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Milagro en Baltimore: 10 años del final de ‘The Wire’
Hoy se cumplen 10 años de la emisión del último episodio de 'The Wire': hablamos con David Simon y el guionista Dennis Lehane sobre la serie policíaca más influyente

Por Toni García - 09 de marzo de 2018
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A David Simon, creador de The Wire, se le conocen muchas virtudes y un llamativo ‘defecto’: nunca deja de gruñir. Cualquiera que le haya entrevistado más de una vez y tenga un mínimo de familiaridad con este tipo de Baltimore sabe que una de sus frases favoritas a los periodistas con los que repite es “no esperes que sea simpático: no estoy de humor”. Sin embargo, y probablemente por esa misma razón, las charlas con Simon nunca son de compromiso y rara vez repite la misma articulación de palabras, como si se exigiera a sí mismo algo más que una respuesta estándar.


“Si me preguntas algo estúpido te contestaré una estupidez; si me preguntas algo inteligente intentaré estar a tu altura” dijo una vez, preguntado por esa fama de señor irascible. Orgullosamente calvo, amante de la buena comida (leyendas de la gastronomía mundial como Anthony Bourdain y David Changforman parte de su círculo íntimo) y fanático del béisbol, este hijo predilecto de la izquierda estadounidense, que se reunió en la Casa Blanca con Barack Obamacuando este formó un comité especial para luchar contra la proliferación del tráfico de drogas, es temido y odiado a partes iguales por los poderes fácticos de su país, a los que abofetea cada vez que tiene ocasión.

Simon es el inventor de The Wire. Se ha dicho tantas veces que hasta cuesta repetirlo, pero su ascendencia sobre la edad de oro de la televisión es indudable. Formó con David Chase (Los Soprano) y David Milch (Deadwood) uno de los triunviratos más recordados de la historia del arte catódico y su huella –pocos pueden negarlo– es indeleble. Suya es la frase “que se joda el espectador medio”cuando se le preguntó por aquello tan trillado de “¿no pide mucho The Wire al público?”.

“No dije eso… bueno, lo dije pero no así. Lo que dije fue que si un tipo no puede esperar a comerse sus malditas palomitas y a mear durante los 50 minutos que dura un episodio, pues que se joda, que vea otra cosa. Si está dispuesto a remar conmigo yo le daré un trabajo hecho a conciencia. Que luego le guste o no es otra cosa. ¿Pero el de las palomitas? Ese sí, que se joda” explica mientras con la mano izquierda dibuja en el aire el signo del ‘que te den’, con la palma extendida hacía arriba, como mandan los cánones.

Guerra en la sala de guionistas
Los escritores George Pelecanos, Dennis Lehane y Richard Price, pretorianos de Simon, explican infinidad de anécdotas sobre su trabajo con él, y la mayoría tienen que ver con “la sala de guerra”, el nombre que se otorgó al cuartucho donde Pelecanos, Lehane y Price, junto con Ed Burns, parían los episodios de The Wire.“Tío, he estado en muchas salas de guionistas, con los mejores del gremio, pero allí no había piedad. Llegabas de casa y soltabas lo que para ti era una idea cojonuda y se hacía un silencio… Hasta que alguien decía (normalmente David): ‘No oía una mierda así en años, para soltar esa porquería te podías haber quedado en casa” cuenta Lehane de aquellos años en los que solo veían The Wire sus padres y los vecinos de Simon, y añade: “Eso sí, le hacíamos lo mismo a él. Nunca había dicho tantas veces ‘eso es una put* mierda, tío (risas)”.

The Wire llegó a Europa, se convirtió en una serie de culto en el Reino Unido, Francia, Alemania y –por supuesto- en España. Los dvds se vendían por decenas de miles y el rebote llegó a HBO, que apostó por dar luz verde a una cuarta y una quinta temporada. “The Wire no existiría sin vosotros, muchachos, sólo una vez que se convirtió en un éxito en el viejo continente empezaron a hacernos caso en casa” explica Simon con una sonrisa de tres cuartos.



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Pero antes de ser el padre televisivo de los policías y los camellos de Baltimore, Simon se pasó una década molestando a todo el mundo desde su tribuna de periodista de investigación, rematando la jugada con uno de los mejores libros sobre procedimiento policial y periodismo de investigación jamás publicados: Homicidio. “No echo de menos esos tiempos, porque estuve allí, pero reconozco que hubo momentos en que disfruté molestando a todos esos tipos con corbata” dice. “Pero no volvería, me gusta lo que hago: la ficción es una herramienta muy poderosa y en televisión he aprendido muchas lecciones valiosas sobre la cultura o la política. Además, llevo mucho tiempo haciendo lo que me da la gana y eso es complicado en el mundo del periodismo”.

