Libros, libros, libros

Hay una obra maestra, de Janos Szekely, que narra su infancia autobiografica a través de un sosias, y que triunfó como guionista en el Holliwood de oro, no me extraña, porque su novela la lees de un tirón a pesar de lo dura que es.

http://unlibroaldia.blogspot.com/2013/03/colaboracion-tentacion-de-janos-szekely.html

También conmueve la novela "Alondra", de Derzo Kosztolányi,
autor alabado por Sandor Marari, el autor de "El último encuentro" y "Divorcio en Buda"

http://www.lecturalia.com/libro/24370/alondra
 
12 libros para regalar en San Valentín (y quedar como un gentleman)

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11.02.2018 –
Se acerca el día de los enamorados y el libro se convierte en un regalo seguro. Esta es su oportunidad para quedar como un auténtico caballero.


GALERIA:
https://www.gentleman.elconfidencia...ibros-para-regalar-en-san-valentin_1513097/#0
 
CONFERENCIA ‘LA VOZ PÚBLICA DE LAS MUJERES’
¿Homero machista? La misoginia de hoy nació en la Antigüedad (según Mary Beard)
La editorial Crítica publica en nuestro país ‘Mujeres y poder. Un manifiesto’, que recoge dos conferencias de la intelectual británica


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Mary Beard, en una imagen de archivo. (EFE)

AUTOR
ALOÑA FERNÁNDEZ LARRECHI
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TIEMPO DE LECTURA9 min
13.02.2018 – 05:00 H.

Tres años antes del nacimiento del movimiento #MeToo, que promueve la denuncia y condena del acoso sexual, la académica británica Mary Beardpronunció una conferencia titulada ‘La voz pública de las mujeres’. En ella, la historiadora galardonada con el Princesa de Asturias de Ciencias Socialeshabló sobre la costumbre de silenciar a las mujeres y de cómo esta formaba parte de unos mecanismos “profundamente intrincados” en la cultura occidental. Y para asentar su tesis, Beard recurrió a una de las materias en las que es experta, la literatura clásica de Grecia y Roma. Pero también a la política actual, los 'trolls' y el lenguaje con el que aprobamos o condenamos ciertas conductas dependiendo del género del sujeto.

Los planteamientos y las conclusiones de la autora británica en aquella conferencia son hoy aún más importantes que cuando fue pronunciada, porque propone interesantes puntos de vista sobre la presencia de la mujer en la esfera pública y su relación con el poder. Dos asuntos de plena actualidad sobre los que podemos leer y reflexionar en ‘Mujeres y poder, un manifiesto’, el libro que la editorial Crítica ha publicado en nuestro país y que recoge las dos ponencias que Beard ha pronunciado recientemente al respecto.

“Madre mía, vete adentro de la casa y ocúpate de tus labores propias, del telar y de la rueca. El relato estará al cuidado de los hombres, y sobre todo al mío. Mío es pues el gobierno de la casa”. Estas palabras, que Homero pone en boca de Telémaco en la 'Odisea', son el primer ejemplo documentado de la Historia en el que un hombre le dice a una mujer que guarde silencio. Para la autora, tal y como lo plantea Homero “una parte integrante del desarrollo de un hombre hasta su plenitud consiste en aprender a controlar el discurso público y a silenciar a las hembras de su especie".



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Portada del libro publicado por Crítica.



A través de un punto de vista "amplio y distante", Beard propuso primero a su audiencia y ahora a sus lectores un análisis sobre la relación culturalmente complicada "entre la voz de las mujeres y la esfera pública de los discursos". Y reconoce que con ese enfoque espera que la sociedad pueda superar "el simple diagnóstico de la 'misoginia' al que recurrimos con cierta indolencia, pese a ser, sin duda alguna, una forma de describir lo que ocurre".

Para la académica británica, el arrebato de Telémaco no fue más que el primer caso de una larga lista de "fructuosos intentos no solo por excluir a las mujeres del discurso público, sino también por hacer ostentación de esta exclusión". Y aclara que también queda constancia, en contados textos clásicos, de mujeres que sí podían alzar la voz en público. Aunque para describirlas, los autores las encasillan en tres perfiles bien claros: las mujeres andróginas, las descaradas que ladran y gruñen (la gracia del habla no era para ellas) y aquellas que únicamente hablan sobre temas de mujeres. Perfiles tratados con desprecio por los hombres, cuya masculinidad como género venía definida por su discurso público y su oratoria, prácticas y habilidades con las que solo ellos contaban.

La voz de las mujeres
Los límites del discurso público de las mujeres no se quedaban solo ahí, y Beard también señala "el énfasis de la literatura antigua" sobre la autoridad de la voz grave masculina en contraste con la femenina. Según la autora, mientras algunos tratados enunciaban de forma explícita "que una voz aguda es indicativo de cobardía femenina", otros insistían en señalar que el tono y el timbre de las mujeres "amenazaba con subvertir no solo la voz del orador masculino sino también la estabilidad social y política".

Con estos precedentes no resulta extraño comprobar, en pleno 2018, que la tradición del discurso de género sigue vigente porque, tal y como señala la intelectual británica, "las técnicas de retórica y persuasión modernas formuladas en el Renacimiento", esas que forman parte de las tradiciones de debate y discurso público actuales, "se inspiraron indiscutiblemente en los discursos y manuales antiguos".

El lenguaje y los 'trolls'
Tras los impedimentos, las críticas y el encasillamiento del discurso público de las mujeres, quedan las reacciones a este. Y ahí también hay actitudes y prejuicios profundamente arraigados en nuestra "cultura, en nuestro lenguaje y en los milenios de nuestra historia". Porque cuando una mujer defiende una cuestión en público es habitual que sus discursos sean calificados de "estridentes" y su forma de hablar sea interpretada como un "gimoteo" o "lloriqueo". Descalificaciones que, para Beard, "apuntalan una expresión que sirve para despojar de autoridad, fuerza e incluso humor a aquello que dicen las mujeres". Algo impensable en el discurso de un hombre, para el que su autoridad reside en las "connotaciones de profundidad que aporta" su voz grave.

La exposición pública de Beard, a través de entrevistas en medios de comunicación o de su perfil en la red social Twitter, la ha llevado a experimentar de primera mano cómo las cuestiones de voz y género en el discurso público también están presentes en la hostilidad que circula por la red y en aquellos que la propagan, los 'trolls'. Para la experta en el mundo clásico, los insultos sexistas y los ataques a los perfiles femeninos son "una manera despiadada y agresiva de mantener a las mujeres fuera del discurso masculino". Unos patrones que para la autora encajan en las mecánicas propias del pasado y a las que "irónicamente, la bienintencionada solución que se recomienda a las mujeres ante semejantes improperios provoca el resultado que buscan los autores de los mismos: su silencio".

