- Registrado
- 10 May 2023
- Mensajes
- 31
- Calificaciones
- 313
Tengo 44 años y llevo 12 sin mantener relaciones íntimas con nadie. Ni un beso, ni un roce. A lo mejor os parece muy rara mi historia pero la voy a contar con todo el detalle que pueda y si queréis que os amplíe algo, me preguntáis, porque necesito vuestra ayuda primas. Os leo desde que estabais en la otra web. Siento el tocho que va a ser casi como una novela de extenso pero si tenéis tiempo os lo agradezco no sabéis cuánto.
Nunca he tenido éxito con los hombres por ser poco atractiva y además soy INTJ, que para las primas que no os suene somos personas a las que interactuar con otra gente nos cuesta un montón, nos quita energía y sólo podemos sentirnos cómodos en un círculo muy cerrado. Así que ya veis, se une un físico que no entra por los ojos y una forma de ser nada sociable con el hecho de que es muy difícil que un chico me guste como para tener algo con él y se dé la casualidad de que a él le guste yo. La única ocasión desde 2011 hasta ahora había sido en 2015 pero él no me agradaba nada y le rechacé.
Y empiezo a explicaros lo de ahora. A mediados de febrero le hablo en Twitter a un chico al que había echado el ojo hace años por redes pero nunca le había dicho nada. Compartimos una afición de la que él sabe mucho, y le respondí a algo que puso. Me contestó muy amable y enseguida me abrió privado, y me sugirió que continuáramos en contacto en Instagram que era más cómodo. Yo deslumbrada porque aparte de simpático él es MUY guapo. Dos años menos que yo, cuadramos en edad y gustos, todo encaja.
Me agrega a Insta, me mete en la lista de Mejores Amigos y estuvimos hablando varios días salteados, porque aunque yo estaba emocionada con esta nueva ilusión que se abría, quería ser cauta y no agobiar en ningún caso. Un día hablando normal, le suelto un piropo y él empieza a ponerse más insinuante. A partir de ese día, él deriva la relación casi exclusivamente hacia el sesso, primera decepción para mí pues compartiendo aficiones pensaba que esa relación iba a poder dar para algo más. Pero lo acepto porque me digo a mí misma que aunque sólo fuera sesso, eso que me llevo.
Empezamos a intercambiarnos nudes, cosa que yo no había hecho jamás pero me encuentro muy cómoda con él y me gusta y me pone mucho. Llegamos hasta a tener dos videollamadas en las que la cosa llega a mayores, siempre con la promesa de repetir la faena cuando quedáramos para conocernos. Estas videollamadas por otra parte me quitan el miedo a no gustarle en persona, pues temía que yo le había atraído por el físico que mostraba en redes, diferente al real, pues son fotos muy maqueada, con filtros y poses en las que salgo favorecida. De cuerpo ahora estoy bien y más para mi edad, porque tras años de sobrepeso me tomé en serio la dieta y hago más deporte. Pero de cara me acerco más a la Padilla que a la Expósito por daros una referencia. Sin embargo, todo parece ir bien y de vez en cuando me habla de quedar pero no pone fecha.
Hasta que después de Semana Santa y sin que se haya aún concretado una cita, le recuerdo en un audio que estoy libre todos los findes porque ya cumplí el único compromiso que tenía. Me responde que está muy liado con el trabajo y después me escuchará. Eso es un lunes. Tarda horas en oír el audio y cuando lo hace no me responde. Martes. Miércoles. El jueves da una señal de vida y es para subir un Story muy elaborado, un vídeo que debe haberle costado tiempo editar, pero parece que ese tiempo no lo hay para dedicarme ni una palabra.
Es un chico que es guapo y lo sabe, por lo que gusta de subir Stories exhibiendo su rostro, pero en esos días tampoco lo hace. No me habla y yo no quiero tomar la iniciativa porque considero que el tonteo es cosa de dos y aparte sé que en su empresa tienen un encargo importante y puede estar agobiado. No hay Stories, no me dice una palabra, no deja ni un mísero like… ¿qué pasará?
—Lunes. Se cumple una semana sin que hablemos. Y como tengo ganas de ver al chico que me gusta, y dado que él no sube fotos nuevas, me meto en sus Stories destacadas. Y hay algunas que ya no puedo ver. No me salen las que tenía reservadas para Mejores Amigos. Descubro así que me ha quitado de la lista.
Una cosa es que por trabajo no tengas tiempo de decir nada, vale, lo puedo llegar a entender, he estado en la situación de currar muchas horas y días seguidos. Que no dejes ni un like, que es sólo un segundo, es más raro pero bueno. Que no te asomes a las Stories de la chica que te gusta, y ni siquiera al Feed para saber de ella, pinta mal. Aún así, hagamos acto de fe de que no tiene tiempo. Pero que me quite de Mejores Amigos, es una decisión que toma activamente porque no quiere que yo vea algo, sean fotos con otra chica o de excursión en alguna parte mientras a mí me tiene en stand by para vernos.