“The Wire es una cruzada”, decía Margaret Talbot, periodista del New Yorker,cuando la tercera temporada asomaba el morro, en la que fue la primera de centenares de críticas que hablaban de ‘obra maestra’. Muchos recuerdan el editorial de Bill Keller, todopoderoso editor del New York Times, advirtiendo a HBO de que no se atrevieran a cancelar la serie, cuando se daba por hecho que la cadena iba a fulminar aquella historia de polis y traficantes que no veía ni el tato. La serie fue renovada para que pudiera completar su ciclo primigenio y entonces pasó: todos empezaron a hablar de McNulty y de Omar, el policía borrachín y el ladrón con alma de Robin Hood. La riqueza de los diálogos, la profundidad del análisis del tráfico de drogas y su capacidad para no caer en ningún tópico. “Cuanto más específico, más universal”, decía Simon.

El reventón de The Wire, catapultado al inconsciente colectivo por millones de fans de todo el mundo, fue también la confirmación de que la audiencia no necesita “el maldito carrito de los helados. Dales algo bueno y lo comprarán” y su audacia conceptual inspiró no pocos subproductos, imitaciones de todo tipo que aún pululan por el mundo. Sin embargo, el secreto de esta joya del arte moderno es su falta de inhibiciones. En la serie se toca con las yemas de los dedos la podredumbre vertical que recorre las cadenas de mando de la política, donde nadie tiene más interés que cocinar las estadísticas. Contra ese vicio basado en la irrelevancia, Simon se planta en la calle y visualiza el universo de la droga de la única manera posible: sin piedad.

“Así es la vida, tío”
La serie, que puede ser analizada del derecho y del revés, que ha inspirado cursos en universidades e interminables artículos (algunos sesudos, otros menos), jugó además en una de las ligas más peligrosas de la ficción: el reparto coral. The Wiretenía tan poco de típica, que ni siquiera tenía un protagonista, sino más bien 50. Y estaba tejida con tanta habilidad que uno olvidaba por completo el personaje que había desaparecido durante cinco episodios. Eso y un reparto trabajado hasta la extenuación y que puso de moda aquello de “no te enamores de ningún personaje” mucho antes de la llegada de Juego de tronos.


Es célebre aquella historia que sitúa a Idris Elba arrancándose a tortazos con Simon y compañía en el set de la serie cuando acababa de leer en el guion que iban a liquidarle. Un relato verosímil, pero que no confirma ninguno de los implicados y que Simon comenta con algo de coña: “Nunca decíamos a los actores si iban a vivir o morir, simplemente les dábamos el guion cuando llegaban al plató. No nos gustaba matar a nadie pero así es la vida, tío… y algunos se lo tomaban peor que otros. Ya sabes”.

The Wire sigue siendo, 15 años después, una piedra angular en el proceso que acabó creando una adoración universal por la ‘televisión de calidad’. Nada se entendería sin su arrojo y su capacidad para crear un submundo sin alienar al espectador, alentando esa filosofía de fuego lento que no escatima palabras pero que tampoco las utiliza de forma banal. Sus cinco temporadas acaban con una reflexión sobre la imposible voluntad de alterar el determinismo que rige en la jungla de asfalto, donde el final se dicta antes de empezar. Ese hiperrealismo, inmortalizado en el asesinato de Omar (uno de los más absurdos de la historia de la caja tonta y también uno de los más brillantes) es la marca de la casa de Simon y sus gladiadores: nadie está a salvo, nunca.

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http://cinemania.elmundo.es/serie/milagro-baltimore-10-anos-del-final-the-wire/
Mira que lo intenté... Cuantas veces en cuantos años traté de ver el primer y hasta el segundo capítulo (the wire)? No hay caso, no me voy a enterar porque esta serie es tan favorita....
 

Desde Melmac


ALOÑA FERNÁNDEZ LARRECHI

'The Looming Tower', la serie que muestra el origen del 11S como nadie lo había contado
Los usuarios de Amazon Prime ya pueden disfrutar en nuestro país de la producción que adapta el ensayo del mismo título escrito por Lawrence Wright y galardonado con el Pulitzer

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Imagen promocional de la serie de Hulu, 'The Looming Tower'.


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ALOÑA FERNÁNDEZ LARRECHI
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13.03.2018 –

Diecisiete años después poco queda por contar del día que cambió el mundo moderno. Desde el 11 de septiembre de 2011 se han escrito innumerables reportajes y ensayos, se han estrenado decenas de películas y documentales y se ha analizado en universidades y en las salas de reunión de los edificios más importantes de Estados Unidos.