Para corregir estas actitudes, Beard propone "analizar las fallas y fracturas que subyacen en el discurso masculino dominante", porque aunque la cultura clásica es "en parte responsable de nuestras arraigadas convicciones de género en lo relativo al discurso público, también es cierto que algunos antiguos eran mucho más analíticos que nosotros en cuanto a estas convicciones". Y plantea la necesidad de esclarecer qué entendemos por "voz de autoridad" y "cómo hemos llegado a crearla".



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Angela Merkel y Hillary Clinton, en una imagen de 2011. (EFE)


Usurpadoras en pantalón
En su segunda conferencia, pronunciada en marzo de 2017, la escritora y pensadora se centra en las mujeres que han llegado al poder. "Mi premisa fundamental", explica, "es que nuestro modelo cultural y mental de persona poderosa sigue siendo irremediablemente masculino". Las razones para que esto suceda son dos: la fuerza del estereotipo cultural asociado al poder y los modelos masculinizados que existen de mujeres que sí ostentan ese poder. Mujeres como Hillary Clinton o Angela Merkel que se suman a la "convención del traje pantalón", según Beard, por dos razones: el "rechazo a convertirse en un maniquí, destino de muchas esposas de políticos" o "una táctica para que las mujeres parezcan más viriles y así puedan encajar mejor en el papel del poder".

Esta adaptación al entorno masculino también es trasladable a los aspectos de la retórica, y aquí Beard pone como ejemplo a Margaret Tatcher. La dama de hierro "reeducó su voz, demasiado aguda, para darle el tono grave de autoridad que sus consejeros creían que le faltaba", explica la intelectual, para posteriormente añadir que "este tipo de tácticas contribuye a que las mujeres sigan sintiéndose excluidas, imitadoras de papeles retóricos que no perciben como propios". Roles que, además, gracias al mito griego del "incuestionable desastre que provocan las mujeres cuando ejercen la autoridad", llegan marcados por la percepción de usurpación que muchas veces se produce ante una mujer poderosa porque "son usurpadoras, no usuarias del poder".



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Trump, convertido en Perseo sujetando la cabeza de Hillary Clinto, Medusa.


La referencia inevitable es aquí Medusa, uno de los símbolos más potentes de la Antigüedad sobre los peligros destructivos que implicaba el ascenso al poder de una mujer. La cabeza decapitada de una mujer, convertida en una criatura monstruosa tras ser violada por Poseidón, sigue siendo, hoy en día, el símbolo cultural de oposición al poder de las mujeres. Y queda constancia de ello en la red, con la superposición de la cara de Merkel en la imagen que Caravaggio pintó de Medusa. Pero también en las últimas elecciones estadounidenses, en que los partidarios de Donald Trump vendieron imanes, camisetas y demás parafernalia con su candidato representando a Perseo, con la cabeza de Medusa-Clinton en su mano izquierda. La evidencia de "hasta qué punto está integrada la exclusión de las mujeres del poder", según razona Mary Beard.

"Si no percibimos que las mujeres están totalmente dentro de las estructuras de poder, entonces lo que tenemos que redefinir es el poder, no a las mujeres", razona Beard antes de sugerir la necesidad de considerar el poder de una forma distinta. "Significa separarlo del prestigio público, significa pensar de forma colaborativa, en el poder de los seguidores y no de los líderes, significa, sobre todo, pensar en el poder como un atributo, e incluso como verbo (empoderar), no como una propiedad".

Por último, y a modo de epílogo, la autora señala que desde que pronunció ambas conferencias ha tenido la oportunidad de comprobar que "no es solo que las mujeres tengan más dificultades para triunfar, sino que se las trata con mayor severidad si alguna vez meten la pata". Y añade que "si escribiera de nuevo este libro desde el principio", dedicaría más espacio a defender "el derecho de las mujeres a equivocarse", por lo menos "de vez en cuando". Algo para lo que reconoce que no cuenta con un paralelismo en Grecia y Roma, pero de lo que hay suficientes ejemplos en la actualidad. Y si no que se lo digan a cualquier mujer que se dedique a la política.


https://www.elconfidencial.com/cult...y-poder-mary-beard-editorial-critica_1520671/
 
El tiempo regalado', el pequeño y delicioso libro que cambiará tu manera de esperar
La escritora alemana Andrea Köhlen, es una investigación literaria y filosófica, a veces densamente lírica y a veces de un costumbrismo encantador, sobre el hecho de esperar y los tipos de espera


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Tres personas esperan el autobús en el barrio de El Cabanyal, en Valencia. (EFE)

AUTOR
RAMÓN GONZÁLEZ FÉRRIZ
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TIEMPO DE LECTURA6 min
13.02.2018 – 05:00 H.

Nos pasamos la vida esperando. A que llegue el autobús, a que se acaben de cocer los macarrones, a que el médico nos atienda, a que entre un mensaje que creemos que puede cambiarnos la vida o simplemente distraernos. La vida es, en buena medida, lo que ocurre mientras estamos esperando. Si uno es creyente, esta vida es, básicamente, esperar a que llegue la otra. 'El tiempo regalado. Un ensayo sobre la espera' (Libros del Asteroide), de la escritora alemana Andrea Köhler, es una investigación literaria y filosófica, a veces densamente lírica y a veces de un costumbrismo encantador, sobre el hecho de esperar y los tipos de espera.

Algunas esperas son dolorosas. Por ejemplo, cuando uno espera a alguien a quien quiere, pero que llega tarde: “En primer lugar, seguramente pasaremos revista a los posibles motivos: el metro que se retrasa, un asunto impostergable en el trabajo, una tarea imprevista e inevitable. A continuación puede aparecer el enfado: ¡este, este siempre llega tarde! Después repasaremos los datos: lunes, tres y media, en el Café del Mercado. ¿Nos habremos equivocado? (…) El móvil suele poner fin a este proceso, a no ser que vuelva a salir el buzón de voz. De forma que seguimos adentrándonos en el monólogo, que ahora adopta quizá un matiz de pánico (…) ¿Y si no viene nunca más? Mejor será distraerse un poco hasta que llegue y podamos recibirle con un reproche o, mejor aún, con una generosa absolución”.

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'El tiempo regalado' (Libros del Asteroide)


Por supuesto, si quien espera no es simplemente alguien que teme ser despechado sino un filósofo, la espera no implica solo angustia, sino también pensamiento. Como cuenta Köhler, en el invierno de 1929-1930, “Martin Heideggerconvirtió la espera en una estación de tren en punto de partida sobre el ‘anhelo de ahuyentar el aburrimiento acelerando el tiempo’”. Heidegger esperaba en un “feo andén de un apeadero perdido”. De modo que salía a pasear por los alrededores mientras el tren llegaba. “Ahora -anotaba Heidegger- contamos los árboles de la carretera, y volvemos a mirar el reloj: justo cinco minutos desde el último vistazo”.


Pero la espera también oculta otros significados. “Hacer esperar es privilegio de los poderosos”, dice Köhler -algo que todos hemos experimentado ante la puerta del despacho de un superior-, y “la tortura de la espera se ha convertido en símbolo de la autoritaria arbitrariedad de todo aparato burocrático y quintaesencia de los estados dictatoriales”.

