Libros, libros, libros

Brillante Basquiat: el legado al completo


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28/10/2018

Símbolo del Nueva York de los años ochenta, Jean-Michel Basquiat (1960-1988) inició su carrera a finales de la década de 1970 bajo el seudónimo SAMO y su voz personal no tardó en triunfar hasta exponer en galerías de todo el mundo.

Editado por Taschen, este nuevo libro sobre el artista reproduce sus pinturas, dibujos y esbozos más destacados en un formato a gran escala. La historiadora del arte Eleanor Nairne firma además un enayo sobre sus temáticas y evolución creativa.

"Cuando estoy trabajando no pienso en el arte", dijo Basquiat. "Intento pensar en la vida".
 
¿NO SABES QUÉ LEER DURANTE LA NOCHE DE BRUJAS?
El mejor Halloween literario: cuentos para aterrorizar a niños y adultos
Desde Edgar Allan Poe a Stephen King, pasando por Gustavo Adolfo Bécquer o H.P. Lovecraft, grandes maestros de la literatura han cultivado el género de terror

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El catálogo de historias para no dormir es infinito. (iStocks)


AUTOR
CULTURA


31/10/2018
Halloween es sinónimo de infundar miedo, ya sea siguiendo la tradición celta de usar disfraces para huir de los fantasmas durante la noche en que los muertos cobran vida o agarrados a la butaca. Pero nada supera a la imaginación, como siempre han sabido los grandes representantes de la literatura universal y, especialmente, los escritores capaces de confeccionar cuentos terroríficos para generaciones enteras de lectores.

Entre ellos se cuentan autores clásicos del género como Edgar Allan Poe o H.P. Lovecraft, y otros llamados a serlos como Stephen King. Los hay para todos los gustos y para todas las edades, prolíficos novelistas y maestros del relato corto. Desde El Confidencial hemos decidido centrarnos en este último grupo y recopilar los cuentos que harán temblar en la Noche de Brujas.

Para adultos
  • 'El gato negro' (Edgar Allan Poe) - "No espero ni pido a nadie que crea el extraño relato que voy a escribir", se excusa el narrador de uno de los relatos más espeluznantes de la historia. Pese a su brevedad, la obra maestra de Allan Poe consigue introducir al lector en el proceso psicológico de un un hombre que evoluciona paralelamente al devenir del animal.
  • 'El monte de las ánimas' (Gustavo Adolfo Bécquer) - Este tenebroso relato, que forma parte de la colección 'Soria', cuenta la leyenda de un joven llamado Alonso que intenta complacer a su prima durante la noche de los difuntos. El escritor sevillano mezcla con maestría el folclore con la trama histórica que enfrenta a los templarios con la nobleza.
  • 'Cuentos de amor, de locura y de muerte' (Horacio Quiroga) - 'La gallina degollada' o 'El almohadón de plumas' son algunos de los pavorosos relatos incluidos en la recopilación del uruguayo Horacio Quiroga, que demuestra una atracción patente por el sufrimiento y la muerte como temas centrales de sus obras.
  • 'La llamada de Cthulhu' (H.P. Lovecraft) - H.P. Lovecraft es, sin duda, uno de los grandes renovadores del relatio fantástico y buena prueba de ellos es el relato corto que narra por primera vez la aparición de Cthulhu, una deidad que daría pie a la enigmática mitología en torno a la cual se articula el resto de su composición literaria.
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Representación de Cthulhu. (Danilo Neira - Dibujando)


  • 'The Boogeyman' (Stephen King) - El máximo exponente del terror en la actualidad es Stephen King, que ya en 1973 publicó uno de los relatos más tenebrosos jamás concebidos. 'The Boogeyman', traducido al español como 'El Coco, se incluye dentro de la colección 'El umbral de la noche' y transcurre en la consulta del doctor Harper, un psiquiata al que acude Lester Billings para contarle cómo mató a uss tres hijos sin tocarlos: "Se los llevó el coco".
Para niños
  • 'Mortina' (Barbara Cantini) - Mortina es una niña zombi que vive en en Villa Decadente con su tía Angustias y su inseparable perro Mustio, que no sabe si está vivo o muerto. Le encantaría tener amigos de su edad, pero su tía se lo ha prohibido porque podría asusarles. La fiesta de Halloween es su única oportunidad para hacerlo.
  • 'Pupi y las brujas de Halloween' (María Menéndez-Ponte) - Pupi y sus amigos se han disfrazado para celebrar la noche de Halloween. Todo va de maravilla hasta que un murciélago empieza a perseguirles y, de pronto, aparecen en un bosque encantado lleno de brujas.
  • 'El pequeño vampiro' (Angela Sommer-Bodenburg) - Anton conoce a Rüdiger, un vampiro que le llevará a conocer criptas secretas, vuelos nocturnos y cementerios abandonados. Las aventuras que Anton siempre imaginó se hacen realidad ante el asombro de sus padres.
  • 'Isadora Moon en el castillo encantado' (Harriet Muncaster) - La madre de Isadora es un hada y su padre un vampiro. Ella tiene un poco de ambos y hace saber a sus compañeros de clases que los castillos encantados no asustan tanto cuando los conoces a fondo.
  • 'Halloween... ¡Qué miedo!' (Elisabetta Dami) - Gerónimo Stilton es el director de un periódico en la isla de Ratonia. Bajo este pseudónimo, la escritora italiana Elisabetta Dami ha popularizado las historias de un famoso ratón que, en esta ocasión, conoce a una misteriosa amiga que vive en un cementerio y conduce un coche fúnebre.
https://www.elconfidencial.com/cult...uentos-terror-allan-poe-stephen-king_1637404/
 
La naturaleza del escorpión
En numerosas ocasiones hemos escuchado que si se rodea a un escorpión con un círculo de fuego, acaba clavándose el aguijón a sí mismo, en un acto de dignidad. Pero la verdad es otra. Los escorpiones no se suicidan.

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Dos especies distintas de escorpión con los aguijones alzados. TIM FLACH GETTY IMAGES


MONTERO GLEZ
1 NOV 2018



Orson Welles, en su película Mr. Arkadin, propone un brindis no sin antes hacer referencia a una fábula atribuida a Esopo y que cuenta la historia de un escorpión que quiere cruzar el río. Para ello, el escorpión pide ayuda a una rana.

—No —dijo la rana—, no, gracias. Si dejo que subas sobre mí, podrías picarme y la picadura de un escorpión es mortal.

— ¿Dónde —dijo el escorpión—está la lógica de eso? Los escorpiones siempre intentan ser lógicos. Si yo te pico, tú te mueres y yo me ahogaría..

