Mi sensación es que al final tengo que dejarlo no porque yo no lo quiera si no porque fue un cabron y no ha sabido hacerlo bien después a pesar de yo perdonárselo. Lo dejo, que él descanse de mí y se libere de lo que hizo mal y su familia igual. Y yo a seguir curándome de mi duelo del bebé y mi duelo de pareja. Puede ser un pensamiento irracional, seguro, pero me martiriza primas. Yo fui la que más perdí de todo esto. Ahora mismo también me siento expuesta porque puedo no ser comprendida, pero os agradezco todo.
Es comprensible lo que compartes y cómo te sientes. De verdad.
Seguramente el tiempo te dé otra perspectiva que te ayude mucho a encuadrar todo esto de una manera más sencilla y menos martirizadora. Pero estás con las emociones al rojo vivo y el ego herido, y ahora es imposible que puedas entender todo el escenario de una relación tan larga con total ecuanimidad.
Creo que a lo mejor te ayuda intentar simplificar, al final lo dejas porque aunque le quieres, no te hace feliz y no te da lo que necesitas. Lo haces para ti, para tu bien, para tu vida y para ir a mejor. Porque eres adulta y asumes la realidad de que la relación no es lo que buscas. No se trata de ganar o perder, de fastidiar a nadie, no es una competición, ni el objetivo de una relación es aguantar amargada durante años para que el otro no se salga con la suya a costa de destruirte tú. Las relaciones son un lugar de alegría, descanso y apoyo, y si no lo son, estás en el sitio erróneo: y siempre ganas yéndote de ahí.