Por no hablar de la que es quizá la espera más angustiosa, la espera ante la enfermedad, la espera mientras -esperamos- se pasa el dolor.

Amable y punzante
'El tiempo regalado' es un librito amable y punzante al mismo tiempo (138 páginas elegantemente traducidas, más un erudito epílogo del filósofo Gregorio Luri). Como decía, oscila entre la lírica y el costumbrismo, y aunque en general yo suelo recelar de lo primero, lo cierto es que su mezcla de anotaciones sueltas, evocaciones literarias e ideas filosóficas funciona como un pequeño y preciso mecanismo; en cierto sentido, como un poema. Pero lo más interesante no es lo que provoca durante su lectura, sino después: a partir de ahora, no sé si voy a ser capaz de esperar -y me he dado cuenta de que paso muchas horas esperando- de la misma manera.

La reducción de la espera ha sido, en cierta medida, uno de los objetivos del avance de la sociedad industrial y tecnológica

La reducción de la espera ha sido, en cierta medida, uno de los objetivos del avance de la sociedad industrial y tecnológica. Los restaurantes de comida rápida intentan reducir al mínimo el tiempo que pasa entre que decides qué hamburguesa quieres comer y el primer bocado, de la misma manera que las empresas de ropa barata ya no te hacen esperar una temporada para ofrecerte la nueva colección; con internet, no hay que esperar a la mañana siguiente, ni siquiera al próximo telediario o boletín de noticias radiofónico para saber qué está pasando; por no hablar de Twitter. Pero es probable que esta reducción de los tiempos de espera, real como es, no haya acabado con la condición “esperante” del ser humano. Y, además, “no es lo mismo esperar que tener esperanza -dice Köhler-. La esperanza está del lado del futuro; la espera está atrapada en el instante. Uno tiene esperanza, uno confía en que ocurra esto o aquello, quizá no de inmediato, pero muy pronto. Cuando uno espera, en cambio, uno permanece en un estado de continua presencia, espera que algo que sucede en aquel momento pase, aunque quizá no pase nunca”. Esto sigue siendo tan cierto ahora como en los tiempos en que, por ejemplo, no había horarios para los trenes -un invento relativamente reciente- y el sistema de correos era la base de la comunicación y, en cierto sentido, de la civilización. A pesar de la sensación de velocidad, nuestra vida es una sucesión de tiempos muertos. Es probable que usted lea este artículo mientras espera a que ocurra otra cosa, y que no haya buscado esta lectura de manera premeditada.

El actual entusiasmo emprendedor parece alentarnos a no esperar ante nada, sino a actuar sin pedir permiso

Las nuevas expresiones filosóficas -que tan bien captan los libros de coaching y quienes se oponen a ellos- están obsesionadas con decirnos en qué debemos emplear nuestro tiempo. El actual entusiasmo emprendedor parece alentarnos a no esperar ante nada, sino a actuar sin pedir permiso, pensar solo en nuestra carrera y en nuestra reputación. A convertirnos en los jefes que hacen esperar a los demás, en vez de resignarnos a ser los tontos que esperan ante las puertas de los despachos. Algunos filósofos que mezclan quietismo con crítica marxista -véase la reciente y muy celebrada entrevista con Byung-Chul Hang en El País- afirman que todo tiempo dedicado a la producción conlleva una pérdida de valor, una autoexplotación, “la alienación de uno mismo”, en forma de patologías: somos anoréxicos o comemos demasiado, o nos convertimos en consumidores compulsivos, porque en realidad no sabemos qué hacer con nuestro tiempo.

Se trata de dos interpretaciones religiosas a la pregunta de qué hacer mientras no llega lo deseado. Creo que no hay que hacer caso a ninguna de las dos. Quizá lo más recomendable sea adoptar lo que Köhler llama un “prudente pragmatismo”: pensar que “algún día -si esperamos con paciencia- el mundo nos mostrará un rostro más amable”. Es una ficción, pero hasta que llega la muerte, quizá la más efectiva.

https://blogs.elconfidencial.com/cu...egalado-andrea-kohlen-esperar-libros_1520439/
 
La ‘Comedia sin título’ de Lorca ya tiene su final
Alberto Conejero completa en 'El sueño de la vida' los dos actos que quedaron sin escribir

ROCÍO GARCÍA
Madrid 14 FEB 2018 -

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Retrato de Federico García Lorca.

Durante años Alberto Conejero se fue asomando a la última línea del manuscrito inacabado de Comedia sin título, de Federico García Lorca, atendiendo a la voz que le llamaba desde allí y que le pedía reescribirla. Ha dejado a un lado su propio miedo y el ruido que podía generar, y se ha decidido a completar los dos actos de la obra de teatro que Lorca dejó inconclusa en un libro que, bajo el título de El sueño de la vida, es todo un diálogo con el poeta granadino. Editado por Cátedra y con prólogo de Emilio Peral, El sueño de la vida, del que se hará un montaje teatral, se presentó este lunes en Madrid, con la asistencia de la presidenta de la Comunidad, Cristina Cifuentes, y el consejero de Cultura, Jaime de los Santos, además de la sobrina del poeta, Laura García Lorca.

Conejero no ha pretendido “clausurar la potencia de Lorca, ni dar fin al texto”. “El sueño de la vida es un nuevo texto escrito en un vacío infinito, un diálogo entre lo que fue y lo que no pudo ser. Lo he escrito porque lo necesitaba, aun sabiendo que podía generar algunas incomprensiones, pero de eso habla precisamente Comedia sin título”

Ha buscado la imantación con Lorca y no la imitación. “He sentido en todo momento la compañía de Lorca. Mi imantación viene de lejos, de la lectura continua de sus textos y poemas, con los que me he ido contagiando de su espíritu. Los escritores somos todas las lecturas que nos han precedido y han ido conformando nuestra voz”, ha añadido Conejero.

La escritura de El sueño de la vida ha tenido, para su autor, mucho de juego. “El juego es algo sagrado que debemos defender en este imperio de lo útil, lo necesario y lo productivo”, ha señalado Conejero, que reconoce haber disfrutado mucho. “El conflicto sobre la verdad en el teatro y el amor se intenta aquí abriendo las puertas del teatro a los anhelos revolucionarios por un mundo más justo, pero también a las fuerzas más conservadoras y agresivas. Es insufrible que un teatro de la espalda a la realidad de su tiempo”. Así, el dramaturgo no se ve tan alejado de las creaciones contemporáneas puestas en escena con la obra de Lorca para darle un presente a estos materiales. “No se trata de pintar encima de un lienzo, sino de dialogar con él”.

El montaje teatral de esta obra se estrenará en Madrid, aunque todavía no hay fecha. Según Jaime de los Santos, ya se está trabajando en el proyecto, a cargo de un “gran director”, del que no quiso dar su nombre.