La rana quedó convencida y permitió al escorpión subir sobre ella. Pero, en medio del río, la rana sintió un terrible pinchazo y se dio cuenta de que el escorpión la había picado a pesar de todo.

—¡Lógica! —gritó la rana mientras se hundía, viendo que el escorpión se hundía también—. ¡ Esto no tiene lógica!

—Lo sé —respondió el escorpión—, pero es mi naturaleza.

Lo que nos viene a decir Gregory Arkadin es que el carácter del escorpión se manifiesta en su naturaleza y, por lo mismo, no puede librarse de ella cuando se trata de clavar su aguijón en el lomo de la rana. Científicamente, el escorpión realiza su picadura depositando veneno de efecto neurotóxico a través de su aguijón, situado al final de las cuentas de una cola que es lo más parecido a la espina de una rosa.

Por seguir con escorpiones y fábulas, hay otra leyenda muy común, que nos presenta al escorpión como un animal con instintos suicidas. En numerosas ocasiones, hemos escuchado que si se rodea a un escorpión con un círculo de fuego, el escorpión acaba clavándose el aguijón a sí mismo, en un acto de dignidad. Pero nada más lejos. La verdad es otra, ya que, los escorpiones al ser incapaces de regular su temperatura corporal, se deshidratan cerca del fuego y empiezan a mostrar convulsiones, arqueándose hasta la muerte. Por ello, parece que se clava el aguijón a sí mismo, convirtiendo su su***dio en una leyenda urbana, ya que, el aguijón no puede atravesar la armadura de su propio esqueleto y, de hacerlo, el escorpión sería inmune a su propio veneno.


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En el libro del biólogo Gerald Durrell titulado Mi familia y otros animales (Alianza), se nos presenta a un viejo pastor de Corfú, que cuenta a nuestro protagonista la historia de un muchacho, pastor también, que se fue de fiesta a un pueblo lejano. A la vuelta, embriagado, el muchacho se tumbó a dormir echándose a un claro entre los arrayanes pero, con tan mala suerte, que apareció un escorpión y le picó en una oreja. Según contaba el viejo pastor, el muchacho cayó muerto con la cabeza inflada “como si tuviera preñados los sesos”.


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Gerald y Lee Durrell con unos lémures. VANESSA MONTERO


Tal y como nos lo cuenta el viejo pastor en este libro autobiográfico de Gerald Durrell, la picadura del escorpión puede resultar mortal para el ser humano. La potencia de su veneno ha llevado a la sabiduría popular a buscar remedios contra su picadura. Tal y como nos cuenta Durrell, el mismo viejo pastor tiene un frasquito lleno de aceite de oliva, donde, suspendido por la densidad del líquido, se aprecia un pequeño escorpión con la cola curvada sobre su cuerpo. El cadáver del escorpión está rodeado de una bruma que no es otra cosa que su propio veneno. Según contó el viejo pastor a Gerald Durrell, un escorpión macerado en aceite de oliva sirve como antídoto para la picadura de otro escorpión. Se frota el líquido en el sitio donde ha picado y “no duele más que el pinchazo de una espina”.

Por lo mismo, los antiguos hombres de campo colgaban de los árboles tarros con escorpiones macerados en aceite de oliva, no sólo para utilizarlos contra la picadura del escorpión, sino también contra la de las abejas. El veneno de escorpión, además de servir para curar picaduras, se ha utilizado como remedio en la farmacopea antigua para combatir molestias en las vías urinarias a la hora de eliminar los desechos nitrogenados del metabolismo.

Sin ir más lejos, en la quinta edición de la Farmacopea Española, editada por la Imprenta Nacional, en Madrid, en 1865, aparece la preparación farmacéutica del "Aceite de Alacranes" cuya receta consistía en macerar los alacranes en aceite, a los que se añadía un poco de agua; luego se calentaba la mezcla al fuego para así evaporar la humedad y se pasaba por un lienzo para filtrarla. De esta manera, el resultado servía para aliviar los problemas de las vías urinarias. Dicho todo esto, brindemos ahora por la naturaleza fabulosa del escorpión.


https://elpais.com/elpais/2018/10/30/ciencia/1540889056_522104.html


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La historia de El Sacamantecas, en una novela de Julio Corral San Román

20MINUTOS.ES


Tras 15 años de investigación, se publica 'Locos que no lo parecen: la verdadera historia del Sacamantecas'. Este asesino en serie aterrorizó a los habitantes de Vitoria en el siglo XIX.


Portada de 'Locos que no lo parecen: la verdad historia del Sacamantecas', de Julio Corral San Román EDITORIAL GUANTE BLANCO

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A finales del siglo XIX, un asesino en serie que ha pasado a la posteridad como El Sacamantecas aterrorizó a los habitantes de Vitoria. Se han difundido muchas leyendas en torno a este enigmático personaje, muchas de ellas inventadas, pero nunca se había contado su historia completa. Ese ha sido el reto de Julio Corral San Román (Madrid, 1969), investigador y escritor afincado en Álava que se ha centrado a lo largo de su carrera en desentrañar misterios, enigmas y curiosidades históricas como, por ejemplo, las del pueblo burgalés (supuestamente maldito) de Ochate. Para contar los asesinatos que cometió Juan Díaz de Garayo, El Sacamantecas, Julio Corral ha llevado a cabo una investigación de 15 años que culmina en Locos que no lo parecen.

La verdadera historia del Sacamantecas (Editorial Guante Blanco). Su punto de vista es el del psiquiatra José María Esquerdo, perito médico que se entrevistó en varias ocasiones con el criminal. Datos inéditos sobre el asesino y sus víctimas El libro nos descubre a un asesino “necrófilo, misógino y cruel, muy distinto del que se nos había mostrado”, explica su autor. En sus páginas aparecen datos desconocidos hasta ahora como los nombres y circunstancias de todas sus víctimas, que no habían trascendido antes. Corral ha tratado de “ser fiel a los hechos que ocurrieron y dar a conocer la realidad, obviando todas las leyendas que se han tejido a lo largo de estos 130 años”, aunque reconoce que para plasmarlos se ha tomado “ciertas licencias literarias”. Editado el 17 de septiembre por Guante Blanco, el libro se presenta este viernes 2 de noviembre, a las 19.00 h, en la librería Nakama Lib (Calle Pelayo, 22) de Madrid.


https://www.20minutos.es/noticia/3481594/0/el-sacamantecas-novela-julio-corral/
 
Carlos García Miranda: "La gran novela de terror es haber olvidado qué es la sociedad"

ÁLVARO MACÍAS 02.11.2018



El escritor homeajea a Stephen King mezclando miedo y tecnología en 'El club de los lectores criminales'. "Vivimos en un mundo donde leer no puede ser una prioridad, pero ningún libro maleduca". "La tecnología tiene un porcentaje de horror: la sensación de compañía cuando hay soledad".