A Hulu todo esto no le ha importado demasiado, y para ofrecer un nuevo punto de vista sobre los atentados en los que murieron algo más de tres mil personas ha estrenado ‘The Looming Tower’. Una miniserie de diez episodiosprotagonizada por Jeff Daniels y Peter Sarsgaard que, en nuestro país, podemos encontrar en Amazon Prime.


Dan Futterman, Alex Gibney y Lawrence Wright se han encargado de adaptar el ensayo que le sirvió al último para hacerse con, entre otros, el premioPulitzer en 2007. En su libro, el escritor y periodista examina minuciosamente las raíces del atentado, retrocediendo hasta mediados del siglo XX. Fue entonces cuando Sayyid Qutb se vio obligado a viajar a Estados Unidos. Un exilio temporal forzoso que sería fundamental en su obra, y poco después en su trabajo a cargo de la propaganda de los Hermanos Musulmanes.





A pesar de que habría sido interesante conocer la aventura americana de uno de los principales teóricos del islamismo contemporáneo, en televisión el tiempo es oro y la adaptación de ‘The Looming Tower’ (DeBolsillo) va al grano. O por lo menos se aproxima lo suficiente como para arrancar con las primeras noticias que la CIA y el FBI tuvieron sobre las intenciones de Bin Laden contra los intereses norteamericanos. Corría 1998 y al otro lado del charco andaban ocupados con una de las mujeres más conocidas de la década, Mónica Lewinsky.



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Imagen de la investigación sobre AlQaeda en la estación Alec.


Secretos y mentiras
Un libro cambia de manos en las calles de una ciudad de Oriente Medio. En su interior alberga un disquete que no tardará en llegar a la Estación Alec, una especie de agencia virtual que según describe Wright “en el organigrama de la agencia aparecía catalogada como “vínculos financieros terroristas”. Una subdivisión de Antiterrorismo de la CIA que, en la práctica, llevaba un par de años dedicándose “a rastrear las actividades de un único individuo, Osama Bin Laden”. Al frente de la estación, compuesta únicamente por mujeres excepto en la dirección, se encuentra Martin Schmidt. Un hombre obsesivo y desconfiado que a pesar de las recomendaciones de sus superiores, apenas comparte los avances de sus investigaciones con el resto de agencias.

Basado en el oficial de la CIA Michael Scheuer e interpretado por Peter Sarsgaard (‘Wormwood’), Schmidt tiene entre sus preocupaciones hacerle la vida imposible a John O’Neill, el jefe de la división de Contraterrorismo del FBI en Nueva York. Su forma de trabajar y responder a las amenazas es antagónica, y en cada uno de sus múltiples encuentros quedan patentes sus diferencias. Una enemistad que tiene efectos inmediatos en las investigaciones que, a finales de los noventa, se llevaban a cabo sobre Bin Laden, que por aquel entonces concedió su primera entrevista a la ABC.



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O'Neill habla con su mano derecha, Ali Soufan.


Jeff Daniels (‘The Newsroom’, ‘Godless’) es el encargado de encarnar a O’Neill, un experto en contraterrorismo que entre 1997 y 2000 dirigió la oficina del FBI de Nueva York. Un año después de su llegada implantó en su división un departamento dedicado a Osama Bin Laden. Más temperamental, pero menos paranoico, que Schmidt, O’Neill sabía rodearse de aquellos que más le convenían en cada situación. Y supo ver en el agente de la CIA nacido en Líbano, Ali Soufan, la mano derecha que necesitaba para convertirse en el líder de la lucha contra Bin Laden. Tras enrolarse en la agencia por una apuesta en la que perdió dinero, Soufan encontró su sitio en el departamento que luchaba contra lo que él consideraba una perversión interesada del Islam. Sus conocimientos sobre la comunidad islámica, sus particularidades y su idioma le convirtieron en el protegido de O’Neill en los primeros años de su extensa carrera en el FBI.

Primeras pistas, primeras tragedias
El primer episodio de ‘The Looming Tower’ titulado “Ahora comienza” cierra con dos de los ataques antinorteamericanos que precedieron al 11-S, los atentados a las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania. Una demostración de fuerza de Bin Laden y sus acólitos, que solo en Nairobi se cobró más de 200 víctimas. Trabajadores de la embajada en la que, días antes, había estado uno de los integrantes del equipo de O’Neill en el FBI siguiendo el rastro de un exsecretario de Osama.



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Peter Saarsgard en el papel de Mic


Con estos ataques Bin Laden pasó a ser incluido en la lista de los diez fugitivos más buscados del FBI, y los encargados de la seguridad nacional se debatían entre el conservadurismo de O’Neill y la demostración de fuerza de Schmidt. El primero urgía a los implicados a encontrar al líder de AlQaeda para juzgarlo y encerrarlo, mientras que el segundo optaba por bombardeos que acabasen con su vida. Aunque eso pudiera convertirlo en un mártir.