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Comedia sin título
Federico García Lorca
Entre otoño de 1935 y el invierno de 1936, García Lorca trabaja en una pieza teatral, la tradicionalmente denominada "Comedia sin título", que él mismo califica como "un drama social". De ella tan solo nos ha quedado el primer acto. En esta edición analizamos la dimensión "revolucionaria" de este auto moderno a partir de un extenso estudio introductorio que sitúa al poeta en los últimos años de su vida, decidido a remover los cimientos de un teatro caduco. Editamos, a la vez, el diálogo que Alberto Conejero —uno de nuestros más destacados dramaturgos— establece con Lorca (bajo el título de "El sueño de la vida") continuando en un segundo y tercer actos aquello que ominosas circunstancias forzaron a dejar inconcluso.
Colección: Letras Hispánicas
Páginas: 144
Publicación: 08 de Febrero de 2018
Precio: 9,65 €
ISBN: 978-84-376-3781-5
Código: 141796
Formato: Papel
Temática: Literatura>Lengua Española>Española>Siglo XX


https://elpais.com/cultura/2018/02/12/actualidad/1518442717_657690.html
 
Las primeras detectives de la literatura
Un libro recoge relatos de las primeras incursiones en la novela policiaca de escritoras y protagonistas femeninas en la época victoriana

CARMEN MORÁN
Madrid 19 FEB 2018



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Las escritoras Anna Katherine Green (izquierda) y Catherine L. Pirkis. HULTON-DEUTSCH COLLECTION/CORBIS VIA GETTY IMAGES / LIBRARY OF CONGRESS/CORBIS/VCG VIA GETTY


No crean que las mujeres detectives, sabuesas o investigadoras son cosa de la literatura policiaca de estos días. Ni mucho menos. Tampoco se agotó el modelo con Agatha Christie. El diario de Anne Rodway, publicado por Wilkie Collins en 1856 suele figurar como la primera historia protagonizada por una mujer detective, y las escritoras se incorporaron a este género apenas un cuarto de siglo después de darse por iniciado como tal con los famosos crímenes de la calle Morgue, de Edgar Allan Poe, en 1841. Muchas de ellas incluyeron a investigadoras en sus relatos. Fueron las primeras detectivas, valga el palabro, en un mundo cambiante donde también empezaba a haberlas de carne y hueso.

Aquellos personajes (las mujeres detectives) rompieron los principios de escayola de la época victoriana saltándose a la torera los roles establecidos. Unas porque eran pobres y necesitaban dinero que llevar a casa y las otras porque eran ricas y hacían lo que les venía en gana, todas se internaron en un mundo masculino hasta la médula, nutrido de criminales y policías en unas ciudades que entonces ofrecían poca protección y ningún sustrato científico para determinar la culpabilidad de los sospechosos. Anna Katherine Green escribió su primera novela policial, El caso Leavenworth en 1878 y pronto fue de lectura obligada en la Facultad de Derecho de Yale, porque incorporaba pruebas circunstanciales en sus relatos. También dio origen a esos finales en que se desentraña el caso en presencia de todos los sospechosos. Después vendría Miss Marple, pero ya la aguerrida detective Amelia Butterworth y Violet Strange habían dejado señales de su intrepidez en las páginas de la estadounidense Anna Katherine Green (1846-1935).

Entre finales del siglo XIX y principios del XX, muchas mujeres, y también hombres, dieron vida a muchachas sabuesas que se remangaban las faldas para perseguir a un ladrón en bicicleta, montaban en tren, se calzaban su sombrero y salían a las bulliciosas calles londinenses o neoyorquinas en busca de aventuras. Si el año pasado Antipersona publicó Ladronas victorianas. Cleptomanía y género en el origen de los grandes almacenes, de Nacho Moreno Segarra, ahora Michael Sims compila 11 relatos bajo el título Detectives victorianas. Las pioneras de la novela policiaca (Siruela), en un momento “más que oportuno”, a decir del director editorial de esta colección, Julio Guerrero, “para dar visibilidad a las escritoras que se lanzaron en pos de este género”. La antología “pretende rescatar todas esas voces femeninas que no se conocen tanto”, como la citada Anne Katherine Green, pero también las contemporáneas Catherine Louisa Pirkis o Mary E. Wilkins. Un buen puñado de hombres eligió asimismo a mujeres detectives, como George Sims. W. S. Hayward, Grant Allen o Richard Marsh, cuyas historias recoge el libro.

A través de estos personajes femeninos los lectores pueden hacerse una idea cabal de la época en que se desenvolvían las mujeres en empleos mal vistos. En prácticamente todos los relatos, las investigadoras ponen excusas para trabajar en esos márgenes, bien sea la pobreza o la necesidad de ayudar a alguien, como una forma de redimirse por participar en aventuras impropias de señoritas. Pero las autoras, sobre todo, aprovechan también a sus protagonistas para lanzar alegatos marcadamente feministas, un movimiento que vivía entonces una época de grandes logros, con las sufragistas poniendo el sistema patas arriba.


Del caballo al tren
Estas obras encontraron un gran desarrollo y sus mejores escenarios en las ciudades anglosajonas, que entonces bullían con los avances de una revolución industrial muy consolidada. Por las calles de Londres y Nueva York se caminaba entre coches de posta y bostas de caballos, látigos, bicicletas y periódicos voceados por niños con gorra. Rateros, pillos y criminales en un tiempo de embrionarios proyectos para una policía profesional. Aquella sociedad se desperezaba de un siglo a otro entre el ruido y la carbonilla de los trenes, o como dice Michael Sims, en el clarificador prólogo del libro, “el siglo victoriano entró conducido por caballos y salió tras una máquina que escupía humo y se alimentaba de carbón”, en la que se diseñaron dorados y cojines de terciopelo para que viajara la reina y vagones de madera cruda donde se hacinaban los menesterosos. También ruedan automóviles, como el que conduce la detective Madelyn Mack con su amiga periodista Nora Noraker en El hombre que tenía nueve vidas, de Hugh C. Weir.

Pero de lo que se enamoró Inglaterra fue de los “caballos de hierro”. “Cómprese una bicicleta”, decía Mark Twain. “No lo lamentarán si viven para contarlo”. Y no exageraba, porque los accidentes se sucedían entre las mujeres ciclistas debido a los muchos adornos y la largura de sus faldas, que se enganchaban en los engranajes de las bicicletas, para regocijo de los sectores conservadores, que no veían con buenos ojos que las señoras sentaran sus reales en ese aparato del demonio.

Transitando por estos relatos verán también la evolución de un género literario que empezaba con toques oscurantistas y esotéricos —cuando los forenses pensaban que las mujeres asesinas solían ser peludas y de formas masculinas—, hasta dar cabida a los avances científicos. Se olvida con facilidad que hubo un tiempo en que nada se sabía de huellas dactilares, ni de ADN ni siquiera se podía determinar si la sangre derramada era de persona o animal.

