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Lo he pensado también, sino no sé para qué habría mencionado que está gorda.Me has recordado mucho a mí en lo obsesiva...solo que yo no podría tener 8 años en mi mente a alguien que no me resulta agradable físicamente. Supongo que todo te viene porque tienes complejo de gorda (sin ofender) y tener la atención de un hombre amante de las gordas te reafirma y cuesta de perder. Si a eso le sumas la labia...pues eso. 0 autoestima tienes...y que el rollo intermitente engancha mucho!!!
Sobre lo de su hija me parece una bobada, de esas cosas que se dicen sin pensar, no me avergüenza decir que yo cuando me siento herida por alguien importante soy MUY hiriente. Pero mucho, desde desear la muerte, cagarme en sus ancestros y lo que te puedas imaginar. Luego me arrepiento...y no lo siento de verdad (igual que tú no deseas el mal para su hija) pero la boca me pierde si realmente me hieres...no lo puedo evitar. Pero también te digo que para yo llegar a decir ciertas cosas también me han tenido que tocar mucho los huevos, pero mucho. Se me va la fuerza por la boca, luego no soy nadie...peor me parece la peña sibilina y su put* "comunicación asertiva" que no es más que hipocresía encubierta y después te clavan bien el puñal. He dicho.
Pues la cosa fue de la siguiente forma:La noche de Jalogūin salí con unas compis, en la conversación salió el tema tíos y volvió a mi mente (porque aunque me he acordado de él estos años tampoco ha sido una constante. Vivimos cerca, lugares comunes y supongo que la sensación de algo inacabado, pero vaya...). Volví a casa algo perjudicada y me dió por escribirle. Un hola qué tal, nada especial.Por la mañana, resulta que me había contestado (sí me pinchan, no me sacan sangre). Le dije que lo olvidase, que se me había ido la pinza, pero él insistió en quedar y de ahí a El Gran Desastre II y última parte.Si hubiéramos tenido una vida s*x*al para tirar cohetes, lo del chochito me cuadraría más. Pero el s*x* no fue nunca nuestra actividad estrella ni mucho menos. Hemos salido mucho, charlado mucho, hay que reconocer que es encantador
cuando quiere... Pero si nos hemos acostado una de cada cinco veces que nos hemos visto, ya es mucho.Sigo pensando que lo que le mola es ser el centro de atención, tener a las tías pendientes.
Pues la cosa fue de la siguiente forma:La noche de Jalogūin salí con unas compis, en la conversación salió el tema tíos y volvió a mi mente (porque aunque me he acordado de él estos años tampoco ha sido una constante. Vivimos cerca, lugares comunes y supongo que la sensación de algo inacabado, pero vaya...). Volví a casa algo perjudicada y me dió por escribirle. Un hola qué tal, nada especial.Por la mañana, resulta que me había contestado (sí me pinchan, no me sacan sangre). Le dije que lo olvidase, que se me había ido la pinza, pero él insistió en quedar y de ahí a El Gran Desastre II y última parte.Si hubiéramos tenido una vida s*x*al para tirar cohetes, lo del chochito me cuadraría más. Pero el s*x* no fue nunca nuestra actividad estrella ni mucho menos. Hemos salido mucho, charlado mucho, hay que reconocer que es encantador
cuando quiere... Pero si nos hemos acostado una de cada cinco veces que nos hemos visto, ya es mucho.Sigo pensando que lo que le mola es ser el centro de atención, tener a las tías pendientes.
Un día, en el que pillé un ligero pedo, me dio por escribirle de nuevo, francamente, no esperaba ni que me contestara y, si lo hacía, no fuera algo demasiado agradable.
Me voy a exponer ahora mismo de una forma en la que me da vergüenza, pero lo tengo que decir porque me huele que estás cayendo en lo mismo: Allá por el siglo II a.C, cuando era jovencita y tenía un mal de amores, intentaba buscarle lo peor de la esencia del susodicho para autoconvencerme de lo buenísima persona que soy y el partidazo que se estaba perdiendo.Pues la cosa fue de la siguiente forma:La noche de Jalogūin salí con unas compis, en la conversación salió el tema tíos y volvió a mi mente (porque aunque me he acordado de él estos años tampoco ha sido una constante. Vivimos cerca, lugares comunes y supongo que la sensación de algo inacabado, pero vaya...). Volví a casa algo perjudicada y me dió por escribirle. Un hola qué tal, nada especial.Por la mañana, resulta que me había contestado (sí me pinchan, no me sacan sangre). Le dije que lo olvidase, que se me había ido la pinza, pero él insistió en quedar y de ahí a El Gran Desastre II y última parte.Si hubiéramos tenido una vida s*x*al para tirar cohetes, lo del chochito me cuadraría más. Pero el s*x* no fue nunca nuestra actividad estrella ni mucho menos. Hemos salido mucho, charlado mucho, hay que reconocer que es encantador
cuando quiere... Pero si nos hemos acostado una de cada cinco veces que nos hemos visto, ya es mucho.Sigo pensando que lo que le mola es ser el centro de atención, tener a las tías pendientes.
Yo cuando era joven también tuve mi época así, pero tenia 16 xdMe voy a exponer ahora mismo de una forma en la que me da vergüenza, pero lo tengo que decir porque me huele que estás cayendo en lo mismo: Allá por el siglo II a.C, cuando era jovencita y tenía un mal de amores, intentaba buscarle lo peor de la esencia del susodicho para autoconvencerme de lo buenísima persona que soy y el partidazo que se estaba perdiendo.
Y el partidazo en efecto se lo estaba perdiendo, pero yo actuaba así porque me habían herido el ego.
Y lo veo igual porque te empeñas en que todo recaiga sobre él cuando la que le hablaste fuiste tú.
El tío podrá ser efectivamente un narcisista o buscar atención o lo que sea, o no. Eso no te quita a ti de tu responsabilidad sobre tus actuaciones.