Para que el espectador tenga la oportunidad de relacionar los hechos de 1998 con el resultado de la Comisión sobre el 11-S de 2002, los creadores salpican la narración con las declaraciones de algunos de los protagonistas principales. Una contraposición que sirve para poner imágenes a confesiones tan epatantes como la de Schmidt. Preguntado sobre la necesidad de bombardear emplazamientos afganos en los que no se tenía la certeza de la presencia de Bin Laden, el jefe de la estación Alec reconoce, sin pestañear, que las víctimas no estadounidenses no le preocupaban lo más mínimo.



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Jeff Daniels en el papel de John O'Neill, jefe del FBI en Nueva York.


Vidas (no tan) privadas
Para aquellos que no son especialistas en la materia, en los primeros momentos puede resultar chocante la cantidad de tiempo que ‘The Looming Tower’ dedica a la vida personal de O’Neill. A diferencia de Schmidt, al que únicamente vemos en la oficina, su colega del FBI era un hombre acostumbrado a agasajar a sus compañeros y superiores con carísimas cenas. Un gasto por el que tuvo que rendir cuentas en varias ocasiones, y al que había que sumar su azarosa vida sentimental.

En aquella época el jefe del FBI en Nueva York estaba separado de la madre de sus dos hijas, pero las visitaba ocasionalmente en la casa que él mismo mantenía en Atlantic City. También era probable encontrarle en el apartamento de su amante en Nueva York. O en la casa de la novia que tenía en Washington. Porque su dedicación y su empeño a la hora de acabar con AlQaeda no fue impedimento para disfrutar de una vida sentimental compleja. Aunque, como resulta lógico a la vista de una agenda tan cargada, termine pasándole factura en su carrera profesional.



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Imagen del primer episodio con Schmidt y Richard Clarke (Michael Stuhlbarg) en la imagen.


Revelador retrato
Con los precedentes existentes el principal interés de ‘The Looming Tower’ reside en narrar de forma atractiva los tejemanejes de las agencias que deberían haber evitado el 11-S. Y lo consigue con creces gracias a su ritmo, sus interpretaciones y, sobretodo, una historia que no deja precisamente en buen lugar a hombres como Scheuer (Schmidt) o el Coordinador Nacional de Seguridad, Richard Clarke entre muchos otros. Sujetos que tenían entre sus obligaciones la protección de un país, y se entretuvieron con luchas de poder internas que debilitaron su trabajo. Mientras, el enemigo sumaba seguidores y trataba de perfeccionar los métodos con los que cumplir sus severas amenazas.

la crítica norteamericana en el bolsillo, algunos señalan a ‘The Looming Tower’ como el nuevo gran drama de Hulu, que podría seguir la brillante estela de ‘The Handmaid’s Tale’. Y aunque también hay quienes no pueden dejar de ver en la producción una serie policial, las luchas internas que describe son lo suficientemente importantes como para merecer la atención de la audiencia. Espectadores que, seguramente, no podrán evitar sentir cierta amargura cuando en alguna escena aparezcan las Torres Gemelas. Porque, tristemente, lo peor de esta serie es el desenlace que ya conocemos.

https://blogs.elconfidencial.com/cu...looming-tower-serie-11s-amazon-prime_1534186/
 
¿Por qué mataron a Gianni Versace?
Llega a nuestras pantallas 'American Crime Story: El asesinato de Gianni Versace', la serie sobre el homicidio del diseñador italiano cuyo móvil sigue siendo hoy una incógnita.
CARLOS MEGÍA | 18 MAR 2018


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Gianni Versace, acompañado de Carla Bruni y Naomi Campbell en 1992. FOTO: GETTY




En la mañana del 15 de julio de 1997 Gianni Versace fue asesinado en la puerta de su mansión de Miami Beach. El diseñador italiano de 50 años volvía a casa después de haber desayunado en una cafetería cuando Andrew Cunanan, un trabajador sexual de 27 años, le disparó a quemarropa en la nuca y el cuello. Versace murió al instante. Cunanan, que era perseguido por otros cuatro asesinatos, se suicidó ocho días después en una casa flotante, rodeado por la policía. Hasta aquí, los únicos hechos de los que se tiene verdadera certeza en uno de los crímenes más mediáticos de las últimas décadas. Un homicidio que cambió para siempre la industria de la moda, despertando una batalla por el control de la legendaria firma que resuena todavía hoy, con una heredera mayoritaria (su sobrina Allegra Beck) que tenía por aquel entonces 11 años de edad. Y una historia que reúne todos los ingredientes para atraer al cineasta Ryan Murphy, la mente detrás de la antología American Crime Story, que estrena ahora la segunda temporada con el chocante asesinato del modisto como detonante.