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El escritor, guionista y columnista de 20minutos, Carlos García Miranda. JORGE PARÍS


No rehuye ningún tema. Lógico: es escritor, guionista y columnista de 20minutos. Carlos García Miranda necesita que conocer la sociedad, causa y solución de su oficio. Porque escribir es tener algo de miedo. Y en su próximo libro, El club de los lectores criminales (Cross Books), se cuestiona desde el tecnoterror hasta el paso generacional, sea esto o no un cliché. La primera pregunta es obligada: ¿por qué homenajear a Stephen King? Pues porque es el maestro del terror. Todas las novelas que he hecho han sido homenajes a otros libros, películas. Funciono construyendo historias de esa manera, que es algo muy de mi generación. Y al construir esta, que quería que fuera una novela sobre novelas de terror, mi fuente tenía que ser Stephen King.

Creo que tiene ochenta y tantos libros del género. Carrie fue de las primera novelas juveniles que leí de forma más adulta e incluso parte de la estructura es similar. En la propia novela juega con que hay siempre admiradores acérrimos y detractores a mansalva. No deja indiferente. Pero sucede mucho con el terror: o lo amas o lo odias. Y más en literatura. En las películas está clarísimo: hay quienes acaban en el género porque es casi un evento ver cine así, creando una atmósfera y bajas las persianas, apagas las luces y en la oscuridad, el susto, el abrazo, las risas. Pero en los libros estás tú solo.

El género de terror, en literatura, suele estar denostado, pero en cambio en el cine siempre está de moda. Sí. Muy pocos autores se atreven con él, Ese debate: ¿qué pasa con el terror? ¿Realmente no tiene su lugar en las librerías? Es cierto que se trata de un género o lleno de tópicos o que lo tiene todo por descubrir. Y es muy fácil caer en el cliché. En cine, ni te cuento, pero en literatura es mucho más evocador. Porque no es igual dos horas para crear la tensión que 300 páginas.. Mantener ese pulso cada capítulo, que te has ido a trabajar, que vuelves, requiere mucho cuidado. Ahí está Stephen King, que en todas sus obras consigue asustar... bueno, no siempre lo consigue [risas]. No se puede salvar de los clichés si lo que hace es un homenaje. ¿Hay que renovarlos? Exactamente.

En el cine el que lo hizo de manera más efectiva fue Kevin Williamson, con Wes Craven, en Scream, que pusieron todos aquellos tópicos en la pantalla, verbalizándolos ante el espectador. Y consiguieron asustar. Las primeras páginas del libro precisamente hablan de eso: esto está lleno de tópicos, sabemos adónde vamos. Lo mejor que podemos hacer es jugar. Una novela de terror puede funcionar como una montaña rusa. De hecho empieza el libro con una cita de Scream. Fue una revolución, le dio la vuelta al género, lo volvió autoconsciente. Todos estamos ya muy espabilados, sabemos qué es lo que va a pasar. Pero lo que hizo Scream al decírselo al espectador directamente lo he intentado también en este libro. Eso suena algo pretencioso [risas]. ¿Hace falta autocrítica? Antes hace falta que haya más novela de terror. Y luego ya sí, nos criticaremos. Es un género que está ahora mismo tan desaparecido, que vas a las librerías y están Stephen King, los clásicos y muy pocas novedade. Y en este caso, que es un crossover juvenil-adulto, ni te cuento.

Desaparecido. Igual dos títulos. No nos atrevemos a hacer terror puro, siempre lo mezclamos con otros géneros. Supongo que el mercado editorial tiene que hacer esa autocrítica. Y los autores. Quizá hasta sea cliché que el mercado editorial no apueste por gente nueva. Es muy complicado hacer una apuesta nueva. Una apuesta segura la van a recuperar. El mercado editorial, creo, por cada dos apuestas seguras, saca una que no lo es tanto y así se sostiene. Un equilibrio. En su libro hay algo de crítica hacia los booktubers, a las colas masivas en la Feria del Libro. ¿Resignación, quizás? Debería haber un conocimiento del mecanismo editorial que requieren ciertos superventas en la Feria del Libro para que otros autores menos famosos puedan publicar. Sacar un libro es muy laborioso y todos soñamos con tener después colas que reconozcan nuestro trabajo. No siempre se consigue. ¿Se consigue si tienes seguidores? Tampoco.

Yo he estado al lado de famosos a los que iban a darles dos besos y hacerse una foto. El libro no se lo llevaban. En cualquier caso, hay espacio para todos. Los lectores de unos y de otros son diferentes, ni mejores ni peores. Es raro que el lector del libro del famoso le esté robando lectores a una última novedad. No se roban lectores. Todos esos fenómenos editoriales son necesarios porque el mercado ha sufrido un golpe muy duro en la última década: la piratería, los teléfonos móviles, una sociedad en la que leer ya no puede ser una prioridad. Y se venden menos libros. Aunque paradójicamente se publican muchos más. ¿Se educa al lector? No sé si educas al lector. Hay muchos gustos y muchos tipos de lectores. Y todos merecen su respeto. Ningún libro maleduca al lector. El mero acto de leer ya es tiempo bien invertido.

Es curioso que todo empiece por un intento de venganza ante un acoso sexual de profesor a alumna. El #MeToo, ¿no? No era la intención. En el terror las mejores protagonistas suelen ser mujeres, las scream queen, y parte de los motivos de los asesinos suelen ser sexuales. El s*x* siempre está presente en una novela de terror, en la atmósfera. Sea porque se practica o lo contrario. Y lo que eso conlleva. Me parecía un buen detonante el incluir un acoso sexual porque además está en la sociedad y eso sí es realmente acongojante. Los terrores reales. Cintas como It follows, han subvertido el tema del s*x* desde dentro. Es muy complicado. Pocos salen con vida de ese intento. He intentado no meterme en ese berenjenal. Es un tema que está tan a fuego que superarlo es muy difícil. ¿Qué ejemplos hay? El cliché que decíamos. La virginidad sobrevive; si transgreden la norma, mueren.