En lo científico se han dado pasos de gigante; los coches de caballo son ahora aviones supersónicos; y la calaña criminal no deja de perfeccionar sus mañas. Sin embargo, ¿cuánto ha avanzado la lucha de la mujer por demostrar su capacidad sin pedir permiso ni poner excusas? Algunos párrafos reivindicativos de estos relatos siguen hoy en plena vigencia.


https://elpais.com/cultura/2018/02/14/actualidad/1518608922_542165.html

 
millas.jpg EL ORDEN ALFABETICO

JUAN JOSE MILLAS


¿Es posible vivir en dos mundos diferentes y cambiar de uno a otro siempre que lo deseemos? ¿Es posible una realidad que se ordene de acuerdo con la primera letra de cada palabra? ¿Qué pasaría si en este orden alfabético se empezaran a perder letras? En esta novela Juan José Millás recrea con ingenio la existencia de un mundo ficticio que, en el fondo, puede que no nos resulte tan extraño.

https://www.casadellibro.com/libro-el-orden-alfabetico/
 
La librería flotante más grande del mundo pone rumbo a México
El barco cuenta con más de 5.000 títulos y en marzo llegará a Centroamérica


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El buque Logos Hope. LOGOS HOPE EFE


El barco Logos Hope es considerado la librería flotante más grande del mundo. Lleva desde 2009 recorriendo los diferentes puertos de Europa, América, Asia y África para vender libros a precios moderados. Cuenta con más de 5.000 títulosy sus próximos destinos serán Guatemala y México, países a los que llegará en marzo.

"Es una historia maravillosa porque todas las personas que visiten nuestra embarcación tendrán la oportunidad de compartir sus costumbres y cultura con la tripulación constituida por voluntarios de más de 60 países", afirma el responsable de prensa a bordo del buque, Pavel Martínez.

Logos Hope llegará a Puerto Barrios, Guatemala, el próximo 3 de marzo, donde estará hasta el 22 para poner rumbo a varias localidades costeras de México como parte de su gira por Latinoamérica, que comenzó en enero en Cartagena, Colombia.

En el barco, que cuenta con 132 metros de eslora, los visitantes podrán disfrutar de la literatura de todo el mundo, eventos culturales, conferencias, conciertos, obras de teatro y talleres. "Nuestra oferta es diferente en cada puerto", asegura Martínez.

"Otro punto relevante es que ofrece donaciones de libros en orfanatos y escuelas de pocos recursos, filtros purificadores de agua y gafas de lectura en zonas vulnerables. Además, participa en proyectos de construcción o renovación en centros comunitarios", añade.

La entrada al buque Logos Hope es gratuita para niños y personas de la tercera edad en todos los puertos de la travesía. El resto de los visitantes sí deben pagar, aunque "el precio será mínimo", matiza Martínez.

El Logos Hope ha recorrido Asia, Ámerica, África y Europa, donde más 46 millones de personas ya han visitado el enorme barco. Sin embargo, le preceden los barcos Logos, Logos II y Doulos, cuya navegación se inició en 1970. Desde entonces, estas embarcaciones han visitado ya más de 151 países.

En 2004, Logos Hope fue adquirido por la empresa OM Ships International, una organización operadora de barcos asentada en Alemania que promueve el intercambio cultural, servicio comunitario y librerías flotantes. Fue en 2009 cuando este comenzó su misión como enorme librería flotante desde Koeger, Dinamarca, con miles de voluntarios de países de todo el mundo. Tras su paso por México, el barco pondrá rumbo a países como Panamá, Guatemala, El Salvador o Nicaragua.


https://elpais.com/cultura/2018/02/20/actualidad/1519119611_726453.html

 
Y con Machado suman 1.000
La editorial Visor llega al millar de volúmenes de poesía y cumple 50 años con un
homenaje al autor de ‘Campos de Castilla’ de 85 escritores españoles y latinoamericanos


JORGE MORLA
Madrid 19 FEB 2018 -
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El editor Chus Visor, en la librería de su editorial en Madrid. SAMUEL SÁNCHEZ


La poesía en español tiene las tapas negras desde hace mucho. Jesús García Sánchez, Chus Visor (Madrid, 1945), recibe en su despacho de la madrileña librería Visor. Cuatro paredes altas repletas de libros y sobre la mesa un manojo de folios abrazados por gomas: la poesía completa de Vázquez Montalbán, que pronto publicará la editorial que dirige. El mismo año que cumple medio siglo desde su fundación, la colección de poesía Visor alcanza su número 1.000, y lo celebra con un libro en el que 85 poetas españoles y latinoamericanos le dedican sus versos a Antonio Machado.

Este libro 1.000 lleva por título Estos días azules y este sol de la infancia, una línea escrita que se encontró en un papel arrugado dentro del abrigo de Machado cuando el poeta murió en Colliure en 1939. ¿Sus últimos versos? ¿Un arranque de un poema? ¿Un poema en sí mismo? “No está claro”, reflexiona Visor. “Pero la idea era que los poetas que participaran en este número 1.000 continuaran el poema”. “Los poetas” son gente como Bernardo Atxaga, Antonio Colinas, Cristina Peri Rosi, Juan Carlos Mestre o la recientemente fallecida Claribel Alegría. Algunos han seguido las directrices aunque, confiesa Visor, la mayor parte ha hecho lo que les ha dado la gana, como debe ser. “Sin embargo, y para ser poemas de encargo, han salido buenos”, juzga el editor.

Casi 50 años después —el primer libro de la colección, de Rimbaud, se publicó a finales de 1968— muchos de los libros que ha editado rondan la cabeza de Visor. ¿Cuál ha sido su mayor éxito? “El de Joaquín Sabina”. ¿Qué autor debió tener más suerte de la que tuvo? “Muchos. Claribel Alegría, Pablo García Baena. Margarit. Monterroso”. ¿El autor que más le costó publicar? “Benedetti. Fueron muchos años detrás de él, no quería publicar mientras viviera Franco”. ¿Alguna espina clavada? “Sí, pero se me quitan, no soy rencoroso”. ¿Un autor que recomiende? “En español: Elvira Sastre. Extranjero: Szymborska”

Precisamente, un poema de Wislawa Szymborska dice que a algunos les gusta la poesía. “A algunos / es decir, no a todos. / Ni siquiera a los más, sino a los menos. / Sin contar las escuelas, donde es obligatoria, / y a los mismo poetas, / serán dos de cada mil personas”. ¿Ha visto Chus Visor que ese cálculo cambie a lo largo de su vida como editor? “Esa cifra ha subido mucho: nunca ha habido tantos lectores de poesía en España como ahora”, explica. “Otra cosa es qué tipo de libros leen. Pero cuanto más se edite, mejor para todos. Luego, que sea bueno o que sea malo, es mucho decir, pero lo importante es que la gente se acostumbre a leer poesía”.