La primera entrega de la ficción, The people vs. O.J. Simpson, se confirmó como una de las grandes revelaciones de la temporada, logrando el Emmy y el Globo de Oro a la mejor miniserie. Un crimen sin resolver, exposición mediática, celebridades involucradas… Son varias las similitudes que emparejan el caso del jugador de fútbol americano con El asesinato de Gianni Versace, que acaba de llegar a la televisión española. Basado en el libro Vulgar Favors de la periodista Maureen Orth, la ficción está encabezada por un reparto estelar conformado por Édgar Ramírez (La chica del tren), Darren Criss (Glee), el cantante Ricky Martin y Penélope Cruz, que debuta en la pequeña pantalla dando vida a Donatella Versace. La producción de la serie no ha sido bien recibida por la familia del modisto, que ha atacado con dureza los hechos narrados en la misma con diferentes comunicados. Poco tiempo después de su vigésimo aniversario, la ficción intenta arrojar algo de luz sobre un homicidio cuyo móvil sigue siendo una incógnita. ¿Por qué Andrew Cunanan mató a Gianni Versace? Estas son todas las hipótesis que se manejaron en la investigación, veremos por cuál se decantan los guionistas.


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En el centro, Donatella Versace y su hija Allegra, quien heredaría la mayor parte de la fortuna de Gianni Versace. FOTO: GETTY


Hipótesis del robo

En un primer instante, la policía pensó que se trataba de un intento de robo de la cartera de Versace, que en ese momento llevaba más de 1200 dólares en efectivo. Cuando las sospechas se centraron en el asesino en serie Andrew Cunanan, el móvil del hurto perdió fuerza.

Hipótesis del halo de gloria


Los asesinatos de Cunanan comenzaron el 25 de abril en Minneapolis cuando disparó repetidamente a Jeffrey Trail, un antiguo oficial de la marina que había sido cliente de sus servicios sexuales. Cuatro días después asesinó a David Manson, un famoso arquitecto del que había sido amante. Cunanan se dirigió a Chicago, acabando con la vida del promotor inmobiliario Lee Miglin, de 72 años. El 9 de mayo, Cunanan disparó a William Reese, un vigilante de cementerio, antes de robarle la furgoneta con la que conduciría hasta Miami Beach. Una vez en la lista de los 10 fugitivos más buscados por el FBI, las opciones de Cunanan disminuían a cada segundo. Sin esperanza de poder escapar después de varios meses oculto, decidiría cerrar su terrible lista con un homicidio que le asegurara un lugar en la historia, el de Gianni Versace. Sin embargo, los escépticos de esta teoría alegan que no tendría sentido el viaje a Miami de Cunanan, siendo Nueva Jersey residencia de estrellas tanto o más famosas que el propio diseñador.


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Entrada de la mansión de Gianni Versace, lugar de su asesinato en julio de 1997. FOTO: GTRES


Hipótesis de la mafia


Una paloma muerta encontrada junto al cadáver del modisto desató todo tipo de conjeturas sobre si Cunanan era en realidad un sicario a sueldo. Aunque no se encontraron más pruebas que apoyaran la hipótesis, la publicación del libro Metastasi en 2010 reabrió la polémica. Giuseppe Di Bella, un ex miembro de la mafia calabresa (hogar natal de Gianni Versace), aseguró que el asesinato fue un ajuste de cuentas ordenado por el padrino Paolo de Stefano, con quien el diseñador tenía deudas pendientes. A través de la firma de moda, el mafioso supuestamente blanqueaba “montañas de dinero” procedentes de sus oscuros negocios. Di Bella, que fue informante de la policía, también describía el plan para robar las cenizas de Versace de un cementerio cercano al lago de Como para chantajear a sus seres queridos. Pero jamás se llevó a cabo. Todas las declaraciones fueron desmentidas por la familia Versace que las tachó de “vergonzosas” y anunció acciones legales contra Di Bella.

Hipótesis del SIDA


En su juventud, Andrew Cunanan era un conocido gigoló en la vida nocturna de la costa californiana. Tenía fama de entablar relaciones con hombres mayores y poderosos, que le agasajaban con grandes cantidades de dinero y regalos caros. También mentía sobre su identidad, haciéndose llamar Andrew Da Silva e inventando realidades alternativas en las que unas veces era el gerente de una fábrica en México y otras el heredero de una adinerada familia filipina. Pero en 1997 sus días como toy boy habían acabado. Sus últimas parejas le habían abandonado, tenía fascinación por la figura de Hitler y había ganado mucho peso. Pese a que la policía no hizo público este aspecto, todos los indicios apuntan que había contraído el SIDA. La noticia de su enfermedad despertaría una supuesta sed de venganza en Cunanan, que decidió acabar con la vida de los hombres que podrían haberlo contagiado. Así se explicarían las muertes de Trail, Manson y Miglin, pero no tanto la de Gianni Versace, ya que la naturaleza de su relación jamás se ha aclarado.