Siempre hay ese subtexto en el terror. Hablando de una sociedad religiosa. Claro, claro. ¿Y de qué forma se unen o se desvinculan terror y religión? ¡Puf! [Risas] Supongo que el género de terror siempre han sido advertencias, avisos de "si haces esto, acabarás mal". Ahí está Caperucita: si vas al bosque sola, igual te come el lobo. El folclore popular. Teniendo en cuenta que tenemos una historia tan ligada a la religión, creo que esta ha utilizado algunos de estos cuentos para enlazar sus mensajes. ¿La religión no es algo terrorífico? No. Desde luego hay cosas terroríficas en la Iglesia, como son los abusos sexuales, pero no diría que la religión sea terrorífica. Su novela la protagonizan adolescentes de hoy. Lo del cambio generacional...
Yo escribo como adulto que soy y como adolescente que fui. Escribo desde la nostalgia. Trato de darle a adolescentes mi generación un nuevo entorno más digital y contemporáneo. Y no creo que haya tantas diferencias entre una generación y la siguiente porque los conflictos siguen siendo los mismos. La adolescencia va de descubrir qué voy a ser. La dudas siempre son quién soy, a dónde voy y con quién quiero ir. Eso ocurre siendo un adoelscente en los noventa como lo fui yo o siendo de la generación millenial. La generación Z en tu libro. Obviamente el mundo ha cambiado y los medios que tienes a tu alcance son diferentes. A lo mejor yo tenía Messenger y ahora es WhatsApp, pero siguen siendo las mismas preguntas. No hemos cambiado tanto. Esto depende del contexto. Los adolescentes siguen teniendo la parte estupenda del ímpetu por rebelarse y yo recuerdo que éramos muy parecidos. Lo que pasa es que ahora hay Twitter para contar que estás cabreado y que vas a tratar cambiar el mundo.

Que es uno de los principios de la adolescencia o debería serlo. Ahora hay más voz. Antes tenías que esperar a hacerte mayor para conseguir esa altavoz. Y ahora lo puedes tener mucho antes. Eso ha cambiado, pero la adolescencia sigue y debe seguir siendo reivindicativa. Pero si se ha sido joven y se comprende esa rebelión, ¿por qué no se atiende, no se respeta o se menosprecian las ideas de los adolescentes de hoy? ¡Buf! A ver... Yo critiqué el mariconez, por ejemplo [Risas]. No creo que se trate de no respetarlo. Según cumplimos años nos vamos haciendo más conscientes de la realidad de las ideas con las que hemos ido creciendo. Hay veces que esas ideas estaban equivocadas y hay veces que estaban acertadas.

Lo que sí suele ocurrir es que son más moderadas. Porque la vida te convierte. Que haya un menosprecio, no lo creo para nada. En ocasiones falta llegar a un acuerdo. Las cosas hay que hacerlas conjuntamente las generaciones, con respeto desde un lado y desde el otro. Todo se hace muchísimo mejor si nos mezclamos, pero si vamos por separado... Entonces, ¿qué teme una generación de la siguiente? Que le destruyan los cimientos o que no le dejen construir el edificio sobre esos cimientos, porque los cimientos no suelen ser suyos. Vivimos en una época en la que la juventud se premia por encima de la experiencia, sobre todo en lo laboral. [Risas] ¿No lo ves, no? Yo creo que sí, creo que entre alguien de 45 años y otro de 25, nos quedamos con el de 25. También estoy hablando desde donde yo lo veo, una generación anterior a la tuya, que también lo hemos tenido muy jodido. La crisis nos pilló justo cuando estábamos tomando decisiones, en el momento de dejar de ser becarios. Estábamos empezando a construirnos en una realidad laboral más estable y de repente nos enviaron de nuevo a la casilla de salida. Ahí hubo que volver a esa posición. Tenemos mucho en común nuestras generaciones.

Su novela la protagoniza aquella que se ha criado desde un comienzo con las redes sociales. ¿Buscaba romper el estereotipo? Sí. Ahora cuando construyes una historia, no puedes obviar la realidad. Por ejemplo, yo fui guionista de la serie El internado. Con redes sociales, la serie no hubiera sido. En seguida alguien preguntaría "¿Dónde están los malos?", miraría una story y ya está. Para construir género de terror sin redes sociales tienes que irte a otra época. Y luego hay una parte que me gusta explorar un nuevo lugar que es el tecnoterror, como lo que hace Black Mirror. Hasta dónde nos pueden llevar las tecnologías, que los asesinos nos puedan acosar a través de Internet y de forma pública y la gente piense que es una broma, que es lo que ocurre en parte en el libro. Creo que las redes sociales tienen mucho de positivo, pero hay un porcentaje de horror: la sensación de compañía cuando en realidad hay soledad. Creo que las novelas de terror deben hablar de los terrores de su tiempo. ¿El terror es un espejo de la sociedad? Claro que sí. No es casualidad que La profecía hablara de un niño poseído y haya referencias a la Casa Blanca al final y la llegada de Nixon. O ahora mismo, el revival del género zombi llega cuando la crisis, hablando de la voracidad del capitalismo. O la moda de los payasos asesinos en 2016 que coincide con la llegada de Trump al poder. El terror es la Casa Blanca [risas]. Pero a día de hoy creo que la sociedad teme la tecnología.


La ambienta en la Complutense. ¿La Rey Juan Carlos era mucho lío? [Risas] Bueno, es que ahora mismo la Rey Juan Carlos tiene sus cosas terroríficas. Pero como escenario, en la Complutense hay mucha más niebla. Son edificios antiguos, una universidad con historia, está aislada, llena de senderos. Un escenario estupendo, hasta las farolas parece que dan menos luz y siempre hace un grado menos. Pero vamos, que en la Rey Juan Carlos también ocurre cada cosa... ¿Cuál cree que es el cliffhanger de la cultura de hoy? ¡Ostras! El que tú lo puedes hacer. Ese famoso Do it yourself. Se ha vuelto mainstream y todos creemos que lo podemos hacer, que podemos conseguir desarrollar un producto cultural. Esto es bueno, pero tiene una parte negativa: no todo el mundo puede y no pasa nada.

No eres mejor ni peor persona. ¿La realidad siempre supera a la ficción? Ayer vi una película y me decía que hemos conseguido que los nazis y lo que ocurrió parezca ficción. Cuando algo da pavor en la realidad lo convertimos. Es la base de la construcción de los mitos: se desdibuja la realidad hasta dotarla de ficción y al final no puedes creer que ocurriera. Se nos olvida que puede ser peor. Y de eso tienen culpa libros, películas, medios y, desde luego, la mente humana, que tiende al olvido. ¿Con qué tema de la actualidad real se podría hacer la mejor novela de terror? Con Donald Trump. Estoy un poco obsesionado con él: me parece lo más terrorífico que nos ha ocurrido en mucho tiempo. No mata directamente. Deporta, pone muros, la gente que insulta, el odio que despierta su ultraderecha, a la que están llamando ahora neopopulismo, el alt-right: si tiramos de esos hilos a lo mejor sí que hay muertes en los extremos.