¿Y el gusto del Propio Visor, ha mutado? “Mucho. Al principio me interesaban una serie de cosas que ahora me interesan poco. Cuando eres joven te interesan las nuevas experiencias, lo experimental… Ahora me interesa la poesía clara”, explica antes de soltar una confesión inesperada: “Desde hace cinco años para acá, leo muchísima más novela que poesía. Son cosas de la edad. No sé si es que la poesía ya te aburre un poquito, o si ya estás harto… Ahora ya casi leo lo que edito, y lo que leo por obligación. Antes estaba interesado en qué se publicaba en Perú, en México, suscrito a todas las revistas”.

Al otro lado del charco
Sin embargo, al otro lado del Atlántico se desarrollan dos de los proyectos más interesantes de Visor, que abrió una sede en Colombia en 2014. “En México, en Perú, en Argentina, siempre ha habido poetas importantes. Pero en España hemos sido muy cerrados”, cuenta el editor. “En Latinoamérica el plan de Visor es editar alguno de los libros más significativos, lanzar a algunos poetas latinoamericanos, dar a conocer a algunos poetas españoles… Pero poco a poco, que esto es poesía”. Visor ha cruzado el Atlántico seis veces desde que empezó 2017. Buen ritmo. Festivales de poesía, la FIL de Guadalajara, homenajes en Chile y México… “Homenajes en España no, eh”, apunta, burlón. El día después de esta entrevista, Chus Visor coge un vuelo Nicaragua.

“Mil títulos de Visor son un tesoro de la poesía en español”, apunta desde allí la poeta nicaragüense Gioconda Belli (Managua, 1948), que participa en el libro 1.000. “Como editor Chus Visor no anda con medias tintas; su sinceridad es auténtica y más de una vez lo ha puesto al centro de ardorosas polémicas. Pero en América Latina ha contribuido a sentar un canon de calidad que no se discute”, señala Belli. El año pasado, Visor abrió una filial en México, en alianza con Círculo de poesía. “Visor ha educado a varias generaciones de poetas aquí”, cuenta Alí Calderón (Ciudad de México, 1982), que pertenecía a Círculo de poesía antes de entrar a formar parte de Visor y que también participa en el libro de poemas a Machado. “Ha sido la vía de entrada del canon occidental al continente, de los clásicos a los últimos Nobel”, resume.

Para terminar, una confesión. ¿Chus Visor trata mejor a los autores que son del Atleti, verdad? “Por supuesto”, dice socarrón quien lleva más años de socio colchonero que de editor. “El Atlético de Madrid es la lírica. Aunque con Simeone ha cambiado un poco el guion. Ahora es la épica. Lírica y épica juntas”. Habla del Atleti y se le ilumina el rostro. Al final es un poco lo mismo: ¿Papá, por qué somos lectores de poesía?

¡VIVA LA PESTE NEGRA!


J. RODRÍGUEZ MARCOS

Como Anagrama, Tusquets o Lumen, Visor forma parte de aquellas impetuosas editoriales independientes que, nacidas al final del franquismo, alimentaron a los lectores de la democracia. Podría decirse, de hecho, que Jesús García Sánchez ha jugado en la poesía un papel parecido al de Jorge Herralde en la narrativa. Si los libros amarillos de Anagrama fueron, según sus competidores, la “peste amarilla”, los negros de Visor serían la “peste negra”: están en todas las librerías y en todas las casas donde haya un lector. Acaso porque es de los pocos de su quinta que no ha pasado a engrosar una multinacional, Visor representa en el ecosistema libresco algo así como la clase media. Las colecciones de poesía tienen su aristocracia (La Veleta, Galaxia Gutenberg), sus clásicos populares (Alianza, Cátedra), sus nichos felizmente irreductibles (Torremozas), su rincón entre los novelistas (Lumen, Tusquets, la planetaria Fundación Lara), sus francotiradores con vocación de ejército (Huerga&Fierro, Bartleby, Igitur, Linteo, Vaso Roto), sus maravillosas startups (La Bella Varsovia) y, desde el estallido de Internet, su Ibex 35 (Espasa, Aguilar). Sellos como Hiperión, Pre-Textos, Renacimiento o Visor llevan décadas construyendo catálogos sin los que todo lo anterior no se entendería, igual que no se entendería una ciudad en la que solo hubiera indigentes y multimillonarios.

Levantar una colección de mil títulos está al alcance de pocos. Que el primero fuera Una temporada en el infierno, de Rimbaud (icono del irracionalismo) traducido por Gabriel Celaya (icono de la poesía social) da una idea de que Chus Visor sabe dónde está el punto medio.

https://elpais.com/cultura/2018/02/17/actualidad/1518823010_261240.html
 
PLANETA LANZARÁ 500.000 EJEMPLARES

'Las hijas del capitán', la nueva novela de María Dueñas llega a librerías el 15 de abril
El libro de la escritora superventas inde homenaje a la colonia española que residió en Nueva York durante las primeras décadas del siglo XX


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María Dueñas. (Ricardo Martín)

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22.02.2018 –

'Las hijas del capitán', ese será el título definitivo de la nueva novela de la escritora superventas española María Dueñas en Planeta que desembarcará 500.000 ejemplares en las librerías de nuestro país y de América Latina el próximo 12 de abril. En sus páginas, y según ha informado su sello editorial, Dueñas rinde homenaje a la colonia española que residió en Nueva York durante las primeras décadas del siglo XX,concentrada en varios enclaves legendarios, entre los que se encontraba la calle Catorce, entre la Séptima y la Octava Avenida. En estos barrios transcurría, en gran medida, la vida de los casi 40.000 inmigrantes procedentes de todos los rincones de España, que en el momento de la trama -años 30- trabajaban con coraje para construir una vida en la gran ciudad.

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'Las hijas del capitán'. (Planeta)


En este universo neoyorquino arranca su andadura la pequeña casa de comidas El Capitán, hasta que la muerte accidental de su dueño, el malagueño Emilio Arenas, obliga a sus hijas veinteañeras a asumir las riendas del negocio. Abatidas y acosadas por la urgente necesidad de sobrevivir, la hermosa Victoria, la resolutiva Mona y la talentosa Luz se abrirán paso entre rascacielos y compatriotas, pasiones, adversarios y la ilusión de transformar el local heredado en un night club.

En su camino, las hermanas Arenas se cruzarán con algunos personajes históricos que pululaban por el Manhattan de aquellos tiempos, como el músico Xavier Cugat, las semblanzas de Gardel y Margarita Cansino -Rita Hayworth- y el verdadero conde de Covadonga, exheredero al trono de España que acababa de renunciar a sus derechos por casarse con una hermosa cubana.

'Las hijas del Capitán' narra la historia de estas tres jóvenes que cruzaron un océano, se ubicaron en una ciudad deslumbrante y lucharon con arrojo para encontrar su destino. A lo largo de más de 600 páginas, viajaremos con ellas a ese Nueva York fascinante, donde los inmigrantes españoles trabajaban para levantar una metrópolis que fue llenándose de rascacielos, tráfico rodado y adelantos tecnológicos.