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El cartel de Se Busca publicado por el FBI en la caza de Cunanan. FOTO: GETTY



Hipótesis de los celos


Las autoridades confirmaron que Gianni Versace y Andrew Cunanan habían coincidido en el pasado. La primera vez, en el club gay Colossus de San Francisco, donde ambos residían a principios de los 90. La revista Time publicó otra supuesta aproximación, en el backstage de la Ópera de la misma ciudad. Versace creyó reconocer a Cunanan de un encuentro anterior en el lago de Como.“Gracias por recordar un momento tan agradable”, contesto él. Pese a todo, no ha sido ratificado que el sociópata realmente visitara Italia alguna vez en su vida. Sea como fuere, los posteriores encuentros entre el diseñador y su asesino siguen siendo un misterio. Durante la investigación, la policía confirmó que Versace y su novio Antonio D´Amico habían contratado los servicios de varios prostitutos. Si Cunanan hubiera sido uno de ellos, sostendría la teoría de la venganza contra los hombres que podrían haberlo contagiado, pero la pareja del modisto jamás corroboró tal circunstancia. En otro artículo de 1997, El País se hacía eco de la entrega de fotos y vídeos al FBI de una mujer brasileña que mostraban a Cunanan y Versace en una fiesta celebrada en Miami Beach el 13 de julio, dos días antes del asesinato. Por otro lado, Vanity Fair recoge las declaraciones de un amigo de Cunanan que confesó al FBI que este no estaba obsesionado con Gianni Versace, sino con alguien que formaba parte de su equipo. Puede que hasta del propio Antonio D´Amico, convirtiendo el homicidio en un crimen pasional.

Después de meses de pesquisas, un informe de 700 páginas, 13 vídeos, 17 cintas de audio y docenas de fotografías, ningún móvil pudo llegar a confirmarse. Nadie expresó mejor la decepción de la investigación como el encargado de la misma, el jefe de la policía de Miami, Richard Barreto: “No podemos establecer un motivo. Podría ser un robo. Podría ser el hecho de Andrew Cunanan buscando fama tiroteando a una persona de este calibre. Podría ser venganza. A todos nos gustaría saberlo, especialmente en un caso de perfil alto como este. Desafortunadamente, la verdadera respuesta es que nos hemos hundido con el barco, por decirlo de alguna forma”. Veremos si la serie que acaba de llegar a la parrilla ayuda a reflotarlo.



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Édgar Ramírez da vida al diseñador Gianni Versace en la ficción.


https://smoda.elpais.com/celebrities/amaia-romero-operacion-triunfo-2017/
 

Desde Melmac


ALOÑA FERNÁNDEZ LARRECHI

'Rillington Place': el asesino en serie que aterrorizó Londres llega a Filmin
La plataforma de streaming española estrena hoy la miniserie de la BBC centrada en John Christie, que acabó con la vida de una decena de mujeres entre 1943 y 1953

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Tim Roth en el papel de Joh Christie, protagonista de 'Rillington Place'
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ALOÑA FERNÁNDEZ LARRECHI
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20.03.2018 –
Junto a nombres tan ilustres del crimen inglés como Fred y Rosemary West o Ian Brady, en la lista de asesinos en serie más sangrientos de la Historia aparece un hombre de apariencia elegante, con una calvicie incipiente que abrillanta un rostro en el que destacan unas gafas redondeadas. Víctima de un ataque de gas mostaza durante su servicio en la I Guerra Mundial, durante el resto de su vida destacó por su forma de hablar, apenas audible y pausada.

En la contienda posterior, cuando ya se había mudado con su mujer al número 10 de Rillington Place, sirvió como policía especial. Hasta que dimitió, en 1943, para ser oficinista en una fábrica de radios. Una actividad que compatibilizó con sus ansias criminales, que le llevaron a acabar con la vidade siete mujeres, aunque no se descarta que llegase hasta la decena de víctimas.

John Reginald Halliday Christie es el nombre del dueño de este monstruoso historial, protagonista de 'Rillington Place', la miniserie de la BBC que Filmin estrena hoy en su plataforma. Compuesta por tres episodios de una hora de duración cada uno, la producción describe la década en la que Christie cometió sus crímenes mientras vivía en la calle que le da nombre. El lugar en el que fueron encontrados los cuerpos de seis de sus víctimas, que fue demolido en los años setenta para situar un jardín en su memoria.