A mí me parece aterrador: gran parte del mundo depende de lo que ocurra en EE UU y está habiendo una especie de contagio. Y mundialmente va a pasar factura. ¿El payaso de nuestro tiempo es el odio? Antiguamente, el motivo de los asesinos en el género era la venganza, y detrás el odio, pero ahora es el poder. No tenerlo genera el odio. Cuando hablamos de cómo hemos llegado hasta esta situación de Trump y sus colegas, como en Brasil Bolsonaro, lo que hay es miedo a quedarte sin nada. Y no me importa el que tengo al lado. La gran novela de terror es que hemos olvidado qué es la sociedad. Se están repitiendo clichés malos y de los que no se parodian, porque si los parodias a lo mejor acabas en la cárcel. Columnista, guionista y escritor, ¿con qué se quedas? Con todo porque tengo que pagar el alquiler, que me lo han subido [Risas]. No son excluyentes.


https://www.20minutos.es/noticia/34...s-criminales-novela-terror-sociedad-olvidado/
 
MAESTRO DE EDITORES
Robert Gottlieb: "No me arrepiento de haber rechazado 'La conjura de los necios'"
Ha sido uno de los mejores editores del siglo XX: sin él quizá nunca hubiéramos conocido a John Le Carré, Salman Rushdie, Edna O’Brien, Toni Morrison, Cynthia Ozick...


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El editor Robert Gottlieb


AUTOR
PAULA CORROTO
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03/11/2018
Con quince años, Robert Gottlieb (EEUU, 1931) leyó ‘Guerra y paz’ en un maratón de catorce horas. Era sólo el preludio de la profesión que marcaría su vida: fue uno de los mejores editores de la segunda mitad del siglo XX. Porque sin Gottlieb quizá nunca hubiéramos conocido a John Le Carré, Salman Rushdie, Edna O’Brien, Toni Morrison o Cynthia Ozick. Primero en Simon & Schuster, años más tarde en Knopf y finalmente en The New Yorker, este neoyorkino es el principal responsable de la literatura anglosajona que conocemos. Ahora, a sus 87 años ha desvelado sus trucos, secretos y múltiples anécdotas en su jugosa autobiografía 'Lector voraz' (Navona, 2018), publicada hace dos años en su versión original.


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'Lector voraz'


Por sus páginas pasan numerosos escritores, pero también músicos como Bob Dylan –le editó su libro de canciones- y estrellas como Lauren Bacall –trabajaron juntos en su autobiografía-. El tono es muy amable, apenas hay malas palabras para nadie excepto algunos como Rushdie o Katherine Hepburn, a quien tacha de enormemente egocéntrica. Con Gottlieb, que no ha dado muchas entrevistas en su vida, se podría hablar durante horas, pero el teléfono limita el tiempo.

PREGUNTA: En el libro cuenta muchas anécdotas como el rechazo del manuscrito ‘La conjura de los necios’ de John Kennedy Toole. Y no se muestra arrepentido. Quizá otro editor no lo diría…

RESPUESTA: Bueno, yo intenté ayudar a John con este libro durante varios años. Al final, él estaba más y más angustiado y no trabajamos más juntos. Yo pensaba que su conducta era bastante perturbadora. Él era agradable, pero tenía una personalidad enfadada con su madre que estaba loca, por lo que al final la cosa no fue bien. Finalmente el libro encontró salida en la University Press de Luisiana porque ninguna editorial comercial lo contrató. Y yo creo que hice bien, porque muchos años después lo volví a leer y puse las mismas objeciones al libro que había puesto años antes.


No me sorprende que 'La conjura de los necios' ganara el Pulitzer porque hay buenos libros que lo ganan... pero también malos

P: ¿Y no fue una sorpresa para usted que ganara el Pulitzer?

R: No, porque hay buenos libros que ganan el Pulitzer y malos libros que ganan el Pulitzer. Lo de los premios, ya sabe usted, es una cosa extraña. Lo que ocurrió es que para aquella época era un libro bastante anti-stablishment, tenía un cierto tipo de humor negro, era algo muy popero. Era una persona muy exigente. No era mala persona, era un buen chico, pero a veces llegas a un punto en el que no puedes continuar. Y nosotros llegamos a ese punto.

P: Usted ha editado los libros más conocidos de Doris Lessing, Toni Morrison, John Cheever, John Le Carré, Salman Rushdie… ¿Cuál es el secreto para editar un buen libro?

R: Que realmente te guste. La labor de editar, desde mi punto de vista, es hacer público el entusiasmo que sientes por un libro. Y yo me siento muy afortunado como editor porque me gustan muchos tipos diferentes de libros. Me puede gustar Doris Lessing y también me puede gustar Michael Crichton, me puede gustar Toni Morrison y John Le Carré. Cuando trabajé para Knopf mi idea es que sólo debíamos publicar lo mejor en cada categoría. Yo publiqué muchos libros de John Le Carre, pero también de Len Deighton, otro de los más famosos autores de libros de espías. Nunca encontré una razón para hacer diferenciaciones entre los libros.



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Robert Gottlieb


P: Usted ha dicho muchas veces que como editor no le gustaba demasiado ‘meter mano’ en los libros, que no hay tanta necesidad de ‘reescribir’.

R: Bueno, depende de los libros. Hay libros que no necesitan ningún tipo de reescritura y sólo necesitan algunos reajustes técnicos superficiales. Pero yo creo que lo más importante es cuando sientes que tienes que hacer unos cambios, ya sea en el argumento o que se inicie de una manera más interesante. Y a veces puede ser mucho y otras veces, poco, depende de cada caso. Y luego también es diferente con cada escritor. Hay escritores que adoran el proceso editorial. Les encanta volver a repensar el libro.

P: Como John Le Carré, según cuenta en su libro.

R: Sí, sí. A él le encantaba cuando yo le hacía una sugerencia y también le gustaba encontrar soluciones o decir que quizá se necesitaba más de esto o aquello. Y él se sentía muy feliz de ir y hacerlo. Por ejemplo, Joe Hellen, el autor de 'Trampa-22', era también un gran editor. Tenía una gran mente editorial. Le encantaba trabajar conmigo en el texto y cuando yo encontraba un problema empezábamos a trabajar juntos. Éramos como dos cirujanos trabajando en el misma persona. El no tenía ningún tipo de ego para estar a la defensiva. No importaba quien diera con la solución a las preguntas. Otros escritores, como Doris Lessing, a quien quise mucho y fui muy cercano hasta que murió, no le gustaba nada el proceso editorial. Sólo le interesaba saber qué es lo que había que hacer. Por tanto, lo que tienes que hacer es tratar con cada una de las personas. Luego estaba Toni Morrison, que es editora. Y ella es muy responsable a la hora de editar y repensar porque ella entiende el proceso. Cuando hay gente que se ofende no es divertido trabajar en el libro.