Las anteriores novelas de María Dueñas, 'El tiempo entre costuras', 'Misión Olvido' y 'La Templanza', han conquistado a millones de lectores y han confirmado a su autora como una de las escritoras más leídas en todo el mundo. Ha sido traducida a más de 35 lenguas.

Editorial Planeta comenzará a distribuir 'Las hijas del Capitán' en América Latina a partir del 12 de abril. En catalán saldrá publicada bajo el sello Columna Edicions (Grup 62).


https://www.elconfidencial.com/cult...s-los-hijos-del-capitan-nueva-novela_1525745/
 
TESTIGO DE UNA ÉPOCA
'Forges' dibujado: José Mª Nieto, Julio Rey y 'Peridis' recuerdan al maestro
El viñetista ha muerto en Madrid a los 76 años después de más de 50 años de originalísima carrera en la que diseccionó con tanta agudeza como cariño los males de nuestro país


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Antonio Fraguas, 'Forges'. (EFE)
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DANIEL ARJONA
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22.02.2018 –

Aquella fue su viñeta más triste, también la más icónica. El reconocible perfil de Madrid con su Pirulí y sus Torres Kio inclinadas se desangraba en negros goterones acompañado de una leyenda parca y estremecedora: "Madrid, te quiero". Los atentados del 11 de marzo de 2004 en la capital acababan de segar la vida de casi 200 personas y la imagen de 'Forges' en El País, rápidamente difundida en la Red y estampada en pancartas y camisetas, se convirtió en todo un símbolo gráfico de aquellos días convulsos. El humorista que tan bien nos supo hacer reír, era capaz también, si la realidad nos golpeaba fieramente, de convocar nuestro llanto.



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Viñeta de 'Forges' publicada en El País en el 12 de marzo de 2004


Antonio Fraguas ha muerto hoy en Madrid a los 76 años, la misma ciudad en la que nació en 1942, a la que tantas viñetas dedicó a lo largo de una extraordinaria carrera de más de medio siglo como periodista y dibujante pero también como prolífico autor de todo tipo de libros ilustrados, director de dos películas o comentarista enamorado de la radio además de creador de un originalísimo lenguaje propio que hizo suyo el acervo popular. Sus dibujos jalonan la historia del periodismo español desde la Transición en medios como Pueblo, Informaciones, Diez Minutos, Hermano Lobo, El Jueves, Interviú, Diario 16, El Mundo y, desde 1995, en El País, donde publicó diariamente su viñeta hasta hoy mismo, el día de su fallecimiento.

Sus compañeros de profesión, los humoristas gráficos que cada día atrapan la realidad en esos deformados espejos del callejón del Gato que son sus ilustraciones, le recuerdan hoy con admiración y con cariño.

Para Josá María Nieto, de ABC, "'Forges' fue para el humor gráfico en España el equivalente a Francisco Umbral para nuestro columnismo, aquel a quien todo el mundo copiaba. O dicho mejor de otra manera: existe un momento fundamental en la carrera de todo humorista gráfico en el que debe plantearse dejar de copiar a 'Forges' para buscar un camino propio". Según Nieto, la vis cómica del fallecido dibujante era extraordinaria, "ejercía como un auténtico creador del lenguaje que, además, era capaz fácilmente de hacerte reír a carcajadas".

"Fue para el humor gráfico en España el equivalente a Umbral para el columnismo" (José María Nieto, de ABC)


Julio Rey, del tándem Gallego & Rey que se ríe de la actualidad cada día desde las páginas de El Mundo, recuerda a 'Forges' como "más que un dibujante, un grandísimo sociólogo de la realidad de España que supo contar a su manera". Rey ha explicado muy emocionado a este medio que el creador de los 'blasillos', de las viejas de pueblo o de esas mujeres que leen en el sillón mientras observan aburridas a los cazurros de sus maridos, "fue además un hombre generoso que me hizo su amigo. Antonio era poliédrico, mostraba muchas vertientes y podría decir que además de protagonizar un capítulo fundamental de nuestro viñetismo también lo fue de nuestra historia. Inventó una España en la que a todos nos gustaría vivir".

"Más que un dibujante ejerció como un grandísimo sociólogo de la realidad de España" (Julio Rey, de Gallego & Rey -El Mundo)


Por su parte José María Pérez, más conocido como 'Peridis' por sus viñetas en El País, ha rememorado esta mañana a Forges en el programa Más de Uno de Onda Cero como un nombre "inmortal" del periodismo español. "No ha habido nunca en la Historia de España un humorista tan popular como Forges" y ha añadido que el madrileño "es inmortal, pero no queríamos que se muriera, tenía derecho a estar con nosotros y alegrarnos la vida". Peridis ha asegurado que en los años en los que se forjaron los pinceles de 'Forges' "los humoristas fueron la aviación que bombardeó, con humor, todo aquel lenguaje hueco de aquella época. Fueron el bálsamo de la Transición".

"Es inmortal, pero no queríamos que se muriera, tenía derecho a estar con nosotros y alegrarnos la vida" ('Peridis' - El País)

Forges... y Borges
A Forges le encantaba recordar en entrevistas esta anécdota que recogió por primera vez el escritor Carlos Cañeque.

Un Borges ya anciano andaba un buen día de visita por nuestro país cuando una urgencia dental le hizo acudir a un dentista de Sitges que, al terminar su tarea, le pidió emocionado que le firmara un libro suyo que tenía en la consulta. El escritor, completamente ciego desde hacía ya mucho años, firmó educado el libro ante el pasmo de sus acompañantes que no se atrevieron a decirle que aquel volumen no era en realidad suyo.

Era un libro de Forges.

D.E.P

https://www.elconfidencial.com/cult...bituario-dibujante-periodismo-espana_1525625/
 
Literatura
La espantosa experiencia voluntaria de Luce d'Eramo en los campos de concentración nazis
    • IRENE HDEZ. VELASCO
    • Madrid
  • 15 FEB. 2018 09:06
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Luce d'Eramo y su segunda vida. Tras la sus penurias en la II Guerra Mundial se dedicó a escribir sobre aquel horror. ARCHIVO MARCO D'ERAMO


Se publica 'Desviación', las memorias de la hija de un jerarassta italiano que a sus 18 años se topó con el horror en Alemania




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Érase una vez una joven guapa y rebosante de salud que vivía con sus padres fascistas en el castillo de Bassano, en la provincia italiana de Vicenza, en el norte de Italia. Se llamaba Lucette porque había nacido en Francia, pero todos la conocían como Luce o Lucetta. Su padre había sido piloto y por aquel entonces, en 1944, en plena II Guerra Mundial, ocupaba el cargo de subsecretario de Aviación de la República de Salò, el Estado títere de los nazis con Benito Mussolini a la cabeza que ocupaba buena parte de los territorios italianos controlados militarmente por los alemanes.

