la piel y haz cortes transversales para formar bastones.
  2. Vierte 5 cucharadas de harina en una bolsa y sazónala con una cucharada sopera de sal.
  3. Añade las berenjenas por tandas y sacude para que se impregnen de una fina película de harina. Repite la operación hasta cubrir todos los bastones.
  4. Calienta aceite abundante en una freidora o en una cazuela y fríe las berenjenas de 5 en 5.
  5. Sécalas sobre papel absorbente para retirar el exceso de grasa.
  6. En el último momento antes de servirlas, añade un poco de miel de caña sobre las berenjenas recién fritas.
El truco final

Si no encuentras miel de caña, puedes utilizar miel de abejas o melaza, reducción de Pedro Ximénez o caramelo líquido.


VIDEO: https://www.alimente.elconfidencial...enjenas-fritas-miel-cana-videoreceta_1525889/
 
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