Tim Roth (‘Tin Star’, ‘Lie To Me’) es el encargado de ponerse en la piel del asesino en serie, mientras que Samantha Norton (‘Harlots’) interpreta a su mujer Ethel. En el reparto principal de la producción, que fue estrenada en 2016 en Reino Unido, encontramos también a Nico Mirallegro (‘My Mad Fat Diary’, ‘The Village’) en el (importantísimo) rol de Timothy Evans, y Jodie Comer (‘Dr. Foster’, ‘The White Princess’) en el papel de su mujer Beryl.



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John Christie y su mujer en una imagen de archivo.


El buen vecino
‘Rillington Place’ no es un intrigante drama criminal en el que un sagaz detective atrape al criminal antagonista. La historia de Christie, con un coeficiente intelectual superior a la media, es un relato estremecedor centrado en un hombre sin escrúpulos, mentiroso compulsivo, para el que el engaño continuo era el único recurso para hacer realidad sus deseos.

“Era el hombre más elegante de la calle, el más inteligente. Era alguien que debía ser respetado”. Con estas palabras Patricia Pichler definió en una entrevista al que fue su vecino durante su infancia. Una época en la que, según recuerda, los vecinos llegaron a especular con la muerte de Ethel Christie, ya que pasaban temporadas sin verla por el barrio. Sin embargo, cuando una tarde regresó de la escuela con 11 años y no pudo entrar a su casa porque la calle estaba acordonada, no fue a Ethel a quien habían encontrado muerta, sino a Beryl Evans y su hija.

Guerra y Paz’ o ‘Jonathan Strange & Mr. Norrell’, ‘Rillington Place’ es una miniserie notable que lleva el sello de calidad de la cadena pública británica. Y una producción imprescindible para los amantes de los dramas criminales. Porque nunca está de más disfrutar de una buena serie que nos ayude a seguir descubriendo las mentes más obtusas y despiadadas de la humanidad.

https://blogs.elconfidencial.com/cu...ce-filmin-miniserie-asesino-en-serie_1537706/
 

Desde Melmac


ALOÑA FERNÁNDEZ LARRECHI

5 razones por las que tienes que dedicar la Semana Santa a 'Counterpart'
La producción de Starz que en España emite HBO terminará el domingo su primera entrega confirmándose como lo mejor que hemos podido ver hasta el momento en 2018


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J. K. Simmons en una imagen de 'Counterpart' (HBO)

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ALOÑA FERNÁNDEZ LARRECHI
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29.03.2018 –

Después de tres meses de estrenos y novedades televisivas parece lógico pensar que 2018 será un año menos fructífero y emocionante que su predecesor. A estas alturas de 2017 ya habíamos tenido tiempo de emocionarnos con 'Big Little Lies', adentrarnos en el oscuro viaje de James Delaney en 'Taboo' o disfrutar de nuestra nueva adicción serializada con 'Riverdale' o 'Legión'.

'Britannia', 'Maniac' o 'Here and Now' no han conseguido despertar el interés y la emoción de los espectadores como hicieron las ya mencionadas, pero afortunadamente hay una producción que, de momento, está salvando el honor de la pequeña pantalla, 'Counterpart'. Algo que habrá puesto los dientes largos a los programadores de las cadenas convencionales e incluso de Netflix, que puso toda la carne en el asador con 'Altered Carbon' y un mes después de su estreno nadie se acuerda de ella.

El thriller de Starz que en España podemos ver gracias a HBO cerrará el domingo su primera entrega, dejando huérfanos a miles de fans que no han podido resistirse a su estética, sus misteriosas tramas o sus atractivos personajes. Espectadores que desde el lunes comenzarán a contar los días que faltan para la segunda temporada de la serie, que actualmente se rueda en Berlín.






Si nos atenemos a su sinopsis 'Counterpart' es una producción de ciencia-ficción cuyo personaje central es Howard Silk, un señor tan aburrido en su vida como impecable en su estilo. Un hombre corriente, que lleva treinta años trabajando para una agencia burocrática de la ONU y divide su rutina entre su trabajo y su mujer, que lleva seis semanas en coma después de un accidente de tráfico. Pero Silk no tardará en descubrir que la realidad es mucho más compleja de lo que imagina y que su vida es más parecida a una versión distópica de cualquier novela de John Le Carré que al relato de un novelista nostálgico. Porque 'Counterpart' no es (solo) una serie de espías y estas son las razones por la que no deberías pasar más tiempo sin verla. Aunque eso suponga renunciar a una procesión o a unas horitas de playa.



