Hola primas, a veces creo que reacciono de una forma un poco desproporcionada y quería saber vuestra opinión sobre una historia en la que me he visto envuelta últimamente:
Hace unos ocho años conocí a un chico por una app de citas. La verdad es que físicamente nunca me ha atraído mucho, no es mi tipo, pero era un tipo simpático con el que se podía hablar de cualquier cosa y supongo que me colgué un poco (bastante).
También está la cuestión de que no me siento segura de mi aspecto y mi autoestima es un poco regulera. La mayor parte de mi vida he tenido problemas de sobrepeso y eso ha lastrado mis relaciones. Creo que todas conocemos la figura del tío del montón de la parte de abajo que se cree la última coca cola del desierto y se quiere subir el ego resaltando tus defectos, pues de esos me he cruzado unos cuantos…
Pues este en concreto es un tipo súper atlético (de esos que corren maratones de montaña) con unos ojos llamativos y da la casualidad que siente atracción por las chicas, digamos eufemísticamente “grandes”. La cosa es paradójica porque a mi esta clase de hombre no me atrae, prefiero la chicha y cuando estaba con él me daba la sensación de estar con un chico de 13 años…
Pues bueno, estuvimos viéndonos unos dos años con idas y venidas, con el tiempo y a toro pasado, me he dado cuenta que tiraba de eso que se llama “refuerzo intermitente”. Ahora estoy super comunicativo, ahora desaparezco, ahora vuelvo a aparecer… Al final empecé a perder interés y de contestar sus mensajes a los 10 segundos, pasé a no comunicarme con él en una semana.
Entiendo que detectó las señales de que una de sus presas estaba saliendo del redil y en una de las ocasiones que quedamos sacó el tema de que le gustaba tanto, que podríamos apostar por ser pareja, etc.
La cuestión es que con unas cerves de más y con la labia del interfecto a mi me pareció correcto en ese momento, pero a la mañana siguiente con el bajón, no me pareció tan buena idea. Considero que una pareja no hace falta que hagan todo juntos como siameses pero hay que estar cuando hay que estar y yo no veía esa cualidad en él. Intenté comunicarme para que hablásemos del tema, pero tardó días en contestarme escurriendo el bulto, bueno, me acabé cabreando y lo mandé un poquito a la mierda poniéndolo a parir.
Pasaron unos cinco años durante los que no pude quitármelo de la cabeza, ya os digo que en ese momento no me daba cuenta de que me estaba haciendo luz de gas y me quedé con el regusto de que había actuado como una histérica…
Un día, en el que pillé un ligero pedo, me dio por escribirle de nuevo, francamente, no esperaba ni que me contestara y, si lo hacía, no fuera algo demasiado agradable.
Pues no, respondió super interesado e insistiendo en quedar. Yo no lo veía tan claro, pero bueno, accedí… Y volví a caer.
Ese primer día (y sucesivos) estuvo súper cariñoso y hasta parecía que se había reformado un poco, como más centrado. Cómo os podéis imaginar la sobredosis de atención duró poco, al cabo de un mes aproximadamente ya estaba cancelando citas y desapareciendo durante días.
La segunda vez que quedamos en esta nueva etapa volvió a sacar el tema de ser pareja. Yo no lo he mencionado nunca, es un melón que ha abierto siempre él. Según él, no podíamos serlo porque aunque le pongo tanto, soy tan lista, tan increíblemente graciosa e inteligente, tengo “problemas”. Vamos, es obvio que tengo problemas de relación, lo puede ver cualquier observador avezado y éste es un experto en detectar víctimas propiciatorias, estoy convencida que no soy la primera ni seré la última.
La cosa es, si sabes que tengo problemas ¿para qué me tocas las palmas? ¿para alimentar tu ego? ¿para hacerme sufrir?
Para más inri, tiene una hija que ahora es mayor de edad pero que cuando nos conocimos tenía 13 o 14 años y por lo visto, sufrió un bullying bastante salvaje en el colegio por ser lesbiana, arrastra problemas psicológicos desde entonces de tal forma que después de tanto tiempo, sigue en tratamiento Teniendo una persona en casa con eso que llama “problemas” no sé como se recrea en este tipo de historias.
