El día que la persiga un fotógrafo llorará de alegría. Cómo se nota que echa de menos estar en el candelero. Por mucho que quiera vender una vida idílica en Oporto, a mí lo que me transmite es que se aburre como una soberana ostra. La situación profesional de su marido, para ella, es como un ocaso en todos los sentidos.
Pues si se aburre es porque es idiota.
Oporto es una ciudad maravillosa; mucho más atractiva y mágica que Madrid, lo que ocurre es que los portugueses no harán ni puto caso a estos dos cretinos, y eso es lo que les jode, sobre todo a ella.