Hay libros que te llegan con el título perfecto y otros sin título o con títulos muy complicados o muy estrafalarios

P: Eso es difícil porque esta es una profesión plagada de egos.

R: Sí, eso es cierto. En muchas profesiones. Pero la cosa es: uno no debe ser editor si no es sensible a las necesidades y temperamentos de tus autores. Editar supone un ejercicio de simpatía hacia aquello que estás leyendo. Y no es que quieras hacer otra cosa con el libro sino que quieres hacerlo mejor de lo que es. Y los escritores tampoco son idiotas, aunque algunos estén un poco locos. Ellos entienden, a su modo, cuando se está trabajando con ellos. Como editor tienes que tener la fortaleza mental de decir lo que piensas, pero también tienes que adecuarte psicológicamente.

P: ¿Ha cambiado usted muchos títulos? Como dice en el libro, el título es fundamental para llegar al lector.

R: Bueno, hay libros que te llegan con el título perfecto y luego hay otros que directamente no tienen título. Y luego hay otros que llegan con títulos muy complicados o que no tienen significado con el libro o son muy estrafalarios. Por ejemplo, los libros de Doris Lessing llegaban siempre con sus títulos y siempre discutíamos cambios. Michael Crichton siempre traía el título apropiado. El título de 'Un espía perfecto', de John Le Carré lo encontré yo. No recuerdo si el libro tenía ya título o si no servía pero lo encontré en el texto. Por tanto, es diferente según cada caso. Hay algunos libros en los que es muy, muy difícil encontrar el título porque el libro ya es de por sí complicado. Y luego hay otros libros en los que es muy fácil. O los autores dan con el título y ese es el que se queda. En el mundo de la edición nunca nada es lo mismo, excepto en la literatura de género porque ahí lo importante no es el título, sino el autor. La gente lo que quiere es lo nuevo de Danielle Steel, pero no están pensando en el título porque lo que quieren es leer a esa persona. Otra cosa es la no ficción. Uno de los libros más famosos que yo edité fue la biografía de Katherine Graham, la dueña del Washington Post. Ese libro no tenía un título y lo necesitábamos. Y yo encontré el título y recuerdo explicárselo. Esto fue mucho antes de Amazon. Y nadie hubiera entrado peguntando por el título porque lo que se buscaba ‘Yo quiero el libro de Katherine Graham’ . Lo mismo me ocurrió con el libro de Bill Clinton. Yo sabía el título que quería, que era muy sencillo: 'My life'. Porque eso es lo que la gente buscaba de Clinton. Lo que buscaban era una biografía en el que él contara la historia de su vida. Pero en cualquier caso nadie entraría en un libro buscando 'My life', sino el libro de Bill Clinton. Por tanto, a veces destacar el nombre del autor es mucho más importante que el título de un libro.



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Bill Clinton - 'My life'




P: En su época hubo editores como Michael Korda o André Schiffrin. ¿Piensa que la era de los grandes editores ya no existe?

R: Ah, todo el mundo piensa siempre eso… También en la época en la que yo trabaja en Knopf a finales de los sesenta y en los setenta. Alfred Knopf pensaba que hacía treinta años que había sido la época dorada. Es decir, toda generación piensa que la generación anterior ha sido la de la época dorada de tal o cual cosa. Pero yo todavía veo a jóvenes colegas que están trabajando muy duro con los escritores. Es siempre el mismo proceso. La edición ha cambiado porque la tecnología ha cambiado pero el proceso de editar en sí no ha cambiado.

P: Ya, pero ahora existen nuevos agentes como Amazon que están removiendo la industria.

R: Quizá… La industria editorial hasta cierto punto ha sufrido cambios, pero el proceso sigue siendo el mismo: el escritor escribe, el editor edita y la editorial publica Yo fui afortunado porque en el tiempo en el que yo trabajé en la época en la que yo trabajaba existía el chief editor (editor) y el Publisher (el publicador, el dueño de la editorial). Yo no tenía que pensar en otra gente para convertir mi trabajo en rentable. En una buena editorial de hoy en día la estructura es algo diferente. Un buen editor (el dueño, CEO de la editorial) da la confianza a sus editores y así es como una gran editorial puede mantenerse fuerte. Tienes seis, siete, diez editores con diferentes intereses y diferentes fuerzas, y eso mantiene una editorial saludable. Hay pequeñas editoriales que no tienen eso y se centran en una buena línea de poesía… Mi naturaleza fue la de trabajar en diferentes cosas porque me interesaban cosas muy distintas.

Carmen Ballcels era una mujer muy divertida, muy temperamental, implacable

P: Quizá lo que sí que ha cambiado es el público lector.

R: No, no lo creo. Es una cuestión de números, en parte porque con Amazon y otros es mucho más fácil para la gente conseguir libros, también la población ha aumentado y quizá, aunque la población de gente que lee libros es más pequeña, en muchos casos es más grande el número de libros que se venden. Un escritor que en 1960, con un buen libro, vendía 20.000 libros, eso era bueno. Hoy, un libro de las mismas características, vende 60.000 copias. Por tanto, llega a más gente porque la distribución es más eficiente.

P: Por cierto, ¿cómo fue su relación con Carmen Balcells?

R: Bueno, era una mujer muy divertida, muy temperamental, implacable. Yo sólo la vi un par de veces y me gustó mucho. No obstante, yo no tenía relación con los editores europeos. Por ejemplo, nunca fui a la Feria de Francfort. Tenía a gente maravillosa que iba por nuestra editorial. Con Inglaterra era diferente. Estudié en Cambridge y tenía muchos amigos allí, editores, agentes, escritores… Iba tres o cuatro semanas a Inglaterra cada año… Por tanto nunca tuve una relación continuada con Carmen Balcells. Sólo una vez nos tratamos por Gabriel García Márquez y tampoco puedo recordarlo mucho porque fue hace mucho tiempo, pero sí puedo decir que trabajaba duro para sus autores… pero creo que a la gente le gustaba. Creo que ella lo hizo muy bien porque consiguió muy buenos contratos para sus escritores.

P: ¿Qué piensa de la literatura que se publica actualmente?