Yo le dije más de una vez que si no estaba interesado, dejábamos el asunto ahí y tan contentos. Él me contestaba “no, mujer es que estoy muy ocupado y tal”… un tío que ni trabaja, esa es otra, con el rollo de que se quedó en paro con más de 40 se supone que no encuentra nada, cuando nada que le ofrecen le viene bien, sobre todo, si interfiere con sus frenéticas actividades deportivas. Y no deja de menospreciar el trabajo de otros… que si vaya mierda de horario, que si qué peñazo coger llamadas…
Vaya, que la cosa fue cuesta abajo y sin frenos.
Tengo que reconocer que soy un poco obsesiva cuando me pongo y me causaba mucha ansiedad estar pendiente de que si me escribía, si no me escribía si quería quedar, si quedábamos si cancelaba con cualquier excusa peregrina…
Eso se me juntó con que me largan del trabajo de aquí a dos semanas después de año y medio mareándome… vamos que no estoy en el mejor de los momentos.
Le escribí un mensaje sobre este tema (el del trabajo) y me pareció que respondía con un sarcasmo… monté en cólera y lo puse a parir… Ejem, releyendo el mensaje me dí cuenta de que lo había interpretado mal, pero lo que le dije lo pensaba genuinamente. Él obviamente ni contestó, lógico, por otra parte…
Le pedí que me bloqueara en redes varias, porque soy consciente de que a la mínima que me dé el siroco le volveré a escribir y estaremos en las mismas.
Los primeros mensajes de “bloquéame” fueron más o menos por las buenas, tirando de algo de humor incluso, pero él no me bloqueaba. Me lo imagino disfrutando y alimentando su ego con la atención.
Al final, decidí apuntar a su línea de flotación y optar por lo bajuno y le envié un mensaje algo así como “te mereces que tu hija tope con alguien como tú”, en realidad fue algo más fuerte pero tampoco nos recrearemos.
Mano de santo, me bloqueó y hasta hoy…
Lo he comentado con algún amigo pero creo que ésta es la primera vez que expongo (incluso ante mí misma) la extended version. La verdad es que creo que lo que más me ha cabreado del tema es sentirme manipulada y tengo clarísimo que no seré la primera ni la última que caiga en sus redes.
¿Vosotras qué pensáis?
Hace unos ocho años conocí a un chico por una app de citas. La verdad es que físicamente nunca me ha atraído mucho, no es mi tipo, pero era un tipo simpático con el que se podía hablar de cualquier cosa y supongo que me colgué un poco (bastante).
También está la cuestión de que no me siento segura de mi aspecto y mi autoestima es un poco regulera. La mayor parte de mi vida he tenido problemas de sobrepeso y eso ha lastrado mis relaciones. Creo que todas conocemos la figura del tío del montón de la parte de abajo que se cree la última coca cola del desierto y se quiere subir el ego resaltando tus defectos, pues de esos me he cruzado unos cuantos…
Pues este en concreto es un tipo súper atlético (de esos que corren maratones de montaña) con unos ojos llamativos y da la casualidad que siente atracción por las chicas, digamos eufemísticamente “grandes”. La cosa es paradójica porque a mi esta clase de hombre no me atrae, prefiero la chicha y cuando estaba con él me daba la sensación de estar con un chico de 13 años…
Pues bueno, estuvimos viéndonos unos dos años con idas y venidas, con el tiempo y a toro pasado, me he dado cuenta que tiraba de eso que se llama “refuerzo intermitente”. Ahora estoy super comunicativo, ahora desaparezco, ahora vuelvo a aparecer… Al final empecé a perder interés y de contestar sus mensajes a los 10 segundos, pasé a no comunicarme con él en una semana.
Entiendo que detectó las señales de que una de sus presas estaba saliendo del redil y en una de las ocasiones que quedamos sacó el tema de que le gustaba tanto, que podríamos apostar por ser pareja, etc.
La cuestión es que con unas cerves de más y con la labia del interfecto a mi me pareció correcto en ese momento, pero a la mañana siguiente con el bajón, no me pareció tan buena idea. Considero que una pareja no hace falta que hagan todo juntos como siameses pero hay que estar cuando hay que estar y yo no veía esa cualidad en él. Intenté comunicarme para que hablásemos del tema, pero tardó días en contestarme escurriendo el bulto, bueno, me acabé cabreando y lo mandé un poquito a la mierda poniéndolo a parir.