Leeréis esto y diréis con razón “Red flag, no le interesas, etc” pero es que en vez de un ghosting como tal, me sigue siguiendo en Insta, y eso me hace guardar esperanzas. Pienso: “a lo mejor hace esto para que no vea algo que me disguste y me enfade y me vaya, y poder mantenerme en el banquillo” o “lo mismo está probando con otra a la que había escrito antes que yo, y cuando se le acabe esa historia, que este no tiene pinta de ser de relaciones largas, llega mi momento”. Poneos siempre en la situación de que llevo más de diez años sin que nadie me toque un pelo y necesito, ya como ser humano, ese contacto, esa caricia, y trato de justificar lo que sea.
—Y en esas estamos cuando durante esa segunda semana sin vernos sufro un disgusto de salud que me hace ser consciente de lo frágil que es la vida. Estoy asustada y sensible. Lo escribo en un comentario de mi Feed, pero él, imagino que no lo lee. Llega el lunes y se cumple medio mes sin hablarnos, y ya rompo el hielo porque me parecía hasta de mala educación este silencio. Le saludo en plan “¿Cómo está la cosa por ahí?”. Y me dice que bien, pero vuelve con lo del trabajo, que está en medio de dos meses complicados. Le aclaro que no le he contactado en estas dos semanas porque intuyo que está muy ocupado y por no agobiar, y me responde cariñoso que yo le puedo escribir cuando quiera.
Hago referencia velada a mi problema de salud en un Story que por fin ve, será que al hablarle yo ha recordado que existo. ¿Me pregunta cuál es ese contratiempo al que me refiero? Qué va.
Otros tres días sin hablar. Y hago lo que no debía primis, me vais a querer dar de tortas pero estaba desorientada con esta actitud de él y necesitaba saber más… Y me puse a cotillear a las chicas que sigue. Y me hundo del todo. A algunas les ha estado dando like religiosamente estos días que “no tenía tiempo ni para sentarse”. A un puñado las tiene fichadísimas, y encima son super diferentes entre sí: una típica de bikini escueto y culo apretado, otra deportista semiprofesional, otra de 30 años pero cara aniñada, otra un poco mayor que yo de pelo largo, otra una gordita pero muy arreglada vestida, y si hay que juzgar cuál le gusta más por el número de likes, es una veinteañera sudamericana de estas muy bajitas, morena indígena, no muy mona y con ropa baratita, nada que ver con el glamour de la del bikini por ejemplo. Lo que me demuestra que, le gustan todas. De todas las edades, colores y tamaños. Y que yo he perdido mi posición en su ‘ranking’. No sé por qué, ni cuándo, ni hasta cuándo.
Este ninguneo me harta y por supuesto sin decirle nada de ese stalkeo que me avergüenza hasta a mí, le escribo en tono muy empático que si le sucede algo, que me lo puede decir, si ha perdido el interés, y que a mí me ha pasado algo con la salud que me hace querer vivir la vida y quedar con él en un futuro para pasarlo bien sin compromiso, pero sólo si él está en la misma onda. Me responde que sólo es que está reventado por el trabajo y me especifica de qué actividades se trata, añade que me habré dado cuenta de que no sube nada y afirma que por no poder, ni lee lo que escribe la gente. Me garantiza que sigue en pie lo de vernos. Y pregunta, ahora sí, qué me ha pasado, se lo explico y se sorprende, que no sabía nada, que me cuide, que si llega a saberlo me habría preguntado. Le doy más detalles de lo que me ocurrió pero eso ya no lo lee hasta la mañana siguiente (y eso que no era tarde). Y así sigo, escribiéndole día sí día no para que no se enfríe la cosa, más todavía quiero decir.
Uff chicas venía del subidón de autoestima de que después de tantos años se fije en mí alguien, que además se trate de alguien guapo y de que encima fuera por mi físico que es por lo que siempre me menospreciaban. Ahora paso de ese chute de seguridad en mí misma a estar comparándome con otras, buscando de comprarme ropa nueva más escotada y ajustada para atraer, aunque ya no sea a él, sino a los que vengan porque esto ya me ha fijado la idea de que eso es lo único que les gusta a los hombres…
La otra noche no llegué a dormir una hora entera pensando en todo esto. Me vuelvo a sentir poco atractiva, insuficiente, y cerca de recuperar complejos que con mucho trabajo había dejado a un lado.