R: Creo que ahora mismo es muy saludable en todo el mundo. Y, por ejemplo, por fin, cada vez se traducen más libros al inglés. Fuimos un país muy cerrado durante mucho tiempo. Una de las razones es que tenemos para que ahora sea más saludable es que tenemos pequeños editores dedicados a ello como la Pushkin Press y hay muchas editoriales así desde hace treinta años. Ahora cuando leo el Publisher Weekly, hay cuatro o cinco libros que son traducciones de cualquier parte del mundo. En Knopf nosotros siempre publicamos libros japoneses porque teníamos cierta conexión, pero también del francés, alemán, italiano, pero de otras partes no, y eso sí está cambiando


https://www.elconfidencial.com/cultura/2018-11-03/robert-gottlieb-editor-the-new-yorker_1638756/
 
Mi última lectura. La recomiendo a todo aquel a quien le guste la historia novelada.
Trata de la vida del archiduque Luis Salvador de Austria-Toscana, sobrino favorito de Sissi. Es una novela escrita en catalán. Me ha parecido muy bien escrita y bastante amena.


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LIBROS RECOMENDADOS DE LIBROTEA

Los mejores libros de humor de la historia


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Wilt no se aclara


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Nacido en Inglaterra en 1928, goza de la merecida reputación de ser "el novelista más divertido de nuestros días" (The Times). En Anagrama se ha publicado la totalidad de su obra narrativa: Wilt, Las tribulaciones de Wilt, ¡Ánimo, Wilt!, Reunión tumultuosa, Exhibición impúdica, Una dama en apuros, El temible Blott, Vicios ancestrales, Zafarrancho en Cambridge, El bastardo recalcitrante, La gran pesquisa, Lo peor de cada casa, Becas flacas, Wilt no se aclara y Los Grope. En 2010 ha sido galardonado con el Premio BBK La Risa de Bilbao.


Hay una frase de Mark Twain que dice que “las arrugas únicamente indican dónde han estado las sonrisas”, y en Librotea advertimos del peligro de registrar más arrugas en caso de hacer caso a esta estantería. Hoy recopilamos los mejores libros de humor de la historia en una lista no jerárquica y abierta a nuevas propuestas.


Wilt, de Tom Sharpe, ofrece giros inverosímiles y personajes más que peculiares. La novela del escritor británico es uno de los clásicos del género de humor, un ataque de risa asegurado que todo lector puede prolongar porque dio pie a una saga de cinco tomos. Otro libro que puede provocar que la risa se desborde hasta las lágrimas es Sin noticias de Gurb, el extraterrestre inventado por Eduardo Mendoza es ya, por derecho propio, uno de los personajes más célebres de la historia de la literatura española. La conjura de los necios, de John Kennedy Toole, ahonda en otros registros humorísticos, pero es otro indispensable en cualquier selección de títulos sobre el género.


El diario de Bridget Jones se convirtió en un fenómeno mundial gracias a su adaptación cinematográfica, pero lo cierto es que la novela de Helen Fielding también promete horas de risas. Título que comparte estantería con Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer, libro en el que el inclasificable David Foster Wallace relata su viaje en un crucero de lujo por el Caribe. Una radiografía mordaz de la cultura estadounidense, una dosis de humor altamente corrosivo.


Otros libros presentes en esta lista son las Memorias de un amante sarnoso, de Groucho Marx; Mi familia y otros animales, de Gerald Durrell, o El Código de los Wooster, de PG Wodehouse. Pero se abre la veda: ¿qué obras echas en falta? ¿qué libro es el que te hace reír hasta las lágrimas?

GALERIA : https://librotea.elpais.com/estante...-de-la-historia?id_externo_promo=elpais_humor
 
OTROS LIBROS DEL AUTOR
Albert Camus, más allá de 'El extranjero': un día para recordar al patrón de lo absurdo
El 7 de noviembre es el aniversario del nacimiento del padre del absurdo, que murió en un accidente de coche tras decir que ese es, precisamente, el modo más absurdo de morir


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Albert Camus

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07/11/2018

Un "absurdista": así se definía a sí mismo Albert Camus (Dréan [Argelia], 7 de noviembre de 1913 - Villeblevin [Francia]), que perdió la vida antes de tiempo en un accidente de tráfico, apenas un día después de haber asegurado que no había una forma más idiota de morir que en un accidente de coche. Del absurdo a la ironía. Hace hoy 105 años nació el que luego fue el segundo premio Nobel de Literatura más joven de la historia, con 44 años. Su ópera prima, 'El extranjero' (una lectura cuya versión original, 'L'étranger', es relativamente sencilla incluso para no avanzados en francés), ha quedado como un inmortal de la literatura, pero no es, ni de lejos, su única aportación a la literatura internacional.

Influido por la filosofía del danés Sören Kierkegaard y del alemán Friedrich Nietzsche, denominador común de los existencialistas, Camus afirmaba que la existencia es insignificante en sí misma y prefería considerarse un "absurdista". Entendía que la verdad y la moral son propias de cada individuo y que no se ajustan a modelos universales y absolutos. Su nombre está también estrechamente ligado a la historia de Francia, no sólo porque su pluma conmovió al mundocon obras como 'La peste' o 'El mito de Sísifo', o porque mantuvo una sonada polémica intelectual con el filósofo galo Jean-Paul Sartre,sino también porque su trayectoria recorre el pasado reciente de su país.






'La caída', de Albert Camus
Precisamente de esa pelea suya con Sartre nació otra de sus obras. En París conoció al filósofo y después de compartir una década de amistad, se enzarzó con él en una disputa que, aparentemente versaba sobre teoría filosófica pero con tintes profundamente políticos. Los dos, comprometidos con la izquierda, no se ponían de acuerdo en un aspecto de la vida: Sartre defendía la violencia inherente a la revolución social; Camus, por su parte, entendía que el fin no justifica los medios, máxima que analizó en 'La caída', publicado en 1956, un año antes de recibir el Nobel.

Trilogía sobre lo absurdo
Y sobre lo absurdo, no uno ni dos: Camus compagina su vida como redactor en inicios con la de joven pasional con una vida sentimental compleja —incluso fue pareja de María Casares, actriz gallega hija del político Santiago Casares Quiroga, quien fue presidente del Gobierno de la Segunda República, ya al final, hasta el alzamiento del 18 de julio—. Su ambición literaria le lleva a querer lanzar una trilogía sobre el absurdo a partir de una obra de teatro, 'Calígula', un canto a la libertad y a la justicia; un ensayo, 'El mito de Sísifo'; y su 'ópera prima', 'El extranjero'.