Pasaron unos cinco años durante los que no pude quitármelo de la cabeza, ya os digo que en ese momento no me daba cuenta de que me estaba haciendo luz de gas y me quedé con el regusto de que había actuado como una histérica…
Un día, en el que pillé un ligero pedo, me dio por escribirle de nuevo, francamente, no esperaba ni que me contestara y, si lo hacía, no fuera algo demasiado agradable.
Pues no, respondió super interesado e insistiendo en quedar. Yo no lo veía tan claro, pero bueno, accedí… Y volví a caer.
Ese primer día (y sucesivos) estuvo súper cariñoso y hasta parecía que se había reformado un poco, como más centrado. Cómo os podéis imaginar la sobredosis de atención duró poco, al cabo de un mes aproximadamente ya estaba cancelando citas y desapareciendo durante días.
La segunda vez que quedamos en esta nueva etapa volvió a sacar el tema de ser pareja. Yo no lo he mencionado nunca, es un melón que ha abierto siempre él. Según él, no podíamos serlo porque aunque le pongo tanto, soy tan lista, tan increíblemente graciosa e inteligente, tengo “problemas”. Vamos, es obvio que tengo problemas de relación, lo puede ver cualquier observador avezado y éste es un experto en detectar víctimas propiciatorias, estoy convencida que no soy la primera ni seré la última.
La cosa es, si sabes que tengo problemas ¿para qué me tocas las palmas? ¿para alimentar tu ego? ¿para hacerme sufrir?
Para más inri, tiene una hija que ahora es mayor de edad pero que cuando nos conocimos tenía 13 o 14 años y por lo visto, sufrió un bullying bastante salvaje en el colegio por ser lesbiana, arrastra problemas psicológicos desde entonces de tal forma que después de tanto tiempo, sigue en tratamiento Teniendo una persona en casa con eso que llama “problemas” no sé como se recrea en este tipo de historias.
Yo le dije más de una vez que si no estaba interesado, dejábamos el asunto ahí y tan contentos. Él me contestaba “no, mujer es que estoy muy ocupado y tal”… un tío que ni trabaja, esa es otra, con el rollo de que se quedó en paro con más de 40 se supone que no encuentra nada, cuando nada que le ofrecen le viene bien, sobre todo, si interfiere con sus frenéticas actividades deportivas. Y no deja de menospreciar el trabajo de otros… que si vaya mierda de horario, que si qué peñazo coger llamadas…
Vaya, que la cosa fue cuesta abajo y sin frenos.
Tengo que reconocer que soy un poco obsesiva cuando me pongo y me causaba mucha ansiedad estar pendiente de que si me escribía, si no me escribía si quería quedar, si quedábamos si cancelaba con cualquier excusa peregrina…
Eso se me juntó con que me largan del trabajo de aquí a dos semanas después de año y medio mareándome… vamos que no estoy en el mejor de los momentos.
Le escribí un mensaje sobre este tema (el del trabajo) y me pareció que respondía con un sarcasmo… monté en cólera y lo puse a parir… Ejem, releyendo el mensaje me dí cuenta de que lo había interpretado mal, pero lo que le dije lo pensaba genuinamente. Él obviamente ni contestó, lógico, por otra parte…
Le pedí que me bloqueara en redes varias, porque soy consciente de que a la mínima que me dé el siroco le volveré a escribir y estaremos en las mismas.
Los primeros mensajes de “bloquéame” fueron más o menos por las buenas, tirando de algo de humor incluso, pero él no me bloqueaba. Me lo imagino disfrutando y alimentando su ego con la atención.
Al final, decidí apuntar a su línea de flotación y optar por lo bajuno y le envié un mensaje algo así como “te mereces que tu hija tope con alguien como tú”, en realidad fue algo más fuerte pero tampoco nos recrearemos.
Mano de santo, me bloqueó y hasta hoy…
Lo he comentado con algún amigo pero creo que ésta es la primera vez que expongo (incluso ante mí misma) la extended version. La verdad es que creo que lo que más me ha cabreado del tema es sentirme manipulada y tengo clarísimo que no seré la primera ni la última que caiga en sus redes.
¿Vosotras qué pensáis?