Os doy un millón de gracias por leer un texto tan largo y cederme vuestro tiempo, necesito este desahogo, vuestras opiniones aunque sean duras y vuestras experiencias o las que conozcáis. Lo que sea que me sirva de ayuda por favor, no me esperaba que me fuera a sobrepasar tanto esta situación.
Nunca he tenido éxito con los hombres por ser poco atractiva y además soy INTJ, que para las primas que no os suene somos personas a las que interactuar con otra gente nos cuesta un montón, nos quita energía y sólo podemos sentirnos cómodos en un círculo muy cerrado. Así que ya veis, se une un físico que no entra por los ojos y una forma de ser nada sociable con el hecho de que es muy difícil que un chico me guste como para tener algo con él y se dé la casualidad de que a él le guste yo. La única ocasión desde 2011 hasta ahora había sido en 2015 pero él no me agradaba nada y le rechacé.
Y empiezo a explicaros lo de ahora. A mediados de febrero le hablo en Twitter a un chico al que había echado el ojo hace años por redes pero nunca le había dicho nada. Compartimos una afición de la que él sabe mucho, y le respondí a algo que puso. Me contestó muy amable y enseguida me abrió privado, y me sugirió que continuáramos en contacto en Instagram que era más cómodo. Yo deslumbrada porque aparte de simpático él es MUY guapo. Dos años menos que yo, cuadramos en edad y gustos, todo encaja.
Me agrega a Insta, me mete en la lista de Mejores Amigos y estuvimos hablando varios días salteados, porque aunque yo estaba emocionada con esta nueva ilusión que se abría, quería ser cauta y no agobiar en ningún caso. Un día hablando normal, le suelto un piropo y él empieza a ponerse más insinuante. A partir de ese día, él deriva la relación casi exclusivamente hacia el sesso, primera decepción para mí pues compartiendo aficiones pensaba que esa relación iba a poder dar para algo más. Pero lo acepto porque me digo a mí misma que aunque sólo fuera sesso, eso que me llevo.
Empezamos a intercambiarnos nudes, cosa que yo no había hecho jamás pero me encuentro muy cómoda con él y me gusta y me pone mucho. Llegamos hasta a tener dos videollamadas en las que la cosa llega a mayores, siempre con la promesa de repetir la faena cuando quedáramos para conocernos. Estas videollamadas por otra parte me quitan el miedo a no gustarle en persona, pues temía que yo le había atraído por el físico que mostraba en redes, diferente al real, pues son fotos muy maqueada, con filtros y poses en las que salgo favorecida. De cuerpo ahora estoy bien y más para mi edad, porque tras años de sobrepeso me tomé en serio la dieta y hago más deporte. Pero de cara me acerco más a la Padilla que a la Expósito por daros una referencia. Sin embargo, todo parece ir bien y de vez en cuando me habla de quedar pero no pone fecha.
Hasta que después de Semana Santa y sin que se haya aún concretado una cita, le recuerdo en un audio que estoy libre todos los findes porque ya cumplí el único compromiso que tenía. Me responde que está muy liado con el trabajo y después me escuchará. Eso es un lunes. Tarda horas en oír el audio y cuando lo hace no me responde. Martes. Miércoles. El jueves da una señal de vida y es para subir un Story muy elaborado, un vídeo que debe haberle costado tiempo editar, pero parece que ese tiempo no lo hay para dedicarme ni una palabra.
Es un chico que es guapo y lo sabe, por lo que gusta de subir Stories exhibiendo su rostro, pero en esos días tampoco lo hace. No me habla y yo no quiero tomar la iniciativa porque considero que el tonteo es cosa de dos y aparte sé que en su empresa tienen un encargo importante y puede estar agobiado. No hay Stories, no me dice una palabra, no deja ni un mísero like… ¿qué pasará?
—Lunes. Se cumple una semana sin que hablemos. Y como tengo ganas de ver al chico que me gusta, y dado que él no sube fotos nuevas, me meto en sus Stories destacadas. Y hay algunas que ya no puedo ver. No me salen las que tenía reservadas para Mejores Amigos. Descubro así que me ha quitado de la lista.
Una cosa es que por trabajo no tengas tiempo de decir nada, vale, lo puedo llegar a entender, he estado en la situación de currar muchas horas y días seguidos. Que no dejes ni un like, que es sólo un segundo, es más raro pero bueno. Que no te asomes a las Stories de la chica que te gusta, y ni siquiera al Feed para saber de ella, pinta mal. Aún así, hagamos acto de fe de que no tiene tiempo. Pero que me quite de Mejores Amigos, es una decisión que toma activamente porque no quiere que yo vea algo, sean fotos con otra chica o de excursión en alguna parte mientras a mí me tiene en stand by para vernos.