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Secuencia de la primera temporada de 'Counterpart'


Simmons por duplicado
El primer y principal acierto de la serie creada por Justin Marks (guionista de 'El libro de la Selva') es su protagonista, J. K. Simmons. Tras recoger un Oscar al mejor actor de reparto por 'Whiplash' el intérprete nacido en Michigan hace 63 años siguió con su vida y sus doblajes en series de animación. Y cuando, tras triunfar en la meca del cine, le propusieron dar el salto a la pequeña pantalla no lo dudó. La apuesta le salió bien, porque en la actualidad puede decir con la cabeza bien alta que, de los muchos actores que se han atrevido a "interpretarse por duplicado" (véase Ewan McGregor o James Franco como últimos ejemplos), él es el único en el que realmente se distinguen los dos personajes que interpreta. Capacidades que se agradecen cuando la historia está plagada de personajes duplicados que exigen una especial atención por parte del espectador.



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Harry Lloyd en el papel de Peter Quayle. (HBO)


Reimaginar la Historia
'Counterpart' desvela en su primer episodio que, durante la Guerra Fría, un grupo de científicos descubrió bajo las calles de Berlín un pasadizo secreto que comunicaba nuestro mundo con otro idéntico. O por lo menos era así hasta que una pandemia asoló "el otro lado" y ambas civilizaciones se distanciaron irremediablemente. Poco a poco el espectador podrá descubrir que el universo paralelo, diezmado por la epidemia generalizada, vive envuelto en un régimen político que controla hasta el extremo a los ciudadanos. Un espacio en el que la paranoia y la envidia se han convertido en el caldo de cultivo perfecto para la rebelión. Y en el que se ha prohibido tajantemente el consumo de tabaco o de carne de cerdo, bienes muy preciados para el contrabando.



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Sara Serraiocco interpreta a Baldwin, una peligrosa asesina a sueldo. (HBO)


Juego de espías
El mayor inconveniente de la producción de Marks es que es exigente con el espectador. 'Counterpart' no es una serie de sobremesa que te ayudará a sumergirte en una plácida siesta tras la hora de comer, sino que requiere que pongas los cinco sentidos frente a la pequeña pantalla. Los protagonistas, y sus homólogos del "otro lado" viven inmersos en una trepidante carrera contrarreloj, en la que el personaje menos pensado puede ser el espía al que todos están buscando.

La agencia para la que trabaja Silk ha detectado que una mujer llegada de la realidad paralela ha entrado a nuestro mundo con una misión clara. Acabar con la lista de objetivos que sus jefes le han proporcionado desde el otro lado, una misión imprescindible para llevar a cabo la venganza que planearon durante tantos años. Esta intromisión provoca un desequilibrio de fuerzas que dará lugar a un juego en el que cualquiera es sospechoso. Una tensión que siempre puede resolverse con una simple llamada de teléfono, el arranque de una particular, y sangrienta, tarea civilizadora de la que se encarga un misterioso personaje al que todo el mundo llama "Papa".



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Imagen de Olivia Williams, que interpreta a la(s) esposa(s) del personaje de Simmons. (HBO)


Señoras que espían
'Counterpart' no es una serie que solo vive de la masculinidad y la durezapropia de las producciones de espías convencionales. La mujer que se ha colado en nuestro mundo, Baldwin, es una peligrosa asesina a sueldo a la que solo le preocupa cumplir con su cometido. Clare es una misteriosa mujer que comienza siendo el principal respaldo de Baldwin y termina convirtiéndose en el personaje fundamental para el desarrollo de las tramas finales. Y Emily Silk... A un lado simplemente es una mujer paralizada en la cama de un hospital, que todos los días recibe la visita de su marido. Al otro... Al otro es algo más que lo que su exmarido dice que es. Y me van a permitir que no les cuente más, porque es preferible descubrirlo de la mano del Howard Silkoriginal.



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Nazanin Boniadi interpreta a Clare, una mujer misteriosa y poderosa.


El capítulo 7
Cuatro episodios antes del desenlace de esta intrigante historia, Marks decidió hacer un alto en el camino y sumergir al espectador en una historia personal, la de Clare. No faltaron aquellos que protestaron porque, tras casi una hora de metraje, las tramas principales no habían avanzado. Pero tampoco pudieron negar que lo que el creador nos había propuesto a cambio, era un magnífico ejercicio de narrativa en el que a través de un único personaje se nos permite descubrir los rincones más oscuros del "otro lado". La respuesta a muchas preguntas, que llega acompañada de nuevas claves con las que se revelan las motivaciones de un universo completamente deshumanizado. Un lugar que puede horrorizarnos pero que también consigue despertar la compasión de la audiencia.

https://blogs.elconfidencial.com/cu...part-recomendar-serie-hbo-jk-simmons_1541967/
 
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