Lucette tenía 18 años y muchas dudas. Era una buena fascista, sí, pero cada vez le inquietaban más las críticas y reproches que escuchaba contra los suyos, las voces que por ejemplo aseguraban que los nazis habían puesto en marcha campos de trabajo y de concentración en los que trataban como auténticos animales a quienes allí se encontraban.

«Después de mucho pensar, comprendí que la única manera de saber quién estaba en posesión de la verdad, si los fascistas o los antifascistas -se decían tantas cosas que nadie alcanzaba a entender nada-, era averiguarlo personalmente. Para ello,entendí que lo mejor para mí era ir a aquellos lugares de los que se decían las cosas más impactantes: los lager nazis», escribiría muchos años después en Desviación, un brutal libro autobiográfico en el que a lo largo de 500 páginas Lucetta, Luce d'Eramo, relata las terribles experiencias que durante la II Guerra Mundial vivió en primera persona, en sus propias carnes.

Más de 30 años le llevó escribir ese libro escalofriante que vio la luz en la Italia en 1979, que se convirtió inmediatamente en un súper ventas y que sin embargo sólo ahora acaba de publicarse en España de la mano de la editorial Seix Barral.

Fue el 8 de febrero de 1944, con 18 años, cuando Luce d'Eramo se escapó de su casa y, con los retratos de Hitler y de Mussolini en la mochila, se presentó voluntaria para ir a Alemania en calidad de simple obrera. Ingresó en un campo de trabajo cerca de Fráncfort, la IG Farben, donde enseguida se quedó espantada al ver las atroces condiciones en las que se encontraban muchos de los prisioneros de guerra obligados a trabajos forzados. Hasta el punto de que, junto con algunos compañeros, organizó una huelga.

Resultado: la detuvieron, la mandaron primero a prisión primero y después al campo de concentración de Dachau, en el que más de 200.000 personas procedentes de más de 30 países fueron recluidas durante la II Guerra Mundial. «En las 12 semanas que pasé en Dachau no dejó ni un segundo de asombrarme la increíble cantidad de padecimientos que el organismo humano puede soportar», confiesa. Podría haberse librado de todo aquello con tan sólo sacar a relucir que su padre era un jerarca de la Italia fascista. Pero eligió no hacerlo.

En Dachau, Lucetta formaba parte del grupo destinado a limpiar las alcantarillas y las cañerías de desagüe de la ciudad de Munich y alrededores. «Lo peor era cuando nos llevaban a las aldeas a vaciar los pozos negros: allí no hay cañerías. Cuando los pozos negros están llenos hay que vaciarlos con cubos y, una vez hecho esto, bajar al interior. Sólo entonces nos daban máscaras y botas de goma, y estábamos metidos en la mierda hasta que hubiéramos acabado. Muchos enfermaban, y había quien moría intoxicado», revela.

Lucia, alter ego de Luce d'Eramo en Desviación, logró escapar de Dachau aprovechando un bombardeo inesperado durante el tiempo de trabajo. Se ocultó un par de meses en Munich, esforzándose siempre por no llamar la atención. «Desde Dachau me he puesto un objetivo: pasar inadvertida, confundirme por completo con la masa. No quiero morir», escribiría. «Sólo tengo 19 años, pero siempre se me olvida. Luego cuando me acuerdo es como un descubrimiento, y me alegro en parte porque tengo toda la vida por delante, pero enseguida me pongo triste, me entra un miedo terrible al futuro, siento que no podré vivir después de todo esto».

Tras vicisitudes varias, acabó en Maguncia, una ciudad alemana a orillas del río Rin. Era el 27 de febrero de 1945, la localidad acababa de sufrir tres horas de bombardeos salvajes y los americanos estaban a punto de entrar en ella en cualquier momento. «Para nosotros la guerra había terminado», recuerda.

Salió a festejarlo con un amigo cuando pasaron junto a una casa que se había derrumbado. En la puerta, una chica alemana suplicaba a los viandantes que la ayudaran a salvar a su familia. Luce D'Eramo, junto con otras 10 personas, decidió echarle una mano. Se encontraba en medio de los escombros cuando una bomba de fósforo de efecto retardado estalló y un muro le cayó encima. A partir de ese momento, y hasta su muerte en 2001, sus piernas quedaron inmovilizadas. Además, sufría incontinencia fecal y urinaria.

Comenzó otro infierno, que Luce d'Eramo narra con la misma crudeza y sencillez que el resto de vivencias, con un estilo despojado de ornamentos pero absolutamente fiel a la realidad. «Yo, yo clavada a una silla de ruedas para toda la vida, entre orina y mierda», recuerda al enterarse de su diagnóstico, después de pasar varias semanas en la sala mortuoria de un hospital entre cadáveres y moribundos.

Pero aunque es una autobiografía, Desviación es sobre todo un libro de memorias. O, mejor dicho, un libro sobre la memoria. «Si mi madre tardó más de 30 años en escribir Desviación fue porque tuvo que desenterrar su propia memoria, hacer un largo y fatigoso recorrido para recordar lo ocurrido realmente, por reconquistar el pasado, por dejar de lado las mentiras que nosotros mismos nos contamos con frecuencia», explica a EL MUNDO Marco, su hijo.

Porque cuando concluye la II Guerra Mundial y Luce D'Eramo regresa a Italia, se encuentra con un mundo en blanco y negro, dividido férreamente entre víctimas y agresores. Un mundo en el que las víctimas, por el mero hecho de serlo, se convierten en buenas y bondadosas. «Y eso es falso. Entre las víctimas también había carniceros, como decía mi madre, a quien siempre le interesó la zona gris», subraya Marco.

Por eso, porque iba contra las ideas preconcebidas, a Luce D'Eramo le costó tanto desenterrar la verdad de lo sucedido, separar en su memoria lo falso de lo verdadero. Y por eso, por contar en Desviación no sólo los horrores cometidos por los nazis sino también las miserias de las víctimas, cómo algunas «se peleaban entre ellas como fieras por un cigarrillo, un nabo, un hombre, se denunciaban la una a la otra a los Kapos o a los SS» o se «abrían de piernas» para conseguir un trozo de papel de periódico con el que envolverse los pies y para caminar los cinco kilómetros que separaban el lager de la fábrica, hubo editores que rechazaron publicar su libro. «Y hubo también uno que se negó a publicarle una recopilación de relatos al percatarse de que era discapacitada e iba en silla de ruedas», subraya su hijo.

Pero aunque a su regreso a Italia Luce d'Eramo vivió una existencia plena e intensa, se casó, tuvo un hijo, se licenció en Filosofía y Letras, se separó, frecuentó a intelectuales como Alberto Moravia, Elsa Morante o Cesare Zavattini y escribió de modo incansable, siempre le interesaron precisamente esas incómodas zonas grises y siempre se sintió una marciana que no encajaba en las categorías preestablecidas. De hecho, su último libro, una suerte de testamento espiritual, se titulaba precisamente así: Yo soy una extraterrestre.


http://www.elmundo.es/cultura/literatura/2018/02/15/5a8484a4ca474165318b45af.html
 
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