Leeréis esto y diréis con razón “Red flag, no le interesas, etc” pero es que en vez de un ghosting como tal, me sigue siguiendo en Insta, y eso me hace guardar esperanzas. Pienso: “a lo mejor hace esto para que no vea algo que me disguste y me enfade y me vaya, y poder mantenerme en el banquillo” o “lo mismo está probando con otra a la que había escrito antes que yo, y cuando se le acabe esa historia, que este no tiene pinta de ser de relaciones largas, llega mi momento”. Poneos siempre en la situación de que llevo más de diez años sin que nadie me toque un pelo y necesito, ya como ser humano, ese contacto, esa caricia, y trato de justificar lo que sea.
—Y en esas estamos cuando durante esa segunda semana sin vernos sufro un disgusto de salud que me hace ser consciente de lo frágil que es la vida. Estoy asustada y sensible. Lo escribo en un comentario de mi Feed, pero él, imagino que no lo lee. Llega el lunes y se cumple medio mes sin hablarnos, y ya rompo el hielo porque me parecía hasta de mala educación este silencio. Le saludo en plan “¿Cómo está la cosa por ahí?”. Y me dice que bien, pero vuelve con lo del trabajo, que está en medio de dos meses complicados. Le aclaro que no le he contactado en estas dos semanas porque intuyo que está muy ocupado y por no agobiar, y me responde cariñoso que yo le puedo escribir cuando quiera.
Hago referencia velada a mi problema de salud en un Story que por fin ve, será que al hablarle yo ha recordado que existo. ¿Me pregunta cuál es ese contratiempo al que me refiero? Qué va.
Otros tres días sin hablar. Y hago lo que no debía primis, me vais a querer dar de tortas pero estaba desorientada con esta actitud de él y necesitaba saber más… Y me puse a cotillear a las chicas que sigue. Y me hundo del todo. A algunas les ha estado dando like religiosamente estos días que “no tenía tiempo ni para sentarse”. A un puñado las tiene fichadísimas, y encima son super diferentes entre sí: una típica de bikini escueto y culo apretado, otra deportista semiprofesional, otra de 30 años pero cara aniñada, otra un poco mayor que yo de pelo largo, otra una gordita pero muy arreglada vestida, y si hay que juzgar cuál le gusta más por el número de likes, es una veinteañera sudamericana de estas muy bajitas, morena indígena, no muy mona y con ropa baratita, nada que ver con el glamour de la del bikini por ejemplo. Lo que me demuestra que, le gustan todas. De todas las edades, colores y tamaños. Y que yo he perdido mi posición en su ‘ranking’. No sé por qué, ni cuándo, ni hasta cuándo.
Este ninguneo me harta y por supuesto sin decirle nada de ese stalkeo que me avergüenza hasta a mí, le escribo en tono muy empático que si le sucede algo, que me lo puede decir, si ha perdido el interés, y que a mí me ha pasado algo con la salud que me hace querer vivir la vida y quedar con él en un futuro para pasarlo bien sin compromiso, pero sólo si él está en la misma onda. Me responde que sólo es que está reventado por el trabajo y me especifica de qué actividades se trata, añade que me habré dado cuenta de que no sube nada y afirma que por no poder, ni lee lo que escribe la gente. Me garantiza que sigue en pie lo de vernos. Y pregunta, ahora sí, qué me ha pasado, se lo explico y se sorprende, que no sabía nada, que me cuide, que si llega a saberlo me habría preguntado. Le doy más detalles de lo que me ocurrió pero eso ya no lo lee hasta la mañana siguiente (y eso que no era tarde). Y así sigo, escribiéndole día sí día no para que no se enfríe la cosa, más todavía quiero decir.
Uff chicas venía del subidón de autoestima de que después de tantos años se fije en mí alguien, que además se trate de alguien guapo y de que encima fuera por mi físico que es por lo que siempre me menospreciaban. Ahora paso de ese chute de seguridad en mí misma a estar comparándome con otras, buscando de comprarme ropa nueva más escotada y ajustada para atraer, aunque ya no sea a él, sino a los que vengan porque esto ya me ha fijado la idea de que eso es lo único que les gusta a los hombres…
La otra noche no llegué a dormir una hora entera pensando en todo esto. Me vuelvo a sentir poco atractiva, insuficiente, y cerca de recuperar complejos que con mucho trabajo había dejado a un lado.
Os doy un millón de gracias por leer un texto tan largo y cederme vuestro tiempo, necesito este desahogo, vuestras opiniones aunque sean duras y vuestras experiencias o las que conozcáis. Lo que sea que me sirva de ayuda por favor, no me esperaba que me fuera a sobrepasar tanto esta situación.