['El extranjero' de Camus: las claves secretas de una novela inmortal]

Y al igual que una obra nació de su pelea con Sartre, otra obra fue la culpable de su ruptura con el filósofo. 'El hombre rebelde' (1951) es una extensa exploración del mundo a través de sus revoluciones, de la francesa a la rusa, pasando por el marxismo, el anarquismo y otros momentos del mundo moderno; "dos siglos de rebeldía". Y para el final, un principio: 'El primer hombre' fue su última obra, la que estaba escribiendo cuando un accidente de tráfico acabó con su vida. No fue hasta 1994, 34 años después de su muerte, que vio la luz esta obra, de mano de su propia hija.

El libro, dividido en dos partes, es una perfecta autobiografía de Camus, encarnado en su álter ego, el pequeño Jacques Comery, cuyo padre murió en la Primera Guerra Mundial y casado con una menorquina analfabeta. Ésta era Catalina Elena Sintés, la segunda de nueve hijos de una familia humilde de la isla emigrada a Argel en busca de una mejor vida.

https://www.elconfidencial.com/cult...-nacimiento-aniversario-libros-obras_1640833/
 
FEDERICO GARCÍA LORCA
El cómic de Lorca: vida, muerte y homosexualidad, sin tapujos
Ian Gibson y Quique Palomo llevan a viñetas la vida del poeta sin dejar de lado sus aspectos más ocultos ni su asesinato


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Portada del cómic de Ian Gibson y Quique Palomo sobre Lorca.


JESÚS RUIZ MANTILLA
Madrid 8 NOV 2018



La pistola de una mano anónima apunta a su cabeza, cara a la muerte. El resplandor como tímido fondo de un cauto amanecer no borra la negrura de la noche. Olivos, pedruscos y la sombra del poeta rodean la fosa en los alrededores de Alfacar (Granada). Por la contraportada desfilan el resto de víctimas que acompañaron a Federico García Lorca en la hora final. A paso lento, le sigue Dióscoro Galindo, el maestro republicano y cojo de Pulianas. Al fondo, un guardia de asalto sujeta en lo alto del vehículo a uno de los banderilleros anarquistas —Francisco Galadí o Joaquín Arcollas— que cayeron también en aquella jornada de odio, sangre y hiel…

Es el dibujo elegido en la portada de Vida y muerte de Federico García Lorca(Ediciones B), el cómic que Ian Gibson y el dibujante Quique Palomo han creado conjuntamente. Muestra a Lorca sin tabúes ni tapujos. Su infancia en la Vega de Granada y su juventud en Madrid como inquilino de la Residencia de Estudiantes. Familia y amores clandestinos; triunfos globales —España y América— y los fracasos de sus intimidades. La proteína de su obra y el desperdicio que supuso su caída a manos de un escuadrón asesino. Una inmolación, con señales de escarmiento, a manos, dice Gibson, “de la que el poeta había llamado poco antes la peor burguesía de España: la granadina”.

No es fácil dibujar a un mito. Todo el mundo guarda en la memoria cualquier gesto, una fotografía, el sintagma de una sonrisa. “Existe una iconografía lorquiana”, comenta Palomo. “Dentro de esas circunstancias hay cosas que resultan fáciles y otras no tanto. La primera es que lo puedes caricaturizar. Existe en él una relación entre las cejas y la frente muy característica. Algo pasa con su barbilla, también”.

Su obsesión por la injusticia social era visible desde sus escritos iniciales, como su público y notorio antifascismo", asegura Gibson

Pero debe dar juego para 600 imágenes. “Con variaciones sobre esos elementos, se puede intentar”, asegura el dibujante. Y entre diversos escenarios que te conducen por una vida intensa. “Trazándole y estudiándole te das cuenta de que fue alguien que aprovechó su vida y sus circunstancias para ir a por todas”. Y eso que en ciertos aspectos no lo tuvo fácil. “Ser homosexual en las primeras décadas del siglo XX conllevaba demasiadas restricciones. Pero, por otra parte, eso produce en él unas revelaciones y cuestionamientos que enriquecen su obra”.

Su identidad sexual fue uno de los motores principales a exprimir en su afán creativo. “Todo un eje para el trabajo”, comenta Quique Palomo. Su crimen, también: “Aquella situación de caos y represión debía ser reflejada en nuestro cómic”. También el escarnio, enjaulado en una gélida coreografía de sombras, al mismo nivel que la alegría de vivir.

Como la que nos transmite desde su infancia, donde alternaba los juegos callejeros con su afición a representar misas. Su fascinación por los cómicos de la legua, los títeres y la música popular junto a un apego a la mística de la tierra y los arados, contagiada por su padre. O su juventud en Madrid, con sus inseparables Dalí y Buñuel. Anduvo enamorado del primero, con quien compartió escarceos y verdadera pasión, pero mosqueado a menudo con el otro, debido a ese empeño que tenía el aragonés en pasearle por burdeles para ahuyentar —o confirmar— sus sospechas de que fuera homosexual.


“Trazándole y estudiándole te das cuenta de que fue alguien que aprovechó su vida y sus circunstancias para ir a por todas”, según Palomo



Junto a ellos también desfilan por las páginas otros grandes cómplices del autor: Manuel de Falla, Andrés Segovia, Margarita Xirgu, sus poetas más o menos coetáneos… También amantes cruciales, caso de Emilio Aladrén. O los lugares donde se transformó y triunfó: Nueva York, Cuba, Buenos Aires. Un completo recorrido por la luz de su imán antes de que lo despeñaran en el martirio.

La complicidad entre Palomo y Gibson no ha fallado desde el primer momento: “Empatizamos enseguida”, afirma el hispanista experto en la figura del poeta. “Quique ya admiraba a Lorca, de modo que nada de empezar desde cero. Le pasé una sinopsis de su vida y obra y leyó mi biografía. En nuestras primeras sesiones decidimos poner mucho énfasis sobre la larga infancia del futuro autor en la Vega de Granada, raíz de su mundo. Y sobre la extraordinaria vitalidad creativa que le permitió elaborar en solo veinte años (1916-1936) un muy variado corpus literario hoy admirado y estudiado universalmente”.

Aparte de los temas ya mencionados, Gibson hace hincapié en otros: “Su obsesión por la injusticia social, visible desde sus escritos iniciales y su público y notorio antifascismo. La identificación con la Granada mestiza perdida desde 1492 y sobre la que Lorca creía que le había empujado a sentirse cerca de los perseguidos. Su compromiso con el programa cultural de la República y una incomparable combinación de dones, entre ellos, el de la música. La extraordinaria mezcla de lo popular y lo más contemporáneo característica en su producción…”, apunta el autor. Con ese deseo perpetuo de acercarse continuamente a lectores de todos los ámbitos y su afición al dibujo, a Lorca, sin duda, le hubiera encantado este guiño a la cultura popular en forma de cómic.


https://elpais.com/cultura/2018/11/06/actualidad/1541487872_621882.html


 
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